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La ceguera, un reto en la consulta veterinaria

Alimentación del gatito en crecimiento

Hasta los 12 meses de edad, aproximadamente, se recomienda dar a los gatitos un alimento que les aporte la energía y los nutrientes adecuados a esa etapa vital, en la cantidad adecuada para garantizar que se cubren sus necesidades energéticas.

Marta Hervera

Veterinaria, PhD, Especialista Europea EBVS® en nutrición veterinaria y comparativa, Acre. AVEPA GENC www.expertpetnutrition.com

El periodo de crecimiento posterior al destete del gatito va desde alrededor de las 8 semanas de vida hasta los 12 meses de edad. Las necesidades nutricionales y energéticas en esta fase son diferentes de las del gato adulto, y deficiencias o excesos nutritivos en esta fase pueden tener consecuencias directas sobre el crecimiento y la salud del gatito. Hasta los 4-5 meses el gatito va a crecer de forma rápida (aproximadamente a una media de 100 gramos a la semana); a partir de esta edad el crecimiento va a tener una progresión más sostenida y se enlentece cuando el gatito alcanza alrededor del 80 % del peso adulto y hasta los 10-12 meses, en los que finaliza su desarrollo.

Requerimientos nutritivos

Para permitir un desarrollo adecuado, es imprescindible administrar un alimento que cubra sus necesidades nutritivas específicas durante toda la fase de crecimiento (hasta el año de edad), y en las cantidades que permitan cubrir sus necesidades energéticas (figura 1).

Es habitual que antes del final de su desarrollo el gatito sea esterilizado. La esterilización no afecta el desarrollo: el gatito va a seguir creciendo posteriormente, pero sí puede afectar a las necesidades de energía. Las necesidades energéticas del gatito pueden disminuir posteriormente a la esterilización y, si la ración no se adapta a la situación, se puede favorecer el sobrepeso. Sin embargo, aunque en muchos casos es ción. El alimento seco es más denso energéticamente que el húmedo, lo que puede estar indicado en fases de alta demanda nutricional; y el húmedo aporta menos calorías, lo que puede ser útil para moderar el aporte energético en fases más tardías del desarrollo.

Los suplementos en nutrientes no están indicados en esta fase: un alimento completo para el crecimiento con garantías aporta todos los nutrientes necesarios y la suplementación de más podría causar alteraciones y desequilibrios nutritivos y consecuencias negativas en el desarrollo del gatito.

Pueden administrarse alimentos extra (premios, chucherías, etc.) para premiar y educar al gatito, sin embargo, estos extras no deben suponer más de un 10 % de la energía diaria para no causar desequilibrios nutritivos ni exceso de aporte energético. Se recomienda no dar leche de vaca a los gatitos, ya que durante el desarrollo van a perder la capacidad de digestión de la lactosa y, en ciertas cantidades, contribuye al desarrollo de gases y diarrea.

La opción de la administración a voluntad está indicada en la primera fase del desarrollo para permitir una ingestión adecuada dada la alta demanda nutritiva. Sin embargo, la forma de alimentación debe adaptarse a cada caso y se debe valorar su idoneidad mediante el seguimiento de la ganancia de peso y la condición corporal. En fases posteriores, si se detecta un engrasamiento excesivo o si el gatito se esteriliza, puede ser necesario el control de la ración ofrecida. La cantidad según la edad y el peso puede estimarse mediante fórmulas (figura 1) y establecer la cantidad de alimento diario o partir de las recomendaciones del productor del alimento.

La cantidad diaria se repartirá en varias comidas; en gatitos de menos de 6 meses se recomienda administrar 3 o más comidas y en gatitos mayores, al menos 2.

El gatito, durante su fase de crecimiento rápida, requiere altos niveles de energía, por lo que en esta etapa están indicados alimentos con densidades altas en energía e incluso la administración a voluntad.

No está en ningún caso recomendado administrar dietas para gato adulto en gatitos en crecimiento, ya que hay riesgo de deficiencias, dado que el perfil nutricional para un gato adulto no es el adecuado para el crecimiento.

Los suplementos en nutrientes no están indicados en esta fase: un alimento completo para el crecimiento con garantías aporta todos los nutrientes necesarios y la suplementación de más podría causar alteraciones y desequilibrios nutritivos y consecuencias negativas en el desarrollo del gatito.

La cantidad diaria se repartirá en varias comidas; en gatitos de menos de 6 meses se recomienda administrar 3 o más comidas y en gatitos mayores, al menos 2.

necesario ajustar el aporte energético, el aporte de nutrientes clave en las cantidades adecuadas para el crecimiento y desarrollo óptimo (ver cuadro) siguen siendo necesario.

Plan nutricional

El alimento que se administra debe aportar la energía y nutrientes adecuados a la fase de crecimiento del gatito, y provenir de un productor reputado y con garantías. Un alimento de este tipo debe darse durante toda la fase de crecimiento hasta los 12 meses de edad.

El gatito, durante su fase de crecimiento rápida, requiere altos niveles de energía, por lo que en esta etapa están indicados alimentos con densidades altas en energía e incluso la administración a voluntad. Sin embargo, un engrasamiento excesivo es un riesgo que debe irse controlando mediante la evaluación física del gatito de forma periódica.

En fases más tardías del crecimiento, y especialmente si el gatito se ha esterilizado, las necesidades en energía disminuyen, con lo que el riesgo de engrasamiento excesivo es mayor. Para favorecer el control del engrasamiento se recomienda la introducción de alimentos para gatitos en crecimiento con menor densidad en energía entre las referencias que existen o incluso alimentos específicos para gatitos esterilizados y/o establecer un racionamiento de la cantidad ofrecida. No está en ningún caso recomendado administrar dietas para gato adulto en gatitos en crecimiento, ya que hay riesgo de deficiencias, dado que el perfil nutricional para un gato adulto no es el adecuado para el crecimiento.

Tanto opciones secas como húmedas están indicadas, y también su combina• El peso, la ganancia de peso (diaria, semanal): - Se recomienda pesar semanalmente al gatito hasta los 4 meses y bisemanalmente posteriormente. - Aunque la velocidad de crecimiento depende de la raza, estado nutricional,

etc. se estima que: hasta los 5 meses el crecimiento medio esperado es de unos 100 gramos por semana, posteriormente en los machos es de unos 20 gramos y en las hembras de unos 11 gramos diarios, hasta alrededor de los 7-8 meses en el que alcanzan el 80 % del peso adulto y el crecimiento se ralentiza hasta aproximadamente los 10 meses (NRC, 1986).

• La condición corporal: aunque la escala de puntuación de la condición corporal (PCC) no está puesta a punto para la fase de crecimiento, se recomienda su uso a falta de herramientas específicas para evaluar el exceso de engrasamiento del gatito, especialmente en las fases más tardías del crecimiento. La

PCC debe mantenerse en 5 en la escala de 9 puntos. • Otros parámetros como la consistencia fecal, nivel de actividad, apetito, estado de la capa, etc. pueden ser también indicadores inespecíficos de la idoneidad nutricional.

Figura 1. Estimación de las necesidades energéticas en gatitos en crecimiento. Fuente: FEDIAF 2021.

Edad

Algunos puntos clave de las necesidades nutritivas específicas del gatito en crecimiento:

• Proteína: adecuado aporte de aminoácidos esenciales. • Grasa: adecuado aporte de ácidos grasos esenciales y de DHA (ácido docosahexaenoico). • Minerales: aporte adecuado a las necesidades específicas teniendo en cuenta las interacciones entre ellos. Las deficiencias causan alteraciones del desarrollo.

Seguimiento

Bibliografía:

The European Pet Food Industry Federation. Nutritional Guidelines for Complete and Complementary Pet Food for Cats and Dogs. (Bruselas, 2021) National Research Council (U.S.). Ad Hoc Committee on Dog and Cat Nutrition. Nutrient Requirements of Cats. (National Academies Press, 1986). WSAVA. https://www.wsava.org/Guidelines/GlobalNutrition-Guidelines. Body Condition Score - cat (2018).

Leishmania, cambio climático y fauna silvestre: razones para estar alerta también en el norte

Tanto los datos de seroprevalencia en perros como los de prevalencia en fauna silvestre y sus tendencias temporales ponen de manifiesto la aparente expansión de Leishmania infantum en la península ibérica.

Álvaro Oleaga Ruiz de Escudero PhD, MSc, DVM

Investigador - Veterinario especialista en fauna silvestre S.E.R.P.A. (Empresa Pública Sociedad De Servicios Del Principado De Asturias S.A.)

Durante los últimos años, los rápidos cambios apreciados en nuestro planeta, una creciente concienciación social y, en última instancia, la funesta aparición y expansión mundial de la covid-19 han puesto tristemente de moda términos como “cambio climático”, “calentamiento global”, “enfermedades compartidas” y “zoonosis”. misión mediada por vectores viene determinada por las condiciones del medio2,3,4 .

Leishmaniosis canina en el norte de la península: fauna silvestre como fuente de información

El norte de la península ibérica, históricamente considerado una región no endémica de Leishmania5,6,7, ha sido recientemente definido como una zona “hipoendémica” para este protozoo atendiendo a los últimos estudios efectuados en perros, que arrojan seroprevalencias menores al 7 % en una franja que va desde Navarra hasta la costa gallega8. Al igual que en el resto del norte

peninsular, en el caso concreto del Principado de Asturias los datos publicados sobre esta zoonosis en animales domésticos son escasos y centrados en el estudio de la presencia de anticuerpos en perros, con seroprevalencias comprendidas entre el 1,7 % y el 4,7 % durante la última década7,8,9 .

El reciente desarrollo de técnicas de diagnóstico molecular como la PCR ha permitido confirmar la notable diferencia existente entre el porcentaje de perros infectados por Leishmania y el de los que llegan a seroconvertir, manifestar signos clínicos o enfermedad6,10,11. Estas técnicas han resultado también cruciales para el estudio de la presencia del parásito en presencia de material genético de Leishmania (sin lesiones compatibles detectadas) en el 28 % de 156 carnívoros silvestres muestreados18. Tejones (n=53) y zorros (n=48) ofrecieron prevalencias del 26 % y 29 %, respectivamente, en una región donde no habían sido publicados hasta la fecha datos sobre casos autóctonos de leishmaniosis en perros.

En el Principado de Asturias se estudió la presencia de L. infantum en muestras de 102 lobos (y otros 45 carnívoros silvestres incluidos en el estudio) muestreados entre 2008 y 201419 en el marco de la Red de Vigilancia sanitaria de fauna silvestre. La prevalencia media obtenida mediante PCR en bazo fue de un 40 % para todos los carnívoros muestreados, mientras que la presencia de material genético de Leish-

mania fue confirmada en un 33 % de los lobos analizados y en un 46 % de los zorros incluidos en el trabajo. El parásito se detectó en animales procedentes de la práctica totalidad de la geografía asturiana, y en ningún caso se detectaron clínica ni lesiones compatibles con leishmaniosis asociadas a los individuos positivos. Esta condición asintomática de los lobos estudiados concuerda con la ausencia de anticuerpos frente a Leishmania registrada en un estudio previo en el que se analizaron 39 lobos asturianos, a pesar de que en 18 de ellos sí que fue posible detectar la presencia de DNA del protozoo20. La comparación de los resultados obtenidos para los animales muestreados entre 2008 y 2014 con los de un trabajo de investigación previo efectuado sobre carnívoros silvestres muestreados entre 1990 y 200721 reveló un aparente aumento de

El norte de la península ibérica, históricamente considerado una región no endémica de Leishmania5,6,7, ha sido recientemente definido como una zona “hipoendémica” para este protozoo atendiendo a los últimos estudios efectuados en perros, que arrojan seroprevalencias menores al 7 % en una franja que va desde Navarra hasta la costa gallega8 .

Teniendo en cuenta que más del 60 % de las enfermedades emergentes en el ser humano tienen un origen animal1, estos términos llevan ya mucho tiempo presentes en la mente y trabajo diario de los profesionales veterinarios. La vigilancia sanitaria de fauna silvestre es uno de los campos en los que la indisoluble relación entre salud animal, ambiental y humana que defiende el concepto One Health resulta más evidente y la leishmaniosis, un magnífico ejemplo al respecto: una enfermedad provocada por un protozoo (Leishmania infantum) que afecta al ser humano y otras especies de mamíferos domésticos y silvestres -con el perro como su principal reservorio- y cuya trans-

Ingrid Curry/shutterstock.com

diferentes especies de fauna silvestre y avanzar en la comprensión del papel que desempeñan en la epidemiología de la enfermedad12,13 .

Un importante brote recientemente registrado en el Sur de Madrid, con 691 casos de leishmaniosis humana diagnosticados entre 2010 y 201614, representa un claro ejemplo de la necesidad de emplear el enfoque One Health para el estudio de zoonosis. En este llamativo brote la liebre ibérica y el conejo silvestre fueron identificados como los principales reservorios implicados en la transmisión y proliferación de la enfermedad15,16, y los cambios ambientales provocados por el ser humano (en este caso, la construcción de un gran parque periurbano en la zona) señalados como un factor determinante a la hora de explicar el brote13 .

El reciente desarrollo de técnicas de diagnóstico molecular como la PCR ha permitido confirmar la notable diferencia existente entre el porcentaje de perros infectados por Leishmania y el de los que llegan a seroconvertir, manifestar signos clínicos o enfermedad6,10,11 .

Un estudio retrospectivo efectuado por Ruiz-Fons y colaboradores17 tras el citado brote de Madrid analizó muestras de bazo de 94 liebres recogidas entre 2004 y 2010 en 6 regiones geográficas de la península. El parásito fue detectado en animales de las 6 regiones estudiadas, y se obtuvo una prevalencia media de un 43,6 % para toda la península. Uno de los datos más llamativos de este trabajo fue que las liebres europeas muestreadas en la región atlántica fueron las que presentaron una prevalencia más alta, concretamente del 64,3 %. Esta elevada prevalencia registrada en la región atlántica representa uno de los primeros avisos sobre una presencia de este protozoo más extendida en el Norte de España, al menos en áreas rurales, de lo estimado hasta ese momento.

Otro interesante trabajo desarrollado en el País Vasco entre 2001 y 2006 mostró la

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