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Sonidos nazarenos murcianos. La Coral Discantus

¿Semana Santa y música…efímera?

Ángel L. Carrillo Gimeno.

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Director de la Coral Discantus de Murcia.

¿Es la música el arte más efímero de nuestra Semana Santa?. En comparación con otras manifestaciones escultóricas, pictóricas, arquitectónicas, orfebres o textiles que desfi lan solemnemente en nuestras grandes procesiones, pudiera parecer que sí, porque tan pronto es interpretada por el músico y llega a nuestros oídos… se destruye sin dejar huella, pero si ahondamos aunque sea someramente en esta afi rmación, podremos ver que la música produce o deja una impresión profunda en la psique del escuchante, al menos tan profunda como la contemplación de una bella imagen procesional o un suntuoso bordado de los que jalonan nuestros grandes desfi les procesionales.

La infl uencia directa de la música sobre las personas es algo muy estudiado y demostrado desde hace siglos y bien es sabido que los antiguos griegos y romanos fueron defensores de la conocida teoría de “Ethos”, según la cual la música podía infl uir directamente sobre el comportamiento de las personas, exaltando valores benefi ciosos o bajas pasiones dependiendo del tipo de melodía o instrumento que sonara. Tanto es así, que en determinados momentos de la época romana, se podía incluso reducir la pena de ciertos reos si aprendían a tocar alguno de los instrumentos musicales denominados “virtuosos”.

Quizás en nuestra mentalidad colectiva actual esto pueda parecer una exageración, pero es innegable que la música y el sonido en general son vibraciones sonoras que impactan en nuestro cuerpo y podrían afectar físicamente al contenido acuoso de nuestros cuerpos y nuestras células, de igual forma que una piedra lanzada a un estanque provoca ondas fácilmente visibles en el agua. Si nuestro cuerpo es aproximadamente un 70% agua y el contenido de nuestras células es un 60% agua…¿estamos seguros de que las ondas sonoras no afectan en modo alguno este medio liquido?. En esto se basa una incipiente neurociencia llamada “musicoterapia” o el uso de la música y sus ondas sonoras para el tratamiento de disfunciones del cuerpo.

“ Aquel que canta alabanzas, no solo alaba, sino que también alaba con alegría; aquel que canta alabanzas, no solo canta, sino que también ama a quien le canta. En la alabanza hay una proclamación de reconocimiento, en la canción del amante hay amor…”.

Pero a este nivel de influencia física, debemos sumar que la música en su manifestación vocal añade un valor psicológico en esta ecuación, que es su contenido textual, el cual hace que esta influencia llegue más allá del impacto físico y ascienda a cuestiones emocionales gracias al contenido del texto que se está relatando en cada pieza concreta. Una buena pieza vocal, motete o madrigal sacro, debe estar bien construido para no sólo gozar de una exquisita y perfecta belleza musical, si no tener también un correcto contenido moral que sea evidente y evangelizante al mismo nivel que puede ser un paso escultórico desfilando por nuestras calles.

Pensemos en grandes obras como la “Pasión según S. Mateo” (Bach), “Misa de Requiem” (Mozart), “The Mesías” (Haendel), Offi cium Hebdomadae Sanctae de Victoria, etc…y veremos que son mucho más que música, pudiendo considerarse en su esencia como verdaderas oraciones musicalizadas que han sabido aunar texto y maravillosas melodías y armonías para convertirse en obras evangelizadoras desde su posición de obras de arte.

Es por ello que nuestra responsabilidad como intérpretes de esta música es máxima cuando se inserta como complemento de la rica oferta de nuestra Semana Santa murciana, bien en una eucaristía, triduo, quinario, vía crucis o procesión, ya que no sólo estamos rellenando “huecos”, si no que nos convertimos en ese momento en parte esencial de liturgia y así lo entendieron grandes pensadores y maestros de la iglesia como San Agustín de Hipona con su célebre frase: “ aquel que canta alabanzas, no solo alaba, sino que también alaba con alegría; aquel que canta alabanzas, no solo canta, sino que también ama a quien le canta. En la alabanza hay una proclamación de reconocimiento, en la canción del amante hay amor…”. No sólo hay que poner esmero y cuidado extremo en ofrecer el mejor resultado musical posible a nivel de afi nación, emisión, empaste y matización según las posibilidades de cada grupo, si no que debemos ser pulcros y exigentes en que nuestra oferta musical sea adecuada al Año Litúrgico y sus tiempos de Adviento, Navidad, Tiempo Ordinario, Cuaresma, Semana Santa, etc…y por supuesto al momento exacto de cada pieza dentro de una celebración según su texto, ya que siendo fi eles a esto conseguiremos que el mensaje del autor y el fi n con el que se concibió la obra tenga el verdadero calado en el público asistente que escucha con atención.

Desde luego cada vez son más las cofradías murcianas que exigen y cuidan con detalle este punto, porque no “todo vale” en este arte tan efímero, y por ello en nuestra Coral Discantus dedicamos tiempo y recursos a la investigación, selección y montaje de piezas que ennoblezcan cada situación en la que somos requeridos, defendiendo que la precisión formal y estilística es un valor esencial a la hora de interpretar estas piezas en un acto público. Creemos que el público de forma consciente o inconsciente valora y aprecia cuando un motete es apropiado y recoge el momento litúrgico preciso y por ello recibe la recompensa de la emoción a fi nalizar nuestros conciertos y misas cantadas.

La música, y en concreto la música vocal compuesta sobre textos bíblicos o de los evangelios, es un activo que debe ser protegido y considerado como un importante bien cultural para estas Cofradías que tiene como objetivo el recordatorio y veneración de la Pasión de Cristo, pero es que incluso para las entidades corales es un momento de especial relevancia o al menos así lo vivimos en nuestra Coral Discantus, ya que estas piezas nos reconcilian con la música vocal, con la paz interior, con la refl exión y con la meditación en lo trascendente.

Experiencias, grandes momentos, recuerdos y vivencias sin igual son las que hemos vivido como cantantes en nuestra Coral gracias al esfuerzo de estas entidades que nos contratan cada año, por lo que no podemos estar sufi cientemente agradecidos por su confi anza, pero además pensamos que si nosotros disfrutamos como grupo musical, también debemos conseguir que los asistentes que nos escuchan en los diversos actos de nuestra preciosa Semana Santa, disfruten en diferentes niveles de las piezas que interpretamos.

Finalmente sólo nos podremos llevar recuerdos y nada más al encuentro con el Creador, ya que la vida…sí que es realmente efímera.

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