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nº160 enero-marzo 2011 - 2,75 €

JAVIER BARRACA “Sin la familia no es posible la evangelización”

CRISTIANOS DEL MUNDO: ¿Cómo vivís la fe?


Un santo para cada día

4€

Un calendario de mesa que presenta para cada día del año, además del santoral diario, un santo destacado con pinceladas biográficas, así como otras informaciones litúrgicas (tiempo litúrgico, citas de las lecturas bíblicas...). En la trasera de cada día hay una página de sabiduría, para aprender, para meditar o para distraerse (el Evangelio del domingo, historias de las principales advocaciones marianas, oraciones y poemas, curiosidades sobre santos, expresiones coloquiales que tuvieron su origen en la Biblia, recetas de cocina…).

Resina, 1 • 28021 Madrid • Tel.: 917 987 426 / 427 • Fax: 915 052 050 • ventas@sanpablo.es • www.sanpablo.es

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EDITORIAL PUBLICACIÓN TRIMESTRAL DE LA FAMILIA PAULINA Presidente: Antonio Maroño. Director: José Ignacio Pedregosa. Redactor-Jefe: Francisco Ares. Consejo de redacción: Paqui Rodriguez, Isabel García, Concepción López, Vicente A. Guillamón, Victoria Luque. Corrección: Agapito Aliende. Maquetación: María V. L. Vega Publicidad: V.L.V. Colaboradores: José Mª Fernández y Alvaro Santos. Asesoría informática: Tomás Pastor y Arturo Guzmán. Edita: SOCIEDAD DE SAN PABLO. N.I.F.: Q 2800254 A. Dirección: Protasio Gómez, 15 - 28027 MADRID. Tel.: 917 425 113. Fax: 917 425 723. E-mail: cooperador@sanpablo.es Web: www.sanpablo.es Delegaciones: 08010 BARCELONA. Ronda S. Pedro, 19-21 08003 BARCELONA. Via Laietana, 46 A 48001 BILBAO. Alameda Mazarredo, 3 48001 BILBAO. Colón de Larreátegui, 17 18010 GRANADA. Cárcel Baja, 14 28012 MADRID. Pl. Jacinto Benavente, 2 28015 MADRID. San Bernardo, 114 28013 MADRID. Bordadores, 11 28021 MADRID. Resina, 1 28027 MADRID. Alcalá, 387 30001 MURCIA. Apóstoles, 6 33009 OVIEDO. Magdalena, 15 31003 PAMPLONA. Pl. de las Merindades,3 07002 PALMA DE MALLORCA. Sant Miquel, 66 15705 SANTIAGO DE C. Rúa do Vilar, 37 41004 SEVILLA. Sierpes, 57 45005 TOLEDO. Rda. Buenavista, 37, 10-1º-CD 46003 VALENCIA. Pl. de la Reina, 2 47003 VALLADOLID. Angustias, 5 50003 ZARAGOZA. Avda. César Augusto,105 Suscripción anual: 10 euros. Enviar por giro postal o talón a: COOPERADOR PAULINO Protasio Gómez, 15 - 28027 MADRID O por transferencia bancaria a: BANCO SANTANDER CENTRAL HISPANO Alcalá, 445 Nacional: CCC 0049 5134 37 2116915646 Internac.: IBAN ES71 0049 5134 3721 1691 5646 BIC BSCHESMMXXX Cooperador Paulino - 28027 MADRID Imprime: Rivadeneyra. Depósito legal: BI. 1872-1960.

SAN PABLO

100 años difundiendo la Palabra de Dios y al servicio de la cultura

L

a Familia Paulina está de celebración y por consiguiente, también, nuestra revista y nuestros lectores. Hemos comenzado a preparar el Centenario de la Fundación de la Familia Paulina, fundada por el Beato Santiago Alberione. En nuestra portada, habrás encontrado un logotipo en el que aparece el número 100, un libro, una fecha y las letras “Familia Paulina”. EL NÚMERO «100» parece surgir de la Palabra. Evoca la aurora de la noche que dividió los dos siglos (31 de diciembre de 1900), cuando el Padre Alberione, ante la Eucaristía, recibió la iluminación interior que lo llevó a la fundación de la Familia Paulina (cf AD 13). 1914-2014: cien años de “abundantes riquezas de gracia” que el Señor ha derramado sobre la Familia Paulina (cf AD 4). EL LIBRO: Recuerda “la luz más clara sobre una gran riqueza que el Señor quería conceder a la Familia Paulina: la difusión del Evangelio” (AD 136). FAMILIA PAULINA: Está enraizada en el Libro Sagrado: de él se nutre porque, como subrayaba el Beato Alberione, “su primera preocupación ha de ser la santidad de la vida, la segunda la santidad de la doctrina” (cf AD 90). El aniversario de estos Cien años de fundación será el 20 de agosto de 2014, pues el mismo día del año 1914, el Beato Santiago Alberione daba inicio a la Sociedad de San Pablo, en un pequeñísimo local en Plaza Cherasca nº 2, de la ciudad de Alba, en el Piamonte italiano. Santiago Alberione, con una hora de adoración y la bendición de la casa, inicia la “Escuela Tipográfica Pequeño Obrero”, germen de la Sociedad de San Pablo, integrada por dos alumnos: Desiderio Costa y Torcuato Armani, las primeras vocaciones de la nueva congregación. Años después en 1934, sería el P. Desiderio Costa quien comenzara la Sociedad de San Pablo en Bilbao. Desde entonces, su hijos e hijas, miembros de la Familia Paulina, estamos implicados en llevar y vivir a Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida en la cultura de la comunicación. Esto es lo que nos mueve, para ello vivimos y actuamos. Queremos seguir creciendo, queremos seguir estando presente en la cultura de la comunicación, dando el pan de la Palabra. Pero, necesitamos tu ayuda, sobre todo con la oración. Y también con la participación, por lo que te invitamos desde aquí y ahora a que participes en los distintos acontecimientos y actividades que vamos a realizar. En la medida de los posible te iremos informando en las páginas de la revista, pero donde más actualizada está esta información es en nuestra página web: www.sanpablo.es

AVISO A LOS SUSCRIPTORES Hemos recibido en la redacción un gran número de revistas devueltas, aduciéndose en Correos «Dirección incorrecta». Rogamos a aquellos suscriptores que hayan dejado de recibir la revista por causas ajenas a su voluntad (o bien, que la reciban con dirección incorrecta) se pongan en contacto con Cooperador Paulino (mediante carta o correo electrónico) y faciliten su dirección actualizada. Si en breve esta anomalía no queda resuelta, lamentándolo, tendremos que dar de baja a los suscriptores con «dirección incorrecta». La Dirección.

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nº160 enero-marzo 2011 - 2,75 €

JAVIER BARRACA “Sin la familia no es posible la evangelización”

CRISTIANOS DEL MUNDO: ¿Cómo vivís la fe?

La familia debe ser la artífice de la nueva evangelización de la que habló tanto el beato Juan Pablo II. En el interior, una entrevista con don Javier Barraca, quien abunda sobre esta idea.

Nº 160 Enero-marzo 2011

SUMARIO 3 Editorial 4 Comunicación y diálogo 6 ¿Cómo vivís la fe en Cristo?

Felicidad Izaguirre

12 La belleza de la familia Agapito Aliende

16 Exultantes de gozo Victoria Luque

17 Encuentro de Asís La Redacción

19 Y tú, ¿cómo oras? Raúl Berzosa

21 El clima y el corazón Pedro Moreno

25-32 «Catequesis» 4

José Mª Pérez Navarro

23 Hacia la canonización José Antonio Pérez

27 Entrevista a Mª Ángeles López Romero La Redacción

28 Personajes Bíblicos: Tobías

Concepción López

31 La princesa prometida Pastoral y Formación

32 Santos de nuestro siglo: Juan XXIII

José María Fernández

34 Testigos del evangelio Ofelia Dondoyano

38 Vida paulina 40 Reseñas 4

COMUNICACIÓN Y DIÁLOGO China y la política del hijo único El Gobierno chino provoca el aborto de unos 13 millones de niñas al año; que altos funcionarios del Partido Comunista de China sigan pregonando que lo “exitoso” de su brutal política de control de la población ha supuesto la eliminación de 400 millones seres humanos en treinta años, pone de manifiesto su absoluto desprecio por las normas internacionales y los derechos humanos. Estas cifras se lograron obligando a las mujeres jóvenes, algunas en los últimos meses de embarazo, a ejecutar el aborto, acto declarado por los Tribunales de Nüremberg, como un crimen contra la humanidad. Todo esto revela una desconexión con la realidad demográfica. China ha provocado una población que envejece rápidamente y que es fundamentalmente masculina por la locura de la planificación familiar, China es un país donde las niñas no nacidas son abortadas selectivamente, y donde los jóvenes no pueden encontrar esposas ya que las jóvenes son traficadas para satisfacer la demanda de mujeres de los países vecinos.¿Es China mejor porque ha eliminado 400 millones de niños, siendo uno de los pueblos más inteligente, más laborioso y empresarialmente preparado? Ninguna autoridad de la tierra puede legislar la eliminación de un ser humano. La vida es una realidad desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Clemente Ferrer. Madrid.

“Sentí mucha emoción porque es mi Padre” Permítame que le envíe, para su publicación si lo considera adecuado, la siguiente anécdota que me contaron hace unos dias: El 15 de

octubre se celebró en el Vaticano el encuentro “Nuevos evangelizadores para la nueva evangelización”, donde la fundadora de Iesu Communio, Sor Verónica Berzosa, emocionada por ver y tener tan cerca al Papa Benedicto XVI lo abrazó en lugar de besarle el anillo, como señalan las normas de protocolo. En unas declaraciones concedidas posteriormente, la Hermana Verónica, explicó que abrazo al Papa porque sintió “mucha emoción, porque es mi Padre”. Un acto de naturalidad admirable que demuestra que hay cosas que están por encima del protocolo. Sin duda muestra también la sencillez de la gente de mi tierra. Muy cordialmente. Domingo Martínez.Baños de Valdearados (Burgos)

El IBI y la Iglesia En estos días se han levantado voces que solicitan que la Iglesia deje de estar exenta del pago del IBI, el impuesto de bienes inmuebles, porque es un privilegio y porque en estos tiempos de crisis los ayuntamientos no se pueden permitir el renunciar a lo recaudado por ese concepto. Quiero con esta carta aclarar algunas cosas: 1º. La exención del IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) no es en absoluto un privilegio especial de la iglesia católica. Por ley, están exentos de IBI: -Servicios públicos (Defensa, Seguridad, Educación y Servicios penitenciarios). -Los inmuebles destinados a usos religiosos; los pertenecientes a gobiernos extranjeros o que les sea de aplicación la exención por convenios internacionales;-los pertenecientes a Cruz Roja. ;-los terrenos ocupados por las líneas de ferrocarriles y los edificios enclavados en los mismos terrenos. - Colegios concertados. -Pertenecientes al patrimonio histórico-artístico. -Entidades sin fines lucrativos.


COMUNICACIÓN Y no digamos las ventajas fiscales de que gozan partidos políticos y sindicatos: No tienen que declarar lo ingresado por cuotas, las subvenciones, las donaciones, los rendimientos de sus actividades económicas, los rendimientos procedentes de las rentas de su patrimonio. Pues ya ven, nadie pide que partidos políticos y sindicatos renuncien a sus enormes ventajas fiscales. Nadie que paguen el IBI las mezquitas o templos budistas. Nadie clama por el pago del IBI de embajadas o colegios, o grandes palacios. Ni exigen que lo pague el ejército o las comisarías, las estaciones de RENFE o las cárceles. No. Nada de nada, pero que lo pague la Iglesia. 2º). A Caritas llegan cada día personas enviadas por sus ayuntamientos para que les echemos una mano, ya que ellos andan justos de presupuesto. No los envían a los sindicatos ni a los partidos, a las mezquitas o sinagogas, embajadas o legaciones diplomáticas. No. Los envían a las parroquias. En esta parroquia de un servidor llevamos atendidas más de 250 personas sin trabajo, de las que ya han conseguido empleo más de ochenta. Ayudamos con alimentos a treinta familias a las que se llena el carro de la compra dos veces al mes. Y no es nada. Compañeros tengo que atienden a ciento cincuenta familias. Pues ya ven la solución. Que el IBI lo pague la Iglesia para ayudar a salir de la crisis. Justo a la institución que más está haciendo por sacar adelante a esta gente, justo a ésa, que le suban los impuestos. Y mientras, los ayuntamientos enviándonos pobres porque ellos no tienen presupuesto. Jorge, presbítero de la parroquia Beata Mª Ana Mogas. Madrid.

LA PALABRA

de DEL BEATO

ALBERIONE

J

esús se encuentra todo en las palabras: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6) • Apareció muy claro lo que vi al fondo de la casa, en aquella habitación, en uno de aquellos días en los que no trabajo: el Divino Maestro paseaba y tenía junto a sí a uno de nosotros y dijo: “No temáis, yo estoy con vosotros, desde aquí quiero iluminar; tan sólo permaneced en la humildad y tened siempre dolor de los pecados”. • Toda la oración y la formación interior se base y se materialice en Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida. Todo el estudio se desarrolle y se complete mediante el conocimiento de Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida. Todo el apostolado se dirija a dar a los hombres a Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida. • Por la mañana sentémonos a los pies de Él y digámosle: Tú eres el Camino, quiero seguir tus huellas, quiero imitar tus ejemplos. Tú eres la Verdad: ¡ilumíname! Tú eres la Vida: ¡concédeme la gracia! • Hay algunos que consideran en Jesucristo sólo, o casi sólo, el título de Maestro, o casi solo, en su predicación. Esto no basta: Jesús es Maestro por su vida ejemplar, habiendo dado primero ejemplo y, sólo después, predicado; Jesús es Maestro además porque comunica la vida y la gracia para entender su doctrina, para creer sus palabras, para admirar e imitar sus virtudes inefables. • Fue “Camino” dando ejemplo de todas las virtudes, incluso de aquellas ignoradas por el mundo pagano. Perfecto en los deberes para con Dios, con el prójimo y consigo mismo; perfecto en la observancia de los mandamientos y de los consejos evangélicos que predicó a los hombres. • Fue “Verdad”, enseñando durante tres años de vida pública a las muchedumbres y a los apóstoles las verdades de la fe, reunidas y expuestas por la Iglesia en la teología dogmática, moral, ascética y pastoral. • Fue “Vida”, consiguiendo para la humanidad la gracia perdida, para entregarla a las almas por medio de los sacramentos y la oración, y haciéndose puerta para la bienaventuranza eterna.

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CRISTIANOS DEL MUNDO felicidad izaguirre

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid, no sólo nos ha dado la gracia de celebrar la fe con jóvenes de otros países y diócesis de nuestro entorno, sino además, la oportunidad de conocer, por la convivencia de estos días, cómo viven estos hermanos nuestros la fe en sus ciudades, pueblos y barrios, en su quehacer cotidiano

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n realidad, la manera de vivir la fe de quienes han venido de otros países no difiere mucho de la nuestra si nos ceñimos al ámbito personal y comunitario: La alegría de sabernos amados por Dios, de pertenecer a una comunidad parroquial y contribuir a la misión evangelizadora, humanitaria y social de la Iglesia, junto con la celebración de la eucaristía y los sacramentos, son los rasgos que más nos caracterizan a los cristianos de distintas procedencias, de distintas partes del mun-

do, viviendo unidos a Cristo Jesús como nuestro Maestro y Salvador. Compartimos mucho: creencias, costumbres, religiosidad… hasta las dificultades, las luchas que como seguidores del Maestro tenemos en el mundo, en algunos casos, sufriendo la persecución, la intolerancia, los insultos, críticas


Fr. Patrick Nanaemeka, de Nigeria, con Elías, voluntario colaborador de la JMJ.

NIGERIA Cristianos: 45,5%. Musulmanes: 45,4%. Animistas: 8,8%. Otros: 0,3%.

o el desprecio de quienes cierran su ser a la Buena Noticia del amor de Dios a todos y cada uno manifestado en Cristo Jesús, del que nada ni nadie podrá apartarnos, como nos dice San Pablo. También compartimos con estos otros jóvenes cristianos la necesidad de encontrarnos con otros hermanos, sentirnos uno, celebrar la fe en acontecimientos universales como la JMJ convocada por Su Santidad, Benedicto XVI… en verdad es como si no existieran fronteras, límites, a pesar de la idiosincrasia y particularidades de cada nación, de cada país… como si fuésemos una sola Comunidad, miembros de un solo cuerpo, de la Iglesia. Las diferencias más destacables en cuanto a la vivencia de la fe de estos jóvenes, no se encuentra en la procedencia, sino en el seguimiento que cada uno hace de la fe que tiene (que se hace visible en el ámbito social, es decir, en su manera de ser y de estar en el mundo). Es precisamente en el mayor o menor deseo de parecerse a Jesús, de querer ser como Él, en la oscilación entre la admiración hacia Él y la opción por un mayor compromiso en el seguimiento, a pesar de las dificultades, donde surgen las variaciones en la forma de vivir la fe entre cristianos de unos y otros países. La diferencia estribaría en la medida en que se vive la fe como entrega total, amor sin medida, confianza sin límites en Aquel que nos ama, desprendimiento de uno mismo… es decir, en el salto que hay desde la consideración del cristianismo como una ideología o compendio de valores admirable, al seguimiento incondicional de Jesús. Varios jóvenes se han prestado a comentarnos cómo viven su fe.

Fr. Patrick Nnaemeka Okeke El Reverendo Fr. Patrick Nnaemeka Okeke, es el pastor de la Iglesia Católica de San Pablo, en Uga, de la Diócesis de Awka, Nigeria. Todos los días por la mañana, tras hacer sus oraciones, va también a otras parroquias para celebrar la misa. Tiene una oficina donde recibe a las personas que le plantean diversas peticiones, y recorre también distintos lugares para atender a enfermos y personas que lo necesiten. En los ratos libres, le echa un ojo a sus libros y a sus estudios de Derecho, tras hacer sus oraciones de media tarde. “También me paro para comer, que hay que comer de vez en cuando”, bromea Fr. Patrick. La parroquia donde está tiene muchos ministerios, y en cuanto a su funcionamiento, siguen los acuerdos que tienen con la diócesis. Nos cuenta Fr. Patrick que dentro del continente africano, Nigeria es uno de los países que mejor situado está económicamente. Tiene muchos recursos naturales: petróleo junto con todo lo que aporta el cultivo de la tierra. No hay un gran nivel de pobreza, y es una nación que goza de separación entre el poder civil y el estamento religioso. Las oraciones diarias de Fr. Patrick están enfocadas a que se dé entre la población una verdadera conversión a Cristo y que la religión católica sea un elemento de unión entre las personas. “Le pido a Dios que nos sostenga en el espíritu de unidad para toda la nación. Le pido que haya un sentimiento de unidad

La Constitución de Nigeria reconoce la libertad de religión, que comprende las libertades de manifestar, propagar y cambiar de religión o credo. Sin embargo, Nigeria es miembro de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC) y, a partir de octubre de 1999, 12 de los 36 estados de la Federación ampliaron la aplicación de la sharía (ley islámica) del ámbito familiar (donde ya estaba introducida) al ámbito penal. Los estados afectados son Bauchi, Borno, Gombe, Jigawa, Kaduna, Kano, Katsina, Kebbi, Níger, Sokoto, Yobe y Zamfara, todos ellos en Nigeria septentrional. Esto ha supuesto la introducción de la flagelación, la amputación de miembros y la pena capital por lapidación. Los episodios de intolerancia y discriminación religiosa más generalizados son los denunciados por diversas comunidades cristianas en los estados más islamizados de Nigeria (normalmente los 12 gobernados por la sharía sharía). ). Se pueden citar las falsas acusaciones de blasfemia contra el islam, que llevan a estudiantes y profesores cristianos al abandono de los centros de enseñanza; la denegación de permisos para que los cristianos construyan sus propios lugares de culto y cementerios; la demolición de iglesias con el pretexto de que se han construido de forma ilegal; el secuestro y conversión forzada de adolescentes, especialmente chicas, que acaba en matrimonio con musulmanes; o la discriminación contra los cristianos por tribunales islámicos.

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En Nigeria, aunque existe libertad religiosa, los cristianos tienen serios problemas con los radicales islámicos a la hora de vivir su fe porque muchas veces la religión es motivo de división y hay muchos problemas con islamistas fanáticos. El fanatismo y el radicalismo islámico allí es un problema”, afirma con tristeza y esperanza a la vez. Dice también el reverendo Patrick que ora por que “los cristianos que están comprometidos con la fe católica, luchen cada día más fuertemente por su fe. También porque la forma de ser de los cristianos sea cada vez más patriótica y más temerosa de Dios, por que exista un temor de Dios”. Donde vive este sacerdote hay libertad religiosa de hecho, pero asegura que algunas veces los radicales islamistas tratan de sembrar la confusión y de crear problemas a las otras religiones cristianas (entre ellas, la católica). Así, los cristianos en su país tienen serias dificultades con los radicalistas islámicos: “No hay ninguna religión establecida como nacional, y como hay libertad religiosa, los otros tratan de acosar a las comunidades católicas y cristianas para que desistan en su fe; es una forma de presionar… algunas partes del país son dominadas por los musulmanes y ahí los cristianos tienen problemas”. Para Fr. Patrick, Jesús es su amigo: “Es un modelo para cada cristiano, para toda persona que quiera alcanzar el Reino de Dios”. Él cree firmemente en que la gente joven conformará el futuro de la sociedad: “Los jóvenes son el futuro de la Iglesia, por este motivo este encuentro en Madrid (la JMJ) tiene una gran importancia. Nosotros tratamos de orientar a los jóvenes hacia los valores y las virtudes cristianas; en una forma muy intensa, muy seria, estamos intentando

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CHINA Agnósticos: 39,5%. Religiones chinas tradicionales: 32,1%. Budistas: Budistas:13,5%. 13,5%. Cristianos: 8,6%. Musulmanes: 1,6%. Animistas: 4,3%. Otros: 0,4%. Bautizados católicos: 8 millones estimado estimado..

La libertad religiosa sigue siendo pisoteada de hecho. Con la economía sumida en una profunda crisis, se instó a los grupos religiosos a representar un papel en el desarrollo económico del país, atrayendo las inversiones extranjeras, actuando como agencias de bienestar en los ámbitos que el Estado ha dejado desatendidos (mayores, discapacitados, huérfanos, etc.) y saliendo al paso de las catástrofes naturales o de otro género que han golpeado a la población. Pero mientras tanto no han disminuido los ataques contra las “relaciones” entre grupos chinos y “poderes extranjeros que interfieren en los asuntos internos” de China. Entre estos “poderes extranjeros” parecen contarse el Vaticano, los musulmanes (en Xingjian), los tibetanos (en el Tibet) y los mongoles (en la Mongolia interior). En relación con los católicos en China, hay que señalar que en 2009 el partido comunista chino hizo todo lo posible por mantener separadas las comunidades oficiales y las clandestinas, haciendo hincapié en los “deberes” de las primeras (amar a la patria, evitar la influencia extranjera, etc.) y arrestando cada vez a más pastores y sacerdotes de las segundas, por negarse a someterse al control absoluto que ejerce la Asociación Patriótica Católica China (CPCA). transformar la sociedad a través de esta juventud”.

Daryl Lim

Es chino y vive en Bancouver B. C., Canadá. Ésta ha sido su tercera Jornada Mundial de la Juventud, a la que ha asistido movido por el deseo de encontrarse con

personas de todo tipo de culturas y procedencias. Nos dice que le gustan los grupos multiculturales. Está completando sus estudios superiores; trabaja en una droguería como dependiente y ayuda también a sus padres. Entre sus aspiraciones, está conseguir un trabajo en la República de China . Comenta que la Iglesia realiza una importante labor, en el lugar donde vive y que no tiene grandes problemas económicos.Su abuelo materno se convirtió al cristianismo, y fue él quien le llevó a la Iglesia Católica, hace ya 20 años. Para Daryl ser cristiano significa tener “una relación personal con Dios” y dice que Jesús es “personalmente, para mí, mi Señor y Salvador”, si bien apunta que él no vive realmente la fe. Preguntado sobre cómo podemos los cristianos trabajar por el Reino de Dios, señala que él trata de no juzgar a las personas. “Yo también tengo mis propias debilidades y no es correcto juzgar a los demás. Podemos colaborar no insultando, no criticando, amando a los demás y trayendo a la gente a la Iglesia”, afirma. En cuanto a la libertad


En Perú, la Iglesia católica está haciendo un buen trabajo. Está ayudando a niños que viven en extrema pobreza, les da de comer, les educa, se preocupa por ellos...

religiosa, nos dice que “no tengo nada que temer. Mis derechos están protegidos por la Constitución. Incluso en Hong Kong y Macao los católicos no están perseguidos. Sólo en China continental los católicos no pueden reconocer al papa como jefe”.

PERÚCristianos: 96,5% Otros: 3,5% Bautizados católicos: 25.337.000

La Constitución peruana asegura la libertad religiosa y reconoce a la Iglesia católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú (art. 50). Además, el Acuerdo con la República del Perú y la Santa Sede (1980) ha permitido la enseñanza de la religión católica en colegios públicos; mantener capellanes para la asistencia espiritual en hospitales, cárceles, recintos de la policía y el ejército; un régimen de exenciones tributarias y asignaciones personales pagadas por el Estado. Las minorías religiosas, especialmente evangélicas, considerándose discriminadas por estas diferencias, acuñaron el eslogan “Iguales ante Dios y ante la ley”; actualmente el 12,5% de la población se declara protestante o evangélica. Actualmente se debate en el Congreso la Ley de Libertad e Igualdad Religiosa. Y a propósito de dicho texto es interesante la opinión de Héctor Cabrejos, arzobispo: “Todas las religiones no son iguales: No es igual el cristianismo, el judaísmo y el islamismo, lo que no significa menospreciar a nadie (...), es importante el arraigo social de una confesión de fe”.

Mily Paredes Acosta Mily Paredes Acosta es del Perú, y vive la fe esencialmente como madre y esposa. Desea y pide a Dios la fe para su niño de 8 años y su bebé de 15 meses. Reside en el Departamento de San Martín, en la zona de selva del Perú. Nos comenta que es contable: “Tenemos una empresa constructora mi marido y yo: compartimos el trabajo; la oficina está en casa… y sobre todo, intento inculcar a mis hijos lo que es el respeto, el amor, el compartir”. “Los niños se han quedado con los abuelitos”-dice, y señala que ella ha venido a la JMJ con su esposo y otras personas de su grupo parroquial, pero bien que le habría gustado poderse traer consigo, al menos, al mayor de sus hijos: “Tuve la oportunidad de estar en la Jornada Mundial de la Juventud 2002 en Toronto, (Canadá) y en el 2005 en Colonia (Alemania), para llenarme de fe, de alegría, y darla… principalmente a mis niños; mi niño de 8 años tenía mucha ilusión de venir, inclusive solicitamos la visa, pero vimos que era muy pequeño para este peregrinaje”. Desde su parroquia, Mily colabora en la labor de ayuda y desarrollo para personas necesitadas: “La situación económica del Perú es muy diferente a la de aquí. Estuvimos hace unos días en Rodas… En muchas escuelas ves que algunos niños van sin zapatos, muchos de ellos no tienen qué comer; la

Iglesia católica está haciendo muy buen trabajo allá. Hemos venido con el párroco de la Iglesia San Felipe, que da de desayunar a 150 niños que viven en extrema pobreza. Él lleva un colegio (más el desayuno, el almuerzo…) En la región donde estamos, la mayoría de las poblaciones se dedican a la agricultura; tienen su chacrita, cosechan, consiguen el pan de cada día”. “A todos nosotros que estamos aquí, en Madrid, nos gustaría sobre todo que se solucionase la situación económica de la población: Se ve mucha pobreza, muchos niños que necesitan de repente un lápiz, un cuaderno para poder estudiar. Muchas veces no tienen ni una mesa, y ellos están con muchas ganas de seguir adelante, es preciso apoyar a esa niñez”. Donde vive Mily, “hay muchos católicos, pero también se puede ver las iglesias evangélicas. Yo creo que la convivencia es buena, cada uno con su forma de predicar, de llevar su religión… Yo soy cristiana desde que nací; mis padres son católicos y pertenecemos a la parroquia Santiago Apóstol”, comenta. Para Mily, “Jesús es sobre todo nuestro hermano”, también se refiere a Dios como “nuestro Padre”. “Ser cristiano significa para mí apoyar en lo que yo pueda a mi prójimo, enseñar el respeto, el amor, el compartir, a mis hijos. Vivo la fe compartiendo el amor con mi familia, con mi comunidad, mis amigos, mis hermanos”. Trabajar por el Reino de Dios significa para ella “saber compartir, saber entender que todos, que cada uno de nosotros amamos a un solo Dios, que es Dios lo que nos une, la fe que tenemos en Él”.

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ITALIA Cristianos: Cristianos: 97,1%. Musulmanes: 2,5%. Otros: 0,4%. Católicos bautizados: 57.223.000 La fe católica y sus valores sigue siendo, indiscutiblemente, la religión mayoritaria, profundamente enraizada en la gente y generalizada por todo el país. Las situaciones problemáticas que se han producido han estado relacionadas con quejas (la presencia o retirada de los crucifijos y símbolos religiosos en los espacios públicos, la construcción de mezquitas, el permiso o prohibición a las mujeres musulmanas de llevar el velo, etc), vinculadas con frecuencia al efecto del fenómeno de la inmigración y sus consecuencias, especialmente en lo que se refieren a la confrontación cultural, al diálogo ecuménico y al complejo panorama multiconfesional al aparecer credos, creencias y cultos no católicos. Es necesario subrayar que estas protestas suelen estar acompañadas y explotadas por el laicismo extremo, expresado contra el catolicismo y centrado en cuestiones (principios éticos no negociables, matrimonio y familia, escuela y educación pública y privada) y temas fiscales-financieros.

Rosanna Ro s a n n a e s italiana. Nos contagia su alegría desbordante, su vitalidad. Nos recibe y nos atiende con una sonrisa permanente. Reside en Calabria, zona que pertenece a la diócesis de Mileto y su parroquia es la de María Santísima Anunciata. Vive con su familia y estudia Le-

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Rosanna y unos amigos. Ella es italiana, monitora de un grupo de oración en Calabria. Al lado, Antonio García, de Albacete.

tras en la Universidad cercana a su ciudad. Está en un grupo de oración como monitora y ayudan a muchas personas en actividades caritativas. Sobre la situación socioeconómica de su país nos señala que “hay ahora mismo una cierta crisis, pero dentro de la normalidad, no como aquí”, así mismo tiene confianza en que con el tiempo habrá más oportunidades de desarrollo y que todo mejorará. A Rosanna le gustaría ser profesora, estar con los niños. Le encanta la docencia y todo lo relacionado con el ámbito universitario y académico. Sus padres le enseñaron a vivir la fe y cuando le preguntamos sobre quién es Jesús para ella, respira hondo, nos mira fijamente y nos dice: “Jesús es todo. Es el punto de referencia de mi vida, para todo”. Rosanna nos cuenta que participa en su parroquia en muchas actividades; para ella, trabajar por el Reino de Dios significa “aprovechar estas circunstancias, como la asistencia a la JMJ, para que los otros participen de nuestra fe y de nuestras inquietudes religiosas”. Está convencida de que los jóvenes pueden cambiar las cosas que no van bien, que está en ellos la esperanza, el futuro, para un mundo mejor.

Antonio García Antonio García es de Albacete, de la Parroquia de la Asunción. Este joven español, a la vez que nos transmite mucha seriedad y exigencia consigo mismo, está disfrutando del encuentro con los jóvenes de la JMJ y espera mucho de él. Aunque está dedicado a sus estudios de ingeniería superior en una Universidad que está en

otra ciudad, vuelve a casa casi todos los fines de semana y pasa los veranos con su familia. Además emplea su tiempo en llevar el grupo de jóvenes de su parroquia, junto con su hermano y otro chico. Y que “en cuanto a la fe, personalmente intento dedicar un rato al día para la oración y para reflexionar sobre lo que me va pasando”. Antonio García admira sin tapujos la labor que realiza la Iglesia con las personas más necesitadas: “Especialmente en este terreno, están los de Cáritas. Yo vivo en una zona buena de la ciudad, y la verdad es que un día estando en mi parroquia, me sorprendí, cuando entré en la habitación donde ellos están (los de Cáritas) y vi que lo tenían todo preparado, muchas bolsas llenas de comida para enviarlas a las zonas más desfavorecidas. Me di cuenta de que hay lugares que están desbordados por la pobreza”. En cuanto a los jóvenes, Antonio afirma que “me gustaría un poco más de compromiso; yo sé que hay gente comprometida, pero jóvenes hay muy pocos: llaman a los jóvenes y te encuentras con un hombre repartiendo folletos con un bastón, que le cuesta andar. Necesitamos renovación, juventud.En las convivencias aparecen muchos, pero comprometidos, me parece que faltan”. Para Antonio, Jesús es un modelo a seguir. “Realmente yo creo que debería de ser así: si dedicásemos más tiempo a intentar ser cómo es Él y menos, como pasa en la sociedad actual, a ser egoístas y trabajar más para conseguir más dinero, las cosas serían bien distintas. Sí, tendríamos que fijarnos más en las personas y ayudarlas en sus necesidades y que no todo sea


ESPAÑA Cristianos: 94%. Agnósticos:4,4%. Agnósticos: 4,4%. Otros: 1,6%. Católicos bautizados: 42.416.000

España es un país en el que la libertad religiosa está garantizada. Sin embargo se han producido algunos hechos que merecen atención: El cuestionamiento de la presencia de símbolos religiosos en edificios y lugares públicos, la asignatura de Educación para la Ciudadanía y la Ley de Cultos aprobada por el Parlamento de Cataluña, así como el ejercicio de la objeción de conciencia, entre otros. Habrá que prestar atención a la futura reforma de la Ley Orgánica de Libertad religiosa. Según el borrador de la Ley, se prevé la equiparación de mormones, Testigos de Jehová, budistas y ortodoxos, con las confesiones católica, musulmana, protestante y judía. También se abordará la objeción de conciencia. sólo pensar en nosotros mismos. Yo mismo no lo consigo, es la meta deseable, y creo que todos los cristianos deberíamos querer ser exactamente como Jesús. Tendríamos que ser todos un mismo cuerpo y cuando haga falta ir a ayudar a un sitio, no circunscribirnos sólo a nuestra parroquia: hemos de ver las necesidades de los demás”. Hablando sobre lo que pueden hacer los jóvenes, Antonio nos dice: “En nuestras manos está cambiar las cosas; estamos en una sociedad en la que parece que se han perdido los valores en los que creemos. Las personas se fijan más en cosas como el dinero y se ha perdido la espiritualidad. Para mucha gente esto que hacemos son tonterías, pero para mí no lo son. Y sobre la JMJ, comenta: “estoy convencido de que esto será un sello para mí, para mi vida”.

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ENTREVISTA A D.JAVIER BARRACA agapito aliende

La

belleza de la

Q

ué papel concreto juega la familia en la Nueva Evangelización?

—La familia es el escenario más decisivo para la Nueva Evangelización. En la entraña misma de la familia es donde se decidirá la Nueva Evangelización. Se trata de su sujeto fundamental, tanto como mensajera de esa incomparable noticia del Amor –que es el Evangelio-, como su destinataria más importante. De hecho, ya desde los primeros tiempos del cristianismo, sabemos que ella ofrece el mejor cauce para el arraigo de la fe, y que sin ella no hay evangelización duradera posible. La causa está en que la familia es el hogar natural del amor, y por eso ofrece el mejor ámbito para esta hermosa misión de anunciar un Amor con mayúsculas. ¿Cómo nos ayuda la familia en esta época de crisis? —Sinceramente, de todas las maneras que podamos imaginar. No hay nada más creativo que el amor, y por eso la familia constituye la mayor fuente de creatividad ante las dificultades, como esta crisis. Sin duda, el auxilio más importante que nos presta la familia es ofrecernos a cada uno el lugar de acogida, pertenencia y arraigo más plenamente íntimo y personal, donde se nos quiere por nosotros mismos, no a causa de otros motivos, sino por nuestra propia originalidad de ser quienes somos y no otro cualquiera.

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¿Qué es lo más bello de la familia? —La belleza propia de la familia se encuentra en esa incomparable comunión de amor y de intimidad entre las personas que constituye su esencia o naturaleza. En el rostro de la familia resplandece la belleza del amor humano y su llamada a abrirse hacia un Amor y una Bondad sin límites. Cuando nos acercamos sin prejuicios a la verdad de la familia, captamos el esplendor de ese hondo orden de amor que brilla y que nos atrae desde su cálido seno.


“La familia es el escenario más decisivo para la nueva evangelización. Será ahí, en la entraña misma de la familia, donde se decidirá la llamada nueva evangelización”, afirma el educador, J. Barraca ¿Por qué algunos pretenden reinventarse o rediseñar la familia? —Porque la familia da testimonio de la verdad del amor, y el amor es exigente, reclama mucha humildad. En cambio, los hombres nos mostramos soberbios, pretendemos hacerlo todo a nuestra medida, y así buscamos construir una familia según nuestros caprichos e intereses. Por eso, algunos grupos de poder que desean moldear la sociedad a su antojo se empeñan en demoler la familia, en socavarla. Con frecuencia, molesta el permanente testimonio en favor de la verdad y de la naturaleza del amor que da la familia, y que proviene del mismo Dios, quien nunca anula lo natural sino que lo eleva. Pero la familia no es un juguete de los poderosos ni una fabricación individual o colectiva. Ella tiene una naturaleza, que responde al auténtico ser del hombre, y transparenta la llamada del Creador. Creo que era Chesterton quien, por todo esto, afirmaba que quien destruye a la familia no sabe lo que hace, pues no sabe bien lo que destruye. ¿Es posible una sociedad sin familia? —Sin familia no hay propiamente sociedad. Por eso, la sociedad nunca puede substituir a la familia, pues esta la precede de algún modo. Ella supone su piedra angular. Este valor irremplazable de la familia se ve reconocido de una forma universal a lo largo de la Historia. Así, ya Confucio y con él toda sabiduría perenne otorga a la familia el papel fundamental en la estructuración de la sociedad y en la formación de los ciudadanos, superior o anterior al de la propia escuela. De hecho, la familia es la célula vital más básica del organismo social. Si matamos a la familia, sencillamente matamos a la sociedad. Y, sin familia, lo que queda es un mero amasijo

Esta entrevista está ilustrada con fotos de D. Javier Barraca y su familia. A la izda, una jornada en la reciente JMJ de Madrid.

procede del mismo Dios. Esta alegría y paz fue la que sobrecogió a muchos durante la JMJ en Madrid. de seres despersonalizados y divididos, una masa de individuos incapaces de convivir de forma auténticamente fecunda. ¿Qué ocurre cuando el sufrimiento sobreviene en las familias? —Aunque sufrir es siempre una dura prueba para el hombre, el sufrimiento en familia se transfigura por el amor. Sufrir en familia no es lo mismo que hacerlo abandonado, sin apoyo ni afecto cercanos. Todas las familias experimentan el dolor, como cualquier hombre, pero también pueden entonces madurar en amor, al tensarse su arco de humildad y de entrega. Además, la familia que sufre no está sola: Dios está a su lado. Por esto, ninguna familia debe olvidarse en su sufrimiento de orar, de buscar la cercanía del Señor. La Virgen, madre luminosa de la gran familia de la Iglesia, también sufrió y sabe siempre darnos auxilio, socorrernos misteriosamente, en nuestros padecimientos. ¿Cómo se debe presentar a sí misma hoy la familia que está arraigada en Cristo? —La belleza de la familia cristiana se manifiesta en su alegría serena, en una profunda paz interior que brota de ella, aun en medio de las penas de este mundo frenético o convulso, paz que

¿Por qué se apresuran algunos a afirmar que la misma familia está en crisis? —La familia no está en crisis, lo que está en crisis es, por el contrario. cuanto se opone a la familia y a su verdad. Es una realidad cuyo valor imperecedero se pone en evidencia de forma cotidiana, constantemente. Muchos, en el mundo entero, están volviendo a apreciar el inmenso tesoro que la familia contiene, y corrigiendo los estereotipados prejuicios modernistas o progresistas que se alzaron contra ella. Quizás a algunos manipuladores les gustaría que la familia estuviera en crisis, pero por fortuna son ellos y sus absurdos experimentos sociales los que se ven cuestionados por la realidad. Por poner solo un ejemplo: la violencia doméstica y los abusos aparecen según los estudios con mucha mayor intensidad en otros modelos de convivencia afectiva que en la familia. ¿Qué valores son la clave para una vida familiar armoniosa? —El amor supone el fundamento y la clave de bóveda del hermoso edificio de los valores familiares, pero cada uno de ellos posee a su vez una importancia preciosa, de manera que todos contribuyen a edificar la vida en familia. Ahora bien, desde mi experiencia personal, la humildad constituye el

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secreto más íntimo del amor familiar, porque solo desde la sencillez logramos perdonarnos unos a otros y cooperar entre todos. Este amor humilde, en primerísimo lugar, es de los padres entre sí, y el de ambos unidos hacia sus hijos, junto a los lazos afectivos entre los hermanos y luego con otros miembros de la familia –abuelos, tíos, primos…- que van tejiendo una densa red espiritual. Como demuestran la investigación antropológica y psico-biológica más certeras (Rof Carballo, Quintás, etc.) sólo en esta urdimbre de aprecio mutuo, el niño se siente tranquilo y confiado, y logra desarrollarse en valores de forma adecuada. ¿Cómo educa en valores la familia? —La familia nos educa en valores conformando un clima o ámbito de amor interpersonal, en el que todos los valores se entretejen y fecundan recíprocamente. Esa atmósfera o ambiente común de valores impregna a quienes habitan en su interior, poco a poco, y les contagia por ósmosis su fértil influencia de forma continuada, sembrando en ellos una honda semilla que están llamados a su vez a hacer fructificar con su propia vida. Por esto, la familia tiene que asumir su intransferible responsabilidad como formadora en valores, y no abandonarla en otros –como la escuela-, que acaso puedan auxiliarla, pero jamás remplazarla en este terreno. ¿Cuál es el principal enemigo de la familia, hoy? —A mi juicio, el más terrible

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enemigo de la familia hoy se encuentra en ese ambiente nocivo del relativismo ético que corroe las raíces o fundamentos de la persona y de sus formas de unidad, precisamente desde dentro de ellas mismas. En especial, a la familia la mina en su interior esa lepra actual tan extendida del narcisismo o el culto a la imagen, la superficialidad y la idolatría de lo externo, que presenta tan diversas formas. Me parece que el peor contrincante de la familia se halla en esta cultura de las apariencias, de la frivolidad y de lo insubstancial (de lo líquido o lo “light”) que supone un tipo de materialismo. Resulta muy difícil de vencer, debido a que no se trata de una persona concreta o un único grupo de ellas, sino de toda una atmósfera paralizante en valores sólidos y principios firmes, que resulta invisible y escurridiza, aunque real y perniciosa. ¿La familia es solo una realidad de este mundo, o se proyecta también en el otro? —Podríamos decir que, al implicar una comunión de personas fundada en el amor, la familia al igual que las propias personas es una realidad de aquí, pero orientada hacia lo que está más allá de este mundo. Su sentido no se agota ni en sí misma ni en este tiempo terrenal. Hay en ella algo perenne e inmarchitable, tiene en su corazón una vocación de eternidad, por el amor y la dimensión espiritual que desde su mismo interior la transcienden y la elevan. De hecho, toda familia humana en la que se da esta comunión amorosa nos brinda, en su medida,

un precioso icono de la Trinidad divina. Una manera muy concreta de vivir todo esto se encuentra en la llamada oración conyugal o familiar; en ella, cada miembro de la familia aporta, como orante y caminante hacia Dios a los otros desde su propio corazón, hasta configurar todos como un único corazón que late al unísono dentro del hogar. Por esto se ha dicho que la familia que reza unida permanece unida. La Iglesia entiende el matrimonio cristiano como una vocación. ¿Podría explicarnos qué significa esto? —El matrimonio es una vocación por cuanto supone la llamada personal al Amor que resuena en la unión con nuestro cónyuge, y que Dios mismo nos dirige. Esta vocación concede un sentido de plenitud a nuestra existencia, y la convierte en un camino compartido de desarrollo integral y permanente. La vocación conyugal tiene unos rasgos característicos que la llenan de valor y belleza, como la complementariedad integral entre lo masculino y lo femenino, la exclusividad, la intimidad y la especial reciprocidad en la vocación que esta unión comporta. Estos rasgos derivan de ese ser único y original, de esa irrepetibilidad propia de las personas, que reclama un amor auténticamente personal. El gran Juan Pablo II fue un extraordinario guía y maestro para todos aquellos que reciben esta hermosa vocación. Usted ha escrito un libro en la Editorial “San Pablo”


sobre la humildad. ¿Hasta qué punto es necesario ser humilde para que el matrimonio y la vida de familia funcionen? —Hablo desde la propia experiencia de mi fragilidad, cuando digo que sin humildad no hay ni matrimonio ni familia que resulten fructíferos. Estas realidades existen por y para el amor, y el amor reclama siempre un fundamento sólido y un crecimiento continuo que solo puede dar Dios. Por eso, todos los miembros de una familia debemos -solícita y humildemente- pedirle al Señor el don de su Amor, pues este hace generoso el subsistir y alimenta nuestra propia entrega compartida. Sin humildad no podemos dar ni recibir amor. Sólo desde la humildad, acertamos a reconocer nuestras debilidades, a perdonar y a pedir perdón al otro. Como sin perdón no hay paz, resulta letal extirpar a la humildad de nuestra convivencia. Esta virtud –tan rara en nuestra sociedad, llena de orgullo- es ella misma un misterioso regalo, un don precioso que hay que pedir y agradecer al Señor. ¿Podría darnos una “Hoja de ruta”, usted, que es esposo y padre, sobre cosas básicas que han de tener presentes los esposos a la hora de educar, con la vista puesta en formar una familia cristiana? —Como esposo, padre y profesional de la educación –a esto me dedico-, sencillamente me gustaría destacar el valor del ejemplo personal. No es que las palabras,

los métodos, los programas, las técnicas o los recursos educativos no tengan su valor para una formación integral, pero lo que arrastra es el ejemplo. Si un cónyuge, un padre, un formador no resultan coherentes en un grado básico, si piden lo que ellos no dan, o dan sólo aquello que no quieren para sí mismos, se les pagará probablemente con su misma moneda. Ofrecer modelos personales de vida verdaderamente inspiradores constituye la clave de la educación integral. Esos modelos tienen que estar de algún modo cerca, no deben encontrarse lejos de nuestra vida cotidiana; por tanto, hay que comenzar por reflejarlos en nosotros mismos. Y cuando hay conflictos familiares, ¿qué hacer?, ¿a dónde acudir? —Cuando necesitamos ayuda, al primero a quien no debemos olvidarnos de acudir es a Dios. Es nuestro Padre, y nunca nos dejará ir con las manos vacías. Solo desde Él podemos relacionarnos con nosotros mismos y los demás con un corazón limpio. Al mismo tiempo, debemos saber apoyarnos en quienes se encuentran más cerca de nuestro corazón y nos quieren sinceramente, pero cuidando siempre el que sepan resultar objetivos y justos, nunca insidiosos ni entrometidos. Hay además, en nuestro tiempo, cauces muy fecundos para el apoyo a la vida familiar, como por ejemplo los grupos cristianos de familias y de matrimonios, de los que mi mujer y yo tenemos una experiencia francamente muy hermosa. Existen también, por supuesto,

instituciones profesionales que, en sintonía con los principios de la Iglesia, ayudan en estos casos y logran evitar o reparar muchas rupturas, que en cambio, cuando se siguen otros derroteros o derivas, terminan muy pronto en un catastrófico fracaso. ¿Qué aconsejaría Ud. a los padres con hijos jóvenes para que se establezca una comunión confiada y positiva, encaminada a la armonía familiar? Toda comunicación auténticamente sincera e íntima responde al amor. Por eso, los miembros de una familia comunicarán con los demás, primero, siempre y cuando capten que importan y se les quiere por sí mismos, con un amor verdaderamente personal, respetuoso con su ser digno y libre; no cuando se sienten un simple elemento más, que debe funcionar correctamente dentro de un supuesto pequeño mundo perfecto. Cuando existe la amenaza de la manipulación, ninguna comunidad o persona se abre a la comunicación, pues a nadie le gusta prestarse a dar información a quien se sirve de ella para luego utilizarle o dominarle. Un apunte práctico: no se trata tanto de tácticas o estrategias comunicativas en la familia, ni siquiera de la justa cautela o del uso recto con respecto a los móviles, las redes sociales o internet, sino de actitudes de fondo en las personas, actitudes que hay que labrar lentamente e invitan desde un hondo respeto a una comunicación espontánea.

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TODO LO HAGO NUEVO victoria luque

Exultantes de gozo

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o quiero que pase la navidad sin hacer memoria de todo lo bueno que ésta nos ha traído. Hemos ido de celebración en celebración, y eso es una piedra preciosa que disfrutamos los cristianos (por extensión, las personas que buscan a Dios); lo que destilan estas celebraciones es esperanza. Me causa asombro comprobar cómo el Señor transforma mi corazón en cada uno de estos encuentros con Él: Llego cansada, muchas veces triste, desesperanzada por los embates familiares, y en un pis pas, Él me devuelve la esperanza. Es asombroso. Sin ir más lejos, esto mismo me volvió a ocurrir ayer, en la eucaristía. Desasosegada, inquieta por no saber cómo encauzar a nuestras dos hijas mayores, que están en un tiempo difícil... Dios Padre me volvió a tocar el corazón: “El Señor se sienta por encima del aguacero”, decía el salmo. Y este pensamiento me tranquilizó. “Ten fe, ten calma, que yo estoy aquí, y miro por encima del aguacero”. Y vuelvo la cabeza y veo a una de mis hijas adolescentes sentada unos bancos más atrás. Después me entero de que había traído a toda una familia, amiga suya, a la eucaristía. Bendito sea Dios. Él sabe lo que hace, y cómo lo hace. La celebración de los Reyes Magos, en la parroquia, fue otro momento fuerte para todos nosotros. Estos Reyes, imagen de los Magos que acudieron a Belén, nos dieron a los allí presentes, palabras de sabiduría. Este año estuvimos hablando (la familia al completo) largo rato con Melchor y es asombroso cómo

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el Rey Mago te cala, en unos minutos pone delante de ti tu historia a la luz de Dios. - ¿Cuántos hermanos sois?, preguntó. - Nueve, dijo Teresa. - ¿Y cómo estáis celebrando la navidad... Ha llegado Jesús a vuestro corazón? ¿Está Jesús en vuestra casa, con vosotros? (Hubo un silencio. Alguno dijo “sí”). - ¿Y cómo se nota eso? ¿Os perdonáis unos a otros cuando os ofendéis? ¿Se da el perdón entre vosotros? (Ahí Melchor tocó un tema delicado). -Sí, respondieron. -Recordad que el Señor entra en nosotros mismos, y habita en nuestra casa que es nuestro cuerpo, cuando le dejamos pasar. Hay que hacerle sitio en nuestra posada: reconciliaos unos con otros, no guardéis rencores... perdonaos. Amaos, amaos unos a otros, dice Jesús, así seréis mis amigos. -¿Y por qué pensáis vosotros que sois tantos? Otras familias tienen menos hijos... vosotros tenéis mucha suerte, y yo os pregunto, ¿qué es lo que tienen vuestros padres para haber estado abiertos a la vida? Las pequeñas se miraban entre sí. Rocío dijo: -Están en la Iglesia. -Sí, efectivamente. Ellos conocieron un día el amor que Dios les tiene. Y contagiados por tanta generosidad, también vuestros padres fueron generosos. Os tuvieron a todos vosotros. Sois fruto del amor de Dios, acogido por vuestros padres. No olvidéis nunca que sois Hijos de Dios, y que Él os quiere muchísimo.

Y mirando a Miguel (dieciséis años), le dice: - “Y tú, no te avergüences nunca de ser como un niño”. A mí aquello me tocó. Porque Miguel tiene un corazón que no le cabe en su cuerpo y una sensibilidad exquisita que muchas veces le hace sufrir. Después, le dijeron al rey Mago todo lo que le habían pedido en la carta, y nosotros, los padres, también le dejamos nuestras peticiones (“sabiduría y discernimiento para poder educar a nuestros hijos adolescentes”, “comunión dentro del matrimonio”, y la parte más profana: “una casa más grande, donde quepamos bien”. Estas peticiones de los adultos van a llevarlas a unas monjas de clausura para que recen por ellas... así que, bueno, teniendo a todo un convento rezando por nosotros, es seguro que el Señor nos sostendrá este año que empieza. P.D. También estuvimos otro día en el Cotolengo con guitarras, panderetas y regalos. La sensación que tuve durante todo este tiempo fue que debía ponerme a los pies de estos santos inocentes, servirles y venerarles como imagen de Cristo sufriente que son. Salimos de allí, alegres y exultantes de gozo, porque habíamos servido al Señor.


DISCURSO DEL PAPA EN EL ENCUENTRO DE ASÍS la redacción

«El no a Dios ha producido una crueldad y violencia sin medida» Por su interés, reproducimos prácticamente íntegro el discurso que Benedicto XVI ha dado ante los Jefes y representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales así como de las religiones del mundo, con motivo del Encuentro Interreligioso de Asís, el 27 de octubre pasado

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an pasado veinticinco años desde que el beato Papa Juan Pablo II invitó por vez primera a los representantes de las religiones del mundo a Asís para una oración por la paz. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? ¿A qué punto está hoy la causa de la paz? En aquel entonces, la gran amenaza para la paz en el mundo provenía de la división del planeta en dos bloques contrastantes entre sí. El símbolo llamativo de esta división era el muro de Berlín que, pasando por el medio de la ciudad, trazaba la frontera entre dos mundos. En 1989, tres años después de Asís, el muro cayó sin derramamiento de sangre. De repente, los enormes arsenales que había tras el muro dejaron de tener sentido alguno. Perdieron su capacidad de aterrorizar. El deseo de los pueblos de ser libres era más fuerte que los armamentos de la violencia. (...) Pero, junto a los factores económicos y políticos, la causa más profunda de dicho acontecimiento es de carácter espiritual: detrás del poder material ya no había ninguna convicción espiritual. Al final, la voluntad de ser libres fue más fuerte que el miedo ante la violencia, que ya no contaba con ningún respaldo espiritual. Apreciamos esta victoria de la libertad, que fue sobre todo también una victoria de la paz. Y es preciso añadir en este contexto

que, aunque no se tratara sólo, y quizás ni siquiera en primer lugar, de la libertad de creer, también se trataba de ella. Por eso podemos relacionar también todo esto en cierto modo con la oración por la paz. Pero, ¿qué ha sucedido después? (...) La discordia asume formas nuevas y espantosas, y la lucha por la paz nos debe estimular a todos nosotros de modo nuevo. Tratemos de identificar más de cerca los nuevos rostros de la violencia y la discordia. A grandes líneas –según mi parecer– se pueden identificar dos tipologías diferentes de nuevas formas de violencia (...). Tenemos ante todo el terrorismo, en el cual, en lugar de una gran guerra, se emplean ataques muy precisos, que deben golpear destructivamente en puntos importantes al adversario, sin ningún respeto por las vidas humanas inocentes que de este modo resultan cruelmente heridas o muertas. A los ojos de los responsables, la gran causa de perjudicar al enemigo justifica toda forma de crueldad. Se deja de lado todo lo que en el derecho internacional ha sido comúnmente reconocido y sancionado como límite a la violencia. Sabemos que el terrorismo es a menudo m o t i va d o r e l i g i o s a m e n t e y que, precisamente el carácter religioso de los ataques sirve como justificación para una crueldad despiadada, que cree

poder relegar las normas del derecho en razón del «bien» pretendido. Aquí, la religión no está al servicio de la paz, sino de la justificación de la violencia. A partir de la Ilustración, la crítica de la religión ha sostenido reiteradamente que la religión era causa de violencia, y con eso ha fomentado la hostilidad contra las religiones. En este punto, que la religión motive de hecho la violencia es algo que, como personas religiosas, nos debe preocupar profundamente. De una forma más sutil, pero siempre cruel, vemos la religión como causa de violencia también allí donde se practica la violencia por parte de defensores de una religión contra los otros. Los representantes de las religiones reunidos en Asís en 1986 quisieron decir – y nosotros lo repetimos con vigor y gran firmeza – que esta no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción. Contra eso, se objeta: Pero, ¿cómo sabéis cuál es la verdadera naturaleza de la religión? Vuestra pretensión, ¿no se deriva quizás de que la fuerza de la religión se ha apagado entre vosotros? Y otros dirán: ¿Acaso existe realmente una naturaleza común de la religión, que se manifiesta en todas las religiones y que, por tanto, es válida para todas? De-

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La cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es “Dios del amor y de la paz” bemos afrontar estas preguntas si queremos contrastar de manera realista y creíble el recurso a la violencia por motivos religiosos. (...) A este punto, quisiera decir como cristiano: Sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. Pero es absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana, en claro contraste con su verdadera naturaleza. El Dios en que nosotros los cristianos creemos es el Creador y Padre de todos los hombres, por el cual todos son entre sí hermanos y hermanas y forman una única familia. La Cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es «Dios del amor y de la paz» (2 Co 13,11). Es tarea de todos los que tienen alguna responsabilidad de la fe cristiana el purificar constantemente la religión de los cristianos partiendo de su centro interior, para que –no obstante la debilidad del hombre –sea realmente instrumento de la paz de Dios en el mundo. Si bien una tipología fundamental de la violencia se funda hoy religiosamente, poniendo con ello a las religiones frente a la cuestión sobre su naturaleza, y obligándonos todos a una purificación, una segunda tipología de violencia de aspecto multiforme tiene una motivación exactamente opuesta: es la consecuencia de la ausencia de Dios, de su negación, que va a la par con la pérdida de humanidad. Los enemigos de la religión – como hemos dicho – ven en ella una fuente primaria de violencia en la historia de la humanidad, y pretenden por tanto la desaparición de la religión. Pero el «no» a Dios ha producido

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una crueldad y una violencia sin medida, que ha sido posible sólo porque el hombre ya no reconocía norma alguna ni juez alguno por encima de sí, sino que tomaba como norma solamente a sí mismo. Los horrores de los campos de concentración muestran con toda claridad las consecuencias de la ausencia de Dios. Pero no quisiera detenerme aquí sobre el ateísmo impuesto por el Estado; quisiera hablar más bien de la «decadencia» del hombre, como consecuencia de la cual se produce de manera silenciosa, y por tanto más peligrosa, un cambio del clima espiritual. La adoración de Mamón, del tener y del poder, se revela una anti-religión, en la cual ya no cuenta el hombre, sino únicamente el beneficio personal. El deseo de felicidad degenera, por ejemplo, en un afán desenfrenado e inhumano, como se manifiesta en el sometimiento a la droga en sus diversas formas. Hay algunos poderosos que hacen con ella sus negocios, y después muchos otros seducidos y arruinados por ella, tanto en el cuerpo como en el ánimo. La violencia se convierte en algo normal y amenaza con destruir nuestra juventud en algunas partes del mundo. Puesto que la violencia llega a hacerse normal, se destruye la paz y, en esta falta de paz, el hombre se destruye a sí mismo. La ausencia de Dios lleva al decaimiento del hombre y del humanismo. Pero, ¿dónde está Dios? ¿Lo conocemos y lo podemos mostrar de nuevo a la humanidad para fundar una verdadera paz? Resumamos ante todo brevemente las reflexiones que hemos hecho hasta ahora. He dicho que hay una concepción y un uso de la religión por la que esta se convierte en fuente de violencia, mientras que la orientación del hombre hacia Dios, vivido rectamente, es una fuerza de paz. En este contexto me he referido a la necesidad del diálogo, y he hablado de la purificación, siempre necesaria, de la religión vivida. Por otro lado, he afirmado que la negación de Dios corrompe al hombre, le priva de medidas y le lleva a la violencia. Junto a estas dos formas de religión y anti-religión, existe también en el mundo en expansión del agnosti-

cismo otra orientación de fondo: personas a las que no les ha sido dado el don de poder creer y que, sin embargo, buscan la verdad, están en la búsqueda de Dios. Personas como éstas no afirman simplemente: «No existe ningún Dios». Sufren a causa de su ausencia y, buscando lo auténtico y lo bueno, están interiormente en camino hacia Él. Son «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz». Plantean preguntas tanto a una como a la otra parte. Despojan a los ateos combativos de su falsa certeza, con la cual pretenden saber que no hay un Dios, y los invitan a que, en vez de polémicos, se conviertan en personas en búsqueda, que no pierden la esperanza de que la verdad exista y que nosotros podemos y debemos vivir en función de ella. Pero también llaman en causa a los seguidores de las religiones, para que no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos hasta el punto de sentirse autorizados a la violencia respecto a los demás. Estas personas buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta. Que ellos no logren encontrar a Dios, depende también de los creyentes, con su imagen reducida o deformada de Dios. Así, su lucha interior y su interrogarse es también una llamada a los creyentes a purificar su propia fe, para que Dios –el verdadero Dios– se haga accesible. Por eso he invitado de propósito a representantes de este tercer grupo a nuestro encuentro en Asís, que no sólo reúne representantes de instituciones religiosas. Se trata más bien del estar juntos en camino hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia destructora del derecho. Para concluir, quisiera aseguraros que la Iglesia católica no cejará en la lucha contra la violencia, en su compromiso por la paz en el mundo. Estamos animados por el deseo común de ser «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz.


BUSCAD EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA raúl berzosa, obispo

Mi oración ha evolucionado con los años. Hoy, la definiría así: “Quiere ser la oración de un buen pastor”

Y tú,

¿cómo oras?

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esde que llegué a Ciudad Rodrigo como obispo, los jóvenes y no tan jóvenes, me han hecho esta misma pregunta. Trato de responder con lo que, más de una vez, he hablado y he escrito. Confieso que lo hago con gran pudor. Por dos motivos al menos: por un lado, no pretendo ser ejemplo para nadie en este terreno tan vital; por otro lado, Dios es testigo de lo que aquí se escribe.

Nunca seremos suficientemente “orantes” Benedicto XVI en Spe Salvi, nos ha recordado cómo en la oración Dios se muestra como un espejo de autenticidad que pone al descubierto cómo es nuestra experiencia con Él, nuestra relación con los hermanos y, en definitiva, cómo es nuestra Fe, nuestra Esperanza, y nuestra Caridad (nn. 32-34). Se puede afirmar, en este sentido, “dime cómo oras y te diré qué tipo de creyente eres”. Afirmado lo anterior, con honestidad, también subrayo que mi oración ha evolucionado con los años. Hoy, la definiría así: “Quiere ser la oración de un buen pastor”.

¿A qué me refiero con ello? Desde hace muchos años, al hablar de la oración, siempre me atrevía a afirmar que ésta no pasaría de moda porque no es un invento nuestro, sino un invento de Dios. Es la respuesta a una llamada y amor anteriores a nosotros. En la oración, hasta donde se me ha dado a gustar, pasamos por las siguientes etapas: en la niñez, rezo (vocalización de oraciones aprendidas); en la adolescencia, no sé rezar (falta fe); en la juventud, oro (comienzo a hablar con un Dios personal de “tú a tú” y, además, me cambia la vida); en la adultez, es Dios mismo quien ora en mí. La oración te hace descubrir progresivamente el misterio de un Dios Trinitario y la importancia de la mediación eclesial. Y, lo más importante, te hace “ser orante incesante y existencial”. Al mismo tiempo, a lo largo de la vida, se valoran diversos lugares para la oración: el templo público, la naturaleza misma, tu cuarto de estudio, lugares especialmente significativos por los misterios sagrados que encierran, y el cenáculo (pequeño oratorio) testigo de tus intimidades. Y, para no alargarnos innecesariamente, llegados

al momento presente, tengo que afirmar, por gracia, que mi oración trata de corresponderse con las tres dimensiones de mi ser pastor: configuración con Cristo Cabeza; con Cristo Siervo de los Siervos; con Cristo Esposo. De nuevo el Espíritu cobra todo su protagonismo y atractivo.

Cada uno ora desde lo que es Estoy llamado a orar como pastor, desde la configuración con Cristo Cabeza. Hago referencia a una oración litúrgica (principalmente la Liturgia de las Horas), a una oración sacramental (especialmente Eucarística), y a una oración “ministerial” (como Santo Domingo de Guzmán se expresaba: “Contemplata aliis tradere”, transmitir a los demás las palabras que antes han sido contemplación). Desde la dimensión de configurarme con Cristo Siervo de los Siervos, mi oración habla a Dios de los demás y a los demás de Dios. A la hora de orar, visualizo, con nombres y apellidos, personas “por” las que oro y “en” las que oro. Especialmente, sacerdotes, consagrados, seminaristas,

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“Desde hace muchos años, al hablar de la oración, siempre me atrevía a afirmar que ésta no pasaría de moda porque no es un invento nuestro, sino un invento de Dios. La oración es la respuesta a una llamada y amor anteriores a nosotros”

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e hablaron de Ti mis padres, me hablaron de Ti mis libros, me hablaron de Ti los púlpitos, me hablaron de Ti los rezos… ¡Tantos me hablaron de Ti! ¡Un día me hablaste Tú como sólo Tú sabes hacerlo! Entonces, ¡gusté la diferencia! Tú eres todo y diverso, Personal y envolvente, Señor, Esposo y Hermano.

padres de familia, enfermos y jóvenes. Me gusta colocar en mi oratorio, al lado del sagrario, una foto, una carta dándole al Señor un encargo: “Suple por mi, lo que yo ni sé ni puedo hacer”. Esta misma oración cobra otra modalidad: la de comunión de los santos, en sentido estricto. Es decir, orar a Dios “en” María y “en” los santos, y en las personas que, habiendo peregrinado contigo, están ya en el seno trinitario. Finalmente, desde la configuración con Cristo Esposo, mi oración es más “personal”, dejando que me trabaje el Espíritu por dentro (cabeza, corazón, acciones…). Pido al Espíritu situar todo mi cuerpo en oración y dejo hablar al corazón. Es como si la oración tuviera cinco tiempos o cinco ritmos: escuchar mis ruidos interiores; centrarme en aquel o aquellos que más guerra dan; pedir luz y sanación; acoger y adorar; y, finalmente, agradecer. Esta misma oración se nutre de la Biblia, la Doctrina de los Padres, y los escritos espirituales

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de ayer y de hoy. Pero el proceso es el mismo: primero, leer con los ojos de la carne y sentir con el corazón de carne… hasta que el Espíritu te hace releer con sus ojos y con su corazón… Hasta concluir que el fruto no es tuyo ni para ti; es para donarlo.

Tres tentaciones a superar Suelo afirmar que los obispos, entre otras, tenemos tres tentaciones muy reales: no leer ni escribir con sosiego, no cultivar conversaciones personales que te enriquezcan (ya que te conviertes sobretodo en persona pública), y no orar con calidad y con tiempo suficiente. Como se puede apreciar, tres tentaciones que acaban “secando y destruyendo” la persona misma. Pido al Espíritu que me dé lucidez y fuerza para superarlas. Finalizo orando. En concreto, recogiendo dos breves poemas orantes escritos en mi libro “Orar con el cantar de los Cantares” (Edit. Monte Carmelo):

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e has enamorado y cautivado. No sé vivir sin Ti. ¡!Tanto me has dado y aún busco más!! No anhelo sólo tu agua: deseo beber en tu manantial. No anhelo sólo tus umbrales: deseo entrar en Ti. No anhelo sólo tus dones: quisiera fundirme, en abrazo eterno y duradero, en Ti, Jesucristo, respuesta y plenitud, mi Dios y mi Señor, mi Salvador y mi Esposo.


YO SOY EL ALFA Y LA OMEGA pedro moreno

El clima y el corazón “Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48)

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ivimos momentos de cambios. Sí, se habla mucho de cambios y cambios estructurales. Es casi como la palabra de moda: en todo y para todo se piden cambios profundos, sustanciales. Así en la sociedad civil y también en la Iglesia. El cambio, amigos lectores, pertenece a la entraña misma de la vida, a la entraña de la historia. El viejo filósofo, hace ya muchos siglos, intuyó aquello de que “todo cambia”. Pero, al hablar del cambio y su necesidad, se imponen algunas reflexiones sobre las que no podemos pasar de largo.De momento, y para ilustrar mis reflexiones, hago memoria de algunos sencillos recuerdos. Recuerdo, en primer lugar, aquella sabia sentencia del viejo maestro a su discípulo cuando éste volvió a él para contarle que, después de mucho correr por un sitio y por otro, no había encontrado la felicidad: “mira, hijo, de lo que hay que cambiar no es de clima, sino de corazón”. Cambiar de corazón, he ahí la clave de la sabiduría… Recuerdo, también, aquello que nos dijo el Papa Juan Pablo II en una de sus visitas a España: “De poco valen los cambios de las estructuras, si no se cambia primero

el corazón”. Cambiar el corazón, he ahí la clave de la sabiduría… Finalmente, traigo también a mi recuerdo la anécdota que repitió Benedicto XVI en su último viaje a Alemania. Cuando a la madre Teresa de Calcuta le preguntó un periodista qué era lo más urgente que había que cambiar en la Iglesia, ella respondió: “usted y yo”. Cambiar uno mismo, cambiar el corazón, he ahí la clave de la sabiduría…

El cambio del corazón y la santidad De este cambio interior, del cambio del propio corazón, es del que queremos hablar hoy. Este cambio, en cristiano, se llama santidad. En la medida en que cada uno seamos más santos, serán posibles los verdaderos cambios en la Iglesia y en sus instituciones. Esa es nuestra verdadera vocación, la vocación de todos: ser santos, como nos dice el Señor en el Evangelio: “Sed, pues, perfectos como mi Padre celestial es perfecto”. Así nos lo ha recordado el Concilio Vaticano II, en la constitución sobre la Iglesia: Por ello, en la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la

Jerarquía que los apacentados por ella, están llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: «Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación» (1 Ts 4, 3; cf. Ef 1, 4).

El bautismo, puerta y origen de nuestra santidad Decimos, con verdad, que solo Dios es santo y que Él es la fuente de toda santidad. Para nosotros la santidad nos llega con la hora de nuestro bautismo. Por el bautismo nos incorporamos y unimos al misterio de Jesús y en Él a la vida divina; o sea, por el bautismo nos incorporamos a la santidad de Dios, comenzamos una vida de santos. Como dice san Pedro en su Carta, desde esa hora somos un pueblo de santos. El bautismo, pues, nos santifica, nos hace santos realmente y nos llama a vivir de acuerdo con esa realidad, nos llama a vivir santamente. Ser coherentes con nuestra condición bautismal significa llevar una vida santa. Con el bautismo comenzamos una vida nueva, la vida de hijos de Dios y de hombres revestidos de Jesucristo, que nos pide vivir de una forma también nueva. Revestidos

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de Cristo, estamos llamados a vivir según las obras y los sentimientos de Cristo.

La santidad: ¿qué es? Vivir identificados en todo con Cristo En concreto, podemos decir que ser santos no significa otra cosa que vivir identificados con Jesucristo. Por el bautismo hemos sido revestidos de Cristo, de su vida y misterio; nos hemos incorporado a Él y hemos sido injertados en Él para formar una sola cosa con Él. Esa unión vital e íntima con Cristo nos pide vivir desde Él y vivir como Él. Nos pide identificarnos existencialmente con Él, teniendo su misma forma de ser y actuar. Nuestras ideas y sentimientos no pueden ser otros sino las ideas y sentimientos del Señor, y nuestras formas de conducta tampoco pueden ser distintas de las suyas. Es la exigencia de nuestro ser santos, de nuestra vida en Cristo.

La santidad: El “pan” nuestro de cada día Se entiende ahora muy bien que la santidad tiene que ver con lo más cotidiano y sencillo y no es sólo algo que tenga que ver con momentos extraordinarios en la vida de una persona. Se trata de eso, de hacer que toda la vida sea santa, como una ofrenda agradable a Dios en todo momento y todos los días. Se trata de concebir la santidad así, como la santidad nuestra de cada día y de todos los momentos. La santidad de los trabajos bien hechos y por amor, la santidad del amor derramado a nuestro alrededor, la santidad de las buenas obras derrochadas por doquier, la santidad de las pequeñas cruces del camino ofrecidas en unión con el Señor, la santidad de nuestras vidas gastadas siempre en el bien y jamás en el mal… Vistas así las cosas, como son en realidad, se comprende que la santidad pasa o debe pasar por todas las vidas y por todos los pasillos del mundo. Pasa o debe pasar por la cocina o por la fábrica, por la clausura o por el pupitre, por la cesta de la compra o por la sesión de catequesis. La santidad debe pasar por todos los lugares por los que pase un cristiano. La santidad, como queda dicho y visto, es don y tarea. Don de Dios, ante todo y sobre todo. Vida y regalo de Dios. Y como don que es hay que pedirlo todos los días y acogerlo con agradecimiento y palmas de alabanza. Pero, al mismo tiempo, decimos que también es

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tarea o empeño personal. Hay que trabajar y esforzase para crecer en el bien, en la santidad. Se impone luchar, y hacerlo constantemente, para que la semilla de la santidad crezca y se desarrolle. El empeño del que hablamos supone empezar cada día, cambiar cada día. Como todo lo humano, este camino y empeño de ser santos, de vivir más y más identificados con el Señor y sus sentimientos, es un camino donde se suele experimentar el cansancio, el desacierto, la tentación y la caída. Conviene no desanimarse nunca. El Señor va con nosotros, está a nuestro lado. Él nunca nos abandona Sí, muchas cosas hay que cambiar en el mundo y en la Iglesia. La primera y más decisiva el propio corazón, para que sea verdaderamente santo. Luego vendrán los otros cambios…


41 Catequesis, Catequesis hoy Situación Un nuevoy

problemática paradigma (I) José María Pérez Instituto Superior de Ciencias Catequéticas. San Pío X

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ablábamos en nuestro anterior cuadernillo de la primera evangelización como primer paso necesario antes de hablar de la segunda etapa que sería propiamente la catequesis. Los obispos belgas en uno de sus documentos más recientes nos ofrecen una definición muy exacta de las tareas de la catequesis:

“Gracias a la primera evangelización, uno queda tocado por el Evangelio y llamado a la conversión. La catequesis quiere conducir este inicio de la fe a su pleno desarrollo. Ella nos invita a ser discípulos de Jesús y abrirnos a todo el contenido que esto supone. Nos enseña también a participar en la vida de la Iglesia” (Obispos de Bélgica, Devenir adulte dans la foi. La catéchèse dans la vie de l’Eglise. 2006. 23) Desde comienzos del siglo XXI se habla con más insistencia del nuevo paradigma de la catequesis. En este sentido hay un libro marco de AECA (Asociación española de catequetas) que dibuja esa nueva situación y que ofrece buenas propuestas de cara al futuro. Este libro se titula: “Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy”. No pensemos que en todos los ambientes eclesiales se ve con esperanza estas nuevas propuestas. Parto en estas líneas de una visión positiva y esperanzadora de la realidad actual, por muy compleja y desafiante que sea, y desde allí señalo algunos pasos y cambios que se deben dar en la catequesis actual. Van a ser en total diez. En este cuadernillo solamente me voy a fijar en los cinco primeros, en la próxima entrega completaré la lista. PASO DE UNA CATEQUESIS QUE SE DIRIGE SOLAMENTE A LOS NIÑOS HACIA UNA CATEQUESIS QUE SE DIRIGE A TODAS LAS EDADES Si pronunciamos la palabra “catequesis”, la inmensa mayoría de las personas piensa en “niños”. Se constata en un porcentaje muy elevado que en la mayoría de los casos la catequesis termina en la infancia y después “un adulto no puede hacer catequesis, es una cosa que se hace cuando eres pequeño”. El Directorio General de la catequesis al que ya he hecho referencia en otras ocasiones indica que: “Las tareas fundamentales de la catequesis son: favorecer el conocimiento de la fe, la educación litúrgica, la formación moral, enseñar a rezar, la educación a la vida comunitaria y la iniciación a la misión” (DGC 85-86). Si hacemos un análisis serio veremos como muchas de estas tareas no se tienen en cuenta a la hora de realizar la catequesis para el conjunto de los cristianos, porque en nuestra mente solamente la edad de la catequesis llega en el entorno de los doce años y sin embargo, algunas de estas tareas que nos propone el DGC solamente se logran a lo largo de la vida.

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Basta observar algunas comunidades cristianas, grupos parroquiales donde se constata el gran infantilismo de muchos de los adultos en su comprensión de la fe. Nadie puede decir que su conversión ha llegado al final; qué adulto puede afirmar que ha llegado ya a todo lo que se debe saber sobre la fe, la misión, la moral, la vida comunitaria. Esta idea constantemente aparece reflejada en documentos eclesiales, así el Directorio General de la catequesis dice: “La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera, se ordenan” (n.59). No podemos olvidar la catequesis de niños, ciertamente, pero el modelo debe dar unos pasos para que sea la catequesis de adultos la forma principal y que la catequesis dure en todas las etapas de la vida. Os sugiero algunas propuestas para poder conseguir un cambio de modelo: Un primer nivel concreto sería el de invitar a los padres de los niños que participan en la catequesis a un itinerario que les concierne. No podemos pensar que nos van a responder la totalidad de los padres. Tenemos que pensar que el criterio del éxito no es cuantitativo. Aunque tengamos un número pequeño de padres no nos tenemos que descorazonar. Estamos en una época de proposición, nosotros debemos proponer y ellos, con total libertad, pueden aceptar nuestras propuestas e iniciar un itinerario catequético. Un segundo nivel podría consistir, siempre a partir de la catequesis de los niños, de proponer a los adultos documentos paralelos que se dirijan específicamente a ellos, por el vocabulario, la

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En la imagen, miembros de la catequesis de adultos de la diócesis de Cartagena (Murcia)

La catequesis de adultos debe ser considerada la forma principal de catequesis, a la que todas las demás se ordenan; y debe durar todas las etapas de la vida manera de tratar la temática de adultos, los ejemplos escogidos… Un tercer nivel es el de crear progresivamente, allá donde no existan todavía, grupos catequéticos específicamente por edades con animadores, dinámicas y actividades adaptadas a cada edad. Tenemos que cambiar la mentalidad de que la palabra “catequesis” no es una palabra solamente unida a niño, sino que ha de estar unida también a adulto; tenemos que hacerles comprender que hay muchas actividades catequísticas que se hacen en la parroquia y en las comunidades como homilías, conferencias, peregrinaciones, encuentros culturales y festivos, acciones caritativas, etc. Muchas de estas prácticas son ya expresión del llamado “nuevo paradigma”. PASO DE UNA CATEQUESIS EXCLUSIVAMENTE NOCIONAL A UNA CATEQUESIS QUE DA IMPORTANCIA A LOS SENTIDOS, LA EXPERIENCIA Y LOS SÍMBOLOS Muchas de las actividades llamadas catequéticas funcionan a la manera de enseñanza nocional. Los catequistas para que sepan las cosas de la fe les explican los sacramentos, el Credo, el Padre Nuestro, la misa… dándole un conjunto de datos y definiciones. Es el método tradicional. Incluso, con apariencia lúdica, numerosos materiales catequéticos contemporáneos funcionan con el sistema preguntasrespuestas (juegos de cartas, trivial, pictionnary, quizz…) Son juegos donde solo hay una respuesta y no se admiten más. Y esto está muy bien. Es importante, en catequesis, poder adquirir nociones justas, teológicamente fundadas, bien adaptadas al nivel de reflexión y de vocabulario de las personas que deberán beneficiarse. Lo que señalo es que para mí es una pobreza de la práctica catequética el dejarlo solamente en una aproximación nocional y memorística.


El catequizado entra, a través de las experiencias, en el itinerario del descubrimiento. El catequista debe abrir un camino, una búsqueda, y acompañarle en esa apertura a Dios

La enseñanza hace descubrir de manera intelectual las cosas. Y es importante, pero insuficiente pues el conocimiento intelectual no da el conocimiento integral de un fenómeno. La catequesis debe llevar a los adultos, jóvenes y niños a gustar, tocar, ver, oír y sentir… para conocer y comprender mejor las realidades de la fe y de la vida cristiana. Es necesario vivir experiencias. Como dice el Directorio General de la catequesis: “La experiencia provoca en el hombre interés, interrogantes, esperanzas, ansiedades, reflexiones, juicios que despiertan el deseo de cambiar de vida” (Cfr. DGC 152). El catequizado entra a través de las experiencias en el itinerario del descubrimiento. Algunos autores hablan de la “apertura de un taller”. Un adulto, un joven o un niño piden por ejemplo que quiere descubrir a Dios. El catequista no puede darle una definición de Dios porque inevitablemente será incompleta. El catequista debe abrir un camino, una búsqueda y debe estar con él. Pueden caminar juntos, aclararse mutuamente, ayudarse y completarse en esta búsqueda. Cada texto bíblico, cada acontecimiento eclesial, cada momento de la vida, puede enriquecer esta petición. ¿Cómo poder trabajar este paso? Pasar de una definición única a diversas aproximaciones nocionales de la misma realidad. Por ejemplo, hacer la propuesta de consultar las definiciones de varios autores fiables. Debemos hacer una contextualización de cada una de las definiciones pero esto nos permite no contentarnos con una definición. La brecha abierta en la catequesis es la de la pluralidad donde una definición ayuda a completar a la

otra. Se introduce el espíritu de búsqueda. Otra forma sería la propuesta de pasar de una sola definición de una realidad religiosa a buscar aproximaciones diferentes. Por ejemplo desde los medios de comunicación, las disciplinas, los modos de expresión, etc. Otro elemento a rescatar es el grupo en diálogo. El catequista debe desvelar que sobre tal asunto no hay solo una respuesta única, que hay opiniones falsas, debe conseguir que los alumnos adquieran un espíritu crítico. Por último, para progresar en este paso se debería partir no tanto de definiciones, sino de experiencias y a partir de ahí, poner las palabras, definir las reacciones, de relatar lo que han sentido, de tejer lazos con otras experiencias. Por ejemplo, en lugar de decir, alrededor de una mesa qué es el bautismo cristiano, el grupo participará en una celebración bautismal para vivir el acontecimiento. Cada uno podrá expresar las cuestiones que esta celebración le han provocado. ¿Por qué tal gesto? ¿Qué significa esta palabra? ¿Cuál es el sentido de este rito? ¿Todo esto lo ha prescrito Jesús? Será esencial que el catequista no responda inmediatamente a todas estas cuestiones, sino que muestre cómo se pueden encontrar respuestas a estas preguntas. Consiste en permitir a los grupos de catequizados sumergirse en las realidades de la vida comunitaria cristiana, en la experiencia, y de hacer un va y viene permanente entre los aspectos nocionales y las experiencias vividas.

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Habría que preparar encuentros bien hechos tras terminar las celebraciones sacramentales de primera comunión o confirmación... formar grupos parroquiales que no estén ligados a los sacramentos, para que se vea que la catequesis va más allá de los sacramentos PASO DE UNA CATEQUESIS EXCLUSIVAMENTE PREPARATORIA A LOS SACRAMENTOS A UNA CATEQUESIS PERMANENTE Comienzo con una frase que todavía tiene vida muy larga: la catequesis sirve para preparar a los sacramentos. Es normal porque constituye la inmensa mayoría de las prácticas parroquiales. Los catequistas son hombres y sobretodo mujeres que preparan a los niños a los sacramentos. Las contradicciones vienen posteriormente. Se dice que la catequesis prepara a los sacramentos pero en la realidad se preparan a algunos sacramentos. Hablamos de catequesis de primera comunión o de catequesis de confirmación pero nada más, ¿por qué no hablamos de catequesis de unción de enfermos, matrimonio, bautismo, penitencia? ¿por qué solamente necesita catequesis la primera comunión y no la segunda, la tercera…? La catequesis de determinados sacramentos prepara para el acontecimiento de un día y se olvida que la catequesis debe preparar para la vida cristiana. También se emplea en algunas parroquias la expresión post-catequesis como aquella catequesis que se realiza después de haber celebrado estos sacramentos. ¿Es una expresión idónea? No. Es una expresión muy ligada a la recepción de un sacramento.

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Pero este sistema catequético en torno a los sacramentos comienza a tener en estos tiempos sus primeros “agujeros”. Jóvenes de quince años o más mayores que no han sido bautizados o si han sido bautizados sin embargo no han recibido la comunión… Cuando aparecen personas de este estilo, algunos párrocos no saben qué hacer porque su organización catequística está pensada para niños de 6 a 12 años. Es muy triste que en ciertas parroquias y comunidades estas demandas que podrían ser un gozo y alegría se convierte en algo molesto y a veces provocan el rechazo. Recojo algunas frases: “Aquí nosotros confirmamos a los 13 años. No podemos dar la confirmación a los 18”. Aquí la primera comunión se da con 8 años, imposible hacerla con 11”. Nos pide el bautismo con 24 años. Lo siento nosotros no podemos hacer nada”. No son inventos, son testimonios recogidos. Bien, es cierto que otras parroquias actúan con cariño y comprensión. Lo que acabamos de decir nos viene a demostrar que la catequesis no se puede limitar a un tiempo de preparación, ni solamente a los tiempos fuertes de los sacramentos, ni a los períodos de la infancia. La catequesis es, al contrario, un tiempo permanente de acompañamiento en la fe y en la vida cristiana. Que quede claro que las actividades preparatorias a los sacramentos son también actividades catequísticas pero lo que denunciamos es su carácter exclusivo. Si nosotros al organizar la catequesis decimos que preparamos para la fiesta de la primera comunión; es normal que las familias y los niños piensen que la primera comunión es el final de este proceso, no hay nada más allá y, por lo tanto, tendrán que aceptar las pruebas que la organización de la catequesis prepare para llegar a la meta (para algunos será no solo aceptar sino “padecer” las reuniones de padres, los múltiples encuentros de catequesis, misas más o menos frecuentes, colaboración financiera…). Por lo tanto, no es extraño que una vez acabada la catequesis y con la recompensa de la primera comunión no vuelvan otra vez. La pregunta que se debe hacer la parroquia y la comunidad, ¿podemos ofrecer a las personas que se acercan a nosotros pidiendo sacramentos alguna acción atractiva que dé


continuidad a la catequesis? Guardo un texto muy interesante del Servicio de Catequesis de Bruselas de 1996, que lleva por título: “Lo que hay que hacer para que todo se termine con la primera comunión”. El texto ha ayudado a muchas comunidades parroquiales y sus responsables a reflexionar y modificar su manera de actuar. Lo que dice es: Para estar seguros de que se termine todo con la primera comunión: • Poner la primera comunión al final de mayo o a comienzos de junio: los exámenes, las vacaciones y el regreso escolar serán buenos pretextos para la ruptura. • No prever ningún encuentro después de la primera comunión (fiestas, catequesis continuada, celebraciones…) después de la primera comunión. • Centrar toda la catequesis en la preparación de un acontecimiento puntual. • Comenzar la celebración de la primera comunión por: “Hermanos, el gran día ha llegado”. Y no mencionar para nada que la catequesis se prolonga en la comunidad. • Nunca invitar a ningún familiar de los niños que van a hacer la primera comunión a reunirse con la comunidad parroquial (grupos de reflexión y acción, asamblea dominical, movimientos existentes…). • Presentar las eucaristías dominicales como obligatorias. Y hacerlas insípidas, inodoras e incoloras. • Hacer en los encuentros con las familias un discurso moralizador y culpabilizante. ¿Qué propuestas hacer, por lo tanto, para que las catequesis se conviertan en más permanentes y no centradas en los sacramentos? Preparar encuentros bien hechos nada más terminar las celebraciones sacramentales de primera comunión o confirmación; formar grupos parroquiales que no estén

La catequesis intergeneracional no se circunscribe a un tipo de catequesis preparatoria a los sacramentos, sino en la perspectiva de una catequesis permanente ligados a los sacramentos de manera que las personas vean que la catequesis va más allá de los sacramentos; lanzar un programa de catequesis para todas las edades, en este programa se organizarán celebraciones y encuentros donde a través de signos y símbolos se recordarán las etapas superadas. PASO DE UNA CATEQUESIS POR FRANJAS DE EDAD A UNA CATEQUESIS INTERGENERACIONAL Numerosas parroquias funcionan hoy todavía únicamente por grupos de edades. Se constata que algunas franjas de edad están ausentes de la catequesis. Pensar que un grupo de edad es homogéneo es un error porque se sabe por estudios bien documentados las diferencias bastante fuertes en la madurez, en los intereses, en las experiencias religiosas, en los caracteres, etc. Un pedagogo, como Baden Powell, fundador del escultismo ha demostrado que una pedagogía vertical (mezcla de edades diferentes en el seno del mismo grupo) era muy beneficiosa en lo que se refiere al apoyo entre unos y otros, en la corresponsabilidad y permitía desarrollar centros de interés comunes, a pesar de las diferencias de edad. Un elemento muy desfavorable en la organización de la catequesis por edades se produce cuando en el inconsciente colectivo pensamos que ciertos sacramentos se tienen que dar a una determinada edad y vemos como “anormal” a aquellos que lo piden o lo viven en otras edades. Hay personas que siguiendo su propio itinerario personal descubren a Cristo a los 11, a los 20 o a los 50 años y desean con la comunidad cristiana, acoger al Señor en la mesa eucarística por primera vez en su vida, esta persona no es culpable de un itinerario anormal. Al contrario, estas situaciones son una alegría para la comunidad cristiana. A menudo, el bautismo de un adulto o de un joven, la primera comunión de una mamá, la confirmación de un hombre maduro son realidades catequísticas estimulantes para todos y vuelven a dar sentido a lo que otros viven de manera ritual. La catequesis intergeneracional no se circunscribe a un tipo de catequesis preparatoria a los sacramentos. Se inscribe también en la perspectiva de una catequesis permanente. Hay diversos argumentos para defender una catequesis

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de tipo intergeneracional. La intergeneracionalidad es un rasgo típico de las comunidades del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los niños estaban presentes en todas las actividades de la primitiva Iglesia, incluidos los momentos de las persecuciones; la definición de Iglesia como comunidad abierta a todos, cualquiera que sea la edad, es un rasgo esencial y tradicional. En comunidades intergeneracionales todos aprendemos de todos, los ancianos, los padres, los niños, generación del presente, generación del pasado. Los adultos también tienen que aprender mucho de los niños. La sociedad está en búsqueda de nuevos modos de vida comunitarios; las investigaciones psicopedagógicas han mostrado que se aprende más cuando nos encontramos con una gran variedad de caminos posibles. Pienso que los dos tipos de catequesis, la de por edades y la intergeneracional pueden coexistir. Pueden complementarse y es la exclusividad de la una o de la otra, la que sería causa de empobrecimiento. Para pasar de una catequesis exclusivamente por franjas de edad a una catequesis intergeneracional, se podría informar en las reuniones de padres y de familias de la parroquia que en la programación del año se organizarán, según las posibilidades, encuentros de diversas edades. Otro aspecto es muy obvio, se tendría que invitar a personas de edades diferentes a vivir actividades comunes. Lo más simple son las familias constituidas y reunir varias de ellas en una catequesis familiar y comunitaria. Hay técnicas y dinámicas para hacer reuniones con diversas generaciones. Quizás los adolescentes sean un poco más difícil pues se niegan en muchas ocasiones a mezclarse con los adultos. Una tercera posibilidad para los adolescentes consiste en preparar con ellos una animación para los

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Hay dinámicas para hacer reuniones con diversas generaciones. La liturgia es un lugar habitualmente intergeneracional, es importante optimizar los lenguajes, la comunicación, el tipo y vocabulario de las homilías...

Celebración de la eucaristía en una comunidad del Camino Neocatecumenal, en la parroquia de Santa Rita, Madrid.

otros. Los jóvenes, por ejemplo, podían animar un juego para adultos o niños, mostrar una realización artística que han creado, presentar un testimonio, proponer un espectáculo, organizar una caminata, animar un taller, guiar una visita, etc. Otras posibles actividades podrían ser: pedir a los más jóvenes que vayan a buscar personas ancianas para hablar con ellas. La liturgia es un lugar habitualmente intergeneracional, es importante optimizar la práctica de los lenguajes, la comunicación, el tipo y el vocabulario de las homilías, los servicios litúrgicos habituales (lectores, coristas, acólitos, personas responsables de la colecta, de la decoración floral, redactores y lectores de la oración universal…) en un sentido de adaptación a cada una de las generaciones que forma parte de la asamblea. A partir de la práctica litúrgica se puede animar a los más mayores a apadrinar a los más jóvenes, a explicarles ciertas cosas que les parecen extrañas, desconocidas. Cada uno puede también dar ideas para que las liturgias sean más vivas. Testimonios u oraciones pueden pensarse conjuntamente. Las lecturas o comentarios de las lecturas tienen que estar preparadas y dichas por varias voces. Si se organizan talleres catequéticos o grupos no se organizan por edades, sino que se atiende también a los deseos de las personas. Se constata la sorpresa que talleres que se pensaba que serían elegidos por los niños son frecuentados por un buen grupo de adultos. Las prácticas al aire libre son casi siempre propicias a la práctica intergeneracional: senderismo, peregrinaciones, juegos de ciudad o de bosque… PASO DE UNA CATEQUESIS AISLADA DE LA VIDA COMUNITARIA A UNA CATEQUESIS QUE CONCIERNE AL CONJUNTO DE LA COMUNIDAD CRISTIANA


“Quiero celebrar el bautismo”. “Mi hijo quiere hacer su primera comunión” “¿Qué debe hacer mi hija para participar en la semana de jóvenes de Taizé? Estas cuestiones pueden darse en una parroquia. En el funcionamiento tradicional de la catequesis, el primero va a efectuar su catecumenado de adultos en un grupo de adultos, el pequeño de 7 años va a vivir su catequesis preparatoria con los niños de su edad. Los jóvenes se van a reunir y van a formar el grupo para ir a Taizé. ¿Los unos conocerán el camino de los otros? ¿Sabrán al menos que los otros existen? En un funcionamiento clásico de la catequesis, los grupos diferentes se reúnen cada uno de manera aislada, cada uno con su o sus catequistas. En mi experiencia personal hay varias parroquias con varios grupos donde no se conocen los catequistas. La mayor parte de los parroquianos que acostumbran a ir a la misa dominical ignoran, bastante a menudo el número, nombre de los catequistas y de los grupos que se ocupan. Y si en alguna ocasión se ha pedido a algún grupo de catequistas que prepare la Eucaristía con más símbolos les molesta porque tardan más de los 30-40 minutos de costumbre. Esta problemática es grave porque en las bellas teorías se dice que todos los grupos preparan a insertarse en la realidad comunitaria de la parroquia pero, nos preguntamos en muchas ocasiones, ¿dónde está la comunidad? ¿dónde podrán los niños y jóvenes hacer una experiencia fuerte de comunidad? Parece imprescindible pasar de una catequesis aislada de la vida de comunidad cristiana a una catequesis que concierne al conjunto de la comunidad. Una frase del directorio general de la catequesis es repetida constantemente: “La comunidad cristiana es el origen, el lugar y la meta de la catequesis” (n. 254). Algunas ideas para pasar de una catequesis aislada de la vida comunitaria a una catequesis que concierne al conjunto de toda la comunidad podrían ser las siguientes: En primer lugar, un mínimo de información. Si cada uno de los grupos realiza una actividad distinta y a hora distinta es necesaria la información. Mejor todavía, se deben presentar los frutos que han surgido de estas

Es interesante favorecer los encuentros reales entre distintos grupos de la parroquia, como forma de crear comunidad

En la imagen, encuentro de catequistas de la Diócesis de Santander (noviembre de 2010)

actividades. Para superar el simple estado de información verbal, se puede pasar a los documentos visuales, audiovisuales y multimedias. Es, por ejemplo, muy interesante el colocar al fondo de la iglesia o en otro lugar frecuentado por todos (sala parroquial, panel al exterior de la iglesia…) una cartelera en la que aparecen las fotos de las actividades con una pequeña explicación de cada una de ellas. Se puede además completar la página “web” de la parroquia con estas fotos.

entre dos o más grupos. Por ejemplo, que los jóvenes acompañen a los visitadores de enfermos; que el equipo litúrgico prepare una celebración en colaboración con un grupo de familias; que los que están encargados de la distribución de víveres o de vestidos a los más pobres pidan la colaboración de los que están en grupos de catequistas. Hay que destacar que para completar estas actividades sería bueno preparar alguna oración, celebración o reflexión entre todos.

Es también interesante favorecer los encuentros reales. Una manera de vivirlos es invitar a algunos para los testimonios de un grupo o de una actividad, venir a relatar lo que se ha vivido, el por qué de esta actividad ha tenido lugar y los frutos que se han conseguido. Pero más aún, una manera más completa de favorecer los encuentros consiste en favorecer actividades comunes

Se puede también pensar en la organización de algún encuentro semestral al que puedan ir todos los implicados en la parroquia. Se puede pensar en un festival, espectáculo, taller… una jornada de fiesta. Hasta aquí las cinco primeras propuestas para el cambio en la catequesis. Continuaremos en el próximo número.

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Cuestiones para la reflexión personal y grupal 1. Indicar aquellos aspectos que han aparecido en este artículo con los que estás de acuerdo o en desacuerdo. 2. Al final de cada uno de los pasos se proponen una serie de prácticas a realizar. Analiza su viabilidad o no en la parroquia o en la comunidad en la que te encuentras. 3. Uno de los aspectos más citados en este artículo es la necesidad de la comunidad como “origen, lugar y meta de la catequesis”. ¿Cómo es el funcionamiento de tu comunidad? ¿Crees que los grupos de catequesis tienen contacto con la comunidad? ¿Es la comunidad el lugar normal donde desemboca la catequesis?

ORACIÓN DEL CATEQUISTA

A

quí estoy, Señor, quiero ir en tu nombre adonde quieras. Me pongo en tus manos como el barro en las manos del alfarero. Haz de mí un testigo de la fe para iluminar a los que andan en tinieblas; un testigo de esperanza, para devolver la ilusión a los desencantados; un testigo de amor, para llenar el mundo de solidaridad. Aquí estoy, Señor, mándame. Pon tu Palabra en mis labios, pon en mis pies tu diligencia y en mis manos tu tarea. Pon tu Espíritu en mi espíritu, pon en mi pecho tu amor, pon tu fuerza en mi debilidad y en mi duda tu voluntad. Aquí estoy, Señor, mándame para que ponga respeto entre los seres, justicia entre los hombres, paz entre los pueblos, alegría en la vida, ilusión en la Iglesia, gozo y esperanza en la misión. Amén.

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TEXTOS PARA COMENTAR “El problema primero y fundamental se refiere a nosotros cristianos y a nuestra fe: ¿Hasta dónde somos “cristianos”, es decir, hasta dónde creemos en Jesucristo presente entre nosotros y para nosotros? El problema misionero más serio que tenemos no se refiere principalmente a los no cristianos y a los no bautizados; los mismos cristianos deben ser ayudados a creer más en el Señor Jesús. En la Europa de hoy, la prioridad no consiste tanto en “bautizar a los convertidos” como en el “convertir a los bautizados”. (D. Tettamanzi. Sínodo)

“La fe cristiana es portadora de un anuncio bien específico: profesa a un Dios viviente que ama a los hombres; tiene un Dios que ha emprendido la salvación del mundo interviniendo en el corazón de la historia en Jesucristo y por medio de Él, y cuya obra es continuada por el Espíritu Santo en la Iglesia. Lo que crea problema hoy es precisamente que este anuncio, situado con toda evidencia en el corazón de la fe no encuentra ya perplejidad, sorpresa, o abierta hostilidad, sino una indiferencia ampliamente difundida en todos los ambientes, en todas las edades y situaciones” (J. Doré)


HASTA QUE CRISTO SE FORME EN VOSOTROS josé antonio pérez, ssp

El largo camino

hacia la

canonización

D

esde sus comienzos, la Iglesia ha celebrado a la Virgen María y a los Ángeles, a los Apóstoles y a los Mártires, y más adelante a otros que, por la práctica de las virtudes cristianas y los carismas divinos eran considerados dignos de veneración e invocación. Con el paso del tiempo surgieron las “causas de canonización”, que han tenido, a lo largo de los siglos, una notable evolución en cuanto a métodos, en cuanto a la autoridad competente, y en cuanto a la investigación previa a la canonización.

Dos son los requisitos para comenzar una causa: la fama de santidad y la práctica heroica de las virtudes por parte del candidato. “Está claro –escribía Benedicto XVI a los miembros de la Congregación para las causas de los Santos el 24 de abril de 2006– que no se podrá iniciar una causa de beatificación y canonización si falta una comprobada fama de santidad, incluso si nos encontramos ante personas que se han distinguido por su coherencia evangélica y por especiales méritos eclesiales y sociales”. Además, no se podría introducir o

proseguir una causa, si surgiera un obstáculo insuperable, como el culto ilícito al siervo de Dios.

Beatificación y canonización La beatificación y la canonización no son actos por los que una persona que murió en concepto de santidad es promovida a un escalafón superior; constituyen, en cambio, un bien para la Iglesia peregrina en la tierra: proclamando solemnemente que un siervo de Dios ha practicado las virtudes de manera heroica, la Iglesia re-

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MT


conoce el poder del Espíritu de santidad que la habita, y sustenta la esperanza de los fieles ofreciéndoles modelos e intercesores. En este itinerario la Iglesia se guía por una secular sabiduría pedagógica, bien descrita por Benedicto XVI en un discurso dirigido a los miembros de la Congregación para las causas de los Santos, el 19 de diciembre de 2009: “Las principales etapas del reconocimiento de la santidad por parte de la Iglesia, es decir, la beatificación y la canonización, están unidas entre sí por un vínculo de gran coherencia. A ellas se le añaden, como indispensable fase preparatoria, la declaración de las virtudes heroicas o el martirio de un siervo de Dios y la comprobación de algún don extraordinario, el milagro, que el Señor concede por intercesión de su siervo fiel. ¡Cuánta sabiduría pedagógica se manifiesta en ese itinerario! En un primer momento, se invita al pueblo de Dios a fijarse en esos hermanos que, después de un primer y cuidadoso discernimiento, se le proponen como modelos de vida cristiana; luego, se le exhorta a dedicarles un culto de veneración e invocación circunscrito al ámbito de las Iglesias locales o de las Órdenes religiosas; por último, se le invita a alegrarse con toda la comunidad de los creyentes por la certeza de que, gracias a la solemne proclamación pontificia, un hijo o una hija suya ha alcanzado ya la gloria de Dios, donde participa de la perenne intercesión de Cristo en favor de los hermanos”. Es importante tener en cuenta la diferencia entre canonización y beatificación: la beatificación es un acto por el cual el Sumo Pontífice “permite que un siervo de Dios pueda ser venerado en alguna región, diócesis, ciudad o familia religiosa” (Benedicto XIV). Se trata, pues, de un culto permisivo, no preceptivo, circunscrito a una o más diócesis, o limitado a una determinada familia religiosa. La canonización, en cambio, es “una sentencia definitiva del Sumo Pontífice, con la cual decreta que alguien, antes catalogado entre los beatos, debe inscribirse en el

24 T

El beato Juan Pablo II orando ante la tumba del beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina.

El primer paso para abrir una causa de beatificación y canonización es la constatación de la fama de santidad (o de martirio) y la fama de los signos: un serio discernimiento para asegurarse de que la persona ha practicado las virtudes en grado heroico siervo de Dios, ni después de 30 años, sin justificación.

catálogo de los santos y venerarse en todo el orbe católico y en la Iglesia universal” (Benedicto XIV).

Un largo itinerario de discernimiento Una causa de beatificación y canonización es un proceso de discernimiento de la Iglesia. Actualmente son dos las principales etapas de este proceso: la fase diocesana y la fase romana, precedidas por algunos pasos preliminares.

1. El primer paso es la constatación de la fama de santidad (o de martirio) y la fama de los signos: un serio discernimiento para asegurarse de que la persona ha practicado las virtudes en grado heroico, y que esto se puede probar. Es importante encontrar a la persona adecuada, que tome a pecho la causa, recoger todo el material relacionado con el interesado, garantizar que existe fama de santidad, y que el pueblo se dirige a ella para obtener gracias. Si el obispo competente (el del lugar donde murió el siervo o sierva de Dios) es favorable, se hace la petición oficial: el libelo de demanda (supplex libellus), que contiene en anexo una biografía crítica, una copia de los escritos publicados y la lista de los testigos cualificados. No se puede hacer antes de 5 años de la muerte del

2. El paso siguiente es la ins-

trucción de la investigación diocesana: el proceso instruido por el obispo, directamente o a través de un delegado suyo, para reunir las pruebas (documentales y testificales) a favor y en contra de la canonización del siervo de Dios. Previamente el obispo interpela a la conferencia episcopal de su región, y pide el nihil obstat a la Congregación para las causas de los Santos; cuando haya obtenido esta, publica la petición del postulador para conocimiento de los fieles y establece el Tribunal, formado por el juez delegado, el promotor de justicia y uno o dos notarios. Después se inicia el proceso, con la recogida de las pruebas documentales. El obispo nombra a dos censores teólogos, que deben examinar los escritos del siervo de Dios publicados, y por lo menos tres expertos historiadores (la Comisión histórica) que preparan un informe sobre los escritos inéditos y los demás documentos que se refieren a la causa. A continuación, se pasa a las pruebas testificales: en base al interrogatorio preparado previamente por el promotor de justicia, el obispo o el delegado escucha a los testigos propuestos por el postulador y a los otros (incluyendo los peritos) que de oficio deben ser


convocados por el Tribunal. Todo se hace bajo juramento, firmado, y autentificado por el notario. El conjunto de las actas constituye el Arquetipo (que queda en el archivo diocesano), del que se hacen dos copias: el Transunto (que se guardará en el archivo de la Congregación) y la Copia pública (que se entrega al postulador para los pasos siguientes). Garantizada la fidelidad de las copias, se envian a la Congregación para las causas de los santos, junto con documentos de clausura (instrumento de clausura y sobre de las cartas), sirviéndose del portador: todo, autenticado y sellado.

Padre Amorth

3. En la Congregación para las

causas de los santos se procede de este modo: el postulador hace al Prefecto de la Congregación la petición para la apertura de las actas, primero, y para la validez de las mismas, después; el Subsecretario examina si se han observado las normas y lo refiere en el Congreso ordinario. Luego el postulador hace al Prefecto la petición para el nombramiento del Relator, a quien corresponde estudiar el mérito de la causa. Con la ayuda de un colaborador, el postulador, bajo la dirección del Relator, elabora la Positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis (o super martyrio). Este es, de manera esquemática, el contenido de una Positio: 1. Presentación del Relator. 2. Introducción general (semblanza, historia de la causa, importancia y significado del siervo de Dios en la Iglesia y en la sociedad de su tiempo, relevancia de su ejemplo y su mensaje y posible resumen cronológico de la vida y la actividad del siervo de Dios). 3. Informatio: breve biografía y ambientación histórica, presentación de las virtudes en general y en particular, breve ensayo de la espiritualidad y alusión a la fama de santidad y de signos del siervo de Dios. 4. Summarium: índice y declaraciones de los testigos y otras declaraciones escritas.

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5. Biografía documentada, con la exposición sobre la fama de santidad y de signos.

La primera se refiere al estudio científico por parte de expertos técnicos, casi siempre médicos, por el hecho de que la mayoría de las veces se trata de curaciones; la curación debe poderse calificar como científicamente inexplicable. La segunda fase se refiere al examen por parte de los consultores teólogos, para garantizar el carácter milagroso de la curación y el nexo causal entre la invocación del siervo de Dios y el hecho prodigioso; es decir, sirve para llegar a la certeza moral de la intercesión del siervo de Dios en la obtención de una curación, como signo de una intervención extraordinaria de Dios para confirmar su santidad.

6. Otras secciones: sumario de los documentos, decreto de validez de la investigación diocesana, informe de la Comisión histórica, votos de los censores teólogos, declaración de non cultu, índice de nombres, sección iconográfica. Impresa la Positio, se entrega a la Congregación, con los votos de los consultores históricos y las aclaraciones del Relator y de los expertos, si es necesario. Por orden de llegada, la Positio será examinada primero por los consultores teólogos que, tras un debate en el Congreso especial, entregan sus votos, con las conclusiones del promotor de la fe, al juicio de la Congregación ordinaria de los Padres cardenales y obispos. Si el resultado es positivo, la Congregación pide al Santo Padre poder preparar el Decreto sobre la heroicidad de la vida y virtudes del siervo de Dios. Promulgado por el Santo Padre este Decreto, el siervo de Dios se convierte en Venerable. Aquí concluye el itinerario humano. A partir de este momento sólo queda esperar una señal del cielo, es decir, un milagro (uno para la beatificación y otro para la canonización; el primero no se requiere en el caso de los mártires).

Los milagros confirman la santidad Es importante enfocar bien el tema de los milagros: el análisis de los hechos considerados prodigiosos pretende no sólo probar el hecho milagroso en cuanto tal, sino también, y sobre todo, el reconocimiento de una intervención divina que confirma la aspiración de los fieles a la concesión del culto. El Señor Jesús, al llevar a cabo su misión en la tierra, anunció la llegada del Reino de Dios, y al mismo tiempo realizó las obras del Reino; estas obras hacían más accesibles a la gente las palabras de vida que él pronunciaba. Después el Señor dio a sus discípulos esos mismos poderes. Los milagros

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tienen un doble propósito: apoyar la fe del creyente y ratificar la verdad revelada. Son un signo del amor de Dios, un mensaje de Dios a su pueblo. Por cuanto se refiere a las causas de canonización, ciertamente los milagros no constituyen la santidad de una persona, que es sobre todo imitación de Cristo. No son esenciales, por tanto; pero la Iglesia siempre los ha considerado necesarios como sanción divina a una posible beatificación o canonización. En la edad media, y también más tarde, pudieron considerarse en primer lugar y, a veces, hasta constituir por sí mismos la prueba de la santidad. En la práctica moderna, en cambio, los milagros se consideran, no una prueba directa de la santidad, sino la confirmación divina a un juicio humano, que, aunque serio y fundado, sigue estando sujeto a error, ya que se trata de decidir, a partir de indicios, sobre lo que de por sí es inaferrable a los humanos, como es la santidad. Los milagros son signos que confirman que la persona es agradable a Dios, y puede ser propuesta como modelo válido de vida cristiana e intercesor ante Dios. El examen de los hechos prodigiosos (presuntos milagros) tiene dos fases claramente diferenciadas.

Si los resultados son positivos, un Cardenal ponente los presenta a los otros miembros de la Congregación ordinaria de cardenales y obispos que, en sesión solemne, se pronuncian sobre el presunto milagro. Si el dictamen es positivo (dos tercios de los votos), el Prefecto ordena la elaboración del Decreto, que se presentará al Papa. Si el Santo Padre lo ratifica, se emite el Decretum super miraculum, y se fija la fecha de la ceremonia de beatificación, normalmente presidida por el cardenal Prefecto, en la diócesis de origen del siervo de Dios. El mismo procedimiento se debe seguir para el segundo milagro (el primero, en el caso de un mártir), necesario para la canonización del Beato, y que debe haber ocurrido después de la fecha de la beatificación. Aprobado por el Santo Padre el decreto de canonización, este convoca el Consistorio ordinario público, en el que informa a todos los cardenales de la Iglesia, y fija la fecha de la ceremonia de canonización del Beato, que será presidida por el mismo Pontífice. Todo lo anterior demuestra la seriedad y la meticulosidad con que se desarrolla una causa de beatificación y canonización. Este esfuerzo de discernimiento garantiza la verdad de las conclusiones, en el plano humano. Está después la intervención divina, que, con un milagro, confirma que un siervo de Dios debe ser proclamado beato o santo.


LIBROS: AUTORA DEL AÑO, Mª ÁNGELES LÓPEZ la redacción

“Los padres de hoy somos muy, pero que muy blanditos” En primer lugar, enhorabuena por ser reconocida como Autora del Año de la Editorial San Pablo, por su libro “Papás Blandiblup”. ¿A qué cree que ha obedecido el éxito de esta obra? Creo que la clave ha estado en el título, simpático y fácil de recordar, y en el tono amable y testimonial con que se aborda un tema, el de la educación, que tanto nos preocupa. ¿Somos los padres de esta generación blanditos? ¿Sabemos educar a nuestros hijos? ¿Existe un manual para lograr el hijo o hija ideal? Sí, somos muy, pero que muy blanditos. Cedemos a sus caprichos. Sentimos pena por ellos, nos angustia que les ocurra algo y queremos protegerlos a toda costa, aunque eso implique negarles las herramientas básicas para aprender a ser autónomos, saber afrontar las dificultades y madurar. Pero eso no significa que todo lo hagamos mal. Nos esforzamos por educar a nuestros hijos lo mejor que sabemos. Aunque, eso sí, hay que ser conscientes de que no existen manuales ni recetas para educar a los hijos. Según su criterio, ¿en qué fallamos los padres? ¿Cuál es nuestro talón de Aquiles? Básicamente no queremos que nuestros hijos sufran. Y creemos que podemos evitarlo asumiendo todas sus peticiones y deseos como si fueran una ley inquebrantable. Y como contrapunto, nosotros nos cuestionamos permanentemente como padres: Si le habré gritado demasiado o lo estaré traumatizando por hacerle comer espinacas.

Usted ha publicado en una editorial cristiana, y además es redactora jefe de “21, la revista cristiana de hoy”, ¿tiene una opinión fundada sobre cómo educan los padres cristianos a sus hijos? Creo que en estos momentos es prácticamente imposible distinguir a los padres cristianos de los que no lo son. No ya porque estemos delegando la formación propiamente religiosa, sino porque el modelo de comportamiento que les transmitimos con nuestro ejemplo, salvo excepciones, no difiere del resto: somos consumistas e individualistas. Les invitamos a elegir profesiones que den dinero y a mirar para otro lado frente al sufrimiento. Y ya se sabe que por sus obras los conoceréis. Hablemos de su nuevo libro “Morir nos sienta fatal”, que acaba de salir al mercado literario. ¿No es arriesgado hablar de la muerte en una sociedad en la que se intenta mirar para otro lado y vivir como si fuéramos todos inmortales? Precisamente por eso me parecía especialmente necesario abordar este tema. Invitar a los lectores a reflexionar sobre la única certeza que tenemos en la vida: que todos nos vamos a morir. Y, por extensión, sobre la necesidad de vivir una vida plena para llegar bien pertrechados al momento de la despedida. Porque si no acepta-

mos nuestra vulnerabilidad, estaremos perdiendo la oportunidad de dotarnos de un sólido esqueleto vital que nos mantenga en pie cuando lleguen los momentos difíciles. Aunque tampoco es bueno vivir permanentemente amedrentados por la amenaza de la muerte. Como en todo, en esto también son necesarias la naturalidad y el sentido común. Una cosa es cierta, desde el momento en que nacemos, lo seguro es que vamos a morir. ¿Por qué entonces no tratamos de vivir dándole un sentido a nuestra vida? Eso es precisamente lo que propone este libro: nos invita a parar, evaluar, reflexionar y, si es necesario, dar un cambio de rumbo, provocar un terremoto vital que devuelva el sentido a nuestras vidas, que nos recuerde que se trata de vivir “para”, de compartir “con”, de pensar “en”, de sacrificarse “por”. Porque al final no somos títulos, cargos o cuentas bancarias. Somos quienes hemos sido para otros. El amor que hemos puesto en la gente y en las cosas. Eso es lo que quedará de nosotros. ¿Qué ha aprendido al escribir este libro? He aprendido mucho. Me ha servido para recolocar muchos aspectos de mi vida. Para dar gracias -por todas las personas maravillosas que me acompañan en el camino y las cosas buenas que me ocurren. Para recordar que esas personas un día no estarán con nosotros y conviene decirles ahora lo mucho que las queremos y perdonar esos pequeños defectos que a veces nos exasperan tanto y en realidad tienen muy poca importancia. Y para saludar cada nuevo día con una sonrisa.

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PERSONAJES BÍBLICOS concepción lópez

Elogio de la vida familiar Dios me ha enviado para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada en la Gloria del Señor. Se turbaron ambos y cayeron sobre sus rostros, llenos de terror. Pero él les dijo: “No tengáis miedo. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre... y confesad a Dios” (Tob 12, 14-17.20)

H

ace años, en mi primera lectura continua de toda la Biblia, me topé con un libro desconocido para mí hasta entonces, del que sólo tenía pocas referencias (la aparición, en él, del ángel Rafael, por ejemplo) y que me dejó absolutamente encantada. Se trata del libro de Tobías. Este libro es una novela sapiencial, escrita hace unos veintidós siglos, pero que resulta muy actual, por muchos motivos, sea cual sea el enfoque desde el que decidamos aproximarnos a ella. El hecho es que este libro, más allá de su valor literario y narrativo, presenta personajes que son modelos ejemplares para nosotros hoy: ¿Cómo ha de vivir su fe un creyente en un medio hostil? ¿Cómo afrontar la desgracia y las contrariedades de la vida desde Dios? ¿Qué espiritualidad y qué valores son fundamentales en la vida de un creyente? ¿Qué valores son irrenunciables en la vida familiar y hacen de la familia el lugar-hogar

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privilegiado para el crecimiento y la felicidad? El libro de Tobías ilumina todas estas preguntas a través de la historia de dos familias emparentadas: la de Tobit y Ana, y la de Ragüel y Ebna. En un momento dado, Dios hará, por medio de su ángel, que sus vidas se crucen, que sus hijos únicos se casen y que allí donde la desdicha se había cebado en los personajes, la confianza, el amor y la sanación de Dios tengan la última palabra.

Dos familias ejemplares Como hemos dicho, el libro de Tobías resulta tremendamente actual bajo muchos aspectos. En primer lugar, ofrece un modelo de familia ejemplar que viene bien para los tiempos que corren. Conocemos las estadísticas: tres de cada cuatro matrimonios terminan en divorcio. Frecuentemente asistimos a episodios de violencia

familiar. Conocemos situaciones de malos tratos de padres a hijos y viceversa. Sabemos que la autoridad paterna y materna está socavada, y que la falta de respeto, de cariño y de cuidado mutuo están al orden del día. Desde este prisma, la familia de Tobit es un ejemplo edificante que nos da luz para cuidar lo que más nos importa en la vida: las personas a las que amamos. Fijémonos, por ejemplo, en el “testamento espiritual” de Tobit que aparece en el capítulo 4. En él queda reflejado cómo entiende Tobit la vida y las relaciones de familia, y cómo desea que su hijo viva desde sus mismos valores: “… Honra a tu madre y no le des un disgusto en todos los días de su vida; haz lo que le agrade y no le causes tristeza por ningún motivo. Acuérdate, hijo, de que ella pasó muchos trabajos por ti cuando te llevaba en su seno. Y cuando ella muera, sepúltala junto a mí, en el mismo sepulcro”


OREMOS Oh Dios, que eres Amor fecundo y Manantial de vida inagotable, te doy gracias por el don inestimable de mi familia. Gracias, Señor, por el amor con que uniste a mis padres y por el amor con que me engendraron. Gracias por sus cuidados y desvelos, gracias por su paciencia y sacrificios, gracias por la fecundidad de su unión, gracias por su ejemplo y enseñanzas, gracias por la fe que me han mostrado. Hago memoria de su justicia y su bondad y, con gozo, te canto agradecida. Gracias por el compañero/a de mi vida, gracias por ponerle como un sello sobre mi corazón, gracias por la bendición y el milagro de mis hijos, gracias por la fortaleza en la adversidad y por la fidelidad en la tentación.

(4,3-4). Me gustaría que muchos padres hablaran así a sus hijos. En estas palabras, Tobit expresa el amor a su mujer más allá de la muerte. Ni siquiera la muerte les podrá separar. Descansarán juntos en el mismo sepulcro familiar. A Tobías le pide que trate a su madre con respeto y movido por la gratitud, rasgos que no caracterizan precisamente a los exigentes niños y jóvenes de hoy, que actúan como si todo les fuera debido. El segundo consejo de Tobit a su hijo es que “se acuerde del Señor” siempre. Es decir, que ore en todo momento y que sea una persona justa en todo. En estas recomendaciones de Tobit a su hijo adquiere especial relevancia la práctica de la limosna (1,3.16; 4,7.16; 9,6; 12,8-9). Se trata de compartir los bienes que Dios quiere que sean para todos: el pan para saciar el hambre y la ropa para evitar el frío (1,17; 4,16). Es indudable

que el libro de Ayúdame a cuidar el mejor tesoro que me has Tobit interpela dado: mi familia. a los cristianos Ayúdanos a orar juntos y a hacer de nuestra casa con la fuerza de la morada de nuestro Dios. su radicalidad, similar a la de Ayúdanos a amarnos mutuamente como tú nos amas la parábola de Mateo 25,35: y que el ejemplo de nuestra comunión “Tuve hambre y resplandezca me diste de cocomo una antorcha para el mundo. Amén mer, tuve sed y me diste de beber;... estaba El amor esponsal tiene su prodesnudo y me vestiste”. totipo en Tobías y Sara. De Tobías se dice que “se enamoró de tal Otro rasgo ejemplar de estos per- modo que se le apegó el corazón sonajes es la oración constan- a ella” (6,19). Lo que pide Tobías, te, en toda circunstancia (4,19). en la oración de la noche de bodas La oración está continuamente es “llegar juntos a su ancianidad” presente en el libro. No se en- (8,7), y lo que Edna le recomienda tiende la vida sin oración de a su yerno es que guarde a su hija bendición al Dios compasivo y “no le cause tristeza todos los que nos cura y pone alegría en días de su vida” (10,13). O, dicho nuestra vida (8,5.15-17; 10,14; de otro modo, que él sea la causa 11,14-15; 12,6.17.18.20; 13,1). de la alegría y felicidad de su hija. Como vemos, Tobit es un libro El amor maternal, desgarrado interpelante para toda la famipor la ausencia del hijo, es narra- lia: para los abuelos, que tienen do de forma conmovedora en las en Débora, abuela de Tobit, a la escenas de la partida y del regreso “patrona” de su tarea educativa de Tobías. La escena del regreso hacia los nietos (cf.1,8); para los nos recuerda el entrañable en- hijos, que pueden aprender de cuentro entre el padre y el hijo Tobías y Sara a ser para sus pródigo de Lc 15,20. ¿Quién sabe padres “bastón de su mano, que si Jesús no tomó como ejemplo de siempre va y viene con ellos” y ese padre misericordioso a Ana, “luz de sus ojos” (5,18; 11,13); la madre de Tobías? para los padres, que encuentran

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en Tobit y Ana un modelo de integridad, piedad, justicia y solidaridad; para los suegros, que tienen en Ecna y Ragüel un modelo de apoyo, cariño y amor paternal a nueras y yernos; para los esposos, que pueden, con el ejemplo de Tobías y Sara, sentirse animados a reavivar el amor primero, enamorarse de nuevo y renovar su promesa de fidelidad para siempre. Y cantar, qu quizá, con Alberto Cortéz, maravilloso p po eta y canta poeta cantautor contemporáneo: “Como e primer d el día, eres el velero, el y el viento vien timón de mi travesía… C Co mo e Como el primer día, te sigo q uerie queriendo”.

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Tu vida, una eterna Navidad

Para ssaborear a el libro de Tobías

Orden y mandato de San Miguel Arcángel La Orden y mandato de San Miguel Arcángel nos ofrece 13 temas para rezar, cantar e incluso bailar desde el Adviento hasta la Navidad. Son canciones cargadas de mensajes de esperanza e interpretadas con una gran dosis de juventud y vitalidad.

Temas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

Ven Señor Jesús Caminemos hacia Belén Inmaculada A esa estrella Haz de tu corazón un pesebre Posada La nana La primera Navidad Vino, viene y vendrá De luz y alegría Han llegado vientos de paz Yo le he visto nacer Todos los días es Navidad

1

Haz una le lectura pausada y atenta del libro de Tobías, tomando nota de los personajes y de aquello que más te llame la atención en el libro: frases especialmente significativas, cosas que no entiendas, preguntas que te suscite...

2

Débora es un personaje secundario pero importante en la obra. Gracias a ella y a sus enseñanzas, su nieto Tobit crece siendo un hombre justo, íntegro y fiel a Dios. Débora es el prototipo de “abuela evangelizadora”. ¿Qué te dice a ti este personaje? ¿Cómo podemos realizar con nuestros hijos y nietos, de un modo creativo y eficaz, la tarea de transmitir la fe y los valores en los que creemos y que constituyen el pilar de nuestra vida?

3

Tobías da testimonio público de su fe a través de las obras, lo que le cuesta ser despojado de sus bienes y la persecución a muerte. ¿Cómo das testimonio de tu fe en Jesús?

4

Observa la oración de Tobit y de Sara en el capítulo 3: las dos comienzan con una alabanza o una bendición a Dios y siguen con unas súplicas. Por otra parte, la oración de Tobit no es individual, sino que integra en ella la historia de su pueblo. Es una oración “eclesial”. ¿Cómo es tu oración? ¿Cómo te diriges a Dios? ¿Oras en todo tiempo, en la necesidad y en la prosperidad, en la tristeza y en el gozo...? ¿Tu oración es individualista o llevas siempre en el corazón las necesidades de la Iglesia, de la sociedad y del mundo entero?

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En el capítulo 4, Tobit le trasmite a su hijo, en forma de consejos, las profundas convicciones que han alimentado su vida. Escribe tu “testamento espiritual” para tus hijos o parientes cercanos. ¿Qué valores, deseos, credo... les transmitirías en él?

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6

Dios envía a su ángel para ayudar-curar a Tobit y a Sara. Haz memoria de los “ángeles” que Dios te ha enviado a lo largo de la vida como compañeros sanadores y pregúntate a quién eres enviado tú para llevar la sanación de Dios.


CINE Y VALORES HUMANOS

equipo de pastoral y formación

U

na película en la que se nos invita a recuperar el mundo de los cuentos, de la fantasía y de la ilusión. No estamos hablando del engaño. No. La fantasía, la ilusión, los sueños no son falacias, simplemente son realidades que aún no se han realizado. Como diría el Principito, son cosas invisibles a los ojos. Pero existen, son reales. Y esto se pone de manifiesto en esta cinta desde el principio hasta el final. La película nos muestra en qué consiste el amor verdadero e incondicional. Ese que está por encima de todo y de todos; ese amor que permanece aunque todas las circunstancias de tu vida te sean adversas; un amor que no se queda en la superficialidad y lo efímero, sino que es capaz de dar la vida sin esperar nada a cambio. Un amor gratuito. A mí al menos me hizo pensar en el amor de Jesús por nosotros. Creo que una frase se nos quedará prendida en la mente y en el corazón: «Como desees». Son las palabras con las que Westley contesta a Buttercup cuando ella le manifiesta sus deseos o le pide cualquier cosa. Es la manera de decirle «te amo». Te amo con un amor incondicional, con el que quiero darme totalmente a ti, con el que quiero buscar junto a ti tu bien. Un amor que renuncia a uno mismo en favor del otro. Otra vez me recuerda a Jesús de Nazaret. Dejando a parte el fenómeno religioso, tiene grandes enseñanzas e implicaciones para el mundo que nos rodea y sobre todo para nuestros jóvenes: ¿Qué significa para ellos eso del «amor verdadero»? ¿En qué consiste? Amor significa fidelidad, una fidelidad que atraviesa la laguna de la muerte. No importa que Westley haya muerto o que haya abandonado a

La

prometida princesa Buttercup. El amor está por encima de todo esto. El amor nos libra de la ataduras de la muerte y de alguna manera tiene el poder de resucitar, de devolvernos la vida. Pero además, “La princesa prometida” nos habla de superación, perseverancia, lucha, trabajo en equipo. Todo estos valores podemos descubrirlos y trabajarlos en un cineforum. Brevemente, diremos que la película nos cuenta la historia en la que la bella Buttercup jura amor eterno al joven Westley, el cual parte hacia tierras lejanas en busca de fortuna, con la mala suerte de ser asesinado por unos piratas. Ahora me gustaría hacer hincapié en sus personajes. Son el prototipo y la representación de los héroes y villanos de los cuentos de nuestra infancia:

Buttercup: Representa el

todo por ella, podría haber seguido siendo pirata y disfrutando de la vida; sin embargo, abandona esa vida para estar con Buttercup.

Príncipe Humperdinck: In-

teligente, ambicioso y con ansias de poder. Montoya: Simpático, siempre en busca de la justicia, aunque en un primer momento se vea movido por la venganza.

André, el gigante: Confía en

su fuerza y es capaz de ponerla al servicio de los demás.

Vizzini: Sabe ser el malo malísimo, pero provoca ternura.

amor que en algún momento flojea, necesita cierta seguridad, cuando la alcanza mantiene la fidelidad hasta el final.

cuentos, es capaz de meterse él y meter a su nieto en la historia.

Westley: No deja de ser el

Nieto: En él se produce una

mozo de cuadra al servicio de Buttercup. Hombre de los pies a la cabeza. Capaz de dejarlo

Abuelo: Un auténtico cuenta-

verdadera transformación del principio al final de la película. Chico listo e inteligente.

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SANTOS DE NUESTRO SIGLO

josé mª fernández lucio

Á

Juan XXIII

ngel José Roncalli nace el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte (Bérgamo) en el norte de Italia, el cuarto de trece hijos de Juan Bautista Roncalli y Julia Mazzola, y el mismo día de su nacimiento es bautizado. Avanzamos ya, que desde el 13 de enero de 1964, por decreto de la Presidencia de la República Italiana al nombre de su pueblo se le añadirá: Juan XXIII. Lo de Sotto il Monte se debe a que se halla ubicado en las estribaciones de los Alpes.

La familia de Ángel no nada precisamente en la riqueza, sino más bien en la pobreza. Se dedica al cultivo del campo y no siempre este es generoso a pesar de las atenciones, el trabajo y el esfuerzo que se le dispensa, por lo que hay que medir bien la comida y el vestido y esperar tiempos mejores. El mismo papa escribirá en su Diario del alma: «Éramos pobres pero vivíamos felices en nuestra condición y confiados en la Providencia. Faltaba el pan en la mesa, sustituido por la polenta (sopa de maíz bastante común en las familias pobres de Italia). Nada de vino para niños y jóvenes, y pocas veces carne. Apenas en Navidad y Pascua, un pequeño trozo de dulce casero».

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Pero si la pobreza era la característica de la familia Roncalli, no era menos notoria su formación cristiana en un ambiente rodeado de buenos ejemplos y modelos de virtudes. Esto lo tendría siempre presente en su vida Juan XXIII a pesar de haber llegado a desempeñar cargos importantes, haberse relacionado con los personajes más destacados de la política y de los diversos campos de la ciencia, donde el humo de la vanidad y el orgullo hubieran podido hacer olvidar sus humildes raíces. Pero pudo decir, sin género de orgullo lo siguiente: «He olvidado mucho de lo que he aprendido en los libros, pero recuerdo perfectamente lo que he aprendido de mis padres y de los ancianos». Y en una confidencia, a su vez, dice: «Recuerdo el ambiente sencillo y sano en el cual quiso el Señor que abriera los ojos a esta luz mortal. Desde la adolescencia me encontré inmerso en una tradición doméstica y diocesana que siempre estuvo abierta al conocimiento de lo verdadero y de lo bello, amiga de las tradiciones y de las hermosas crónicas antiguas y recientes de la vida regional, que documentan las costumbres y conducta de los pueblos».


Junto a estas líneas, el papa en su mesa de trabajo, alentando a los pueblos hacia la búsqueda de la paz, durante la II Guerra Mundial.

Esta herencia la llevará consigo durante toda la vida como el mayor bien que pudo hacerle el Señor. Siendo ya sacerdote, dentro de la diócesis de Bérgamo, escribirá a sus padres: «Jamás dejaré de repetirlo a todos: la alabanza mejor de nuestra familia debe ser la vida cristiana de viejo cuño, cristiana en la Iglesia, pero cristiana también en casa, en vuestras relaciones personales. Perdonad mi sermoneo continuo: me lo dicta el amor que a todos os tengo. Por lo demás, para esto soy sacerdote; no para ayudar a que os hagáis ricos y felices en lo material, sino a que estéis espiritualmente contentos en esta vida y bienaventurados en la otra». Nunca, repetimos una vez más, fue una pobreza soportada sino aceptada y vivida como el mejor regalo; lo que le llevó a comprender y amar a los demás en esa bondad que siempre le caracterizó en su vida apostólica. En una audiencia que concedió el papa Pío XII al entonces Ángel Roncalli, el papa le preguntó qué virtud era la más necesaria para gobernar el mundo. A lo que Ángel Roncalli respondió: la bondad, santo Padre. No lo olvidaría después cuando le sucedió en la cátedra de san Pedro. Y al regalar un rosario a Rada, la hija de Kruschov, le dijo: “Al mirarlo recordará que hubo en la tierra una madre que era perfecta en el amor: María”.

Promotor del Concilio Pero no podemos olvidar también la gran obra del concilio Vaticano II. Siempre con la sencillez que le caracterizaba y como se suele decir, como aquel que no ha roto nunca un plato, explicaba así la idea del concilio: «Sin haber pensado antes, pronuncia en una primera conversación con su Secretario de Estado, el 20 de enero de 1959, la palabra Concilio Ecuménico, de Sínodo diocesano y de revisión del Código de Derecho Canónico sin haberlo pensado antes y contraria a cualquier suposición mía o imaginación en este punto. El primer sorprendido de esta idea fui yo mismo sin que nadie jamás me lo hubiera sugerido. Y digo esto porque me pareció tan natural en su inmediato y continuo desarrollo». Juan XXIII, el papa bueno, se halla reflejado de un modo nítido en el Vaticano II. Es el hombre de la Providencia que ha reconsagrado la historia y las palabras sin olvidar el diálogo. Que ha sabido leer los «signos de los tiempos»; que vive no sólo la comunión de los santos, sino que vive también

entre la gente pobre y en los esfuerzos de todos aquellos que han tomado en serio el sueño de la humanidad unida y de una Iglesia renovada al servicio de los demás. En el discurso de apertura del concilio Vaticano II dirá cuáles son los objetivos que pretende alcanzar para la Iglesia y para el mundo: «la Iglesia se acrecentará, como esperamos, de riquezas espirituales y, extrayendo la fuerza de nuevas energías, mirará con seguridad al tiempo futuro. En efecto, introduciendo oportunas enmiendas y preparando sabiamente un compromiso de recíproca ayuda, la Iglesia obtendrá el que los hombres, las familias, las naciones vuelvan verdaderamente su mente a las realidades sobrenaturales». Hace también una oportuna recomendación a aquellos que en las condiciones de la sociedad humana «no son capaces de ver más que ruinas... son profetas de desventura, que anuncian siempre lo peor, casi como si llegase el fin del mundo». El papa se había dado cuenta de la perplejidad que había suscitado la convocatoria y escribirá: «A decir verdad, enseguida tuve el temor de haber suscitado perplejidades, si no espanto. Sin duda debía ahora escuchar un primer inventario de dificultades, sino por otras razones porque el anuncio imprevisto hacía pensar en la natural y larga preparación que tal propósito debía comportar. En cambio la respuesta no se hizo esperar. Una emoción clara apareció en el rostro del cardenal: su asentimiento fue inmediato, exultante...». Juan XXIII tenía las ideas claras sobre el Concilio que debería representar una ocasión para que «entrase en la Iglesia un poco de aire fresco», para «sacudir el polvo imperial que se ha acumulado sobre el trono de san Pedro desde Constantino». Resumiendo, podríamos decir que su único fin fue hacer el bien: «La vida, escribirá el 28 de septiembre de 1969 no es para encerrarse dentro de uno mismo en el egoísmo y en la superficialidad sino para expandirse, para edificar, para hacer el bien. La vida no quiere decir inercia, pereza, parálisis, sino generosidad y decisión». Y el 29 de octubre del mismo año escribía: «Ante Dios no cuentan los años, sino la intensidad del amor con que se le responde y se le vive». Por eso el mundo conectó tan perfectamente con este papa, ya que como afirmaría san Agustín: «No hay nadie tan insensible y tan de hierro que no pueda ser ablandado y fundido por el amor».

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TESTIGOS DEL EVANGELIO ofelia dondoyano,hsp

Mientras rezaba, tuve una fuerte inspiración, como si oyera una voz que me decía: “Sigue el deseo del corazón. No hagas caso en lo que otras personas te digan”. Y me afiancé en mi decisión; sentí una gran paz dentro de mí. Comprendí la inspiración del Primer Maestro: “Desde aquí quiero iluminar”

El Señor tiene para cada uno, una

llamada personal E

l Señor tiene para cada uno una llamada personal, que es un regalo suyo, un plan de amor. Y cada vocación tiene una historia para contar, para recordar y alabar. Después de hacer una elección de vida, a veces, uno puede preguntarse: “¿Qué me ha motivado para hacer esta decisión fundamental de vida? ¿Dónde conseguí yo la fuerza y el valor?“.

Mi ambiente Como muchos de nosotros, yo también puedo decir orgullosamente que mi familia tuvo mucha influencia en mi decisión. Sus ejemplos me han orientado. Dios

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se sirvió de mis padres para indicarme el camino. Soy la 7ª de 13 hermanos: 3 chicos y 10 chicas. Nací en la ciudad de Iloilo, capital de la isla de Panay, en el centro de Filipinas. Nuestra vida ha sido sencilla y alegre. Teníamos una pequeña granja y se vivía gracias al arduo trabajo de mis padres. Ellos, con sus sacrificios y una gran confianza en la Providencia y con la colaboración de las hermanas y hermanos mayores, consiguieron que todos pudiéramos estudiar y alcanzar un buen nivel de preparación cultural. En mi casa, el rosario antes de la cena, era la oración habitual que mis padres rezan todavía; ellos siempre querían exponer gran-

des y largas intenciones antes de empezar… Estudié en el Instituto Pio XII, un colegio de la Archidiócesis de Jaro, en Iloilo City, hasta mi diploma de bachillerato. La mayoría de los profesores eran sacerdotes y seminaristas; y, mientras aprendía las varias disciplinas, yo he podido recibir directa e indirectamente una seria formación humana y espiritual. Yo era amiga de mi Arzobispo, el inolvidable Mons. Artemio Casas, que acompañó mi discernimiento vocacional. Él mismo hizo la carta de recomendación, para ser aceptada en la Congregación.


Aprender jugando

Una inspiración: “Desde aquí quiero iluminar” He podido conocer varias congregaciones religiosas, porque recibía a menudo invitaciones para participar en encuentros de discernimiento vocacional, que congregaciones religiosas e institutos seculares organizaban en mi ciudad.

Cuando enseñaba en Iloilo en la escuela pública, era muy feliz; viví la enseñanza de la fe cristiana a los niños como un desafío. Pensaba: Puedo enseñar la fe a una audiencia más grande; podré hacerlo si llego a ser misionera… algún día.

En Iloilo, la librería de las Hijas de San Pablo estaba muy cerca de mi escuela, por donde pasaba casi todos los días, pero no me interesaba entrar porque no llegaba a entender a las hermanas que vendían libros. Solo más tarde llegué a comprender que era verdaderamente un apostolado…

Una vez las Hijas de San Pablo me invitaron a participar en un retiro vocacional. Desde aquel momento yo no podía comprender mis propios sentimientos; empecé a ser muy seria conmigo misma y a visitar a menudo a las hermanas, haciendo una búsqueda profunda. Pero cuando ellas me explicaban la misión, yo tenía miedo y pensaba: “Quizás… no tengo los talentos…”; pero había una inspiración profunda dentro de mí que decía: “Dios te ayudará”.

Me di cuenta de que, además de difundir libros, ellas también tenían algunos programas religiosos en la radio de nuestra región. Yo tenía un gran deseo de trabajar en el apostolado de la radio, porque veía qué poderosa era esta forma de comunicación, que alcanzaba una gran audiencia… Mi deseo se realizó plenamente cuando entré en la Congregación de las Hijas de San Pablo, porque me asignaron el apostolado local de la radio de mi ciudad, allí trabajé durante 11 años.

Gradualmente comencé a conocer más y a apreciar la misión paulina; y también a admirar la comunidad, especialmente cuando palpaba el espíritu de sacrificio y la sencillez de su estilo de vida. Recuerdo que, cuando ya había decidido entrar en la congregación, comuniqué mi plan al director de la escuela. Él no estaba de acuerdo, porque me necesitaba en la escuela, y me repetía que también la escuela era una forma de apostolado. Me pidió que llamara a la superiora

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Junto a estas líneas, y en la página siguiente, la hna. Ofelia realizando la misión a la que ha sido llamada: dar a conocer a Cristo, a través de los Medios de Comunicación. Ella ejerce su apostolado desde las librerías Paulinas.

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de las Paulinas, para que viniera a su oficina, porque quería hablar con ella. Yo, muy obediente, fui a llamar a la superiora… Cuando llegué a su casa, aunque toqué muchas veces el timbre, nadie me abrió la puerta. Entonces me marché. Mientras volvía a mi escuela, sentí que debía entrar en la catedral que estaba cerca, en la misma calle. Sin que yo lo supiera, había aquella tarde la exposición del Santísimo Sacramento y la adoración eucarística. Me quedé a rezar un rato… Mientras rezaba, tuve una fuerte inspiración, como si oyera una voz que me decía: “Sigue el deseo del corazón. No hagas caso de lo que otras personas te digan”. Me afiancé en mi decisión y sentí una gran paz dentro de mí. Comprendí la inspiración del Primer Maestro: “Desde aquí quiero iluminar”. ¡Verdaderamente el Señor ilumina, cuando oramos y pedimos su guía! Ya no volví a ver al director de la escuela. Solo le visité el día antes de entrar en la Congregación en Manila. Pero más tarde, hasta hoy mismo, él me ha dado su apoyo, mostrándose muy feliz de mi decisión.

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“Con ilusión y desde todos los medios posibles debemos alimentar la mente de las personas con la Palabra de Dios, para que llegue al corazón y las transforme”

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Evangelio de Juan

España: mi nueva misión Recuerdo que unas de las cosas que también provocó mi decisión fue la palabra “misionero”; y mi idea era que África pudiera ser el lugar de mi misión. No pensé en Europa. ¡Ahora me he dado cuenta de que todo el mundo necesita misioneros! Cuando la Superiora general me pidió venir a España, fui feliz, porque este país es una nación católica y tierra de grandes santos. Nosotros, los filipinos, estamos muy agradecidos a los misioneros españoles que llevaron el Evangelio a Filipinas. Pero ahora, en España como en toda Europa, la secularización y la indiferencia religiosa amenazan la fe y la práctica cristiana; y la evangelización de Europa interpela con fuerza nuestra vocación y misión, como apóstoles de la comunicación en esta era. Con ilusión y con todos los medios posibles debemos alimentar la mente de la gente con la Palabra de Dios, para que llegue al corazón y transforme a cada persona. Rezo para que mi misión en España me ayude a valorar más mi vocación religiosa, y poder compartir con amor la Palabra de Dios a mis hermanos y hermanas de esta tierra, que considero mi nueva patria.

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¿Qué sintió Juan, el discípulo amado, cuando, durante la última cena, reclinó su cabeza en el pecho de Jesús? A esta pregunta intenta responder Pedro Miguel Lamet en este intenso y emocionado libro. Basándose en los escritos joánicos, el autor, en línea con su anterior obra Las palabras calladas de María de Nazaret, se adentra en la conciencia y los recuerdos del más místico de los evangelistas. Juan, retirado en la isla de Patmos, escribe en primera persona un relato a la vez ameno y profundo, a partir de sus palabras más queridas: la barca, la luz, el agua, la vida, la mujer, la madre, el trueno... Pedro Miguel Lamet (Cádiz, 1941) ha publicado treinta y siete libros de muy diversos géneros. Ha sido director del semanario Vida Nueva y conocido columnista de diversos periódicos, emisoras y revistas además de profesor de Estética y Cinematografía. Carril del Conde, 62 - 28043 MADRID Tel.: 917 218 984 - Fax: 917 590 204 E-mail: pedidos@paulinas.es - www.paulinas.es

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VIDA PAULINA

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Cien años difundiendo la Palabra de Dios

arece que fue ayer, cuando el beato Santiago Alberione fundaba, en Alba (Italia), la Familia Paulina. Pero no, dentro de muy poco, en el 2014 celebraremos el Centenario de la fundación de la Sociedad de San Pablo, la primera Congregación de la Familia Paulina fundada por él. Después vendrían otras cuatro Congregaciones religiosas, cuatro Institutos de vida secular consagrada y la Asociación de Cooperadores Paulinos. Con todos nuestros lectores queremos compartir nuestro gozo y la preparación de este centenario; para ello estamos celebrando distintos actos conmemorativos y más que celebraremos en los próximos tres años. Nuestro objetivo y nuestra meta, sigue siendo la misma que se propuso el Fundador el 20 de agosto de 1914: Vivir y dar a Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida en la cultura de la comunicación. Entre los actos que tenemos programados para dicha preparación queremos hacerte partícipe de las Iª Jornadas Bíblicas San Pablo, que las celebraremos en nuestra sede de Madrid el 3 y 4 de marzo. Si quieres participar no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

Cine y valores en Aguilar de Campoo

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l pasado martes 18 de octubre, gracias a la amabilidad y buen hacer de nuestro amigo y profesor Jesús Ángel Calderón, pudimos disfrutar de un encuentro junto a los alumnos de 4º de ESO del Colegio Menesiano San Gregorio de Aguilar de Campoo. Fue una mañana muy rica en experiencias, en la que se proyectó una parte de la película “Amar peligrosamente”. Después del visionado tuvimos un coloquio con los jóvenes en el que se destacó lo siguiente: que la escala de valores que rige nuestra sociedad, en la mayoría de las ocasiones, deja mucho que desear. En nuestra sociedad prima el tener, el poder, la riqueza, la presencia... mientras que los verdaderos valores (bondad, amor, belleza, entrega, solidaridad) están en un segundo plano para muchos de nuestros

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Solemne eucaristía en la Fiesta del beato Alberione

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a Familia Paulina de Madrid ha celebrado la Fiesta del beato Santiago Alberione con especial referencia al cuarenta aniversario de su nacimiento para el cielo. La solemne celebración eucarística tuvo lugar en la Iglesia madrileña de Nuestra Señora del Buen Suceso. Este templo parroquial tiene un especial significado para la Familia Paulina de España porque sustituye a otro en el que, según los anales de la misma parroquia, celebró alguna vez nuestro Fundador. Y no sólo esto, sino que consta también que durante una celebración eucarística tuvo una experiencia mística sobre el valor de la Santa Misa y el rol del sacerdote celebrante. También, el sábado dia 26 de Noviembre de 2011 celebramos la festividad de nuestro fundador Santiago Alberione con una misa en la Capilla de la Divina Pastora (Sta. Marina) que fue oficiada por el P. Horacio Solís y que contó con una amplia representación de la familia paulina hispalense.

En la Feria Internacional del Libro de Frankfurt contemporáneos. Los valores humanos son valores cristianos. Por eso nos toca a nosotros, sobre todo si nuestra misión es evangelizar la cultura, denunciar esta situación y enseñar a otros para que los valores humanos estén presentes en nuestra vida cotidiana. Como siempre, os recordamos, que si estáis interesados en alguno de los servicios que ofrece nuestro equipo (Talleres de comunicación, cineforums, animación bíblica), no dudéis en poneros en contacto en: vocaciones@sanpablo.es

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l 11 de Octubre pasado se reunieron en Alemania, con motivo de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, los siete Directores Editoriales del Centro Iberoamericano de Editores Paulinos (CIDEP): P. Aderico Dolzani (Argentina, Chile, Perú), P. Zolferino Tonon (Brasil), P. Vicente Miotto (Colombia, Ecuador, Panamá), P. Octavio Figueredo (España), P. Guillermo Vences (México), Hno. Darlei Zanon (Portugal), Cl. Jhoan Becerra (Venezuela, Bolivia), junto con el Administrador Delegado del Grupo Apostólico Continental, el P. Salvador R. Armas. En dicho encuentro se eva-


luaron los proyectos editoriales que se están realizando actualmente; fue una ocasión propicia para reflexionar y poner ideas en común de cara al apostolado y al servicio de las 18 naciones que componen la realidad apostólica iberoamericana de los editores paulinos.

Mª Ángeles López Romero, Autora del Año de la Editorial San Pablo El 21 de octubre pasado, la autora de “Papás blandiblup” recibió el galardón que la consagra como «Autora del Año» de la Editorial SAN PABLO. El premio de «Autora del Año» viene refrendado por el éxito de su libro “Papás blandiblup”, ya en su tercera edición, y por la edición de su último libro, “Morir nos sienta fatal”, una conversación a tres bandas entre la autora, Antonio González-Garzón, médico cirujano, y Marta López Alonso, enfermera y teóloga. Mª Ángeles López recibió el galardón de manos del Director General de SAN PABLO, el P. Juan Antonio Carrera.

INFINITO +1 y SAN PABLO colaboran juntos

Congo: Testimonio de un cooperador

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urante la celebración de apertura del Centenario, realizada en Lubumbashi el 20 de agosto, uno de nuestros colaboradores de Katanga, Gabriel Ilunga, intervino para dar su testimonio: “Mi nombre es Gabriel Ilunga. Soy escritor, sociólogo y asesor de comunicación. De nacionalidad congolesa, vivo en la ciudad de Lubumbashi. Encontré a las Hijas de San Pablo cuando era adolescente y ya desde el primer encuentro me dieron mucha confianza. Iba a menudo a su sala de lectura y pasaba mucho tiempo leyendo. Poco a poco la reflexión y la lectura favorecieron mi crecimiento. Las hermanas que acompañaron mi camino me transmitieron una gran pasión por el libro. Las Paulinas me ayudaron también a llegar a la universidad de Lubumbashi y así para mí se abrieron las puertas del futuro. Hoy soy un feliz escritor de diversos libros, me siento apóstol y parte del gran árbol de la Familia Paulina. Inmensa gratitud a las Hijas de San Pablo que han suscitado en mí el amor a Dios, al prójimo y a la Virgen María. Hay una frase del beato Santiago Alberione, que es muy querida para mí, plena de sentido y verdad: ¡Oh, escritor paulino, el fruto depende más de tus rodillas que de tu pluma!”.

Desde el 11 de noviembre pasado, ya está a la venta en las librerías de la Editorial San Pablo, dos nuevas producciónes de Infinito + 1, la productora del novedoso documental “La última cima”, que sigue batiendo records en venta. Estas dos nuevas entregas, a las que auguramos también un notable éxito, son: “Te puede pasar a ti”, y el disco de villancicos “A ti, niño”. La primera es un documental en DVD que recoge conversiones actuales al catolicismo en todo el mundo (el presentador y director, Juan Manuel Cotelo, conversa con personajes variopintos: desde un boxeador a una estudiante, un escultor o una actriz, sobre cómo un día cada uno de ellos se encontró con Jesucristo y su vida cambió. En México, Japón, Francia, China, España, Estados Unidos... etc. se suceden las conversiones. El resultado de este trabajo es provocador y sorprendente.

El cardenal Rouco Varela presidió la presentación del libro «Juan Pablo II. La biografía» El libro, escrito por Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, se presentó el 13 de diciembre pasado en la sede de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. El cardenal Rouco Varela, que estaba en la mesa de contertulios, declaró que es «un libro muy interesante, sobre todo en esa relación del papa Juan Pablo II y con él de la Iglesia con el mundo», es «historia caliente y viva» «de un protagonista de la historia moderna de la Iglesia y de la historia». El acto, moderado por Gabino Uríbarri-Bilbao, contó, además, con la presencia de Rodolfo Martín Villa, ex vicepresidente del Gobierno de España; Paloma Gómez Borrero, periodista, corresponsal de la Cadena Cope en Roma-Vaticano; Tiscar Espigares Pinilla, de la Comunidad de Sant’Egidio, y Juan Antonio Carrera, director general de San Pablo. Entre los asistentes, numerosas caras conocidas, como Juan José Laborda, ex presidente del Senado y miembro del Consejo de Estado; José María Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid; o el metropolita Policarpo del patriarcado de Constantinopla.

LA BRÚJULA da su tercer premio El 28 de septiembre pasado, Leticia de Leonardo recibió el III premio “La Brújula”, por su novela La esfera de cristal de Murano. La entrega del premio contó con la presencia de Fernando Lalana, premio nacional de literatura infantil y juvenil; José Luis Cortés, durante muchos años editor en SM; Paloma Orozco, directora de la colección «La Brújula», y el P. Octavio Figueredo, Director Editorial de SAN PABLO. El P. Juan Antonio Carrera, Director General de SAN PABLO, procedió a la entrega del premio.

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RESEÑAS os dam e n FIRMES EN LA FE m Reco JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ LUCIO (ED.), 365 DÍAS CON JUAN XXIII, SAN PABLO, MADRID 2011. 392 PÁG. 14,00 EUROS.

Dice el autor que “Juan XXIII, el papa bueno, es el hombre de la Providencia que ha reconsagrado la historia y las palabras sin olvidar el diálogo, que ha sabido leer los “signos de los tiempos”; que vive no sólo la comunión de los santos, sino que vive también entre la gente pobre y en los esfuerzos de todos aquellos que han tomado en serio el sueño de la humanidad unida y de una Iglesia renovada al servicio de los demás”. El P. José Mª Fernández Lucio ha preparado una obra en la que, día a día, nos invita a acompañar, meditar y orar con el papa de la bondad, para empaparnos de su sencilla y a la vez, profunda espiritualidad. ALVARO SANTOS. Thomas Merton

Emma Martínez Ocaña

CONJETURAS DE UN ESPECTADOR CULPABLE

BUSCADORES DE FELICIDAD

Sal Terrae, Santander. 414 pág. 22 euros. Estas páginas son un diálogo implícito con otras mentes, un diálogo en el que suscitan preguntas, pero sin esperar hallar «respuestas». Como el mismo Merton señala: «No tengo respuestas claras a las preguntas que andan por ahí. Tengo preguntas, y, de hecho, creo que a un hombre se le conoce mejor por sus preguntas que por sus respuestas.

Mariola López Villanueva, RSCI

Mª Ángeles López Romero

UNGIDAS

MORIR NOS SIENTA FATAL

Sal Terrae, Santander. 173 pág. 11,50 euros. Teniendo como base la pedagogía ignaciana de los Ejercicios, ahonda en la experiencia de las mujeres del Evangelio. Al profundizar en los relatos donde aparecen personajes femeninos, descubre en ellos las cuatro llamadas a la vida adulta: la llamada a la identidad, a la intimidad, a ser generativas y a la integridad, como un camino de ahondamiento y de maduración.

Mireille Bourret

EL PODER DE LA EMPATÍA Sal Terrae, Santander. 141 pág. 14 euros. No existe verdadera intimidad sin empatía. Esta implica un reconocimiento del otro, tanto en lo que respecta a su presencia física como en lo relacionado con sus emociones, sus deseos, sus sentimientos y sus ideas. ¿Por qué ser empático? ¿Cómo llegar a serlo? ¿Qué papel desempeña la empatía en las relaciones sociales? ¿Cómo puede ser útil en las soluciones de conflictos?

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Narcea, Madrid. 285 pág. 15 euros. La autora, partiendo del convencimiento de que todas las personas somos buscadoras de felicidad, propone unos senderos modestos pero fiables para ir en su búsqueda. Unos caminos capaces de ser transitados por todas las personas creyentes o no, y al tiempo llenos de sabiduría espiritual.

San Pablo, Madrid. 304 pág. 12,30 euros. Una conversación sincera, profunda y enriquecedora entre la autora, Mª Ángeles López Romero; una enfermerateóloga especializada en cuidados paliativos y sufrimiento, Marta López Alonso; y Antonio González Garzón, cirujano militar con años de experiencia profesional y vital. Un diálogo entrañable a vida y muerte.

Chiara Bartoglio

LA ESPERANZA NO HACE RUIDO Paulinas, Madrid. 144 pág. 10,20 euros.

Existen muchas experiencias de vida, quizá silenciosas, que no salen en los telediarios, pero que también deben conocerse, porque hay una necesidad inmensa de recuperar y redescubrir la esperanza. Es el mensaje de este libro: una serie de testimonios de personas, en apariencia normales, pero que llevan dentro de sí algo muy especial.


RESEÑAS

RESEÑAS Pedro Miguel Lamet

LAS PALABRAS VIVAS

Paulinas, Madrid. 200 pág. 11,50 euros. El propósito de este libro, situado en la frontera de la creación literaria, la exégesis y un tímido acercamiento a la vivencia mística, intenta barruntar qué sentiría Juan, el amigo de Jesús, al reclinar la cabeza sobre el pecho del Maestro a partir de las «palabras vivas», conservadas en el evangelio más sugerente y profundo que ha llegado a nosotros. Viene a ser un comentario de Juan escrito por el propio Juan.

Ángel Barahona Plaza

EL SIERVO DE YHVH Buenanueva, Madrid. 242 pág. 20 euros. Pedidos: 91 759 79 68 Hay figuras en la tradición escrita y en la historia judeocristiana que no dejan lugar a la ambigüedad: perdonar a los que nos hacen violencia, porque no saben lo que hacen, poner la otra mejilla, bendecir al que nos persigue, testificar con la vida un amor por encima del miedo a la muerte o al no ser, todo esto está prefigurado en el Siervo de YHVH.

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MI CIRCUITO SE LLAMA PARAÍSO Paulinas, Madrid. 152 pág. 12,50 euros. ¿Cómo definiría a una persona que sube a un coche para un largo viaje, que no recuerda de dónde ha salido y que no sabe a dónde llegará? Supongamos que el coche es nuestra identidad y el recorrido nuestra vida. Se sale del Más Allá y se vuelve al Más Allá. «Circuito Paraíso» significa, en consecuencia, el Paraíso en cuanto base de partida y de llegada.

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POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS San Pablo, Madrid. pág. euros. Se trata de una historia de la Iglesia que no sigue los parámetros convencionales, sino que se centra en sus obras de caridad, en sus frutos. Y ello es así porque el autor plantea la “duda razonable” entre el amor de Dios que ha acompañado siempre la predicación de la Iglesia y su efectiva puesta en práctica por parte de los cristianos.

SAN PABLO

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«El haz luminoso de la espiritualidad cristiana se refracta en diferentes espiritualidades inspiradas por las diversas formas de existencia cristiana y sus distintas misiones específicas. Todas tienen un sólido fondo común. Todas tienen asimismo su específica singularidad. Un presbítero secular no es un monje ni un religioso ni un laico. Menos aún un “religioso rebajado” o un “laico promocionado”. Es

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JUAN DE LA CRUZ San Pablo, Madrid. 544 pág. 22 euros. Carlos Ros pretende penetrar en la vida y escritos del santo de Fontiveros. Iba para cartujo y Teresa de Jesús lo convirtió en descalzo, que aúna el retiro de la oración con la apertura al mundo. Juan elegirá siempre la vida oculta de silencio, oración y penitencia, pero no rehusará los oficios (tuvo varios y de alta responsabilidad).

Juan de Ávila

ME FÍO DE DIOS Ciudad Nueva, Madrid. 112 pág. 8 euros. El pasado mes de agosto, Benedicto XVI realizó un anuncio desde hace tiempo esperado: san Juan de Ávila será proclamado doctor de la Iglesia universal. En aquella ocasión dijo: «Invito a todos a que vuelvan la mirada hacia él (...) para que, perseverando en la misma fe de la que él fue maestro, modelen su corazón según los sentimientos de Jesucristo, el Buen Pastor...».

La revista Cooperador Paulino no tiene ánimo de lucro, está concebida como un medio al servicio de la difusión de la Palabra de Dios. No obstante, animamos a los lectores a participar en los gastos generales de la revista y agradecemos su colaboración mediante una aportación voluntaria.


NOVEDADES ENCONTRAR Y POSEER EL TESORO ESCONDIDO El arte de la búsqueda interior José Tolentino Mendonça - 136 páginas - P.V.P. con IVA: 10,00 € En este libro está presente de una forma singular el tema del camino y de los muchos senderos que nos pueden ayudar a ver, oír y sentir la ternura de Dios. Para ello hay que cultivar un arte, el de la búsqueda interior que, en contacto con la realidad de nuestro mundo, nos puede ayudar a encontrar el tesoro escondido dentro de nosotros, en el mensaje del Evangelio y en la persona de Cristo. José Tolentino Mendonça es uno de los grandes autores de la poesía portuguesa de estos últimos años. Se ha especializado en Estudios Bíblicos por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Es profesor de Nuevo Testamento en la Universidad Católica Portuguesa de Lisboa. Recientemente ha sido elegido por la Universidad de Nueva York como Straus Fellow.

LA ESPERANZA NO HACE RUIDO Chiara Bertoglio - 144 páginas - P.V.P. con IVA: 10,20 € Existen muchas experiencias de vida, quizá silenciosas, que no salen en los telediarios, pero que también deben conocerse, porque hay una necesidad inmensa de recuperar y redescubrir la esperanza. Es el mensaje de este libro: una serie de testimonios de personas, en apariencia normales, pero que llevan dentro de sí algo muy especial. Chiara Bertoglio vive en Turín (Italia) y es concertista de piano y musicóloga. Periodista en el semanario diocesano La Voce del Popolo. Ha obtenido un máster en Historia del pensamiento teológico por la Universidad de Roma, Tor Vergata y el Ateneo Pontificio San Anselmo. Ha publicado varios libros y numerosos artículos sobre espiritualidad y teología.

MI CIRCUITO SE LLAMA PARAÍSO Carlo Nesti - 152 páginas - P.V.P. con IVA: 12,50 € ¿Cómo definirías a una persona que sube a un coche, posiblemente, para un largo viaje, que no recuerda de dónde ha salido y que no sabe a dónde llegará? Supongamos que el coche es nuestra identidad y el recorrido nuestra vida. Se sale del Más Allá y se vuelve al Más Allá, cada uno con su kilometraje. «Circuito Paraíso» significa, en consecuencia, el Paraíso en cuanto base de partida y de llegada para todos nosotros. El autor de Mi psicólogo se llama Jesús, expone en este libro las principales experiencias de su vida, relatadas con un lenguaje ágil y muy ameno, ayudándonos a entender que los principales problemas de la vida se pueden superar y encontrar su verdadero significado desde la fe en Jesús.

Carril del Conde, 62 - 28043 MADRID Tel.: 917 218 984 - Fax: 917 590 204 E-mail: pedidos@paulinas.es - www.paulinas.es

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Resina, 1 • 28021 Madrid • Tel.: 917 987 426 / 427 • Fax: 915 052 050 ventas@sanpablo.es • www.sanpablo.es

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