Pruebas estandarizadas: ¿Aliado o rival de una educación integradora?

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Facultad de Educación Educación Diferencial

Pruebas estandarizadas: ¿Aliado o rival de una educación integradora?

Valeria Catalán Saavedra Profesor: Jorge Miranda Diseño y Adaptación Curricular


Introducción

Es sabido que en las últimas décadas se han implementado en Latinoamérica y partes del mundo, sistemas de medición estandarizados para la calidad de la educación. En el presente ensayo se buscará información que explique los objetivos de las políticas nacionales con respecto a las pruebas estandarizadas. También se buscará hacer un contraste con los efectos de dichas pruebas, tanto para los alumnos de educación regular, como para los alumnos en escuelas con proyecto de integración, el objetivo es definitiva es un acercamiento

en

a las herramientas de medición de la calidad de la

educación y dar cuenta de su efectividad e impacto.


¿Qué se está evaluando? Es importante conocer los términos formales que describen al SIMCE. Para todos los padres y apoderados, el SIMCE ayudará a saber “cómo le fue “a la escuela de sus hijos en relación a otras, permite ubicar a sus hijos en niveles avanzado, intermedio o inicial de los Niveles de Logros y finalmente se le asigna una nota que permitirá a sus padres contrastar sus resultados con las notas académicas obtenidas durante el año. El SIMCE evalúa el cumplimiento de los objetivos fundamentales y de los contenidos mínimos obligatorios del currículo nacional. (SIMCE, 2009) A partir de esta definición entregada por un subsector perteneciente al MINEDUC, es necesario evidenciar, que el cumplimiento del currículo nacional, es muy distinto a catalogarlo como calidad de enseñanza. Incluso si todas las escuelas cumplieran con los contenidos mínimos obligatorios y los objetivos fundamentales, es debido recordar que solo son mínimos, lo que hace urgente además una definición concreta de calidad. “La ausencia de contenido y la ausencia de consenso acerca de la calidad, nos jugó una mala pasada. Por algún motivo aún no esclarecido, se dio por sobrentendido que todo el mundo sabía de que se trataba la calidad de la educación, de tal manera, que cuando se formularon las políticas educativas, bastaba con que se dijera que eran “para mejorar la calidad de la educación” para que fueran aceptadas por las autoridades. Sin embargo, éstas nunca fueron políticas de educación sino que fueron políticas de gestión. Las políticas educativas se centraron en la gestión del sistema, y nunca en la educación”. (Cassasus, 2007) Dentro del sistema escolar regular, se han implementado paulatinamente los programas de integración, que han acordado recibir a los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) y entregarles los apoyos necesarios. Pues ahora bien, esto ha significado un gran avance en materias de adaptación y desarrollo de habilidades sociales para las personas con NEE, pero ¿lo ha sido en aprendizajes académicos? Es necesario preguntarse si los colegios y liceos que persiguen de forma prioritaria resultados en las pruebas estandarizadas, calzan con la educación que las personas con NEE necesitan, y ¿por qué no preguntarse? ¿Es acaso la educación que necesitan todos los estudiantes?


La confusión de las herramientas como el SIMCE y PSU, a considerarlas un fin por parte de los colegios y liceos, es creciente y preocupante. “Es un error conceptual decir que este tipo de prueba mide lo que saben y/o saben hacer los alumnos de las escuelas. Es un error mas grave aún el equiparar el puntaje que se obtiene, con el objetivo de tener una educación de calidad. Puntaje no es calidad”. (Cassasus, 2007) El impacto de las pruebas estandarizadas. Como antes se ha dicho, el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación, persigue un fin necesario, el tener conocimiento de los progreso de los estudiantes ya que sin éste, la educación que están recibiendo los jóvenes sería más bien incierta. Mientras por otra parte, la Prueba de Selección Universitaria por sí misma se define como una herramienta que selecciona, es decir, segrega a los estudiantes. Es necesario dar cuenta de lo justa que es, para quienes reciben una educación orientada a la PSU como un fin. Pero al mismo tiempo lo injusta que es para aquellos con capacidades diferentes que no calzan con una evaluación estandarizada y limitada a solo cuatro áreas del conocimiento; para aquellos pertenecientes a los estratos socio-económicos más bajo y así muchos otros estudiantes. Finalmente focalizar la política educacional en las pruebas instala una dinámica que hace que la educación se vuelva superficial, deja de lado los procesos de enseñanzaaprendizaje, la atención diferenciada que necesita cada alumno y la pertinencia que debería tener con respecto a los intereses de los alumnos, bases necesarias para una educación inclusiva.


Conclusión. Una prueba estandarizada como el SIMCE tiene un objetivo que lamentablemente, como se mencionaba anteriormente, se ha ido transformando en la finalidad para algunas escuelas. “Emplear pruebas estandarizadas de logros para averiguar la calidad educativa es como medir la temperatura con una cuchara. Las cucharas tienen la misión de medir cosas diferentes que el calor o el frío. Las pruebas estandarizadas de logros tienen la misión de medir algo distinto que cuán buena o cuán mala es una escuela”. (Popham, 2001) Si bien, es necesario evaluar el progreso de las escuelas, uno de los principios del SIMCE, es informar “cómo les fue” a las escuela en relación a otras, la impertinencia de aquel principio es tal, que es increíble cómo se sigue fomentando, a través de las nuevas políticas, la difusión del SIMCE, promoviendo entre los padres el acceso a los puntajes y convenciéndolos cada vez más que es la demostración correcta de calidad en el sistema educativo. En primer lugar, una medición de calidad basada en la comparación de una escuela con otra es impertinente, cada escuela tiene distintos objetivos, estudiantes, docentes y comunidad educativa en general, por lo tanto resulta descabellado promover tales políticas. La medición de la calidad de una escuela, debiese basarse en los avances logrados con respecto a ellos mismos, como principio fundamental de una educación inclusiva, este tipo de políticas permitiría una visión real de los avances personales de los estudiantes. Es necesario desterrar las prácticas que tienen como fin homogeneizar al cuerpo estudiantil, dando prioridad el poner la educación al servicio de los niños y jóvenes, promoviendo la capacidad de reflexionar y fortaleciendo la autonomía.


Bibliografía o

Cassasus, J. (2007). El precio de la evaluación estandarizada:La pérdida de calidad y la segmentación social. RBPAE, 71-79.

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Popham, J. (2001). ¿Por qué las pruebas estandarizadas no miden la calidad educativa? Los Ángeles, CA: Grade.

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SIMCE. (10 de Marzo de 2009). Preguntas Frecuentes. Recuperado el 18 de Enero de 2012, de Sistema de medición de la calidad de la Educación: www.simce.cl



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