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Comentario de libros
Pedro Cossio. El premio Nobel que no fue
Jorge Carlos Trainini - Buenos Aires. Lumen. 2007
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Este libro de Trainini me trae reminiscencia de una época lejana pero productiva y feliz. Productiva porque teníamos la posibilidad de aprender medicina con grandes maestros; feliz porque habíamos dejado atrás el ciclo básico y comenzábamos a transitar el contacto con el enfermo, en realidad, nuestra verdadera aspiración vocacional. La fotografía que ilustra la tapa del libro que comentamos es, justamente, la de mi cursada y en ella puedo ver algunos de mis viejos compañeros. Debo confesar que este libro me trajo otra inmensa satisfacción, que fue cuando Pedro Ramón Cossio me convocó para presentar éste, el libro sobre su querido padre y mi querido maestro. Porque Pedro Cossio no tenía que esmerarse para ser un maestro, lo era por naturaleza. Y qué mejor muestra de agradecimiento que honrar la memoria de los maestros, aquellos que sin pedir nada dieron todos sus conocimientos, todo su ímpetu cultural, para la juventud de su sociedad. Trainini, con elegante pluma pinta a Pedro Cossio tal como era: creativo, tenaz, austero, buena persona y con una personalidad desbordante, y es mucho decir. El libro se inicia con un prólogo del profesor Alfredo Buzzi, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y, como nos ha tocado la contemporaneidad de la vida, expresa –también con emoción– vivencias similares a las que yo he vivido, tal vez más intensa porque acompañó al maestro como médico residente. El prefacio está a cargo del profesor Jorge Ler
Nicolás Babini - Saber y Tiempo. Revista de Historia de la Ciencia - Buenos Aires, Nº 21, enero-junio 2006
Esta revista-libro, que inició su vida en 1996 y que mantiene su lozanía y acrecienta su calidad desde esa fecha, dedica íntegramente este número a una minuciosa síntesis cronológica de la ciencia en el país, fruto de la pluma del arquitecto Nicolás Babini. La obra está dividida en cuatro etapas definidas por los cambios políticos: Bajo el Imperio español (1600-1810), Bajo la primera descolonización (1810-1861), Bajo la República liberal (1862-1942) y Bajo la segunda descolonización(1943-1966), que habla a las claras de las ideas del autor. Abarca desde los libros científicos publicados en esos periodos sino también de las instituciones. Por ejemplo, en el subtítulo “Albores de la investigación científica (1906-1915)”, en el ítem Geología, se mencionan las instituciones ad hoc y las exploraciones geológicas en la Patagonia, Tierra del Fuego, Islas Malvinas, Men
La ciencia y la técnica en la Argentina - Síntesis cronológica 1600-1966
man, en su carácter de cardiólogo. Luego entra de lleno la labor de Trainini quien, con capítulos tales como “La aparición de la creatividad”, “Los navegantes de la sangre azul”, “Menos aire, más sonido” o “El horizonte traspuesto”, recrea, paso a paso, con gran enjundia, la vida y la obra de Pedro Cossio. Biografías de este tipo, biografías de los hacedores, de aquellos que pasan por la vida en busca de la perfección y las grandes obras deberían ser las que nutrieran las mentes juveniles. Nuestra sociedad necesita paradigmas. El acertijo del subtítulo (El premio Nobel que no fue) lo reservo para los que lean el libro.
Federico Pérgola
doza y Neuquén, mientras que, en Ciencias de la Salud, los trabajos de Piñero y Roffo. Como no podría ser de otra manera dada la índole de la revista, el ítem “Historia de la ciencia” es el que concita el lugar más destacado. Las acotaciones del arquitecto Babini, también sucintas, son por demás elocuentes –a las que me adhiero– y, por ejemplo, al mencionar los que denomina “La recuperación frustrada (1955-1966)”, expresa: “Llegaron las primeras computadoras y los primeros aparatos de transistores, comenzó la formación superior de personal de computación y de ingenieros electrónicos y se produjo la primera computadora experimental. “La investigación científica e incluso la formación superior en esas materias sufrieron un duro golpe en 1966, cuando la intervención dispuesta por la dictadura de Juan Carlos Onganía motivó la renuncia masiva de autoridades y docentes de la Universidad de Buenos Aires. El desmantelamiento de cátedras y centros de investigación provocó pérdidas, en algunos casos irreparables, cuyos efectos se sintieron hasta la última década del siglo XX.” Al finalizar, un extenso índice de nombres, nos ponen en la órbita de la cantidad de personalidades científicas del país, la mayor parte de ellos trabajadores intelectuales ignorados que dieron todo por la cultura.
Federico Pérgola - Buenos Aires, El Guion, 2008.
El hombre, como bien lo expresó Sartre en El Ser y la Nada, en última instancia está solo para decidir el próximo paso. Aunque corresponde preguntar si es tanto así, considerando que lo acompaña su historia que, en definitiva, será quien decida. La impotencia que todo ser siente ante la presencia de una enfermedad excede su capacidad de comprensión y en medio de su desesperación, no vacila en recurrir a cualquier arbitrio que le permita evadir o aliviar su mal. El deseo de vivir y el temor a la muerte pueden más que la razón, otorgando, valga la redundancia, la razón a Pascal. Leyendo el libro de Pérgola, uno se encuentra inmerso en un territorio en el que se mezclan la antropología y la filosofía como correlato, sumado a la desprotección del individuo frente a la naturaleza y las enfermedades. El mayor mérito de este escrito reside en que el autor no se limita a historiar la evolución de la medicina, desde sus inicios hasta bien avanzado el siglo XIX, sino que profundiza en aspectos que suelen permanecer ocultos tras lo fáctico. Lo ocurrido en tiempos pretéritos ha sido siempre un tema central en quienes se interesan en conocer sus raíces. Si bien en el contexto histórico en que se desarrollaron los acontecimientos pasados no deben ser juzgados con el criterio que suele utilizarse para juzgar el presente, las dificultades que presenta la historia científica solo pueden ser resueltas con fundamentos epistemológicos. El resto, parafraseando a Shakespeare, es silencio que oculta el sonido y la furia de un mundo dominado por un salvajismo que mezcla indiscriminadamente la tecnología con la guerra, descartando el humanismo. Pérgola desnuda las falencias de una civilización enferma de ignorancia y, basado en el estudio de la vida de nuestros antecesores, tema al que ha dedicado numerosos escritos, además de constituir una parte importante de sus disertaciones y de sus clases, nos brinda la visión de un experto disector de nuestras culturas primitivas. El curandero, figura paradigmática en la historia de las enfermedades en la América colonial, no ha desaparecido, hoy subsiste utilizando otro ropaje y se ha mimetizado mezclándose con la multitud, aprovechándose de aquellos que suelen
Brujos y cuasi médicos en los inicios argentinos (2ª edición renovada)
Federico Pérgola
recurrir a la magia para solucionar sus problemas. Como bien refiere el autor en la introducción: “Los medios modernos de comunicación, y como muestra consideremos a los televisivos, han abierto una compuerta desde donde se han volcado una caterva de santones, milagreros, adivinadores, hipnotizadores, mentalistas, etc., que se encargan de confundir a quienes están ávidos por solucionar sus problemas.” Es evidente que a través de los siglos se mantienen vigentes dos de los mayores males de la sociedad: las necesidades no satisfechas y el usufructo de esas necesidades. No queremos avanzar en el contenido de esta nueva demostración de sapiencia y erudición de un historiador del prestigio internacional del autor, que con esta obra –hoy renovada– obtuvo una Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en el género ensayo, sí en cambio nos interesa que el lector apasionado por la lectura de temas vinculados con nuestros orígenes, no deje de consultar este insoslayable trabajo.