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Devoción a las reliquias de la Pasión en León • Entrevista a D. Julio Andrés Gutiérrez Hernández, Teniente Coronel Jefe
Retablo-relicario de la Catedral de León en el oratorio anejo a la sacristía. Alberto Churriguera, 1729. Foto cedida por la autora del texto.
Devoción a las reliquias de la Pasión en León
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Sarita ÁLVAREZ VALLADARES
Resumen: El culto a las reliquias de la Pasión no sólo fue una manifestación oficial de la Iglesia, también atrajo la particular devoción de reyes, nobles y de clases sociales inferiores, fomentada a través de monasterios, conventos, ermitas y parroquias; a todos atrajo cierto afán por recopilar y exhibir reliquias durante el período barroco. Tres estratos que tuvieron protagonismo en el ámbito local, sobre los que se presentan varios testimonios en este artículo. En primer lugar se exponen algunos ejemplos que expresan el celo desatado hacia las reliquias durante los siglos XVII-XVIII, una vez regulado su culto por el concilio de Trento. Seguirá una relación de varias de las que sabemos existían en la ciudad en ese período, que nos confirman el efecto que debieren adquirir en la ciudad durante la Semana Santa.
El significado y evolución del culto a las reliquias de la Pasión es un tema que se trata con frecuencia en publicaciones de revistas penitenciales desde el punto de vista religioso, histórico, simbólico, etc. En esta misma publicación han aparecido diversos artículos sobre el mismo tema en relación con la Semana Santa y sus procesiones. No se ha borrado totalmente la veneración hacia las reliquias en fiestas o desfiles procesionales en que se siguen ofreciendo a la contemplación o devoción popular. El pasado año se presentaba la incorporación
de una reliquia por mediación de la Cofradía del Santo Sepulcro (Pasión, 2019 pp.146-149).
No se alude en este caso a la historia de la veneración de las reliquias de las que ya existen testimonios desde el Antiguo Testamento, donde se describe que en el arca de la Alianza se custodiaban las tablas de la Ley y la vara de Aarón. Tener presentes estos antecedentes, ayuda para la comprensión del tema, puesto que a lo largo del tiempo se ha pasado de la veneración al extremo opuesto del olvido o negligencia. Los cultos primitivos en la Península no fueron ajenos a estos movimientos contradictorios puesto que en el concilio de Elvira (Granada) (305-310), primero celebrado en España, se condenó el culto a las imágenes. El entusiasmo medieval se proyectó en múltiples facetas, llegando a excesos que sirvieron de apoyo argumental a la reforma luterana. De lo cual se derivó que fuera uno de los problemas que hubo de encarar e intentar darle solución en el Concilio de Trento. Fue en la sesión XXV de este concilio en que se trató sobre: Invocación, veneración y reliquias de los santos y de las sagradas imágenes: Manda el santo Concilio á todos los Obispos, y demás personas que tienen el cargo y obligación de enseñar, que instruyan con exactitud a los fieles ante todas cosas, sobre la intercesión e invocación de los santos, honor de las reliquias y uso legitimo de las imágenes, según la costumbre de la Iglesia… Instruyan también á los fieles en que deben venerar los santos cuerpos (Corinth. 5. 6,..) de los santos mártires… Destiérrese absolutamente toda superstición en la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias, y en el sagrado uso de las imágenes; ahuyéntese toda ganancia sórdida; tampoco se han de admitir nuevos milagros, ni adoptar nuevas reliquias.
Dos aspectos principales que afectan plenamente a la Semana Santa se tratan en este capítulo, aquí resumido, las reliquias y las imágenes, así como que no sirvan de reclamo monetario como se venía practicando desde la Edad Media. La frase ahuyéntese toda ganancia sórdida, es tajante y no deja lugar a interpretaciones benévolas como aún se producen actualmente en ámbitos próximos. Gran parte de los primeros documentos manuscritos que sirven de fundamento a nuestra historia, hacen referencia a las reliquias en los siguientes términos, por referirse a la construcción, culto o dotación de templos durante la alta Edad Media: las reliquias existentes… reliquias conservadas. etc. seguidas del nombre del santo o mártir correspondiente. En siglos posteriores, que es a la época que nos referimos, se diversificaron los lugares de custodia (tecas del Cristo de Carrizo y Fernando I) y exposición.
No fue solamente inclinación o devoción de eclesiásticos el argumento de las reliquias: reyes, nobles, jerarquías, magnates se convirtieron también en coleccionistas o admiradores devotos a partir del siglo XVI. La Sagrada Congregación de ritos permitió disponer de reliquias a los particulares desde 1594. Es notorio el ejemplo del Rey Felipe III, que en carta se dirigía personalmente al obispo Francisco Terrones del Caño (1608-1613) en estos términos: que averigüen con mucho fundamento y mayor particularidad se pueda, el origen, calidad, milagros y cosas naturales de los sanctuarios que hay en esa ciudad y en toda vuestra diócesis, y de la manera que son venerados y reverenciados de los fieles… me enviaréis relación cierta y verdadera, firmada de vuestro nombre, cerrada y sellada para que se junte con las demás, que cerca de esto an de enviar los otros prelados de mis reynos (Aranjuez, 18 de abril de 1611).
En el año anterior de 1610 el monarca había dado un decreto para expulsar a los moriscos, no es de extrañar que por tales actitudes se le diera el epíteto de Felipe III el piadoso. Sin duda que como rey católico, estaba influenciado por idénticos móviles >
Carta del rey Felipe III solicitando información de todas las cosas notables que hubiera en la ciudad. Firma autógrafa del Rey. Archivo Diocesano de León. Imagen cedida por la autora del texto
Fotografía: Miguel Seijas Pasión Cofrade
que Felipe II, su padre, que consiguió recopilar y agrupar 7.500 reliquias aproximadamente en el monasterio de El Escorial. Un relicario digno de un imperio de su extensión. Varias procedentes de León se llevó por intervención de Ambrosio de Morales (Viaje a los Reinos de León…..)
Es seguro que los términos de la carta de Felipe III se fundaran también en las buenas relaciones que mantenía con el obispo e iglesia de León, dado que era canónigo titular de la misma, junto con el marqués de Astorga. Asimismo que, el Reino de León era un caladero de reliquias según había comprobado A. de Morales. También debía compartir con el obispo cierto grado de familiaridad, puesto que un documento nos describe la visita que hizo a León un año después de trasladar la corte a Valladolid. Visitó León, rodeado de una verdadera corte de nobles, en enero de 1602, acompañado del Duque de Lerma (benefactor y posible donante de reliquias del convento de Santo Domingo de León). Calificado como el valido más opulento y poderoso de su tiempo, que repartió en catorce templos de Valladolid, incluida una numerosa colección al de San Pablo. Rey y duque se dirigieron al monasterio dominico de Trianos, adonde fue a visitarle el obispo, pero no le encontró porque se hallaba de caza, dice la crónica. Llegó a León el último día del mes de enero. Como idéntico afán se ha de calificar la preocupación de este Rey por los restos de su antecesor Alfonso VI. Puesto que en 1611 quiso trasladar al Rey Alfonso VI desde Sahagún a El Escorial pero le dexó en el mismo sitio satisfecho de la regia y sumptuosa magnificencia con que le tienen en el monasterio colocado en un túmulo. (Archivos Leoneses. 1976, 41-42. E. Zaragoza. Libro de tomas de hábito…) No obstante, no tenemos constancia del efecto que tuvo la citada dirigida al obispo.
Obispos de la época fueron también notables coleccionistas de reliquias, alguna figura en sus pectorales, inventarios de sus patrimonios o pontificales. El citado obispo Francisco Terrones del Caño (1608-1613) representó perfectamente esta trayectoria en el siglo XVII. El inventario de su relicario particular describe decenas de objetos, de los que solamente destacamos los relacionados con la Pasión: Cristo bordado en terciopelo negro, un Cristo de tabla, un Agnus de madera, lámina de oración del huerto, una cruz de ébano con reliquias, una cruz de Santo Toribio con una cruz de plata, cuadro grande de la coronación de espinas, un libro titulado Las alabanzas de la cruz, muy probablemente fuera la obra muy difundida que escribió el benedictino Rábano Mauro en latín en el año 805.
El conocido incidente de “santo asalto”, desde que así lo calificara el P. Fidel Fita, consistió en un robo de reliquias perpetrado por la marquesa de Villafranca (Condesa de Alba) en el año 1603 en el monasterio de Santiago de Peñalba. Organizada la expedición con toda previsión y contando con la colaboración de su confesor, un monje cisterciense que había sido abad de Carracedo. Debía conocer bien el lugar, el contenido y los medios para llevar a efecto la trama que se asimila con los furta sacra (robos sagrados) de tradición altomedieval. Actitud que confirma, más que una devoción, un fervor exaltado.
Catalina Pimentel, condesa de Luna, fue protectora del convento de Santo Domingo de la ciudad y fundó una cofradía del Rosario en el mismo. Sabemos que su capilla particular del palacio estaba dotada con mobiliario litúrgico entre el que se deduce existían también varias reliquias.
Tres centros de reliquias se repartían en la ciudad las más importantes de la Pasión: la Catedral, San Isidoro y San Claudio.
La Catedral conserva un relicario y reliquias, que sirven para conocer un proceso similar en otros muchos templos en cuanto a la adquisición de reliquias, culto, traslados, veneración, así como la exclusión en que cayeron.
Reliquias de la Pasión: del siglo X: Columna del Señor, piedra del Calvario. Siglo XIII: del sepulcro del Señor, Piedra del Calvario, rostro del Señor, del sudario y sepulcro del Señor. Siglo XVIII, Lignum crucis, dieciséis piedrecitas del sepulcro. En el relicario, un Lignum crucis. Hasta el año 1729 no dispuso la catedral de un lugar expreso para la veneración de las reliquias; gracias a Alberto Churriguera que talló este retablo en la específica modalidad de armario para la custodia de las reliquias en el oratorio. Muestra de la veneración que se tributaba a las reliquias en el siglo XVIII, aunque el retraso en disponer de relicario fue la causa de muchas desapariciones.
San Isidoro, por haber sido sede de la monarquía y depender de patronato real, éste intervenía en la administración de las reliquias desde la Edad Media. En un documento de su archivo, en 1754, el rey Carlos IV autorizaba que entregara alguna reliquia del santo al obispo de Ciudad Rodrigo.
San Isidoro: Reliquia de la Cruz, en un relicario de plata de media vara en alto, labor menuda, una cruz de un dedo de alto y medio de grueso en la peana. Prueba del fuego que hizo Doña Sancha hermana del emperador… ha hecho diversos milagros en endemoniados. De las otras cruces dio una a la iglesia catedral y otra al monasterio de Sahagún. Reliquia de los clavos del Señor. De sus vestiduras. De la columna. Del Sepulcro. Del calvario. De la túnica inconsútil de la sangre. Que será la que vertió un crucifijo que maltrataron judíos de Palestina, pues consta que las más menudas gotas de sangre que Cristo derramó en su pasión las recogieron los ángeles. De la puerta por donde entró triunfante en Jerusalén. De la mesa en donde cenó con sus discípulos. Del huerto en que oró. La toalla con que limpió a sus discípulos.
La intervención de la infanta Sancha es reveladora de las mediaciones reales aludidas en cuanto a las reliquias, por cuanto ha quedado reflejada en las crónicas y tradición. Unas y otras aseguran que viajó a Tierra Santa, pasó por Roma donde adquirió reliquias, así como por París; de Saint Denis portó la santa espina que entregaría al monasterio del mismo nombre (Santa Espina), fundado en Castilla, que la historia acredita que fue una fundación suya. Por su parte, el Padre Risco en la España Sagrada, trascribe el documento que describe que el 19 de octubre del año 1128 se recibió en León la preciosa reliquia de la Cruz del Señor, que el patriarca de Jerusalén envió al rey Don Alonso, quien la dio al obispo Don Diego para ornato singular de su iglesia. Fue enviada por el patriarca de Jerusalén, custodio del Hospital de San Juan, el mismo que había visitado la infanta Sancha. >
San Claudio: Hay dos capillas y en una se venera un santo Cristo que es tradición antigua ser la primera efigie que se adoró en el Reino de León y que habiéndose quemado el altar y cruz, quedó S. M. indemne sin lesión de fuego y humo, como hoy se demuestra y llaman al Cristo de la Cruz quemada. Dos espinas de las que pusieron a Cristo colocadas en una caja de plata sobredorada las que trajo de Roma el citado cardenal Jacinto que fue papa con el nombre de Calixto III. En una tinaja de Talavera se mantiene incorruptible el agua que pasó por dichas sagradas espinas, y sanan de sus dolencias los enfermos que la beban. Un Lignum crucis rodeado de muchas reliquias, que trajo la reina Ana (sic).
Sobre el hallazgo de reliquias en el monasterio existe una serie de documentos de su archivo entre 1598 y 1613, alusivos al traslado de reliquias. Ay más dos espinas de la corona de Cristo que dio el cardenal Jacinto en pago de la cabeza del glorioso mártir Victorico que llevó de esta casa siendo legado en España, y que se aficionó a ella cuando trasladados los tres mártires, el cual llegando a ser sumo pontífice, que tuvo por nombre Celestino Tercero, envió las dos espinas que es buen argumento de ser reliquias ciertas por venir de tan buena mano y como en satisfacción causa un milagro que se cuenta en esta casa que aconteció con ellas. Dicen que llevándolas el sacristán un jueves santo al monumento, dudó si aquellas eran verdaderas espinas, fue nuestro señor servido que salió de ellas mucha sangre que fue menester se recogiesen en algunos algodones, estos se an perdido pero la sangre se echa de ver aún en las mesmas espinas y en el asiento en que estaban puestas. Desde el 19 de noviembre 1633 el monasterio tenía el privilegio de dar culto oficial a la corona de espinas. El rescripto abarcaba el oficio de misa y de las horas para las dos espinas, y añade, de acuerdo con una costumbre inmemorial. Festividad que estuvo muy extendida al menos hasta finales del siglos XVIII, según constatan diversos libros litúrgicos en la diócesis. Indica esta fiesta la importancia que se daba a la corona, paralela a la de la misma cruz.
Un santo Cristo muy devoto de la estatua de un nombre el qual quemándose la casa y el mal estado en que estaba, quedó en claro sin que el fuego le tocase. Pero sería nunca acabar si por menudo se ubiesen de referir todas las que he dicho son las maiores (reliquias) y de cantidad notable y en tres ricos cofrecillos y en una cruz de reliquias de que hizo merced a la casa la serenísima emperatriz doña Ysabel, mujer del emperador Carlos Quinto ay en tanto número que se echa bien de ver el cuidado que hubo en esta casa de atesorar semejantes reliquias.
Monasterio de San Marcos: Tierra del lugar donde estaba Cristo quando Marta le dijo: Domine si fuisses hic… Parte de la piedra donde subió al cielo. De la sepultura. De la Cruz.
Convento de Santo Domingo: Una escudilla algohia (Algovia?), aunque algo grande, de ágata, que dicen sirvió de salero en la cena legal en la casa de San Marcos. Está en una caja de plata dorada, es de piedra de lo mismo que el cáliz que se venera en Valencia del Cid. Dos lignum crucis.
> En el siglo XV durante un conflicto de los muchos que surgieron entre el concejo y el obispo de León, por razones de jurisdicción, éste se quejaba de que los oficiales del concejo quebrantaron la inmunidad de la iglesia, sin guardar la divina reverencia en la iglesia y a las reliquias que están en ella, peor que si fuesen infieles….
Convento de San Francisco: Un lignum crucis. Convento de San Froilán: Un lignum crucis. Vara con que hirieron a Cristo. De su columna. De la cruz del buen ladrón. Convento de Franciscanas Descalzas. Adoran el altar mayor un lucido retablo con diferentes tarjetas de pinturas: Misterios de la Santísima Cruz. (Ver Rev. Pasión). Convento de Agustinas Recoletas: Lignum crucis del tamaño de un dedo de largo, engastado en un viril de plata. Monasterio de Benedictinas de Santa María de Carbajal: Tuvo una donación de un Ecce Homo, que en principio se llevó al convento de San Benito de Carbajal, y se dio en prenda para pagar deudas del fundador de las Agustinas Recoletas. Las Recoletas recuperaron por fin el Ecce Homo, que obró varios milagros. Convento de la Concepción: Lignum crucis.
Una de las injurias que los infieles podían inferir a los cristianos, consistía en profanar las reliquias. En el siglo XV durante un conflicto de los muchos que surgieron entre el concejo y el obispo de León, por razones de jurisdicción, éste se quejaba de que los oficiales del concejo quebrantaron la inmunidad de la iglesia, sin guardar la divina reverencia en la iglesia y a las reliquias que están en ella, peor que si fuesen infieles…. Señal de la veneración que se debía tributar a las reliquias por propios y extraños.
De alguna manera, la ciudad se convertía durante los siglos aludidos en una estauroteca o relicario virtual de la Cruz, pudiéndose trazar un itinerario de adoración de reliquias pasionales durante la Semana Santa. •••
Fuentes y bibliografía: Archivo Histórico diocesano. Antonio Viñayo González, Archivo capitular de san Isidoro de León… 1172-2005, 1910. Juan Eloy Díaz-Jiménez. Reliquias de la iglesia de León, León, 1901. Memoria Ecclesiae, Volúmenes XXXV y XXXVI, Oviedo, 2008 y 2009.
HISTORIA
La Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz fue erigida el 22 de septiembre de 1962 por el entonces Obispo de León, D. Luis Almarcha Hernández.
El principal impulsor y auténtico fundador de la Cofradía fue Eduardo de Paz Díez que se convirtió en el primer abad de la misma al ser confirmado en este cargo por la Junta General de la Cofradía celebrada el 26 de septiembre del mismo año.
Como ocurre siempre, los primeros años fueron duros. La disponibilidad económica era mínima y sólo gracias a las muchas horas de esfuerzo y dedicación y, por qué no decirlo, a varios préstamos avalados personalmente por la Junta de Seises, se consiguió que en tres años la cofradía tuviese dos pasos en la calle, ambos de talla excepcional. La titularidad del primero fue concedida por el Obispado. Esta talla no es otra que la imagen del Cristo de los Balderas, obra de Gregorio Fernández. Esta obra recibe culto en la Iglesia Parroquial de San Marcelo.
IMAGINERÍA
• Primera Palabra. “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”
(Lc. 23,34).
Fernando Aguado Hernández. 2022.
• Segunda Palabra. “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”
(Lc 23, 39-43). Ángel Estrada. 1964.
• Tercera Palabra. “Mujer, ahí tienes a tu hijo… ahí tienes a tu madre”
(Jn 19, 25-27). Hipólito Pérez Calvo. 1994.
• Cuarta Palabra. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”.
(Mt 27, 46-47) (Mc 15, 34-35).
Jesús Iglesias. 1996.
• Quinta Palabra. “Tengo Sed”
(Jn 19, 25). Manuel Martín Nieto. 2003.
• Sexta Palabra. “Todo se ha consumado”
(Jn 19, 30). Manuel Martín Nieto 2008.
Fotografía: Marta Cayón
• Séptima palabra. “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu”. (Lc 23, 46).
El original fue realizado por Gregorio
Fernández en 1631 y no se procesiona por ser de enorme valor artístico. Se procesiona una copia de Amado Fernández, realizada en 1969.
ACTOS PECULIARES
• Jueves Santo: 12:30 horas.
Pregón a caballo de las Siete Palabras. • Promesa de Silencio: Todos los hermanos la realizan antes del Via Crucis y de la procesión de las Siete Palabras, siendo la primera Cofradía leonesa que lo contempla a nivel estatutario. • La Carraca: Empleada en su tiempo para marcar las paradas y la reanudación de la procesión sin tener que recurrir a la voz. Hoy se utiliza como efecto sobrecogedor en el Vía Crucis del
Miércoles Santo. La cruz de Difuntos: Es tradición que quien siendo hermano haya sufrido la pérdida de algún familiar, solicite y obtenga la gracia de portar dicha cruz en los desfiles procesionales, adquiriendo así un hondo sentido testimonial y reparador. •••
Año de fundación:
1962
Abad:
Óscar Javier Ampudia Tascón
Templo:
Parroquia de San Marcelo
Hermanos: 1.350
Indumentaria:
Túnica de terciopelo de color rojo sangre, con cíngulo negro, capa negra de raso con vueltas blancas, capillo y guantes blancos y zapatos negros. El rojo simboliza la sangre martirial del Señor derramada en la Pasión; el negro, el luto de su muerte, mientras que el blanco es símbolo de la esperanza en la Resurrección, que rasga las tinieblas y transforma la muerte en vida.
Emblema: Bordado en oro sobre raso negro, de grandes dimensiones. Contiene las tres cruces del Calvario, la corona de espinas y los tres clavos, enmarcado todo ello por un óvalo.
PROCESIONES
• Miércoles Santo:
Solemne Vía Crucis
Procesional.
• Viernes Santo:
Procesión de las Siete Palabras.