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Sección Inprovo
from Avium 1
by Grupo Asís
María del Mar Fernández Poza. Directora de Inprovo
La tormenta perfecta para los productores de huevos
Los productores ganaderos, y los de huevos en especial, han sufrido en los dos últimos años un continuo aumento de los costes de los piensos, que en los destinados a ponedoras alcanzaba el 50 % en febrero. Y tras el inicio de la guerra en Ucrania, las previsiones para el mercado de las materias primas empleadas en alimentación animal no pueden ser más preocupantes.
Los altos costes no deberían ser un problema para los productores si pudieran transferirlos a sus clientes vía precio. Sin embargo, y a pesar del esfuerzo legislativo hecho con la ley de mejora del funcionamiento de la cadena alimentaria, la realidad es que el poder de negociación de los productores primarios, con productos perecederos que vender, sigue estando muy lejos del equilibrio con sus contrapartes, grandes clientes de la distribución, la industria alimentaria o la hostelería, que suponen cuotas importantes de las ventas de muchos operadores y siguen estableciendo sus propias reglas.
LA ESCASA CAPACIDAD DE NEGOCIACIÓN DEL SECTOR
Los productores se encuentran atrapados entre sus principales proveedores (de alimentos, genética, equipos o medicamentos), con precios rígidos y una limitada capacidad de negociación, y sus mayores clientes, con los que no logran acordar mecanismos automáticos de actualización de los precios en función de los cambios en los costes de producción. En consecuencia, los incrementos de costes de los últimos meses han evolucionado a un ritmo mucho mayor que los precios de venta. Y los márgenes de las empresas se han reducido hasta entrar en pérdidas, lo que compromete su futuro. Pero la peor amenaza no es tanto el alto coste del grano, sino que el descenso de la producción y de las exportaciones de cereal desde Rusia y Ucrania puedan provocar un desabastecimiento, que cambie por completo el panorama de la ganadería y del sector agroalimentario comunitario. Y que llegue a poner en riesgo nuestra seguridad alimentaria. Además, esta situación tan desfavorable ha sorprendido al sector del huevo en pleno proceso de cambio, con importantes inversiones en las granjas para sustituir las jaulas acondicionadas por sistemas de producción alternativos en toda la Unión Europea, como parte de su estrategia “De la granja a la mesa”. En buena medida los clientes han adoptado ya compromisos de no comprar huevos de gallinas en jaula a partir de determinada fecha. Decisiones tomadas sin acordar antes cuestiones de fondo como la capacidad financiera para acometer las inversiones, o que los precios de los huevos alternativos tendrán que compensar la amortización de los equipos y los sobrecostes de producir en sistemas sin jaula. Y seguimos sin tener garantías de que lleguen las ayudas anunciadas por la UE para la sustitución de las jaulas. Solo mediante un diálogo constructivo que involucre a todas las partes implicadas podrán fijarse los plazos, ayudas y medidas a nivel nacional e internacional que permitan la sostenibilidad económica de la producción de huevos española tras la reconversión. La ganadería española está viviendo malos tiempos, y la avicultura de puesta tiene sus propios agravantes. En enero de 2022 se declaró el primer brote de influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) en una granja avícola de pavos, y hasta el 22 de marzo, ya suman otros 30 más, lo que hace de este un año atípico para la sanidad avícola en España. La IAAP ha producido desde octubre de 2021 unos 1.700 brotes en granjas de toda la Unión Europea y sigue amenazando con sumar muchos más durante la primavera.
SUMA Y SIGUE
Y tras dos años de pandemia el consumo de huevos ha bajado en todos los canales excepto el doméstico, sin que la mayor compra en los hogares compensara ese descenso. Por si no fuera suficiente esta cascada de incidencias acumuladas, llega el paro del transporte y sus tremendas consecuencias para el abastecimiento de las granjas y la expedición de sus productos. Escribo esto tras doce días de huelga salvaje, sin servicios mínimos ni acuerdo alguno para permitir el suministro de los servicios esenciales, viendo con preocupación e impotencia las dificultades del sector para mantener la actividad en estas circunstancias y mejorar las nefastas perspectivas que le acechan en el corto y medio plazo. No corren buenos tiempos para la avicultura de puesta, que parece estar en estos momentos bajo la tormenta perfecta.