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• El Santo Ecce Homo del Portal estuvo presente en la exposición sobre Fernando Ortiz que organizó el Obispado de Málaga • Reapertura y bendición de la parroquia
El Santo Ecce Homo del Portal estuvo presente en la exposición sobre Fernando Ortiz que organizó el Obispado de Málaga
Con motivo del tricentenario del nacimiento del escultor malagueño Fernando Ortiz, el Obispado de Málaga organizó en el palacio episcopal una magna exposición sobre el artista malagueño del Barroco, que estuvo abierta entre el 20 de octubre de 1017 y el 14 de enero de 2018. El comité de honor que se creó para la ocasión, presidido por el obispo de Málaga, estaba compuesto por los obispos de las diócesis de Granada, Sevilla, Cádiz-Ceuta, Asidonia-Jerez, Córdoba y Jaén, y D. Patricio Rodríguez-Buzón Calle, Director-Conservador del Patronato de Arte de Osuna. Su comisario científico fue el malagueño, de fuerte vinculación con Osuna, D. José Luis Romero Torres. En la muestra se reunieron más de una treintena de obras, que fueron expuestas, en un discurso expositivo marcado por el diseño y la elegancia, a
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La escultura de la Madre de la Merced Comendadora en la exposición. Fotografía: José Manuel Torres Rivera lo largo de cinco secciones: “Identidad artística”, “Los diseños”, “De Mena a Olivieri”, “Patrimonio artístico destruido” y “Patrimonio cofrade en Málaga”.
En ella estuvo presente el Santo Ecce Homo del Portal de Osuna, una de sus obras más emblemáticas que se antoja imprescindible para comprender la verdadera dimensión del artista. Se trata sin duda de una obra capital en la producción del malagueño, que atesora un profundo sentido narrativo y emocional. La talla participa de una serie de constantes propias de la depurada técnica, exquisito sentido de la belleza y la estética preciosista, de impronta dieciochesca, que caracterizan al escultor: la pulcritud en el tratamiento anatómico y la concepción naturalista del desnudo; el
Instantánea tomada con motivo de la visita de los obispos de Andalucía y Murcia a la exposición. Fotografía: José Manuel Torres Rivera
María Santísima de los Dolores de la Venerable Orden de Siervos de Málaga. Fotografía: José Manuel Torres Rivera
La imagen del Santo Ecce Homo del Portal en la exposición. Fotografía: José Manuel Torres Rivera
juego de diagonales; el tratamiento de los paños mediante ritmos quebradizos y la volumetría angulosa de los pliegues aristados del drapeado, que componen la característica retícula poligonal, de composición abrupta y efecto claroscurista; las carnaciones cargadas de matices, que se componen con un audaz entramado de veladuras y transparencias, de diferentes tonalidades y texturas, que ofrecen un efecto difuso de impecable calidad y le infunden un cariz muy emotivo; la contención, la mesura y su elegancia gestual, que se imbrican en el uso de recursos dramáticos, de probado matiz incisivo e hiriente, con una marcada punción en clave ascética y ejemplarizante; su belleza lánguida, con un modelo físico un tanto idealizado, ensimismado y casi ausente; la sofisticación manierista del cuello alargado; o la conjunción de técnicas de policromía y estofado y el concepto suntuario de la peana, que se decora jaspeada con apliques dorados de rocallas y ramilletes florales. Una serie de recursos técnicos y expresivos que reproducen características y rasgos apreciables en otras esculturas suyas, pero que ahora confluyen en una obra que puede considerarse una de sus creaciones más acertadas. En ella se consuma la tradición castiza que imperaba en el contexto de su formación, basada en los dejes nostálgicos de la impronta devocional y ascética heredada del influjo tardío de la poética de Pedro de Mena, con la estética italianizante y rococó de las corrientes renovadoras de la plástica cortesana, de raigambre europea y ajena a cualquier atavismo vernáculo, que se gestaron en torno a la figura de Giovanni Domenico Olivieri y la Real Academia de San Fernando de Madrid.
Junto al Señor del Portal estuvieron en la muestra las otras esculturas del artista conservadas en Osuna: la Virgen de la Merced Madre Comendadora, del monasterio de la Encarnación; y el San José con el Niño en brazos y el San Juan Bautista niño, ambas de pequeño formato, del monasterio de Nuestra Señora de la Concepción. La existencia de todo este elenco obras convierte a nuestro pueblo en uno de los lugares con mayor número de esculturas del artista que conserven su policromía original y no hayan sufrido alteraciones. Por ello, que una muestra importante de su producción se encuentre en la villa ducal, convierten a Osuna en uno de los principales focos de atención para su estudio, con una relevante proyección en la exposición, la segunda organizada sobre un artista que, por la calidad de su obra y su trayectoria, ha sido calificado como uno de los escultores más relevantes de la España del XVIII y el más notable en la Andalucía del momento.