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Crónica de un Recuerdo. Miguel Romano Aparicio. Un cofrade
Crónica de un Recuerdo
Miguel Romano Aparicio Un cofrade
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El día 22 de febrero del año en curso, un grupo de entusiastas hermanos de la Cofradía de Jesús Nazareno y Patrocinio de San José, cumplieron un doble sueño: Por un lado, viajar a la ciudad española semanasantera por excelencia, templo y espejo donde se miran el resto de semanas santas, según dicen algunos entendidos aunque otros no estemos totalmente de acuerdo, a presentar nuestra manera de entender esa conmemoración.
El otro sueño, después de muchos años, homenajear a un paisano del pueblo, que allá por el año 1920, se marchó a Sevilla en busca de un horizonte que le abriera su futuro. Allí, con un grupo de amigos y compañeros de trabajo, crearon la Hermandad de San Esteban.
En aquella ciudad entabló amistad con Manuel Galiano Delgado, un artista, no propiamente imaginero, que era más conocido como pintor, restaurador o dorador de marcos de cuadros. Comenzó a esculpir en aquella época, alguna imagen, con un resultado desigual. Las primeras que hizo no agradaron del todo a sus clientes, y estos se las devolvieron, quedándose él con ellas. Después, fue mejorando su técnica y retocando las obras que había hecho, hasta conseguir un resultado óptimo. Sus obras más significativas son: Ntra. Sra. de los Desamparados (1923), La Virgen de la Candelaria (1924). Ntra. Sra. de las Amarguras (1930-40) Jesús Nazareno (1930-40) y El Cristo del Sto. Entierro (1.943)
Nuestro vecino Licinio Mediavilla, le encargó una Virgen para la Hdad. de San Esteban, Ntra. Sra. de los Desamparados en 1923. Como buen sahagunense, y no olvidándose de su tierra, le mando hacer también otras dos imágenes para su pueblo: Ntra. Sra. de las Amarguras y a Jesús Nazareno entre los años 1930 y1940 las cuales regaló, trasladándolas -no sabemos a ciencia cierta el medio de transporte que usó- desde Sevilla a Sahagún. Teniendo en cuenta que hoy en día, con los adelantos que hay, se viene tardando de ocho a diez horas en autobús, nos podemos dar una idea de cuantos días tardarían en llegar. Muchos años han pasado en el más absoluto anonimato, hasta que hace unos años, se supo de su donación y se empezó a recalar información sobre el hecho, hasta llegar a este momento. Puestos en contacto con la Hdad. de San Esteban por medio de D. José Luis Luna Borge, nacido en esta tierra y afincado desde hace más de cuarenta años en Sevilla, se comenzaron a realizar los trámites oportunos para que el día 23 de febrero a las 17,30 horas, en el antiguo Convento de San Agustín en Sevilla, se procediera a homenajear al que fuera nuestro vecino, ya fallecido, en la figura de su hermana, ausente por enfermedad, y de su nieto. Hizo de maestro de ceremonias el citado D. José Luis Luna Borge, que fue el que hizo todas las gestiones en dicha ciudad para que este acto se pudiera celebrar.
Nos dio la bienvenida la Teniente de Hermano Mayor de la Hdad. de San Esteban, Dña. Ana Ruiz Copete, por no poder acudir el Hermano Mayor por enfermedad.
Después el Apoderado de nuestra Cofradía, quien con voz entrecortada en varias ocasiones, nos deleitó con una emotiva alocución, cargada de recuerdos emocionados.
A continuación el nieto de Licinio Mediavilla, Luis Mediavilla Mejías, esbozó unas pinceladas de la vida de su abuelo y nos contó su historia. Historia que le había contado su madre y su tía y que estuvo cargada de recuerdos emocionados. Seguidamente se dio inicio al Hermanamiento entre las dos Cofradías, el cual culminará próximamente en Sahagún, con la visita que nos harán los hermanos sevillanos.
Para finalizar el acto, el Alcalde de la Villa dirigió unas palabras cargadas de la misma emotividad que las que dirigieron el resto de intervinientes.
El acto estuvo amenizado por la Agrupación Musical de Sahagún la cual, entre alocución y alocución, demostró su profesionalidad, dejando a todos los lugareños sevillanos con la boca abierta. Comenzaron con la marcha dedicada a Ntra. Sra. De los Desamparados de Sevilla, marcha que los hermanos de San Esteban consideran su himno. Después interpretaron la Virgen de las Amarguras, presente en el acto y testigo de lo que allí estaba ocurriendo. Culminó el acto con la interpretación de las marchas “El Cristo de la Urna” y “La Virgen de la Soledad”, acompañándose por el tenor y la soprano que habitualmente nos acompañan todos los años en nuestra manifestación religiosa. Se cerró el concierto con el “El Himno a Sahagún” compuesto por los hermanos Blasco Juan.
Después de una tarde llena de emociones y recuerdos encontrados, la Cofradía de Jesús Nazareno y Patrocinio de San José de Sahagún, ofreció a todos los asistentes, unos suculentos y apetitosos platos típicos de la Villa. El escabeche, los higos pasos con pimentón y aceitunas negras, las galletas de hierro, todo ello regado con nuestra típica y tradicional limonada. El domingo, después de recoger nuestros enseres, hicimos una visita, obligada, a la Grande de Sevilla, Ntra. Sra. La Virgen de la Macarena y Ntro. Padre Jesús de la Sentencia.
Después la vuelta a nuestra tierra, nos hizo despertar de un fin de semana intenso pero emotivo, en la ciudad donde la Semana Santa se vive todos los días del año de una manera diferente y donde el fervor, pero también el boato y el lujo en todo lo que la rodea, ha quedado patente y palpable. La nuestra, mucho más sobria y austera, se codeó con la suya, pomposa y grandilocuente, pero sin hacerse de menos una a la otra, sino todo lo contrario, complementándose y yendo juntas de la mano. Estamos seguros que nuestras costumbres y tradiciones, han impresionado a nuestros Hermanos sevillanos, porque han conocido otra manera diferente de conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, buen contrapunto a su evolución.
Que todo lo vivido nos sirva para preservar lo nuestro por encima de modernismos y de evoluciones desmesuradas y, que todo ello, no nos haga perder nuestras señas de identidad. Y como se dice en nuestra tierra en el argot semanasantero: “QUE SEA ENHORABUENA”