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“Nos dejó Rafael”
La sencillez, generosidad y cordialidad personificada
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Cuando el mundo cofrade de Osuna todavía no se había recuperado de la muerte de dos personas tan queridas como eran Pepe Torrejón y Manolo Galindo, nos encontramos con la muerte de Rafael, no por esperada menos dolorosa, que nos ha inundado de profunda tristeza el año nuevo 2018.
Rafael llegó a nuestra Hermandad, la Hermandad de la Humildad, de forma impensada. Lo hizo, a mediados de los 80, a requerimiento de su queridísima esposa Isabel, en un “pasaje” que, a los presentes, nos recordó las bodas de Caná, cuando le dijo: ”Rafael, esta gente te necesita” , siendo la respuesta de Rafael: “Mujer, yo de esto no sé nada”…(La perseverancia de Isabel y ese no saber decir no,cuandoalguien le ha necesitado, hicieron que Rafael aceptase el “envite”, poniéndose al servicio de la Hermandad con esa sencillez, con esa cordialidad, con esa generosidad, con ese espíritu de servicio que cautivaba a todos y que le acompañó siempre en todas las facetas de su vida). Centrándonos en su trayectoria cofrade hay que recordar que, siendo élHermano Mayor y gracias a su prestigio y trayectoria profesional, nuestra cofradía alcanzó un auge y cotas inimaginables de desarrollo, desconocidos hasta esa época.
Comenzó una ardua tarea, de renovación e incremento del patrimonio de la Hermandad, uno de los más humildes y deterioradosde la Semana Santa de Osuna, por aquel entonces:
• Estrenó el paso de misterio, obra del afamado tallista cordobés Andrés Valverde Luján.
• Renovó, al completo, el paso de palio, realizado por Hijos de Juan Fernández, prestigiosos orfebres sevillanos.
• Bendijo un magnífico Estandarte, obra de los insignes bordadores Fernández y
Enríquez de Brenes.
• También estrenó y/o restauró la Cruz y faroles de guía, el Libro de Reglas, el manto y palio de la Virgen, las jarras
Con don Ramón, Victoria Ester Valdivia, un primo de ambos y Manuel Algarra. Foto: archivo Manuel Algarra
y varales… en resumidas cuenta, un largo etc. que elevaron nuestro patrimonio, dentro de nuestra humildad, a la dignidad que esta Hermandad Centenaria se merecía.
(Para lograr todo esto no dudó de utilizar sus compromisos personales, concierto de Juan Peña El “Lebrijano” y poner a disposición de la Hermandad su finca de las Montesinas)
Además: • Inició la gran misión de restauración de nuestros Titulares… que culminó con la recuperación y posterior restitución al culto de nuestro primitivo Titular, Jesús de la Humildad y Paciencia, durante tanto tiempo olvidado y que se encontraba en un estado que todos creímos irrecuperable.
Pero…
“Como sólo de pan no vive el hombre”, además de su dedicación a esta faceta, digamos un poco más visible y material, no echó en olvido y potenció otras, más ocultas… menos vistosas a simple vista, pero quizás de más importancia:
Para ello…
• Entabló una excelente relación con las demás Hermandades de la localidad, muy especialmente con las del propio
Convento.
No descuidó, dedicando una especial atención e incrementándola, la relación con la Comunidad de PP. Carmelitas. (Prueba de ello el homenaje que la Hermandad les tributó en su momento).
Revitalizó la Vida Espiritual de la Hermandad: (Recuperando las charlas periódicas de formación, instaurando las Misas de Hermandad y el Vía crucis del Lunes Santo, acercando la imagen de Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia a su barrio).
Y, por último, dedicó especial atención a la Bolsa de Caridad.(Impulsándola y fomentando, una gratificante y especialísima colaboración con las Misiones Carmelitanas de Burkina Fasso).
Rafael tenía la grandeza de su congénita sencillez y humanidad, esa humanidad que, según el gran médico e intelectual que fue D. Gregorio Marañón, era la primera condición y cualidad que debía tener por encima de todo un buen médico, por encima incluso del saber y del conocimiento.
Esa máxima la cumplió Rafael durante toda su vida y durante toda su trayectoria profesional con sus pacientes y con sus amigos que éramos legión, que lo queríamos y admirábamos entrañablemente y disfrutábamos de su sabiduría popular y de su gratísima compañía.
Conversar con Rafael era una delicia porque era una persona que disfrutaba sobre todo con las “cosas del campo”, como decía ese gran poeta antequerano que fue José Antonio Muñoz Rojas, con las cosas del campo de Las Montesinas, auténtica Arcadia feliz para Rafael y donde él se encontraba particularmente a gusto y daba rienda suelta a sus aficiones (la poesía, el cante, la guitarra, el caballo, etc.)
Rafael fue siempre un enamorado del flamenco, nadie ignora su relación con el gran faraón del cante que fue Juan Peña “El Lebrijano”, el cual gracias a Rafael salió de Rey Mago en nuestra localidad. Afición que le llevó, junto a otras personas, a promover la creación de la Tertulia Flamenca de Osuna. Fue, también, amante de la poesía, sobre todo de la poesía popular, estando entre sus poetas favoritos, el gran poeta granadino Manuel Benítez Carrasco. ¡Te acuerdas, Rafael, cuántas charlas tuvimos sobre la poesía de este, tu admirado poeta y cuántas veces, en el campo, recitaste sus poemas populares, acompañado de la guitarra, y de familiares y amigos que disfrutábamos de tu impagable amistad!
Por sus virtudes humanas, profesionales y su labor cofrade durante tus 14 años al frente de la Humildad, como no podía ser de otra manera, fue elegido Pregonero de la Semana Santa de Osuna en 1994, siendo presentado por su gran amigo Francisco Pérez Vargas, que lo definió, acertadísimamente, como “señor de las Montesinas”. Igualmente fue homenajeado, por el Rincón Cofrade “Antonio Pedro Rodríguez Buzón”, en unión de otras dos personas inolvidables en el mundo de las hermandades y cofradías de nuestro pueblo como Manuel Caro Moral y Joaquín Villalba. Para finalizar, y ya seguro en el cielo, en brazos de tu queridísima Isabel y acompañado de los “pellejos” que te han precedido, sólo queremos decirte que,siendo todo lo anterior muy importante, Rafael, permítenos quedarnos, no con el fondo… no con lo que se aprecia… no con lo que se ve a simple vista, sino con lo que permaneciendo más oculto… define a las personas: LAS FORMAS:
• Nos quedamos con ese tu ir despacio… poco a poco… a media voz, como a ti te gustaba escuchar los cantes flamencos y decirlos algunas veces…
• Nos quedamos con ese tu saber escuchar… con ese tu dejar hacer, que hacía que los que te rodeaban se sintiesen cómodos.
• Nos quedamos con ese tu espíritu integrador y lleno de moderación…
• Nos quedamos con tu sencillez…
• Nos quedamos con tu buen trato…
• …Y nos gustaría quedarnos con tu abrazo permanente.
Hasta siempre Rafael