Imágenes de Santiago de León de Caracas. Inés Quintero - Ediciones Ekaré

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Contenido Primeros pobladores 10 12 14 16

El valle del Guaire, territorio indígena La vida diaria de los indígenas Un valle fértil y diverso Guerra, amor, enfermedad y muerte

Los españoles conquistan el valle 20 22 24 28

A la cuarta va la vencida Resistencia indígena La cuadrícula Piratas, plagas y otras contrariedades

Mucho más que una aldea 32 34 36 38

La ciudad crece y se consolida La población aumenta y cambia de color La ley de Caracas: comer, dormir, rezar y pasear Fiestas, juegos y procesiones

Tiempos de guerra y reconstrucción 42 44 46 50 52 54

Conspiración y muerte Ciudad de Libertad e Independencia Abandono, ruina y destrucción Caracas, un París de un solo piso Bailes, retretas y celebraciones El mercado central

La ciudad se desborda 58 60 62 64 68 70 72 74 76 80

Novedades del siglo XX Más allá de la cuadrícula Las esquinas de Caracas El ímpetu modernizador Autopistas, avenidas y monumentos El primer millón La ciudad en su diversidad Festejo del bicentenario Fin de siglo entre el estremecimiento y el caos Más allá del valle

Cronología

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Bibliografía

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Caracas Santiago de León de

, la ciudad que fundaron los conquistadores

españoles hace un poco más de 450 años, fue durante mucho tiempo un pequeño poblado de apenas 24 manzanas y una plaza, en medio de un valle de 25 kilómetros de largo. Aunque la temperatura promedio ha subido con el tiempo, el clima sigue siendo una de las mejores características de la ciudad. Una temporada de seis meses de lluvia es sucedida por una equivalente de sequía, pero en realidad en ambas predomina un carácter primaveral. Al comenzar el siglo XXI la ciudad de Caracas alberga más de cuatro millones de habitantes y abarca mucho más allá del valle del río Guaire. Desde el cielo parece una gran mariposa eléctrica o una mano abierta, en la que el valle principal se extiende en cinco direcciones.


Tiempos de guerra y reconstrucción “...que la cabeza se lleve en una jaula de hierro al puerto de La Guaira, y se ponga en el extremo alto de una viga de treinta pies, que se fijará en el suelo de aquel pueblo por la puerta de Caracas”. Parte de la sentencia a José María España, 1799. Biografía de José Félix Ribas, 1865. Juan Vicente González. Vista de Caracas (detalle), 1851. Joseph Thomas. Galería de Arte Nacional, Caracas. 42

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Conspiración y muerte En 1797 una conspiración fue develada en la vecina ciudad de La Guaira. Proclamaban la igualdad, la abolición de la esclavitud y la independencia de España. Algunos de los organizadores lograron huir y otros fueron apresados. Dos años más tarde José María España, uno de los cabecillas, cayó prisionero y fue sentenciado a muerte. El día de la ejecución fue conducido al cadalso arrastrado por la cola de un caballo hasta la Plaza Mayor de Caracas.

Al regresar a Venezuela, luego de 40 años de ausencia, Francisco de Miranda fue saludado por la multitud en el Puerto de La Guaira para celebrar su incorporación a la causa de la Independencia.

En 1806 se preparó una hoguera en la Plaza Mayor para quemar los papeles y proclamas traídos por Francisco de Miranda en una fallida expedición independentista. Un edicto publicado por el Cabildo condenaba la invasión y llamaba a todos los habitantes de Caracas a contribuir con lo que pudiesen para ponerle precio a la cabeza del traidor. Casi 20.000 pesos fueron recaudados. En 1808, cuando se supo de la invasión de Napoleón a España, los caraqueños salieron a las calles dando vítores a Fernando VII y gritando “muerte a los franceses”. El 15 de julio se juró a Fernando VII como legítimo Rey de España. Dos años después, el 19 de abril de 1810, se estableció la Junta Suprema de Caracas, la primera forma de gobierno autónomo. Fueron tiempos de agitación e incertidumbre. La gente discutía en las esquinas, había reuniones en las casas de los principales y se pegaban pasquines en las paredes de la ciudad. El clima era de inquietud y grandes expectativas. En este contexto se publicó La Gaceta de Caracas, el primer periódico impreso en Venezuela.

Regreso de Miranda a Venezuela en 1810, s/f. Johann Moritz Rugendas. Colección Fundación John Boulton. 44

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Ciudad de Libertad e Independencia El 5 de julio de 1811 se declaró la Independencia. Al anunciarse la noticia, los miembros del Congreso salieron a las calles de Caracas y la gente celebró el acontecimiento gritando “Libertad e Independencia”. Al poco tiempo el alborozo se convirtió en drama. El 26 de marzo de 1812, un terremoto destruyó casi completamente la ciudad. Se vinieron abajo los templos de La Pastora, Altagracia, San Mauricio, La Merced, Santo Domingo y La Trinidad, y miles de fieles fallecieron. El suceso ocurrió un Jueves Santo, exactamente el mismo día de los hechos del 19 de abril. La fatal coincidencia fue utilizada por los sacerdotes para aterrorizar a la multitud, haciendo ver que era un castigo divino por haberse pronunciado contra el Rey, don Fernando VII, ungido del Señor.

“Los ciudadanos caraqueños se congratulaban a porfía unos a otros y en recíprocos abrazos estrechaban sus corazones anegados en el placer más puro: ‘Ya tenemos patria, decían, ya tenemos Libertad. Sólo dependemos de Dios y del Gobierno que constituyamos entre nosotros mismos, sin que ninguna autoridad extranjera tenga derecho para dominarnos’. Hombres, mujeres, niños y ancianos todos corrían por las calles exclamando ‘Libertad e Independencia’. Por donde quiera se oían himnos y canciones y el alborozo duró hasta las once de la noche, sin que el menor disgusto viniese a turbarlo”. Reseña de los sucesos del 5 de julio aparecida en La Gaceta de Caracas, 9 de julio de 1811.

El 5 de julio de 1811 (detalle), 1838. Juan Lovera. Alcaldía del Municipio Libertador, Caracas. 46

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Abandono, ruina y destrucción A la vuelta de apenas unos años, el alegre, ameno y deleitable valle de Caracas se convirtió en escenario de violencia y destrucción. Se combatía en las puertas de la ciudad, la Plaza Mayor era un cuartel y las calles recintos de barricadas. En 1814 Caracas fue evacuada por órdenes de Simón Bolívar, porque no podía proteger la ciudad amenazada por las tropas enemigas al mando de José Tomás Boves. Los habitantes abandonaron sus casas y pertenencias, y salieron en marcha en dirección a oriente. Muchos de ellos perdieron la vida en el trayecto. Desde ese momento hasta que concluyó la guerra en 1821, Caracas estuvo bajo el control de

“…Los vivientes han desaparecido, las obras de los hombres, las casas de Dios, hasta los campos han sentido el estrago formidable del estremecimiento de la naturaleza. Ud. se preguntará a sí mismo ¿dónde están mis padres, dónde mis hermanos, dónde mis sobrinos? Los más felices fueron sepultados dentro del asilo de sus mansiones domésticas; los más desgraciados han cubierto los campos de Venezuela con sus huesos después de haberlos regado con su sangre por el solo delito de haber amado la justicia. ¿Dónde está Caracas? Se preguntará Ud. –Caracas no existe; pero sus cenizas, sus monumentos, la tierra que la tuvo han quedado resplandecientes de libertad…”.

“los realistas”, aquellos que se oponían a la Independencia.

Carta de Simón Bolívar a su tío Esteban Palacios, 1825.

Convento de los Capuchinos en Maiquetía, c. 1844. Ferdinand Bellermann. Colección Museos Estatales. Galería Nacional, Berlín.

Al comenzar el siglo XIX Caracas contaba con unos 40.000 habitantes, y ya para 1830 vivían en la ciudad apenas 29.380. La lucha por la libertad había destruido la ciudad, y también había diezmado su población. No fue sino hasta 1870 que la ciudad alcanzó el número de habitantes que había tenido antes de la guerra. Para 1873 en Caracas vivían 48.897 personas. 48

La emigración a Oriente (detalle), 1913. Tito Salas. Colección Casa Natal del Libertador, Caracas. 49


“¡Caracas, allí está; sus techos rojos, su blanca torre, sus azules lomas, y sus bandas de tímidas palomas hacen nublar de lágrimas mis ojos! Caracas allí está; vedla tendida a las faldas del Ávila empinado, Odalisca rendida a los pies del sultán enamorado”. Vuelta a la Patria (fragmento), 1877. Juan Antonio Pérez Bonalde.

A pesar de los destrozos y las penurias de la guerra, Caracas seguía siendo el centro político y económico de Venezuela. Poco a poco la ciudad melancólica y en ruinas se fue recuperando.

Vista de la ciudad de Caracas desde El Portachuelo (detalle), 1857. Federico Lessman. Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Caracas. 50

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Caracas, un París de un solo piso Durante varias décadas no hubo cambios sustantivos en la ciudad, al punto que, a mediados del siglo XIX todavía podían verse las ruinas del terremoto de 1812. Esta situación se modificó durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888), quien había nacido en Caracas. El propósito de los cambios de Guzmán no sólo tenía como objetivo embellecer la ciudad y hacerla semejante a las grandes ciudades europeas de entonces; también buscaba consolidar la capital como

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Casa Amarilla, residencia presidencial, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

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Palacio Federal, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

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Iglesia de Petare, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

sede del poder central. Muchas de las edificaciones más importantes se inauguraron en 1883, coincidiendo con la celebración del primer centenario del nacimiento de Simón Bolívar.

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Plaza Guzmán Blanco, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

Hubo diversas opiniones sobre los cambios realizados por Guzmán: el colombiano Alberto Urdaneta comparó a Caracas con un “coqueto Versalles”, el español José Güel y Mercader la calificó de “milagro continental”, y al norteamericano William Curtis se le parecía a “un París de un solo piso”. Sin embargo, otros opinaron que las reformas guzmancistas eran un mal remedo de las edificaciones y la cultura europea. 52

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Teatro de Caracas, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

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Panteón Nacional, 1877-78. H. Neun. Colección particular.

En la Caracas de 1874 había 264 esquinas, 20 calles de norte a sur, 18 calles de este a oeste, 19 callejones, 10 iglesias, 15 plazas y 8 cementerios. 53


Bailes, retretas y celebraciones En correspondencia con las costumbres importadas de Europa, entre los sectores “acomodados” de la ciudad se instauró la práctica de ofrecer bailes y grandes banquetes. También se impuso la moda parisina en el vestir.

Álbum de la familia Egui Lugo, c. 1875. Próspero Rey. Biblioteca Nacional, Caracas.

Preparativos para la fiesta de Corpus Christi. Anton Goering. En Vom tropische tieflande zum ewigen schenee, 1892.

Río Guaire con transeúntes, carruajes y árboles en sus riberas. En El Morrocoy azul, c. 1941. Biblioteca Nacional, Caracas.

La celebración de la Semana Santa era una ocasión propicia para engalanarse y bailar, más en ánimo festivo que de devoción o fervor. Durante las procesiones las damas distinguidas se colocaban en las ventanas de sus casas y después de que pasaba el desfile bailaban con los jóvenes. El pueblo se reunía en cantidades asombrosas; no seguía la procesión sino que se apuraba de una calle a otra para adelantarla y gozar una y otra vez del espectáculo.

La gente se bañaba en el Guaire. Según Pedro Núñez de Cáceres, proveniente de Santo Domingo, el río ya se encontraba contaminado a mediados del siglo XIX: “Sus márgenes son feas y melancólicas, sus playas están peladas y cubiertas de estacas y sus alrededores llenos de lodo y basura, de yerbas y espinas, de sapos y culebras venenosas”.

“Es costumbre en Caracas que las señoras estrenen todos los días un vestido. Se exhiben los mayores esplendores en días en que el verdadero cristiano sólo debería estar lleno de profunda tristeza. ¡Y cómo se pintan estas bellísimas criaturas, qué colas tan espantosamente largas, arrastran por el polvo!”. Viaje por Venezuela en el año de 1868, Friedrich Gerstäcker.

La Plaza Bolívar, antigua Plaza Mayor, era el sitio de reunión para asistir a las retretas nocturnas. También allí tenían lugar las celebraciones cívicas y patrióticas, como las del 5 de julio, día de la Independencia, o el aniversario de la Revolución de Abril que llevó al poder a Antonio Guzmán Blanco.

En 1872, el 26 de abril, Día de la Revolución de Abril: “La ciudad fue alegremente decorada con banderas, flores y retratos del Presidente. En la noche que fue extraordinariamente clara, brillaban luces en todos los sectores, y las casas más humildes colgaron fuera sus pequeñas lámparas para contribuir a la brillantez general. Descargas de fuegos artificiales –la válvula de escape del pueblo de Venezuela cuando está sobrecargado de emoción política o patriótica– tuvieron lugar casi incesantemente toda la noche”.

Plaza Bolívar de Caracas, 1880. Ramón Bolet Peraza. Alcaldía Metropolitana de Caracas.

La tierra de Bolívar o guerra, paz y aventura en la República de Venezuela, 1878. James Mudie Spence. 54

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El mercado central El mercado se mudó de la antigua Plaza Mayor, rebautizada como Plaza Bolívar, a la Plaza San Jacinto, alrededor de 1865. Allí podía conseguirse de todo: carne de res (fresca o seca), pescado traído en burros desde La Guaira, carne de cabra vendida como si fuese carnero, aves de corral, mantequilla, papelón, todo tipo de dulces (los más populares eran el de membrillo y el de guayaba), arepas, pan de trigo, pasteles preparados con huevos, melaza y coco, verduras, flores, frutas y hasta monos y loros traídos de los bosques del Orinoco. La comida principal y más barata de la ciudad era la carne de res.

Plaza Bolívar de Caracas, 1845. Dibujo de Ramón Irazábal, litografía de Torvaldo Aagard. Galería de Arte Nacional, Caracas.

Mercado de Caracas, 1852. Camille Pissarro. Concejo Municipal de Caracas. 56

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Edición a cargo de María Francisca Mayobre Dirección de arte y diseño: Ana Palmero Cáceres Dirección de arte de ilustraciones: Analiesse Ibarra Edición de textos y corrección: Vicente Lecuna Idea de la colección "Imágenes de mi ciudad": Verónica Uribe Segunda edición, 2013 © 2012 Inés Quintero, textos © 2012 Amelie Areco, ilustraciones © 2012 Ediciones Ekaré © 2012 Fundación Empresas Polar Todos los derechos reservados Av. Luis Roche, Edif. Banco del Libro, Altamira Sur. Caracas 1060, Venezuela C/ Sant Agustí 6, bajos. 08012 Barcelona, España www.ekare.com ISBN 978-980-257-350-9 HECHO EL DEPÓSITO DE LEY · Depósito Legal If15120129001119

Impreso en Caracas por Editorial Arte



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