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Hacer del transporte del gato un buen rato

Hoy en día los gatos salen del hogar cada vez con más frecuencia. Ya sea para acudir al centro veterinario, por ocio, o porque van a viajar con nosotros, es muy importante ayudar a elegir correctamente el transportín más indicado para ellos.

Existen muchos tipos de transportines en el mercado: rígidos, blandos, desmontables, de una sola pieza, con apertura y cierre de cremallera, en formato mochila. Pero, ¿cuál de todos ellos es el mejor?

Todos los cuidadores de gatos conocemos a la perfección las peculiaridades de nuestro compañero felino. Ellos, dada su condición de presa en la naturaleza y no solo de depredador, son animales territoriales y de rutinas que dan alto valor a la predictibilidad del entorno que les rodea, y se angustian y sufren estrés cada vez que se les presenta un cambio, más aún si este implica abandonar el hogar, el cual es su zona de confort y su territorio conocido.

Requisitos básicos del transportín

A la hora de sugerir uno u otro transportín para un gato hay que comprobar que cumple con una serie de requisitos, que tienen que estar siempre presentes.

Los gatos son territoriales y dan alto valor a la predictibilidad del entorno; se angustian y sufren estrés cada vez que se les presenta una situación en la que tienen que salir de su entorno.

Rigidez

El transportín de elección debe ser completamente rígido, desmontable en dos piezas de forma que se pueda separar la parte superior de la inferior cuando se necesite extraer al gato, sin necesidad de tirar de él ni bascularlo -lo que le generaría miedo y ansiedad-.

Capacidad

El transportín ideal debe ser 1’5 veces el tamaño del gato. Este tiene que caber holgadamente dentro del mismo, y debe poder levantarse totalmente, girar en una vuelta completa sobre sí mismo y tumbarse cómodamente.

Silencio

Deberá estar fabricado con materiales que no produzcan ruidos al ser manipulado o en caso de caída. Esto se aplica principalmente a los cierres de seguridad del transportín y a su puerta, los cuales deben ser de plástico duro y no de metal. Concretamente los cierres deben ser solo parcialmente desmontables, de forma que sea más difícil su caída al abrirlo y el extravío accidental de alguna pieza.

Visibilidad reducida

El transportín debe estar diseñado de tal manera que impida, casi en su totalidad, que el gato pueda ver el exterior que le rodea desde el interior. Como la visibilidad cero en cualquier transportín no existe, principalmente a causa del diseño de la puerta, siempre debemos acompañarlo de un cubre-transportín que consiga esa visibilidad cero necesaria para que el gato sea transportado libre de miedo y estrés.

Estabilidad

El transportín, en especial su suelo -es decir, la parte inferior-, debe proporcionar al gato una superficie rígida y estable sobre la cual reposar mientras viaja en su interior, sin bamboleos, desequilibrios, ni movimientos bruscos o inesperados.

Utilizar el asa para llevar el transportín genera un movimiento de vaivén que le provocará sensación de inestabilidad; por ello, es importante portarlo utilizando ambas manos y sujetándolo firmemente por la parte de abajo. También será más seguro así, ya que el asa podría romperse por el propio peso del animal.

Cómo ayudarle a aceptar el transportín

Sin embargo, elegir el transportín idóneo no resulta suficiente. Además de ello, el gato tiene que aceptar el mismo como parte integrante de su territorio; un elemento más de su zona de confort que le aporte sensación de control sobre el entorno. Debe hacerle sentir cómodo y seguro. Para conseguirlo, debemos seguir las siguientes pautas:

Integrar el transportín en el hogar

La percepción negativa que en numerosas ocasiones el gato tiene sobre su transportín suele estar asociada, en primera instancia, a una mala -o inexistente- socialización con el mismo desde las primeras etapas de su vida. Por ello, es importante que, desde el primer momento, el transportín forme parte del entorno y el gato tenga libre acceso a él, de forma que lo pueda utilizar como uno de sus lugares de descanso o refugio. Pre- miarlo cuando le veamos usarlo voluntariamente puede ayudar a que el felino establezca una asociación positiva “transportín-recompensa”, lo que fomentará que perciba su uso como una experiencia inocua y positiva.

El transportín de elección debe ser completamente rígido, desmontable en dos piezas y 1’5 veces el tamaño del gato.

Utilizar feromonas faciales sintéticas

Las feromonas sintéticas imitan a la feromona facial felina F3 que de forma natural el gato segrega mediante el frotamiento de su cara contra superficies, objetos, e incluso contra nosotros mismos, dejando así impregnado el entorno con su olor. Esto hace que se sienta seguro y relajado. Un difusor que libera al entorno constantemente esta feromona puede ayudar a reducir el nivel del estrés del gato ante un cambio o una situación atípica o nueva para él. Recomienda que rocíen su transportín con feromona sintética en spray cada vez que deba salir del hogar, por dentro y por fuera del mismo, unos 20 minutos antes de hacerle entrar en él, para potenciar el olor familiar y mitigar su sensación de angustia.

Acompañar al gato dentro del transportín con algunos de sus enseres

Recomienda a los cuidadores que introduzcan una manta o cojín cálido, mullido y suave que lleve su olor, así como algún objeto o juguete favorito -también impregnado con su olor-, generarán al gato sensación de familiaridad, calma y control, haciendo que se sienta más tranquilo y seguro dentro del mismo.

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