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25 años de historia reciente
El pasado año de 2017 la hermandad de Nuestra Santísima Madre del Carmen ha recordado los 25 años de su restitución. Un acontecimiento que nos ha motivado a rememorar nuestra historia más reciente y dar gracias al Señor por darnos la oportunidad de crecer dentro de la viña del Carmelo.
Ardo de amor por María… Con esta declaración bien podría comenzar el primer capítulo de estas bodas de plata, y bien le vendría a nuestro querido padre Manuel Jurado esta adaptación de la máxima del profeta Elías como timbre de su blasón. Porque, a su celo por el culto a Nuestra Santísima Madre, hay que agradecerle que encendiera los corazones para, como prenda de gratitud por el centenario de la restauración de la Orden del Carmen en Osuna, restituir aquella antigua hermandad que, junto a la comunidad, velase por el culto y el cuidado de la Hermosura del Carmelo. En seguida esta llama prendió en un grupo de antiguos alumnos carmelitas, que, llenos de este espíritu que les inculcaron, bien supieron materializar el proyecto rebosantes de ilusión y con actitud firme y decidida para adecuar esta centenaria entidad a la vigencia de los tiempos.
Con ello vino el acrecentamiento del esplendor, dentro de la noble sencillez, de los cultos de julio, la recuperación de la procesión el día de su solemnidad, así como el aumento y la conservación del rico patrimonio de la Santísima Virgen, todo ello gracias al tesón de sus hermanos y devotos que jamás se amedrentaron ante las dificultades.
Un esfuerzo para la consecución de metas materiales que se ha visto recompensado con creces con los bienes espirituales que durante este tiempo el Señor nos concede como sustento para el camino. Porque nos ha dado la oportunidad de crecer dentro de la espiritualidad carmelita, ya desde la formación, compartiendo la fraternidad junto a los demás miembros de la amplia familia carmelita en los diferentes encuentros provinciales, o cuando nos reunimos en torno a Nuestra Madre y la Eucaristía en la sabatina semanal. Del mismo modo, durante este tiempo hemos recibido el testimonio ejemplar de nuestros paisanos los carmelitas José Ruíz Cardeñosa y Eliseo Camargo Montes con motivo de su beatificación, ofreciéndose como un tiempo de gracia en el que madurar en nuestra vocación cristiana.
Durante este feliz periodo se ha forjado una hermandad que se torna en familia abierta y acogedora, siempre dispuesta a abrir los brazos a quien quiere formar parte de ella y beber de la fuente del Carmelo ¡porque somos todos, sin distinción, hijos de una misma Madre! Por este motivo, rememorar estos veinticinco años es hacerlo de las personas que hasta día de hoy han formado parte implicada en la misma, porque han sido los verdaderos constructores de lo que hoy conocemos, así como de aquellos que de forma incondicional han aportado su valioso grano de arena: Manuel Galindo y Elena, José Carlos, Alicia y Miguel; José María Moncayo y Elisa, José Ruíz, Manuel Chavarría, Antonio Ruíz, Manuel López, Francisco Durán, Manuel Suárez, José Miguel Gutiérrez, Rafael Quirós, Manuel Calderón, Cristóbal Gracia, Antonio Rodríguez, Antonio Morón, Juan Prieto, Antonio Fernández, Rosario Soto, Cristóbal Galarza y María Quesada; María del Carmen Barrientos, Rodrigo Cordero y Carmen, Antonio Morón, Carmen Ruíz, Samuel y Na-