Cuentos de Cerro Azul

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Cuentos de

Cerro Azul

Ilustraci贸n: Elena S谩nchez

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CUENTOS DE CERRO AZUL Estimados(as) niños y niñas: Después de los dos días compartiendo en su escuela con ustedes, nuestro taller de creación literaria infantil, he quedado impactado con la esperanza que representan los niños y niñas para nuestra patria. Las creaciones literarias que ustedes escribieron, llenas de ternura, imaginación y buenos deseos, animarán a quienes las lean. Seguro estoy que ese amor que ustedes tienen por su comunidad y sus maravillas influirá en la conciencia de los niños y adultos que lo descubran entre sus composiciones impresas en este libro. Ojalá que la publicación de sus trabajos los anime a afirmar que todos los sueños son posibles, cuando se lucha y cuando se ama. Todos sus cuentos llevan en común la esperanza de bienestar para todos los seres vivos, la ilusión posible de seres humanos, animales y plantas conviviendo felices. Vamos pues a leer los “Cuentos de Cerro Azul” para llenarnos de vida, amor, alegría y esperanza.

Melvin Adalid Martínez Facilitador Literario

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A LAS Y LOS DOCENTES Y ESTUDIANTES Uno de los conocimientos más valiosos con que contamos, es que para aprender hay que leer. Los libros son las puertas al conocimiento y no podemos abrirlas si no sabemos leer. Los libros nos llevan a mundos de imaginación mientras satisfacen nuestra curiosidad natural, nuestro deseo de aprender. Lo primero es aprender a leer, y solo se puede lograr leyendo. Solo la lectura permanente nos convierte en buenas y buenos lectores, por eso hay que leer todos los días. Esta colección de textos escritos por los niños y niñas de Taulabé, Comayagua, está llena de fantasía e imaginación, por eso creemos que despertará un gusto especial por la lectura, y logrará divertir a estudiantes, maestros y maestras. Fueron hechos para ser compartidos en la escuela, la familia y en los espacios públicos de la comunidad. Debemos hacer de la lectura una empresa de todos y todas hasta que las niñas y niños logren una lectura fluida y comprensiva, con la dicción adecuada, de esa manera lograremos mejores rendimientos académicos. Docentes de español han recomendado que los alumnos y alumnas propongan actividades para fomentar la lectura con este libro, que se realicen actividades no solo en el aula, sino en el patio de la escuela y en la casa. Por ello es recomendable crear un programa de lectura que funcione periódicamente, de manera semanal y mensual. Que se organicen las niñas y niños lectores y se realicen lecturas propuestas por ellos y ellas, que compartan sus experiencias de lectura en la casa y en la escuela y que siempre se comente lo que se haya leído. ¡Disfruten una creación maravillosa!

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RECOMENDACIONES PARA LEER EN FAMILIA La lectura en familia es la más recomendable porque en la convivencia podemos compartir dudas, sugerir ideas y solucionar dificultades. Algunas recomendaciones para la lectura en la familia son las siguientes:

✓✓ Definir una hora en el día y un espacio en la casa para leer. ✓✓ El lugar debe ser cómodo y estar iluminado. ✓✓ Seleccionar juntos o juntas el texto que se va a leer. ✓✓ A las niñas y niños pequeños hay que señalarles con el dedo las palabras mientras se leen, esto les servirá para relacionar lo escrito con lo que oyen.

✓✓ Siempre hay que explorar el título, haciendo que la niña o niño lector participe intentando anticiparse al contenido del texto.

✓✓ También hay que explorar lo que observan en las imágenes haciendo preguntas sobre qué ven y a qué se refiere.

✓✓ Interrogarlos(as) cada vez que sea necesario para saber lo que imaginan sucederá a continuación.

✓✓ Solicitarles que cambien el final de un cuento o relato si lo desean. ✓✓ Al final de la lectura, preguntar sobre qué se leyó, a qué se refirió el texto, qué opina de él, si les gustó.

¡Leer en familia es una gran idea!

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ÍNDICE EL COMPAÑERISMO

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MARIPOSA

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EL TUCÁN

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CERRO AZUL

15

LAS HORMIGAS

16

ANIMAL

17

EL GUSANO

19

LOS PERROS DE JUAN

20

LA CASCADA DEL ARCOÍRIS

21

EL CORAZÓN DE AMÉRICA

23

LA GUERRA DE LOS INDIOS

24

ALEGATO DE PÁJAROS

25

LA URUPA COMELONA

27

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6

EL PAISAJE

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PÉTALOS DE FLOR

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LA FLOR CHINA

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LA LUNA

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LOS PÁJAROS

35

LA MONTAÑA

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BELLA

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LA CASCADA DEL AMOR

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EL PUENTE

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LA AMISTAD

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LA NARANJA DE ORO

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EL LÁPIZ MÁGICO

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EL LIBRO

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LA CARRETERA

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el mu a S n: aci贸 r t s u l I

s ero u g Tri

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Lecturas de

TaulabĂŠ

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Cuentos de

Cerro Azul

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Ilustraci贸n: El compa帽erismo. Erika Melissa Blanco Manueles

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EL COMPAÑERISMO Anita era una niña de seis años, bondadosa, servicial y solidaria que siempre andaba buscando como ayudar a sus compañeros de escuela, sus familiares, sus amigos y cualquier desconocido que mirara en problemas. Como vio un poco extraña a su amiga Mariana, le preguntó qué le pasaba y ella, enojada, le recomendó que dejara de molestarla. Luego abandonó el lugar donde estaban. Cualquier otra persona se habría disgustado pero nunca Anita. Ella siguió investigando y un día se lo preguntó a la misma maestra. —La noto triste y callada, pero no sé que le pasa —dijo ésta. Una tarde que debían hacer un trabajo en grupo con Mariana y dos compañeras más, se reunieron en su casa y entre todas le pidieron que contara su problema. Ante tanta insistencia, Mariana tuvo que ceder: —Es que se perdió mi perrito —explicó, comenzando a llorar—no saben cuánto me hace falta. El trabajo se olvidó. Las niñas se distribuyeron, buscaron otros compañeros y entre todos comenzaron la búsqueda del perro. Anduvieron de arriba para abajo, al derecho y al revés, de aquí para allá y dieron tantas vueltas que al fin encontraron al perrito comiéndose un hueso sobre un tarro de basura. Mariana estuvo tan alegre que parecía que iba a reventarse de la felicidad. Besaba a su perrito una y otra vez y abrazaba a sus queridos compañeros. Entretanto, Anita solo pensaba en que siempre debemos ayudar a los demás bajo cualquier circunstancia.

Erika Melissa Blanco Manueles

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MARIPOSA Su vida fue como la de una mariposa. Comenzó siendo muy humilde, comenzó siendo muy pobre. Muchos la despreciaban y maltrataban y otros, extrañamente, la envidiaban. Se ganaba la vida cantando en los autobuses donde los pasajeros premiaban su hermosa voz con algunas monedas. Donde se ganaba la vida estuvo a punto de perderla. Un fatídico accidente hizo que el autobús donde iba quedara estrellado contra un poste, tirada en la carretera. Un muchacho que pasaba por ahí, vio el accidente y la llevó al hospital y la visitó todos los días, durante su recuperación. La fecha en que le dieron el alta, él la sorprendió cantando y quedó asombrado por su dulcísima voz. —Mi padre es productor de discos —le dijo —si querés, vamos para que te haga una prueba. Después de varias pruebas, el señor declaró que quedaba enamorado de la voz de la muchacha y allí mismo la contrató. La mariposa comenzaba a salir de su capullo. Mientras grababa canciones para la disquera escribía un libro sobre su vida, que con el tiempo, se convirtió en un éxito. Años más tarde, aquella pobre muchacha se había transformado en una famosa cantante, una reconocida compositora y una escritora de éxito. La metamorfosis se había completado. Ya era una bella y completa mariposa, Lilian Jimena Cálix Urquía

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EL TUCÁN El tucán se levantó de su nido, abrió sus alas y flexionó sus músculos. Se veía soberbio. Pasó sobre la ciudad con sus hermosas alas extendidas y su pico tornasolado. La gente que lo veía lo señalaba. Unos le temían y otros lo admiraban. —¡Miren, miren! —decía la gente allá abajo. El tucán se sentía muy halagado. Le gustaba hacer amistades. Aquel día se hizo amigo de una vaca, de un pajarito y del dueño de la vaca. Hizo también que ellos fueran amigos y volaba del uno al otro, poniéndolos en comunicación. —¡Miren aquella belleza! —seguía diciendo la gente, cuando lo veían. Sus nuevos amigos estaban encantados de conocerlo y lo consideraban un animal muy bonito. Muchísimas gracias por haberte conocido —le dijeron al despedirse. —De nada —les contestó amablemente —es un placer.

Milton Josué Portales Mejía

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Ilustraci贸n: Las 7 maravillas de Cerro Azul. Cecilia Bel茅n Aguirre Cepeda

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CERRO AZUL Siete cosas hay entre nosotros que son sagradas y armoniosas: La cascada que cae como lluvia gigantesca, el tanque que es un vaso de cemento en el que todos bebemos, los pájaros que son los adornos de la naturaleza, las fincas de café que fundan nuestra economía, la iglesia que nos alimenta el alma, la cancha de fútbol que nos emociona y los bosques con sus ríos que nos oxigenan la sangre. Cecilia Belén Aguirre Cepeda

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LAS HORMIGAS Las hormiguitas salían de su hormiguero en busca de alimentos. Caminaban largas distancias, se tropezaban unas con otras, se caían, pero nada podía detenerlas. Una hormiguita miró una manzana tirada bajo un árbol y fue a recogerla. Era una manzana muy pesada para ella, pero no desistió. Con gran dificultad la subió sobre su lomo y regresó al hormiguero, cayéndose y levantándose. Estuvo en esa lucha, casi todo el día y cuando llegó a su casa no hizo más que caer rendida de cansancio. Al día siguiente cuando despertó y pensó en desayunar, se enteró con gran pesar que sus compañeras se habían comido su manzana. Las buscó y las halló acostadas quejándose del dolor de cabeza que les había provocado la manzana. —Bueno —dijo la hormiguita —lo que aprendimos es que no debemos coger lo ajeno porque nos dará dolores de cabeza. Erika Maryela García Álvarez

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ANIMAL Entre los animales que vivían a la orilla del mar hace miles de años, había uno que no sabía qué era. Después de pensar y pensar, lo decidió: —Soy un caracol — se dijo. Alguien le dijo que no era un caracol, porque los que conocía no se parecían a él. Pero el animal siguió diciendo que era un caracol. —¡Imitador! ¡Impostor! ¡Plagiario! —comenzaron a gritarle en la playa. Se sentía muy mal y volvió a su cueva para pensar quién podría ser. Muchos nombres se le venía a la mente: pulpo, delfín, caballito de mar, pero temía que otros lo acusaran de impostor y plagiario. De repente, alguien igualito a él pasó por enfrente de su cueva. Salió corriendo hasta que lo alcanzó. —¿Qué animal sos vos? Lo interrogó. —Soy un cangrejo —contestó el otro —¿Y vos quién sos? —No sé quién soy —confesó nuestro amigo. —Por supuesto que vos también sos un cangrejo, ¿No ves que somos igualitos? —¡Es cierto, soy un cangrejo! —gritó el animal muy emocionado. Salió corriendo por toda la playa gritando que era un cangrejo, pero nadie lo acusó de nada y se convenció de que verdaderamente era un cangrejo. Ahora podía hacerse de un montón de amigos. Andrés Arnulfo Aguirre

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Ilustración: El gusano. Jairo Roney Martínez, Donis Ariel García

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EL GUSANO Cierta mañana, un gusanito peludo amaneció con el deseo de convertirse en mariposa. Como no sabía muy bien qué hacer, buscó a sus padres y les explicó el asunto. Les dijo claramente que quería ser mariposa. —Nosotros no podemos hacernos mariposas —le explicó el viejo gusano. El gusanito se tiró al suelo pataleando y haciendo berrinche. Gritaba que en la escuela le habían enseñado que la mariposa había sido una oruga primero. Tanto molestó el pequeño gusano que sus padres, muy disgustados, dijeron: —¡Muy bien! ¡A ver en cuánto tiempo te volvés mariposa! Seguidamente lo envolvieron en una hoja y lo colgaron en un palo de guayabas. Todavía está allí balanceándose. Jairo Martínez, Donis Ariel García

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LOS PERROS DE JUAN Siete, Ranger y Capricho. Así se llamaban los perros de Juan y todos eras leales y juguetones. Cada uno de ellos era muy importante para él, pero a todos los cuidaba y los alimentaba igual. Un día Siete se enfermó y Juan tuvo que llevarlo a la clínica veterinaria. La doctora examinó a Siete y le dijo que lamentablemente pronto moriría porque estaba muy viejo. —Solo le quedan unos meses de vida —remató. El niño caminó de regreso con su perro, muriéndose de tristeza. En adelante pasaba más tiempo con sus perros y procuraba que todos jugaran y se llevaran bien entre sí. Como veía que Siete cada vez estaba más alegre, lo volvió a llevar a la veterinaria. El diagnóstico anterior estaba equivocado. —Lo lamento —dijo la doctora muy apenada. Es cierto que el perrito ya está viejo pero lo que tenía era un mal estomacal. Vivirá aún muchos años. Estaba tan feliz que celebró con sus perros una fiesta de gratitud. Andrés Arnulfo Aguirre

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LA CASCADA DEL ARCOÍRIS Hace mucho tiempo, la aldea Cerro Azul no tenía colores. La aldea tenía su cascada, su bosque, su río, su campo bambú, su balneario y hasta su propio teatro, pero estos recursos no tenían colores. Todo en derredor era blanco y aburrido. Un hada muy buena que vivía en la Cascada del Arcoíris, junto a sus hermanos, escuchó de la boca de un duende mensajero que habitaba cerca, los detalles del problema y sintió mucha lástima. —Lo que no tiene color, no tiene vida —declaró. Se reunió con sus hermanos y uno de ellos tuvo una gran idea: —Vamos a traer polvillo de la Cascada del Arcoíris y pintemos todo Cerro Azul. La idea fue muy aplaudida y aceptada de inmediato. Sin pensarlo dos veces se pusieron en movimiento. Sacaron a carretadas el polvo de colores. Todas las variaciones del azul para el río, todos los tonos del verde y el amarillo para el campo y el balneario, todos los colores del arcoíris para las flores y los pájaros, distintos rojos para los labios de las muchachas, café para el campo de bambú. Ahora Cerro azul tiene colores de sobra y no se puede negar que las hadas hicieron un buen trabajo. Jimena Cálix

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Ilustración: El Corazón de América. Helin Osiris Álvarez

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EL CORAZÓN DE AMÉRICA Los antiguos indios americanos nos dieron muchos motivos de orgullo. Defendiéndose apenas con lanzas y flechas de piedra, mantuvieron su resistencia contra la invasión extranjera y nos enseñaron la virtud de la valentía y el coraje. Fueron amantes de la ciencia y estudiaron la astronomía. Grandes en arquitectura construyeron imponentes palacios. Las matemáticas no fue asunto difícil para ellos. Ni tampoco las artes. Hermosísimas estelas y esculturas nos sorprenden aún desde las ruinas y los museos. Los indios han quedado metidos en el corazón de América. Helin Osiris Álvarez, Lourdes Graciela Suazo, Lilian Jimena Cálix

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LA GUERRA DE LOS INDIOS Los pobres indios, en vez de pelear juntos contra el enemigo común, peleaban entre sí. Pulían sus lanzas, afilaban sus flechas, afianzaban sus escudos. Estaban frente a frente. La lucha estaba a punto de comenzar y seguramente habría muchos muertos. De improviso, una vaca se metió entre los dos bandos. Mugía tan tristemente como si estuviera sufriendo mucho. Mugía por todo el ganado. Mugía por todos nosotros. Los jefes de los ejércitos se sintieron tocados por el implorante mugido de aquella vaca. Alguien dijo: —Dejemos de pelear. Nuestra tierra solo necesita amor y amistad. No necesita odio. Hubo un silencio. Luego todos guardaron sus armas. Erika Maryela García Álvarez, Neidy Celeste Santos Zepeda

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ALEGATO DE PÁJAROS Una golondrina y un cuervo discutían acaloradamente acerca de sus plumajes. —¡Mi plumaje es el más bello! —gritaba la golondrina, —Será bonito en verano pero el mío me cobija muy bien en los inviernos —respondía el cuervo. Realmente estaban enojados y se aleteaban en sus propias caras. —Lo que solo sirve para presumir, no es valioso en realidad —dijo el cuervo. La golondrina, coloradita de cólera, quería hallar las palabras más duras para contestarle, pero en vez de eso se quedó pensando largo rato. Al fin declaró: —Tienes razón. Ser presumido no es bueno. Tu plumaje es el mejor. Y alzó vuelo muy apenada. La honestidad es muy útil para evitarnos errores y para asegurar la calidad de nuestras acciones. Neidy Celeste Santos Zepeda

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Ilustración: La urupa comelona. Fausto Cálix Urquía

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LA URUPA COMELONA En las reuniones de los pajaritos de Cerro Azul se cuentan historias de la urupa comelona.* Es famosa la historia de cuando se comió los frutos de un mandarino, de un naranjo y de un zapote. Eso sí, que en cuanto terminó con el último zapote, cayó al suelo llorando. Lloraba tanto que todos pensaban que estaba enferma. —¿Por qué llorás? —dicen que le preguntó una alondra. —Porque me comí toda la fruta y me apodarán “La urupa comelona”. Todos los pájaros estaban asombrados. Creían que le dolía la barriga por comer tanto. —¿Te gustan las mandarinas? —la interrogó el zorzal. —Claro. Son mis favoritas —dicen que dijo la urupa. El zorzal le ofreció una deliciosa mandarina. Gracias —dijo la urupa. Por eso, en Cerro Azul se conoce como la urupa comelona. *Urupa: Ave conocida también como oropéndola, que habita los bosques húmedos de Centro América y construye sus nidos colgantes. Fausto Cálix Urquía

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EL PAISAJE Fue una inolvidable excursión. Con nuestro maestro fuimos a la cascada. Desde lo alto sentíamos el impacto de la naturaleza. El agua precipitándose al vacío, y sus pequeñas gotas penetradas por los rayos de sol que las convertía en un bellísimo arcoíris. Pájaros de todos los colores volando por los cerros y colinas, mariposas compitiendo con sus hermosas alas desplegadas, vegetaciones coloridas. Chapoteábamos en el río y nos mojábamos los unos con los otros. El agua se sentía deliciosa y cuando el maestro dijo: —Vámonos— fue muy difícil salir. Llegamos a la escuela, agradecidos por el espléndido paisaje con que la naturaleza nos había regalado. Jairo Martínez

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PÉTALOS DE FLOR Cuando me accidenté en aquella bicicleta y me hice una herida en la cara, mi mamá consiguió los pétalos de una flor y los coció en la estufa. Con esa agua me limpiaba la herida todos los días hasta que me curé. Busqué la flor y me convertí en su amiga. La aporco, la riego y juego con ella. ¡Estoy tan agradecida con ella! ¿Se imaginan? ¡Una medicina hecha con flores! ¡No puede haber algo mejor! Mi mamá a veces me acaricia la cara y dice que mis mejillas quedaron como los pétalos de esa flor. Ingrid Abigail Sorto Vásquez

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Ilustraci贸n: La flor china. Jairo Roney Mart铆nez

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LA FLOR CHINA La mamá de Mabel sembró una de esas flores que les dicen chinas. La regaron, la fertilizaron y la cuidaron tanto que la plantita se desarrolló y se volvió una hermosa flor. —¿Cómo se expresan las flores? —le preguntó Mabel a su madre. —Hay muchas maneras —dijo ella— nos dicen muchas cosas con su tamaño, con sus olores y con sus colores. Lo que tenemos que hacer es entender su idioma. Un día, pasó un caballo y se comió la flor. En medio de su pesadumbre, la señora dijo que no se rendirían y fueron donde la vecina a conseguir más posturas. Sembraron muchas plantitas y cuando menos lo pensaron ya tenían un amplio y precioso jardín. —¿Ves? —decía su madre— esto era lo que nos decía nuestra flor. Jairo Roney Martínez

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LA BICICLETA MÁGICA Un niño que pasaba frente a la tienda vio una bicicleta y quedó encantado. —Tengo que comprar esa bicicleta sea como sea —se prometió. Les contó a sus amigos y le dijeron: —Es absurdo—le decían—ya tenés una bicicleta. Pero él no les hizo caso: sacó sus ahorros, ahorró más, trabajó, hizo mandados a los vecinos y al cabo de varios meses había reunido lo suficiente para adquirir la bicicleta. Con ella paseó por el parque y por todos los barrios de la ciudad hasta que oscureció. Luego la fue a guardar y mientras lo hacía notó, extrañado, que, a ratos, su nuevo vehículo se ponía a brillar. Cuando al día siguiente la llevó a la escuela se dio cuenta que su bicicleta le daba poderes. Era más fuerte, se sentía muy inteligente y valeroso y le daban deseos de arreglar lo malo que tenía este mundo. —Prestame tu bicicleta —le pedían. Él lo hacía con gusto porque no era mezquino, pero todo el que subía en ella se caía y se golpeaba. El niño comprendió lo que pasaba y dijo: —­Ya que solo funciona conmigo y me concede poderes me dedicaré a cambiar el país. Llevaré amor donde haya guerra y más amor donde haya amor. En eso anda en este momento, con su bicicleta. Lilian Jimena Cálix Urquía

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LA LUNA El pequeño Juan salió al patio de su casa y se puso a ver el cielo. No había ni siquiera un lucero y todo estaba oscuro. El niño comenzó a sentir miedo y de pronto, empezó a salir una uña amarilla detrás de la montaña. La uña iba creciendo poco a poco y el niño salió despavorido a buscar refugio entre sus padres. —¡Es Dios, es Dios! —gritaba el niño con mucho miedo. Sus padres salieron al patio, llevando a Juan tomado de la mano. El niño caminaba con mucho recelo. Ahora la uña se había transformado en un gran círculo amarillo y alumbraba todo el valle con sus rayos plateados. —¿Ves? No es Dios. Es la luna —le dijo su papá. El pequeño sintió alivio y sonrió hacia la luna. —¿Por qué es redonda? —preguntó. —Porque está llena —respondió su madre. Luego recordó unos versos que había leído en algún libro: “La luna es araña de plata que tiende su telaraña en el río que la retrata”. Ahora la luna alumbraba el cielo muy bien acompañada por las estrellas. Elde Renán Márquez Hernández

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Ilustraci贸n: Los p谩jaros. Ingrid Abigail Sorto

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LOS PÁJAROS El pajarito volaba, el pajarito saltaba, el pajarito cantaba y hacía un montón de cosas en aquel bosque reseco y sucio, pero no se sentía feliz. Al bosque llegaban a tirar basura, a cortar leña, a poner trampas y poco a poco, todos se habían ido del lugar. El pajarito se sentía muy solo. Un día ya no pudo aguantar más y se fue. Buscó un bosque que tuviera muchos árboles y flores porque seguramente allí encontraría también muchos pájaros. Así fue. No tardó mucho en encontrar un lindo bosque donde conoció a una simpática pajarita con quien se casó y procreó muchísimos lindos y bulliciosos pajaritos. Ingrid Abigail Sorto

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LA MONTAÑA Pedro tenía una bonita pistola de madera y con ella se iba a la montaña para que la vieran los ladrones y pensaran que andaba armado. Solía subir a la montaña a buscar guineos o cortar café en tiempos de cosecha, pero esa vez subió solo para ver qué hallaba. Llegaba la tarde y no había visto nada. Luego miró una luz. Era una luz morada y Pedro se acercó quedito, quedito. Lo que vio fue una trompeta en forma de flor con colores blanco, verde y morado. —¡Qué trompeta tan linda! —dijo en voz alta. Rumbo a su casa encontró una hoja con forma de corazón. —Ésta, se la llevaré a mi mamá —volvió a decir. Apuró el camino. Sabía que allá abajo lo estaba esperando su amada familia. César Mauricio Hernández Manueles, Nilson Isaí Márquez

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BELLA Es muy raro. La gente no puede ver una cosa bella sin que le den ganas de llevársela. Eso es muy egoísta. La belleza es para ser admirada. Por eso ella cuidaba su flor con uñas y dientes. Porque era tan bella y porque todos la querían cortar. Siempre la tuvo a la vista de todos para que nadie creyera que mezquinaba su belleza. Le echaba agua y la protegía de las hormigas. Ver sus hermosos pétalos rosados le atraía más que las pláticas de sus hermanos y por eso creían que pasaba más tiempo con la flor que con su familia. Pero ella lo hacía por amor a las flores. Ruth Ester Santos

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Ilustraci贸n: El ambiente. Cecilia Bel茅n Aguirre Zepeda

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LA CASCADA DEL AMOR La cascada es impresionante. Es el orgullo de los habitantes de la aldea, quienes la nombran La Cascada del Amor. Le dicen así porque lo que se respira en sus alrededores es el aroma del amor. Árboles majestuosos, flores, brisas que se cruzan, pájaros, mariposas y libélulas; todos acompañan el camino del riachuelo que surca el bosque. Sombra y tranquilidad, noches serenas. La pacífica aldea de Cerro Azul parece reír como si los campesinos que aran sus tierras le hicieran cosquillas. Y otras veces llora, cuando la descombran. Los niños y las niñas que llegan a pasar algunos de sus momentos más hermosos también forman parte de La Cascada del Amor. Cecilia Belén Aguirre Zepeda

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Ilustraci贸n: El puente. Ruth Ester Santos Mart铆nez

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EL PUENTE El viejo puente de nuestro pueblo por fin se derrumbó. Recuerdo lo bello y fuerte que era y cómo venían a admirarlo los turistas y otros visitantes. Le tomaban fotografías y se tomaban fotos a su lado como si se tratara de un amigo. ¡Se alegraban tanto los niños cuando corrían por encima! Ahora se ha desmoronado. Estuvimos tristes mucho tiempo pero la tristeza se nos fue quitando cuando vimos que estaban construyendo otro. Ahora tenemos otro puente muy lindo y empiezan a venir turistas. El pueblo está feliz. Nosotros siempre recordamos con cariño a nuestro antiguo puente. Las cosas buenas, aunque se hayan ido, no se deben olvidar. Ruth Ester Santos Martínez

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LA AMISTAD Dos caballitos de mar se dirigían al almuerzo que les había preparado el cangrejo. Nadaban rápido porque iban un poco retrasados y les gustaba la puntualidad. En el camino se encontraron con un león de mar que estaba atorado en la hélice de un barco naufragado. Después de muchos intentos, al fin lograron liberarlo. Uno de los caballitos vio su reloj y dijo: —¡Qué tarde es! ¡Debemos seguir corriendo! Nadaban rápidamente sobre las corrientes submarinas cuando oyeron unos terribles quejidos que provenían de una pequeña cueva. Allí vieron un pececito que se retorcía a causa de un gran dolor de estómago. —No te preocupés —le dijeron— vamos a buscarte medicina.

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Detuvieron su camino para llegar a la farmacia del pulpo y le compraron un antiácido, con el que el pececito pudo mitigar su dolor. Los caballitos se dijeron: —Se nos pasó la hora. Vamos donde el cangrejo solo a disculparnos. En su casa, el cangrejo, tenía la comida en el horno para que no se enfriara y aún permanecía esperando a sus amigos. Mientras les servía un verdadero banquete, después de escuchar las causas de su atraso, les dijo: —Ayudar al prójimo siempre será más importante que la puntualidad. Fausto Cálix

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Ilustraci贸n: La naranja de oro. Erika Melissa Blanco Manueles

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LA NARANJA DE ORO Era un día de campo muy opaco, pero fuera de eso, era como cualquier otro. Daniel lo aprovechó para ir a la finca de su tío Josefo a bajar unas cuantas naranjas. El muchacho tenía una verdulería en el mercado, donde vendía frutas, verduras y legumbres y su tío le permitía coger algunas frutas para venderlas. Mientras estaba subido en el árbol vio algo que brillaba en la rama más alta y se imaginó que el sol estaba comenzando a salir. Le extrañó que al bajarse, el día continuaba opaco y en la cima del naranjo hubiera algo que relucía. Volvió a escalar el arbolito y subió hasta la más elevada de sus ramas. Lo que centellaba era una naranja dorada. La arrancó y comprobó que era muy pesada. —¡Es una naranja de oro! —exclamó escandalizado. Pensando en todas las necesidades que remediaría con ella, metió todas las naranjas en un saco y abajo puso, con mucho cuidado, la naranja de oro. Luego se fue corriendo hacia su casa. Ni siquiera pudo dormir bien, pensando qué hacer con aquella naranja. La siguiente mañana, al llegar al mercado, extrajo todas las naranjas del sacó y comprobó que no estaba la naranja dorada. Buscó y rebuscó por todas partes, volvió a su casa, pero la naranja no aparecía. Tuvo que regresar a la finca de su tío Josefo, para ver la naranja que brillaba otra vez en la rama más alta del árbol. Erika Melissa Blanco Manueles

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Ilustración: El lápiz mágico. Cecilia Belén Aguirre Zepeda

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EL LÁPIZ MÁGICO Isabel había heredado de su abuela un lápiz mágico con la condición que no le pidiera nada inconveniente. Ese día, estaba preocupada porque le había pedido algo malo. Cuando se lo contó a Gabriela, su amiga de la escuela, esta le dijo que tenía una suerte incomparable. —Ese lápiz no solamente es mágico sino que tiene una gran sabiduría —le dijo —cuidalo y no lo obligués a hacer lo que no quiere. Simplemente seguí los consejos de tu abuela y el lápiz te va a ayudar a realizar tus sueños y los sueños de tu familia. Isabel se sintió más tranquila, siguió la recomendación de Gabriela y el lápiz siguió en su familia por siglos y siglos. Cecilia Belén Aguirre Zepeda

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Ilustraci贸n: La importancia de los libros. Zoila Tereza Rivera

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EL LIBRO Cada vez que Cecia leía un libro, las cosas se le aparecían en la mente, como si fuera una película. Si leía “caballo”, le aparecía un caballo, si leía “mujer” en su mente surgía una mujer. —Los libros son mágicos —decía. Y seguía leyendo más libros. Le cautivó tanto este libro, que lo llevó a la escuela y pidió permiso a su maestro para leérselo a sus compañeros. —Pongan atención, porque Cecia les va a leer un libro interesante —dijo él. Ella comenzó a leer con voz clara y fuerte. A medida que iba leyendo, el aula entraba en un silencio total. Parece que los niños también iban viendo en su mente los lobos y los osos y las aventuras que les sucedían porque todos aplaudieron al final de la lectura y dijeron que la historia les había gustado mucho.

Ruth Araydi Vásquez Cálix

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Ilustraci贸n: La carretera. Jhon Anthony Sorto Benitez

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LA CARRETERA Cada lugar del mundo tiene una vĂ­a por donde entrar y por donde salir. Tiene un espacio por donde transitar. Ese espacio tan importante tiene un nombre. Se lo puso una persona muy inteligente. Se llama Carretera, voz que se deriva de la palabra Carreta. El transporte universal del pueblo. BĂşsqueda de espacio para seguir adelante. Lourdes Graciela Suazo

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CUENTOS DE CERRO AZUL se termin贸 de imprimir en_______________________ en diciembre, 2015; Tegucigalpa, Honduras. Su tiraje consta de 10,300 ejemplares.




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