DOSIER DE
96 páginas, estucado mate, 12 mm de lomo (logo 50 %)
PRESENTACIÓN PARADA CARDIORRESPIRATORIA y REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR en perros y gatos
Primeros auxilios y soporte vital Dr. Enrique Ynaraja Ramírez
96 páginas, estucado mate, 12 mm de lomo (logo 50 %)
Parada cardiorrespiratoria y reanimación cardiopulmonar en perros y gatos Primeros auxilios y soporte vital
PARADA CARDIORRESPIRATORIA y REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR en perros y gatos
Primeros auxilios y soporte vital Dr. Enrique Ynaraja Ramírez
eBook
disponible
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PÚBLICO OBJETIVO:
En esta obra se describe el protocolo de actuación en reanimación cardiopulmonar (RCP): identificación del problema, medidas inmediatas, masaje cardiaco, ventilación asistida y respiración artificial. Se exponen las medidas de soporte vital avanzado y se revisan los trazados electrocardiográficos más frecuentes. Incluye también los tratamientos más extendidos, sus reglas de seguridad y las opciones terapéuticas clásicas y novedosas en parada cardiorrespiratoria en perros y en gatos.
✱ Veterinarios clínicos ✱ Estudiantes de Veterinaria FORMATO: 17 × 24 cm NÚMERO DE PÁGINAS: 216 NÚMERO DE IMÁGENES: 165 ENCUADERNACIÓN: tapa rústica ISBN: 9788418706660
14/12/21 11:40
PVP
45 €
FECHA DE PUBLICACIÓN ESTIMADA:
febrero 2022
Disponible versión para empresas con personalización, eBook y servicios adicionales.
Autor ENRIQUE YNARAJA RAMÍREZ Licenciado y doctor en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Certificado por AVEPA (Asociación Nacional de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales) en Cardiología y en Medicina Interna.
PUNTOS CLAVE:
➜ Manual muy práctico, de lectura sencilla y de consulta en urgencias. ➜ Información esencial y completa para atender estas urgencias específicas en cualquier situación y en cualquier lugar. ➜ Ofrece las pautas terapéuticas más novedosas y efectivas para la recuperación de los pacientes críticos.
Presentación de la obra Una parada cardiorrespiratoria supone una emergencia extraordinariamente grave a la que todos los veterinarios debemos saber responder. Identificar la situación, pedir ayuda y tomar las primeras medidas de soporte vital básico y primeros auxilios debe ser una respuesta automática y directa ante esta situación. No hay duda acerca de la gravedad del proceso y de que hay un cierto porcentaje de pacientes que no podrán superar la situación pese a nuestras atenciones, pero si estas son las correctas y se desarrollan del modo y manera indicados, cierto número de ellos serán capaces de volver a una respiración espontánea y un ritmo cardiaco fisiológico. Precisamente por estos pacientes es por lo que debemos instaurar todas las medidas de urgencia en todos los casos. El autor nos ofrece aquí una obra específica, completa, detallada y actualizada sobre todos los aspectos clínicos, diagnósticos, terapéuticos y de procedimientos de esta situación, frecuente, grave y de pronóstico incierto. La gran diferencia de este libro, frente a las demás publicaciones existentes, es su foco específico en el tema y su revisión cuidadosa y detallada sobre cada fase del problema, cómo identificarla y cómo afrontarla de forma práctica y efectiva.
Parada cardiorrespiratoria y reanimación cardiopulmonar en perros y gatos Primeros auxilios y soporte vital
El autor Enrique Ynaraja Ramírez Licenciado y doctor en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Certificado por AVEPA (Asociación Nacional de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales) en Cardiología y en Medicina Interna. Ha sido profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, así como de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia. Socio fundador de Cardiovet, empresa de telediagnóstico en cardiología veterinaria que da servicio de diagnóstico a más de 1.000 clínicas en España, Portugal y América Latina, y veterinario de Servicios Veterinarios Albeytar en La Vall d’Uixó, Castellón.
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Ha publicado 140 artículos en revistas de 18 países, ha participado en más de 500 cursos y congresos celebrados en 22 países y ha publicado 8 libros y numerosos cursos en Internet. También ha colaborado activamente en cursos y programas de formación, difusión, introducción de productos o lanzamientos con las principales empresas del sector veterinario de pequeños animales de España, tanto de productos farmacológicos como nutricionales.
Índice de contenidos 1. Asistencia esencial como primer interviniente Introducción Flujo de trabajo en el equipo en reanimación cardiopulmonar Procedimiento de reanimación cardiopulmonar
2. Evaluación inicial Introducción Consciencia Respiración Actividad cardiaca Si vis pacem, para bellum
3. Soporte vital básico y soporte vital avanzado Introducción ¿Cuándo comenzar? ¿Por dónde empezar? Ventilación Masaje cardiaco Respiración y ventilación asistida
4. Acceso vascular, medicamentos y fluidos Introducción Acceso vascular percutáneo del paciente en PCR Acceso vascular quirúrgico por disección o cut-down Acceso intratraqueal Acceso intraóseo y acceso intracardiaco Medicamentos en reanimación cardiopulmonar Fluidos en reanimación cardiopulmonar
5. Monitorización en reanimación cardiopulmonar Introducción ¿Qué paciente está en riesgo de entrar en parada cardiorrespiratoria? Diagnóstico y confirmación de parada cardiorrespiratoria Monitorización en reanimación cardiopulmonar Monitorización tras recuperar la circulación espontánea Capnógrafo y capnómetro Pulsioximetría Electrocardiógrafo Monitorización de la presión arterial
6. Electrocardiogramas en parada cardiorrespiratoria y toma de decisiones Toma de decisiones: paso 1. Evaluación del paciente mediante ECG Toma de decisiones: paso 2. Desfibrilación eléctrica o farmacológica Toma de decisiones: paso 3. Actuación frente a la asistolia
7. Desfibriladores eléctricos Introducción Tipos de desfibriladores Tipos de descarga eléctrica Tipos de electrodos Colocación de los electrodos
8. Control de la presión arterial en reanimación cardiopulmonar: fluidos y fármacos Introducción Hipotensión Estrategias para conseguir controlar la presión arterial en un paciente hipotenso
9. Recuperación de la circulación espontánea y acciones subsiguientes Introducción Funcionamiento cardiaco Respiración/ventilación Oxígeno Presión arterial Neuroprotección después de la recuperación de la circulación espontánea Otros tratamientos después de la recuperación de la circulación espontánea
10. Principios de comunicación y habilidades sociales Comunicación Habilidades sociales
Anexo Calificación, según el estudio RECOVER, de algunos de los procedimientos y tratamientos recogidos en los protocolos de acción y actuación ante una parada cardiorrespiratoria
Bibliografía
Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 Centro Empresarial El Trovador planta 8, oficina 50002 Zaragoza, España
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+34 976 461 480
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA y REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR en perros y gatos
Primeros auxilios y soporte vital Dr. Enrique Ynaraja Ramírez
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CAPÍTULO 3
SOPORTE VITAL BÁSICO Y SOPORTE VITAL AVANZADO
Introducción La reanimación cardiopulmonar (RCP) incluye una serie de maniobras y técnicas temporales y de aplicación inmediata que debemos intentar que estén normalizadas e incluidas en un protocolo regular de actuación y que están encaminadas a mantener un nivel suficiente de oxigenación en los órganos vitales cuando cesa la circulación espontánea en un individuo. Sin importar la causa u origen de la parada cardiaca o cardiorrespiratoria, el cese brusco y completo de la llegada de sangre oxigenada a ciertos órganos va a producir daños y lesiones irreversibles e incompatibles con la vida en dichos órganos y sistemas. Las maniobras de RCP pretenden prolongar la ventana de vida durante la cual los órganos vitales pueden soportar cierto grado de hipoxia sin desarrollar lesiones irreversibles, dando tiempo así a que se solucione el problema original y se recupere la circulación espontánea (ROSC) en el individuo. Por tanto, en todos los casos se trata de instaurar una serie de técnicas que contribuyan a mantener los órganos del paciente en parada cardiorrespiratoria (PCR) preservados en su integridad, de forma que, cuando se recupere la circulación y la respiración, se hayan evitado lesiones graves e irreversibles.
Esencialmente, se busca evitar el daño del sistema nervioso central que sea irreparable e incompatible con la vida, el pasar de la muerte clínica o aparente a la muerte biológica o real. Sin ninguna duda, evitar lesiones renales o hepáticas es también importante, pero en una PCR las lesiones cerebrales son las más tempranas y las que suponen una limitación en la recuperación del paciente. El objetivo es sustituir la función cardiaca y la respiratoria, de forma que el sistema nervioso central reciba una cierta cantidad de sangre oxigenada y se retrase la aparición de lesiones graves.
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Desde el año 2000, hay una recomendación internacional para evitar hablar de “masaje cardiaco”, ya que no se produce ningún contacto directo con el corazón en el masaje “externo” y ni siquiera se comprime directamente el órgano. La recomendación es hablar siempre de “compresiones torácicas”, término que describe con mayor precisión las maniobras que se practican. Por supuesto, la tradición lingüística médica y veterinaria tienen su peso y seguimos usando indistintamente los términos “masaje cardiaco” y “compresiones torácicas”. A lo largo de este manual usaremos ambos de forma indistinta. Teniendo en cuenta los objetivos de la RCP de conseguir una oxigenación suficiente de los órganos vitales, hay algunas ideas esenciales para considerarlas siempre ante una PCR (ver abajo). En nuestro esquema de trabajo, hemos resumido esta etapa de atención en PCR como ARCO (ver cap. 1). Habitualmente, se considera que el SVB incluye una serie de técnicas no instrumentadas (es decir, se hacen con nuestras propias manos, brazos, boca, capacidad de ventilación, etc.), mientras que, cuando se utilizan equipos, instrumentos, tubos, etc., se habla de soporte vital avanzado (SVA). Esta diferenciación nos marca que el masaje cardiaco externo con una respiración boca a boca es una técnica de SVB, mientras que el masaje cardiaco externo con un tubo endotraqueal y la ventilación con una bolsa ambú ya formaría parte de las técnicas de SVA.
Ideas esenciales en la reanimación cardiopulmonar ■
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Debemos iniciar de forma rápida y eficaz las maniobras de soporte vital básico (SVB). Una vez que hemos cumplido la primera etapa de atención a la víctima (seguridad, ayuda y constantes del paciente), no hay ninguna acción que sea más importante que el SVB; cualquier otra debe ser relegada hasta conseguir establecer y mantener un SVB adecuado. No hay ninguna razón para suspender el SVB hasta conseguir la recuperación de la circulación espontánea (ROSC) o hasta considerar que nuestras maniobras no son efectivas y no hay opciones de recuperación del paciente. La única razón correcta para suspender las maniobras de SVB es la colocación y manejo de un desfibrilador automático, semiautomático o manual, que exige la suspensión temporal del masaje cardiaco para colocar los electrodos y la suspensión temporal del mansaje cardiaco y de la ventilación para comprobar el ritmo cardiaco del paciente, si lo tuviera.
Soporte vital básico y soporte vital avanzado 3
Muchas veces pensamos que el SVA es más complejo, profundo y general y que lo comenzamos en nuestro paciente una vez conseguida la ROSC; en realidad, la definición académica se basa en el uso exclusivo de nuestro cuerpo o el uso de instrumentos y equipos adicionales. Técnicamente, se considera un soporte vital básico instrumentalizado (SVBI) cuando utilizamos algunos dispositivos sencillos, no invasivos, que no están limitados en su uso a los profesionales sanitarios cualificados (máscaras faciales, cánulas laríngeas y bolsas ambú). Cualquier persona, en general, puede realizar maniobras de SVB, aunque es recomendable que se realice un curso de aprendizaje previo. También pueden realizar SVBI y utilizar un desfibrilador semiautomático (DESA) después de realizar un curso básico de formación y manejo del equipo. El resto de maniobras más invasivas (en especial, el uso de fármacos) queda restringido al personal sanitario profesional y cualificado.
SVB: soporte vital básico. SVBI: soporte vital básico instrumentalizado. SVA: soporte vital avanzado. En nuestro caso, habitualmente estaremos en la clínica o el hospital, iniciaremos siempre las maniobras de SVB lo antes posible, detectaremos la PCR e iremos añadiendo técnicas más invasivas e instrumentalizadas según la ayuda disponible y el equipamiento que tengamos. Intubaremos al paciente tan pronto como sea posible, sustituiremos la respiración boca a boca/boca a nariz por ventilación boca a tubo y, lo antes posible, por ventilación con una bolsa ambú o conexión al ventilador automático de emergencia. Añadiremos un suplemento de oxígeno por cánula nasal, a través del tubo endotraqueal conectando el ambú o con el propio ventilador automático y, a partir de ahí, en función de la situación, la ayuda disponible y el equipamiento que tengamos, podremos ir aplicando más técnicas y tratamientos.
¿Cuándo comenzar? Es razonable iniciar la RCP después de 10 segundos de búsqueda de signos de respiración y cuando se trata de un paciente sin respuesta a nuestros estímulos, sin indicios de respiración espontánea y sin pulso arterial palpable o latidos cardiacos (choque de punta). Es decir, cuando comprobamos que tenemos un paciente en muerte clínica o aparente después de una evaluación cuidadosa pero rápida.
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Comprobación de los signos vitales ■ ■
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No hay consciencia: sin respuesta a estímulos auditivos, sensoriales o dolorosos (fig. 1). No hay pulso: no hay signos de actividad cardiaca, pulso periférico, choque de punta cardiaco o ruidos cardiacos en la cavidad torácica (fig. 2). No hay respiración: en 10 segundos no se escucha la respiración, no la detectamos (sentimos) en la boca/nariz del paciente y no hay movimientos de la pared torácica (fig. 3). 2
Figura 1. Falta de consciencia. Figura 2. Falta de pulso. Figura 3. Falta de respiración.
Si no hay respiración, no hay latido cardiaco y no hay consciencia, el paciente está en muerte clínica. No hay evidencias de lesiones graves producidas por una RCP aplicada correctamente en víctimas humanas, de forma que, incluso si no fuera necesaria la RCP, no tiene efectos perjudiciales en el paciente. Tampoco hay pruebas de efectos perjudiciales graves si se aplican maniobras correctas de SVB en un cuerpo sano.
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Si fuera necesaria la RCP y tardásemos en asegurarnos de que hay una PCR, el retraso en aplicarla sí que puede tener consecuencias perjudiciales en ese paciente. Hay que recordar que se estima que cada minuto de retraso disminuye hasta un 10 % la tasa de reanimación de las víctimas. Es probable que la misma premisa se pueda aplicar en nuestros pacientes.
¿Por dónde empezar? Nuestro esquema propone el sistema ARCO (o ABC, según las siglas inglesas de air, breath, cardiac). En primer lugar, se debe comprobar que las vías aéreas están permeables (no hay cuerpos extraños, sangre o vómito en la laringe/faringe o en la cavidad oral) y posicionar al paciente en una postura que facilite la permeabilidad de las vías aéreas). Después, se pasa a la segunda etapa: respiración. Más tarde, corazón: iniciamos el masaje cardiaco externo. Hoy en día hay algunas diferencias en protocolos de RCP acerca del orden en el que se deben iniciar las maniobras de SVB: ARCO o CARO, simplemente poniendo el corazón antes de las vías aéreas y la respiración. Algunos protocolos aplicados en medicina humana incluso sugieren que debe ser CARO en todos los casos menos en ahogamientos, en los cuales debe mantenerse el ARCO. Algunos recomiendan una primera respiración asistida “de rescate” y después comenzar el masaje cardiaco. Realmente, es muy complejo evaluar las ventajas o desventajas de estas opciones tan similares que solo retrasan o adelantan unos segundos una maniobra sobre la otra. Probablemente, hacer ambas con la mayor precocidad posible, con la mayor eficacia posible y de forma sostenida y regular es la máxima prioridad que debemos respetar. En cualquier caso, lo esencial es recordar que no podemos retrasar el inicio del masaje cardiaco por intentos fallidos al tratar de hacer una correcta ventilación asistida. Comenzar por el masaje cardiaco y retrasar unos segundos la primera ventilación asistida o iniciar el SVB con una o dos ventilaciones asistidas y apenas 4 o 5 segundos después iniciar el masaje cardiaco quizá no marque una gran diferencia en el éxito de nuestros casos de PCR en la clínica.
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Ventilación Veremos más detalles de ventilación asistida con respiradores automáticos en el apartado correspondiente. Ahora nos limitamos a las maniobras básicas con respiración boca a boca, boca a tubo o con una bolsa ambú.
Deben aplicarse diez respiraciones por minuto como frecuencia aproximada y de forma independiente de las compresiones torácicas. Es preferible aplicar la ventilación asistida a la vez que las compresiones torácicas y sin que haya interrupción. Esta maniobra exige la presencia de varias personas cualificadas para atender la RCP: una o varias se ocupan de las compresiones torácicas por turnos, otra se ocupa de la respiración asistida y, si hubiera más personal disponible, del acceso vascular, monitores, etc. Siempre que hay una sola persona para llevar a cabo la RCP, se realiza la ventilación con una frecuencia coordinada con el masaje cardiaco: por cada 30 compresiones torácicas, se realizan 2 respiraciones forzadas, para reanudar, de nuevo, las compresiones torácicas y repetir el proceso de forma regular y constante (30/2 es la recomendación actual de RCP). La respiración asistida es prioritaria al masaje cardiaco en casos de parada sin un origen cardiaco primario. En estos pacientes debe iniciarse la reanimación con ventilación asistida y debe ser antes. Cuando el origen del problema es cardiaco, es preferible cambiar ABC (air, breath, cardiac) por CAB (cardiac, air, breath): pasamos de ARCO (vías aéreas, respiración, corazón) a CARO (corazón, vías aéreas, respiración). El aire que respiramos tiene un 21 % de oxígeno (fig. 4). Cuando pasa por un circuito pulmonar, se consume un 5 % de oxígeno, dejando un 16 % en el aire espirado (siempre cifras aproximadas). Esto quiere decir que el aire que hay en los pulmones, ya “usado”, aún tiene un 16 % de oxígeno y puede aprovecharse más veces. Además, el masaje cardiaco por compresiones torácicas consigue cierta “compresión pulmonar” que origina un intercambio de aire entre los alvéolos y el exterior. No debemos olvidar la ventilación y, si es posible, hacerla con suplemento de oxígeno, pero no debemos olvidar tampoco que, si la sangre no transporta el oxígeno (no “circula” por bombeo cardiaco), da igual la cantidad de oxígeno que consigamos poner en los alvéolos, no habrá oxígeno disponible para las células. Del mismo modo, también hay que recordar que, en perros y gatos, es más frecuente encontrar una parada respiratoria que desemboca en
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Figura 4. Composición del aire. El aire atmosférico contiene un 21 % de oxígeno aproximadamente y se consume tan solo un 5 % en un ciclo respiratorio; el aire exhalado contiene todavía cerca de un 16 % de oxígeno.
cardiorrespiratoria que encontrar una parada cardiaca que desemboca en car cardiorrespiratoria. En algunos casos, puede bastar la ventilación asistida porque el corazón sigue latiendo pese a la parada respiratoria, pero siempre que tengamos la certeza de que hay una función cardiaca real y eficaz. Hay dudas acerca de las posibles posiciones del paciente para realizar un masaje cardiaco efectivo. Veremos después que no hay ningún estudio que haya confirmado o desmentido que la posición lateral, el decúbito supino o el decúbito prono o esternal supongan una ventaja, ni siquiera en los casos tradicionales de pacientes braquicéfalos o dolicocéfalos, para realizar un masaje cardiaco efectivo. Hoy en día no sabemos qué posición es mejor de todas, o incluso si realmente una de ellas es mejor o peor que las demás o si hay diferencias en la eficacia en la RCP con una posición u otra en función de la anatomía del paciente. Frente a las dudas sobre las posiciones para un masaje cardiaco efectivo, no hay ninguna sobre la apertura de las vías respiratorias altas y la facilitación de la ventilación. La posición lateral, que denominaremos “de seguridad”, o posición ortopneica es la que ofrece las mejores garantías de contar con unas vías respiratorias altas abiertas y permeables, ya sea para facilitar la respiración espontánea o para realizar una ventilación forzada. Probablemente, y hasta que existan evidencias que nos indiquen que otra posición es preferible en todos o en algunos pacientes con características o anatomía especiales, esta posición lateral de seguridad es la que debemos considerar más universal y recurrir a ella en todos los casos. Por supuesto, si tenemos colocado un tubo endotraqueal del diámetro adecuado que no tenga obstrucción alguna (moco, sangre, vómitos, etc.) y correctamente asegurado al maxilar (fig. 5), la posición del paciente es menos trascendente, ya que el tubo garantiza la permeabilidad de las vías respiratorias sea cual sea su posición (lateral derecha o izquierda, decúbito supino o decúbito prono).
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Figura 5. Paciente en posición lateral de seguridad. El tubo endotraqueal está sujeto con una venda de gasa y anudado al cuello del paciente para evitar que pueda moverse o salirse de las vías respiratorias con la manipulación o cambios de su posición. En este caso, el pulsioxímetro está conectado al pabellón auricular para evitar que interfiera con el tubo y su sujeción.
¿Cómo es la posición lateral de seguridad? El paciente se coloca en decúbito lateral (puede ser derecho o izquierdo, sin que una de ellas, aparentemente, ofrezca ventajas o inconvenientes sobre la otra): ■ Las extremidades posteriores deben estar extendidas, de manera que no compriman la cavidad abdominal y que permitan realizar, si fuera preciso y posible, una compresión abdominal constante o intermitente para mejorar la eficacia del masaje cardiaco (figs. 6 y 7). ■ Las extremidades anteriores deben estar extendidas y permitir la expansión de la pared torácica sin añadir presión o dificultad a su movimiento natural (fig. 8). ■ El cuello y la cabeza estarán extendidos para que las vías respiratorias altas formen un trayecto recto. ■ La boca estará abierta, con la lengua fuera de la cavidad oral. Además de tirar un poco de la lengua, es preferible colocar un abrebocas (ya sea un dispositivo estándar de uso veterinario, uno de uso humano o uno improvisado y de urgencias que podemos realizar con el cono de una jeringuilla de inyección) (fig. 9).
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Figura 6. Posición lateral de seguridad en un gato (a) y en un perro (b): hay que prestar atención inmediata a la ventilación y debemos estirar la cabeza sobre el cuello y abrir la boca sacando la lengua por el lateral para facilitar la ventilación. Siempre es de ayuda disponer de un abrebocas y colocarlo inmediatamente.
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Figura 7. Extremidades posteriores extendidas para que la cavidad abdominal tenga espacio suficiente y no haya presión en el diafragma sobre la cavidad torácica.
Figura 8. Extremidades anteriores estiradas para que no interfieran con los movimientos de la cavidad torácica.
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Figura 9. Diferentes modelos de abrebocas. Para mantener al paciente con la boca abierta y la lengua fuera podemos emplear el modelo de abrebocas que nos resulte más cómodo o tengamos disponible en nuestro carro de urgencias.
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Aunque no siempre es posible hacerlo, es preferible que las extremidades posteriores estén más altas que las anteriores (por ejemplo, en una mesa de cirugía con una superficie basculante que permite elevar un extremo de la mesa). En todo caso, no perderemos demasiado tiempo en conseguirlo. La posición de Trendelenburg (fig. 10) facilita que el flujo sanguíneo llegue hasta el sistema nervioso central (que queda, en esta posición, más bajo que el propio corazón). Es posible que en perros braquicéfalos nos sintamos más seguros con una posición esternal de seguridad mientras no estén con un tubo endotraqueal, y que esta posición con la lengua extendida fuera de la cavidad oral y un abrebocas que mantenga la cavidad oral abierta sea preferible en tales casos (fig. 11).
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Figura 10. Pacientes en posición lateral de seguridad, en Trendelenburg (a) y completamente horizontal (b), con acceso venoso periférico y mascarilla con aporte suplementario de oxígeno. La posición de Trendelenburg, con el tercio posterior elevado con respecto a la cabeza y el tórax, puede contribuir a facilitar el retorno de sangre desde el abdomen hacia el corazón y desde el corazón hacia el sistema nervioso central.
Figura 11. Paciente en posición esternal de seguridad y en Trendelenburg, con el tercio posterior elevado con respecto a la cabeza y el tórax.
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