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El convento de las Clarisas de León

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Sonetos

Sonetos

 Esperanza FERNÁNDEZ SUÁREZ

El convento de las Clarisas de la Santa Cruz de León, o de las Hermanas Pobres de Santa Clara, está situado en la calle Cardenal Landázuri, denominación otorgada por acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de León, en sesión de 20 de agosto de 1964, en honor al Legado del Papa Pablo VI en el VI Congreso Eucarístico celebrado en la ciudad de León en ese mismo año. Anteriormente recibió los nombres de calle de La Canóniga Vieja hasta mediados del siglo XIX y de Guzmán el Bueno a partir de esta fecha. Fue en esta misma calle donde se construyó y tuvo su origen el convento y donde ha permanecido hasta la actualidad.

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La comunidad de Las Clarisas sigue la Primera Regla de Santa Clara. Fue la primera elaborada por una mujer, siendo aprobada por el Papa Inocencio IV dos días antes de la muerte de Santa Clara, el 11 de agosto de 1253. La mayoría de los conventos de Clarisas profesan esta regla y unas Constituciones Generales a partir del Concilio Vaticano II, en las 39 comunidades existentes actualmente en España. Su forma de vida es la clausura, el silencio, la vida en fraternidad, la pobreza, la contemplación reflejada diariamente en la oración y en la celebración de la Santa Misa, del Oficio Divino, del Santo Rosario y en la exposición del Santísimo Sacramento los domingos.

El trabajo diario también es muy importante para las Hermanas Clarisas, estando especializado cada convento en un determinado trabajo. En León se dedican al bordado de ornamentos litúrgicos, a la confección y a la encuadernación. Regentan también una hospedería donde se pueden pasar unos días en silencio y recogimiento, con la posibilidad de acudir a la oración litúrgica y a la Santa Misa con la comunidad. También se celebran en el monasterio vigilias de adoración eucarística con jóvenes.

Para conocer la fundación del convento y su posterior evolución nos basamos en el fondo documental custodiado en el Archivo Municipal de León y en dos capítulos de la obra Claustros leoneses olvidados. Aportaciones al monacato femenino: el capítulo titulado Las Clarisas de Santa Cruz de León, llamadas Descalzas, escrito por Manuel de Castro y Castro y el capítulo Las Clarisas de la Ciudad de

León: aproximación a la vida de una comunidad monástica femenina en el siglo XX de José Javier

Rodríguez González. Nos informa Manuel de Castro sobre la historia de las Clarisas hasta el siglo XX. Expone que Francisco de la Calzada, canónigo de la catedral de León, dispuso en su testamento, en el año 1591, la fundación de un colegio para doce doncellas huérfanas nobles y de buena fama, que habían de ser gobernadas por una mujer principal, rigiéndose por una regla y constituciones. En esta casa había de haber, además, una capilla con un altar y sacristía para la fundación de una misa perpetua por el alma de su hermano, el canónico Diego de la Calzada.

Pedro Canseco, arcediano de Saldaña, heredero de Diego de la Calzada y testamentario de Francisco de la Calzada, redactó un testamento ológrafo el 4 de enero de 1604, en el que manda que la capilla se instale en el edificio que está construyendo al cabo de la calle de la Canóniga de esta ciudad para las monjas Franciscanas Descalzas. Así, pues, se considera a Pedro Canseco como el fundador de este convento y el año 1604 como la fecha de su fundación, ya que fue el único que invirtió sus bienes en la construcción ya que Francisco de la Calzada derrochó casi toda la herencia de su hermano Diego. Por otra parte, en el testamento no expresó qué orden religiosa debían profesar las doce doncellas y falleció en el mismo año en que hizo su testamento, quedando su fundación sin llevarse a cabo.

En estos primeros años de vida del convento conocemos los bienes que poseían y el número de religiosas existentes a través de las capitulaciones que elaboraron para el convento Juan de Meres Lorenzana, regidor del Regimiento de León y testamentario de Francisco de la Calzada y de Pedro Canseco. Declaran que las primeras monjas que habitaron el convento fueron cuatro: Sor Isabel Magdalena, abadesa, sor Margarita de la Cruz, vicaria, sor Isabel Ana, portera y sor Ángela Gabriel.

Se deja constancia en estas capitulaciones de una relación de los bienes y rentas que les pertenecen cedidos por su fundador. En este sentido aparecen establecidos siete censos y setenta y seis escrituras de tierras. Sin embargo, a pesar de estas donaciones, apenas disponían de recursos para su sustento diario. En 1606 el Papa Pablo V concede a las Clarisas de León la cantidad de 60 ducados sobre la Iglesia parroquial de Santa María de Cembranos, de la que >

> El trabajo diario también es muy importante para las Hermanas

Clarisas, estando especializado cada convento en un determinado trabajo. En

León se dedican al bordado de ornamentos litúrgicos, a la confección y a la encuadernación

era patrona María de Quiñones, condesa de Treviño, la cual en vista de la situación precaria de las monjas había hecho la petición de los 60 ducados al Pontífice.

En los años siguientes sus condiciones financieras se mantuvieron igual ya que los dos patronos que firmaron las capitulaciones dejaron establecido que tenían derecho a presentar diez aspirantes a novicias. En 1635 el convento tenía que mantener a siete religiosas y correr con los gastos anuales de las misas diarias perpetuas por el alma de Diego de la Calzada, lo que provocó que las monjas se quedaran sin recursos económicos y tuvieran que admitir aspirantes con dote, situación que les contrariaba ya que era contraria a su voto de pobreza.

A principios del siglo siguiente, en el año 1715 el Administrador del convento elaboró un informe en el que se decía que las monjas tenían pendientes 33.082 misas diarias perpetuas sin decir. Se expuso esta situación ante el Papa Pío VI y en el año 1796 las eximió de esta obligación a cambio de la entrega de 40 escudos de limosna para la fábrica de San Pedro de Roma.

Esta situación económica es consecuencia también del descenso tan importante de sus bienes que se va produciendo a lo largo del tiempo desde su fundación y que podemos constatar a través del Catastro del Marqués de la Ensenada de 1761, documento que nos informa con gran precisión de sus posesiones y del número de religiosas clarisas existentes en este año. En los tres tomos sobre el estado eclesiástico, custodiados en el Archivo Municipal de León, están recogidas las posesiones en cuanto a tierras y casas y las rentas de cada institución religiosa de León y el número de miembros y las personas que tienen a su servicio.

De acuerdo a los datos del Catastro de la Ensenada, en 1761 el convento estaba formado por veintiséis religiosas, un vicario, un capellán, un sacristán y una demandadera. Consultados los padrones de habitantes custodiados también en el Archivo Municipal de León, este número que indica el Catastro es prácticamente coincidente desde finales del siglo XIX hasta el siglo XX. Desde 1897, fecha del primer padrón existente y hasta la década de los años noventa del siglo XX, se han consultado todos los padrones, los cuales se renovaban cada cuatro años y se ha podido confirmar que el número de religiosas ha oscilado siempre entre veintitrés y veintiocho monjas.

En cuanto a las rentas que recibían, se registran en el Catastro de Ensenada tres censos más en relación con los que se establecieron en las capitulaciones de los patronos, diez en total con réditos anuales, especificando para cada uno las cantidades y los réditos. Eran del tipo redimibles ya que podían ser rescatados en cualquier momento. Los censos pertenecientes al convento de las Clarisas de León estaban constituidos con las siguientes personas, cargos o entidades, uno contra el estado del Conde de Luna, cuatro sobre el oficio de cuatro Notarios Mayores del Tribunal Eclesiástico de León, dos contra la hacienda y bienes de los Herederos de Miguel Pérez Fernández, dos sobre las haciendas de Isidro Quiñones, vecino de la villa de Villalpando y de Manuela Villagómez, viuda y vecina de León, y el último contra el Mayorazgo de la Marquesa de Fuenteoyuelo, vecina de la villa de Madrid.

Los préstamos de capitales a censo y los réditos de estos censos en relación con el capital prestado, constituyeron un ingreso en metálico y fijo para muchas de las comunidades religiosas, principalmente para las que profesaban el voto de pobreza. A veces estos censos afectaban a la supervivencia de los conventos ya que era frecuente otorgar un censo por parte de las familias para la dote de la hija que ingresaba como novicia y este censo lo heredaban sus sucesores y si no se había realizado el total del pago, los herederos tenían que hacerse cargo de los intereses y este pago en muchos casos no se efectuaba por no disponer de medios económicos.

Señala también el Catastro que tiene el convento otras rentas en diversos lugares y que se reparten para la llamada contribución del subsidio, tributo que se aportaba a la hacienda real y para la manutención de las monjas, salarios de capellanes, criados, dependientes y para el culto de la Iglesia.

En cuanto a las posesiones de bienes inmuebles del Convento de Santa Cruz de León éstas descienden considerablemente atendiendo a lo registrado en el Catastro del Marqués de la Ensenada con relación a setenta y seis tierras que les otorgó su fundador. Se describen en

1761 un total de once tierras de secano y un huerto de regadío.

Tenía el Convento de Santa Cruz, un huerto de regadío en la dezmería de la Iglesia de San Juan de Regla, en el lugar denominado de la Carrera, que daba dos frutos al año y linaza de buena calidad, cinco tierras de trigo y centeno en la dezmería de la Iglesia de San Juan de Renueva, dos tierras de trigal en la dezmería de Valdelamora, otra tierra de trigal al bajar de Santa Engracia lindando al sur con el camino de Carbajal y otras dos tierras de trigo en las Eras de Renueva, casi todas en régimen de arrendamiento según consta en este Catastro.

Igualmente arrendadas a una persona y pagando una renta anual, nos informa el Catastro de la Ensenada de las casas que poseían, once en total: una casa en la parroquia de San Martín, en la calle Santa Cruz, con habitación alta y baja, portal, caballeriza, corral y pozo; y otra en la misma parroquia en la calle Misericordia con habitación alta y dos portales debajo; una casa en la Parroquia de Santa Marina, en el barrio de la Carrera, con habitación en el bajo y con portal, corral, establo y cocina -por bajo- y en la misma parroquia y barrio, un pajar -que sirve para zerrar yerva-; una casa en la Parroquia de San Lorenzo, barrio de la Carrera, con habitación en el bajo, con portal, corral, cocina y tres aposentos; y la última, una casa en la Parroquia y arrabal de San Juan de Renueva, con habitación alta y -por bajo- corral, caballeriza, horno y aposentos. >

Si durante los siglos XVII y XVIII las monjas Clarisas pasaron penurias, éstas se agravaron en el siglo XIX. Las leyes desamortizadoras de Mendizábal y Madoz incidieron en esta comunidad como en el resto de órdenes religiosas regulares. Desde 1835 no podían admitir novicias y fueron suprimidos todos los censos que poseían. Como consecuencia de estas normas, a mediados del siglo XIX, únicamente había en el convento siete religiosas.

A lo largo del siglo XX, de acuerdo al capítulo escrito por José Javier Rodríguez, sus ingresos y condiciones de vida fueron evolucionando hacia una mejoría. Hubo períodos en los que su vida fue muy dura. Así durante la Segunda República su existencia estuvo amenazada por la exclaustración e incluso su vida corrió peligro. En los años de la Guerra Civil quisieron pedir permiso para salir a postular pero finalmente no fue necesario pues recibieron ayudas para su sostenimiento diario y en la posguerra tuvieron que vender algún objeto o piezas de valor. Tanto en estas etapas de penuria como en el resto han recibido la ayuda de familiares de las religiosas mediante herencias o ingresos en metálico y también de otras personas e instituciones.

Las aportaciones que más han incidido en el desahogo que han alcanzado, aunque sin perder el voto de pobreza, son las procedentes de los trabajos que han realizado y realizan en los talleres. Igualmente ha influido la entrada de la comunidad en la Seguridad Social en el año 1983 y las mejoras constantes que se han llevado a cabo con las reparaciones, reformas y construcciones en el edificio del convento.

Sobre la estructura arquitectónica del edificio destinado a convento no hay mucha información. En el Catastro de la Ensenada, no se hace mención. Sin embargo si conocemos el origen de la construcción primitiva por una de las cláusulas de las mencionadas capitulaciones. En ésta se decía que únicamente se habían levantado las paredes del convento, así la comunidad de religiosas tuvo que costear las divisiones interiores y comprar al

Cabildo de la catedral un solar para la edificación de la Iglesia. Pascual Madoz en la primera parte del tomo X, correspondiente a la ciudad de León, publicado en 1847 y perteneciente a la obra Diccionario geográficoestadísticohistórico de España y sus posesiones de ultramar, nos describe cómo era el convento en esta fecha: su construcción no es suntuosa, ni su fábrica de gran solidez pues es de ladrillo y cal con tapias de tierra, pero con buenos cimientos: las de la Iglesia son buenas, su fábrica es regular y aunque no muy grande, no deja de tener algún mérito.

Durante el siglo XX fueron constantes las rehabilitaciones del edifico, pero la más importante se realizó en los años setenta. En un expediente perteneciente al Archivo Municipal de León, la abadesa de las religiosas solicita en el año 1971 licencia de obra para el desmonte y demolición de un cuerpo del edificio con fachada de 46 metros y de tres plantas ya que se encontraba muy viejo y ruinoso, correspondiente a la iglesia, capilla y cuerpo anejo, para proceder posteriormente a su reconstrucción y actualización. En el solar que quedó después del derribo, se construyó nuevamente el convento elevándose una planta más.

Actualmente con esta misma fisonomía se contempla y se aprecia el convento al final de la calle Cardenal Landázuri e inicio de la calle Convento, nombre dado en su honor, especialmente en la Semana Santa leonesa ya que al igual que en otros conventos de la ciudad de León, se celebran numerosos actos en el interior o exterior de los mismos. En el de Santa Cruz de León o de las Hermanas Clarisas se efectúan entre otros actos: el miércoles santo, haciendo la correspondiente parada ante la fachada del convento, se pronuncia una alocución por un mantenedor o mantenedora dentro de la celebración de la Ronda LíricoPasional Luis Pastrana Giménez; el jueves santo, en el interior del convento se lleva a cabo el acto del Desagravio en el transcurso de la Procesión de las Tinieblas y Santo Cristo de las Injurias; y por último, el sábado santo, en el itinerario de la Procesión del Santo Cristo del Desenclavo, se entona el canto de la Salve por las Madres Clarisas en el interior del Convento ante la imagen de Nuestra Madre María del Desconsuelo, todos organizados por la Cofradía del Santo Cristo del Desenclavo.

Asimismo, en la mañana del Viernes Santo, la procesión de Los Pasos que organiza la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno hace una breve parada ante el Convento de las Clarisas así que llega allí el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de dicha cofradía. Entonces, las religiosas cantan una oración al paso del Señor y la agrupación penitencial les entrega un ramo de flores. Es un acto devocional tan entrañable como emotivo. •••

Convento de las Clarisas antes de su reconstrucción en los años setenta del siglo XX. COLECCIÓN FOTOGRÁFICA DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE LEÓN

Cofradía Santo Sepulcro Esperanza de la Vida

Fotografía: Mª Edén Fernández Suárez

HISTORIA

Cofradía erigida canónicamente el 5 de noviembre de 1992. Desde sus orígenes ha estado vinculada a la Orden del Santo Sepulcro con la que ha participado en diversos actos en la ciudad de León, entre ellos el cruzamiento de caballeros. Inicialmente tuvo prestada su imagen titular por la Parroquia de Valderas de León. La imagen actual, obra del artista conquense Vicente Marín Morte, fue presentada en 1996.

La cofradía destina el 10% de sus ingresos a obras sociales, a través de Cáritas, la Asociación Leonesa de Caridad y ayudas puntuales en casos concretos.

También ha participado en la organización de las fiestas del barrio de la Chantría, en la procesión de Nuestra Señora del Rosario, en el Vía Crucis Procesional de la Parroquia de San Froilán, y en la procesión de Antorchas de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes.

IMAGINERÍA

• Santo Cristo Esperanza de la Vida.

Vicente Marín Morte. 1996.

• El Hombre Nuevo.

Vicente Marín Morte. 2002. • Nuestra Señora de la Luz.

Ana Rey y Ángel Pantoja. 2014

ACTOS PECULIARES

• Rito de admisión de hermanos, el Sábado de

Pasión. Se entrega a los nuevos hermanos un cirio, símbolo de la luz de Jesús Resucitado. • Entrega del fuego en las parroquias y templos del recorrido del Sábado Santo. • Ante cada uno de los templos el Maestre de la cofradía, en nombre de todos los hermanos, entrega el fuego que luego se bendecirá en la

Vigilia Pascual. • En la Solemne Adoración Procesional de las

Llagas de Ntro. Sr. Jesucristo, Lunes Santo, en riguroso silencio los hermanos pujan por turno rotatorio, la imagen titular llevada sobre una parihuela. Durante el recorrido los miembros de la Asociación San Pedro del Castro entonan el canto de Las Llagas, recuperado de la

Sobarriba leonesa. •••

Año de fundación:

1992

Maestre:

José Luis Jañez Sampedro

Templo:

Parroquia de San Froilán

Hermanos: 530

Indumentaria:

Túnica negra, capillo alto blanco con babero y cola. Cíngulo y guantes blancos. En el centro del babero va bordado el emblema de la cofradía.

Emblema:

Cruz del Santo Sepulcro, usada en el antiguo Reino de León. Hoy conocida como Cruz de Malta, encerrada en un círculo. Todo ello en color rojo.

PROCESIONES

• Lunes Santo:

Adoración de las Llagas de Cristo.

• Sábado Santo:

Procesión Camino de la Luz.

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