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• Entrevista a D. Manuel Santos Flaker Labanda, Consiliario General para la Junta Mayor de la Semana Santa • Entrevista a D. Ángel Lescún Gutiérrez, Abad de la Cofradía
D. Manuel Santos Flaker Labanda
Consiliario General para la Junta Mayor de la Semana Santa
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¿De qué manera apoya el Obispado a las Cofradías y Hermandades con la figura del Consiliario General? ¿Qué necesidades espirituales han detectado?
La Diócesis de León apoya totalmente a estas entidades. Primero, son una realidad eclesial. Se trata de asociaciones de fieles, por tanto, ¡Cómo no atenderles pastoralmente! Un sacerdote, un día, me comentaba que es el grupo más numeroso de fieles para pastorear, servir y atender. ¡Y es verdad! Hay una atención especial hacia ellos en materia, sobre todo, de acompañamiento y asesoramiento. Cada cofradía está situada en una parroquia y cada cofrade vive la de como puede. Como muestra de este interés basta ver el empeño del Obispo con el Museo.
¿En qué momento se encuentra el legado espiritual que han heredado las hermandades y cofradías?
Hay que tener en cuenta que nacen con la llamada devotio moderna en la época
medieval y tuvieron su apogeo en el siglo XVI. Hoy están en un momento muy delicado porque, para empezar, no existe la Cristiandad, ese ambiente de valores cristianos vivido durante más de 1500 años. El marco de su nacimiento, que las alimentaba, ha desaparecido. Les falta el cordón umbilical con la vida eclesial y la pastoral de la Iglesia. Hay buenísima voluntad en todos ellos, pero tenemos unos retos importantes para que esas cofradías que han sobrevivido durante siglos
puedan tener ese humus que las sustenta. Esa es la nueva evangelización. Las propias Juntas de las cofradías se dan cuenta de que sus cofrades están alejados de la Iglesia, que no tienen esa formación y esos valores en la fe. Todavía queda una cierta inercia en las familias, pero en el futuro será todo más complicado si esos miembros de las cofradías no llegan formados a ellas. Vivimos en un momento delicado, por eso la Iglesia está abierta a ayudar en estas necesidades. Tendrán nuestro apoyo porque, para empezar, es la misión de la Iglesia.
¿Ha quedado opacada la faceta catequética de las procesiones por los aspectos culturales y turísticos de la Semana Santa?
Opacada, no. Uno de los grandes valores de la Semana Santa es esa puesta en escena en la calle. En una sociedad secularizada como ésta, que haya una presencia de religiosidad en la calle es algo de gran valor, independientemente de que se use para atraer el turismo. > Cada persona, como digo, puede experimentar muchas emociones que, por más que nuestra sociedad quiera camuflar este hecho, hacen aflorar la religiosidad
la de post-confirmación, la de preparación para el matrimonio. Tenemos, además la realidad del Camino Neocatecumenal, que ya tiene una historia de 46 años en la parroquia. La gente de las cofradías viene a la parroquia y conoces las alegrías y penas y el año litúrgico viene jalonado por las tomas de posesión, fiesta, fallecimientos y bodas. El párroco hace de nexo de unión, crea comunión entre todos. Media, apoya, sostiene y corrige, llegado el caso.
Después de cinco años sustituyendo al añorado Don Enrique ¿Qué conclusiones ha sacado de este tiempo?
Don Enrique me dejó un legado que estoy continuando. Él tenía una gran visión como pastor y mi misión es la de continuarla. Él dejó muy bien sentada unas líneas importantes. Su legado también es el cuidado de las cofradías. Es lo que haría cualquier párroco. Eso no significa que no pueda haber algún cambio o novedad. >
¿Qué deberían aportar las procesiones a la vivencia espiritual de las personas que las contemplan?
Cada persona es un mundo y lo vive de una manera propia. A algunos les suscita oración, a otros les atrae añoranzas... La fe no solamente viene por la palabra, dice la Carta a los Romanos, sino por la predicación de la palabra de Dios. En oriente surge la iconografía y en occidente, el barroquismo de las imágenes. La fe también viene por la vista, necesitamos ver y tocar. El mundo protestante tuvo un quiebro grande en esto, eliminó toda iconografía y sólo dejó la música. En el fondo, aun así, se justifica la necesidad que tenemos de ver y tocar. Cada persona, como digo, puede experimentar muchas emociones que, por más que nuestra sociedad quiera camuflar este hecho, hacen aflorar la religiosidad. Las procesiones, toda una riqueza antropológica, subrayan la necesidad que el hombre tiene del encuentro con Dios. Y Dios se hace el encontradizo con estas personas. Que al que está viendo la procesión le quede la alegría de que hay Uno que nos quiere como somos y que no nos condena.
Entre sus muchos cometidos, está el de ser párroco en el Mercado y en San Martín. Es una tarea bonita porque no hay mejor manera de tomar el pulso a los feligreses que desde la posición de párroco…
Sí, teniendo en cuenta además que muchos de estos feligreses son cofrades. Es una forma de pastorear tomando de la mano a una vida parroquial, que es muy grande. Esta la catequesis de los niños,
Echando un vistazo a su vida, usted se fue a Colombia a hacer trabajo pastoral con 23 años. ¿Qué recuerda de aquella época?
Era jovencito y uno iba con la idea de aventura. No llevaba muchas expectativas porque iban a sorteo. Me forme en uno de los primeros seminarios Redemptoris Mater, fundado por Juan Pablo II. Yo llegue a Medellín de Pablo Escobar, que era una ciudad muy peligrosa. Recuerdo Colombia con mucho cariño. La gente es buena con una sensibilidad religiosa muy fuerte, y tienen un amor especial por la Iglesia, que ha ayudado mucho mediando en conflictos.
Recuerdo al párroco de la parroquia donde canté misa, que estaba en un barrio rico frente al edificio en el que vivía Escobar, porque siempre nos contaba la misma anécdota. Una familia a la que le habían secuestrado un hijo le había pedido que fuera a entregar el dinero del canje.
Aquellos secuestradores le entregaron al hijo descuartizado en bolsas... Eran momentos muy difíciles, de mucha violencia. Nosotros hacíamos acompañamiento y catequesis de adultos a la que acudían testaferros y sicarios, que finalmente se convirtieron y dejaron esa vida. Otra de las labores que me encomendaron fue acompañar la capellanía de la cárcel de Medellín, Bellavista. Era terrible 6.000 hombres metidos en aquel espacio entre los que había delincuentes comunes, sicarios, guerrilleros... EI director decía que solo nos garantizaba la seguridad hasta la puerta del módulo. Gracias a Dios, nunca nos pasó nada.
El museo sigue dando pasos para convertirse en una referencia de la Semana Santa en España.
Sí, ciertamente, acaba de terminar una exposición temporal y el balance es un éxito. Fue un sueño de muchos papones desde hace años, hoy es una realidad que poco a poco va tomando forma. Por otro lado es una puesta en valor del monumental patio del seminario con una interesante arquitectura de principios del siglo XX. Hay que destacar que el museo cuidara mejor el patrimonio de las cofradías, acercando la Semana Santa a todos los que visiten León. La riqueza patrimonial de las cofradías expresa la espiritualidad y la vivencia de la fe de generaciones de papones. Ahora se está terminando el proyecto museístico y no tardando mucho se abrirá la exposición permanente.
Ya para terminar, también se encarga de dirigir la formación de aquellos que seguirán el camino de sacerdotes como usted. ¿Cómo son los jóvenes que siguen este camino en el Seminario Redemptoris Mater de León?
Para empezar, ya tienen una cierta experiencia de formación en la fe, forman parte de comunidades neocatecumenales. Son jóvenes de nuestra época, con sus limitaciones. Algunos vienen de 8.000 km y otros han dejado un proyecto de vida encarrilado, enamorados de la llamada de Dios. Ellos en algunos casos vienen con una inquietud vocacional, que aún no está madurada. Que lleguen al Seminario y renuncien a la vida ordinaria de un joven hace que les dé un voto de confianza. •••
Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad
HISTORIA
Es la más antigua de las cofradías penitenciales de la ciudad de León. Fundada en el Convento de Santo Domingo el Real, el 9 de febrero de 1578, en su primitiva Regla, que consta de 33 capítulos, se expone su origen como cofradía de disciplinantes.
El 26 de julio de 1808 los franceses toman la ciudad y el 29 de diciembre siguiente efectúan una segunda entrada. Entonces saquean San Isidoro y su panteón real y provocan un incendio el 1 de enero de 1809 en el monasterio de Santo Domingo, que habían convertido en cuartel. El monasterio y la iglesia quedan tan mal parados que, en 1814, el prior solicita la capilla de Santa Nonia para celebrar sus oficios. Con los frailes se fueron a Santa Nonia varias de las cofradías allí establecidas. Así conocemos, por estar el resguardo en los archivos de la cofradía, que en 1816 Angustias comenzó a pagar el piso de Santa Nonia a la cofradía de la Esclavitud que era a la sazón la titular del templo. Los libros de cuentas lo reflejan como limosna a la Congregación de los Siete Dolores por estancia de las efigies de la cofradía, por un importe de seis reales de la época. En 1832, la cofradía seguía celebrando junta general (Cabildo) en el atrio de Santo Domingo, aunque no estuvieran allí sus imágenes. En 1834 quedó adscrita a la parroquia del Mercado.
En 1830 formalizó un acuerdo o concordia con la cofradía de la Vera Cruz, donde se establece que la procesión del Santo Entierro se celebre y que corra el gasto por cuenta de cada cofradía en años alternos, correspondiendo a Angustias la organización en los años pares. Desde entonces, así se viene realizando. Un siglo más tarde, en 1940, hubo de reorganizarse.
La cofradía de Angustias y Soledad, desde su fundación, ha integrado mujeres. Los estatutos de 1942 recogían “que siendo admitidos en igualdad de deberes y derechos varones y hembras”, a éstas se les prohibía participar con el rostro oculto en las procesiones. En 1992 se produjo la adecuación de los estatutos a los tiempos actuales y al vigente Código de Derecho Canónico. Hoy en día son muchas las hermanas que acuden con túnica reglamentaria y pujan los pasos a ellas reservados.
Fotografía: Marta Cayón
IMAGINERÍA
• Atributos. Francisco Javier Santos de la Hera. 1988.
• La Sagrada Lanzada.
Manuel Hernández León. 2002. • Santo Cristo. Escuela de Juan de Juni. Siglo XVI.
• Virgen de las Angustias.
Juan de Angers. Siglo XVI. • Camino del Sepulcro. Víctor de los Ríos. 1972. • Consolación de María. José Ajenjo Vega. 1996.
• Consolación de María.
Juan Manuel Miñarro, 2018 • Cristo Yacente. Ángel Estrada. 1964. • Santo Sepulcro. Juan de Juni. Siglo XVI. • San Juan. Francisco Javier Santos de la Hera. 1982.
• Ntra. Sra. de la Soledad.
Talla anónima del siglo XIX.
• Virgen de las Lágrimas.
Manuel Gutiérrez. 1952.
ACTOS PECULIARES
Triduo en Honor de las Titulares, martes, miércoles y jueves anteriores a la Semana Santa. Domingo de Ramos. Procesión de las Palmas desde la Iglesia de Santa Nonia y Misa Estatutaria. Colaboración con la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y el Silencio en el acto del “Encuentro de la Santísima Virgen con su Hijo”, iglesia de Santa Nonia, hacia las diez de la noche. Jueves Santo. Tradicional “Saca” a la puerta de la Iglesia de San Marcelo y en Santa Nonia, los años pares, junto con la exposición de los pasos. Domingo de Pascua de Pentecostés. Procesión de Nuestra Señora de la Alegría. Fiesta de la Cofradía. Toma de Posesión del Hermano Abad y presentación de los nuevos Seises, en los años pares. Domingo de Corpus Christi. Participación en la procesión del Corpus Christi, con el Paso de la Virgen de la Alegría acompañando al Santísimo. 2 de noviembre. Misa por los hermanos difuntos de la Cofradía. •••
Año de fundación:
1578
Abad:
Ángel Lescún Gutiérrez
Templo: Capilla de Santa Nonia
Hermanos: 3.600
Indumentaria:
Túnica negra, sencilla, con capillo y cíngulo del mismo color, orlada la bocamanga con cordón amarillo. Zapatos, calcetines y guantes negros. Camisa blanca, corbata y pantalón negro.
Emblema:
Estatutario (7 x 5,5 cm.) a la altura del corazón. Corazón atravesado por dos espadas sobre el que figura la cruz y orlado con ramos de olivo. Todo ello en color amarillo oro y ovalado.
PROCESIONES
• Lunes Santo:
Procesión de La Pasión, organizada en colaboración con las cofradías del Dulce
Nombre de Jesús Nazareno y Minerva y Veracruz.
• Martes Santo:
Procesión Dolor de Nuestra
Madre.
• Viernes Santo:
Procesión del Santo Entierro (años pares).