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Comentario de libros

Mutantes. De la variedad genética y el cuerpo humano

Armand Marie Leroi, Barcelona, Anagrama, 2003.

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Este libro muestra otra cara de la antropología médica, tal vez una de las menos agradables, y son todas las modificaciones genéticas –algunas exageradas por la imaginación pueblerina– que padece el hombre. Desde las formas más diversas de gemelos unidos hasta la ectrodactilia o síndrome de pinza de langosta, desde la fibrodisplasia osificante progresiva hasta la piel picaza, el autor no deja alteración estética sin tratar. Incluso, dedica varios capítulos a las malformaciones genitales. La vinculación con la genética es indudable y esa es, en el fondo, el sentido que tiene Mutantes. En una breve introducción se puede leer: “Interpretar el significado de las mutaciones exige adoptar una lógica inversa que es, al principio, contraintuitiva. Si la mutación causa que un niño no tenga brazos, entonces, aunque resulte tentador de hablar de un gen de <no-brazos>, dicha mutación es en realidad, una prueba de que existe un gen que se asegura de que tengamos brazos. Ello se debe a que la mayoría de las mutaciones destruyen el significado. En el idiolecto de la genética son mutaciones de ‘pérdida de función’.” Los episodios narrados sobre los acondroplásicos y Menguele, en Auschwitz, son macabros. Es interesante, no obstante, la correlación entre los hechos anatómicos que provocan el defecto con la historia de estos desdichados seres –a menudo de vida limitada– con las connotaciones sociales que tuvieron que soportar. Cíclopes, albinos, picazos, y hasta nuestros selk’ nam de Tierra del Fuego desfilan

El estudio de las enfermedades y las costumbres de los pueblos que habitaron las actuales naciones hispanoparlantes son mostrados en esta obra, divididos por los países actuales y en referencia a los restos óseos y la alfarería. La mayor parte de los análisis testimoniales corresponden a Ecuador (tal vez por un aporte mayor de los autores y por la abundancia de testimonios), mientras que nuestro territorio está presente con un trabajo de Silvia Cornero y Rodolfo Puche, que titulan “Salud y enfermedad entre los antiguos cazadores de Alejandro, Santa Fe”. En la parte general que inicia la obra es sugestiva la presencia de ornamentos, e incluso monumentos, de tipo fálico; algunos de cuyos objetos constituían –según leemos– juguetes sexuales femeninos, indicando claramente que no hay nada nuevo bajo el Sol. Las trepanaciones que muestran algunos cráneos, en ciertos casos múltiples, con evidentes signos de cicatrización alrededor de la zona ósea, sobre todo en Perú y escasas en Bolivia, y las momias halladas, denotan que los cuerpos –en otros casos esqueletos– hablan y también lo hacen

Aproximaciones a la paleopatología en América Latina

Coordinadores Sotomayor Tribín HA y Cuellar-Montoya Z, Bogotá, Convenio Andrés Bello, 2007.

por sus páginas. Estos últimos eran los gigantes de la Patagonia y, como tales, generaron toda una fábula. El autor no ahorra su crítica: “Los rancheros de ovejas argentinos asesinaron a los selk’ nam en un exterminio genocida, y el último murió en la década de 1920”. Las notas (excelentes) y la bibliografía ocupan casi 100 páginas de una obra de 450, con muy buena acogida por la crítica.

Federico Pérgola

las piezas de cerámica, con representaciones tan variadas como bocios, hernias, tumores y parálisis faciales, leishmaniasis, enanismo, etc., entre muchas otras patologías representadas por los artistas. En el ítem sobre Ecuador (comprende dos capítulos) son extensamente tratadas las drogas psicotrópicas, donde desfilan, con su correspondiente iconografía, cactus, solanáceas, daturas y, como no podía ser de otra manera, la coca. Un atractivo diseño, numerosas fotografías y una cextensa bibliografía, al final de sus nueve capítulos, completan esta obra para deleite de los antropólogos y público en general.

Federico Pérgola

La antropología médica en discusión

Federico Pérgola, Acassuso, El Guion, 2008.

Este libro, como nos advierte el autor con su habitual modestia, no pretende ser un tratado. No obstante, a través de sus páginas, discurre con su acostumbrada erudición sobre los orígenes, influencias y filiaciones de la Antropología Médica.

Abundando sobre el contenido polifacético de la cultura y su interrelación con el binomio salud–enfermedad, incrementa con sensatez y prudencia el conocimiento de esta materia. Exegeta implacable, diseca con elegante agudeza los laberintos que la extensa bibliografía, sobre la cual este trabajo se sustenta, le proponen. En su comienzo, Pérgola enuncia los arbitrarios conceptos de salud y enfermedad con un sincretismo provisional, juzgándolos meras abstracciones, ni categóricas ni contundentes. Luego transita los vericuetos de la mítica curación, desde Hipócrates hasta Víctor Frankl, desde Hans-George Gadamer hasta Laplantine. No vacila en polemizar, tanto sobre la visión religiosa como la secular, y tampoco omite considerar la importancia de una nueva demografía histórica. En el capítulo tercero recorre vacilante los misterios de la muerte. Sujeto y objeto al mismo tiempo, contempla perplejo, la ceremonia del barquero Caronte, quien transporta las almas, a través del Aqueronte, óbolos mediante, hacia el mundo subterráneo de los Infiernos. Mitología, religión y filosofía no son suficientes para explicar la experiencia más crucial del ser humano. Federico Pérgola lo sabe y, conciente de este axioma, ausculta con intuición inspiradora los innumerables paradigmas de nuestra finitud. Más tarde examina la relación médico–paciente, reflexionando con justeza sobre sus antecedentes históricos, sus

matices y sus variables. Impecable, nos regala las digresiones de Laín Entralgo, Karl Jaspers, Schneider y de otros. No olvida apuntar su mirada crítica sobre su actual devaluación, a la que asistimos impávidos pero inermes. Nuestra cultura actual gira alrededor de la información y de la comunicación que le es inherente. Este acápite se centra en ella y en el médico, uno de sus protagonistas principales; en las relaciones analógicas de divulgación entre sus pares y entre el facultativo y la sociedad, con sus beneficios y sus perjudiciales excesos. El siguiente apartado hace referencia a una reciente dolencia de índole psiquiátrica, que se conoce con el tópico de “Burn Out”, y que afecta a una miríada de profesiones, pero que padecen, en especial, los cuidadores de enfermos crónicos. El capítulo VII versa sobre el efecto placebo. Aquí el zahorí,

hace gala de un ingenio sutil, y escudriña en las múltiples aristas que el asunto propone. Estudia los aspectos psicológicos y fisiológicos del placebo y las variaciones culturales, emocionales y sociales que frente a su acción ocurren. Se imbrica con la autosugestión, el psicoanálisis y los distintos mecanismos neurológicos mediante los cuales actúa. La evolución incesante de los sistemas del cuidado de la salud entraña una empresa formidable. Se compone de la observación crítica y de la investigación formal que desaprueban prácticas, otrora aceptadas, y estimula la emergencia de nuevas estrategias.

La inmigración y sus cambios demográficos producen un intercambio cultural e involucran la consideración de otras tradiciones que afectan la medicina convencional.

Así surgen las medicinas complementarias o alternativas, muchas de las cuales, milenarias, se anticipan a lo que solemos llamar “medicina clásica”. Incluyen un piélago de prácticas y productos generalmente inocuos e inoperantes. El autor, después de un preludio interesante sobre las causas de su inmanencia, nos ilustra con un atisbo crítico pero cauto, reflexivo y respetuoso sobre sus heterogéneas y caprichosas variantes. Luego, el hermeneuta, explora los enigmas del lenguaje, demostrando, una vez más, su polimatía infatigable. En el capítulo X, en su sagaz afán de dilatar los límites de la Antropología Médica, nos sorprende con una sapiente ojeada sobre uno de los temas más sugestivos de la historia de la medicina: la sangría. Finalmente, Federico Pérgola, nos asombra una vez más con su exploración del ser humano en la búsqueda inmarcesible de su esencia, como titula el autor en esta ocasión, a través del tegumento. En este atractivo volumen, vacío de una prosopopeya y una narrativa alambicadas, el lector informal, el estudiante, el médico y los educadores de las ciencias de la salud, encontrarán un nuevo y valioso enfoque, que Federico Pérgola les ofrece con la autoridad intelectual de siempre.

La investigación en medicina - Bases teóricas y prácticas - Elementos de bioestadística

Ricardo J. Esper, Rogelio A. Machado et al., Buenos Aires, La Prensa Médica Argentina, 2008.

Dos premisas pueden simplificar la necesidad de una obra de esta naturaleza. En primer lugar, la poca inclinación hacia la investigación que han tenido las facultades de medicina de nuestro país, abocadas mayormente a la formación de médicos clínicos y cirujanos y, como contrapartida, la importancia que esta tendencia se revierta en el menor tiempo posible. En segundo lugar, las dificultades que tienen los médicos –dificultades que señala con su autorizada opinión Guillermo Jaim Etcheverry en el Prólogo– para confeccionar su tesis y para empaparse de los pautados mecanismos de la investigación científica. De ello y en forma exhaustiva se ocupa la obra. Además de repasar a la mayoría de los tópicos que hacen a la investigación, redacción de tesis y monografías y dedicar la mitad del libro a la bioestadística, no se ahorran detalles de importancia en ninguno de estos temas y para ello valga un ejemplo: cuando los autores se refieren a la comunicación oral del conocimiento se recomienda evitar el acicalado excesivo del atuendo para no distraer al público. Destacaré los grandes temas que aborda la obra, cada uno de ellos completado con capítulos aclaratorios: “La investigación en el campo de la medicina”, “Comunicación de los resultados”, “Desarrollos modernos de las ciencias médicas”, “Análisis del conocimiento y herramientas para su validación”, “El médico como docente y comunicador público” y “Elementos de bioestadística”, este último a cargo de Rogelio A. Machado comprende –como dije– la mitad del libro. Como ejemplo de los capítulos, en el segundo acápite, se encuentran los siguientes: “La revista científica:

Osvaldo H. Okner

criterios editoriales para la evaluación de artículos médicos”, “¿Qué es y cómo se elabora una monografía científica?”, “¿Qué es un trabajo de Tesis de Doctorado?” y “La comunicación oral de la investigación científica. Una herramienta para transmitir conocimiento”. Creo que Esper y Machado, con sus propias experiencias y capacidad para reunir a importantes coautores, han dado en el clavo y producido un manual de inusual utilidad.

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