LA BRÚJULA
Sororidad
La palabra Sororidad es una expresión cada vez más usada, su divulgación responde al anhelo de hermandad y fraternidad entre las féminas del mundo, muchos hombres también se han unido a esa palabra y la mantienen como un referente de unión e igualdad entre las personas.
La disposición de neutralidad que exponen algunas mujeres con respecto a esta palabra reabre directamente una vieja consigna que aparta la idea básica de unidad y concordia entre las mujeres que habitan el planeta. Quizás todos los acontecimientos constatados que exteriorizan a la mujer en un estado de desigualdad y exclusión manifiesta, no compaginan con la lentitud que avanza el entendimiento de esta bellísima palabra. Infortunadamente, algunas mujeres al descubrir su significado huyen directamente de ella, y, piensan erróneamente que la palabra representa un feminismo asociado a una señal de libertad malentendida y un encubrimiento de actitudes que detestan y desprecian, la tergiversada interpretación corresponde a la No solidarización entre las mujeres a propósito de No ayudarse ni apoyarse en cuestiones que reclaman la justicia plena y a No facilitar que las mujeres busquen sin complejos el lugar que decidan respetando mutuamente la dignificación de las mismas. Tristemente y después de las barbaridades que se están viviendo, esos grupos de mujeres deberían hacer autocríticas y adherirse sin demora a una causa que conduce a protegerse entre sí, y, a no mirar para el lado opuesto cuando se producen actos deleznables y crueles. Eso sería practicar Sororidad. El machismo en muchas ocasiones es engendrado y sustentado por mujeres, por mucho que esa reflexión nos pese es una evidencia rotunda y verifi-
cada, la mala educación y la ignorancia someten deliberadamente a la razón y proponen un prototipo de roles inversos y nefastos para la libertad individual entre las personas.
Todo está conectado entre sí, la libertad, la unión, la fraternidad, la concordia y muchas más bondades reúnen una diáfana idea que unifica el pensamiento claro y justo de esa gran comunidad que llamamos Humanidad. Por otro lado, también es verdad, que, las peroratas que nos ofrecen a colación del lenguaje resultan incómodas e incluso ridículas y en nada tienen que ver con esta palabra que globaliza todo lo contrario, la referente contradicción analiza desde un constante fustigamiento la practicidad y modo de expresión al servicio y medida exacta de su discurso, las accesiones y las reglas gramaticales son cuestionadas por criterios encontrados, permitiendo así usar nuestra rica lengua como arma oportunista y en pos del fanatismo más trasnochado y obsoleto. La Cultura y las costumbres no tienen como objetivo alzarse en contra de bandos dispares, menos aún de distorsionar las pautas que estudian la naturaleza de nuestro léxico, dar lecciones de gramática y evaluar el contenido ortodoxo e inamovible que el castellano infunde, es osar negativamente contra los pilares más elementales de la creación y exposición que conforman nuestro idioma. La Sororidad y todas sus sinonimias quedan por encima de cualquier otra interpretación o declive. Por tanto, encontremos en ella su verdadero y noble significado practicando su ejemplo de hermandad absoluta entre mujeres y hombres. Mercedes Sophía Ramos
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