A lo largo del año Atmósferas, reflexiones, festividades
Luiza Helena Tannuri Lameirão
TÍTULO ORIGINAL EN PORTUGUÉS: Ao longo do ano atmosferas, reflexões, festividades © JOÃO DE BARRO EDITORA LTDA. Autora: Luiza Helena Tannuri Lameirão A lo largo del año – Atmósferas, reflexiones, festividades 1ª edición, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Dorothea, 2018 p. 96, 20 x 20 Traducción: Ana María Drag Revisión y corrección: grupo de colaboradores de la editorial ISBN 978-987-3735-20-2 CDD 306.6 1. Festividades Religiosas. I. Drag, Ana María, trad. II. Título.
Arte de tapa: Alma Rosales
© Reservados todos los derechos a favor de Editorial Dorothea Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio Editorial Dorothea www.editorialdorothea.com.ar
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Prólogo
“Un momento especial para sí mismo”
Vivimos inmersos en los ciclos constantes de cada día, semana, mes, año… y así, vamos recorriendo ritmos circulares, seculares, que se repiten y se renuevan, que son siempre los mismos, siempre iguales, pero también siempre otros, siempre nuevos, como bien decía la escritora Cecilia Meireles. Ellos siguen sus cursos alineados con la naturaleza, “inspirándose” en el sol, en los planetas, en la luna, en el zodíaco... y el ser humano, dentro de ellos, hace y rehace el camino de sí mismo, de la humanidad, del universo. Cuan precioso es poder, poco a poco, acercarnos más conscientemente a aquello que moviliza la esencia de cada camino, desvendando en nuestro interior disposiciones que nos remiten a nuevas antiguas capacidades perceptivas. En este contexto, vivenciar e interiorizarse en lo que emana de las Fiestas Cristianas es una forma preciosa de penetrar en lo esencial, o dejar que ello se revele, encontrando así posibilidades de elevada transformación. El Colegio Waldorf Micael, de San Pablo, a lo largo del año 2016, recibió un verdadero tesoro para guardar en el corazón: cuatro encuentros, cuatro Fiestas, cuatro conferencias –o mejor dicho, conversaciones– dadas por Luiza Lameirão, que nos permitieron destrabar puertas y ventanas a través de las cuales logramos abrir las cortinas 3
de los horizontes, reavivar recuerdos, percibirnos en el presente y, así, transitar mejor en el tiempo y en el espacio. En el transcurrir apresurado de nuestro día a día, no siempre estamos atentos y abiertos a las maravillas que surgen de nuestra trayectoria como seres humanos. Nuestros sentimientos y pensamientos siempre se encuentran embrollados y, muchas veces, nos llegan verdaderos regalos que apenas reconocemos. Sin embargo, cuando logramos salir de ese estado y nos damos cuenta, nos colman de gracia. De modo que motivados por ir a la búsqueda de una presencia que crece, se agiganta, pidiendo autorización y permiso para juntar a Guimarães Rosa con Adélia Prado, Luiza nos invitó a que cotidianamente encontrásemos “Un momento especial para el sí mismo”, un momento “para descansar en la propia persona”…. ¡Y qué bueno es experimentarlo! Fuimos agraciados con pensamientos, sentimientos y palabras de la autora que, con sensibilidad, pintó bellos cuadros en nuestras almas con dibujos precisos y delicados, con imágenes claras y poéticas. Este libro tornará accesible a aquellos que no estuvieron presentes contenidos que permanecerán en la memoria de los lectores. ¡Oro, incienso y mirra para el alma!
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A ti, querida Luiza, nuestro cariñoso agradecimiento. Gracias por ser la persona que siempre poetiza momentos particulares e infinitos, llegando al punto y a la periferia, y nos conduce a lugares que están más allá del horizonte.
Por los maestros del Colegio Micael
Marta Andreucci da Veiga
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Índice ¿Cómo llega la luz solar a la Tierra? Pascua – la fiesta del amanecer
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¿Qué vivenciamos ante un paisaje? Juan, el Bautista – la voz que clama en el desierto
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El llamado matinal ¿Qué nos dice Micael, el Regente de nuestro tiempo, cada mañana?
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Navidad – un niño quiere nacer ahora ¿Podemos acogerlo como Pastores y Reyes?
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Cinco caminos para la preparación de las fiestas 83 NOTAS 91
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¿Cómo llega la luz solar a la tierra? Pascua – La fiesta del amanecer
Al observar la naturaleza y la vida humana, despierta en nosotros, por ejemplo, el deseo de contemplar un cielo azul como el que a menudo vemos al amanecer. ¿Qué luz es esa que nos llega cada mañana? También podemos notar que, en ocasiones, la luz se cuela a través de los grises que cubren el cielo. Paul Klee 1 decía que en tiempos de crisis, los artistas pintan en blanco y negro. Los colores del amanecer y del anochecer nos pueden encantar y hasta nos pueden parecer iguales. Sin embargo, si prestamos atención, notaremos peculiaridades y comprenderemos incluso que esos momentos del día alteran la vida interior del ser humano. Uno de los grandes desafíos ante los que se ve la humanidad contemporánea es la cuestión del tiempo. Al nacer, el ser humano ingresa al espacio terrestre y comienza su tiempo de vida. Tiempo que finaliza con la muerte. Podemos preguntarnos: ¿será que al finalizar el tiempo terrestre finaliza toda la trayectoria de un ser humano? Cuando esos momentos de nacimiento y muerte suceden en condiciones naturales es como si el tiempo hubiese conformado una burbuja con “sabor” a eternidad. Los niños pequeños guardan esto en lo profundo de su corazón. Cuando juegan, para ellos el tiempo se suspende. Es por esto que decirles: “vamos, ya es hora de ir a bañarse”, o “vamos, apúrate, si no llegaremos tarde” no tiene ningún sentido. Los niños están completamente envueltos en ese ambiente que el filósofo portugués Agostino 9
da Silva 2 caracteriza tan bien al expresar que cuando un niño juega “suspende el tiempo”, lo detiene. El pasaje de la vida humana nos lleva a relacionarnos con el tiempo. Esa relación puede ser la trayectoria de toda la vida, puede ser el transcurso de un año (como observaremos en este ciclo de conferencias dadas en la escuela) o el transcurso de un mes (que, por cierto, las mujeres sienten más fuertemente en el organismo y que los hombres, sienten a través de las consecuencias de aquello que vivencian las mujeres). También podría ser el curso de una semana, o de un día y una noche. Podríamos preguntar: ¿cuáles son las semanas arquetípicas en lo que hace al transcurso del tiempo en sus siete días? Bien al principio del mundo hubo una semana, aquella a la que llamamos los siete días de la creación. Esta semana se inició mediante la posibilidad de que en medio de la oscuridad se hiciese la luz. Se dice, que todo aquello que fue sucediendo en aquellos días, era bueno. Y, porque todo lo que fue hecho en seis días resultó ser bueno, fue posible descansar el último día. Interesante: yo hago, hago, hago, me alejo, observo, veo que todo se dio bien, y entonces, en el séptimo día, puedo descansar. Sin embargo, en la semana que actualmente denominamos Semana Santa hemos recibido un privilegio mayor. El día domingo, día solar que inaugura la semana, de Cristo, nos procuró de antemano (después de los hechos de Cristo), una pausa para poder acceder a nuestra alma. El primer día de la semana es aquél en el que podemos acoger la luz solar y llevarla a toda la semana, la que, de ese modo, cobra un nuevo sentido. En la primera semana, antes 10