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La Naranja y la Mediación
Cuentan los sabios que: “El ilustre Ben, guerreo valeroso y hábil gobernante, vivía con sus dos hijas en su hermoso palacio. Desde que ambas nacieron quiso educarlas con inteligencia y sensibilidad, y por eso dejó la educación de las niñas al cuidado del mayor sabio de su tiempo, Abu.
Cada mañana, Ben sonreía contemplando los juegos de sus hijas con sencillez y decoro. Pero un día, para sorpresa de todos, las dos hermanas empezaron a pelearse. Sin poder dar crédito a lo que veían sus ojos, el padre se les acercó a toda prisa y preguntó al maestro Abu cuál era el motivo de la trifulca.
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Es por una naranja, mi Señor, le reveló éste. ¿Por una naranja? Así es mi señor. Este año el naranjo nos ha dejado sólo una. ¡Pues que dividan inmediatamente la naranja en dos mitades, una para cada niña! ¡Es lo más justo y equilibrado! - dijo Ben, sin dudarlo un instante.
Se sentía satisfecho, pues su decisión había sido sabia, equitativa y justa. Sin embargo observó que ninguna de sus hijas pareció alegrarse con la solución, y ambas se retiraron en silencio a sus habitaciones, tristes y alicaídas.
¿Por qué mis hijas continúan tristes? ¿Cómo es posible? – preguntó Ben, desconcertado.
El sabio Abu le respondió:
Quizá el partir la naranja en dos mitades se revela ahora como algo decididamente tonto, Gran Señor. ¿Acaso me insultáis?, vasallo. No Señor, sólo digo que prestando más atención a sus hijas podría haber alcanzado un reparto mejor. ¿Cómo dices, viejo Abu? De haber preguntado, en lugar de decidir por ellas, y haberles ayudado a darse cuenta de sus verdaderos intereses habría visto que la solución que más les convenía consistía en dar toda la piel a una de ellas que la pretendía sólo para ralladura, y así elaborar un pastel, y dar toda la pulpa a la otra quien deseaba comérsela sin más.”
Siempre he pensado que la comunicación, y el saber escuchar al otro, es fundamental en el momento de tratar los conflictos y por ello opté, en su momento, por formarme en Mediación. La primera vez, de otras muchas, que oí este cuento pensé que era la historia que mejor definía la esencia y el sentido de la mediación.
En la sociedad actual, en nuestro día a día, nos enfrentamos continuamente a conflictos de todo tipo, familiares, vecinales, escolares, laborales… y, generalmente, nos dejamos llevar por nuestras posiciones y nos obcecamos en ellas dejando de lado, o sin valorar, los intereses que se esconden tras ellas. Ello nos lleva, la mayoría de las veces, a enfrentarnos de una forma equivocada a los conflictos que tenemos que vivir y escoger erróneamente la forma de gestionarlo por lo que, muchas veces, en lugar de solucionarlos los agrandamos o empeoramos.
Escuchar y comunicar nos ayuda a diferenciar las posiciones de los intereses, es decir, quiero una naranja (posición) y para que la quiero (interés). Teniendo claro el interés es más fácil cambiar la posición de las posturas en conflicto y poder llegar a un acuerdo que nos satisfaga a todos.
Visto así parece fácil pero, cómo todos sabemos, las personas somos complicadas y las pasiones lo dificultan todo, por lo que no siempre es tan sencillo encontrar los intereses que están detrás de las posiciones que mantenemos.
Si, llegado el momento, tienes un conflicto, del tipo que sea, y te cuesta encontrar los intereses y llegar a un acuerdo, acuérdate de la Mediación ya que los mediadores nos formamos y estamos ahí para ayudarte a ello. •••
¡Saludos y Buenas Fiestas a todos!
MAYTE Ferrer Monfort
Abogada y Mediadora