LO HUMANAMENTE POSIBLE
LO HUMANAMENTE POSIBLE
poesía argentina contemporánea
Selección a cargo de Clara Muschietti y Carolina Sborovsky
Muschietti, Clara Lo humanamente posible: poesía argentina contemporánea / Clara Muschietti y Carolina Sborovsky. - 1a ed. - Buenos Aires : El fin de la noche, 2009. 88 p. ; 23x15 cm. ISBN 978-987-1491-03-2 1. Poesía Argentina. I. Sborovsky, Carolina II. Título CDD A861
© Editorial El fin de la noche, 2008 Buenos Aires, Argentina ISBN 978-987-1491-03-2 Editorial El fin de la noche Hecho el depósito que previene la ley 11.723 Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de esta obra, escríbanos a: info@elfindelanoche.com.ar
Imagen de tapa: “Siempre estoy volando”, de Claudio Roncoli (2005)
PAULA PEYSERÉ Mediodía
Llena la pava por segunda vez en quince minutos. No quedan muchos fósforos junto a la hornalla, este mediodía. En la cocina, el cactus de la ventana sobrevive a una noche a bengala limpia: la cuadra simuló ayer despedir año nuevo en los albores de marzo. Finalmente este domingo sí se deja, sale el sol, aunque la tarde es media. Mañana va a recuperarse el gesto joven que por desgano, en este momento, baja. Va a volver el estómago a reanudar sus trenes: chicas que buscan, que trotan, se bañan, se besan. La esquina de la habitación dejará de ser redonda.
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–No empecemos –dice la pandilla dentro nuestro. Y cuando el café se eleva en hervor para mostrar su espuma, reconocemos nuestros ojos en el agua. Negro el café, negro el ojo sobre la superficie sobria: pensamos como nada se termina, nada empieza.
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La era de las partes 1 En julio caminaba desde avenida Rivadavia y cruzaba la plazoleta que años después revelaría sepultado un cementerio de indios anónimos, hasta llegar a la avenida Belgrano. Las escaleras anchas del Centro Gallego daban ganas de patinar sobre el mármol, volver a la vía pública... A las once de la noche un hospital no nos deja más opción que sentirnos invadidas por la neutralidad grave de la estupidez. Una abulia similar a la risa televisiva o a la tristeza del deseo extraviado. La abuela estaba en el tercer o cuarto piso, en una arteria del edificio perpendicular a la capilla. Algún pibito en llantas había tallado en uno de los bancos Virgen Te amo para devolverme la sensación de cerebro. Entrando a la pieza, el televisor era mejor que el de cualquier pariente cercano. La chata hacía guardia bajo lecho. Yo leía El segundo Sexo haciendo zapping de Fashion Tv India, a La Guerra de los Roses. Los dedos de mi abuela comenzaban a tener el grosor de una tenaza. Los ojos un barro primaveral, un halo amarillo de novia abandonada. Estaba recordando cosas de la guerra a los 7 años, canastos con verdura robada, abecedario de Santiago repetido en penitencia en un balcón, sobre trigo y de rodillas.
Publicado en Última poesía argentina, Ediciones En Danza, 2008.
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Ahora dice que la castigaron por incendiar la casa, por enterrar al hijo que murió vivo. Enfermedad de una víctima en millón. Observaba su sed, su opacamiento: un pulóver que aprieta la coronilla pero cede. Una no sabe hasta qué punto calca la cara de distracción, hasta qué punto una voz familiar vuelve bilingüe el oído. Si se muere, la alegría se transforma en agradecimiento y besa como cae la nieve. Bienestar es el esfuerzo de formar fila con una misma y quedar sana en el intento.
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Del ruso que mea en la ventana Que todo lo que ocurre es perfecto: que se mueran, que nos dejen, que suena silenciosa una queja o las muertas de hambre y los muertos de miedo. Enseguida aparece la imagen del ruso que mea desde la ventana: quiere embocarle a la luna pero enchastra a un perro que pasa por la vereda.
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MARTÍN ARMADA El soldado se limpia los mocos con el dorso de la mano, después se suena y se queda mirando por la ventana del baño, sombras de hojas, sombras de pájaros, sombras de piedras. El soldado durmió soñando con su madre, todos los soldados se duermen soñando con sus madres y todas las madres en el sueño son enfermeras que lavan vendas en una palangana donde el agua siempre está limpia. No hay ni un ruido afuera, piensa, ni siquiera se escuchan los pedazos de yeso que caen en el fondo del volquete. No hay nadie ni adentro ni afuera, piensa, esto es la paz. El soldado come vidrio, pero también hace gárgaras con clavos. Ve en tapial de enfrente: Natalia sos una puta. Y la niebla se levanta sobre los juncos y escucha el motor de la lancha que ya no trafica balas ni alcohol, lleva papel higiénico y verduras a las casas con olor a kerosene.
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El kerosene es el sobreviviente de las guerras anteriores y de todos los tiempos de paz, la materia prima de la permanencia, el agua rosa donde conservar las promesas intactas. Con las manos con sangre que parece barro el soldado mira desde la loma la ciudad recuperada, pero las conquistas son austeras, se lava en la cocina, lava cucharas y platos, pone agua en el helecho y lava la tierra, la maceta es la propiedad, la quinta, el potrero. El material de sus conquistas es como el de los sue単os, limpio, pero arisco, como la torre de la municipalidad subiendo al cielo es, como el parque con la fuente seca es, como lo que se oxida debajo del cielo de los padres es.
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DANIEL DURAND
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Nueces mojadas Nueces mojadas en los pastizales Nueces mojadas en los pastizales, puntos luminosos entre los árboles y los que juegan por necesidad seguro pierden por obligación. La cosquilla en el meñique viene bajando desde el brazo, es la muerte que está adentro de mi madre, nos demuestra que se mete en cualquier parte. La aventura dada vuelta, agarrada con las patitas finas mi madre parada en un palito y los que juegan por diversión seguro ganan sin explicaciones. Lo peor es escribir bien. No, lo peor es escribir mal. Sí, lo mejor es amontonar. Sí, lo mejor es mejorar nuestro campamento, poner lindo el alrededor, apilando las piedras del lugar, monolitos pequeños que nos acercan al primer expresador, modificador, embellecedor: el artista: el primer traidor.
De Estado y él se amaron, Ed. Mansalva, 2006.
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Ahora voy a reconocer, voy a solicitar disculpas a las chicas con las que intercambié fluidos sólo para que les agraden mis textos. Escribí para amontonar poder en mi apellido: Durand. Ahora no lo quiero no quiero ese poder pequeño montado en mi apellido, no voy a corcovear, no quiero apellido, no quisiera querer. Ahora voy a solicitar disculpas a todos los que vinieron a mi casa para ser convencidos de la verdad que ostentaba, no tengo verdad, tenía mentiras que acumulaban poder y después irresponsablemente lo repartía, dije que: - las ramas arqueadas del helecho tienen movimientos afectivos. - tres piedras encimadas son una obra de arte. - corazón o cero son las dos únicas variantes. Las montañas cansan al que camina más de lo que el mar cansa al nadador. Olvidé las caras de los adolescentes que subí a la montaña para que aprendan cómo funciona la naturaleza, tan distinta al funcionamiento de la vida del club que los llevaba. Nada cambiará. Nadie producirá. Muñecos suaves se amontonan delante del parabrisas del micro que va hasta un pueblo que se llama Papagayos. Querido Sergio: te cuento cómo fue mi aventura de 15 años en la literatura argentina: me acuerdo cómo fue el final: un borracho le tiró un manotazo 15
a una burbuja que se inflaba en el pico de una botella de cerveza, y que reventó un instante antes que pudiera agarrarla. Me gustaría escribirme libros, publicármelos y regalármelos, que me calmen y nunca tener ganas de mostrárselos a nadie: Un texto que de tan bueno nunca haga falta mostrárselo a nadie. Qué cosa incomprensible seré en este momento que mi madre se muere la patria se hunde y mis amigos son todos unos hijos de puta? Cuanto más malo es un texto más lectores necesita. Mamá anda comiendo algodón es por eso que no le alcanza la saliva y no puede armar el bolo alimenticio. los rayos le secan todos los fluidos. El poema perfecto no necesita lector. Atrás de una trinchera de pastillas que el alma por dentro van secando. La muerte vino primero a matar la religión y la virgen pegada en una cuña de madera quedó hamacándose como una nena rebelde a la que nadie puede peinar. Buscando bajo la luz lo que perdió en la oscuridad. El pez translúcido del tamaño y de la forma de una, ahora en el océano está solo.
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Inquina se apila Muove los colores agua barro verde. Esto que no podré escribir trataría de la inquina que siento contra lo que se llamaría el progreso personal, en mis tiempos, ahora no sé como le dirán, o si de hallarse ya todos en esa ficción semejante, no hay nombre para ella, para la evolución universal que cede hacia una cohesión disparatada, a ciegas; juntando la basura, por las calles voy pagando por ella: esta edición de 1904, desvencijada, cara, me la llevo para mis cohesiones. Sólo diré que subirá la luna en un rato y capaz la relate, si llego, si la inquina personal no me adormece en sueños de rencor y olas dentadas que se levanten, no me arrancan de pocas dentelladas todo lo que recuerdo, luego duerma, mutilado, me despierte y crezca contra mi voluntad la inquina que me he descubierto. Succiono de la encía ensangrentada mientras no pienso, ah... si pensara, si yo pudiese pensar me hubiera gustado ser un pensador, un gran pensador de mi casa, de mi barrio, toda la sustancia que simplifica las tardes de Balva en cuatro palabras de un plumazo, un pensador de estos tiempos, que ya no hay más, quedan algunos cohesores aislados que juntan expresión de otras especies. La especie paraguaya, la especie griega, china, gaucha, y la especie pura de aire, de aire personal, de inquina, de primera persona singular. Pero yo llenaba renglones no pudiendo pensar en el pensador que sería si pudiera, el pensador de la nación entera, desde los bordes lamidos por las turbias olas del río en la escollera del acceso Cangallo,
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hasta los últimos puentes de Villa Real, arqueados sobre la mismísima General Paz. Y era entonces la encarnación de todos los perros, y mi discurso era la lengua que lamía las llagas del lectorperro: el perronada. Pensador del perronada era y pensador del continente con sus islas y enquistes y madres y perrosnada excluidos, porque ya el pensador se había sentado en el trono desde donde se les habla a los sordos que dictan lo que hay, entonces era más fácil y la vida prometía, dulzores, riquezas vagas, suculencias. Nubes en el horizonte impiden la visión de la luna, redonda, boba brillante. Ella es vaca, yo estoy drogado, si hubiera estado sobrio, en buen estado, esto no podría haberlo imaginado. No imagino ya, sólo amago que imagino qué pensaría si hubiese sido vaca y un toro me hubiera mirado desde el campo de enfrente y no pudiese haber cruzado el alambrado, así sí, hubiera podido imaginar la carrera que hacía temblar la llanura y levantando una nube de polvo hubiese saltado hasta mí, vaca, vaca redonda, boba brillante. La luna sale detrás de unas lonas lisas, el paisaje, oh... amigos míos... es una pija! Pasemos, al no haber paisaje, al relato minucioso de los lienzos Tufunianos: arriba los astros iluminan, sobre el horizonte o en lo alto del cielo. ¿qué está más lejos? me pregunta mi hijo si yo hubiera pensado y aparte hubiera cohesionado, qué está más lejos, el horizonte o el cielo alto? y si hubiera pensado hubiera dicho al chico. el horizonte esta más lejos pero el cielo es más alto, como para romperle la cabeza, de entrada nomás, a la primer pregunta ante el gran pensador de toda la familia. En los lienzos Tufunianos se puede encontrar la maravilla de los futuros arquitectos y el vestigio del artesano, elevado por primera vez a la condición de artista. Aves frecuentes atraviesan el cielo en los lienzos Tufunianos, 18
de izquierda a derecha, de abajo hacia arriba, se elevan en los atardeceres, un tipo de clausura formal que roza la estupidez, sin embargo el texto se emperra en delicias que ya no son de este mundo, mas no olvidemos, los que no podemos pensar, que todo es boludez que los demás están locos como Tu Fu el loco, como los perrosnada locos o como Chablís el loco, y que nadie, ni los que no pensamos, podemos captar el cuantioso y mudo despilfarro que filtra las noticias fabulosas. Hacia la parte más baja de los lienzos Tufunianos todo el colorido, que lo ha forzado a describir su miseria y su inquina personal por estar muy lejos de la familia, al estar obligado a vagar por las inmensas regiones de la China de T’ang, por tener que aceptar cargos oficiales para pagarse el trago y por estar condenado a leerse con los amigos T’ang de 742 después de cristo, aproximadamente, se transforma en un manchón negro de cuervos o insectos que pululan y ensombrecen, turbios pespuntes fluviales (no hay mar en la poesía T’ang), una frase moño remate o detonación de su tiniebla, yeites del gran maestro, pesimistas, desoladores y terminantes, que completan el cuadro. Ésta es la hora en que al no haber podido seguir imaginando lo que pensaría si fuese un pensador, no solo deja de pensar sino que suma al remolino de su encono, el recuerdo de los nombres y no se abstiene de tirar largos listados clasificatorios. Lo primero que recuerda el que no pudo pensar o la vaca brillante, es la larga lista de balinazos que le vienen como un chorro a la memoria; pero aún sucumbe a los dictámenes del orden, se extrema y trasca los divide en tríos: ...Abuelo, Moura y Tanguito. Arenas, Lezama y Sarduy. 19
David Bowie David Sylvian y Peter Murphy. Perlongher, Cerro y Lamborghini. Clodio, Cesar y Petrocles. Alonso Islas y Gulik. Guillermo, Roberto y Leonardo... final: Aeiouuhhh...chala marina contra troncho fluvial !!! sugus de regla, helado de churrasco, caramelos de bagre (vagregar algo?) si, azucarado abajo de las piedras, blando en la arena, picoteado por el ave tufuniana y pisoteado por el pensador que hubiera, que iba pensando en las ristras de nombres a agregar en los listados de mujeres que no son de beber de un solo chorro.
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CARLA SAGULO Vidrios junio es largo alguien toca afuera un xilofón de vidrio una cuchara rota en sucesión de chapas el camión de la basura, las dos de la mañana. junio es largo caen vidrios como lluvia en mis zapatos y claro, así, ¿quién va a salir de casa? tengo en la retina la sangre del protagonista muere al final como es obvio durante toda la película. a lo lejos se escucha una sirena, me sorprende pensar que esta noche a pesar del frío, algo se incendia. *** vidrios sobre todas las cosas ni un umbral intacto ni un charco que no sea de vidrio agarramos las botellas que aún conservan el cuello y una lluvia que corta la luz también nos corta el pelo tan moderno
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que me olvido de las gotas de fr铆o en el pescuezo denme un vidriecito romo para usar de amuleto un espejo para ver d贸nde tengo la cabeza.
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Misiones Un dato más sobre el paso del tiempo: la misma anécdota en todas las reuniones. La mujer que llevaron en auto hasta el huesero con el brazo roto no se quejaba. Misiones el dolor la recompensa una noche de hotel a cambio del traslado. Después, de a sorbos la cerveza. La mirada desviada en busca de un paisaje. Alguien dice me iría a la playa y otro con una mano en la boca es tarde.
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Mercedes Halfon El perro negro parado en el techo de chapa 3 El perro negro parado en el techo de chapa cuando oscurece es el dios de la cuadra este poema es una máquina que no funciona bien tengo que correr antes que me alcance el humo arreglar todo con un beso este cuaderno se termina las flores se mueren en los árboles yo no miro yo pienso nunca caminamos juntos en esta temperatura. *** Tengo la mayor parte de mi cuerpo cubierta tengo en la cartera dinero algunos cigarrillos, chicles, monedas para viajar cosas que puedo necesitar más adelante voy en colectivo algo que no detecto tensa el arco en dirección única una pregunta para hacerle a los desconocidos
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Publicado en la plaqueta “Dormir con lo puesto”, Zorra Poesía, 2008.
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¿estás bien o a veces estás triste? *** un embarazo encontrado y otro perdido ataron un perro a un palo bajo la lluvia con un papel escrito necesito hogar la coreana no sabe qué tiene en la mano olvida las palabras palo, perro, lluvia duda respecto a hogar la imagen llega cuando clava el cuchillo sobre el hielo de la heladera de bebidas: en Corea nieva la mitad del año *** Puedo distinguir tres sonidos de masas diferentes golpeando, un temblor en el suelo de la casa donde no hay descanso posible, si el piso de abajo se demuele dónde vamos a caer y si el de arriba se viene sobre nuestras cabezas, acá no se puede estar más qué hay tanto que sacar quisiera llevarme qué los refugiados si nos fuéramos nos llevaríamos
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nos dejaríamos nos despertaríamos en medio de la noche nítida con qué nombre, qué objeto qué cara redonda y luminosa nos sacaría del sueño.
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VALERIA MEILLER Nuevo Plan de Fronteras 4 (He visto a una anciana sin dientes seguir cabalgando tras una columna en marcha…) *** La transparencia al cuello es un cencerro y el mito del origen se funda en el gen del ombligo. Mis hijos están grandes, yo me quedo huérfana. ¿Qué quiere decir que padre nos hizo? Puso un pañal de tela… En el ala del cuervo huyó de la casa y en el monte con un dedo en el iris esperó que le saliera allí mismo de oro otro cordón y floreció un ombligo. *** Es un niño que no tiene padre. Madre en el apuro, natural lo levanta entre las manos, lo pone cerca del pecho atado a un trapo. No le importa que la gente diga, en el campo, que el misterio de su nacimiento es una deshonra. Atada al cordón de plata lo único
Del libro inédito El recreo.
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que carga además de un cuerpo pequeño es una corona de orgullo en la frente, como de flores. La primavera, en la canasta es otro hermano: en la cosecha, no llora si lo hamacaba el golpe de la cola en movimiento de un perro. *** El primero de un sin límite transparente, expansivo se prende de la rama, reza: por el retoño del hermano, una punta en blanco el blanco de la procreación desbocada. Voy a seguir naciendo de todos mis hijos. En el estado natural, la religión es el hijo. El parto en mil, diseminado. La luz de traer al mundo mil luminarias en el cráneo. Y un omóplato redondo como la luna para jugar al disco, arrojarse fuera. Más hijos, más hijos... en el campo redondo, en el huevo fantástico. *** Hubo que plantar la sombra para tanta blancura. Una alameda que se tuerce al final donde se junta. El molino plantado también. Las patas moliendo el barro. Pongamos un padre en las aspas que gire y gire al capricho del viento. Que esparza las semillas. La madre que junte y coma. Donde sea fértil que sean sanos los hijos. *** Llamar a un niño por el nombre de un ángel, o de un caballo ponerle el nombre, o de un perro con lomo seguro donde aprender a caminar. 28
Pero llamarlo pronto antes que alcance la cintura dorada del trigo. Llamarlo en la urgencia del bautismo, la cabeza en el tanque del molino.
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Diario de una inundación (Las primeras secciones en que se dividió la campaña se establecieron cerca de una buena aguada…) *** Durante una inundación, los más fuertes se reúnen arriba de un árbol. Con el agua en todas partes, la familia en el techo. Hacer un barco de la pata de la cama. Un vela de sábana. La primera solución es trepar. Trasparentes, padres, abuelos y embarazos. Los niños en el techo chupando su ración de hueso preguntan ¿Dónde estará el sol? Y fosforecen. Otros florecen además. Niños trasparentes nacen bajo la lluvia. La partera a nado asiste a las madres sin dar abasto. Un perro la sigue. Los más chicos sacan la lengua y beben la lluvia. Muchas gotas es varón, entonces eligen un nombre. *** Después de una semana de lluvia, una cabeza es cuajo amarillo. Veinte cabezas, una mina de azufre. Tristeza de leche agria, hace llorar ni tragarse un hueso va a salvar el brillo. ***
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Un deseo: cuando la rana deje de croar escabullirse rápido hasta el corral soleado. *** Algunos rezan de rodillas sobre una chapa roja. Último bebe. Bebe de rodillas en el borde del techo, toda la cara en el agua, la nuca al cielo. Con la panza hinchada y el agua en la chimenea casi, el agua en todas partes… *** Pongo las manos en el agua por vos y se tira de cabeza al campo para buscar más recipientes donde poner el agua, las últimas cinco cacerolas de barro, tres grandes recipientes de lata. Dos lecheras, un balde que no arrastró en los estantes de la despensa la corriente. Y se mueve por la casa como si no nadara, con tanta soltura...
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Nagalí (Parir un hijo sin demorar la marcha: bajo el rocío glacial no hay placeres ni dulzuras ni nada…) *** Madre escucha un ruido, deja crecer un bosque un hijo en el bosque un nombre en el hijo un archipiélago en el centro de la luz. Se baña en una palangana, en la gracia de Dios. Otra mujer en patas le enjuaga la cabeza con un balde: este es su bautismo. Los varones en cambio se llaman a sí mismos eligen sus propios nombres, ofician sus propias ceremonias. Por un libro supieron hace un tiempo que en los idiomas escandinavos A es agua y todos quisieron el nombre de un río. Cuando la escarcha se derrite forma un afluente exiguo. Para los hombres de la canoa A es el mundo. ***
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Madre amasa su nombre en la cocina. Con un hueso en el puño, con un muñón de plata en la espalda. Nombres de mujer que empiecen con A… El hilo de agua reaparece en un sueño se vuelve una corriente, inunda toda la superficie de la tierra. Un rayo perpendicular cae sobre la púa como un trópico. Piensa: Donde termina el alambrado termina el mundo. Voy a barrenar una llanura. Esta roca es el mar. El campo líquido contiene al universo. *** Pliega las islas que crecieron en las letras. El árbol de la familia es la invención de un alfabeto. Una patada en el centro de la luz. En el ombligo, las abuelas tejen los lazos los padres atan un nudo. Los hijos abren un tajo en el centro de la luz y se arrojan dentro. El nacimiento es un mantel de sacrificios de una levedad purísima… Zambullirse en una plegaria contra el miedo. La frontera enhebra un nombre y una fecha en cada niño. Así se habita lo natal. En el término de un año, Era de Agua. Inundación tras inundación. ***
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1833-2003. Casi doscientos años moliendo cristal en la vitrina del living: las iniciales de cada hermano en una copa de plata (1969, 1973, 1974,1975). Los padres caminan en la campaña siete kilómetros para tenerlos. Los niños cuando nacen se lamen la palma de la mano, se borran las huellas digitales. Dejan un pulgar vacío impreso en el barro y se preparan para nacer de nuevo.
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PEDRO MAIRAL Kilómetro 11 “Un micro embistió un caballo a la altura del kilómetro 11”
en medio del chamamé se les cruzó un tobiano la ruta antes del alba sin estrellas a ciento diez por hora un caballo atrapado en el relámpago los faros los cuatrocientos kilos de potro distraído matungo sofrenado caballito de plomo y el micro es un tren bala de acrílico de lata potrillo al parabrisas córdoba buenos aires boleto treinta pesos directo al corazón de la república todo el confort video coche cama embestir el caballo de los sueños ¿quién soñó ese caballo? ¿cuál de los pasajeros lo soñaba? el sueño del caballo en primer plano para las veinte treinta antes del corte se atravesó al tranquito ese pasado patriótico cuadrúpedo tobiano se estampó en el chamamé se quedó en la canción la radio para no entregarse al sueño 35
del kilómetro once los animales sueltos el micro una acordeón y el tobiano en el aire y el micro a la banquina volcado sobre el pasto el micro echado pastando en el verdor abollado desmayado el chofer con la venda sobre el ojo dice gracias a dios no hubo víctimas que lamentar sólo el tobiano santo un poco más allá de la banquina tirado entre los pastos contagiado del infinito sueño del paisaje
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En caso de niebla cuando el paisaje se mueve yo me muevo pero si no hay paisaje entonces estoy quieto a ciento veinte inmóvil en la nube muy despacio lentitud vaporosa ¿ya estoy muerto? ¿no queda nadie? ¿no hay luces más allá cuando despeje? la visibilidad se ha reducido a simples episodios de la infancia y sigo a ciento veinte pero lento muy lento en la neblina la mañana fantasma los carteles ¿qué asoma más allá? nunca estuve tan solo como una oscuridad hecha de luz palpable atravesar la nada perder la dimensión la referencia de dónde está mi casa mi zapato mi miedo mi costado en la ceguera blanca ¿qué hora será? ¿qué año? ¿y adónde están mis hijos? ¿alguien gritó mi nombre recién en la neblina?
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MARIANA SUOZZO Si en medio de la noche se dispersa el humo 5 si en medio de la noche se dispersa el humo y en la cama hay bichos bolita o en el sueño arañas, si encendés la luz y todas las habitaciones de la nave permanecen oscuras el incendio puede pasar desapercibido en la luz de otros fuegos porque en el sueño hubo bichos y en la cama arañas y muchas veces encendiste la luz y todo permaneció oscuro pero nunca algo en tu habitación ardió. Entonces te desplomás como un fruto maduro sobre la cama sumido en vaya a saber qué sueño sordo y un poema increíble comienza a crecerte en el pelo se enreda cubriéndote por completo el cuerpo y de pronto se hace el día y otra vez la noche y luego el día y la noche sucesivamente, sin pausas te ves como un astronauta espiando por la escotilla la mirada fija en nada ¿quién otro ibas a ser? ¿el hombre araña? ¿la chica de la boletería? fruncís el ceño, torcés los ojos y te das cuenta: la alegría es una cosa extraña en tu paseo por el espacio le escribís a tu amante que continuás sintiéndote terriblemente solo.
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Publicado en Mark en el espacio, Huesos de Jibia, 2007.
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Roberto Soy muy joven para morir de angustia ya tendrías que haber arreglado el refrigerador que te llevaste de mi casa hace algunas semanas un dolor comenzó a estrujarme el alma por las noches, cuando intento el sueño mi heladera a punto de morir me persigue rengueando por la habitación cuando venía a visitarte pasé por la casa donde Leonardo solía vivir antes de mudarse a España su padre me dijo que él y su esposa se habían marchado ayer algo muy importante ha quedado sin ser dicho deberías comprender, estoy sufriendo me sentiría más aliviada si ya la tuviera conmigo sé que tu socio se fue de vacaciones estás solo y sin la camioneta las cosas se han puesto difíciles, este asunto se vuelve cada vez más y más importante supongo que no hay manera de que me traigan el aparato en los próximos días los que me rondan rumorean y yo sospecho que es totalmente cierto, que como no le encontrás arreglo la abandonaste sin remordimiento junto a otras chatarras descompuestas soy una persona sensible, es verdad me había encariñado con aquella cosa blanca, resplandeciente, que me vendiste en octubre
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pero estuve pensando y tal vez deberías darme otra heladera, ésa que me mostraste de color marrón y congelador de ser así tendríamos que hablar del reintegro en dinero que me harías porque la otra tenía freezer Roberto, esto no sólo me quita el sueño también deteriora mi salud no me mires de esa forma y comprendé por qué un sábado por la tarde encendí una vela perfumada y me recosté para ver cómo el sol desaparecía entre los edificios de enfrente, pensaba: ésta es la primer gran pérdida que sufro desde que me mudé la vida en el departamento no es complicada ordeno las mismas cosas día tras día sólo me esfuerzo porque todo lo que hay adentro tenga algo que ver conmigo y el ambiente pero desde que dejaste alojado en la cocina aquel armatoste ocre, despintado algo luce verdaderamente mal reconozco que tuviste un lindo gesto aquello que sentí como un premio consuelo me ayudó a pasar lo peor del verano al menos pude conservar el agua fresca pero ya no puedo verla, mis ojos la esquivan como si ella cargara con la culpa, además me recuerda que para trabajar sos bastante lento son las siete, supongo por tu seña que ya querés bajar la persiana yo también debo partir
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unas amigas me esperan para ver un video brincarĂa de alegrĂa si esta semana aparecieses por mi casa casi como si no te esperase me darĂas una sorpresa al traerme algo blanco, brillante, otra vez resplandeciente.
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Mirta Comprendo que es feo sufrir la soledad (en soledad) y que por eso me golpeás con frecuencia la pared a mí que sufro la soledad en compañía pienso que tal vez debería invitarte a ver una película o a cenar con mis amigos, tal vez te relajes y dejes de golpear algunas noches quisiera proponerte algo yo sospecho que detrás de los bastonazos hay un llamado de atención que no tengo que ignorar nadie me supo decir exactamente cómo son los suicidas si pasan como vos la barrera de los 50 o se tiñen el cabello de rojo pero alguien una vez dijo que los suicidas están ahí… balanceándose puedo sentir cómo te movés en tu pequeño departamento ahora dispongo de un lugar amplio soy joven, tengo novio y muchos amigos aparentemente me va bien pero a veces siento miedo porque tampoco nadie me dijo cómo son exactamente los asesinos, cualquier cosa podría servir como “el motivo” esta mañana el portero Rubén me entregó en mano la carta que me mandaste a través de la empresa que administra el consorcio
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De nuestra mayor consideración: Nos dirigimos a usted en relación a los reclamos recibidos respecto de los ruidos que provendrían de su unidad fuera del horario permitido por lo tanto le solicitamos, en caso de ser cierto, cese de forma inmediata las molestias ocasionadas al resto de los consorcistas.
es difícil que ellos sepan quién está contra quién las dos pagamos el alquiler los primeros días del mes y yo también te puse una queja comienzo a comprender que en los departamentos grandes surgen problemas grandes, desde que me mudé no dejo de tener inconvenientes la plomería es un desastre y el calefón no funciona las mudanzas son asuntos muy complicados recuerdo con cariño cuando me cambié de casa tuve líos con una heladera …siempre en mi vida estará Roberto aunque en este caso sean tres los plomeros que me destruyen los azulejos varias veces por semana ya dije que la vida sola no es difícil pasa lo mismo día tras día y parece –a simple vista– que siempre estoy escribiendo el mismo poema pero no se me ocurre golpearte la pared cuando supongo que la estás pasando bien nunca fui de desear la comida servida en un plato ajeno
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por eso te propongo que la pr贸xima vez que te toque el timbre no me grites desde atr谩s de la puerta: yo solamente quiero dormir! dormir! dormir! tal vez puedas considerar la idea de invitarme a pasar hablar conmigo no es la muerte debemos arreglar este asunto muy pronto porque ambas sabemos que esa pared fue construida con ladrillos finos, extremadamente finos.
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FLORENCIA CASTELLANO Viene la Crecidita Acá no hay alarmas de colores. Vivimos sin un estado naranja, sin un estado amarillo, tres sirenas y la gente se levanta. Si la espuma está en el río es un aviso o eso que llaman, antes de una Crecidita, “agria efervescencia”.
Rotación Las piedras rotan, el agua crece, algunos se van definitivamente. Atrás tendal de agua, que bajaste desde el pico de la sierra, para encarar el camping como víbora nadadora, que hiciste de este Hotel un perro blanco, abandonado por sus dueños los 15 días de veraneo.
De la serie “Relieves de dispersión”.
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Turistas y lugareños El agua perdió su clima delante de tus ojos y no hubo qué la contenga como en otras épocas, dividió el mapa y quedaste en el río con las aguas al medio, sin profeta pero con cantidad de plantas acuáticas. Como en una película 3D caminás delante de la Crecidita sin ver la que se viene atrás, la mente distraída en ¿cuánto dinero te queda para gastar?
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JULIÁN LÓPEZ Fabulosa algarabía de la luz del cielo un parque de diversiones en el aire, esta geografía enloquece a las partículas solares onda que llega del espacio y que en la estampida contra el hielo manifiesta lo concreto. Esto es Alaska. Soy un geronte en la era del descubrimiento asisto al espectáculo ante mí aurora que revela la tierra encarnada de mi origen. En tanto el festival celeste es un fulgor que se proyecta sobre todo aquí es blanco de veinte innumerables modos blanco lento devenir y ocultar lo inmenso bajo la imparcialidad del agua helada.
Es mi canoa la que me trajo, corrompiendo el hielo con su gentil fricción a través de minimísimas vaginas en la superficie, mi modesta nave me condujo, sin mascarón y casi ya sin proa hacia esta exactitud de Alaska. Pero ahora son los pies los que deben internarse, más allá de donde alguna vez han ido, hacia lo cóncavo del palacio polar. Peces de brazada lenta 47
boqueando su última tarea, preferirían el terso frío a la redondez con que los vestí para el evento. Ahora toca a este cardumen desoír las ganas de quedarme, de ser yo en cuerpo joven y bordear los fiordos congelados; príncipe de la caza del salmón sostenido por antiguos muslos temerarios en la legada habitación de una comprensión más vasta. La faena que me obliga al páramo ártico es el surco que confirma que estoy fuera, tras la estela de mi paso se derriten las terrazas de lo compartido, una infancia de narices rojas y bosques áureos en los que aguarda el oso, por los que cruza el casal de lobos endiablados, toda la fauna que resiste al blanco. Soy un borde móvil que separa mundos atrás quedan las naciones afligidas por el ritmo, factoría de estructuras que edifican existencia, todo es asunto de reproducción: el pez niño; el pez niño; el pez niño. Por delante intuyo una armonía que viene a despojarme: la Piedra Verdadera. Unas décimas de calor suceden a mi espalda, supernova que dejo en auxilio a los menores, los jóvenes que quedaron en resguardo de la hoguera, esa majestad de la que me desprendo. Serena valentía de las tribus del iglú la vejez a la sorda madriguera del témpano, catedral que aguarda impávida el arribo del hombre en su última tibieza. 48
Desde aquí percibo la misión de otro modo, cumplo el deber de mi comunidad: ya no hay joven marfil en sus cabales, es menester ahuyentar posibles lentitudes al progreso. Porque en las familias del invierno cada miniatura cuenta, la vitalidad es un dedal; cualquier gesto es desmesura ¿cómo suspirar siquiera? No hace falta anticiparse a la sentencia el futuro se avecina con una corte de gestos previos un escándalo en silencio hasta que el hielo atruena. La puntualidad de las especies, la migración de las aves, el mismo sol en su destino hacia los cuatro encajes. Es así la ley común; parte del acuerdo: un hombre sin sus dientes tiene que marcharse. Se aleja entonces el cuerpo que seré hasta el último minuto, lo veo andar y parece que me busca como a un oriente al que referirse. Para cuando se eche permaneceré erguido: una celebración de justicia, lo que obtuve de su parte al momento de llegar. Será mi ofrenda a ese yo arrojado desde siempre al mundo de las cosas. Pronto arreciará la geografía, mi espalda se arqueará como una cueva, bahía vertebral para las últimas corrientes cálidas. Algo de mí se saciará con el triunfo del cazador de ballenas cuando constata que las moles han caído en su cerrojo. De su trepidar se insinuarán estalactitas anilladas; allí dejaré mis prendas saturnales, una a una, como un reguero de nostalgia alrededor. 49
Filos de una ley doble naturaleza de múltiple intemperie; ¿Es el hombre o el lugar lo que define? ¿Hay distancia entre esos puntos? ¿Y quién mira a quién? ¿Qué se congela? Levanto la mirada aunque los ojos están quietos, percibo la unidad de lo que veo dual y no sé si los pies cincelan el camino o la huella coagula la estadía. Voy recto a un invisible murallón inapelable insisto en la poca trinidad y por el hábito biográfico del padecimiento supongo que respecto de este suelo soy quien porta el don de la extrañeza. Sin embargo, en este punto exacto ambos conformamos algo, la experiencia absoluta: Paisaje Humanidad. Cuenco del extremo norte de la Tierra, aquí lumière impacta y desgarra la cúpula con un hormigueo de gotitas tornasol plumas de un vapor configurado. Esa calamidad es causa del encuentro; lo etéreo, lo tosco: su engendro. (El magnífico espectáculo de la luz del cielo en este sitio al trayecto final de quien ya no desgarra el bocado con sus dientes.
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Instante en que el mundo particular se vacĂa en el cielo inmenso: ataĂşd boreal del demasiado viejo) El sitio del origen y del fin ataviado con las leyes de su pueblo.
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MARINA MARIASCH Treinta y seis 7 Casa de huesos, un esqueleto de la lengua en la que asábamos manzanas, los caramelos, nos quemábamos los dedos, nueces, tiza, y tocábamos lo áspero de las palabras se lo llevaba el viento. II Ahora es hielo, amarillo y ribeteado, una parcela verde donde se juntan piedras. El campo extraño, lleno de consonantes –podría ser una tibia, una clavija– que no hacen nada de lo suave. III Volvé, pasado. Por la aridez del dedo gastado contra las piedras caen de pie sobre la espalda. La riqueza de la gramática se agradece y en la declinación: as, aes. IV Empujo hacia atrás, en la lengua sin norte, en direcciones surcadas por el paso brillante de las íes y las erres a la vera
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Del libro inédito Libérrimas.
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esclarecen la dicción, deciden no habrá flores sobre los panes de pasto. V Existen en la mente las mentiras de los huesos, las verdades del nidito de amor en el que incubo la cabeza como una bola de cristal donde se lee aquello que no hicimos, lo que sí. VI En la calle, pateo el hierro de las fricativas, encuentro el lunar perlado de rocío que te rozaba los suéteres. Un botón de terciopelo grande y colorado, montaña de frío, con la que tropiezo y caigo. VII Y me dijo: “Soplá, soplá a contrapelo y sentí el vuelo de las sibilantes, corré hacia el Sur, cerrá esos puntitos que son los ojos y creen ver el deseo que tenemos”.
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El corazón de las rocas, el verano 8 De las conversaciones en una sola lengua quedó una roca, el caracol seco en el patio, donde tu hermana pedalea la furia de las decisiones. El calor volvió con toda la furia. Ustedes corrieron a oler las flores y con tu certeza – “Son jazmines”– se evaporó la magia de las feromonas. Por el pasillo que va de la incertidumbre a la necesidad pasé haciendo bailar el camisón para los vecinos y algo negro, desde el fondo de tu habitación, me recordó la mecánica del aquí: no dormías. Lo negro del ojo brillaba de más, como los ojos de los animales nocturnos. Te pregunté en qué pensabas. “En las vacaciones. En las chicas que jugaban al goofy en la pileta.” Una vez, atrapado por la retórica, un hombre me regaló una joya: un collar de cristal de roca, una piedra atada al cuello con mi nombre. En las vacaciones, en la zona húmeda donde la espuma viene y se va, la arena formaba pocitos donde nos hundíamos, y en esos pozos mínimos que hacían los bichos de mar formando constelaciones que jamás llegábamos a descifrar, perseguíamos nuestras ilusiones, la felicidad hecha 8
De la serie “Sistema de necesidades”.
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berberecho. Entre las rocas, con anteojos negros y bikinis negras, las mamás completamente manipuladas por el viento de la orilla hacíamos esfuerzos por hablar de todo lo bueno y ustedes iban, venían y cortaban la negrura con sus rastrillos verdes, los baldes rojos. Casi nevaba con esas gotas, con una mano mapeaba la superficie del agua. Pensaba en esa misma escena en el verano siguiente, sólo una libreta y un libro en la lengua de lo que nunca hicimos. Las gotas que salpicaban eran casi nieve de tan frías. Las mamás nos esforzábamos, o no tanto: lo bueno parecía estar en algún lado, cerca en esos baldes, el rojo y el amarillo, llenos de berberechos después de un rato. Los dejamos ir, los soltamos, a la vera de la correntada, a que siguieran hurgando con su lengua los túneles de sus refugios, de sus huidas. Por un rato, una de nosotras lo posó en el brazo dorado que da pan y trigo, miel y leche, y sintió su lengua única, blanca quitarle la sal a las espigas de su brazo nutritivo, y se lo mostró a todos para que no tuvieran miedo y lo devolvió a la marea. Me imaginé la misma escena en el verano siguiente, con la marea más alta, el mapa de las palabras cristalizado, el agua tapándonos las rodillas. Mi niño-bañero izando la bandera a media asta y recitando la tabla del peligro como un 55
limmerick, o una verdad científica sobre el corazón de las cosas. *** El verde avanza. Se acerca el campo. El resto no tiene este paisaje. Perritos mojados al borde de la autopista ven pasar los camiones de sandía, de ganado. Un día las chicas con bikini que llenan los asientos los verán con puntos negros en la banquina. En el peligro está la salvación. El destino es lo parado, los pelos secos por el mar, la piel seca por la sal, el parador el pelo como paja por el mar entre los médanos. Lo digo al oído, bajo el calor que derrite los auriculares. Todo el sonido: tengo un deseo una remera que dice Dormir juntos.
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ROBERTA IANAMICO ¡A la cocina, ése es tu palacio! qué lindo un gorro que mantiene la cabeza caliente que no se te escapan las ideas que no se te vuelan las chapas un gorro rosa un color ¡tan romántico! que mi pensamiento se siente influenciado pero ¡ah! que la hora se cumplía de ir a hacer la comida y el castillo se desmoronaba y el vestido cambiaba por delantal y por unos mates dulces la copa de cristal y toda la naturaleza por este humilde altar. La voz La voz de mi mamá energética fuerte tintineante denota fuerza esa voz la voz sale del corazón la voz una vestimenta más del yo una vestimenta sonora
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como la tienen todas las cosas hasta las piedras silenciosas invisible extensión del yo como el olor.
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Catalpa el árbol de mi casa es un poema chino mejor dicho un ideograma que simboliza una pareja salida de un mismo tronco una vez una de las ramas se quebró pero la otra la sostuvo y la salvó.
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ALEJANDRO BERÓN DÍAZ Amor a mandarinas frescas Amor a mandarinas frescas amor a lluvia nueva amor a peligro en el aire hay amor a muerto hay mucho amor a pis ¿no sentís el amor a gas que hay entre nosotros? amor a tierra mojada amor a hierba quemada amor a mar fuerte amor a menta poderoso amor a eucaliptos chicas con amor a jazmines y chicos con amor a pelotas amor a transpiración amor a sangre a explosivos a albahaca amenaza amor a las 6 de la mañana. Mire sale de ese agujero el amor no sabemos lo que es pero hace seis meses que tenemos que vivir con este amor a mierda y así por más que queramos no se puede nos duele la cabeza. 60
El amor que viene del baño el amor que viene de la fábrica y ese terrible amor a dinamita que deja que te vayas. ¿cómo será el amor de la luna? y ¿cómo será el amor de tu vida? Pasaron 6 meses y yo sigo flameando este amor a vos.
(Algo se me debe estar pudriendo en la cabeza porque cada vez que la abro para escribir algo, sale con mucho amor)
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Mathambre Algo me provino un despertar un no ser quien puedo. Algo se desespera alguien, algún alejandrita alejando alhajando pólvora alhelíes. La gente me pide a gritos pero hoy estoy muerto, en serio mi corazón cayó en una elefanta herida comí del filo de la locura desamparo los armarios con el olor de tus huesos. Todo me duele con una sinceridad. No tengo en quién morirme, quisiera largarme a llorar todas las noches que no pude con tu cuerpo.
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Todo tiene nombre Todo tiene nombre la soledad tiene nombre: la soledad hasta esperaba que llamarĂĄs por telĂŠfono tiene nombre que me mires me cose la boca callado es una respuesta.
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Como cada viernes pasada la medianoche Como cada viernes pasada la medianoche te hablo te hablo mucho de verdad demasiado quiero hacerte el discurso te hablo hasta del techo te hablo hasta del cielo te hablo hasta el infinito yo te hablo mas te hablo a vos mas que a nadie en este mundo quiero hacerte la boca quiero darte vuelta el discurso mi hablar estabamos hablando con hablando quiero decir ablandar el uso de las palabras soy un hombre de palabra te hablo de frente te hablo de frente mas con todas las letras entendeme bien te hablo por la fuerza no quiero vivir sin vos mi hablarcito
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te hablo con toda te hablo con papas y gaseosa grandes en serie te hablo en fiel te prometo que siempre te voy hablar que nadie te va hablar como yo te hablo mi hablor te llamo nunca me dejes nosotros nos entendemos puentes los puentes me calientan y te lamo reviso las faltas las voy señalando con ensañamiento no te corregiria nada mi luz mia sos el pensamiento que me acompaña te grito coma masajes de texto te hablo de atar coma nadie va amarte como yo te hablo te ablando charlamos nos burlamos hasta decirte desembuchar quiero que seas mi prosa y que tengamos muchos libros asi tenemos tela para hablar y sigamos hablándonos en el ruido y la soledad somos dos rayos que caen en el mismo lugar te hablo de puño y letra 65
yo te hablo bien te hablo por la espalda por el culo ese que llevas para convidar me gusta tocarte los textos me gustan mucho tus textos aplastame dejamelos me los prestas asi los leo y los releo releo releo que rico olor con toda mi habla adivina que estoy bajo tu temperatura te suena el corazon adivina lo atiendo y te escucho
(la ausencia total de acentos son un signo de la epoca que hace uno entra a un bar y nadie lleva acento claramente uno entra a un bar y nadie lleva acento salvo natalĂ)
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FABIÁN CASAS Sin llaves y a oscuras Era uno de esos días en que todo sale bien. Había limpiado la casa y escrito dos o tres poemas que me gustaban. No pedía más. Entonces salí al pasillo para tirar la basura y detrás de mí, por una correntada, la puerta se cerró. Quedé sin llaves y a oscuras sintiendo las voces de mis vecinos a través de sus puertas. Es transitorio, me dije; pero así también podría ser la muerte: un pasillo oscuro, una puerta cerrada con la llave adentro la basura en la mano.
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De El Salmón, Ed. Mansalva, 2008.
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Alarma Durante la noche suena la alarma de una fábrica cercana a mi casa. Mientras fumo, me pregunto si será un error, un robo o algo exclusivo para mí.
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Una oscuridad esencial Hay una oscuridad esencial en esta calle. Un único farol ilumina el contorno y árboles domesticados, altísimos, producen una música de acuerdo al viento. Miro a mi perro, una conciencia al ras del piso que hurga y mea en la tierra y pienso en mí, hundido en el lenguaje, sin oportunidad, sosteniendo una correa que denota lo que fue necesario para estar unidos.
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Vida en común En un ángulo de la casa mi estuche de lentes y tu estuche de lentes –uno junto al otro– como dos submarinos retozando en la superficie en tiempos de paz.
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Desierto Manejé durante la noche hasta agotar la nafta. Apagué las luces del auto, cerré las puertas y caminé sin rumbo fuera de la ciudad. Pasé cuarenta días en el desierto tentado por el diablo. Volví, no me siento ni bien ni mal y esto debe tomarse al pie de la letra.
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MARIANO BLATT Raspones Conozco un pibe confundido en el furgón. Me muestra los raspones que tiene en la pierna más prefiero mirarle tatúes de las pantorrillas. Se baja en William Morris. Me bajo en Bella Vista. Sublime: un chico con tatuaje de Deportivo Italiano me roba las zapatillas.
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Funky Dank en un campeonato de stickers nazareno qiso pegar una en barrio las tosqitas pero no xq los amigos de provincia no nos peleamos en vez nazareno se cruzó todo barrio tosqitas en cuero pero llevaba mochila para la patineta así q cuando se bajó en la qinta le había qedado marca el sol ja nos re reímos pusimo musica punk ja y pum de jeta la río pocavida luego en motito fuimo al pueblo a ver q moda mencanta las siete de la tarde nos bajamos tonos polifónicos para el celular (the field the deal) y volviendo por barrio naranjos luego barrio tosqitas me suena el tel así q zas minirave neotrance en provincia no atiendás no atiendás dj deja q t llame de nuevo un look q me cabe es sin remera en buzito negro onda camperita con cierre abierto y capucha a full short de surfer todo blanco patas en el pastolargo fotolog musica onda minimal luciano y un re baile me echo en la tierra seca ojalá q nunca se haga de noche voy a abrir el itunes y escuchar música ilegal
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Disney fue re lindo tomar el micro con vos sacarte la remera subir a la montaña mirar desde el cielo escupir en la puerta de tu casa sarpaba el amor en tabla de barrenar y en la playa cumbia bailaste re bien fijate dejaste marca de arena con el talón pero si construíamos un castillito era de tamaño real y le hacemos chimenea para que el humo salga
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Al solcito en el furgón qiero fumar un pasto así de grande tomarme el tren a lobos y escucharme la discografía completa de the field sentado al solcito en el furgón, al solcito en el furgón, al solcito en el furgón
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Un libro de zapatillas Eh, loco, guacho, pibe, anoche soñé que tranzaba con vos contra una pared. Tranzabas re bien con la patineta que la ponías vertical y la agarrabas de la punta. Estabas nervioso pero el olor era riquísimo.
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¿Cómo se escribe un poema? magia! qiero cruzar un tosqita en el barrio la apúas y q el jean te lo abría re bien después escuchamos música electrónica ja en el auto de papá cebamos mate pero en vez de yerba usamos flores y si escribimos un libro de patinetas le hacemos rampa para q el pibito haga pruebas me tengo que ir me están esperando te quiero mucho pienso en vos todo el día cuando caminamos por el pueblo a las siete de la tarde pienso en vos y pienso en vos a la mañana cuando me despierto o mientras almorzamos milanesas con ensalada mojo el pan y ahí también pienso en vos pero ahora me tengo que ir están afuera sentados en la escalerita del cyber esperando porque todavía tenemos que ir a hacer algunas compras para la noche como cerveza y otras cosas ellos por ejemplo necesitan llevarse cigarrillos porque después allá no hay nada cerca imaginate ayer pasó una moto muy rápido por la calle de tierra de al lado de la quinta y se levantó muchísimo polvo aproveché la confusión para pensar en vos cuando nadie me veía también me tomé un helado de agua pensando en vos y nos persiguieron unas abejas tuvimos que salir corriendo y me tropecé me sangró la rodilla y para que no me pusiera a llorar me dijeron que pensara en vos y se me pasó todo el dolor y la tristeza y las ganas de llorar y hasta pude agarrar de nuevo el helado y seguir tomándolo a pesar de que se había llenado de pasto y hormigas si cierro los ojos cuando bailo pienso en vos y cuando los tengo abiertos pienso en vos lo mismo pero ahora me voy porque se van a poner impacientes y pesados después me dicen que estoy todo el día pensando en vos y tienen razón porque estoy todo el día pensando en vos hoy hace un rato nos sacamos una foto muy graciosa haciendo una pirámide humana y yo salí con mucha cara de que estaba pensando en vos
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Sobre los autores Martín Armada nació en Buenos Aires en 1979. Poemas suyos circulan en diversas revistas virtuales, blogs dedicados a la poesía y revistas. Publicó El estero (Gog y Magog, 2006). Mariano Blatt nació en Buenos Aires en septiembre de 1983. Se dedica a la poesía, la fotografía, las artes plásticas y la edición. Es Codirector de Recursos Editoriales (www.recursoseditoriales.com). Textos suyos han aparecido en plaquetas y revistas como “El niño Stanton”, “Poesia. com”, “El interpretador” y “Zona Churrinche”, entre otras. Publicó el libro Increíble (El niño Stanton, 2007). Alejandro Berón Díaz nació en Buenos Aires en 1981. Es actor y poeta. Forma parte del colectivo artístico Guacha Editora (www.guachaeditora. blogspot.com). Actualmente presenta sus propios textos junto a la compañía Gran Toro Sentado. Publicó el libro de poemas YOY (Guacha Editora, 2004). Florencia Castellano nació en Buenos Aires, en 1975. Es licenciada en Letras (UBA) y dicta cursos de redacción y literatura. Formó parte del grupo editor de las revistas “Quesquesé” e “Ilusiones perdidas”. Actualmente forma parte del equipo de la Imprenta Argentina de Poesía. Publicó fragmentos de “¿Cómo usar antiparras?” en la antología El grito de Medusa (I-Rojo, 2003) y otros poemas en la antología Poetas argentinas 1961-1980 (Ediciones Del Dock, 2008); también, Propiedades Vigiladas (IAP, 2005) y Un ruiseñor completamente blanco (IAP, 2007). Fabián Casas nació la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Boedo, en 1965. Filósofo, narrador, periodista y poeta. Fue traducido al inglés, francés, armenio, italiano y alemán. Obtuvo el Primer Premio Latinoamericano de Poesía, convocado por la Revista Prometeo. En 1998 participó del Programa Internacional de Escritores de la Ciudad de Iowa, EE.UU., donde dictó conferencias y talleres de traducción, y en 2003 obtuvo la beca Antorchas. Publicó los libros de poesía: Tuca (Tierra Firme, 1996), El salmón (José Luis Mangieri, 1996; Mansalva, 2007), Pogo (Deldiego, 1998), Oda (Tierra firme, 2004), El Spleen de 78
Boedo (Vox, 2004) y El hombre de overol azul y otros poemas (Vox, 2007). En narrativa, Los lemmings y otros (Santiago Arcos, 2005) y Ocio (Santiago Arcos, 2006). Daniel Durand nació en Concordia en 1964. Se desempeña como editor, poeta y malabarista. Tradujo a Delmore Schwartz y a Tu Fu. En sus presentaciones en público se destaca como un orador de una voz y un estilo singulares. Fundó la editorial Deldiego y codirigió la revista “18 Whiskies”. Actualmente codirige La Dupla Autoeditora. Publicó los libros de poemas La maleza que le crece (Amadeo Mandarino, 1999), El Krech (1998, Deldiego), Vieja del agua (Deldiego, 2001), Segovia (1991, Amadeo Mandarino), El cielo de Boedo (2005, Gog y Magog), El Estado y él se amaron (Mansalva, 2006), Ruta de la inversión (Gog y Magog, 2007), Tengo una idea moteada de lo que soy (Belleza y Felicidad, 2008) y Petición y promesa (Belleza y Felicidad, 2008). Mercedes Halfon nació en Buenos Aires en 1980. Es periodista y crítica de teatro. Fue actriz y asistente de dirección en algunas obras teatrales. Trabajó en distintos medios gráficos y actualmente escribe en el suplemento “Radar” de Página/12. Es subdirectora de la revista “Llegas a Buenos Aires”. Durante el año 2007 organizó las lecturas de poesía y música “Es a propósito” junto a Clara Muschietti. Publicó Dormir con lo puesto (Zorra Poesía, 2008). Roberta Ianamico nació en Bahía Blanca en 1972. Trabaja como compositora musical, dramaturga y dicta talleres literarios para niños y adultos. En 1999 obtuvo la beca Antorchas para la producción poética. Publicó los libros de poesía El collar de fideos (Vox, 2001), El zorro gris, el zorro blanco, el zorro colorado (Vox, 1997) y Mamushka (Vox. 1999), Tendal (Del Diego, 2000), Celeste perfecto (Crudo, 2005), y varios libros infantiles. Julián López nació en Buenos Aires en 1965. Trabaja en un taller de planograf. Publicó el poemario Bienamado (Carne Argentina, 2004) y el monólogo poético “Esferas de Plutonio” en la antología Luz y fuerza (Milena Cacerola, 2008). Desde 2006 integra al colectivo Carne Argentina que organiza un ciclo mensual de lectura de narrativa y poesía. Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Su novela Una noche con Sabrina Love recibió el Premio Clarín de Novela en 1998 y fue 79
llevada al cine en 2000. Publicó además las novelas El año del desierto (Interzona, 2005) y Salvatierra (Emecé, 2008), un volumen de cuentos, Hoy temprano (Aguilar, 2001) y dos libros de poesía, Tigre como los pájaros (Botella al mar, 1996) y Consumidor final (Bajo la Luna, 2003). Fue traducido y editado en Francia, Italia, España, Portugal, Polonia y Alemania. Marina Mariasch nació en Buenos Aires en 1973. Estudió Letras (UBA) y Sociología de la Cultura (UNSAM). Publicó los libros de poesía Comming attractions (1997), XXX (2001) y Tigre y león (2005), todos bajo el sello editorial Siesta, que fundó y codirige. Textos suyos integran diversas antologías en castellano y otros idiomas. Para este año prepara la edición de El zig zag de las instituciones (Premio Fondo Metropolitano de las Artes), corrige su primera novela y termina de escribir un libro de relatos, Sensibilidad social y otros cuentos. Valeria Meiller nació en Azul en 1985. Es estudiante de Letras en la UBA. Poemas suyos fueron publicados en la revista de Arte y Literatura “El Niño Stanton”, y en diversas revistas virtuales. Colabora para la revista literaria “No Retornable”. Prepara El recreo, su primer libro de poemas. Paula Peyseré nació en Buenos Aires en 1981. Publicó las plaquetas de poesía La Racha (Guacha editora, 2003), Llorona (Guacha editora, 2004) y ¡España, qué hermosa eres! (Guacha editora, 2005), el libro de poemas Las afueras (Siesta, 2007). Integra la antología Última poesía argentina (Ediciones En Danza, 2008). Administra el blog www. mipocilga.blogspot.com. Carla Sagulo nació en Buenos Aires en 1977. Es profesora en Letras (UBA), coordina un taller literario y trabaja como traductora y profesora de español para extranjeros. Publicó El vino de la casa (Ediciones VOX, 2007). Mariana Suozzo nació en Buenos Aires en 1982. Actualmente vive en Ramos Mejía y trabaja en San Justo vendiendo repuestos para automóviles. Publicó el libro de poemas Mark en el espacio (Huesos de Jibia, 2007). Integra la antología Poetas Argentinas 1961-1980 (Ediciones del Dock, 2007) y Última Poesía Argentina (Ediciones en Danza, 2008). Corrige una serie de cuentos. 80
Agradecimientos Un especial agradecimiento a Ediciones En Danza, Zorra PoesĂa, Mansalva y Huesos de Jibia, quienes nos permitieron publicar poemas previamente aparecidos en sus sellos, y al artista plĂĄstico Claudio Roncoli, por la imagen de tapa.
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índice Paula Peyseré Martín Armada Daniel Durand Carla Sagulo Mercedes Halfon Valeria Meiller Pedro Mairal Mariana Suozzo Florencia Castellano Marina Mariasch Roberta Ianamico Alejandro Berón Díaz Fabián Casas Mariano Blatt
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Sobre los autores Agradecimientos
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