Leyendas en la historia de
Contribuyendo a la excelencia educativa de Puerto Rico. Desde 1997
Esta es una obra concebida, diseñada y realizada por personal, editores y colaboradores de Editorial Panamericana, Inc.
Adaptación de leyendas recopiladas por Cayetano Coll y Toste Asesoría Pedagógica Profa. Luz Amarilis Ramos Ilustrador Miguel Ángel Martínez Álvarez
EDITORIAL PANAMERICANA INC. Copyright 2013 Editorial Panamericana, Inc. Tel: (787) 277-7988 • Fax: (787) 277-7240 P.O. Box 25189 San Juan, Puerto Rico 00928 info@edpanamericanapr.com • www.edpanamericanapr.com Producido en San Juan, Puerto Rico ISBN: 978-1-61725-181-8 Prohibida la reproducción total o parcial de este libro sin la autorización por escrito de la Editorial. VP Ejecutivo Proyectos Educativos: Dr. Juan J. Rodríguez Directora Editorial: Profa. Luz Amarilis Ramos Asesora Editorial y de Tecnología: Profa. Sharra Fermín Lavender Diseño y diagramación: Miguel Ángel Martínez Álvarez, Michelle Acevedo Padilla Diseño de portada: Michelle Acevedo Padilla
Guanina y Sotomayor (1511) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Cuenta la leyenda que durante la conquista española de nuestra Isla una hermosa india llamada Guanina y uno de los conquistadores Cristóbal Sotomayor se enamoraron. ¿Qué les pasó? Lee esta leyenda y lo sabrás.
La Garita del diablo (1790) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Durante los primeros siglos de la colonia española, la isla de Puerto Rico era muy propensa a los ataques de piratas. La ciudad capital estaba rodeada por castillos y murallas. Alrededor de las murallas había, entre trecho y trecho, unas torrecillas o garitas donde los soldados hacían su guardia día y noche. Entre todas las garitas, había una, la más distante y solitaria, que estaba sobre un acantilado profundo. Esta garita adquirió su nombre según cuenta la leyenda…
La Rogativa (1797) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Uno de los símbolos de la capital es el monumento de la Rogativa o la procesión, situado en una plaza del puerto de San Juan. La noche del 30 de abril de 1797, según cuenta una leyenda muy popular en Puerto Rico, el pueblo de San Juan, por temor a que los defensores españoles no pudieran repeler el ataque de los británicos...
Por la libertad de un niño esclavo (1858) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Durante la época de la colonia española los esclavos africanos no podían disfrutar el derecho a la libertad. Para 1858 el gobernador Pezuela, había promulgado una ley que permitía comprar en la pila bautismal a cualquier niño eslavo que era llevado a bautizar. Un hombre que se conoció como el padre de los esclavos y negros aprovechó esta situación. Ese hombre fue...
El perro de piedra (1868-1878) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 El Puente Dos Hermanos es la entrada de Condado a la isleta del Viejo San Juan, allí existe un arrecife natural donde una pared de piedras rompen las grandes olas que vienen contra la playa. Existe allí una formación rocosa en forma de un perro sentado en sus patas traseras que mira hacia el mar. Cuenta una leyenda que ese perro...
Guanina y Sotomayor
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ra el tiempo en que los conquistadores españoles se habían apoderado de Boriquén, que así se llamaba entonces la isla de Puerto Rico. Guanina era una india taína, hermana de Agüeybaná el Bravo, cacique de la tribu y de un grupo de bravos guerreros, el cacique supremo de toda la isla de Puerto Rico. El nombre de Guanina significaba en lengua taína: “Resplandeciente como el oro”. Ella vivía enamorada de un conquistador español llamado don Cristóbal de Sotomayor, alcalde mayor y fundador de un poblado al que había bautizado con su propio apellido. cacique: jefe
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Los taínos ya no podían soportar más el trato cruel de los españoles. Ellos los habían recibido con amistad y habían celebrado la ceremonia del guatiao, un pacto de fraternidad que sellaban con el intercambio de nombres. Pero, los españoles, haciendo caso omiso del pacto, se repartieron a los indios como siervos. Los explotaban, especialmente en los yacimientos de oro. Así explotados, los indios anhelaban volver a ser libres.
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Una noche, los taínos celebraron un areito, o reunión para decidir qué hacer para recobrar su libertad. Esa noche Agüeybaná y los guerreros decidieron que los españoles tenían que morir para ellos volver a ser libres.
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Al enterarse del plan, Guanina corrió a la vivienda de don Cristóbal para avisarle. –¿Qué ocurre, querida Guanina, que te veo asustada y tus grandes y hermosos ojos, están llenos ahora de lágrimas? –¡Huid, señor...! Tu muerte está acordada por todos los caciques. Yo conozco las cuevas más recónditas de nuestra isla y yo te ocultaré cuidadosamente en una de ellas.
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De repente, penetró en la alcoba Juan González, el intérprete. –Señor don Cristóbal, no hay tiempo que perder. La rebelión de los indígenas va a comenzar. Acabo de presenciar un areito, en el cual tus propios encomendados, danzando y cantando, han jurado tu muerte y la de todos nosotros.
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Al día siguiente, temprano en la mañana, Sotomayor partió con sus soldados a la Villa de Caparra para ver al gobernador, Juan Ponce de León. Agüeybaná le prestó a Sotomayor unos naborias para que lo ayudaran con la carga. Pero en secreto les dijo que cuando empezara el ataque, huyeran con las provisiones. Guanina no quiso dejar solo a Sotomayor, y escapó con él. naborias: taínos comunes.
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Luego que partió don Cristóbal, Agueybaná reunió a sus mejores guerreros, y les dijo: –Sonó, amigos míos, la hora de la venganza. Muchas lunas me han sorprendido llorando nuestra desgracia. Hay que destruir ahora a todos los invasores o morir en la lucha. Todos nuestros hermanos de las otras comarcas de la Isla están ya preparados para la lucha. Fijad la puntería de las flechas y amarradas a las muñecas las manijas de las macanas. ¡Adelante, adelante!
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Poco después, los indios taínos los persiguieron y el ataque empezó. El intérprete Juan González, que marchaba a retaguardia, sintió que se acercaban guerreros. Y al mismo tiempo que se daba cuenta se le echaron encima unos y recibió dos macanazos, que le rompieron la cabeza y le salpicaron de sangre. Afortunadamente no perdió el conocimiento y arrodillándose ante Agueybaná, que acababa de divisar, le pidió la vida y le ofreció servirle perpetuamente. –¡Dejad a este, no le matéis! –gritó Agueybaná y volviéndose con arrogancia a los suyos, exclamó: –¡Avanzad en busca de don Cristóbal y su gente!
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Pronto los guerreros alcanzaron a los españoles. Sotomayor peleaba ferozmente con su espada mientras los golpes de las macanas de los indios le iban abriendo profundas heridas. En el momento de mayor peligro, Guanina se interpuso entre Sotomayor y Agüeybaná y recibió en su cuerpo la herida mortal que iba dirigida a su amado. Agüeybaná atravesó a Sotomayor utilizando la espada de este. Finalmente, cayó Sotomayor en los brazos de su amada Guanina.
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Agüeybaná mandó a que los enterraran juntos, pero a Sotomayor le dejaron los pies fuera de la tumba para que no pudiera encontrar el camino a la tierra de los muertos. Poco después los españoles rescataron los cuerpos y los enterraron, uno al lado del otro, al pie de un risco empinado y a la sombra de una enorme ceiba. Desde entonces, los jíbaros dicen que cuando el viento agita de noche las ramas del árbol frondoso, se oye un murmullo que no es el rumor de las hojas. A la vez se ven dos luces muy blancas, que no son luces de cucubano, sino los espíritus de Guanina y Sotomayor que flotan, danzan y se funden, cantando la dicha de estar unidos para siempre. cucubano: Esta especie de insecto Pyrophorus luminosus es nativa de Puerto Rico y es confundida comúnmente con la luciérnaga. Emite luz dando la impresión de dos focos que brillan.
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