7 minute read
NORUEGA
La Tierra de los Fiordos
Página anterior. Cascada Velo de la Novia o Siete Hermanas, en el impresionante fiordo de Geiranger.
Página actual. Llega el verano en Geiranger y la nieve en las cumbres sigue acompañando nuestro camino.
Si sólo se pudiera hacer un viaje por el norte de Europa, ése debería ser el que nos descubriera la Noruega de los fiordos, sin duda un paisaje majestuoso, de una belleza arrebatadora que caracteriza gran parte de la extensa costa atlántica de este país escandinavo. Pero ¿qué es un fiordo? Es el término que define los estrechos y vertiginosos valles marinos en forma de U que se han formado tras la retirada de los hielos de pasadas glaciaciones. Abundan sobre todo por el norte de nuestro planeta, pero los de Noruega son tan numerosos y espectaculares que su denominación en lengua local ha dado nombre a este fenómeno geológico. Pueden llegar a tener una extensión superior a los 200 km y su profundidad excede, en ciertos casos, los 1300 m por debajo del nivel del mar
Fiordos Del Oeste
Si no se cuenta con demasiado tiempo, lo más recomendable es concentrarse en lo que se conoce como los Fiordos del Oeste, una región del tamaño del Estado de Campeche pero con una costa tremendamente accidentada, cuajada de islas sugestivas, donde se concentran muchos de los fiordos más emblemáticos del país. Es una región para ser descubierta de muchas formas, pero quizás sea mejor hacerlo en coche y combinarlo con recorridos puntuales, tanto en tren, como en barco o incluso a pie. Así, teniendo en cuenta que el principal aeropuerto de Noruega se encuentra en Oslo, la capital, se nos permite descubrir en el camino, a lo largo de los 480 km que la separan de Bergen —conocida como la puerta de entrada a los fiordos— algunos tesoros como la preciosa iglesia medieval de Borgund, una de las más características y mejor conservadas de un estilo que sólo se ha producido en esta parte del mundo. En lengua noruega estas iglesias se conocen como stavkirke y tienen la peculiaridad de estar construidas en madera, con una decoración inspirada en el mundo de los vikingos. La mayoría de estos pintorescos edificios se remonta a los s. XII y XIII, aunque casi todos han sufrido cambios a lo largo de su historia o han sido reconstruidos conservando, sin embargo, su particular idiosincrasia. Vale la pena fijarse en los extraños motivos escultóricos que aparecen en los lugares más recónditos y en los restos de pinturas religiosas, que han sobrevivido a los avatares de la historia. Quien quede fascinado por la stavkirke de Borgund y sienta curiosidad por ver otros ejemplos de este curioso tipo de arquitectura, puede seguir su rastro a través del laberinto de fiordos de la Región Oeste. En el mismo entorno del profundamente hermoso Sognefjord, donde se encuentra, se esconden otras carismáticas iglesias, como la de Urnes de 1150, que se considera la más antigua y fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
Justo antes de llegar a Bergen, vale la pena acercarse a la de Fantoft, que si bien fue reconstruida hace pocos años, sigue siendo un hito visual en el paisaje de esta costa con su techo escalonado y tirantes en forma de cruz de San Andrés en el interior. De alguna forma, se ha transformado en el guardián de esta pequeña metrópolis que, durante siglos, fue la ciudad más importante de Noruega.
01. Iglesia Borgund en Aurland, que data del s. XII, es la mejor conservada del país. En la actualidad es un museo.
02. En primavera las calles de Bergen se llenan de vida tras seis meses de oscuridad.
03. Bryggen, antiguo barrio de comerciantes situado en el embarcadero de la ciudad de Bergen.
BERGEN: PUERTA DE ENTRADA A LOS FIORDOS
Fundada hacia 1050 por el rey Olav El Pacífico, Bergen no tardó en adquirir un inusitado protagonismo en la costa norte europea, que rara vez ha abandonado desde entonces. Para comenzar, lo mejor es ascender en funicular, tanto al Monte Ulriken a 643 m, como hasta la altura de 320 m del monte Floyen. Son visiones distintas pero al mismo tiempo complementarias, que nos permiten descubrir su extraordinario emplazamiento, rodeada de una legión de islas con formas caprichosas, y también el puerto, que la población local conoce como Vagen, en torno al cual ha girado toda su actividad comercial y política. Luego descubriremos, ya a nivel del mar, que en uno de los extremos del puerto de Bergen aún se conserva Ber- genhus, la fortaleza que la protegía y marcaba su poderío ante posibles invasores, aunque su elemento más notorio y carismático es el barrio de Bryggen, formado por multicolores casas de madera, construidas por los comerciantes alemanes que llegaron durante el s. XIV de la mano de la influyente Liga Hanseática, la asociación que dominaba, en aquella época, las redes comerciales a lo largo y ancho del norte de Europa. Ahora sus pintorescas callejuelas se han llenado de hoteles, restaurantes y tiendas de artesanías, pero quienes deseen conocer cómo era la vida en Bergen entre los s. XIV y XVIII, debe acercarse a algunos de los museos que se han creado en sus edificios más significativos. El Hanseático ofrece mucha información, aunque quizás sea más revelador visitar el cuartel general de estos mercaderes, conocido como Schotstuene o aún mejor la antigua Leprosería que nos revela aspectos inusitados de esa sociedad que floreció hace quinientos años.
Por otra parte, Bergen es la ciudad más divertida e interesante de esta costa —vale la pena acercarse a su mercado de pescado al aire libre en el mismo puerto— y el lugar perfecto desde donde adentrarse en los misteriosos fiordos que la rodean, aunque no sin antes pasearse por alguna de sus fascinantes pinacotecas, cuajadas de obras de Edvard Munch y otros grandes artistas contemporáneos.
Páginas anteriores. El mirador Stegastein se proyecta 30 m más allá del borde, a 650 m sobre el fiordo de Aurland.
Vista desde el bosque del espectacular fiordo de Geiranger y su famosa cascada.
01.
El glaciar Briksdalsbreen es en realidad un brazo del glaciar de Jostedal, el más grande de Europa. Se accede por un bonito sendero de 2.5 km.
02.
Es verano pero aún podemos encontrar estos apacibles paisajes invernales en cualquier recodo de Noruega.
PUEBLOS, FIORDOS Y CUMBRES ELEVADAS
La carretera E16 comunica con Voss, una población de unos 14,000 habitantes a orillas de un lago rodeado de altas cumbres, que destaca por su original iglesia construida en el s. XIII, en cuyo interior se esconde uno de los conjuntos barrocos más espléndidos de todo el país. Su mayor interés radica, sin embargo, en ser uno de los principales cruces de caminos de la región de los fiordos. Desde aquí se puede llegar a Ulvik, un pueblecito con mucho encanto, rodeado de montañas aún más descomunales pero que sobre todo es conocido por ser la puerta de acceso al famoso tren que lleva hasta la población de Flam, tras un viaje tan corto como inquietante, con enormes desniveles. Si el trayecto no puede resultar más emocionante, el paisaje que se descubre al final del camino suele dejar boquiabierto al viajero. El fiordo de Aurlandsfjord no es el más extenso, pero concentra un enorme número de cascadas y no menos privilegiados puntos de observación, como el mirador Stegastein desde donde se tiene la sensación de sobrevolar este deslumbrante paisaje.
Muy distinta, aunque no menos grandiosa, es la experiencia que nos proporciona Jostedalsbreen, el glaciar rey de esta parte de Noruega que sólo descubre toda su belleza cuando se le recorre a pie, a través de un paseo guiado por un profesional. Es un mundo en sí y vale la pena ir explorando, sin prisas, sus distintas realidades, tanto en la zona de Briksdal, como en la de Nigards, donde la lengua de hielo está en perpetuo movimiento.
El Fiordo Geiranger
Y si a esas alturas del viaje alguien creyera que ya la naturaleza no podría superarse, aparece el fiordo de Geiranger, uno de los más reducidos en tamaño pero quizás incomparable en su excelsa belleza. Mide 15 km de longitud, con una anchura máxima de 1.5 km. Hay que recorrerlo en barco, pero también ascender a un privilegiado mirador como el de Dalsnibba, desde donde se descubren sus cascadas. Todo ello al son de la música de Edvard Grieg, el gran compositor noruego del s. XIX que, posiblemente por haber nacido en esta parte del mundo, supo captar todos sus matices y se inspiró no sólo en el folclore sino en la misma naturaleza. Especialmente recomendables resultan su Concierto para Piano en La menor y sus 25 Canciones y danzas noruegas.
01. Hotel Tørvis, en la población de Marifjora, con un hermoso jardín frente al fiordo de Gaupne.
02. Faerland, pueblo de los libros. En cada esquina encontramos libros en estantes y, a un lado, un buzón donde depositar el dinero de sus compras. Página opuesta Tras 418 escalones podemos observar la ciudad de Alesund a vista de pájaro desde el monte Aksla.
Hoteles Hist Ricos
Son tantas las sensaciones y la emoción que se perciben en esta tierra de fiordos, que resulta casi imprescindible tomarse un respiro en alguno de los confortables hoteles que jalonan la ruta. Sobre todo en los que se denominan históricos, por haber sido testigos privilegiados de los primeros que se aventuraron por esta parte de Escandinavia y que todavía parecen mantenerse en una burbuja del tiempo. Por aquí han pasado muchos de los grandes viajeros del s. XIX, que pusieron de moda la exploración de esta costa, rodeada por majestuosas montañas.
Una buena forma de saborear en profundidad esta privilegiada parte de Noruega es precisamente ir en busca de esos establecimientos, situados en los lugares perfectos desde donde ver cómo la caprichosa meteorología que rige en estas latitudes va transformando los paisajes ante nuestros ojos. En Voss, por ejemplo, destaca el histórico hotel Fleischer’s de 1864, cuyo actual edificio en estilo suizo alpino se terminó en 1889. También en Flam surge un hotel con personalidad propia: el Fretheim, una casa solariega reformada en la década de 1800.
Otro lugar recomendable es el hotel Tørvis frente a Lustrafjorden, uno de los fiordos menos conocidos pero lleno de un encanto muy especial. Es además el lugar ideal donde practicar todo tipo de deportes acuáticos y actividades de montaña, entre una vegetación exuberante.
En Fjaerlandsfjord, el excelso hotel Mundal es perfecto para perderse en las librerías de viejo de Fjaerland, una minúscula población de casas de madera conocida como Den Norske Bokbyen, es decir el pueblo noruego de los libros, un delicioso rincón de este territorio de fiordos, rodeado de bosques y montañas que parece salido de un cuento de hadas, que se desarrolla en este entorno único.