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Milena Villalba

EL CARMEN: LO HUMANO Y LO VIVIDO

"La atmósfera habla de una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir".

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TEXTO: MILENA VILLALBA FOTOGRAFÍA: MILENA VILLALBA

Me fascinó leer la frase anterior en el libro "Atmósferas", de Peter Zumthor, arquitecto suizo. Siempre me pregunto por qué se generan lugares en los que todo el mundo quiere estar, y otros en los que ocurre lo contrario, y su relación con que detrás haya un diseño preconcebido o no. Es obvio que empezar por crear el ambiente adecuado es un buen punto de partida. Peter Zumthor cuenta en su discurso, uno a uno, los elementos que ha analizado y que generan "atmósfera" en arquitectura, para terminar hablando de la luz.

Ése fue el momento en que mis ojos se abrieron como platos: estaba hablando de arquitectura y fotografía al mismo tiempo. La luz dibuja, envuelve, choca, penetra, es un material más, construye el vacío y por tanto su ocupación, así como todas las situaciones que quedan en medio, como una cortina de humo a contraluz. No obstante, una idea quedó rondando en mi cabeza. Se trata de introducir una pequeña variable en ese discurso: la presencia del elemento humano. Por algún motivo se dice que "los lugares son las personas".

Y con lo humano no me refiero solo a la presencia física de las personas, si no a la memoria de los lugares, que no tiene por qué ser ni prolongada ni solemne. Hablo de algo más leve, de las vivencias del día de ayer, de la transmisión de éstas, y su remanente en los "lugares". ocho años de mi vida, lo que me ha convertido en una habitante más de la vida de sus calles, conociendo ya a casi todo el mundo: personas mayores, punks, familias con hijos, hosteleros, parroquianos de bar, etc.

El Carmen es un barrio histórico de la ciudad de Valencia con multitud de capas de historia. En los años 80 fue centro neurálgico de "la movida valenciana", pasando a ser en las últimas décadas uno de los barrios de moda para el ocio nocturno. No obstante, en los últimos años la Administración ha habilitado políticas para controlar el ruido, mantenerlo limpio, etc., frenando el número de licencias para abrir locales. He sido testigo de ese proceso visto ese proceso y los objetivos logrados. Por otro lado, esas luces de la noche han sido sustituídas por una masa turística que crece año tras año, y que viene seguida de la transmutación de los locales comunes por otros "chic". De entre esta nebulosa de nuevas aperturas, dos de esos locales me fascinaron. En ellos podía reconocer la "atmósfera" que había vivido en el barrio. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que los dos eran obra del mismo estudio: El Tejado Azul .

EL TEJADO AZUL El Tejado Azul está compuesto por Cristina y Jaime. Cristina es una italiana de Palermo afincada en Valencia. Jaime, por el contrario, ha vivido en Valencia toda su vida. No son un estudio conocido, sin embargo sus trabajos hablan de una realidad distinta a través de proyectos de gran calidad y dedicación. Da gusto descubrir obras que escapan de manera inocente de la vorágine de los medios de comunicación.

LOS PROYECTOS Los proyectos de los que hablo son una peluquería y un barrestaurante, Mundo Peludo y Muez, respectivamente. Un punto en común que observé entre ambos era la cercanía y familiaridad que se respiraba, volviendo de nuevo a la variable del elemento humano . Otro, es el trabajo con la preexistencia, y el trato muy directo con los oficios del herrero y el carpintero.

En Mundo Peludo, la preexistencia es relativamente nueva, se trata del bajo de una finca de unos 20 años de antigüedad. No obstante, esta preexistencia se deja vista, adquiriendo un carácter opuesto al del Muez. Esto genera un look a lo "Factory" (estudio de arte de Andy Warhol). Y no es para menos, ya que no se trata de una peluquería común; para Toni, el dueño del local, cortar el pelo es muchas veces una obra de arte.

TRATO DIRECTO CON EL OFICIO El diseño del mobiliario por parte de los arquitectos, y el trabajo mano a mano con los oficios, es clave, así como el diseño de iluminación. Una estructura metálica que cuelga del techo actúa como soporte de los espejos y lámparas, y es apoyo de herramientas de trabajo como los secadores. Las ventanas, con una enorme superficie, no solo dejan entrar de manera generosa la luz natural, sino que actúan a modo de escaparate. Una estructura de conglomerado de madera en forma de casa contiene el almacenaje, los baños, etc.

UNA FERRETERÍA CON SECRETOS Por otro lado, tenemos Muez, una antigua ferretería perteneciente a la red de "locales de barrio de toda la vida". Dejar el cartel del antiguo negocio fue una decisión de proyecto. Cuando el equipo de El Tejado Azul y Ruth (la propietaria) encontraron este local ya vacío, poco más parecía que un garaje. No podían imaginar todo lo que se escondía tras sus paredes. Los arquitectos tuvieron que ir modificando el proyecto según iban descubriendo antiguas capas relacionadas con la historia de la ciudad: un arco gótico perteneciente a la arcada de la antigua plaza a la que pertenecían la Lonja de la Seda y la iglesia de los Santos Juanes, otra arcada gótica presumiblemente del acceso perpendicular a la plaza, etc. El Tejado Azul no tuvo más remedio que montar su despacho por un tiempo en la misma obra.

Finalmente, el proyecto se resolvió dejando a la vista todas esas capas, con el fin de compartir semejante hallazgo, donde el mobiliario de las estanterías y la iluminación (diseñados también por los arquitectos) apenas tocan las paredes, haciendo que parezca que leviten en el espacio. Este efecto es causa también de cómo se trabaja la luz en este proyecto.

NAVARRO & MARTÍNEZ Dos trayectorias convergentes unidas por el respeto al diseño

Dos diseñadores que han apostado por la innovación y la calidad, basada en un compromiso con el diseño, factores que los han convertido en referente. Ambos pertenecen a una generación donde el vínculo con su trabajo era directo y honesto, algo que a día de hoy se presenta como un oasis frente a un panorama marcado por la uniformidad o las modas pasajeras.

TEXTO: ALEX SERRANO FOTOGRAFÍA: A. SERRANO

¿Cómo se ha desarrollado vuestra amistad durante tanto tiempo trabajando en paralelo? Vicent Martínez: Desde que nos conocimos, no hemos tenido una amistad íntima ni profunda, sino fundamentalmente hemos compartido una visión profesional. Vicente Navarro: Nos conocimos en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valencia, hace más de 5 décadas y siempre que nos hemos encontrado posteriormente ha sido por algún tema o colaboración profesional, con criterios afines. Vicent Martínez: Hoy ha sido el primer día que hemos comido juntos. Siempre hemos sabido ambos dónde estaba cada uno y cómo encontrarnos. Por eso, cuando, desde el Colegio de Diseñadores de Interior de la Comunidad Valenciana me llamaron

para glosar su trayectoria en feria Cevisama, acepté. En cierto modo, me hizo revivir toda una vida. Vicente Navarro: Y quién mejor que Vicent para homenajear mi trabajo. Vicent hizo un recorrido de nuestras trayectorias paralelas, desde la escuela, hasta hace unos años, con la inauguración del Apartament Punt.

¿Qué os vincula? Vicente Navarro: Desde que empezamos siempre hemos tenido la inquietud por estudiar algo relacionado con el arte y el diseño. Por una parte, Vicent, en la especialidad de diseñador de producto, y yo en la de diseño interior. Vicent Martínez: Es un vínculo especial y casual. Vicente empieza en la primera promoción, donde se dio un cambio de paradigma de lo que eran las escuelas de artes y oficios, al convertirse en las escuelas de artes aplicadas. Yo asistía a la antigua escuela desde los trece años. Mi destino, por tradición familiar, era ser pintor de abanicos. Mi

Vicente Navarro: “Creo que la simbiosis entre diseño de producto e interiorismo puede hacer grande un proyecto”

Vicent Martínez: “Es necesario preservar el buen interiorismo, es referente de cada momento histórico”.

abuelo lo fue y mi padre también, por imposición. Recuerdo que mi padre me confesó que había sido cobarde, porque él aprobó el ingreso en Bellas Artes -quería ser pintor- y mi abuelo le dijo que tenía que pintar abanicos, por lo que no se atrevió a romper la tradición familiar. Compaginé estudios y pintura de abanicos hasta que en cuarto curso, una empresa de artes gráficas buscó alumnos para hacer prácticas. Negocie a espaldas de mi padre, así que cuando llegó mi momento, chantajeé a mi padre y le dije que si quería que yo fuera un cobarde toda mi vida, me quedaría con él, pero si no, que me dejara especializarme en lo yo quería. Me dejo ir. Durante un tiempo estuvo triste, luego lo entendió. Vicente Navarro: Nuestros padres jugaron un papel muy importante para encauzarnos en una actividad en la que teníamos afición y facultades para ello. Cuando Vicent y yo descubrimos el diseño, hicieron lo posible para influenciarnos. Yo era un pésimo estudiante, mi padre era constructor y en vacaciones, trabajaba en la obra, cargando ladrillos. Aquello me vinculó muchísimo con la construcción, con el aprender a trabajar desde cero y a imaginar espacios. Vicent Martínez: Revisando lo que ahora es la enseñanza en las escuelas, nosotros nos consideramos autodidactas. Porque en la escuela, en aquel momento, lo que mejor eran los compañeros. Los profesores, en aquel tardofranquismo, venían de Bellas Artes, y algunos no dejaban de ser artistas frustrados. En la escuela nadie me habló jamás de la Bauhaus, ni de Renau, ni de las vanguardias. Mucho lo aprendimos por nuestra cuenta. Vicente Navarro: Teníamos que alimentarnos de lo que había en Valencia, y aquí teníamos a un maestro que se llamaba Pepe Martínez Peris, que dedicó toda su vida al interiorismo. Su obra ya no existe aunque se conservan sus archivos. Y esa es una de las cosas de las que más me he arrepentido al dedicarme al interiorismo: al final, todo desaparece. El interiorismo es tan efímero como cualquier arquitectura. Vicent tiene otra ventaja, y es que sus diseños se coleccionan. Llegará el momento en el que se podrá hacer un diseño monográfico de Vicent Martínez. Vicent Martínez: Es necesario preservar el buen interiorismo, es referente de cada momento histórico. Vicente Navarro: Las obras de interiorismo pertenecen a los clientes que con el tiempo las hacen suyas, mientras que el diseño de producto permanece inalterable a lo largo del tiempo. Proyectos muy representativos en mi trayectoria, como el Hotel Valencia Palace, son retocadas sin contar con los creadores originales y acaban desvirtuadas. Vicent Martínez: El diseño de producto también caduca. Vicente Navarro: Siempre he contemplado el mobiliario de diseñadores con renombre en mis proyectos. Admiro tanto el trabajo de un diseñador de producto como el mío. Creo que la simbiosis entre ambas disciplinas puede hacer algo grande. Lo que no funciona es abarcarlo todo, proyectar y diseñar desde los cimientos a la cuchara. Vicent Martínez: Lo que denota la cultura de Vicente es, precisamente, la capacidad de valorar la pieza idónea para situarla en el entorno adecuado. Ese respeto de Vicente por el trabajo del diseñador de producto, y sumarlo a su trabajo de interiorista, creo que hay que reivindicarlo. Y más en un momento donde asistimos a tantas historias de arquitectos que hacen buenas obras pero que hacen pésimos muebles. Vicente Navarro: Siempre he intentado que haya coherencia en todos los elementos del conjunto de una obra. Por ejemplo, en el proyecto para el hotel Valencia Palace con el techo de Carmen Calvo, las esculturas de la fachada de Miquel Navarro, que inicialmente no estaban proyectadas ahí... ¿Pensáis que falta especialización en la formación actual? Vicente Navarro: Hoy en día parece que la profesión de diseñador de

interiores y los oficios relacionados con el hábitat son lo mismo. Los carpinteros tienen estudio de interiorismo, los electricistas tienen un espacio anexo donde hacen interiorismo, los arquitectos hacen interiorismo... Esto lleva a la uniformidad, a ver siempre casas iguales. El alma, al final, se lo da la gente que sólo trabaja en esto, que no tiene interés en la promoción hostelera. La cantidad de intrusismo que hay actualmente es brutal.

¿Tienes alguna anécdota de tu experiencia como interiorista? Vicente Navarro: Al acabar el Hotel Inglés, con una batalla entre industriales y soluciones, en el que por cierto el mobiliario lo hizo Punt en una colaboración muy interesante, se me ocurrió pintarlo de rojo y las paredes llenas de platos cerámicos, en relación con el palacio de Marqués de Dos Aguas, que está justo enfrente. Cuando lo vio la propiedad, le pareció demasiado atrevido. Naturalmente, tuvimos que cambiarlo. Meses después se inauguró el Teatro Real de Madrid con los salones en tonos rojos y ahí siguen. Vicent Martínez: Vivimos una época donde habían mucho por hacer, muchos proyectos y muy poca gente especializada para abordarlos. En los años 80 y 90, el desarrollo de las escuelas fue clave para el impulso del diseño. También lo fue la creación del IMPIVA y la implementación de sus políticas. Las becas que facilitaron para mandar a diseñadores a las mejores escuelas de diseño fue algo muy importante. El impulso fue determinante. Las exposiciones que hacía el IMPIVA eran una forma de ejemplarizar. Vicente Navarro: Y que la gente descubriese qué era el diseño... Recuerdo que había colas para entrar.

¿Pensáis que esa curiosidad popular se ha perdido? Vicent Martínez: La curiosidad popular creo que no, el diseño continua interesando. Otra cuestión es lo que aquí en Valencia en términos de política sobre el diseño hemos vivido durante las dos últimas décadas. Cuando el PP accede al poder, en el año 1997, el diseño dejo de ser una herramienta de dinamización, y quedo completamente postergado. De hecho, hubo intentos de desmontar al IMPIVA, como brazo ejecutor de políticas de desarrollo industrial, y durante mucho tiempo tuvimos la luz apagada. La historia está ahí, y yo cuento lo que he vivido. Sí que

es verdad que esa semilla prendió y creció, en la formación, en escuelas, en universidades y en bastantes empresas. También es cierto que la sociedad entendió que el diseño es una herramienta de transformación y mejora de la calidad de vida. Hoy parece que volvemos a tener más posibilidades, aparecen otras políticas, y sobre todo un tejido industrial, donde se demuestra que hay músculo en la escena local e internacional. Ahora queda claro que aquellas empresas que apostaron por el diseño, están hoy mejor posicionadas. Vicente Navarro: Los sucesivos cambios políticos, han dejado su huella, que afortunadamente ha sido favorable para el diseño. Siempre apoyado por los colectivos profesionales como el CDICV, que mantiene un respaldo constante y de difusión de la profesión en todos los ámbitos de la sociedad. Vicent Martínez: Es momento de pasar a una fase de mayor visualización y que un relato sobre el diseño hecho en València pueda aparecer en el horizonte. Y no en términos localistas, sino en términos globales. Lo interesante de hacer algo local, tiene que ser en vistas a lo global. No entiendo hacer nada local para ser locales, sino porque pueda ser universal. Vicente Navarro: En este momento post-crisis muchas empresas se han afianzado en su historia, y han conseguido salir victoriosas de esta situación, reformulándose. Las empresas que están exportando son las que han resistido y han retomado la inercia de los noventa, como Punt, impulsando desde sus raíces un nuevo proyecto. Pero en mi opinión, la nueva generación de empresas, casi siempre hacen lo mismo, generalmente enfocadas al mueble danés o low cost como un reflejo de lo que está sucediendo con la moda. Vicent Martínez: En los años 80 y 90 se generó mucho diseño en España. Eran proyectos con poca inversión, pero con concepto y talento. Es muy correcto ser minimalista, pero hoy en día se abusa hasta tal punto de lo minimalista, que no es identificable. Hecho en falta más arquetipos y nuevas tipologías. Si hiciéramos una cata a ciegas de productos de varias empresas, daría la sensación de que es una misma la creadora de esos productos. Estamos en un nuevo manierismo. El diseño puede aportar mucho más que eso. Vicente Navarro: Eso parece más una propuesta de arquitectura, donde algunos arquitectos representan

Vicente Navarro: “El 80% de los actuales negocios de cara al público, ni tienen, ni venden, ni promocionan el diseño”

Vicent Martínez: “Me gustaría ver una administración pública comprometida y que abanderara la creatividad”

espacios puros, pero inhabitables. Estamos en una era de postminimalismo, y el reto ahora sería cuestionar y disimular ese minimalismo. Porque al final, el minimalismo no es otra cosa que la percepción del espacio en su máxima expresión llegando a la sintetización del volumen y limpieza del espacio. Cuando eso lo has visto y vivido, te das cuenta de que calentar y humanizar ese minimalismo, haciéndolo habitable, es clave.

Después de vuestras experiencias y vista también la tendencia actual, ¿qué habéis visto y qué os gustaría ver en las próximas generaciones? Vicente Navarro: Me hubiera gustado que todo el apoyo al diseño y al interiorismo fuera hacia un punto feliz, pero desgraciadamente

Vicent Martínez y Vicente Navarro en la entrega del premio de Cevisama a Navarro. foto: héctor rubio

estamos en un momento en el que los interioristas están supeditados a marcas y proyectos franquiciados, con una filosofía de marketing, con poco espacio para que la creatividad individual tenga un nivel de diseño diferenciador. Hoy en día, la gente bebe copas en toneles de vino, se dividen los espacios con palés o los clientes se sientan en palés acolchados. Un 80% de los negocios tiene esta estética. Ahora bien, ni venden ni promocionan diseño. Vicent Martínez: En esa “paletización” del entorno, lo que hay es una especulación barata, bien podría ser una estética povera o brutalista, que tiene un sentido, pero utilizado masivamente por cervecerías, no lo veo. En cambio si que hay gente que la paletización la utiliza inteligentemente creando su propio mobiliario. Yo creo que el momento es difícil para mucha gente, hemos sufrido retrocesos y una precarización que era impensable. A mí me gustaría que el diseño como instrumento para la mejora de la calidad de vida estuviera más presente. Me gustaría una Administración pública comprometida y que abanderara la creatividad. Me gustaría que se generaran más vínculos entre diseño y cultura, entre diseñadores y empresas, entre escuelas y empresas. La relación de enseñanza y empresa es clave. No hay disciplina proyectual que se aprenda sin práctica. En cuanto al futuro, pienso que el diseño lo tiene, el futuro tiene que ser creativo. No hay futuro que no pase por la creatividad.

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Vicente Navarro: Una trayectoria en seis proyectos

01.- Remodelación del showroom de Porcelanosa. (Albuixech, València, año 2015) 02.- Diseño de interior del Hotel Sorolla, (València, año 2008) 03.- Diseño de interior del Hotel València Palace en el Paseo de la Alameda, (València, año 1992) 04.- Vivienda en el centro, (València, año 2012) 05.- Arquitectura y diseño interior de una vivienda de obra nueva. (Godella, año 2016) 06.- Diseño de interior y asesoramiento de arquitectura de una vivienda de obra nueva. (Rocafort, año 2013)

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