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ENTREVISTA A D. ALFONSO GARCÍA NAVARRO “EL MATORRAL”

Entrevista a D. Alfonso Garcia Navarro “El Matorral”. Vicepresidente de la JCF de Villena en 1977, cuando se compró la casa palacio SelvaMuseo Festero

Antonio Martínez Puche. Coordinador “Día 4 Que Fuera”

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Cuando presentamos la Revista Especial Día 4 Que Fuera el pasado 4 de agosto, el modernismo fue el hilo conductor, pero también hicimos un pequeño homenaje al 40 aniversario en el que se adquirió el inmueble actual, donde se localiza la sede social de la Junta Central de Fiestas, y por ende de todos los festeros/as. Por entonces era Vicepresidente Alfonso “Matorral”, que junto a su amigo Paco “Valeriano” (ya fallecido), acometieron esta valiosa decisión que cuatro décadas más tarde, agradecemos desde esta Junta Directiva en nombre del mundo de la Fiesta.

Son las 9’30 de la primera semana de agosto. Suena el timbre y el presidente de la Junta Central de Villena, Luis Sirera, abre la puerta y recibe a Alfonso García Navarro, “El Matorral”, número 1 de los Moros Realistas, dispuesto a charlar un rato con nosotros para ilustrarnos de cómo fue la compra.

Nuestro entrevistado nació en 1930 y comienza su andadura como festero en la comparsa de Labradores de la que era cabo su padre José García Hernández, conocido como “Rampeta” que fue así mismo socio fundador de la misma

En efecto, en los años cincuenta, y siendo presidente de la comparsa José López “Panchana”, tuvo un pequeño desencuentro con los Labradores, y se apuntó con sus amigos en Los Moros Realistas, una vez que se había casado, ya que antes su madre no le había dejado, al faltar su padre después de la Guerra Civil.

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- Mi madre era una esclava. Lavaba ropa, hacía de comer y cenar…. ya que mi padre en aquellos tiempos, en fiestas, también se traía a casa a los músicos cuando no había otros lugares para quedarse. Mi madre creía que yo iba a hacer lo mismo que mi padre, después de guerra, y entonces me dijo que hasta que no me casara, no me iba a dejar apuntarme de festero. Como nos ilustra, en un magnífico semblante de “El Matorral”, el expresidente de la JCF Antonio Gómez Torres (junio de 2015), con motivo de la concesión del premio El Tito, en Villena Cuentamé (…) “pasados unos años, es en 1955 cuando nuestro personaje vuelve a retomar su andadura festera y enseguida se involucra en las labores organizativas de la asociación a la que pertenece (Los Moros Realistas). En 1958 la representa como capitán, siendo además presidente de la comparsa ese mismo año y el siguiente, continuando durante varios años más con diferentes cargos como vicepresidente y tesorero. En 1973 forma parte de la recién creada Junta Central de Fiestas como delegado de la comparsa de Moros Realistas, siendo vicepresidente de la Junta desde 1976 a 1980.

Durante muchos años fue el responsable de la carroza donde participaban los pequeños y pequeñas de la comparsa, realizando además la decoración de la misma, que consistía en reproducir el turbante y un velo de Moro Realista de grandes dimensiones, labor en la que también colaboraba siempre su mujer. Fue cabo de escuadra durante un largo periodo de tiempo, concretamente

veintiséis años, transmitiendo esta ilusión tanto a sus hijos como a su nieto”.

Cuando le preguntamos sobre su pertenencia a la Junta Central, y a la etapa de Vicepresidente, que fue cuando se adquirió el inmueble actual, la casa-palacio Selva-Mergelina, Alfonso nos responde.

“En la Junta Central de Fiestas entré en 1973, para sustituir como delegado de la comparsa a I. López, que se había ido a Francia. En principio entré para estar tres meses y me quedé más tiempo, siendo presidente Paco Zapater. Pasados unos meses, la comparsa de Realistas me mandó una carta por la que me designaba delegado de la comparsa en la JCF. Cuando entré, yo era cabo, y dije que no me daba cuidao de estar en la Junta Central, pero que si no podía ponerme el traje para salir de cabo, me levantaba y me marchaba. Pero me contestaron que en la Junta Central, si no nos podíamos poner traje, no nos lo ponemos, porque no estamos para divertirnos, ni el uno ni el otro, sino que estamos para organizar las fiestas”. En 1976, y después de tres votaciones, se presentó Paco Navarro González (Valeriano), al que acompañó Alfonso como Vicepresidente y con él que sí que pudo compatibilizar su cargo en la Junta Central, con su puesto de cabo.

Durante la presidencia de Paco “Valeriano”, Vicente Prats les comentó la posibilidad de adquirir la Casa Selva-Mergelina. Al parecer la última propietaria del inmueble, Dolores Selva Mergelina “la Tía Lola”, soltera y sin descendencia, había dejado en el testamento, según “Matorral”:

“Que primero eran los festeros, y que si los festeros renunciaban a ella, entonces podían venderla a otros. Al parecer le gustaba mucho las fiestas. Pero se pasaron bastantes meses y llegó un momento que había un finiquito en el que se daba un límite temporal al objeto de adquirir la casa. Y si se renunciaba a la casa, había que firmar un documento por parte del Presidente y del Vicepresidente de la Junta Central, para que la casa se pudiera vender. Total, que Vicente Prats, que era el intermediario, nos dijo que había que decidirse pero poniendo los billetes encima de la mesa. Entonces Vicente Prats, Paco Valeriano y yo fuímos por cada una de las comparsas para ver si querían casa o no. Por entonces también estaba el follón por el que las comparsas no tenían un lugar para que los músicos se quedaran a dormir, por lo que también habían ido comprando sus respectivas sedes sociales”. En esta tesitura muchas comparsas no podían hacer el desembolso de “dos casas”, por lo que Vicente Prats, les dijo que el plazo para hacer valer la opción de compra de la Casa-Palacio expiraba, y que tenían que responder con el dinero en efectivo, o bien se renunciaba a la compra por parte de la Junta Central de Fiestas.

- “En fin, que nadie quería casa. Y yo que vivo en el Regajo, me acerqué una noche a tomarme un cubatica al Club de Tenis. Y allí me encontré a Castuera, el que tenía la gestoría. Cuando me preguntó que como iba el tema de la compra de la casa, yo le contesté que no la comprábamos. Al decir eso, me espetó – ¿Que no compráis la casa? Si no compráis la casa es pa mataros….” -

Alfonso sigue contándonos - “Total que me dolió tanto aquello que al día siguiente hablé con Paco Valeriano, y le dije que no había podido dormir. Paco me comentó que él tampoco. Total que nos fuímos al banco, para ver si nos podían financiar los 6.000.000 de pesetas que valía la casa. Claro, pero para demostrar que éramos personas solventes, necesitábamos una fianza de medio millón de pesetas. Y teníamos sólo 28 horas de plazo”-.

Sin duda fue una decisión difícil porque les tocó poner dinero de su bolsillo, sobre todo al presidente de entonces Paco “Valeriano”. También hubo alguno de la Junta Directiva del momento que vio una oportunidad para revender la casa y sacar más dinero, a los que otros le replicaron, como Alfonso Matorral, y se negaron ya que la casa, si se había adquirido a ese precio “ventajoso y razonable”, era porque los destinarios finales iban a ser los festeros, que se quedarían la casa para uso y usufructo. Durante los primeros años de la existencia de la Junta Central de Fiestas, se había generado un “lobby” entre los antiguos presidentes de la misma, que procedentes del mundo de la cultura local y las finanzas (banqueros, impresores y asesores), en un primer momento vieron con desconfianza las acciones y decisiones de la nueva Junta Directiva, encabezada por Pepe “Valeriano” y Alfonso “Matorral”. Y Alfonso nos comenta, con cierto orgullo

- “Ya ves, un fontanero y un zapatero lo van a hacer. Y armamos una revolución. Compramos la casa, cambiamos la procesión, compré las tribunas, cambié el lugar de las embajadas….En esta etapa nos acusaron, en varias ocasiones, de que nos íbamos a cargar las fiestas”-

En efecto, en su etapa de vicepresidente de la Junta Central de Fiestas, y siempre contando con la complicidad de Pepe “Valeriano”, su amigo y presidente, muchos e importantes fueron los logros conseguidos. Así, además de adquirir la Casa Palacio casi un año después de entrar en la Junta Central (formalizada su adquisición en la Junta de Gobierno de la JCF del 17 de febrero de 1977, por unanimidad) Alfonso, fue una de las tres perso-

nas que firmaron el préstamo para poder adquirir la actual Casa del

Festero, junto a Paco Valeriano y Pepe “(…) el Pipiolo, almogávar y zapatero. Tres personas solventes que avalamos la petición del préstamo que tardó una semana en ser aceptado”. Se modificó el recorrido de la Procesión suprimiendo el paso por las calles San Antón y Empedrada saliendo a la Puerta Almansa desde la Plaza de Santiago por la calle Ramón y Cajal y desfilando los festeros por el interior de la Iglesia de Santiago al inicio de la misma. Además, como nos informa Antonio Gómez, se puso en marcha, en colaboración con el Ayuntamiento, el Pabellón Festero siendo necesario para ello derruir las antiguas casas de la guardia civil y construyendo el escenario. También se adecuaron los hogares del patio del Santuario de nuestra Patrona (Gómez, A. 2015). Pero si en algo fue fundamental la decisión de Alfonso Matorral, fue en el traslado de las Embajadas desde la Plaza de Santiago, lugar en el que se instalaba un castillo metálico y de escayola para celebrarlas, al castillo de La Atalaya.

“En 1977, yo salía de cabo, porque

me dejaban salir. Pero a cambio, me tenía que encargar de montar el castillo para las embajadas. Yo cuando estaba en la Junta Central, éstas se realizaban en la plaza de Santiago. Entonces las cuatro almenas del castillo, eran de escayola, y cada vez que el castillo se quitaba, se rompían, con lo que siempre había que hacerlas. Ese año se pusieron de acuerdo el de la escayola, el que montaba el castillo y todos, para poner muchos problemas, con lo que se incrementaba el precio del montaje. Por lo que decidí subir las embajadas al Castillo de arriba. Me subió Alfredo, Prats y otros, y me preguntaban que dónde iba a poner las estructuras para montar la embajada. Pero yo ya lo tenía todo pensado y había hablado con el carpintero, para plantificar la plataforma para poner La Mahoma, sabía dónde se tenían que poner los embajadores… Y lo tenía todo preparaíco. Me repitieron cuarenta veces que me iba a cargar las fiestas. Cuando llegó el día 6, yo que vivía en la calle la Arena, desde una terraza, y al finalizar la Embajada, me puse el traje y subí al castillo. Felicitaciones para Prats, para Alfredo, y para todos, y a mí nadie me dio los buenos días. Y ahora a los 38 años, después de todo aquello, se han acordado de lo que había hecho, y me dieron el premio el Tito en 2015, porque ya no me acordaba ni yo”.

La venta de las sillas y tribunas,

también fue un cambio y renovación acometida por Alfonso Matorral y su equipo.

– “Las tribunas, me encargué yo. Entonces venían para poner las sillas, tantas me traes, tantas te llevas, tantas rotas (…) Por aquella época Policarpio, su hijo y yo poníamos una cuerda, en las que se metían 10 sillas, que además se numeraban. Aunque me dijeron que no sabía nada de sillas, yo aprendí pronto. Y cuando llegaba el día 5, cada uno sabía donde se tenía que sentar, mejor que nunca. Y así tanto las del lado de la izquierda y de la derecha, estaban numeradas. Antes, habían unos follones tremendos”. - Con la gestión de las sillas, consiguieron obtener unos ingresos superiores a un millón de pesetas, durante este primer año, “que nos sirvió para pagar las deudas de las películas de fiestas, y máquinas de cine de Murillo, que en años anteriores habían acumulado un montante de unas 800.000 pesetas”. Retomamos, en el hilo de la conversación, la compra de la casa y nos confirma que una vez realizada las firmas y la petición del préstamo éste “se devolvió con parte de las aportaciones que el ayuntamiento daba, en concepto de subvención, a la Junta Central, que estaba alrededor de unas 35.000 pesetas. Y así se arregló todo, ya que salíamos a duro cada festero. Y teníamos 6 años para pagarla. Éramos 16 personas en la Junta Central”.

Cuando compraron la casa, estaba todo “hecho polvo, todo derribado y la Junta Central lo limpió todo. Y el Ecuador Festero de 1978, ya lo hicimos aquí….Tiramos los tabiques, hicimos el salón largo….Trabajamos como locos (…) Arreglamos el museo, quitamos las caballerizas y las cochineras. Hicimos mucho trabajo. También hay que recordar en esta etapa a Miguel Hernández, que fue presidente de los Bereberes. Un tipo de categoría. Siempre estaba ahí para ayudarte en lo que hiciera falta”.

“La Junta directiva, nos juntábamos los fines de semana a almorzar al lado de la palmera, y luego empezamos a trabajar. La casa se inauguraba por trozos. Era un pozo sin fondo”. “A los dos años, comenzamos a montar el Museo. Éramos toda la Junta Directiva una piña. Sinceramente, lo pasé bien y mal en mi época de la Junta Central, y desde entonces he tenido amigos para toda la vida”

Con Genaro Martínez López, miembro de la Junta Directiva actual que se incorpora a la conversación, comenzamos a hacer balance, para ir terminando esta entrevista-conversatorio con Alfonso. Le preguntamos por los suelos valencianos Nolla, este pavimento

que en los últimos cuatro años se han revalorizado tanto, y que han dado lugar a la “ruta del modernismo de Villena”.

“Sinceramente, cuando entramos, estaban las cochineras, las habitaciones del servicio y de los señoritos, y el pasillo que daba al patio, ya que correspondía con la puerta de Postigo, para la entrada de carruajes y caballerizas. Y cuando entramos, me fijé más en los techos, por las goteras que había y las reparaciones que había que hacer, que en los suelos. También había una palmera en el centro del patio, que yo creo que envenenaron porque molestaba. De hecho la arrancaron cuando enfermó. A lo largo de los años que estuvimos en la Junta se hicieron tres o cuatro inauguraciones de las diferentes reformas de la casa”.

Una vez pasadas las décadas, la familia Mergelina-Selva ha seguido viniendo a ver la casa. Incluso se hizo hace años un encuentro familiar según nos recuerda un artículo de uno de los herederos, Juan Campos Ros, en el Periódico de Villena, un 5 de septiembre de 2014. Incluso Genaro, nos recuerda que en su etapa con Manolo Muñoz como presidente de la JCF (2008-2011), una heredera de los Mergelina venía de visita y se ponían sendos reposteros con los escudos Mergelina y Selva, en el hueco de la escalera y en balcón de la casa, que el oftalmólogo Campos había confeccionado, en su momento, para la “tía Lola”.

Para finalizar la entrevista con Alfonso le preguntamos por aquellos momentos que más recordaba con cariño, y lo que más le había molestado, durante los siete años que había durado su etapa en la Junta Central de Fiestas.

“Lo mejor es la satisfacción de ver las embajadas en el Castillo y pensar que eso lo promoví yo. Y cuando paso por la puerta de la Junta Central de Fiestas, me siento muy orgulloso de la compra que hicimos en su momento, aunque nadie se acuerde. Yo si que lo tengo muy presente. En cuanto a lo malo, hay dos cosas que destacar. La primera es cuando me llamaron de Valencia un año, para informarme que venían 50 jubilados a ver La Entrada. Como era responsable de las sillas, yo pensé guardarles 50 sillas en el inicio de la plaza del Rollo, y no cobrarles por las mismas. Cuando lo compartí con el resto de directivos de la Junta Central, uno me espetó que él también quería 50 sillas para su partido, con lo que le tiré las invitaciones a la mesa, con mucho cabreo, y me marché. Y otro hecho que recuerdo fue entre los años 1978-1979, que marchamos a desfilar con los chiquillos a Barcelona en un intercambio. Yo me encargué de recogerlos y de que nadie se metiera con ellos. Pero cuanto tocó que vinieran los nenes de Barcelona aquí, para quedarse unos días en Villena, para que estuvieran en fiesta, yo empecé a repartirlos, y empezaron a decir los padres… que no se llevaban chiquillos, porque no querían estar sujetos a esa obligación y a estos “monigotes” durante las fiestas. Y me cabreé tanto, que dije que todos se vinieran a mi casa. A partir de ahí, las cosas se fueron enturbiando y yo no era el mismo, y la gente empezó a perder el respeto y ya no lo aguantaba. Por lo que decidí macharme en 1980, después de las fiestas. Entró en mi puesto Pascual Mullor, que fue presidente de los Cristianos, pero sólo estaría unos meses porque en 1981 ya entraría una nueva Junta Directiva con Romualdo Moreno como presidente”. Sin duda, toda una vida dedicada a la fiesta, en sus diferentes formas y formatos. Y durante toda nuestra conversación remarcando su carácter socioprofesional, un “zapatero” junto al de su amigo Paco, un “fontanero”, que hicieron equipo con otros más y hasta 1980, provocando cambios sustanciales en la Fiesta, y en su gestión, que merecen ser recordados hoy aquí, ya que después de 40 años, uno de esos hitos fue la compra y primer acondicionamiento de la Casa Palacio Selva-Museo Festero (Luego han venido otros más). También estableciendo amistades y alianzas con otros pueblos festeros. Es por ello que como homenaje a nuestro entrevistado nos hagamos eco para finalizar de la siguiente anécdota. En las presentes fiestas de 2017, se produjo el reencuentro con la actual vicepresidenta de la comisión de Fiestas de Aielo de Malferit (Valencia) Mara y su esposo. Y recordaba como Alfonso les contaba como se habían hecho con el inmueble de la Casa Palacio. Además, este reencuentro del pasado día 5 de septiembre, dejó huella en un mensaje que reproducimos como colofón a esta entrevista…

- “En Aielo vivimos con él y su mujer momentos muy emotivos. El día de cada entrada, hace años, y en Villena cuando íbamos a su casa en el campo, y después nos llevaba a casa de Gaspar Jordán a ver los trajes. Fueron años muy especiales y es que cuando te rodeas de personas buenas, los recuerdos son inolvidables”

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