¿Será el SIMCE, el método evaluativo adecuado, para avanzar en el aprendizaje e inclusión de los alumnos?
Docente: Jorge Miranda Ossandon. Cátedra: Diseño y Adaptación Curricular. Alumna: Jocelyn Ruiz González.
Viernes 20 de Enero, 2012.
¿Será el SIMCE, el método evaluativo adecuado, para avanzar en el aprendizaje e inclusión de los alumnos?
El Ministerio de Educación, con el objetivo de mejor la calidad, equidad y producir un mejoramientos en los aprendizajes de los alumnos, ha desarrollado estándares de contenido, denominados Mapas de Progreso, y también a diseñado estándares de desempeño, los llamados Niveles de Logro. Con el objetivo de poder comprender el tema en cuestión, es necesario abordar algunos aspectos preliminares. En primer lugar se definirá, qué son los Niveles de Logro, y los Mapas de Progreso. Los mapas de progreso se definen como el trayecto que un estudiante debe recorrer en cuanto a su apropiación del contenido a lo largo de su escolaridad, con esto los profesores podrán observar el aprendizaje que vayan adquiriendo, para así organizar una enseñanza vinculada a las debilidades y fortaleza de sus alumnos. Los Niveles de Logro son las descripciones del desempeño que han experimentado los alumnos, evidenciados en la prueba SIMCE, estos Niveles se comparan con los niveles descritos en los Mapas de Progreso. Ahora, la pregunta es, ¿Qué relación existe entre los Mapas de Progreso, los Niveles de logro y el SIMCE? El SIMCE es el Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza, por tanto es éste quién mide los aprendizajes, por medio del Marco Curricular, los Mapas de Progreso y los Niveles de Logro, divididos en tres categorías de desempeño; Avanzado, Intermedio e Inicial, y es en estos últimos donde se va clasificando el aprendizaje de los alumnos, esto permite conocer el nivel de conocimientos que los alumnos han adquirido, y además el próximo Nivel de logro que se deberá alcanzar. Según Barbara Eyzaguirre, socióloga educacional y Loreto Fontaine, Master en Educación, en un estudio del año 1999, sobre lo que realmente mide el SIMCE, se plantea que esta prueba tiene una alta dificultad de interpretación, puesto que la complejidad de ésta, no es absoluto, sino que es modificable a lo largo de los años, por eso se considera que la prueba pierde validez, cuestionando además los niveles de exigencia contrastados entre la enseñanza básica y
media, y los contenidos que se evalúan. En un estudio mas actual, del año 2009, de Andrés Gacitúa, se sigue hablando sobre la ambigüedad de las pruebas estandarizadas, como lo es el SIMCE, manifestando además que existe una incoherencia al evaluar la calidad de la educación con este instrumento. El autor plantea que si se sigue utilizando el concepto de calidad como una entelequia abstracta, es decir, si sólo se sigue manteniendo la idea de una buena calidad y una buena medición, sin concretarlo de una forma adecuada, no será posible hacer una reforma óptima en la materia, Jorge Inzunza avala esto mediante una crítica al sistema, que año a año muestra cómo las brechas suben, incitando a los colegios a excluir a los “malos” alumnos y a resguardar a los “buenos”, pero definitivamente por medio de una prueba estándar no es posible medir lo que se tiene por objetivo, que es la calidad en este caso, el SIMCE no hace más que encasillar a los colegios según el rendimiento en una prueba estandarizada, no se puede evaluar a un establecimiento, a los alumnos o el método de enseñanza, mientras que en un estudio de La Tercera se respalda la brecha, estableciendose que ha medida que los alumnos avanzan en su escolaridad la brecha aumenta, evidenciando que en año 2010 la brecha aumenta a un 36%, Andrés Gacitúa en su manifestación sobre la incoherencia entre la calidad de la educación y el sistema por el cual esta se mide, hace un interesante hincapié en una reforma, ya que esto no debiera decidirse en el parlamento como actualmente se hace para aplicar ciertos cambios en variados temas, la verdadera reforma a aplicar, debiera venir directamente desde los expertos del tema, no de los inexpertos en el tema, como lo han demostrado ser a lo largo del tiempo, los parlamentarios. Edgar Morin, en su libro, La mente bien ordenada, aseverando lo anteriormente descrito, habla sobre la complejidad de las disciplinas, ratificando la necesidad de encontrar las soluciones por medio de expertos. Para concluir se deja en manifiesto la necesidad por reformar el sistema, para disminuir la brecha, puesto que lo que ésta provoca es nada más que exclusión y discriminación, haciendo que los resultados provoquen un desprestigio evidentemente negativo, además de una suerte incongruencia de la calidad que se pretende, con las consecuencias que tienen los resultados.
Bibliografía
Eyzaguirre, B. & Fontaine, L. (1999). ¿QUÉ MIDE REALMENTE EL SIMCE?, Estudios Públicos,108-161. http://www.simce.cl/fileadmin/publicaciones-BDsimce/rev75_eyzaguirre.pdf
Gacitúa, A. (2009). De lo abstracto a lo concreto en los debates sobre la calidad educativa. Revista Electrónica de Desarrollo de Competencias (REDEC), Nº3.
La Tercera, (2010). Ranking: los colegios que más subieron en Simce en diez años, La Tercera. http://www.icarito.cl/actualidad/articulo/padres/2010/06/3619155-9-ranking-los-colegios-que-mas-subieron-en-simce-en-diez-anos.shtml
Ministerio de Educación, Unidad de Curriculum y Evaluación (2007), Mapas de progreso del aprendizaje SIMCE con niveles de logro. Chile.
Morin, E. (2000) La mente bien ordenada. Barcelona: Seix Barral. Los Tres Mundos.