1 minute read

E L vALOR DE DECIR NO

Antela solicitud de algún favor o de algún servicio, muchos de nosotros no nos atrevemos a negarnos. Por lo general por educación, consideración, pena o cobardía, aceptamos situaciones que no nos son favorables o tareas que en realidad no nos incumben.

Mi hermana me enseñó este sabio refrán: ‘Ante el vicio de pedir, la virtud de no conceder’. Y el refrán también tiene razón cuando opina ‘que más vale una colorada que cien descoloridas’, porque resulta que a veces nos embarcamos en compromisos que no podemos cumplir y a la larga padecemos inconvenientes que acaban por hacernos quedar mal o hartarnos.

Advertisement

Ariel Wolfovich

Lamentablemente existen personas imprudentes, indiscretas o abusivas que intentan sacar provecho por medio de alguna relación o simplemente disponer del tiempo ajeno como si fuera el propio.

Esto no implica negarse automáticamente a hacer un favor. ¡Qué triste sería nuestro mundo si dejáramos de apoyarnos los unos a los otros! Se trata de aplicar el discernimiento necesario para distinguir entre ayudar al prójimo y permitir el abuso.

Al igual que en numerosas situaciones que nos plantea la vida, la mejor opción es darnos un tiempo de reflexión. Y una vez analizado el asunto, aceptar si así lo consideramos prudente, y, de no ser así, tener el valor de decir NO.

Este tema trae a mi mente una adivinanza humorística, algo picarezca:

¿Qué diferencia hay entre una dama y un diplomático?

Si el diplomático dice SÍ quiere decir ¿QUIÉN SABE?

Si dice ¿QUIÉN SABE?

Quiere decir NO.

Y si dice NO, no es un diplomático.

En cambio, si una dama dice NO quiere decir ¿QUIÉN SABE? y si dice ¿QUIÉN SABE? quiere decir SÍ.

Y si dice SÍ,... no es una dama.

This article is from: