Virgilio Rodríguez Macal Su presencia era como una pincelada de color en la vida de cualquier persona que se cruzaba por su camino. A donde iba dejaba huella... y con tan solo veinte años, creó su primera obra maestra. Un joven perspicaz, ingenioso, pionero de un género especial en la literatura. Un sentimiento de nostalgia nos invade al recordar su nacimiento el 28 de junio de 1916, hijo de Virgilio Rodríguez Beteta y de doña Elisa Macal Asturias. Desde niño tuvo la oportunidad de viajar y en épocas diferentes vivió en Tegucigalpa, Nueva York, Santiago de Chile, Buenos Aires, Madrid y Guatemala. De adolescente, sus primeros escritos formaron parte del periódico “El Mercurio de Chile”, en Santiago de Chile, donde vivió mientras su padre fue embajador de Guatemala. Durante su estadía en Chile, escribió su primera obra maestra: “La mansión del pájaro serpiente”, historias de un viejo cazador cakchiquel en sus andanzas por la selva petenera. Obra que, en 1942, ganó el primer premio en la categoría “Libro de la juventud” en el concurso realizado por la casa editorial New York Farrar & Reinhart. Periodista, diplomático y escritor guatemalteco con un romántico corazón aventurero. Se caracterizaba por escribir rápidamente, sin parar. Un aura de creatividad invadía su ser cuando se inspiraba en una obra.
“...y alentado por el entorno salvaje y bello de la selva empieza a formarse Carazamba, la que ya existía dentro de él, perfectamente delineada y llena de vigor”. (sus hijos) Con Carazamba, su primera novela, participó en el Certamen de los Juegos Florales de Quetzaltenango en 1950 donde ganó el primer premio en prosa. Hay quienes dicen que Carazamba fue escrita en tan solo diez días, en el comedor de la casa donde vivía. Dedicó varias horas, siempre por la tarde, con la ayuda de una secretaria que transcribía a máquina lo que él dictaba. Su pasión por la selva se desbordaba en sus palabras a medida que la obra avanzaba. La secretaria, quien tecleaba con habilidad, lo urgía a no detenerse y seguir dictando mientras demostraba sus ansias por saber qué sucedería. La obra surgió en su versión definitiva, ya que una peculiar característica que tenía nuestro autor era que nunca, o casi nunca, corregía lo que escribía. Vivió por largas temporadas en la selva petenera, donde se adentraba y nutría su fantasía para dar vida a sus personajes, recrear maravillosos sitios en el misterioso mundo verde que tanto amó. Entre sus obras figuran: El mundo del misterio verde, La mansión del pájaro serpiente, Carazamba, Guayacán, Sangre y clorofila, Jinayá, y Negrura. Las obras de tan notable escritor ganaron certámenes nacionales, centroamericanos e internacionales. Rodríguez Macal, el hombre aventurero, multifacético y policromático falleció a los 47 años en la madurez de su producción literaria y desarrollo intelectual, el 13 de febrero de 1964.