Se Jubila Windows XP

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Se jubila Windows XP, ¿qué opciones hay? Por Ariel Torres El 8 de abril Windows XP llegará al fin de su ciclo de vida. A no asustarse, seguirá funcionando en las máquinas donde se encuentre instalado. El problema, y no es menor, es que no recibirá más actualizaciones de seguridad (ni de otra clase) de parte de Microsoft. A pesar de su longevidad, XP ocupa todavía el segundo lugar como sistema operativo para computadoras personales más usado del mundo. Fue puntero hasta agosto de 2011, cuando Windows 7 tomó la delantera. En octubre último, la consultora Gartner calculaba que había unos 500 millones de máquinas con esta versión de Windows. Le pregunté a Microsoft y me dijeron que estiman que en América latina hay unos 25 millones de computadoras que aún usan esta versión Windows, un 15% del parque instalado. Por lo tanto, es seguro que los piratas van a seguir buscándole vulnerabilidades. Más aún, como el soporte para Windows Server 2003 continuará hasta 2015, las fallas que se corrijan en éste darán pistas sobre las de XP, que estará completamente expuesto a los ataques. Una cosa más: el soporte para Office 2003 también cesa el 8 de abril. Faltan 51 días. Así que, en pocas palabras, seguir usando XP después de


esa fecha es, como mínimo, desaconsejable. A menos que tengas tu PC o notebook desconectada de Internet y que nunca conectes ningún pendrive o equivalente, lo que es posible, pero improbable, hay que plantearse seriamente dar de baja al querido XP y reemplazarlo por algún otro sistema operativo. Sí, ya sé, es un dolor de espalda y, para complicar todavía más las cosas, hay personas que, simplemente, no podrán dejar XP atrás. ¿Por qué? Porque usan programas que sólo son compatibles con este sistema o, peor todavía, porque tienen alguna clase de hardware que no anda en Windows 8. En ciertos casos esos periféricos podrán reemplazarse. En otros, sería muy costoso. En la Argentina se suman dos factores: la tecnología digital es carísima y las importaciones están cerradas para la mayoría de los dispositivos. Se trata de un círculo vicioso: donde hay menos oferta de tecnología se produce un retraso que conduce a que haya más máquinas legacy, casi siempre con XP. Microsoft no me dio cifras para el país, pero si aquí se cumple el 15% de la región, entonces habría no menos de 3 millones de computadoras con XP que en abril quedarán libradas a su suerte. A propósito, alguien me comentaba el otro día en Twitter que Microsoft había extendido el soporte para XP hasta 2015. No es así. Lo que mantendrá son las actualizaciones para su software antivirus, lo que no mejorará de manera significativa la seguridad de un XP a partir de abril. Tempus fugit


La extraordinaria longevidad de XP -13 años- es fruto de una serie de circunstancias. La principal es que Microsoft tardó demasiado tiempo (5 años y medio) en ofrecer un nuevo Windows. La segunda es que esa nueva versión, Vista, tenía exigencias de hardware exorbitantes, lo que llevó a muchos usuarios a quedarse en XP. Con Windows 7 el asunto del rendimiento se resolvió, pero para entonces XP llevaba 8 años entre nosotros y empezaron a sumarse incompatibilidades con dispositivos y, en menor medida, con programas. Si te pasabas a 7, seguro tenías que cambiar la impresora, el scanner (recibí docenas de consultas sobre esto) o alguna otra cosa. Al 7 le llevó 2 años sobrepasar a XP, un plazo que se devoró el plan de Microsoft de renovar Windows cada 3 años. Para cuando salió el 8, en agosto de 2012, el público se encontraba migrando a 7. Es más, estaba empezando a sentirse a gusto con 7. Microsoft no tomó en cuenta esto y la noticia de que ya había un nuevo Windows llegó cuando estábamos habituándonos al que, bueno, creíamos que era el más nuevo. A esto se sumaron cambios radicales en la interfaz en Windows 8. No porque sí, la adopción de la octava versión viene muy lenta y sólo en estos días superó la marca de los 200 millones de copias vendidas. El último factor que Microsoft no tomó en cuenta es que 500 millones de computadoras con XP equivalen a dos veces y media toda la población mundial de iPads. Todo bien con las tablets y tal, pero la productividad sigue pasando por las PC y notebooks; millones quedarán expuestas, si su sistema operativo no se actualiza dentro de un par de meses.


Con todo, un ciclo de vida de 13 años es mucho más de lo que podría esperarse de una compañía privada. En este negocio 5 años son una eternidad. Ningún software puede sostenerse para siempre. Así que abandonar XP empieza a ser asunto perentorio. Intentaré ofrecer soluciones para los escenarios más comunes, pero esta guía, pese a su extensión, no podría ser exhaustiva. Cada computadora es un mundo y cada usuario tiene necesidades únicas. Escenario 1: tengo que cambiar la PC Si éste es tu caso, estás en el grupo de los afortunados. Cuando compres tu computadora nueva va a venir con Windows 8; me gusta más Windows 7, pero éste ya tiene 4 años en el mercado. Así que fijate de que venga con la versión más nueva, la 8, que podrás actualizar a 8.1 en línea y sin cargo. Lo único que deberías tomar en consideración es que los programas que usás hoy en XP corran en Windows 8 y que haya controladores de dispositivos (drivers, en la jerga) para tus periféricos y placas de expansión. Podés verificar esto con elasistente para actualización que ofrece Microsoft . No sería raro que te encontraras con alguna mala noticia en este rubro, pero toda migración tiene sus costos. En algunos casos, sin embargo, podrás sortear este obstáculo virtualizando un Windows XP (ver Windows 8 + Windows XP). Escenario 2: no necesito cambiar la PC


Tengo al menos tres equipos veteranos (no obsoletos) que, sin embargo, cumplen sobradamente con su misión. ¿Invertir más de 10.000 pesos en renovarlos sólo porque a XP le tocó jubilarse? No way. Se abren en este punto dos opciones. Comprar e instalar en tu computadora un Windows 8. O mudarte a Linux. Reemplazar XP por Windows 8 Si tu hardware y tus programas se llevan bien con la nueva versión de Windows, entonces el camino más sencillo es adquirir una licencia del 8. El soporte para este sistema cesará en 2023. No es, sin embargo, la solución más económica. La licencia de Windows 8 Pro cuesta unos 2000 pesos; 1999 pesos, según Microsoft; estaba a 2041 pesos en Compumundo, donde, por otro lado, no tenían stock. Según me dijeron, estaría llegando a mediados de marzo. Esto me encendió una alarma y llamé a otros minoristas, que también estaban sin stock del Windows en caja, y sin una fecha de arribo cierta. En algunos comercios se consigue la licencia GGK, que sirve para legalizar un XP e instalar un 8; se vende también a unos 2000 pesos. Les expliqué que mi XP era legal, que no necesitaba blanquear nada, pero parece que eso no es demasiado relevante. Así que llamé directamente al Store de Microsoft (0-800266-1349), donde me informaron que la compañía no vende Windows 8 en línea en la Argentina. "Tiene que ir a los minoristas", me sugirió el operador. Le expliqué que ya había ido a varios y que no conseguía Windows. "Siga


buscando", me aconsejó. Algo desorientado, llamé a Microsoft, donde rectificaron los dichos del 0-800 y me pasaron la dirección para comprar Windows 8.1 online Los precios son de 169,99 dólares para la edición convencional y de 289,99 para la Pro. A estos precios hay que agregarles el 35%, puesto que cuentan como compras en el exterior. De XP a Linux La otra opción es reemplazar XP por un Linux. No tiene costo alguno y no hay políticas comerciales que entorpezcan su distribución. Te bajás el instalador, lo grabás en un pendrive o en un DVD y en media hora tenés tu computadora con un nuevo sistema operativo. Hay mucha ayuda en la Web sobre cómo instalar Linux, y si tienen dudas puede consultarme por mail. El primer paso para una mudanza exitosa al sistema operativo de software libre es abandonar los prejuicios que por regla general rodean a Linux. Si venís de XP, es más fácil acostumbrarse a Ubuntu o a Mint que a Windows 8. Para al menos la mitad de las computadoras que se usan para trabajo de oficina, el sistema ya trae todo lo que necesitás. Si hace falta alguna otra cosa, tenés un centro de software con decenas de miles de opciones, y todavía hay mucho más en la Web. ¿Entonces es la solución mágica? No, para nada. El obstáculo para pasarse de Windows a Linux hoy se ha transformado. Ya no se trata de la dificultad para instalarlo,


usarlo o agregarle programas o periféricos. Ahora el desafío está en seguir haciendo lo mismo que veníamos haciendo en Windows, pero con herramientas diferentes. La pregunta ¿voy a entender un Linux? se ha convertido en ¿podré hacer lo mismo con Linux que con Windows? La respuesta es, en general, afirmativa. Pero habrá turbulencia. Por ejemplo, para una porción importante de los usuarios, sólo abandonar el Office de Microsoft puede resultar muy traumático, si no acaso imposible. Un corolario se cumple a rajatabla aquí. Cuando más cerrado sea el entorno del que venís, más trabajo te va a dar salir de Windows. Así que aclararé algo de entrada: pasarse a Linux es una migración mayor, no diferente de mudarse a Mac. Es un cambio muy grande, da bastante trabajo y a veces las cosas no salen bien. Para mí, ha sido desde siempre un avance y una liberación, aunque tuviera que sacrificar algunas (pocas) cosas. Pero hay que considerar esta migración de la forma más realista posible. A continuación, las tareas más comunes, clasificadas por categoría. Suites ofimáticas: Office versus LibreOffice Los grandes beneficiarios de esta migración son los que escriben, llevan planillas de cálculo y usan correo electrónico, lo que cubre una porción importante del público. Las herramientas de redacción, corrección, sinónimos y trabajo en equipo de LibreOffice (http://es.libreoffice.org) son impecables.


Las planillas de cálculo son una criatura mucho más compleja, pero LibreOffice ha ido mejorando su Calc de forma sistemática.Aquí podés ver la comparación entre Calc y Excel. Menos auspiciosa es la situación de los usuarios de PowerPoint. Los que estén habituados a crear slideshows muy vistosos y elaborados con PowerPoint, se sentirán defraudados con la aplicación de LibreOffice para presentaciones, Impress. Para los demás, Impress es una gran pieza de software que, en algunos aspectos, supera a PowerPoint; típicamente, en el rubro exportación. No estaría mal, antes de migrar a Linux, bajarse el LibreOffice y echarle un vistazo. En este artículo (en inglés) del sitio LifeHacker, una comparación muy objetiva entre Office y LibreOffice. Correo y trabajo en grupo Respecto del correo, Thunderbird (también disponible para Windows, dicho sea de paso) es excelente. Por otro lado, cada vez se usan más los Web-mail (Gmail, Oulook.com), y en Linux contás con Firefox y Chrome (llamado Chromium), así que vas a tener la Web en el mismo nivel que en Windows. De hecho, la nube es una de las grandes facilitadoras de la mudanza a Linux, con los navegadores funcionando como marcos de aplicaciones Web. Ahora, la pregunta que más me hacen: ¿hay algo con la integración entre Outlook y Office en Linux? La respuesta corta es no. Está Evolution, que es muy bueno. Está el ya mencionado Thunderbird, que admite complementos para


gestionar los contactos y para integrar Gmail. Pero la dupla Office/Outlook es casi como un sistema operativo en sí mismo, a tal punto que muchas personas creen que viene con Windows. No, no viene con Windows, y sale bastante caro (1611 pesos, al cierre de esta edición). Sin embargo, estar sujeto a Office/Outlook se da en general en las grandes empresas, donde el departamento de sistemas se ocupará de la migración a Windows 8 y la instalación de una nueva versión de Office, Outlook incluido. En pymes y SOHO, la dupla Office/Outlook puede ser reemplazada con las aplicaciones mencionadas antes o con las herramientas de colaboración en línea de Google. Pero, además, como suele ocurrir en Linux, hay muchísimos programas poco conocidos de primera calidad, algunos comerciales y otros gratis. En caso de que la mensajería y el trabajo en grupo sean la parte más conflictiva de tu mudanza a Linux, deberías explorar las opciones que se listan en este sitio. ¿Y Skype? Con lo dicho hasta aquí tenemos cubiertas las necesidades de la mayor parte de las computadoras personales que se usan en la oficina. ¿Qué queda? Skype sigue, al menos de momento, disponible en Linux, en su versión 4.2. No sabemos qué va a pasar en el futuro, así que me puse a hacer algunas pruebas. La buena noticia es que el Skype para Windows se puede usar desde dentro de Linux, al menos para llamadas de voz. Más abajo te explico


cómo. Cine, fotos, música, edición de video, etcétera Aunque diferentes de los que ya conocés, en Linux existen excelentes reproductores de medios (VLC, Amarok, Audacious y varios más), editores de gráficos (The Gimp, para bitmaps; Inkscape, para vectoriales), de audio (Audacity), software de autoedición (Scribus) y de diseño 3D (Blender), por citar los más conocidos. Incluso tenemos buenos editores de video, algo que durante mucho tiempo nos estuvo vedado. Una lista de las opciones, aquí. Donde más se complica, en mi experiencia, es cuando hacés algo muy específico (música, gráficos, video) en un nivel muy profesional, un nivel que por lo general es muy quisquilloso con las herramientas (por ejemplo, sólo se aceptan aplicaciones de Adobe o de Autodesk). Con todo, estas aplicaciones son tan costosas y complejas que el precio de Windows es asunto menor. Además, estas aplicaciones requieren equipos muy al día para funcionar bien, por lo que -de nuevo- estarás migrando a Windows 8 al adquirir una nueva computadora. Redes sociales Aunque para muchas personas Facebook y Twitter califican como entretenimiento, para otros son herramientas de trabajo indispensables. Con Facebook no hay problema, porque se accede vía Web. En cambio, para aprovechar al máximo Twitter es menester una aplicación de escritorio. La mejor es TweetDeck, pero


desde que fue adquirido por Twitter, este excelente programa ya no está para Linux. No hay problema, la tenemos como una extensión para Chrome. Netflix El servicio de películas, series y documentales por streaming no puede ejecutarse en Linux. ¿Por qué? Porque no existe Silverlight para este sistema. ¿Entonces doy de baja mi suscripción? No tan rápido. Una de las mejores cosas de Linux es que casi siempre encontramos un atajo. En Ubuntu 13.10 pueden usar este truco. Funciona perfectamente y apela a un mecanismo que comento en el apartado siguiente, es decir, emular Windows dentro de Linux. Hay otra forma de ver Netflix en Linux, mediante Pipelight. Las instrucciones, en este artículo del sitio Alt140. Escenario 3: Linux + Windows XP Podría ocurrir que alguna de tus aplicaciones requiera XP sí o sí y que no exista un equivalente en Linux. Bueno, si el equipo cuenta con suficiente memoria, se pueden ejecutar programas de Windows dentro de un Linux. Hay dos formas de hacer esto. Por un lado, emular Windows mediante Wine. Por otro, virtualizar Windows por medio de VirtualBox. Si hay memoria suficiente (2 GB como mínimo), prefiero este último método. Como adelanté, es el caso de Skype. Insisto, Skype sigue vivo y saludable en Linux, pero un día de estos podrían darlo


de baja. En ese caso, una solución sería instalar VirtualBox (se encuentra en el Centro de Software de Ubuntu) y crear una máquina virtual nueva con Windows XP. Alcanza con asignarle 512 MB de RAM, aunque andará mejor con 1 GB. Luego, sólo hace falta arrancar esa máquina con el disco de XP en la lectora e instalar el sistema como de costumbre. Hecho esto, ya se puede bajar e instalar Skype, pero dará error al arrancarlo, si no se instala al menos el Service Pack 3. De hecho, recomiendo instalar también todas las actualizaciones disponibles. Las máquinas virtuales y Wine tampoco son balas mágicas y pueden aparecer problemas, pero, según mi experiencia, salvan muchísimas situaciones que, de otro modo, quedarían como casos irresueltos. Te estarás preguntando si acaso, al usar un XP virtual después del 8 de abril, no estarás exponiendo tu computadora anfitrión y tu red a ataques externos. Sin entrar en detalles (es un tema largo), la respuesta es no. De forma predeterminada las máquinas virtuales en VirtualBox usan un modo de red que las mantienen aisladas del anfitrión y no tienen activados ni compartir el Portapapeles (una posible vía de ataque) ni las carpetas compartidas (otra). Para saber más al respecto, consultá este capítulo del manual de VirtualBox. Escenario 3: Windows 8 + Windows XP Por cierto, el modelo de arriba también es viable en Windows 8 (o 7, para el caso). Es decir, si tenés algún software que sólo anda en XP, podés usar VirtualBox para


virtualizar XP; en este caso, la máquina anfitrión debería tener al menos 4 GB de RAM. (Y no, el Modo XP, que Microsoft ofrecía para Windows 7 como una forma de suavizar la migración, no existe en Windows 8.) El peor escenario Donde no hay muchas soluciones es con computadoras que sí, andan todavía, pero no son veteranas, sino obsoletas. Lentas y, sobre todo, con poca RAM. Un equipo con 10 años de currículum (digamos un Pentium 4) con 512 MB de RAM podría correr Linux, pero no le quedará margen para una máquina virtual con XP. Así que, como se dice, a ese perro no se le podrá enseñar nuevos trucos. Quizás sea la hora de pensar en comprar otra computadora. Después de todo, tampoco el hardware es eterno y en algún punto empezarán a fallar los componentes más sensibles del equipo.


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