Santa Eulalia primer destino de peregrinaciones del occidente europeo con Santa Eulalia
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ebido a mi trabajo, tengo la posibilidad de conocer y hablar con gentes de muy distintas procedencias, y en muchas de estas conversaciones surgen comentarios relativos a nuestro origen. Obviamente, siempre que tengo esa posibilidad, reconozco con orgullo que nací en una ciudad situada a la orilla del rio Guadiana, el antiguo Anas, llamado así por los eméritos romanos de las Legiones V y X, que decidieron asentarse allí para vivir plácidamente, tras su merecida jubilación. Y les comento que esa cosmopolita ciudad tuvo una vida muy próspera, convirtiéndose en Capital de una de las provincias de su Imperio, atrayendo hacia ella todos los elementos que formaban la base de esa gran cultura, que desde Augusta Emérita fue irradiada a gran parte de Hispania. Si la conversación lo permite, y en muchas de las ocasiones así sucede, les comento que a esa próspera ciudad que atrajo a personas procedentes de todo el imperio, también llegaron todos los conocimientos, ideas y creencias que en ese momento surgían en torno al Mare Nostrum, y que, como es lógico, al igual que llego el culto a Mithra, procedente de las lejanas tierras de Asia Menor, también llegaron los ecos de unos acontecimientos producidos en Judea, cuando
en Emérita veía la luz la tercera generación de los descendientes de aquellos legionarios fundadores. Aquellos ecos dieron origen a una primitiva comunidad Cristiana, posiblemente, la primera comunidad Cristiana que se formará en la península ibérica, otro motivo más para reconocer el orgullo de haber nacido donde nací. Y que de esa comunidad Cristiana, surge la figura más relevante que ha dado esa ciudad, hoy conocida como Mérida. En ese momento informo a mis interlocutores que me estoy refiriendo a Santa Eulalia de Mérida, cuyo testimonio martirial sirvió para difundir y consolidar el Cristianismo por todo el occidente del Imperio Romano. Y ese testimonio martirial de Santa Eulalia, se convirtió en un camino de ida y vuelta, de forma que, del mismo modo que el conocimiento de los hechos protagonizados por Santa Eulalia en Augusta Emérita se extendía por toda la Hispania romana, la Galia o Italia, de todos esos lugares peregrinos quisieron viajar a Mérida para visitar la tumba de Santa Eulalia y solicitar sus favores. De esta forma Emérita se convirtió en el primer destino de peregrinaciones del occidente europeo, trazándose caminos que, desde todos esos lejanos lugares, llegaban hasta Emérita y dotando a la ciudad de toda