7 minute read
• Entrevista a D. Juan Ignacio López Gil, Mayordomo de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio
D. Juan Ignacio López Gil
Mayordomo de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio
Advertisement
¿Qué tal se lleva la espera de una Semana Santa, sobre todo cuando es tan esperada?
La contemplo con esperanza, pero con cierta incertidumbre. Estamos pendientes de directrices tanto de la Junta de Castilla y León como de la Junta Mayor. Tengo la esperanza de que puedan salir pasos, pero no sé cómo se podrá salir.
¿Esa incertidumbre deja espacio al optimismo?
Trabajo como sanitario y soy realista. Todavía casi todos los días veo casos. El virus está ahí y me produce respeto. Juntar muchas personas debajo de un paso. Veo la situación con cierto temor. A lo mejor no se pueden hacer ciertos actos como estábamos acostumbrados pero sí se podrán hacer otros.
¿Cómo se han vivido estos dos años de pandemia, tan inusuales, en la Cofradía?
El primero nos sorprendió preparando el Triduo de Jesús de Medinaceli. Fue un cambio brutal que llegó de sopetón. Luego recuerdo que durante la Semana Santa realizamos actos vía telemática pero yo no me pude reunir porque estaba trabajando tan absorto en mi labor como médico de atención primaria que no disponía de tiempo para hacerlo. En 2021 la situación fue mejor. Pudimos celebrar algún acto en la iglesia. En cierta manera, quitamos el gusanillo.
La visión de cofrade que es, además, sanitario debe tener unos matices muy diferentes al resto, claro.
Si. Los sanitarios nos hemos preparado para ayudar a los demás. Al principio esto fue imposible. Ni había medios ni conocíamos la enfermedad. Ni siquiera podías acompañar durante el duelo. Se siente mucha impotencia. Los números para nosotros tenían nombre y apellidos.
¿De qué manera se ha intentado levantar el optimismo entre los hermanos?
Lo bueno de esta cofradía es que podemos vivir nuestra hermandad todo el año. Empezamos en enero preparando la fiesta de San Antón, la bendición de los anímales, que pudo hacerse con ciertas medidas de precaución. A finales de enero, estuvimos en Villaseca de la Sobarriba que celebra Santa Brígida donde tuvimos la donación de un cirio al arciprestazgo, el toque de campanas y la celebración de la misa. Además los jueves y viernes de dos semanas al mes los hermanos colaboran en la Obra Social. Se reciben alimentos, se empaquetan y distribuyen.
¿En qué se nota el carácter de este grupo?
Lo que nos representa es nuestro crucífero. Es una persona anónima, dispuesta al sacrificio, con vocación de servicio y renuncia. Es alguien que está con el prójimo, que ayuda a los necesitados y que renuncia a la ostentación tanto en celebraciones comunitarias como a título individual. Por eso, la Obra Social es nuestra máxima expresión.
Esta vocación de servicio es una de las razones por las que reciben el afecto de los leoneses.
Puede ser. También puede ser por nuestro apego a la tradición y la sobriedad de nuestros actos. Eso acaba gustando.
¿Cuesta transmitir esta sobriedad a los hermanos? ¿Lo entienden a la primera?
Creo que sí lo entienden. Tenemos conversaciones preparatorias antes de realizar el Acto de Acogida como hermano y se pide el cumplimiento de ciertos requisitos. Se les explica a lo que vienen aquí.
Hay momentos de la Semana Santa de León que la definen, como la Procesión del Dainos…
Me gusta ver la emoción en el rostro de la gente cuando mira al Dainos en la calle. Me recuerda mi casa. Mi madre es miembro de la Orden Franciscana Seglar y durante mucho tiempo colaboró en esa procesión. La recuerdo lavando en casa los capillos para los hombres que saldrían en la procesión antes de que existiera la Cofradía. Ella ya no se acuerda pero yo me emociono recordándolo.
Entonces sus primeros recuerdos de la Semana Santa de León tienen que ser muy intensos.
Me hice cofrade con treinta años cuando se fundó esta cofradía. Mi madre es muy religiosa y me transmitió su sentimiento.
¿Cómo es que una persona con treinta años, como es su caso, da el paso de entrar en una cofradía?
Mi madre venía mucho a San Francisco y me contó que se iba a organizar una cofradía. Me animé porque me gustaba esa idea. Vi el espíritu que tenían, esa sobriedad, y lo que querían hacer. Además, estaba el Padre Domingo Montero, una persona valiosísima como asistente espiritual y todo aquello me enganchó.
¿Qué le ha aportado a su vida esa decisión?
Me he encontrado un grupo de gente estupenda, por un lado, y por otro, para mí, como persona católica practicante me ayuda a vivir más profundamente mi fe. > El virus está ahí y me produce respeto. Juntar muchas personas debajo de un paso. Veo la situación con cierto temor.
Ustedes son una cofradía poco numerosa, pero eso no les limita en absoluto.
Ser pocos hermanos da pie a conocernos todos y tener una comunicación constante. Cuando hay una necesidad se comparte esta petición y siempre hay voluntarios. Habrá limitaciones, claro, como es la dificultad a la hora de poner en marcha grandes proyectos. En cualquier caso, lo que tenemos es suficiente. Tuvimos la suerte de colaborar en dos procesiones ya establecidas. Lo que hemos hecho es coordinar con la Orden Franciscana Seglar la procesión del Dainos, de la que son ellos titulares y la procesión del Silencio la recibimos de la Casa Capuchina.
Volviendo a la Obra Social, es una constante en esta casa.
Nosotros colaboramos, pero el gran mérito es de los hermanos capuchinos. Organizamos conciertos solidarios, como el de los Mágicos 70.
Estos dos años, es de suponer, han sido años de mucho movimiento en la Obra Social.
Este año pudimos retomar el concierto y se han recaudado muchísimos alimentos que, posteriormente, se han ordenado y repartido. Además, los donativos íntegros recaudados durante las procesiones van a la Obra Social y aportamos un tanto por ciento del dinero de la Cofradía. Como estos dos años no se han celebrado procesiones, y no se ha podido recoger dinero en ellas, decidimos hacer una aportación simbólica para compensar (muchos hermanos donaron el dinero destinado a la cena que tenemos el miércoles previo a Jueves Santo y que no pudimos celebrar).
Una vez que vivamos en plena normalidad, ¿hacia dónde debería ir la Semana Santa de León?
No sé si ser optimista. Nos hacemos mayores y el relevo generacional es difícil de conseguir. En nuestra Cofradía, por ejemplo, hay que estar confirmado. ¿Quién hace ahora un curso previo para confirmarse? Vivimos en la época de la inmediatez. Tenemos jóvenes postulantes que no terminan de dar ese paso para poder entrar como hermanos. Y luego los jóvenes no se acercan a la Iglesia, tenemos a Jesús, el mejor producto que se puede tener, pero no sabemos vendérselo. Espero que podamos mantener lo que tenemos y darle ese espíritu religioso y cultural a la Semana Santa de León. •••
Cofradía María del Dulce Nombre
Fotografía: Mª Edén Fernández Suárez
Año de
fundación: 1991
Abadesa:
Mercedes Gago Fernández
Templo:
Parroquia de San Martín
Hermanas: 1.350
Indumentaria: Túnica negra de tablón sencillo, con capillo, bocamangas y cingulo verdes.
Emblema:
Representa el momento en que Jesús, descendido de la Cruz, reposa sobre el regazo de su Madre
HISTORIA
Fundada el 11 de mayo de 1991, fecha en la que es erigida canónicamente, es la primera cofradía integrada exclusivamente por mujeres que solicita permiso para procesionar en la Semana Santa de León. El 16 de abril de 1992 las puertas del Convento de las Madres Benedictinas (Carbajalas) se abren para dejar paso a las 300 paponas que procesionan ese año portando a hombros el paso de su imagen titular, la Virgen del Camino, patrona de la Región Leonesa.
IMAGINERÍA
• La Cruz Gloriosa. José Ajenjo. 1992.
• La Virgen del Camino.
Manuel Morán Flecha. 1993.
• La Virgen del Camino.
José Antonio Navarro Arteaga. 2022.
• María Santísima del Dulce Nombre y San Juan
Evangelista. Luis García Geute. 1994.
• Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Bartolomé Alvarado. 2003.
PROCESIÓN
PECULIARIDADES
• Importante labor social en la parroquia de San Martín a través de la bolsa de caridad. •••
• Jueves Santo:
María al Pie de la Cruz Camino de la Esperanza.