JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO, SOLEMNIDAD San Lucas 23,35-43 En aquel tiempo, el pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
«Acuérdate de nosotros, Señor, cuando estés en tu Reino»
Cl. Omar Delgado, SSP
El único Reino de Dios
Hoy terminamos el año litúrgico con la Solemnidad de Cristo Rey. Pero, ¿qué significa para nosotros hoy que Jesús es nuestro Rey? Cuando el entonces papa Pío XI instituyó esta fiesta en el año 1925, la sociedad estaba marcada por las extremas tendencias ideológicas, y la Iglesia quería mostrar al mundo que Cristo es Rey, un rey distinto de lo que acostumbramos pensar (con poder, fuerza militar, etc.). Es un Rey que vino para hacerse semejante a nosotros, excepto en el pecado, como servidor y salvador. Así, debe ser comprendido sin utilizar la imagen que de la realeza tenemos. Más bien, tenemos que asimilar esta concepción del Reino que proclama Jesús como algo ajeno a nuestra concepción humana. Las lecturas nos presentan a Jesús como Rey. La primera lectura prepara la venida de Jesús como descendiente de David para heredar una forma de realeza. David fue el líder de Judá y efectivamente
todas las tribus de Israel fueron a él para hacerle el rey de todo Israel. Reconocieron que durante el reinado de Saúl, David ya actuaba como rey y como el líder de Israel. Y, ¿cómo es esto? Este niño era un pastor sencillo pero fue elegido rey. Esta sencillez de un pastor depende del verdadero Rey que es Dios y su poder. Su reino en la tierra se expandió. Y este es el reino de Jesús, porque él es el verdadero rey de la casa de David y es también el Hijo de Dios. Además, Jesús hereda de David su rol de pastor y su dependencia del poder de Dios. Pero su realeza es distinta que el reino terreno de David. Quizá, Jesús continuaría la manera de cómo David pastoreaba al pueblo y su dependencia del poder divino. Lo señala adecuadamente san Pablo: «Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura… Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo» (Col 1,12-20). Esto nos