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julio-sept. 2012


Intenciones del mes Sumario Editorial: Las vacaciones del silencio 3 Calendario: 4 Catequesis Paulina: Jesús, Maestro de oración 5 Cómo lo hizo San Pablo: Imitando al Padre 7 Hermanos que nos precedieron: Venerable Tecla Merlo 9 Instituto Jesús Sacerdote: San Juan de Ávila 10 Instituto Virgen de la Anunciación: Pertenencia al Instituto 15 Centenario: La oportunidad de una evaluación 18 El Evangelio vivido: Estudio del Evangelio (I) 21 Retiro del mes: Julio: María, acompaña tú mi caminar; Agosto: María, mujer comprometida; Septiembre: El secreto de la espiritualidad de María 23; 24;26 Instituto Santa Familia: Conociendo a María Antonia 28 Información y Noticias: 29 Contraportada: 32 2 alégrate

Julio Para que las jóvenes generaciones sean acogidas, escuchadas y acompañadas por la comunidad cristiana con amor, y así sean introducidas en el conocimiento de las Escrituras por educadores sensatos, verdaderos testigos de la Palabra de Dios.

Agosto Para que la Virgen María, quien con su sí a la Palabra y a su misión realiza perfectamente la vocación divina de la humanidad, nos obtenga la gracia de entender que la Iglesia vive allí donde la Palabra encarnada es acogida, amada y servida con plena disponibilidad al Espíritu Santo.

Septiembre Para que la palabra vivificante del Señor Jesús, partida humildemente pero con audacia por quien se le acerca, dé a los enfermos consuelo y esperanza, y les ayude a descubrir, mediante la fe, que su sufrimiento les hace capaces de participar en los sufrimientos redentores de Cristo.

Las vacaciones del silencio Las vacaciones nos ayudan a llenar de contenidos y recursos nuestras vidas. Se han acabado, por un tiempo, los vértigos, las prisas y los muchos papeles sobre la mesa. En este tiempo de vacaciones, Dios nos invita a escuchar en el silencio para conocernos mejor a nosotros mismos y avanzar en el auténtico diálogo y profunda cercanía entre las personas. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones y el sufrimiento que en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. También el silencio y la reflexión ayudan a elegir contenidos de valores que enriquecen a la persona. Sin el silencio interior no existen palabras densas de contenido. La palabra que comunica es sacada del silencio. El Papa Benedicto XVI en la 47 Jornada de Comunicaciones Sociales, nos dijo que “el silencio es un aspecto de la comunicación que, siendo muy importante, a veces se olvida. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos… y se hace posible una relación humana más plena. El silencio se hace especial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial…”. ¡Cuánto se ha escrito y cuantas cosas se han dicho y hecho en el silencio. Intento recoger unas sencillas, pero importantes reflexiones sobre el silencio. Silencio para la salud: Sí, hay un silencio para la salud mental y psicológica. Es el silencio del campo que serena y pacifica; es el silencio del río que pone paz en el alma o del canto de los pájaros que atraviesan el corazón de parte a parte; es el silencio de la noche estrellada en medio de un bosque o del rumor del mar que te envuelve y ayuda a curar de alguna o muchas enfermedades. Silencio para el misterio: El silencio nos conduce a lo más hondo del corazón de todo, al misterio mismo de cada cosa, de cada día y de cada noche. Es este un silencio sin precio. Dar con él es auténtica sabiduría. Silencio para Dios: Hay también silencio para Dios. Es el silencio que necesitamos los caminantes en la fe; los hombres y mujeres religiosos. De este silencio no andamos sobrados los cristianos a la hora de vivir y celebrar nuestra fe. Posiblemente nos iría bien para nuestra salud espiritual y, especialmente silencio para acoger a Dios. Agapito Aliende

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Calendario

Catequesis paulina

• Julio 9. Fallece el P. Justo Fernández. 16. Nuestra Sra. del Carmen. 20. Fallece el Hno. Eugenio Bañuelos. 23. Santa Brígida (Patrona de Europa). 25. Fiesta de Santiago Apóstol. 27. Venerable Maggiorino Vigolungo. 31. Fallece el P. José Ignacio Fernández de Larrea.

• Agosto 6. Fiesta de la Transfiguración del Señor. 7. En 1915, en Alba, inauguración del primer Tabernáculo de la Sociedad de la Familia Paulina. En 2001 fallece el P. Miguel Fernández. 15. Solemnidad de la Asunción de María. 20. San Bernardo. En 1914, “Dies natalis” de la Sociedad de San Pablo en Alba (Italia). 22. Santa María, Virgen Reina. 25. En 1961 fallece la Hija de San Pablo, Mª Gracia Oliva. 29. En 2004, fallece el Hno Manuel Regueiro. 30. En 1960, aprobación definitiva de las Pías Discípulas del Divino Maestro.

• Septiembre 3. La B. Virgen María Madre del Buen Pastor. 4. En 1948 fallece el Venerable Hno. Andrés Borello. En 2003 fallece el Hno. Julián Villaizán. 8. Natividad de la B.V. María. En 1960 la Casa Provincial en Madrid. 12. Santísimo nombre de María. En 1913 el P. Alberione, en el Santuario de la Moretta, en Alba, recibe el mandato de ocuparse de la Buena Prensa. 14. Exaltación de la Santa Cruz. 15. Ntra. Sra. de los Dolores. 21. San Mateo, apóstol y evangelista. En 1995 fallece Renato Perino. 29. Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Titular del Instituto. San Gabriel Arcángel. 4 alégrate

Jesús, Maestro de oración

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n la primera y segunda Catequesis hemos reflexionado sobre las bases de nuestro camino espiritual, de lo que Alberione definió como “seguir al Cristo total: Maestro, Camino, Verdad y Vida”. Convencidos de que Cristo es el único y verdadero Maestro, nuestra actitud no puede ser otra que la del discípulo abierto a su enseñanza y sediento de aprender. Como Pedro, le decimos: “A quién iremos, Señor; si sólo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). Así pues, nos ponemos a la escucha del Maestro. ¿Cómo? ¿Dónde? “María, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra” (Lc 10,39). ¡Al-

Convencidos de que Cristo es el único y verdadero Maestro, nuestra actitud no puede ser otra que la del discípulo abierto a su enseñanza y sediento de aprender

mas de Sagrario! Alberione repetía a menudo: “La vida paulina ha nacido del Sagrario, y así deberá vivirse. Del sagrario todo, sin el Sagrario nada” (UPS II.103). Buscar a Jesús: allí donde se ha quedado permanentemente por nosotros y nos espera, día tras día. Del trato frecuente nace el amor. El P. Alberione nos propone cuatro ruedas sobre las que caminar en nuestro avance espiritual. La primera de ellas es la oración. Y ello, porque es un primer paso en el seguimiento e imitación del Maestro Divino, del cual leemos en el Evangelio que se retiraba frecuentemente a orar. Diríamos que su vida era una continua comunicación con su Padre Dios. Jesús nutría su enseñanza de alégrate 5


esa comunicación. El apostolado sólo puede ser efectivo, si parte de una profunda comunicación con Dios. Cristo mismo avala esta realidad; ante la crítica de la activa Marta: “Señor,… dile a mi hermana que me ayude”, Jesús responde: “María ha escogido la mejor parte” (Lc 10,40-42). ¿Rechaza o menosprecia Jesús el trabajo de Marta, la actividad en su servicio? ¡No! en absoluto; solamente pone como primera premisa: escucharle, aprender. Cuando el alma se ha llenado de Jesús, de su enseñanza y de su vida; cuando se va dejando modelar por el Maestro Divino, podrá transmitir a los demás, no ya su vida, ni sus actitudes, sino las del Maestro. Entonces será cuando dará a Jesús a los hombres.

do parece que Dios no nos oye y, cuando nos hemos comprometido a ser altavoces de Dios en el mundo: apóstoles. Detengámonos en estos dos aspectos: tinieblas en el alma y apostolado. Al recibir este nuevo número de Álegrate ya habrá pasado la Semana Santa; pero es un tiempo tan significativo en la vida de Jesús, que sus enseñanzas en esos días vienen a darnos la respuesta a lo que estamos reflexionando. Es el tiempo en que contemplamos, con mayor intensidad, el modelo de oración de Jesús: Oración Instructiva y consoladora durante todo el discurso de la Última Cena. Oración de Aceptación, de “SÍ” absoluto y total en Getsemaní. Oración de Confianza, de abandono, de fe, en la Cruz.

Concretando: ¿El ideal de nuestra vida? Jesús Maestro. ¿Lo básico en nuestro camino? Comunicarse continuamente con Él por la oración. Así lo definía Sta. Teresa: orar es tratar de amistad con Aquél que sabemos nos ama.

Última cena. Es la única ocasión, durante toda su vida, en que Jesús emplea las palabras: “Un mandato os doy”. Y ¿cuál es ese mandato? “Que os améis unos a otros como yo os he amado”. A lo largo de la Cena ampliará la forma de ese amor: “Padre, que sean uno…. “Permaneced en mi amor… Como el Padre me ha amado….

Y todo ello bajo la sabia orientación de nuestro Padre Santiago Alberione, al que se le define como un “apóstol contemplativo”.

(Omitimos citas, por razones de espacio y sugerimos la lectura de: Juan cap.13 al 17). UPS=Ut perfectus sit homo Dei.

El ideal de nuestra vida

La oración es necesaria, imprescindible para todos los momentos de la vida; pero quizá lo es más aun cuan6 alégrate

Maite Ballesteros

Como lo hizo san Pablo

Imitando al Padre Cuando al P. Alberione le pidieron que definiera el sentido de espíritu paulino, en síntesis respondió: “Consiste en vivir en Cristo como san Pablo nos lo presenta”

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tendremos ese espíritu paulino cuando podamos decir como él: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”, sólo entonces habremos alcanzado la perfección cristiana”. De lo cual se deduce que, tener el espíritu de nuestro Padre y Fundador san Pablo (como gustaba afirmar el P. Alberione) es “revestirse” de Cristo” (Ga 3,27). Y ese “revestirse” no es simplemente ponerse algo externo (un vestido) sino entrar, sumergirse, desaparecer dentro de esa vestidura. Que mis pensamientos sean los de Cristo, mis actos los de Cristo, mis deseos y proyectos los que quiera Cristo. Señor: Que yo piense lo que Tú piensas. Que yo ame lo que tú amas. Que tus palabras hablen en mí.

Para los que estamos consagrados como seguidores de san Pablo, imitadores suyos, impregnados de su espíritu; este “vivir en Cristo” no es una alternativa opcional, sino una auténtica llamada para que testimoniemos ante el mundo: Que únicamente en Cristo se encuentra la plenitud de la vida, la respuesta a los más profundos interrogantes y la felicidad que el hombre ansía y, que en nada puede encontrar plenamente, si no es en Cristo. “Nos hiciste, Señor, para ti; e inquieto anda nuestro corazón hasta que descansa en ti”. Así lo expresaba el gran admirador e imitador de san Pablo: Agustín de Hipona. Dos santos, y dos vidas con muchas similitudes. Mucho debía Agustín a Pablo, cuyas palabras de Rm 13, 13, le llevaron a la conversión definitiva. Tener espíritu paulino o lo que es lo mismo, el espíritu de san Pablo, alégrate 7


Y tendremos ese espíritu paulino cuando podamos decir como él: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”, sólo entonces habremos alcanzado la perfección cristiana significa: Enamorarse de Cristo. “¿Quién podrá apartarme del amor de Cristo? (Rm 8,35). Que todo deseo y toda acción ha de partir de Cristo. “Pues en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28). Tener actitud de auténtica conversión sabiendo que Cristo nos amó primero. Pablo cambió de rumbo porque se sintió amado, precisamente cuando era perseguidor de Cristo (Rm 5,8). Convencerse de que todo conocimiento verdadero es posible únicamente en Cristo, en quien se dan todas las dimensiones del amor (Ef 3,18). Que el deseo esencial, el único, es conocer a Cristo y el poder de su resurrección. Todo lo demás es como “basura” (Flp 3,8). Sentir en lo más íntimo de nuestro ser ese amor a Cristo que nos impulse a anunciarle con todos los medios disponibles y en todas las circunstancias de nuestra vida, porque “nos apremia el amor de Cristo” (2Co 5,14). Y tender hacia Cristo cada vez con mayor dinamismo hasta que nuestra vida se consuma en el encuentro definitivo con Él (2Tm 4,6-8). 8 alégrate

Estas pautas del espíritu paulino, nos hacen ver que en san Pablo tenemos el maestro perfecto que nos lleva a la identificación con Cristo; pero al mismo tiempo es el hombre que sabe de luchas, de vencimientos, de conversión y, sobre todo, de profunda humildad. “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13). Estas palabras resumen el secreto que aviva el corazón incansable de Pablo. Con Jesús, arropado en su amor, es capaz de cualquier cosa. Nada teme y todo lo puede soportar. Pablo está tan libre de su ego, de sus gustos y preferencias; está tan liberado de ataduras, que puede afirmar con totalidad: “MI VIVIR ES CRISTO”. Así es como no vive encasillado ni preso de seguridades y esquemas. Quien tiene el espíritu paulino está llamado a vivir imitando a su padre. Sabernos limitados e imperfectos. Considerarnos débiles e incapaces. Pero, ¡que esto no sea una excusa para abandonar nuestra misión! Con la fuerza de Dios lo podemos todo.

José Lozano

M. Tecla Merlo

Hermanos que nos precedieron

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ay cosas que no son tan distintas en una Congregación o en un Instituto de vida secular. La relación entre hermanas/os, es fruto de la caridad y de la comunión que debe ser siempre la clave, para que todos se sientan en familia y tengan la fuerza para su vida personal y para el apostolado.

La relación de M. Tecla con las Hijas de San Pablo Desde las primeras circulares aparece una atención constante por las hermanas en el contexto de su vida concreta: salud, estrecheces económicas, preocupaciones familiares, dificultades comunitarias, fatigas apostólicas compromiso espiritual, cargo de gobierno. Parece que M. Tecla, también por medio de los escritos, está en coloquio con cada persona cuyo camino acompaña con bondad, firmeza y calor humano. Subrayamos tres aspectos: La correspondencia Hay una gran relación epistolar con muchas hermanas, y se instaura también una tradición de comunicar a nivel de Instituto, centrada en las dos cartas anuales que las hermanas envían por Navidad y por san Pablo. Dichas cartas sirven para acrecentar la relación de confianza por ambas partes. Cuando M. Tecla no puede responder individualmente, da una respuesta colectiva, reservándose el personalizar la carta con alguna línea manuscrita. Son las circulares que expresan el afecto de la Madre y una profunda ternura: “Si no recibís, no digáis que os he olvidado. No.

Os llevo en el corazón: todos los días os encomiendo al Señor y os pongo bajo el manto de la Virgen”; “desde la más anciana hasta la última llegada que no conozco todavía”. Los ejercicios espirituales Las circulares revelan un gran cuidado de M. tecla por los ejercicios espirituales “de ocho días” y dejan transparentar su disgusto cuando, estando lejos, no puede “ver a las hermanas que han comenzado los ejercicios”. Pero lo que crea una relación profunda es que durante los ejercicios recibe a todas las hermanas, las escucha, las orienta, aprueba su trabajo espiritual. Considera fundamental la cita con los ejercicios espirituales para sostener a las hermanas en la fidelidad y el progreso vocacional. Las directivas a las superioras Bajo la cantidad de normas concretas, se capta cómo conduce casi de la mano a estas jóvenes hermanas que a su vez son superioras, fundadoras de casas, promotoras de formas de apostolado que se van creando día a día y responsables del trabajo vocacional. Emerge una línea de gobierno fundamentada sobre un gran respeto a la persona, que se manifiesta en la capacidad de secreto y reserva, en la capacidad de corregir sin humillar, en conceder una justa libertad que favorece la serenidad comunitaria y la creatividad apostólica, en saber armonizar trabajo, oración, estudio y reposo con atención a las necesidades de cada una de las hermanas. (Cartas circulares recopiladas en “Os llevo en el corazón” de la Venerable Tecla Merlo).

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Instituto Jesús Sacerdote

Para san Juan de Ávila «celar el bien de la Iglesia» es un criterio para preferir la santidad de los candidatos al sacerdocio por encima de sus letras y habilidades humanas. Desea él que los eclesiásticos se dediquen con fervor a la oración, que los llevará a Dios sin apartarlos de las necesidades de los hombres

San Juan de Ávila, modelo de sacerdotes El modelo que tenemos en el santo Maestro Ávila nos invita a seguir por el camino de la configuración con Cristo que él abrió, tomando por modelo a los apóstoles y particularmente a San Pablo

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l 7 de octubre Benedicto XVI nombrará Doctor de la Iglesia al Santo Maestro Juan de Ávila, nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en 1500, y fallecido en Montilla (Jaen), en 1526. En 1894 fue beatificado por el Papa León XIII. Y se nos dio como patrono del clero español por el Papa Pío XII en 1946. El 31 de Mayo de 1970 fue canonizado por Pablo VI. El modelo que tenemos en el santo Maestro Ávila nos invita a seguir por el camino de la configuración con Cristo que él abrió, tomando por modelo a los apóstoles y, particularmente a san Pablo, al que tanto imitó en su vida al preocuparse de todas las iglesias del sur de España. Los apóstoles de Cristo y los santos

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pastores que los han seguido son, en efecto, modelo de seguimiento del Señor hasta la entrega de la vida por él. El sacerdote se identifica con Cristo, sacerdote, profeta y pastor en forma tal que, por su medio todo el pueblo de Dios que le ha sido confiado vive sacerdotalmente, da testimonio profético de Cristo y alcanza aquella libertad, fruto de la gracia, que le rescata de las esclavitudes de este mundo. Aquel que el Señor ha llamado El sacerdote es, en efecto, aquel que el Señor ha llamado para hablar en nombre de Cristo y ejercer el magisterio que sólo a Cristo ha entregado el Padre: Nadie es, en verdad, maestro, “porque uno sólo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos”. El sacerdote

no ejerce un magisterio propio, sino que su magisterio es presencia y prolongación en el tiempo del único magisterio de Cristo. Los fieles esperan su orientación y su consejo, necesitan de la guía espiritual del sacerdote, llamado a ejercer de pastor que conduce el rebaño de Cristo hacia las verdes praderas de su reino. La consagración es para la misión Hemos de recordar la enseñanza de la Exhortación apostólica Pastores dabo vobis: “La misión no es un elemento extrínseco o yuxtapuesto a la consagración, sino que constituye su finalidad intrínseca y vital: la consagración es para la misión. De esta manera, no sólo la consagración, sino también la misión está bajo el signo del Espíritu, bajo el influjo santificador”. A lo que la Exhortación añade: “La conciencia de ser ministro de Jesucristo Cabeza y Pastor lleva consigo también la conciencia agradecida y gozosa de una gracia singular recibida de Jesucristo: la gracia de haber sido escogido gratuitamente por el Señor como «instrumento vivo» de la obra de la salvación. Esta elección demuestra el amor de Jesucristo al sacerdote. Precisamente este amor, más que cualquier otro, exige corres-

pondencia”. Con razón la Exhortación evoca en este lugar las palabras de Jesús a Pedro: “Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?”, indicando que a la respuesta de Pedro sigue la misión “Apacienta mis corderos” y “Apacienta mis ovejas”. Este amor de predilección de Jesús por los sacerdotes, que hace de ellos pescadores de hombres, debe ser correspondido, como Jesús pedía de Pedro. La santidad del sacerdote brota de las acciones sacerdotales: del anuncio de la palabra divina y de la celebración de los divinos misterios. Cualesquiera medios que hayan de contribuir a la vida sacerdotal serán meros auxilios que contribuyan a situar al sacerdote en el ejercicio de su ministerio, que nunca han de apartar de la comunión fraterna del colegio presbiteral, donde cada sacerdote es llamado a compartir la misión para la que ha sido llamado. La misión que urge el corazón sacerdotal y se nutre de la misma palabra que anuncia. La misión que ha de configurar en modo tal la vida del sacerdote que le hace sentir como acicate la expresión de san Pablo: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”. Pero para ser fiel a esta misión de anunciar el Evangelio es preciso alimentarse de él, ahondar en el estadio reposado alégrate 11


de aquellos textos que se han de explanar ante los fieles, abriendo su mente al sentido de la Escritura y sometiendo la vida a la luz que de ella dimana. La eucaristía, entrega sacerdotal La Eucaristía es la gran experiencia cotidiana de la entrega sacerdotal de Cristo para salvación del mundo y la identificación con Cristo, que se entrega al designio de Dios por amor al Padre y a los hombres. Esta entrega de Jesús es el paradigma de toda entrega sacerdotal, modelo supremo de quien está llamado a hacerse “débil con los débiles, para ganar a los débiles (...) todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos”; a lo que añade el Apóstol: “Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes”. La recitación reposada de la liturgia de las horas, la contemplación del sacramento eucarístico y el dejarse estar con Cristo ante la reserva eucarística donde su presencia se prolonga en el tiempo como sacramento permanente del amor incondicional, no sólo nutren la vida personal de quienes ejercen el ministerio pastoral, sino también la de toda la comunidad de los fieles, que descansa en la vela permanente de sus pastores ante el trono de Dios, que es el trono permanente de la gracia de Cristo, al que nos invita Dios mismos a acercarnos, cuando dice: “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia de un auxilio oportuno”. Es difícil entender que un sacerdote 12 alégrate

tenga que descansar de la Eucaristía. Cuando esto sucede es que su ministerio sacerdotal no está bien orientado, porque, ciertamente, si toda la existencia cristiana es eucarística, por su propia naturaleza lo es la existencia sacerdotal. En el corazón del sacerdote han de resonar aquellas palabras de su ordenación: “Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. Sí, el sacerdote ha en encontrar en la Eucaristía el misterio sacramental de la entrega sacrificial de Cristo, clave del ministerio pastoral y fundamento de la caridad pastoral. En la Eucaristía es Jesucristo, sacerdote y diácono del Padre, quien atrae a sí y configura con su entrega a los ministros del nuevo testamento para la vida del mundo. San Juan de Ávila, configurado con Cristo El santo Maestro Ávila es ejemplo fehaciente de esta configuración con Cristo, en la cual nutría su amor por las almas, razón de sus prolongadas vigilias de oración y de su incansable apostolado. Nada que esté en sus manos para el bien de sus comunidades pueden dejar de hacer aquellos a quienes se ha confiado el ministerio pastoral y son los pastores inmediatos de sus hermanos. En situaciones como la nuestra, cuando Dios nos va bendiciendo con nuevas vocaciones y, sin embargo, faltan operarios en la mies del Señor, hemos de hacer todo cuanto esté a nuestro alcance para que a ninguna de las comunidades les falte la palabra y la Eucaristía, el perdón y la ins-

trucción catequística, el consuelo en la enfermedad y siempre el consejo y la orientación espiritual. Es preciso que sean atendidas todas las comunidades de los fieles y que a ninguna falte la presencia de sus pastores. En la reciente Asamblea Plenaria del episcopado español, han aprobado un mensaje en el que explican la razón de este doctorado, ayudándonos a su comprensión: “La originalidad del Maestro Ávila se halla en su constante referencia a la Palabra de Dios; en su consistente y actualizado saber teológico; en la seguridad de su enseñanza y en el cabal conocimiento de los Padres, de los santos y de los grandes teólogos. Gozó del particular carisma de sabiduría, fruto del Espíritu Santo, y convencido de la llamada a la santidad de todos los fieles del pueblo de Dios, promovió las distintas vocaciones en la Iglesia: laicales, a la vida consagrada y al sacerdocio… En sus discípulos dejó una profunda huella por su amor al sacerdocio y su entrega total y desinteresada al servicio de la Iglesia… Fue Maestro y testigo de vida cristiana; contemporáneo de un buen número de santos que encontraron en él amistad, consejo y acompañamiento espiritual. Un Doctor de la Iglesia es quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios de la fe,

es capaz de exponerlos a los fieles de tal modo que les sirvan de guía en su formación y en su vida espiritual, y ha vivido de forma coherente con su enseñanza”. Por todo esto la Iglesia nos lo propone como un santo que nos enseña ese camino de santidad que nos asemeja al buen Pastor en el ejercicio de nuestro ministerio sacerdotal, buscando la gloria de Dios y la bendición de todos los hermanos que la Iglesia pone a nuestro cuidado. Son realmente hermosas sus palabras al jesuita P. Francisco Gómez, para que fueran dichas en el Sínodo Diocesano de Córdoba del año 1563: “No sé otra cosa más eficaz con que a vuestras mercedes persuada lo que les conviene hacer que traerles a la memoria la alteza del beneficio que Dios nos ha hecho en llamarnos para la alteza del oficio sacerdotal… Mirémonos, padres, de pies a cabeza, ánima y cuerpo, y vernos hemos hecho semejables a la sacratísima Virgen María, que con sus palabras trajo a Dios a su vientre, y semejables al portal de Belén y pesebre donde fue reclinado, y a la cruz donde murió, y al sepulcro donde fue sepultado”. En los memoriales que preparó para el concilio de Trento, en sus Advertencias para el Sínodo Provincial de Toledo (1565) y en su Tratado del Sacerdocio ha reflejado su reflexión alégrate 13


sobre el ministerio presbiteral. En el siglo XVI algunos llegan al sacerdocio por motivos poco evangélicos. Su formación es deficiente. Muchos sacerdotes no predican porque no entienden el evangelio. Otros lo entienden pero no dan testimonio de él. Viven de tal manera que de su predicación se sigue más daño y escarnio que si no predicaran. Cálices de oro en manos de madera El Maestro Ávila cita a san Bonifacio, según el cual, “en otro tiempo sacerdotes de oro usaban cálices de madera; ahora hay cálices de oro en manos de sacerdotes de madera”. En su opinión esta relajación de costumbres hace temer que los clérigos se pasen a “la anchura luterana”, como él la califica. Con todo, no se limita a denunciar defectos sino que presenta con vigor el ideal de la vida sacerdotal y subraya las virtudes que se esperan de los sacerdotes. La misma celebración de la eucaristía exige de ellos “que tengan virtudes más que de hombres y pongan admiración a los que los vieren: hombres celestiales o ángeles terrenales; y aun, si pudiere ser, mejor que ellos, pues tienen oficio más alto que ellos”. “El sacerdote en el altar representa, en la misa, a Jesucristo Nuestro Señor, principal sacerdote y fuente de nuestro sacerdocio; y es mucha razón que quien le imita en el oficio lo imite en los gemidos, oración y lágrimas, que en la misa que celebró el Viernes Santo en la cruz, en el monte Calvario, derramó por los pecados 14 alégrate

del mundo”. El santo recuerda que el sacerdote tiene por oficio “pedir limosna para los pobres, salud para los enfermos, rescate para los encarcelados, perdón para culpados, vida para muertos, conservación de ella para los vivos, conversión para los infieles, y, en fin que, mediante su oración y sacrificio, se aplique a los hombres el mucho bien que el Señor en la cruz les ganó”. Para san Juan de Ávila “celar el bien de la Iglesia” es un criterio para preferir la santidad de los candidatos al sacerdocio por encima de sus letras y habilidades humanas. Desea él que los eclesiásticos se dediquen con fervor a la oración, que los llevará a Dios sin apartarlos de las necesidades de los hombres. Los sacerdotes están llamados a amar a Dios y a Jesucristo y a asumir la cruz del Señor. El mismo santo refleja sus propios sentimientos y la profundidad de su espiritualidad sacerdotal, cuando escribe: “Oh cruz, hazme lugar, y recibe mi cuerpo, y deja el de mi Señor! ¡Ensánchate, corona, para que pueda yo ahí poner mi cabeza! ¡Dejad, clavos, esas manos inocentes, y atravesad mi corazón, y llagadlo de compasión y amor”. Este precioso testimonio de amor al sacerdocio y de vida sacerdotal sigue siendo válido también para nuestro tiempo.

Antonio Díaz Tortajada, IJS

Instituto Virgen de la Anunciación

Pertenencia al Instituto Virgen de la Anunciación El sentido de pertenencia a nuestro Instituto debe comprometer toda la vida, ya que está unido a una elección definitiva

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l Primer Maestro, en 1958, hablando con un grupo de anunciatinas, se expresaba así: “Los Institutos seculares son asociaciones… de personas que buscan un mismo fin: la santificación y el apostolado… La perfección se puede conseguir en el mundo, sin estar inscritos en un instituto religioso o secular; pero al inscribirse en un instituto secular se entra en un estado de perfección… se entra en un estado que está reconocido por la Iglesia y es capaz de conducir a la perfección, a la santificación. Todos los que forman parte del Instituto se pueden llamar

religiosos en cuanto al aspecto teológico y ascético… aunque vivan en familia… en medio del mundo”. Por esto, la anunciatina responde a la llamada divina con un propósito de vivir la comunión con Dios y con los hombres, en una comunidad que no ha nacido de la carne y de la sangre, sino que es fruto del Espíritu y de la fe. Ahora bien, si la vocación es de origen divino, también el Instituto es un don de Dios, porque las personas que lo componen han sido elegidas directamente por Dios. Es lo que afirma la Provida Mater: “El misericordioso Señor… dispuso alégrate 15


que también en medio del mundo… floreciesen multitudes de personas elegidas que… permaneciendo en el mundo por especial vocación divina, pudiesen encontrar nuevas formas de asociarse como adecuada respuesta a las necesidades de los tiempos, llevando una vida orientada a la perfección y trabajando por la salvación de los hombres”. Por aquí aparece con sorprendente claridad que el aspecto comunitario en la vida de la anunciatina no es secundario, aunque no comparte la vida en común; pues el Instituto ayuda a los miembros a madurar su vocación de entrega y servicio, que se realizará en las condiciones seculares de cada una. Por tanto, el sentido de pertenencia a nuestro Instituto debe comprometer toda la vida, ya que está unido a una elección definitiva. El Instituto “Virgen de la Anunciación” no tendría razón de existir, si no fuese una comunidad de pertenencia, en cuanto existe un fuerte vínculo entre el Instituto que acoge y la consagrada que entra a formar parte de él. “Todas profesan la misma vida de perfección, viven según el mismo estatuto, y participan de los mismos favores espirituales del Instituto”. El Fundador nos invita a “una colaboración directa con la Iglesia”, en cuanto que el Instituto es una de las muchas instituciones que forman parte de la gran comunidad que es la Iglesia, con nuestro carisma específico que se remonta a la intuición del Fundador, es decir, “dar a Jesucristo Maestro, camino, verdad y vida a la humanidad con la difusión del pensamiento cristiano, de la moral cristiana, y de 16 alégrate

La anunciatina responde a la llamada divina con un propósito de vivir la comunión con Dios y con los hombres, en una comunidad que no ha nacido de la carne y la sangre sino que es fruto del Espíritu y la fe todos los medios de elevación de la vida individual y social, particularmente en formas modernas”. El Instituto se reconoce en la Iglesia ya que por ella fue aprobado, en parte viva de ella, con dones propios y un compromiso que comunica a sus miembros con los otros cristianos mediante “la búsqueda de la perfección y la salvación de los hombres”, aun conservando una cierta distinción, en cuanto que “el Instituto vive la espiritualidad paulina”. Fomentar y madurar el sentido de especial pertenencia a Cristo en la Iglesia, a través del Instituto en una exigencia que ha de ser respetada por toda anunciatina; la comunidad de pertenencia constituye el punto de fusión de los varios sarmientos a la vid; ésta es la madre que genera, educa y ayuda a difundir los carismas específicos.

María Cellamoro, imsa

Nuestros Institutos paulinos

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uestros Institutos necesitan personas dedicadas exclusivamente a ellos y no personas cargadas de cuarenta mil cosas que imposibilitan un trabajo mejor y más eficaz. Nuestros Institutos podrían caminar mejor, con más tiempo para nuestros Delegados y más tiempo para poder abarcar el vasto campo de la vocación secular-consagrada. No es que quiera menospreciar el trabajo de nuestros Delegados, pues siempre han puesto lo mejor de sí mismos, pero necesitamos una formación sólida en nuestro ser paulinos-consagrados-seculares, al mismo nivel, en una sociedad en la que casi no tiene cabida la vida espiritual y el estar volcados hacia los demás. Hay mucho individualismo, egoísmo y demasiada apariencia en nuestra sociedad y al estar nosotros, los miembros de los Institutos dentro de ella para ser levadura en la masa, corremos el riesgo de dejarnos llevar y no cumplir adecuadamente con nuestra misión. Necesitamos personas santas que nos encaminen hacia Cristo, nuestro Maestro, que animen a nuestros grupos, que se preocupen de los miembros que se encuentran solos, enfermos, o con cargas familiares u otras razones. Necesitamos que se insista, a tiempo y a destiempo que sólo creceremos si vivimos en comunión los unos con los otros y la importancia de nuestros encuentros mensuales y anuales. Que para eso somos parte de un Instituto y de una Familia Paulina. (“Ninguno de nosotros vive

para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo para ser Señor de vivos y muertos” (Romanos 14,7-9). Necesitamos conocer bien las raíces de nuestra vocación paulina. Buscar cauces de crecimiento personal y de grupo. Preparar el terreno para los que vienen después de nosotros. Necesitamos, mucho, mucho, los unos de los otros. No somos una isla aunque vivamos nuestra vocación en solitario. Si la Iglesia es una fuerza para el cristiano, cada uno de nosotros somos una fuerza para nuestros hermanos y cuántas veces necesitamos una vitalidad que no tenemos, pero que podemos compartir con otros. Hay que preparar también a nuestros Delegados, en un ministerio que a veces desconocen o no están suficientemente concienciados de la misión de los Institutos. También necesitan su tiempo para que estudien los textos en los que el P. Alberione hablaba a los Institutos o a las Congregaciones sobre los Institutos y miren cómo se vive la vida secular consagrada hoy en día, al mismo tiempo conozcan de primera mano la vida de cada uno de los que tienen a su cargo. No podemos conformarnos con el poco tiempo de que disponen los Delegados para nosotros. No. Necesitamos mucho más empeño en todo y como he dicho antes, hombres santos.

Mª Dolores Andréu, imsa alégrate 17


Centenario

Este trabajo está preparado para la SSP pero ya que no disponemos de uno propio para nuestros Institutos, lo podemos hacer nuestro ya que las cuatro ruedas son de la Familia Paulina. (1ª Ficha - Comisión para el Centenario SSP) La oportunidad de una evaluación

A

cien años de la fundación es oportuno verificar si la naturaleza apostólico-misionera originada en el don carismático alberoniano está clara para todos los paulinos. Se trata de la naturaleza confirmada por la referencia al apóstol Pablo, inspirador y modelo de toda la fundación paulina: «Ella [la Familia Paulina] se propone representar y vivir a san Pablo, hoy; pensando, aplicándose, orando y santificándose como haría san Pablo. […] Si san Pablo viviera, continuaría ardiendo en aquella doble llama de un mismo incendio: el celo por Dios y por su Cristo, y por los hombres de cualquier pueblo. Y para que le oyeran subiría a los púlpitos más elevados y multiplicaría su palabra con los 18 alégrate

medios del progreso actual… Cuando él llegaba a un sitio, no aparecía allí para una conferencia ocasional, sino que se quedaba y formaba… (Carissimi in San Paolo, p. 1152). Conviene preguntarnos, además, si nuestra Congregación mantiene viva hoy, y cómo, la misión con los medios de comunicación social, y si conservamos viva en nosotros la capacidad de escrutar e interpretar los tiempos actuales, que ciertamente no son idénticos a los que vivió el P. Alberione. Frente a la presente situación mundial, diversa según latitudes, culturas, orientaciones del pensamiento, condiciones socioeconómicas, políticas, eclesiales…, ¿qué podemos hacer –o prepararnos a ello– para dar al mundo el Evangelio de Jesucristo? La pregunta nos llega desde el compromiso de “fidelidad creativa” al

mandato del Fundador: «Todo el hombre en Cristo Jesús, para un total amor a Dios: inteligencia, voluntad, corazón y fuerzas físicas. Todo: naturaleza y gracia y vocación, para el apostolado. Carro que camina apoyado en las cuatro ruedas: santidad, estudio, apostolado y pobreza» (AD 100).

El “carro” paulino Semejante misión exige la entrega incondicional de toda la persona del paulino. El P. Alberione –comprometiendo al hombre entero– comparó, en efecto, la vida paulina a un “carro” que para moverse se apoya sobre cuatro ruedas que son la piedad, el estudio, el apostolado y la pobreza. La fidelidad al mandato del Fundador nos impulsa a repensar en el hoy el significado de estas realidades dinámicas que mueven la vida de nuestra Congregación coimplicando a cada paulino alrededor del ideal: ¡vivir para llevar a todos el Evangelio que salva!

La rueda de la piedad La piedad exige una concienciación de nuestra condición de criaturas ante Dios, cuya divina grandeza bri-

Conviene preguntarnos si nuestra Congregación mantiene, y cómo, la misión con los medios de comunicación social y si conservamos viva en nosotros la capacidad de escrutar e interpretar los tiempos actuales lla especialmente en la revelación de su paternidad en el Hijo hecho hombre. Para nosotros la piedad se sustancia en una espiritualidad cristocéntrica, bíblica, eucarística y eclesial, es decir con referencia a Cristo Maestro Camino, Verdad y Vida, a María Reina de los Apóstoles y a san Pablo apóstol. Así pues, la piedad nos enraíza y nos funda en Quien nos ha escogido y elegido para ser apóstoles de su Evangelio. Resulta por ello espontáneo interrogarse sobre la cualidad de nuestra relación con el Señor Jesús. ¿Es de veras él quien vive en nosotros, o son angostos los espacios a él reservados estando llenos de nosotros mismos, de nuestro orgullo, de la maníaca afirmación de nuestro “yo” enfermo? Y si la piedad se abre a la “eclesiología de comunión”, ¿qué espacio y cuánta aplicación halla en nuestro estilo de vida?

La rueda del estudio Por estudio no entendemos sólo la preparación humanística, científica, bíblica o teológica, sino también la necesidad de tener vivo hasta el final el deseo de aprender, de conocer profundamente el mundo y alégrate 19


el hombre de hoy, al que estamos destinados como evangelizadores siempre atentos a las nuevas vías de la comunicación que la tecnología nos ofrece sin parar. Es oportuno preguntarse qué estima hay en nuestra Congregación, y en cada uno de nosotros, respecto al estudio y a la formación permanente, referidos al contenido de nuestra misión, a sus destinatarios y a las peculiares modalidades de nuestra misión paulina.

La rueda del apostolado Este es el campo donde se mide la permanencia y la actualidad del carisma trasmitido por el P. Alberione, que nos ha dado el ejemplo de su ánimo apostólico lanzado a los caminos de la misión con los instrumentos activos en su tiempo. ¿Y nosotros? ¿Se advierte en nuestras comunidades el ansia por el Evangelio, el ansia por la humanidad abandonada a sí misma ante los vuelcos sociales, culturales, económicos a nivel planetario? ¿Estamos al menos al corriente de las nuevas vías de comunicación que surcan todos los ángulos del planeta ganando prosélitos y no, desafortunadamente, para el Evangelio del Señor Jesucristo? ¿Hablamos de ello entre nosotros? ¿Se mantiene despierto todo esto por lo menos en el fondo de los corazones?

La rueda de la pobreza Pobreza entendida ante todo en el espíritu, es decir, quitando de nuestro “yo” la humana presunción y la 20 alégrate

¿Se advierte en nuestras comunidades el ansia por el Evangelio, el ansia por la humanidad abandonada a sí misma ante los vuelcos sociales, culturales...? soberbia. Sólo una tal pobreza nos habilita a entregarnos sin reservas al Evangelio del Señor Jesucristo, siendo por ello menos ávidos de tener y poseer “cosas” que constituyen un mísero sucedáneo de lo que el hombre necesita verdaderamente. Una dimensión importante y concreta de la pobreza para nosotros es la del trabajo según la constante enseñanza del Fundador: «… la pobreza que produce, provee a las personas y a las obras. […] La pobreza exige un trabajo con ingresos, cuida la salud de los miembros, hace compras con cautela y conserva con diligencia lo que se posee» (UPS, II, 117). El P. Alberione practicó en toda su vida una sobria pobreza y nos enseñó a evitar en nuestras casas cualquier apariencia de lujo y de comodidad burguesa, comprometiéndonos en cambio a que no falten en nuestras manos los instrumentos más perfeccionados y costosos para emplearlos en nuestra específica misión evangelizadora: nada nos pertenece, todo debe estar supeditado al apostolado. Así lo dice él: «El Instituto ha de ser pobre y rico al mismo tiempo. Pobre, por nuestra observancia individual de la pobreza, y rico en cuanto a los medios de apostolado» (Ejercicios y meditaciones del Primer Maestro (1952) p. 206, en Vademécum, 446).

El evangelio vivido

El estudio del evangelio (I)

T

omando las palabras de San Pablo, «más aún, todo lo tengo por pérdida ante el sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien he sacrificado todas las cosas y las tengo por basura con tal de ganar a Cristo» (Filipenses 3,8). Es decir, conocer a Jesucristo lo es todo, el resto es nada, y deseando tener los mismos sentimientos de Cristo, un sacerdote francés del siglo XIX , beato Antoine Chevrier, todos los días dedicaba tiempo a leer, profundizar y orar sobre el Nuevo Testamento, en especial sobre los Evangelios y las Epístolas de san Pablo; lo hacía de una forma muy sencilla que todos podemos imitar, pero para la que se requiere una motivación y una preparación. Lo trataremos en el siguiente apartado.

Motivaciones El Padre Chevrier, para animar al Estudio del Evangelio, compara el Evangelio con una casa muy hermosa cuya fachada nos atrae, pero de la que no podemos recrearnos en su belleza si no pasamos adentro y descubrimos la suntuosidad en cada uno de los detalles: sus habitaciones, pasillos, jardines, terrazas, etc. Pues el Evangelio se puede comparar a esta casa tan bonita que contemplamos al pasar: la fachada serían los textos que cada día oímos o leemos en la Eucaristía, algunos hasta se pueden saber de memoria, pero tan oídos o leídos que no nos dicen nada en especial; el Estudio del Evangelio es el que nos lleva a entrar en la casa, y mucho más, poder vialégrate 21


Solamente hay un guía para el Estudio del Evangelio, y es el Espíritu Santo. Al iniciar este sendero, pedidle que ilumine nuestra mente, que sea nuestro Maestro vir en ella... La parábola de la perla preciosa es también una excelente motivación, cada texto es como una perla que el Estudio del Evangelio hace que se convierta en preciosa y de gran tamaño.

Preparación El Estudio del Evangelio es una forma de tratar ese texto que en principio no te dice nada, que lo has leído cuarenta veces y con el que sin embargo sabes que el Señor quiere mostrarte algo nuevo. Para iniciar el Estudio hay que propiciar un clima de silencio y oración, vamos a escuchar a Dios que nos habla en la Escritura; además necesitaremos una cierta preparación, algunas condiciones, entre ellas:

-Un guía. Solamente hay un guía

para el Estudio del Evangelio, el Espíritu Santo. Al comenzar este camino, pedidle que conduzca, que ilumine nuestra mente, que sea nuestro Maestro en este Estudio.

-Silencio, tranquilidad. Que nadie nos moleste, sin ruidos, dejad las preocupaciones en manos del Señor. -Tiempo. Tiempo para entrar en esta casa tan bella y pararse, sin pri22 alégrate

Retiro del mes

sas, en lo que más llame la atención. No llevéis ideas preconcebidas, “los razonamientos matan el Evangelio”, lo decía el P. Chevrier, y también el P. Alberione.

-Humildad. Nos ponemos a los pies del Señor para que Él nos enseñe lo que quiera y como quiera. -Mucho amor y deseo de conocer a Jesucristo. -Perseverancia. Si un día no se

descubre nada, sabed que la puerta se abrirá, siempre se abre si se es constante. Esta es una gran riqueza que no la puedo guardar sólo para mi; nadie queda defraudado, pues ayuda e ilumina en cualquier momento, cuando se está bien y cuando no se tienen ganas de orar o se está triste. Conocer a Jesucristo es tener la Vida, y este es el fin del Estudio del Evangelio, conocer a Jesucristo y tener la Vida en abundancia.

María, acompaña tú mi caminar Vienen a estas páginas las meditaciones espirituales del Delegado correspondientes a los meses de julio, agosto y septiembre de este año. Comenzamos con “María, acompaña tú mi caminar”, retiro del mes de julio

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a Iglesia tiene ya un modelo y un prototipo a quien dirigir su mirada. Modelo en el orden de la fe, de la caridad, y de la perfecta obediencia. María es modelo para la Iglesia como virgen y como Madre. Su virginidad es tipo de la total donación a Dios en el celibato y prefigura a la Iglesia esposa de Cristo, fiel en conservar íntegra la Palabra de Dios.

María también es modelo de su maternidad para la Iglesia, verdadera madre que engendra a los hijos de adopción para la vida nueva de redimidos de Cristo. Pero María es para la Iglesia no sólo modelo de maternidad, sino verdadera Madre, porque “coopera con Cristo, con amor materno a la generación y educación de sus hijos”. alégrate 23


Su vinculación materna con la Iglesia es también personal e irrepetible con cada uno de sus hijos en la doble relación maternal de don por parte de la madre y entrega por parte del hijo. María es siempre camino que orienta definitivamente hacia su Hijo, Jesucristo, ya que en Él tuvo su comienzo la relación maternal con los hombres. María, modelo acabado de mujer con todas las cualidades que adornan y promocionan verdaderamente a la mujer. El misterio de María, así entendido – como se presenta en el Concilio Vaticano II– ayuda a clarificar el misterio de la Iglesia. Por eso María es el más acabado modelo de perfección que se puede dar en una criatura. Cuestionario para trabajar a) Mediante una crítica constructiva y sintiéndote tú mismo Iglesia, revisa en tu iglesia local, parroquia, grupo, etc. la imitación a María en estos tres aspectos: la fe, la caridad y la obediencia sumisa a la voluntad de Dios. b) El don del celibato o de la virginidad. Examínalo a la luz de la virginidad de María. c) ¿Por qué crees que el amor a María tiene que llevar necesariamente a Cristo? d) El tema tratado, ¿en qué sentido te ha ayudado a profundizar en el misterio de María y en el misterio de la Iglesia? 24 alégrate

Retiro de agosto

María, mujer comprometida

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na de las aspiraciones de la juventud moderna es la virtud de la fidelidad. Sienten que sin ella no es posible mirar con optimismo hacia el futuro. Tal vez por eso buscan un modelo de fidelidad en lo humano y en lo cristiano, que los saque de su indolencia y apatía. La figura evangélica de María puede llenar este vacío, si se ahonda en su compromiso audaz con una empresa que desborda toda inteligencia humana. Son los mismos jóvenes los que manifiestan su admiración por el “SÍ” valiente y firme a lo largo de todas las virtudes de su vida. Sobre el telón de fondo de la cobardía de Zacarías, basada en cálculos humanos, el tercer evangelista da relieve a los rasgos audaces del compromiso mariano. Zacarías: Todo en su misión empuja a la aceptación gozosa del anuncio evangélico. En lo humano todas las circunstancias le son propicias para crear un clima, en el cual el hombre se abra más fácilmente a la acción de la gracia y sienta a Dios en el interior de su corazón. María: La aparición del ángel está enmarcada en unas circunstancias totalmente distintas. En la Galilea de los gentiles, región despreciada por los judíos. En Nazareth, aldea desconocida y olvidada, de donde nada

bueno era de esperar (cfr. Jn 1,46). Pero lo más sorprendente de todo es el contenido sin precedentes del anuncio: una maternidad virginal. Jamás la mente humana había intentado unir esos dos términos. Sólo la omnipotencia de Dios puede unir los dos polos naturalmente opuestos: maternidad y virginidad. También María se siente desbordada por la noticia. Su “SÍ” está lleno de audacia juvenil y es un cheque firmado en blanco a la voluntad de Dios. Su seguridad interior no está reñida con la posibilidad de que aparezcan interrogantes, nacidos de dentro o de fuera, que pretendan minar esa solidez. Todas las circunstancias creaban en torno a María una verdadera situación conflictiva para su fidelidad. En ella Dios no acude con revelaciones sorprendentes. A solas con su fe y su razón reflexiona y baraja recuerdos en su esfuerzo de comprensión a la luz de sus conocimientos religiosos. Ella vivió en la proximidad de la tienda del Verbo, levantada en medio de los hombres, y fue como el discípulo Juan, una contemplativa de la gloria de Dios. Una mujer de la multitud, entusiasmada ante la predicación de Jesús, levantó la voz y dijo: “Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que te dieron de mamar”. Pero Jesús corrigió: “No, bienaventurado más bien el que oye la Palabra de Dios y la pone en práctica” (Lc 11, 17-28). El contraste no puede ser más elocuente. La mujer proclama la grandeza de la maternidad biológica y Jesús,

poniendo los puntos sobre las íes, indica dónde reside la grandeza de su madre: en la fe que ha acogido la Palabra de Dios para llevarla a la práctica. Es infundada la idea, tan difundida entre los jóvenes, de que María no puede servirles de ejemplo en su vida zarandeada por multitud de incentivos al mal, porque todo se le dio hecho. Concebida sin pecado original y objeto de una providencia especial de Dios no encontró difi cultades en el cumplimiento de su papel en la Historia de la salvación. María, como Abraham, tuvo que dejar su casa, es decir, su forma de pensar, para fiarse de la palabra del ángel y permanecer fiel a ella en la monotonía de la vida de Nazareth y en la noche turbulenta de la pasión. La fe de Abraham, padre de los creyentes, llega a su término en María, culmen de la fidelidad de Israel. Pero además, María escribe con su “Sí” la primera página de la historia de la Iglesia. Por su fidelidad a toda prueba es modelo de cuantos han empeñado su palabra en el seguimiento de Cristo, para construir un mundo nuevo. Cuestionario para trabajar a) ¿Deseamos ser personas comprometidas, capaces de que otros se puedan fiar de nosotros? b) ¿Deseamos ser cristianos comprometidos dispuestos a que Dios cuente con nosotros? c) Papel de María en las situaciones descubiertas en el grupo. alégrate 25


Retiro de septiembre

El secreto de la espiritualidad de María

Hay dos ocasiones en el Evangelio de Lucas en que María se autodefine como la pobre de Yahvé. María piensa en sí misma en clave de pequeñez al ángel: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, el canto del Magnificat: “porque (el Señor) ha mirado la pequeñez de su esclava” (Lc 1,38. 48). María piensa en sí misma en clave de pequeñez. Es aquí, donde la figura de María puede ser la respuesta.

Abraham, Moisés, Jeremías son figuras destacadas de este ejército de los pobres de Yahvé. Las dos notas características de su espiritualidad son una confianza sin mílites en Dios, como consecuencia de una experiencia religiosa, y la humildad o vacío interior, que no es falta de personalino de los síntomas de nuestra dad, sino la disposición a creer antes sociedad es la desesperanza. a Dios que al propio juicio. Drogada de hedonismo materialista y encorvada sobre la tierra También en el Nuevo Testamento se en la búsqueda febril de los goces, encuentran pistas, que llevan a un propios de la sociedad de consumo, conocimiento de esa espiritualidad. vive sin ideales, que la eleven y es- Simón, Ana, son piadosos, sencillos, marginados de la sociedad, hombres timulen. de oración, que esperan con seguriLos jóvenes sienten de una manera dad y confianza la venida del Señor, más fuerte esta existencia desespe- así como los pastores, abandonados ranzada. Buscan seguridad, e ideas de la fortuna, y con frecuencia rograndes, que les llenen de ilusiones deados de mala fama, son para Lucas sus vidas. En María les simpatiza su los pobres, los humildes, que reconohumildad, constancia, seguridad, cen la llegada del Señor. forma de realizar su entrega a Dios con perseverancia y alegría. Hay dos Jesús proclama también la grandeza ocasiones en el Evangelio de Lucas de esa espiritualidad, cuando en diáen que María se autodefine como logo de alabanza con el Padre, le da la “pobre de Yahvé”. La respuesta gracias, porque se revela a los senci-

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26 alégrate

María, como los piadosos de Israel, ha repetido muchas veces en casa y en la sinagoga los salmos de los pobres de Yahvé y nutrido su oración en la lectura y consideración reposada de las acciones de Dios en favor de los hombres

Dios todopoderoso. El Dios de María es el Dios salvador, reconocido por el pueblo de Israel, en las grandes gestas liberadoras de la Historia. Es el Dios que tiene sus preferencias por los pobres, frente a los ricos, soberbios y poderosos de la tierra. Es el Dios de la fidelidad, que cumple las promesas hechas a Abraham y su descendencia. Este es el Dios de María.

llos y humildes y no a los sabios y entendidos de este mundo (Mt 11,25). En la cumbre de esta espiritualidad sitúa Lucas a María, cuando la define como esclava, la insignificante sierva a los ojos de Dios. María es la pobre por excelencia. Las dos coordenadas de la pobreza espiritual vertebran la personalidad religiosa de María y nos dan a conocer el secreto de su vida interior.

Amparada en esa fe en un clima de seguridad y audacia. La he conocido íntimamente en su oración meditativa. Como los piadosos de Israel, ha repetido muchas veces en casa y en la sinagoga los salmos de los “pobres de Yahvé” y nutrido su vida de oración en la lectura y consideración reposada de las acciones maravillosas de Dios en favor de los hombres, se fía plenamente de Él, porque sabe que sus caminos no son los caminos de los hombres ni sus pensamientos son los nuestros. Este es el secreto para superar los momentos conflictivos de su vida. En ellos volvería a repetir: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.

La respuesta a la Anunciación es pura disponibilidad. María cierra los ojos y se entrega sin reticencias. He aquí la esclava del Señor, es decir, renuncio a mis razones y me pongo a disposición de Dios. Su palabra se cumplirá en mí. Pero con su respuesta María no sólo deja hacer, sino que colabora al plan de Dios. Su Sí no es expresión de una pasividad negativa, sino la oferta de una disponibilidad sin fronteras en la pequeñez de su persona. La confianza de María, segundo factor de su espiritualidad, es clara. La dinámica de la narración de la anunciación pone al descubierto los motivos de su SÍ. Ya de entrada el ángel le asegura la ayuda de Dios: “El Señor está contigo”. La expresión confirmaba vocaciones para empresas difíciles llevadas a cabo por hombres débiles con la ayuda de

Cuestionario para trabajar a) Papel que ocupa la confianza en Dios, en su poder, cuando nosotros hemos de tomar decisiones. b) Lecciones que sacamos del análisis de nuestra realidad comparada con el secreto de la espiritualidad de María.

alégrate 27


Instituto Santa Familia

Conociendo a María Antonia Como todos sabéis, tuve que ir a mi tierra, La Paz (Bolivia) a acompañar a una hermana mía enferma. Y conocí a un sacerdote que hizo que se removiera mi conciencia...

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reo que todos estáis enterados que tuve que ir a mi tierra La Paz (Bolivia), para acompañar y ayudar a una hermana mía, en su operación de cancer de pecho. Fui para un mes y medio con billete de ida y vuelta y si no compro otro billete de vuelta todavía estoy allí, pues el avión lo secuestró el gobierno, alegando impagos de la línea AeroSur a sus empleados. Tuve que venir por otra ruta, con pérdida de horas y el billete de regreso. Mi hermana se quedó mas o menos bien, gracias a Dios, y está en espera para operarse de cataratas. Ahora quisiera comunicar algo que poco se ve por nuestras parroquias; desde mi visión de cristiana católica, de aquí y de allí (Bolivia) veo posturas, comportamientos, de los que somos la Iglesia de Cristo. Hace tiempo, allí la gente era más piadosa, más auténtica, más com28 alégrate

prometida, y sigue siéndolo pero se nota la fe menos viva; todo lo malo se pega, dice el dicho y es verdad. Allí llegaron también los botellones, los jóvenes que quieren vivir a su aire; la vida se repite en el mundo entero. Tambien comienza a prescindir de Dios la juventud, hay jóvenes buenos que viven la fe, no faltan los grupos de catequistas, grupos de Biblia y otras actividades, y trabajan mucho las parroquias; claro está, no hablo de todas. Pero me llamó la atención algo: una sobrina me invitó a ir un sábado a la eucarístia de su parroquia, luego seguí yendo más veces. La Iglesia parroquial es de los padres Redentoristas, si no me equivoco en la zona de Obrajes, en La Paz. Comenzó la gente a llenar la iglesia de forma llamativa, ya me lo había advertido mi

sobrina; yo estaba a la expectativa y por fin comenzó la eucarístia. Un sacerdote español dijo la homilía que sacudió a todos, en el sentido de exhortar la conciencia, con el Evangelio en la mano, con voz firme, con autoridad, predicó largo y profundo indicando que sólo la conversión nos hará dignos de Dios. Bueno, para mí y para todos fue un remover la conciencia... ver el amor de Jesús, su entrega por todos nosotros... había un silencio sepulcral, no se oía nada más que la voz de aquél sacerdote; yo pensaba en mi interior: así debió ser san Pablo. Seguí yendo los siguientes sábados, terminada la eucaristía se hacia una cola en la sacristia para recibir la bendición del sacerdote. El sacerdote era español y de Valladolid, me acerqué a felicitarle por sus homilías, y por cómo atrae a los parroquianos con su predicación. Con esta narración quisiera que cayésemos en la cuenta de que podemos encontrar en sitios inimaginables a hombres como este sacerdote que vibraba al predicar, que incluso hacía llorar porque tocaba el corazón; la expresión de su rostro era de autoridad, contagiaba el amor a Jesús, hablaba de él con ternura, con respeto, aconsejaba, ayudaba a tener una fe profunda. Sin más, queridos hermanos, me despido con un fuerte abrazo en Cristo Maestro.

Noticias Reunión de los Institutos Seculares

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ueridos hermanos: Lo que hemos vivido los días 13 y 14 de Junio, en la casa de Protasio Gómez, ha sido un auténtico Pentecostés… Convocados por el P. Antonio Maroño y por el Delegado de los Institutos P. Agapito Aliende, nos hemos reunido representantes de los cuatro Institutos: de las Anunciatinas, de San Gabriel Arcángel, Santa Familia y Jesús Sacerdote. Hacía muchos años que esta coincidencia no se daba y eso ya ha sido una gracia de Dios. Además de tomar iniciativas y compromisos para revitalizar la comunión… nos hemos centrado en la preparación al Centenario de la fundación de la Familia Paulina, que será el año 2014. Dicho Centenario nos va a ofrecer un itinerario trienal de animación. El primer año nos propone reflexionar sobre la Familia Paulina como una Historia que tenemos que contemplar, conociendo los ambientes y los contextos donde maduró el carisma paulino y la persona del Fundador, a partir del “No temáis: Yo estoy con vosotros”. El segundo año, nos propone reflexionar sobre la Familia Paulina como una historia que tenemos que vivir ahora nosotros, encargados de hacer de Alberione, y que nos pide revisar nuestra vida y apostolado, a partir del “Vivid en contínua conversión”. El tercer año, nos propone reflexionar sobre la Faalégrate 29


Sobre el encuentro con los Consejeros Generales

Informacion y noticias

milia Paulina como una maravillosa historia de salvación, que tenemos que celebrar y anunciar, mirando al futuro como lo hizo Alberione y a partir del “Desde aquí quiero iluminar”. Nuestro encuentro ha versado: 1º sobre los principales rasgos biográficos de Alberione y que siempre impresionan, emocionan y comprometen; 2º sobre el carisma paulino, que debe estar siempre joven aún después de los cien años; 3º sobre tres fichas de la comisión histórica, la comisión para el Centenario y la comisión del Centro de espiritualidad paulina, y que versan cada una sobre la Fidelidad Creativa, sobre la Eucaristía y sobre la Estudiosidad o formación del paulino. Todas las reuniones de formación, como los diálogos sobre los que a cada uno nos sugerían los temas y los compromisos que nos exigían… así como las celebraciones de la Eucaristía y las Visitas Eucarísticas han sido un cúmulo de ayuda, de gracia y bendición. P. Francisco Maganto, ijs 30 alégrate

Bassi Emma, Sor Assunta

S

eñor, yo sé que me llamarás pronto, pero te lo pido, cuando llegue, sonríeme!». Esta era la oración que Sor Assunta repetía en los últimos tiempos, una oración que expresa familiaridad, optimismo y esperanza. Con la certeza que el Señor ya la ha recibido con una bella sonrisa, con gran conmoción os comunicamos que a las 16,10 horas, del día 7 de mayo, en la casa “Giacomo Alberione” de Albano, fue llamada al descanso eterno nuestra hermana Maestra Assunta, como familiarmente la llamábamos. Era hermana de Sor Epifania, y tanto a una como a otra les tenemos un gran cariño aquí en España. A Sor Assunta le debemos mucho los inicios del Instituto Virgen de la Anunciación en nuestra tierra; ella asesoró, animó y alentó a Guadalupe, a comenzar el Instituto. La llevó a Italia e incluso a su pueblo. Y siempre que ha estado aquí en Madrid nos ha dado toda esa sabiduría de los que conocieron al beato Alberione y vivieron o viven ese entusiasmo vital que heredaron de él.

E

l día 31 de mayo –fiesta de la Visitación de nuestra Señora, fue memorable en la vida de los Institutos Paulinos de Vida Secular Consagrada en España; ya que también a nosotros nos llegó una visita con hondo significado: tuvimos un fructífero encuentro con los Consejeros Generales, venidos de Roma para el Capítulo Provincial de la SSP. A primera vista puede parecer algo excepcional esta reunión con los Institutos; y sin embargo está en la base fundacional de la SSP ya que nuestro fundador Santiago Alberione, constituyó a la SSP como “nutricia” espiritual y, puso a los Institutos bajo la dirección y autoridad de la Sociedad de San Pablo. ¿Cómo fue esa visita-encuentro? Podemos decir que del todo positiva. En primer lugar se interesaron por la forma en que vivíamos nuestra vocación paulina. Una vez que hubimos hablado todos, los Consejeros nos trasmitieron el contenido de las resoluciones que se han tomado con referencia a los Institutos en el Con-

Noticias sejo General, derivadas del último Capítulo General. Los Institutos son parte integrante de la Familia Paulina. Tienen una misión específica dentro de la Familia: vivir el carisma en medio del mundo; con la misma espiritualidad y fines convergentes en la misión: dar a los hombres de hoy a Cristo en su totalidad, como Camino, Verdad y Vida. Y esa misión la cumplen en medio de la sociedad y en un mundo convulso y agitado, en muchos sectores y aspectos alejado de Dios y, donde la consagración secular es raro y esporádico; muchas veces incomprendido y menospreciado. En medio de ese mundo es donde debemos vivir nuestra consagración, con alegría, ilusión y esperanza. En el día a día, tratando de que el propio perfeccionamiento redunde en un testimonio de nuestra misión. Eso es lo que en resumen expusimos a los Consejeros, recibiendo de ellos: aliento, estímulo y la seguridad de que la SSP se preocupa de nosotros y desea consolidar cada vez más la actuación que Alberione le encomendó con referencia a los Institutos. Sólo hubo un escollo en este Encuentro con los Consejeros: el idioma. Captamos casi todo lo que nos dijeron; nos pareció que también ellos tomaban buena nota de lo que les exponíamos; pero hubiera sido completo de haber hablado el mismo idioma. Más aquí suplen, los gestos, la voluntad y el afecto fraterno. José y Maite. isf alégrate 31


INSTITUTOS PAULINOS

DE VIDA SECULAR CONSAGRADA Protasio Gómez, 15 28027 MADRID Tel.: 917 425 113 - E-mail: institutos@sanpablo.es María es nuestro modelo. Sepamos como ella decir nuestro “fíat” a todo lo que el Señor quiere de nosotras; a todo loque dispone o permite. Todo es para nuestro bien. Será el medio más eficaz para llegar al “No soy yo el que vive, Cristo vive en mí” de nuestro padre san Pablo. Eso será para nosotras llegar a la santidad. (Venerable Tecla Merlo)

Tengamos mucha confianza en el amor que la Virgen tiene hacia cada una, encomendemos a ella todas nuestras necesidades, digámosle todas nuestras dificultades. Sea ella nuestra consejera, nuestro apoyo, nuestra defensa, nuestro consuelo en todas las penas, nuestra ayuda en todas las necesidades, nuestra madre siempre. Seamos como niñas pequeñas en brazos de su madre; ella nos llevará a Jesús. (Venerable Tecla Merlo)


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