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SALUD Dolor crónico
~ Salud ~
Nicanor Sabín
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D� or � � ico
Ya he escrito en alguna ocasión que la auténtica vocación del médico está en aliviar el sufrimiento humano, incluso medio en broma medio en serio añado que al fi nal todos, menos los Médicos Forenses, “fracasamos”.
El concepto de dolor, como síntoma, ha estado presente y va acompañando a la evolución de la humanidad, expresado de formas diferentes según las diferentes culturas.
En la ética Aristotélica el dolor era concebido como una forma particular de la emoción, afectaba a lo mas profundo del ser humano. Desde Descartes, edad moderna, el dolor es concebido como una disfunción de la mecánica corporal. El dolor pasó de ser una concepción íntima a una concepción mecánica, pura transmisión neuronal con receptores y emisores.
Las investigaciones actuales demuestran que entre el estímulo doloroso y el dolor experimentado existen un montón de fi ltros que lo alteran, disminuyéndolo o aumentándolo.
Nosotros, al igual que los animales, ante un estímulo doloroso, reaccionamos evitándolo, pero a diferencia de los animales podemos refl exionar sobre ese dolor, buscar las causas, comprender como funciona, darle algún tipo de sentido (si es que lo tiene).
No estoy hablando solo del dolor físico sino también del sufrimiento psicológico y/o espiritual. No es lo mismo el dolor que nos provoca una quemadura que el dolor por la pérdida de un ser querido.
Ante un mismo estímulo doloroso, cada persona reacciona a su manera, condicionada por distintos factores: psicológicos, fi siológicos, sociales, culturales... en algunos casos lleva a un aislamiento social, pérdida de amigos e incluso de la familia.
En la sociedad actual está muy generalizado que todo dolor es inútil “Es un sinsentido absoluto”. La medicina moderna concibe el dolor como algo cruel, una tortura innecesaria, que debemos eliminar a toda costa.
Ya lo he dicho al principio y lo repito, el control del dolor es uno de los objetivos prioritario para lograr la calidad de vida de mis pacientes.
Pero también es inevitable hacerse algunas preguntas: ¿Podrá la técnica médica conseguir la supresión total del dolor?. ¿No estaremos dando una imagen omnipotente, pero falsa, de la medicina?. ¿No estaremos creando una sociedad anestesiada?. ¿No estaremos mostrando una gran indiferencia por la vida?. ¿Abolir la facultad de sufrir sería abolir su condición humana?. ¿Despojar al dolor de todo signifi cado supone dejar al ser humano sin recursos, haciéndole vulnerable?.
Con un ejemplo quizá se entienda mejor: Sufrimos durante el parto, estamos dispuestos a dar la vida por nuestros hijos o por la persona amada, hay mucha gente que se sacrifi ca e incluso pone en peligro su vida por ayudar a los demás, es decir le estamos dando un sentido a ese sufrimiento.
Si defi nimos la oscuridad como la falta de luz, el frío como la falta de calor, el mal como la ausencia del bien, también podríamos decir que el dolor es la falta de bienestar, podríamos concluir que el mejor camino para iniciar la superación del dolor es darle un sentido, y este no puede ser otro que el amor.
Por tanto tratar el dolor crónico, conseguir un parto sin dolor, una muerte sin sufrimiento, eliminar los síntomas dolorosos que conllevan las enfermedades… por supuesto que sí, pero sin dejar a las personas desconectadas de medio y desprovistas de su dignidad.
Recuerdo que mis profesores solían decir que la medicina es una ciencia y un arte. Y creo que es cierto: La ciencia tecnifíca y el arte humaniza.