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Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX
Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX Laura Pérgola y Federico Pérgola
Cardano Juan Bautista: ? 1534 - ? 1560. Hijo de Jerónimo. Se doctoró en Pavía. Fue condenado y ajusticiado en la prisión por haber envenenado a su mujer, como hemos dicho anteriormente (1560). Obra: De abstinentia ab usu foetidorum ciborum, De fulgure (realizada con su padre).
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Cardarelli Antonio: Civitanova 1832 - ? siglo XX. Adquirió su fama en Nápoles, donde fue director de clínica de la Facultad de Medicina. El Reino de Italia lo nombró senador. Aún se lo recuerda por el signo que lleva su nombre, de turgencia yugular izquierda por aneurisma de aorta. Obra: Gli aneurismi dell’aorta (1868), Le malattie nervose e funzionale del cuore (1882), Lezioni sulle malattie del fegato e delle vie biliari (1890), Nosografia della pseudo-leucemia splenica dei bambini (1890), Sarcoma primitivo della pleura (1896), L’intervento chirurgico nelle grandi dilatazioni di stomaco (1900).
Cardini Ignacio: Mariana 1562 - ? Naturalista y escritor satírico dotado de conocimientos universales. Escribió una Historia naturalis Corsicae insulae, sobre plantas y animales de su isla que ya Plinio el Viejo había recreado. Los ejemplares de esta obra fueron destruidos y en el siglo XVII existían muy pocos de ellos. De su labor como médico poco se sabe.
Carle Antonio: Chiusa di Pesio 1845 - ? 1927. Profesor de cirugía de la Universidad de Turín. Contribuyó al adelanto de la cirugía cerebral, gástrica y de las vías biliares. Obra: Sulla seconda resezione del piloro esguita del prof. Billroth (1881), Luigi Berruti (1888), Contributo allo studio degli adenomiomi dell’utero (1899), Sui fibromiomi dell’utero e loro cura chirurgica (1898).
Carminati Bassiano: Lodi 1750 – Milán 1830. Investigador y profesor de terapéutica, de materia médica, de patología y medicina legal de la Universidad de Pavía; miembro del Instituto de Ciencias, Letras y Artes de Italia que se distinguió, en especial, por sus estudios fisiológicos. Obra: Risultate di sperienze ed osservazione sul sangue e suoi vasi sanguinei (Pavía, 1783), Ricerche sulla natura e sugli usi del sugo gastrico (Milán, 1785), Igiene therapeutica et materia medica (Pavía, 1791), Mesu. sull’elettricitá animale (Milán, 1792), Animadversiones in principia theoriae Brunonianae (1793, refutación al dogma de Brown que publicó con el seudónimo de Jacques Sacchi), Dell acque minerali artefatte e native del Regno Lombardo-Veneto (Milán, 1829).
Carradori Joaquín: Prato 1758 - ? 1818. Físico y botánico. Ejerció en Prato y enseñó filosofía en el seminario de Pistoia. Difundió la vacuna. Colaboró en numerosos periódicos técnicos. Obra: La teoría del calore (Prato, 1787), Lettera sopra l’elettricitá animale (Florencia, 1793), Della fertilitá della terra (Florencia, 1803), Sulla vitalitá delle piante (Milán, 1807), Sui fluidi elettrici e sul galvanismo (Florencia, 1807).
Caselli Azzio: Reggio Emilia 1847 - ? 1898. Hijo pródigo de una familia de cirujanos, a los 20 años fue director del hospital de su ciudad natal y cirujano de categoría. Con su esfuerzo lo dotó de un museo de anatomía patológica que alcanzó justo renombre. Su fama se originó –en parte– por su actividad en el Congreso Médico de Génova de 1880, donde presentó un trabajo ilustrado sobre la difícil técnica de extirpación de la laringe. Dos años después la Facultad de Génova lo nombró profesor titular de clínica quirúrgica y posteriormente reunió las cátedras de clínica quirúrgica y clínica operatoria. Amado por sus alumnos, aún en vida la Gazzetta degli Ospedali lo alababa por su ingenio, su dedicación y su cultura, que tanto impulso le habían dado a su cátedra. Trabajaba en su Grande Trattato Italiano di Chirurgia, que le editó Vallardi, cuando lo sorprendió la muerte.
Casini Agustín: Nápoles 1858 – Nápoles 1892. Político. Representó en el Parlamento al partido Republicano, extrema izquierda en su época. Tuvo tiempo, todavía, para enseñar en la Facultad de Medicina de Nápoles y, como médico práctico, dio muestras de su valor durante la epidemia de cólera que azotó esta ciudad. Director de la sala de cirugía del principal hospital napolitano y consejero comunal. Una rápida muerte lo segó a los 44 años de edad, cuando aún la medicina y la política lo necesitaban.
Agustín Casini
Casini Mario: siglo XIX. Profesor de anatomía quirúrgica de la Universidad de Génova y hábil cirujano. Obra: Di due casi di rene unico in donna (1885), La situazioni ed i rapporti dell’utero nelle condizioni normali e negli spotamenti patologici (1893), Di due rari casi di anomalia della carotide e della vertebrale (1894).
Casserío Julio: Piacenza 1545 – Padua 1616. Hizo renacer la cirugía junto a los Colombos, los Ingrassias, Vesalio y su profesor Fabricio D’Acquapendente. Trabajó como criado de este último, el cual al ver su notable inteligencia le hizo estudiar medicina y, en 1604 y en 1609 respectivamente, le entregó sus cátedras de anatomía y de cirugía. El pintor Fioletti y el grabador Valesio realizaron las estampas de sus obras, sobre apuntes que él mismo tomaba de los cadáveres, dejando atrás la costumbre de copiar las ilustraciones de Vesalio. Descubrió el músculo externo del martillo, situado en el interior del conducto auditivo. Obra: Vocis auditusque organis historica anatomica (Ferrara, 1600); Pentaestheseion hoc est de quinque sensibus liber organorum febricam, actionem et usum continens (Venecia, 1609); Tabulae anatomicae LXXVIII (Venecia, 1627); Tabulae de formato foetu (Ámsterdam, 1645).
Castelli Bartolomé: Mesina, siglo XVI – Mesina ?. Profesor en su ciudad natal. Obra: Totius artis medicae compendium et synopsis (Mesina, 1597), Lexicon medicum greco-latinum (Venecia, 1607).
Castelli Pedro: Mesina 1590 – Mesina 1556. Botánico. Profesor de medicina en el colegio Mammertino de Roma y de botánica en Mesina, director del jardín botánico. Obra: Breve ricordo elettione, quilita e virtú dello spirito e dell’olio acido del vitriolo (Roma, 1621), Incendio del monte Vesubio (Roma, 1632), Catalogus plantarum Aetnaearum (1640), Opobalsamun (1640), Hortus messanensis (1640), Smilace aspera (1652), Responsio chymiae
Castiglione Pedro: Cremona 1824 – Roma 1878. Periodista y político. Tradujo en verso italiano el poema Disfida di Barletta de Veda. Trabajó con Cavours en el Risorgimiento y con Farina en la Societá Nazionale; con el ministro Cordova lo hizo en el Censimento piemontese en 1861 y en los Annali di medicinae di Stadistica en 1866. Organizó la higiene pública romana y fundó el sifilocomio. Inventó diversos aparatos médicos, tales como el graduador neumoterápico. Obra: La popolazione di Roma dalle origini al nostri tempi; Storia, statistica e legislazione della prostituzione e dei modi di impedire la diffusione del contagio sifilitico.
Castiglioni Arturo: Trieste 1874 – Trieste 1953. Historiador de la medicina que, entre 1922 y 1938, fue profesor de la materia de la Universidad de Padua y, desde esa fecha hasta 1947, de la Universidad de Yale. Su obra: Storia della Medicina (1927) fue traducida a varios idiomas.
Castiglioni César: Arluno 1806 - ? 1871. Presidente del Instituto Lombardo, dirigió la Senavra y realizó estudios sobre el cretinismo y los manicomios. Biffi publicó sus obras y su biografía.
Castro Isaiae Tommasia: Siglo XV. Hija del médico Matteo, la reina Blanca –como antes lo había hecho con Bella di Paija (1414), esposa de médico– le concedió permiso para ejercer la cirugía.
Cavallero Gaspar: ? siglo XIX. Profesor auxiliar de patología especial de la Universidad de Turín. Obra: Della influenza delle manouvre pneumatiche con aria comprassa sul circolo pulmonare ed aortico (1889), Contributo alla terapia degli essudati pleurici (1890), Lezioni di semeiotica chimica e microscopica (1890).
Cavazzani Alberto: ? 1867 - ? siglo XX. Profesor auxiliar de la Universidad de Pisa donde dirigió su hospital. Obra: Della cura e di un nuovo rimedio dell’erisipela (1891), Sulla diatesi artritica (1894), Sulla polmonite pulsante (1897), Ematemesi essenziale (1899), Sulla spelenomegalia con cirrosi epatica (1900), Sulla cure e guarigione di alcune tisici (1902).
Cavazzani Emilio: ? siglo XIX. Profesor de fisiología experimental de la Universidad de Ferrara. Obra: Rigenerazione e prima intenzione dei nervi (1888), Sul liquido cerebro-spinale (1892), Come si digerisce (1894), Sul mecanismo della trasformazione del glicogeno nell’organismo (1894), Sulla temperatura del fegato (1895), Termogenesi epatica nell’asfissia e postmortale (1896), Maternitá (1897), Intorno alla formazione del glucosio ne fegato (1899).
1930 fue un año muy especial para la Argentina, además de producirse eventos que influyeron en su historia posterior dejando improntas que aún perduran, tuvo que soportar la presencia de un taumaturgo devenido en una especie de dios mitológico por sus seguidores. Nos referimos al médico español Fernando Asuero.
Precedido de una fama mediática, empeñado en ignorar las críticas más furibundas de sus pares, tanto en su país de origen como en los ámbitos universitarios de la Argentina, cuando arribó a nuestra costa una multitud ansiosa lo esperaba en el puerto y luego lo persiguió por la calle clamando su nombre y pujando por acercarse a él. Asuero basó su éxito en las experiencias reflexológicas de Pierre Bonnier, destacado otorrinolaringólogo francés. La reflexología, que durante el siglo XIX tuvo conspicuos representantes como Fliess, Malherbe, etc., inspiró a Bonnier para diagramar un esquema de los segmentos bulbares y su proyección nasal, en el cual demostraba que si se excita con un cauterio una zona determinada de la mucosa nasal, se podría actuar sobre otro sector del organismo aliviando o eliminando una enfermedad o síntoma. Asuero, que se había especializado en los principales centros médicos de París, pocos años después del fallecimiento de Bonnier, ocurrido en 1918, puso en práctica su método obteniendo un éxito resonante en San Sebastián que, desbordado su consultorio, se vio forzado a instalarse en un hotel. Este éxito, hábilmente manejado por sus adlátere y el periodismo, lo convirtieron en una especie de Mesías esperado por infinidad de enfermos en la mayoría de los países. Además de Mi viaje a la Argentina, publicó un libelo, ¡Ahora hablo yo!, verdadero dislate sobre los médicos y la medicina en general. Después de recorrer países europeos y latinoamericanos, en los cuales no obtuvo el éxito esperado, provocó un revuelo en nuestro medio, hasta que finalmente, descubierta la superchería y el negocio montado por Asuero, un par de meses posteriores a su arribo, fue llevado a juicio. Logró escapar y regresar a su país terminando sus días oscuramente.
Este diccionario de 1777 no es de medicina pero tiene la característica singular de traducir el latín al castellano, circunstancia no habitual en ese siglo. Desde la publicación de De Motu Cordis, obra cumbre de William Harvey en 1628, hasta su aparición en el idioma vernáculo: el inglés, pasaron casi cien años. Todo libro de medicina debía publicarse en latín y, por ello, fue llamada la “lengua castradora”. Sería redundante destacar la importancia del lenguaje técnico, en este caso el de la medicina, en el entendimiento de los profesionales y en el de las primeras escuelas de traductores, como la primitiva de Gondishapur. En la actualidad los diccionarios médicos abundan y así podemos nombrar a unos pocos de ellos: Merriam Webster’s Medical Desk Dictionary, Diccionario de Ciencias Médicas “El Ateneo”, Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina (de Fernando Navarro), Dictionary of Medicine (Peter Collin), Diccionario Mosby de Términos Médicos· Inglés-español/ Español-inglés, Diccionario Médico Ilustrado de Melloni (edición en español), Diccionario terminológico de ciencias médicas Salvat. En la representación gráfica del diccionario citado, el lector podrá distinguir las acepciones de los términos médico y medicina, que poco tienen que ver con las que hoy se sustentan.