En este catálogo recuperamos la tradición especular del autorretrato, con una nueva serie de imágenes fotográficas, que sigue la estela trazada por La percepción del yo al trabajar la cita o referente visual a la historia del medio, pero con el común denominador del tratamiento del reflejo como punto de partida para la construcción del discurso. El reflejo puede ser literal, en un espejo, río, charco, ventana o fotografía —al fin y al cabo, a los primeros daguerrotipos se los conocía como “el espejo con memoria”—, o metafórico, en un semejante —en ocasiones, encontramos parte de nosotros mismos en el otro—. Con esta premisa, cada studium o puesta en escena de los autorretratos puede ser entendida como una mise en abyme que contribuye a dar forma al yo del individuo al descubrirnos, como Narciso, a nosotros mismos, o a deformarlo, al optar por enmascararlo con elementos que no definen tanto lo que somos como lo que querríamos llegar a ser.