TECNOLOGÍA
Qué es y cómo convertirse en una Smart City Toda ciudad puede convertirse en una Smart City; involucra a cada ciudadano y se basa en el Ser; hace a la participación del sector público, privado y las personas; el transporte es una pieza fundamental y es necesario un cambio de mentalidad. La voz autorizada de Lucía Bellocchio, directora de la consultora Trend Smart Cities Cómo pensar una Smart City (ciudad inteligente) cercana, en la que todos podamos participar y tener una mejor calidad de vida. Algunas ideas, las detalló a AreaUrbana la directora de Trend Smart Cities, consultora especializada en ciudades inteligentes para empresas, gobiernos, inversores, emprendedores y startups con base en Europa y América Latina, la argentina Lucía Bellocchio, quien, además, es directora de la Diplomatura en Smart Cities de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral y recientemente, elegida una de las 10 influencers globales de ‘smart cities’ 2022. ¿Qué es una ciudad inteligente? Es aquella que pone en el centro a las personas y mediante la innovación y la tecnología da nuevas respuestas a problemas urbanos, mejorando así, la calidad de vida. La ciudad inteligente, lejos de ser un concepto de ficción, es una realidad y más cercana de lo que muchas veces imaginamos. Solo pensemos en hacer un trámite administrativo desde un smartphone, comprar por plataformas de e-commerce, compartir un auto (Uber/Cabify), información en tiempo real del transporte, sensores para medir la velocidad, calidad del aire, etcétera. ¿Cualquier municipio puede proyectarse como una Smart City? Desde Trend Smart Cities, la organización que lidero, la experiencia nos ha demostrado que para aplicar un 'enfoque Smart City' a cualquier escala de ciudad el primer paso es 'desmitificar' este concepto que, aplicado con planificación y estrategia, puede resolver varios de los problemas a
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los que hoy se enfrentan las ciudades y mejorar notablemente la calidad de vida de las personas en las ciudades, usando herramientas que hoy tenemos alcance de nuestras manos. ¿Importa la escala de la ciudad? No, podemos hablar de una ciudad de escala chica, intermedia o grande, cualquier urbe puede trabajar en una transición hacia una ciudad inteligente. Desde ciudades con más de 10 millones de habitantes, hasta entornos rurales pueden aplicar un enfoque smart, pensando en aplicar un mindset (conjunto de pensamientos y creencias que dan forma a nuestra mente, determinando cómo nos portamos) innovador, tomando las herramientas hoy disponibles para mejorar algún servicio ciudadano. ¿Quiénes intervienen en la construcción de una Smart City? En las ciudades del siglo XXI que atraviesan momentos de grandes cambios, se torna necesario un enfoque multidisciplinario y holístico en la construcción de la visión de ciudades, que incluya miradas de todo tipo, antropólogos/as, sociólogos/ as, especialistas en diferentes tecnologías (IA, Blockchain, realidad virtual y aumentada, etcétera), especialistas en desarrollo sostenible y ambiente, economía, politólogos/as, abogado/as y un gran etcétera. ¿Tecnología es sinónimo de Smart City? Poner como foco central de las ciudades inteligentes solo a las tecnologías ya no cobra sentido, pues, ¿de qué vale colmar una ciudad de tecnología si ésta, es solo para unos pocos o si la ciu-
dadanía no logra interactuar con ella o sacarle un real provecho? La experiencia nos demuestra que ‘debemos pensar ciudades inteligentes desde el problema y no desde la tecnología’, debemos indagar a través de un enfoque centrado en las personas -human centered designen los problemas urbanos, cambiar nuestra mindset a un mindset innovador que nos ayude a pensar esos problemas de una forma diferente a como lo veníamos haciendo, y en muchos casos, digital como reflejo de una ciudadanía que pivotea entre la vida física y la digital. Trabajar desde la escala humana de la tecnología y las ciudades. ¿Quiénes deben involucrarse en la transformación de un municipio a una Smart City? Si bien, es verdad que la decisión política de migrar hacia una gestión inteligente de las urbes recae, en gran parte, en los gobiernos -principalmente locales-, la experiencia nos demuestra que ciudades que hoy son referencia en términos de 'Smart City' trabajan en conjunto y de forma colaborativa entre el sector público, sector privado y tercer sector, teniendo un diálogo fluido en la construcción de la anhelada ciudad del futuro. Hoy, la tendencia al encarar proyectos con 'enfoque Smart City', es diseñarlos bajo alianzas P-P-P (público, privado, personas), teniendo en cuenta los diferentes intereses y el valor que cada uno puede aportar. Y, se torna necesario involucrar a todos los sectores de la población, todas las edades e intereses que puedan sumarlos.
¿Cuánto influye el transporte público y privado en el diseño de una ciudad inteligente? El eje movilidad es una de las dimensiones centrales cuando hablamos de ‘smart cities’ porque sin importar la dimensión de la ciudad, todos necesitamos movernos en ella y porque, además, es un área donde la innovación y la tecnología está generando cambios con enorme impacto en el día a día de las personas. Vivimos una verdadera revolución de la movilidad urbana: incorporación de tecnologías, datos en tiempo real, el fuerte imperativo de la sostenibilidad, la transición hacia energías limpias, objetivos de descarbonizar nuestras ciudades, una creciente urbanización, nuevos hábitos urbanos y generacionales. Sin dudas, una movilidad que necesita re-pensarse. ¿Cómo integran al diseño los vehículos actuales a combustión y las nuevas tecnologías (híbridos, eléctricos)? La mejor manera de ‘integrar’ los vehículos tradiciones -a combustióncon los vehículos electrificados es entender que la movilidad está en un período de transición, de transformación y por ello ningún cambio es drástico, ni se produce de un día para el otro. ¿A qué se denomina ‘movilidad sostenible’ y cómo se expresa? Suele caracterizarse por el conjunto de movimientos o desplazamientos que realizamos al recorrer una distancia, desde el lugar de origen hasta la de destino reduciendo -y siendo consciente- los impactos negativos