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Asma, un tema actual
Unidad de Urgencias
Dr. Juan Alfaro Masferrer
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Al hablar de asma, debemos de tener la plena conciencia de que nos referimos a una entidad patológica de una grave repercusión mundial, que afecta a todos los grupos de edad y que su prevalencia se ve incrementada año tras año, en una gran cantidad de países.
En la actualidad, se calcula que el asma afecta a unos 300 millones de personas alrededor del mundo, es decir, alcanzaría un poco menos del 5% de la población mundial. Sin embargo, ante el avance de la medicina moderna la gravedad del asma se ha visto disminuida y se ve refl ejada en menos ingresos hospitalarios y muertes por esta enfermedad. A pesar del buen camino terapéutico del asma en los últimos años, hay que reconocer que la educación del paciente y la buena adaptación al tratamiento juegan un papel trascendental y fundamental para el control de los síntomas y sus exacerbaciones.
Actualmente, no existe una defi nición precisa y universalmente aceptada del asma, a pesar de los muchos informes y estudios científi cos alrededor del mundo. Esto hace que el número de diagnósticos de asma disminuya. Podemos describirla como una enfermedad multifactorial, caracterizada normalmente por una infl amación crónica de las vías aéreas, cuyo componente clínico está determinado por cuatro síntomas principales: tos,
opresión respiratoria, sibilancias y difi cultad respiratoria.
El diagnostico más preciso se determina por los síntomas más una prueba de espirometría positiva. Una vez establecido su diagnóstico, el paciente asmático debe adquirir el conocimiento, la confi anza y las habilidades necesarias para un adecuado control de su enfermedad. Se ha demostrado que una adecuada adherencia terapéutica, determina, sin lugar a duda, la evolución clínica del asma. Según el protocolo internacional del GINA de 2016, el tratamiento se basa principalmente en tres estadios que consisten en:
1) Revisión de la respuesta: consistente en valorar los síntomas, exacerbaciones, satisfacción de paciente y función pulmonar.
2) Evaluación: determinada por el diagnóstico, control de síntomas y factores de riesgo, preferencia del paciente a las distintas presentaciones de los fármacos, técnica de inhalación y cumplimiento.
3) Ajuste del tratamiento: con modifi cación de medicación, estrategias no farmacológicas y tratamiento de factores de riesgo modifi cables.
Para el cumplimiento de estos estadios, contamos con un abordaje terapéutico de tipo escalonado en cinco pasos, que proporciona mayor impacto en jóvenes y adultos y cuya fi nalidad es intentar controlar los síntomas y minimizar los riesgos futuros: Primer paso: uso de corticoides inhalados (ICS) en dosis bajas junto a la tradicional terapia con SABA (beta adrenérgicos de corta acción). En este paso se ven favorecidos aquellos pacientes con riesgo de exacerbaciones asmáticas, principalmente por la efi cacia en el alivio de los síntomas. Segundo paso: mínimas dosis necesarias de ICS asociados con SABA a demanda. En esta segunda etapa se ha evidenciado una reducción importante de los síntomas, aumento de la función pulmonar, mejora la calidad de vida y reducción del riesgo de exacerbaciones, hospitalizaciones y muerte relacionada con asma. Tercer paso: administración de uno o dos tratamientos de control, entre ellos un LABA (beta adrenérgicos de larga duración) junto a un ICS en dosis bajas como terapia de mantenimiento, y al igual que el paso dos la utilización de medicación sintomática a demanda. Cuarto paso: uso de dos o más medicamentos de control más medicación sintomática a demanda. Quinto paso: consistiría en asistencia de nivel superior.
Los factores desencadenantes del asma son muchos y variables, entre los que podemos mencionar: alérgenos como polen, pelos de animales, ejercicio, tabaquismo, infecciones, factores físicos, contaminación del aire ambiente, etc. El control de éstos será un objetivo importante en el tratamiento.
La variabilidad de los factores desencadenantes y el control de los mismos signifi can un reto importante para la estabilidad del asma en un paciente afectado. Su control dependerá muy estrechamente de las acciones ejercidas sobre éstos y la adherencia terapéutica que estará sujeta a la capacidad de aceptación y cumplimiento del tratamiento. La educación de los pacientes para disminuir la exposición a estos factores es determinante para evitar exacerbaciones y complicaciones mayores. Además, el cambio de hábitos de vida y actitud por parte del asmático contribuyen a su estado de salud y es básica. No se puede tener un tratamiento de asma limitado a la terapia farmacológica.
El futuro del abordaje terapéutico del asma es apasionante y es una temática de la que escucharemos, sin temor a equivocarnos, importantes avances en los próximos años, en manos de los profesionales, y más aún en el mismo paciente preparado se encuentra el éxito del control de esta enfermedad tan relevante.