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MI MESA CAMILLA
TU ERES la mej�
Hay quien puede ir a esquiar en enero; en junio todos pendientes de los exámenes; luego el veraneo de julio y agosto en la playa; en octubre la vendimia y, es a finales de diciembre cuando, ineluctablemente, la prensa y las revistas del corazón determinan quien es el personaje del año. Procuran que sea una persona muy conocida a nivel mundial, al que le adorne alguna cualidad incuestionable. De modo que la Persona del Año no puede ser un político español por ineficaz, ni un deportista de bandera rusa (dopaje?), tampoco un empresario que no tuviese las manos manchadas, ni uno que se las hubiera manchado demasiado. Tampoco un dirigente de fútbol, y menos argentino, y aún menos un jefe de estado que prefiera un muro antes que un puente. Se debería seleccionar por primera vez como Persona del Año, esa que nunca hubiera salido en la TV ni en las revistas. Aquella que no ha tenido tiempo de fotos ni flashes ya que está por las cosas pequeñas en plan linterna. La cocina, la compra, la limpieza de la casa, las facturas, tres adolescentes en casa, el sillón vacío y la memoria llena. Se debería seleccionar como Persona del Año, repito, a esa que salta de la cama a las siete como si ayer no hubiese existido, esa que trabaja a diez euros la hora sin aparecer en ninguna foto, la que aprovecha los días festivos para visitar a la madre que se quedó sin memoria, la que huele a lejía y detergente, la abuela que todo lo da sin recibir nada a cambio, o el abuelo que guarda silencio para no liarla. O hacer Persona del Año a la madre que se retrasa porque encuentra un atasco y no le alcanza la economía con tres hijos, el abuelo que tirita de frío en las gradas viendo el partido del nieto,
el drogata sin esperanza que lo intenta una y otra vez a pesar de todo, el médico que amputa o limpia en países donde no se cobra. Y por qué no, al maestro que abre la mente de los niños al conocimiento, al policía que intervino y paró la pelea, el enfermero que empujó la camilla en urgencias. La verdadera Persona del Año eres tú. Que fuiste siempre aspirante y nadie te dio portada. ¿Desde cuándo no te eligen a ti? ¿Cuánto tiempo llevas sin que te voten para quedar primero? ¿Recuerdas desde cuándo nadie te elige reina o tesoro? ¿Cuánto ha pasado desde que los tuyos no te abrazan para decirte que eres la persona más buena del año y del mundo? Mañana, cuando te levantes y te asomes al espejo, sonríe como lo hacías antes —sin rubor, por una sola vez, mujer— y elígete Persona del Año. Nono Villalta