Médicos y Medicinas en la Historia N° 26

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ISSN 1666-6682

Junio 2009

Nº 26

“L´uomo pazzo” (Fragmento)

Autora: Emilce Di Leo Una tipología de la práctica médica La increíble historia de epistemología de la historia de la medicina Breve Reseña Histórica de cirujanos e instituciones de Corrientes Aprender y enseñar a pensar

Comentarios de libros Diccionario de Médicos Italianos hasta el siglo XIX


mĂŠdico del siglo xv por honigger lanter


VOL. VII - Nº 26 - Junio 2009 - Buenos Aires ISSN 1666-6682 Director

Federico Miguel Pérgola

Sumario

Una tipología de la práctica médica

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La increíble historia de epistemología de la historia de la medicina

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Laura Pérgola

Breve Reseña Histórica de cirujanos e instituciones de Corrientes

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Secretaría

Aprender y enseñar a pensar

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Comentario de libros

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Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX

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Subdirector

Carlos C. Castrillón Editora

Laura Pérgola Emilce Iervolino Agustín García Puga Comité de Honor

Norma Acerbi Cremades, Abel Luis Agüero, Jaime Elías Bortz, José Emilio Burucúa, Alfredo Buzzi, José B. Cibeira, Jorge E. Gallardo, Manuel Luis Martí, Delia Outomuro, Teodoro Puga, Norma Sánchez, Florentino Sanguinetti, Orestes W. Siutti, Juan C. Stagnaro. Comité Editorial

José M. Ayala, Amalia M. Bores, Inés A. Bores, Alfredo E. Buzzi, Donato A. Depalma, María Teresa Di Vietro, Alejandro H. Rodríguez, y Alcira Zarranz En los próximos números: Diseño y diagramación

Eric Geoffroy tel. 15-6281-0595 ericgeof@gmail.com www.egdg.com.ar

-La diálisis en el tiempo (Daniel H. Román) -Nihilismo médico y encarnizamiento terapéutico (Liliana Álvarez) -El palacio de las Aguas Argentinas (A. García Puga) -Yrigoyen y Escudero (Alejandro Rodríguez) -Depresión y cultura (María Sol Reyes)

La revista Médicos y Medicinas en la historia es una publicación trimestral. Registro de la propiedad intelectual Nº 188920. Propietarios Laura Andrea Pérgola y Federico Miguel Pérgola. Impresa en diciembre de 2008. Tirada de esta edición 500 ejemplares. Las opiniones que los autores vierten en los artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las de la revista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, aun mencionando la fuente. Esta publicación es una realización de:

EGE - El Guion Ediciones Martín Coronado 358 (Acassuso) - Tel: 4792-1132 Celular: 15-5-640-4792 elguionediciones@fibertel.com.ar www.elguionediciones.com.ar 3


Editorial

¿Evolucionismo o creacionismo?

Encarar un tema de esta naturaleza es internarse en aguas profundas pero, ¿puede un admirador de la Ciencia dejar de referirse a quien la revolucionara cuando se cumplen 200 años de su nacimiento y 150 de la publicación de “El origen de las especies”? No quiero caer en la banalidad de recordar a Charles Darwin porque caminó largamente por las tierras que nosotros habitamos (aunque me llena de orgullo) pero debo destacar que estableció el hito antropológico que, aceptado o no, tuvo un significado que, para muchos, cambió la visión del mundo. Mientras conmovió a los filósofos también achispó a los jóvenes: cuando dictaba la materia Ciencias Biológicas en un colegio secundario católico debía postergar indefinidamente la solicitud de los adolescentes que, con toda picardía porque sabían la posición de la Iglesia, me solicitaban que les explicara la teoría de Darwin. Si quisiera hacer lo de Pilatos y lavarme las

manos podría más que callarme haber establecido –claramente– cuál es la misión de un científico y estaría ahí incólume la figura de Charles Darwin. Y me parece adecuado y justo que lo haga con las palabras exactas de una prestigiosa médica y genetista argentina, la doctora Primarosa Chieri quien, en dos párrafos de su artículo (La Nación, Buenos Aires, 27 de marzo de 2009), señaló: “También cabe preguntarse por qué la gran mayoría de los científicos fueron cuestionados, castigados o sintieron caer sobre su cuello el filo de la guillotina, como le sucedió a Lavoisier. Otros, como Gregorio Mendel, padre de la genética, un monje agustino ignorado durante más de un siglo, además de cumplir sus deberes como abad de su monasterio realizaba sus experimentos científicos en forma oculta y silenciosa. “¿Por qué atacar a los que trataron de demostrar fenómenos del mundo que nos rodea, buscando la ver-

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dad, invalidando homúnculos o fuerzas mágicas? ¿Acaso eran inmorales? A mi entender, la ética en la ciencia es justamente ésta: tratar de demostrar una verdad o aproximarse lo más posible a ella. Sabemos que con nuevas herramientas, muchas de estas teorías fueron modificadas con el tiempo. Sin embargo, la visión que ellos tuvieron en esos momentos era aceptada por toda la comunidad científica. Desde hace más de 300 años, la ciencia ha ido invadiendo nuestro mundo, y es tan exitosa por su capacidad de cambiar; y lo hace con la más absoluta honestidad e integridad moral, si bien hay excepciones, que suelen ser severamente castigadas. Si no se respetan los cambios, si no somos disidentes, entonces pasamos a ser una sociedad totalitaria, como la de las abejas, que no pueden elegir y pueden responder únicamente a su invariable mandato genético. “Las grandes controversias sobre los aspectos éticos de estas nuevas investigaciones (la autora del artículo se refiere a las células madre embrionarias) deberán ser tratadas adecuadamente y con respeto por todas las corrientes ideológicas, para llegar finalmente a un consenso para su regularización, puesto que representan un dramático cambio tanto para la biología como para la medicina, en beneficio del ser humano”. Quise dejar este último parágrafo, que no viene ensamblado con el tema que desarrollo, porque nada más que ese objetivo –con lógicas excepciones por todos conocidas– persigue la ciencia: el beneficio para el otro, de ahí que deseche el dogmatismo. Darwin no trató de imponer su teoría a todo el mundo, no condenó a quien no le creyera. Ahí estaba: tómela o déjela. La ciencia sabe que se puede equivocar, que muchas de las verdades de hoy serán los errores de mañana. ¿Cuántas muertes ocasionó la sangría? Aceptada en una época por todos y que hoy nos parece un espanto. Una generalidad: la teoría de la evolución está aceptada hasta que llegamos al hombre. Allí comienzan los conflictos de intereses: religiosos unos, hasta estéticos otros: cómo mi antepasado va a ser un extraño animal peludo de cráneo pequeño y apenas erguido. Todavía hay más. Sé que se le encontrará una explicación pero ¿se creó más de una especie de hombre? Una nota de Nora Bär del 13 de febrero de este año, en el diario La Nación daba cuenta que, en un trabajo conjunto del Instituto Max Planck pata la Biología Evolutiva de Leipzig,

Alemania, y de la Corporación 454 de Ciencias de la Vida, Estados Unidos, se había descifrado el código genético de un neandertal, y si es como también se descubrió que este hominídeo tenía el gen de la palabra, poseía el don de la palabra, la pregunta, como he dicho, es: ¿se crearon dos especies de humanos? Justo es reconocer que la posición de las diversas religiones que consuelan al hombre es por demás variada. Mientras algunas sustentan con fervor la tesis creacionista, otras establecen puntos de contacto con el darwinismo y disienten en algunos aspectos, referidos a la creatividad humana, alma, palabra, etc. No obstante, a pesar de los datos positivos para el darwinismo que aporta la genética (aunque no todos lo admiten), el hombre no ha podido crear ni una sola célula viva, lo que sería talvez el sostén más importante del creacionismo. Debo suponer que, ante las polémicas que quizá Darwin avizoró, el título de su libro se refirió al origen de las especies. Muchas nuevas derivaciones soportó su teoría a lo largo de ese siglo y medio que transcurrió. Incluso nació esa peligrosa addenda llamada darwinismo social que embarró más la cancha. Ciertamente Darwin no solamente revolucionó las ciencias biológicas sino que lo hizo también con la religión (no en su aspecto dogmático), la filosofía, la sociología, la antropología, etc., etc. La diferencia abismal que existe entre la ciencia (evolucionista) y la religión (creacionista) es que la segunda se basa en dogmas y, por ello, reniega de las hipótesis. La ciencia, humildemente, trata de encontrar la verdad y sabe que puede equivocarse y volverá a hallar otra que la suplante y la mejore. Desde Pietro D’Abano, que nació circa 1300, y trató de demostrar que las fuerzas o virtudes ocultas que se hallan en ciertas cosas son simplemente efectos de fenómenos naturales, y la Inquisición lo condenó por hereje, la ciencia siempre fue maltratada. Todavía podría complicar mucho más el tema si considerara las ideas de los que siguen el “diseño inteligente”, o aquellos de la coexistencia de ambas corrientes –evolucionista y creacionista– con los “dos magisterios” o, finalmente, en los que le otorgan a Darwin un pensamiento inclinado puramente a la filosofía. Creo que es mejor poner punto final. Federico Pérgola

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UNA TIPOLOGÍA DE LA PRÁCTICA MÉDICA EN LOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS DEL SIGLO XX EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA

u

Marta Leonor Schufer Licenciada en Sociología y Doctora de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina, Área de Humanidades Médicas. Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Centro de Estudios de Población (CENEP). E-mail: martaschufer@fibertel.com.ar

INTRODUCCIÓN La práctica cotidiana de la profesión médica pone en acto los conocimientos y habilidades adquiridos durante una larga socialización profesional. ¿Cómo se organiza esa práctica y cómo va cambiando a lo largo del tiempo? ¿Es factible encontrar modos característicos o típicos de desempeño profesional? La respuesta a estos interrogantes puede ser dada a través de un estudio focalizado en los médicos ya retirados, lo que permitió trabajar con vidas profesionales completas, desarrolladas a lo largo de los últimos cincuenta años del siglo XX. Este abordaje permite describir la profesión y sus formas de ejercicio de manera longitudinal, reconstruyendo en forma retrospectiva las carreras en las biografías individuales. Es así posible estudiar de qué manera los itinerarios profesionales se inscriben en la evolución global de la Medicina, cómo son marcados por ella, pero a la vez cómo las múltiples decisiones y acciones individuales influyen en el futuro de la profesión en su conjunto.

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de poder caracterizar el fenómeno en estudio con la menor pérdida de información1. Es una herramienta del análisis exploratorio de datos pues no hace referencia a hipótesis estadísticas previas. La idea básica es que cada sujeto puede describirse a partir del conjunto de modalidades que seleccionó para cada variable. El hecho de que algunas combinaciones de respuestas sean más frecuentes, otras más raras y otras no aparezcan nunca genera una distribución de las respuestas que va definiendo distintos perfiles de encuestados2. Los tipos, pragmáticamente construidos, constituyen categorías aplicables a conjuntos sociales. Esto no implica que todos los sujetos que integran un tipo tengan presentes simultáneamente todos los atributos que lo componen. Es dable esperar que aparezcan sujetos en una zona “gris”, con características de un tipo u otro. Dos tipos de variables se incluyen en el análisis: las que intervienen en la construcción de los tipos se denominan variables activas, mientras que las que se utilizan para especificarlos se denominan variables suplementarias.

LA INVESTIGACIÓN * Diseño: Se realizó utilizando dos tipos de metodologías: cualitativa y cuantitativa, buscando integrar los resultados de ambas. Población objeto: médicos retirados que hubieran ejercido en la Provincia de Buenos Aires. La decisión de centrar el estudio en la Provincia de Buenos Aires se basó en dos razones; una de tipo estructural, ya que concentra una proporción muy importante de los médicos del país, y otra de orden práctico, ya que en ella funciona la Caja de Previsión y Seguro Médico que proporcionó los listados de los médicos retirados para la realización del trabajo de campo. Estudio cualitativo Instrumento de medición: entrevista semiestructurada Muestra: Se entrevistaron diez médicos retirados que habían ejercido en la Provincia de Buenos Aires. Siete eran hombres y tres, mujeres. Cuatro habían nacido en la Ciudad de Buenos Aires, dos en La Plata, dos en el interior de la Provincia de Buenos Aires y dos en el interior del país. Habían nacido entre 1908 y 1928 y pertenecían a los sectores medios de la población (cuatro padres habían sido comerciantes, tres empleados, dos médicos y uno chacarero). Las tres mujeres estaban o habían estado casadas con médicos (en un solo caso se entrevistó al matrimonio).

El objetivo de las Técnicas de Agrupamiento o Análisis de Clusters es construir una partición de un conjunto de sujetos basada en sus similitudes, de forma tal que sujetos agrupados en un mismo grupo son similares (o cercanos) mientras que sujetos pertenecientes a distintos grupos presentan diferencias en los indicadores que han sido considerados. El Análisis de Clusters utilizado aquí, es uno entre una gran variedad de métodos que permiten agrupar sujetos según sus semejanzas y diferencias en un conjunto de variables3 4.

Estudio cuantitativo Instrumento de medición: encuesta autoadministrada, que fue enviada por correo con respuesta postal paga.

En el caso de este trabajo, donde los indicadores son medidos en escala nominal u ordinal, se utilizó primero un Análisis Factorial de Correspondencias Múltiples (AFCM) sobre las variables consideradas, obteniéndose de esta manera “nuevas” variables para cada sujeto. Luego se realizó un Análisis de Clusters sobre estas nuevas variables para determinar los grupos. Es decir que se realizaron los agrupamientos no sobre las variables originales sino sobre las “nuevas” obtenidas en el paso anterior.

Muestra: De 1020 cuestionarios enviados se obtuvieron respuestas de 265 médicos retirados cuyas distribuciones según sexo, edad y distribución geográfica no difieren de los parámetros poblacionales. Y por lo tanto, se puede, con un alto grado de certeza, generalizar a la población total, la información obtenida en los demás aspectos considerados en el cuestionario. El 85% de los encuestados eran hombres y el 15%, mujeres. El rango de edad se extendió entre los 43 y los 94 años.

Se consideraron como variables activas indicadores que se referían específicamente a la práctica profesional: • Liberal como médico general en consultorio (1 = sí, 2 = no) • Liberal como médico especialista en consultorio (1 = sí, 2 = no) • Liberal en clínicas y sanatorios privados (1 = sí, 2 = no) • Desempeño en hospitales públicos tiempo parcial (1 = sí, 2 = no) • Desempeño en hospitales públicos tiempo completo (1 = sí, 2 = no) • Desempeño en la Administración Pública (1 = sí, 2 = no) • Docencia Universitaria (1 = sí, 2 = no) • Docencia secundaria (1 = sí, 2 = no)

Análisis multivariado de datos: Se realizaron Análisis de Correspondencias Múltiples y Análisis de Agrupamiento (Cluster Analysis). El Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM) es una técnica cuyo objetivo fundamental es resumir en unas pocas dimensiones (factores) un conjunto de datos, de forma tal * La investigación, realizada con un subsidio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) constituyó la Tesis de Doctorado, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Director de Tesis: Prof. Dr. Federico Pérgola.

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• Medicina Laboral en relación de dependencia (1 =

sí, 2 = no) • Desempeño en dispensarios/centros de salud (1 = sí, 2 = no) • Atención de Obras Sociales en su consultorio (1 = sí, 2 = no) • Atención de Obras Sociales en la institución (1 = sí, 2 = no) Cada una de las variables mencionadas se evaluó a los 5, 15 y 30 años de actividad profesional. Para describir las agrupaciones encontradas su utilizaron además variables suplementarias • Cantidad de horas trabajadas por día. • Distribución del ingreso mensual (sueldo, honorarios, etc.) • Sexo • Especialidad • Año de egreso de la Universidad • Elementos empleados para mantenerse actualizado (revistas de laboratorio, visitadores médicos, revistas médicas nacionales y/o internacionales, asistencia a congresos, seminarios, etc.). La descripción provista por los métodos multivariados forma un entramado que refleja más integradamente lo que se intuye en la lectura de los cuadros del análisis bivariado ** y se logra encarnar más acabadamente cada uno de los tipos empíricamente determinados.

LA TIPOLOGÍA A partir del análisis de los datos recabados sobre 265 médicos retirados de la Provincia de Buenos Aires se identificaron distintos perfiles de profesionales de acuerdo a los tipos de práctica realizadas en tres momentos de su carrera: a los 5, 15 y 30 años de actividad profesional. El empleo del Análisis de Correspondencias Múltiple y el Análisis de Clusters permitió determinar, la existencia de 6 agrupamientos de personas. Los grupos obtenidos pueden caracterizarse mediante la utilización de las variables que se utilizaron en la conformación del agrupamiento y de las variables suplementarias descriptas precedentemente. En las tablas se indican las modalidades más características de cada una de las agrupaciones encontradas. Se entiende por modalidad característica a aquélla que se encuentra en el grupo con un porcentaje muy superior al que se encuentra en el total de los casos estudiados. Los grupos resultantes Los grupos empíricamente hallados son:

Grupo 1: Generalista lineal (55 personas, 20,75% del total) (Tabla 1) Casi en su totalidad se desempeñaron como médicos generales en su consultorio, durante toda su carrera, aunque un tercio combinó esa práctica con alguna especialidad. Más de la mitad se desempeñó en hospitales públicos a tiempo parcial. Este tipo de práctica podría describirse como lineal. Grupo 2: Generalista diversificado (46 personas, 17,36% del total) (Tabla 2) Muestran una carrera más diversificada que los del grupo anterior, con desempeño en distintos ámbitos: si bien en su mayoría fueron médicos generales en su consultorio, dos tercios tuvieron una práctica especializada durante toda la carrera. Casi todos se desempeñaron en hospitales a tiempo parcial, más de la mitad lo hizo en clínicas o sanatorios privados y en la Administración Pública, la mayoría atendió pacientes de la Seguridad social en su consultorio y alrededor de un tercio se desempeño como médico laboral y en dispensarios y centros de salud. Grupo 3: Docente (19 personas, 7,17% del total) (Tabla 3) Son en su mayoría médicos que se han desempeñado como generalistas en su consultorio, aunque muchos compartieron esa práctica con el ejercicio de alguna especialidad. Una gran mayoría se desempeñó en hospitales a tiempo parcial y atendió pacientes de la Seguridad social en su consultorio y la mitad trabajó en la Administración Pública. Pero lo que los caracteriza es que todos se desempeñaron como docentes en escuelas secundarias y que, un porcentaje no muy alto, pero mucho mayor que en los otros grupos, lo hizo en escuelas terciarias. Grupo 4: Médico de Hospital a tiempo completo (15 personas, 5,66% del total) (Tabla 4) La característica más saliente es que todos se han desempeñado en hospitales públicos a tiempo completo. Sin embargo, otras prácticas ayudan a dar una idea más completa del grupo. La mayoría se desempeñó como médico especialista en su consultorio, aunque algunos fueron también generalistas. Mas de la mitad se desempeñó en clínicas o sanatorios privados y atendió pacientes de la Seguridad social en su consultorio. Casi la mitad trabajó en la Administración Pública y un tercio se desempeñó como médico laboral. Grupo 5: Especialista lineal (97 personas, 36,60% del total) (Tabla 5) Todos los que conforman este grupo ha desarrollado una práctica liberal como especialista en su consultorio. Sólo un quinto declaró también una práctica como médico general, especialmente a los 5 años. Casi todos ejercieron en hospitales públicos a tiempo parcial y alrededor de un tercio lo hizo en clínicas y sanatorios privados, en la Administración Pública o fue docente universitario.

** Que no se presentan en este artículo

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Grupo 6: Especialista diversificado (33 personas, 12,45% del total) (Tabla 6) Este grupo aparece como más diversificado que el anterior: la gran mayoría era médico especialista, aunque casi la mitad también se desempeñó como generalista. Casi todos ejercieron en hospitales públicos a tiempo parcial, alrededor de dos tercios se desempeñaron en clínicas y sanatorios privados, en la Administración Pública y atendieron pacientes de la Seguridad social en su consultorio. La característica más saliente de este grupo es que todos atendieron pacientes de la Seguridad social en la institución en algún momento de la carrera.

la psiquis también influye. Así que no sé, habré sido muy simpático, la cuestión que no me faltó trabajo nunca. Yo atendía muchísima gente pobre, otra cosa que nunca pasé la cuenta. Como trabajaba tanto, el que tenía, pagaba y el que no... las maestras, profesionales, la policía, jamás les cobré un centavo. La gente es muy agradecida, el que no podía pagar traía pollos, crema, leche. No me faltaba nada. Yo tuve colegas muy capaces. Y no hacía cirugía, ayudaba. Yo era el que más trabajaba en el pueblo. No tenía tiempo prácticamente, no me tomaba ni vacaciones. Porque muchas veces tenía las valijas preparadas y tenía que quedarme por un parto, o algo. Los partos los hacíamos en domicilio, al borde de la cama. Después el Hospital fue progresando y ya se atendía mucho más en el Hospital. Estaba suscripto a todas las revistas. Muchas veces llegaba, me sentaba en el escritorio y leía todo lo que había sobre eso, por el diagnóstico que había hecho. Además, yo la parte de la ética y el juramento hipocrático lo cumplía al pie de la letra. En cuanto a la ética, por ejemplo, si venía alguien lo atendía, pero si sabía que estaba en manos de otro médico, no lo aceptaba. Además en la consulta si tenía alguna duda, era el primero en preguntar yo, no esperaba que me lo pidieran. Y así fueron pasando los años... (Dr Andrés, 1910)

Los datos cualitativos “encarnan” los resultados cuantitativos Las entrevistas realizadas en la etapa cualitativa de la investigación permiten ilustrar los resultados del análisis multivariado. Los relatos, muy reducidos en su longitud, permiten, sin embargo, tener un “insight” de lo que ha sido la práctica médica de estos hombres y mujeres, que transitaron su vida profesional en una época de grandes cambios científicos y sociales. Los discursos, que se presentan con las propias palabras de los entrevistados, dan una idea vivencial, encarnada, de esas trayectorias profesionales. Y tienen el encanto de mostrarnos la vida vivida, con sus luces y sombras y recrear una época que en muchos aspectos ya pertenece a la “historia”. Lógicamente, la coincidencia con el grupo del cual es ejemplo no es total y no podría ser de otro modo, ya que cada vida es única e irrepetible.

Grupo 2 Generalista diversificado …Decidí instalarme, me dijeron que había una buena localidad en el Gran Buenos Aires. Había una casa a media cuadra del Hospital, fui, la compramos, me instalé, me compré un jeep, botas, linterna... era todo barro eso. Mientras estudiaba, fui médico del Hospital Alvarez, estuve en el Israelita, en el Argerich...Hacía cirugía, me fui capacitando para poder trabajar. Con la práctica del Hospital me especialicé en Clínica quirúrgica y hacía cirugía general... por ejemplo, una hernia, un apéndice, una vesícula, un abdomen agudo, una cesárea, partos... Si uno se instala en La Plata, que es un centro universitario donde hay especialidades, está superespecializado. Pero donde yo trabajé, era rural, era todo barro, todo campo, después se hizo más ciudad. Y eso a mí me ayudó mucho, porque era el médico, venía de todo, para hacer cualquier cosa. Tenía una intensa tarea quirúrgica, 3 ó 4 intervenciones diarias, 40 ó 50 pacientes por día, llamados diurnos, nocturnos, a veces tenía veinte llamados a domicilio en un día y una fuerza, una vitalidad, de joven... Por la mañana iba al Hospital (ahí hice carrera, llegué hasta director). Después regresaba a mi casa, almorzaba, y empezaba la tarea de la tarde, atender pacientes, hacer llamados a domicilio. Después de los domicilios que hacía de tarde volvía al consultorio, que había muchísima gente. Y a la noche a veces tenía intervenciones quirúrgicas, que las hacía ahí en el Hospital y los pacientes privados en las clínicas particulares. También fui profesor en la

Grupo 1 Generalista lineal …En el pueblo donde había nacido, había demasiados médicos. Además, nadie es profeta en su tierra. Y por ahí me dijeron algo de otro pueblo, me fui para allá, me gustó el pueblo y además encontré una persona amiga, que me dice: ‘acá hay trabajo, hay tres médicos’. Recorrimos el pueblo, me gustó, y además estaba cerca del mío, unos 13 km. Pero no había casa, era un pueblo en formación, grande ya, con muchas chacras, en fin, había como para expandirse y un Hospitalito que si bien no resolvía mucho los problemas, estaba a disposición para todo... Y recorriendo había una casa en construcción, un poquito afuera del pueblo, pero era lo único que había. Entonces hablé con el constructor y acordamos que me la daba terminada a fin de año… Atendía los enfermos en el consultorio, y cuando terminaba cerca de las doce, porque había mucha gente, iba al Hospital a atender los que iban al Hospital, a hacer una pequeña cura o una operación chica. Y a la tarde dormía una siesta y cuando me levantaba tenía el consultorio lleno, no tenía tiempo para nada... Y así seguí siempre. Yo me dedicaba mucho, porque me gustaba la medicina. Me gustaba, yo llegaba a conversar mucho con los enfermos. Yo me sentaba en la cama, me contaban temas ajenos a las enfermedades, que a mí me interesa porque 9


escuela de enfermeras que había en el hospital. Yo prácticamente disfruté de la medicina libre, liberal. Después cuando ya vinieron ahora todas estas cosas que los médicos están luchando para cobrar, que les pagan miserias, yo ya había hecho mi carrera, por eso... yo viví otra etapa. Ahora hay un cambio muy grande. Los médicos lloran porque están muy mal pagos, no cobran, están en mala situación económica. Atendía mutualidades pero pagaban bien, eran privadas. Cuando empezaron los servicios provinciales, nacionales, ahí cambió. El paciente ya no venía con su dinero sino con una boletita. Y eso había que cobrar y a veces no se cobraba. Yo cobraba más o menos lo que se estilaba, se cobraban 20 pesos a domicilio, cobraba 20 pesos, más o menos uno preguntaba a los otros médicos cuánto cobraban... Y traían gallinas, verduras, frutas, huevos, de todo. Venían con un cerdo muerto, pelado. Uno vino un día con un cuero de víbora, era un lindo regalo ese. Me traían un pájaro, un perro. Me había hecho un médico popular. Y hoy en día voy allá, todo el mundo me saluda, me sacan artículos en el diario en primera plana. Y eso llena de satisfacción mi vida. Yo he tenido muchas satisfacciones gracias a Dios... en todo sentido, familiar, profesional. (Dr. David, 1927). Grupo 3 Docente (Dra. Edith, 1927). …Ahora, yo a qué me iba a dedicar? Yo quería dedicarme a la ciencia, porque me gustaba muchísimo laboratorio, ya era ayudante de Histología, pero, como estudiante, yo concurría a la sala 10 del Hospital Policlínico, donde hacía clínica porque me habían enseñado que la clínica era fundamental y así lo conocí al que es mi esposo … No sabíamos adónde ir, buscábamos una plaza. Entonces un médico amigo de él, un hombre grande ya, dijo que por qué no nos íbamos a una ciudad al norte de la Provincia, allí no había cardiólogo prácticamente, el que había se dedicaba al campo más que a la cardiología y era una zona muy necesitada de eso, aunque era una zona próxima a Buenos Aires. Recordemos que en aquella época no había autopista. Y yo hija de inmigrante emprendedor y exitoso, dije ‘no me importa salir de la ciudad’. Yo mientras preparaba las cosas, preparaba la tesis, que ya la hice en cardiología. Empecé a trabajar en el servicio de cardiología porque ya vi que era otro panorama el que se me venía encima. Ahí vi que la cardiología también era asunto muy interesante, había aparatología nueva y me gustó. Y bueno, después nos casamos en el 55 y el mismo día nos fuimos a vivir afuera, en una casa alquilada. Él empezó a ver a los médicos, no había otro cardiólogo. Yo a los tres meses quedé embarazada, tuve mellizos a los once meses, de manera que corría entre los mellizos, el consultorio que estaba en la misma casa y bueno, ésa era mi tarea. Cada caso interesante que iba, iba a ver qué pasaba. No atendía el consultorio, pero hacía algún electro. Eso sí, fui aprendiendo, teníamos aparato de rayos,

veía las radioscopias, trataba de mantenerme con una aceleración nada saludable psíquicamente, pero bueno, además estaba lejos de mi familia, no había nadie ahí que me pudiera ayudar. Buenas mucamas, chicas, eso seguro, porque venía mucha gente del interior y esas chicas son muy maternales y me ayudaban. Al año yo tenía mucha vocación por la docencia, entonces como quedaron desocupados los colegios secundarios porque a muchos profesores los hicieron renunciar, entonces quedaron muchas horas libres y me ofrecieron anatomía y fisiología. Y bueno, tomé horas y me entretenía un poco saliendo de casa. Así ejercí la docencia siempre, hasta jubilarme. Pocas horas, tanto como para complementar. A todo esto nos hicimos una casa grande, cómoda, con consultorios muy lindos y mi marido me decía que dejara la docencia, pero es el gusto. Después me llamaron de la Escuela de servicio social, y allí terminé mi ciclo docente, trece años de profesora ahí de Medicina Preventiva y Medicina Social, que me obligaba a aprender. Mientras tanto la cardiología cambió y entonces hubo que aggiornarse, conseguí entrar en el Sanatorio Güemes a aprender algunas cosas como la ergometría y a usar el Holter. Ahí vine a aprender y eso me aceleró un poco, todo mientras tenía dos hijos y otro más que vino después, pero vinieron mis padres a vivir con nosotros y ya era diferente la cosa. Cuando los chicos tuvieron tres o cuatro años empecé a trabajar en el hospital, durante dos años. El consultorio nunca dejé de atenderlo, siempre complementé, nosotros veíamos los pacientes y juntos en el horario de consultorio estábamos siempre. Mientras tenía los chicos iba a ver lo que valía la pena o que no podía perder, estaba siempre al tanto de todo. Y después trabajar intensamente, y al final, muchos años antes de jubilarme, era la jefa de Ergometría de la Clínica, entonces ahí me caía una cantidad enorme de pacientes y los seguía, los conocía del consultorio... (Dra. Edith, 1927). Grupo 4 Médico de Hospital a tiempo completo …Cuando empecé a estudiar medicina, no me gustaron los dos o tres primeros años, que uno trabaja con cadáveres y esas cosas, no me gustaron mucho. Después cuando empecé la práctica médica ya directamente con pacientes, me gustó mucho más, la parte asistencial. Me casé dos o tres años antes de recibirme, tuve dos chiquitos antes de recibirme, por eso no seguí pediatría, porque veía algunos chicos que se morían y no justificaba a Dios que mandaba la muerte para los chicos, me parecía que no tenía que ser. Entonces seguí todas las especialidades, en los últimos años, a pesar que uno veía que rendía más uno que otra, pero me gustó mucho obstetricia, la di como última materia, saqué bastante buena nota, y me dediqué a hacer obstetricia. Cuando empecé en el Rawson era el tiempo que uno empezaba como concurrente, que ahora vendrían a ser los residentes, por supuesto que en ese momento no nos pagaban. Iba gratis a trabajar,

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pero con mucho gusto siempre, me gustó mucho el Hospital, estoy muy acostumbrada a ver a las pacientes y me gusta la obstetricia. Estuve unos cuantos años en el Rawson, 6 ó 7, Cuando se hizo el policlínico de San Martín, entré antes de inaugurarse, y empecé a ser médica interna ahí, es decir, hacer 24 horas de guardias para recibir todos los partos. Trabajábamos mucho, 14 ó 15 partos por guardia. Pero con bastante dedicación y ayudada con dos parteras, una con bastante experiencia, también del Rawson, la otra más joven, que estaba recién haciendo sus primeras armas, que había que controlarla más, pero sin inconvenientes. Fueron años muy lindos de mi vida, donde trabajábamos en conjunto todos, bien. Cuando se iba alguno de los jefes, quedaba como jefe yo a cargo de la maternidad, a pesar que todos los demás eran varones, me elegían a mí, tendría seguramente condiciones para mandar. Después de unos cuantos años empezaron a venir los residentes, cosa que aliviaron bastante el trabajo, al principio no porque había que enseñarles, pero hacían tres años de residencia en ginecología y obstetricia, alternando una y otra, y un año más como jefe de residentes. El trabajo ya era menos, yo siempre fui demasiado exagerada y dormía en el mismo piso que dormían las parteras, no iba al dormitorio donde dormían los médicos. Por otra parte era yo también la única mujer allí, así que me resultaba más cómodo dormir donde dormían las parteras. Por otra parte los residentes podían consultarme cualquier cosa, que enseguida me levantaba, tenían la indicación de no hacer absolutamente ninguna intervención sin consultarme previamente a mí. Trabajaba un día por semana de 24 horas y todos los demás días de 8 horas. Una guardia por semana y el domingo de recargo. Lo sentía un poco cuando nos tocaba Navidad y Año nuevo, pero lo pasé lindo. Entré pensando que me iba a ir pronto del Hospital, porque me quedaba bastante lejos, y me jubilé ahí, así que tan mal no la debo haber pasado. Trabajaba bastante. En el consultorio particular, no se trabajaba tanto pero no había obras sociales, así que la medicina era otra forma de medicina que uno hacía. Las pacientes que las atendía desde el principio del embarazo, me seguían hasta el final, atendía el parto. Y nunca tuve ningún inconveniente gracias a Dios. Por eso cuando me jubilé del Hospital, que ya tenía 65 años, dejé de ejercer la profesión también antes de que me pasara algún inconveniente y no perdonármelo nunca. Porque uno cuando se pone más grande se pone más exigente con las cosas que uno hace y tenía mucho temor de no hacer lo indicado en el momento preciso y que las cosas anduvieran mal y cargar con la culpa yo. Yo me organizaba así: a las cuatro de la tarde salía de allá, dos o tres veces por semana tenía pacientes citadas, a las que les daba 40 minutos a cada una, acá en esta casa siempre. Y terminaba, veía 4 o 5 enfermas, cuando terminaba por supuesto no veía televisión ni nada, cenaba, me acostaba, a la mañana siguiente a las 7 de la mañana vuelta arriba porque a las 8 tenía que estar

en el policlínico. Era bastante costoso... se viajaba mejor que ahora, pero en fin... y los sábados a la mañana iba a la mañana al policlínico y me dedicaba un poco más a los chicos. Tuve una señora que trabajaba conmigo, durante 25 años, así que ella fue francamente la que me crió a los chicos. Pero empecé a trabajar y hacer guardias cuando ya la menor de las chicas tenía 9 años, no empecé desde que eran bebés, porque sabía la necesidad que tenían de mí. Antes iba al Rawson a la mañana, en forma honoraria, y entonces no tenía tantas exigencias, y no había médico interno de guardia, lo llamaban cuando lo precisaban y por supuesto que no me llamaban a mí porque yo no sabía a lo mejor dilucidar las cosas, pero ahí aprendí bastante. Aunque tenía chapa en la calle, no atendía urgencias. Sólo a mis pacientes. Cuando empezaba el trabajo de parto me llamaban y por supuesto, dos o tres de la mañana a levantarse y a salir. No me costaba, pero en general no trabajaba tanto como para atosigarme de trabajo. Cuatro o cinco partos por mes tendría, pero me levantaba y a la mañana siguiente iba a trabajar. Atendía en general los partos en la Maternidad Italiana, y en el Otamendi. Y en la Corporación Médica del Sur, que ahora es un geriátrico creo, que era una maternidad que tenían prácticamente los médicos del Rawson, cerca del Rawson. Tenía una obstetra permanente, que al principio era la misma que en el Hospital, después se jubiló y tuve otra, que ahora todavía está trabajando y con la que mantenemos todavía amistad, afortunadamente. Tengo todavía en el consultorio un montón de revistas que se publicaban con resúmenes extranjeros, algunos en inglés, otros en alemán, y entonces estábamos actualizados. Después ya cuando vinieron los residentes hacíamos una reunión semanal dándole temas a ellos para que se actualizaran y aportando nosotros la parte que sabíamos o que podíamos modificar. Fue muy positivo todo eso... Presentábamos muchos trabajos cuando había congresos, seis o siete trabajos por año. Empecé a hacer la carrera universitaria docente y cuando me enteré que mucho era por cuestión política que entraba uno o entraba otro, di dos o tres exámenes y dejé. Seguí dando clases a los alumnos mientras me necesitaron, porque teníamos alumnos de obstetricia, seguí dando clases un tiempo y ya después abandoné eso. No es la docencia mi parte preferida, mi parte es la atención de la gente. (Dra. Leonor, 1917). Grupo 5 Especialista lineal …Elegí medicina, porque en cuarto año me gustó mucho la parte de anatomía. Mucho depende de los profesores que uno tiene. El hecho es que medicina me gustó, me decidió a elegir medicina No la erré porque fue una carrera extraordinaria, interesante, la medicina es algo apasionante, no tiene forma de aburrirse, a pesar de que es muy estresante, en el sentido que le exige a uno muchas cosas, pero uno trata con mucha gente, con muchas mentalidades, a mí me gustaba mucho conversar con los 11


enfermos porque todos son diferentes y todos tienen problemas... Cuando entré en la Facultad, en el año 1931, había ya un clima de antimilitarismo, a Uriburu le hicimos manifestación, paro. Yo era socio del Centro de estudiantes de Medicina, que estaba de contra (de Uriburu), muchas veces tenía pelea cuando se decretaban huelgas. Además, cerraron la facultad. Terminé la carrera, tenía 24 años cuando me recibí, y entré a trabajar de entrada mucho, porque siendo practicante del Hospital Español, era practicante honorario y después rentado. Después fui practicante en la Asistencia Pública, que fue una gran experiencia. Ahí entré por un concurso que era muy duro porque había que saber toda la parte de primeros auxilios, fue una experiencia extraordinaria, estuve un año, antes de recibirme. En el Español yo estuve ocho años pero entré directamente a laboratorio. Pero me cansé de hacer nada más que orina, siempre me decían que mañana empezás con sangre, pero me entretuvieron y al año me mandé a mudar al Salaberry. ¡Yo quería hacer laboratorio, orina, sangre, las cosas más elementales!. Después en el Español pasé al servicio de Clínica Médica. En clínica médica, la forma de nombrar rentados a los practicantes era un poco sangrienta, porque era por orden de firmas, el que tenía 60 firmas estaba primero que el que tenía 50... en la planilla de asistencia. Entonces, cuando llegaba la renovación, todos los años se renovaba, había por ejemplo 12 plazas de practicantes vacías, y se tomaban por orden. Y eso hacía que hasta los domingos fuéramos, para hacer firmas. Y en cada servicio se hacía... cuando llegaba el concurso y nos reunían en la Dirección elegía el servicio primero el que tenía más firmas. Yo pasé después al servicio de cirugía. Cuando se hace el concurso, me dan a elegir el cargo. Pero yo en el ínterin me había hecho también la idea de ir a un hospital municipal... Ah, desde la asistencia pública, éramos 12 practicantes, yo podía presentarme a practicante en Hospital municipal porque eran dos años. Yo sabía entonces que siendo practicante de la asistencia pública, en cualquier hospital que me postulara iba a entrar. Yo elegí el Alvarez, no sé por qué circunstancia. Cuando me tocó rentado, en el Hospital Español, elegí un cargo a la tarde, elegí el dispensario de venéreas, donde ahora está el Bancario, frente a Plaza Irlanda. Había dos consultorios, uno a la tarde que era el nuestro y uno a la mañana de pediatría. Yo elegí un puesto a la tarde porque pensaba entrar al hospital municipal de mañana. Entré entonces en el Alvarez, ahí hice un año en Cirugía, al año me cambié al consultorio de Otorrinolaringología. Ahí me recibí, en julio del 37. Ahí empecé a operar amígdalas, en chicos, que era una operación de lo más cruenta. Yo a veces pienso, ‘ahora no lo haría’. Sin anestesia, entraban los pibes sonrientes, los amarraba con una sábana y cuando abrían la boca les arrancaba las amígdalas con el aparato ese... Son las modas que tiene la medicina. La medicina es una cosa tan de moda que... hubo un médico acá en el barrio, un médico de familia,

que decía ‘me voy a retirar porque ya no puedo aprender los nombres nuevos de las cosas viejas’. Tenía mucha razón, porque en medicina también hay modas, y a veces no se justifican porque tienen un interés pecuniario. Bueno, entonces yo tuve la posibilidad de ir al dispensario, que también ahí aprendí mucho. El consultorio antes de las sulfamidas los enfermos tenían que consultar por lo menos una vez por semana. En ese tiempo una venérea duraba 3 meses, 4, un año, según en qué estado lo agarraba uno. Porque desgraciadamente la gente no venía de primera intención, venía a veces mal tratada, y a veces con complicaciones que llevaban mucho tiempo. En general eran solamente blenorragias, se trataban con lavajes. Pero venían sífilis, venían chancros sifilíticos, era variado, pero sobre todo sífilis y blenorragias. La blenorragia no deprimía tanto, pero cuando pasaban los meses los tipos venían arrastrando los pies. Los de sífilis sí, venían con mucha aprensión porque había unas propagandas grandes contra la sífilis..., venían problemas tremendos. Además, el problema familiar. Nosotros le hacíamos una vueltita, que la ropa, que la toalla, que el dinero, y más o menos quedaban convencidos. Pero uno se daba cuenta lo que había pasado. Entonces yo iba a la tarde al dispensario, y a la mañana el hospital. Tenía dos trabajos, uno completamente distinto al otro. Después cuando se sacó el dispensario, que ya no tenía sentido porque ya había empezado el tratamiento con las sulfamidas, pasé a Urinarias, al servicio del central. Ahí estuve trabajando 8 años. Pero a mí me interesaba la parte quirúrgica, la especialidad de Urología, y tuve la suerte de caer en un servicio donde el jefe era muy preparado, muy capaz y muy culto. Y ahí terminé mi carrera. Pero estando en el Español, en Urinarias, se inauguró un instituto de cirugía en una localidad del Gran Buenos Aires. Ahí pude hacer mucha cirugía, que en el Español hubiese tenido que esperar más adelante. Yo veía lo que se hacía en el Español y me servía de campo de enseñanza. Me vinculé con una clínica privada y fui el urólogo de toda la zona. Tenía consultorio, nunca lo dejé porque era lo mío. Las cistoscopías, esas cosas, las hacía acá. Ya se construyó esta casa para ser consultorio. Mutuales nunca tuve, nunca atendí una obra social. No llegué a eso. Yo me actualizaba con tres revistas, el British Journal of Urology, el inglés, el Journal of Urology, americano, de Estados Unidos y el Journal d’Urologie, francés. Con esos tres estaba actualizado, eso le pone al día cualquier novedad. Ahora estoy desactualizado completamente porque ya me borré de todo, ya no tiene sentido. Lo que actualiza mucho es la cirugía. El hospital es... en el Español, por ejemplo, se pone una radiografía y la veíamos todos, cada cual opinaba, y a veces uno tenía una idea y venía otro y se la bochaba, decía no, y tenía razón, y ahí es la verdadera escuela. Por eso los médicos que no van al hospital se fosilizan… Yo lo que veo con la medicina actual, que no se conversa con los enfermos, y hay que hablar. Una vez me vino un enfermo, uno de los últimos que atendí acá, viene con un

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montón de radiografías, análisis, y qué pasa. Miro todo, normal. Dice ‘no sé, yo tengo un dolor acá en el riñón izquierdo, que no me deja trabajar, no me deja accionar, estoy limitado’. Empiezo a interrogar, le duele cuando está de pie, mucho rato, cuando está parado, en la cama se calma, de noche duerme bien, ‘¿usted qué piensa?’. Piensa que hay una cuestión estática, porque si le duele de pie y acostado no, hay algo que anda mal. Lo reviso, tenía una punta de hernia. Nadie le había diagnosticado la punta de hernia. Las puntas de hernia cuando comienzan son muy difíciles de encontrar, dicen que las hernias, como los dientes y los cuernos, duelen cuando salen. Entonces, tenía esta punta de hernia que le daba dolor lumbar y nadie le había buscado eso. Conversando, a veces el diagnóstico el 90% ya lo tiene masticado antes de revisar. (Dr. Antonio, 1912).

entonces ya no podía seguir, me ofrecían, por el cambio de gobierno, había gente que quedaba afuera, todos los peronistas afuera. Entonces dije ‘voy a dejar el hospital’, y me quedé con el ferroviario y la policía. Después, más adelante, el médico de Tribunales murió, y quedó sin médico. Como yo estaba en la policía, me llamaban también del Tribunal. Y de paso tenía que ir a la cárcel a ver los presos. No sé cómo hacía. Un día me hice amigo de un camarista, que atendí alguna vez, y me dijeron si no quería ser médico del tribunal. Llamaron a concurso y yo me presenté, lo declararon desierto porque consideraron que ninguno estaba en condiciones. Y me volvieron a insistir, ‘bueno, dije, pero me tiene que dar su palabra de que yo voy a hacer el curso de médico legista en Rosario’. Entonces viajé dos años a Rosario e hice el curso y me nombraron. Y me jubilé de médico forense, seguí trabajando. Me quedé como médico forense, después renuncié al ferroviario. En esa época se podía, ahora nadie puede hacer eso. Iba al Hospital también como concurrente y a clínicas. Después me quedé en una clínica, ya vinieron otros cardiólogos... Nosotros trabajábamos juntos, yo hacía Cardiología clínica, ella hacía ergometrías, Holter, colocaba los aparatos para detectar las arritmias, las radioscopias. En una época tenía muchas consultas a domicilio, cuando estaba solo, hasta que llegaron otros cardiólogos. Pero los primeros años me llamaban a las tres de la mañana, y a las cinco otra vez. Me quedaba levantado... Me llamaban de los pueblos de alrededor. Iba de noche, con el auto, con el aparato de electrocardiogramas que pesaba... Uno tiene capacidad cuando es joven!. En la policía, después se organizó, había dos o tres médicos, uno hacía la parte asistencial y el otro las autopsias. Al principio me tocaba todo. Hacía asistencial, atendía a los familiares, andaba con botas. Y tenía que hacer autopsias en otros pueblos. Me puse a estudiar psiquiatría en una época, porque tenía que ver mucha gente en Tribunales que cometía delitos en estado de alienación mental. Entonces tenía que orientar al juez y recomendarlo al Melchor Romero. De entrada, los primeros dos años, la gente pagaba bien, porque podía pagar. Después vinieron todas las obras sociales. Ingresamos todos los médicos por intermedio del círculo, agremiados, entonces el Círculo médico hacía el contrato para todos, dependiente de la Federación Médica de la Provincia. Entonces empezamos a trabajar con las obras sociales que eran buenas, rendía muy bien, durante muchos años. Pero al final hemos seguido trabajando porque nos gustaba mucho la cardiología, pero no nos rendía para nada. Antes de jubilarme probé un año sin obra social y cada vez menos, la gente venía y no me pagaba. El 50% no volvía más, y se iban a los jóvenes. Se deterioró en los últimos 3 ó 4 años de la actividad. En el año ‘91, ‘92. (Dr. Héctor, 1922).

Grupo 6 Especialista diversificado …Nací en 1922, en La Plata. Elegí la carrera al final, cuando terminaba el secundario, porque en casa mi padre me decía que iba a estudiar Derecho. Y después llegó un momento que no sé, me gustó la medicina, no sé si habré leído o escuchado algo. Dije voy a seguir medicina, me dijeron que era muy larga y dije no importa, voy a seguir igual. Hice la conscripción cuando tenía 18 años y después cuando estaba en medicina vino la reforma y me reclutaron otra vez, estuve como dos años sin estudiar, estaba bastante desanimado, no tenía ganas de estudiar más, mis compañeros habían progresado y yo me quedaba atrás. Y salí desanimado, mi familia me dijo no vas a dejar... Después empecé a estudiar y alcancé a los compañeros y seguí y me recibí en 1949. Después de finalizada la carrera, enseguida, empecé cardiología, en el Hospital Ramos Mejía, Y concurrí más o menos diariamente durante dos años, como concurrente. Después empecé a concurrir al servicio de Cardiología, en el Policlínico San Martín de La Plata. Tuve consultorio en mi casa en La Plata y esperé que se recibiera ella (se refiere a su esposa, la Dra. Edith) para buscar otro lugar donde instalarme. Me decían por qué no vas a Azul, a Mar del Plata. Y yo iba a ver si había lugar. Al final un médico de una ciudad del norte de la Provincia, me dijo ‘andá a ver al médico, vas a ver que no hay cardiólogo’. Preparé la casa y cuando estuvo listo nos casamos y nos fuimos. Yo fui con dos cargos que tenía en La Plata, médico de Policía y médico de Hospital. Entonces empecé a trabajar con esos dos cargos, me costó bastante porque el alquiler era terrible, era más que lo que yo ganaba en esos dos cargos. Después empecé a trabajar en clínicas también. Como no había nadie en cardiología, entonces había tres clínicas. Iba al hospital, trabajaba en la policía, y al consultorio. Había días que no tenía tiempo. Trabajaba todo el día, de 8 a 8. Y a la noche cuando podía, dormía. Me llamaban para guardias, y los mellizos gritando toda la noche... Después conseguí un cargo en el Hospital ferroviario, 13


CONCLUSIONES

nal de los médicos franceses *.

Una constante en la práctica profesional es el ejercicio simultáneo de varias actividades. Si bien para la mayoría de los profesionales hay dos que casi por definición constituyen el núcleo de su actividad, la atención hospitalaria y la práctica privada en su consultorio, hay otras como la atención de pacientes de la seguridad social en la institución o en su consultorio, la docencia y las tareas en organismos de la administración estatal, que se van agregando con lo que la práctica configura un multi - ejercicio complejo. Este multi-ejercicio también va cambiando a lo largo de la carrera profesional y es por eso que Herzlich y sus colaboradores 5 hablan de un “poli - ejercicio” para denotar esta doble variabilidad. La combinación de las características de la práctica profesional permitió conformar seis tipos empíricos: el generalista lineal, el generalista diversificado, el docente, el médico de hospital a tiempo completo, el especialista lineal y el especialista diversificado. Herzlich et al.6 también describieron carreras lineales y carreras con poli - ejercicio para definir los siete grupos que hallaron al analizar la práctica profesio-

La tipología obtenida a partir de los datos nos muestra las diferentes maneras en que se encaró la profesión. Así, ya sea como generalistas o como especialistas, algunos desarrollaron una carrera más lineal, otros tuvieron una práctica más diversificada; un grupo poco numeroso, sin desdeñar sus otras actividades, se dedicó a la docencia, especialmente secundaria y otro fue primordialmente médico de hospitales públicos a tiempo completo. Los resultados del análisis realizado sobre las doscientas sesenta y cinco encuestas y los relatos de los médicos entrevistados pone ante nuestros ojos un cuadro vívido de cómo se desarrollaba la práctica médica en los últimos cincuenta años del siglo XX en la Provincia de Buenos Aires, cuadro en el que muchos profesionales que se desempeñaron en ese tiempo podrán reconocerse. * Los siete grupos son: entre las carreras lineales: generalista de ciudad (généraliste de ville) y carrera asalariada y entre las carreras con poli - ejercicio: élite generalista, carrera con polaridad clínica privada, carrera con polaridad hospitalaria, especialista de ciudad (spécialiste de ville), élite especialista.

Tabla 1

Porcentaje de personas del Grupo 1 - Generalista lineal - con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Liberal como médico general en consultorio a los 5 años Liberal como médico general en consultorio a los 15 años Liberal como médico general en consultorio a los 30 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 5 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 15 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 30 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 5 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 15 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 30 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 5 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 15 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 30 años Docente Universitario a los 5 años Docente Universitario a los 15 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 5 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 15 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 30 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 5 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 15 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 30 años Año de egreso de la Universidad Se dedicó exclusivamente a su especialidad? Especialidad Suscripto a revistas extranjeras Asistencia a congresos en el país Asistencia a cursos y seminarios en el país Asistencia a actividades académicas en el hospital

Modalidad Si Si Si No No No No No No No No No No No No No No No No No Hasta 1944 Sin especialidad Medicina General No No No No

Tamaño del grupo: 55 personas (20,75 % del Total) Médicos & Medicinas

% 90,91 87,27 63,64 90,91 83,64 78,18 87,27 87,27 83,64 60,00 54,55 63,64 98,18 94,55 94,55 92,73 85,45 100,00 98,18 98,18 30,91 49,09 49,09 78,18 40,00 30,91 45,45


Tabla 2

Porcentaje de personas del Grupo 2 – Generalista diversificado - con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Liberal como médico general en consultorio a los 5 años Liberal como médico general en consultorio a los 15 años Liberal como médico general en consultorio a los 30 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 5 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 15 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 5 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 15 años Desempeño en la Administración Pública a los 5 años Desempeño en la Administración Pública a los 15 años Desempeño en la Administración Pública a los 30 años Médico laboral en relación de dependencia a los 5 años Médico laboral en relación de dependencia a los 15 años Desempeño en Dispensarios/Centros de Salud a los 5 años Desempeño en Dispensarios/Centros de Salud a los 15 años Desempeño en Dispensarios/Centros de Salud a los 30 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 5 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 15 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 30 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 15 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 30 años Suscripto a revistas extranjeras

Modalidad Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si Si No No No

% 91,30 82,61 76,09 54,35 60,87 86,96 91,30 56,52 56,52 52,17 23,91 23,91 32,61 26,09 21,74 69,57 80,43 73,91 100,00 100,00 82,61

Tamaño del grupo: 46 personas (17,36 % del Total)

Tabla 3

Porcentaje de personas del Grupo 3 – Docente- con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Docente secundario a los 5 años Docente secundario a los 15 años Docente secundario a los 30 años Docente terciario a los 5 años Docente terciario a los 30 años Liberal como médico general en consultorio a los 30 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 5 años

Modalidad Si Si Si Si Si Si Si

% 94,74 100,00 63,16 15,79 15,79 68,42 68,42

Tamaño del grupo: 19 personas (7,17 % del Total)

Tabla 4

Porcentaje de personas del Grupo 4 - Médico de Hospital a tiempo completo - con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Desempeño en htales públicos tiempo completo a los 5 años Desempeño en htales públicos tiempo completo a los 15 años Desempeño en htales públicos tiempo completo a los 30 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 5 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 15 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 30 años

Modalidad Si Si Si No No No

Tamaño del grupo: 15 personas (5,66 % del Total)

15

% 93,33 100,00 73,33 93,33 100,00 86,67


Tabla 5

Porcentaje de personas del Grupo 5 – Especialista lineal- con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Liberal como médico general en consultorio a los 5 años Liberal como médico general en consultorio a los 15 años Liberal como médico general en consultorio a los 30 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 5 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 15 años Liberal como médico especialista en consultorio a los 30 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 5 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 15 años Desempeño en htales públicos tiempo parcial a los 30 años Desempeño en htales públicos tiempo completo a los 15 años Desempeño en la Administración Pública a los 15 años Desempeño en la Administración Pública a los 30 años Docente universitario a los 5 años Docente secundario a los 15 años Médico laboral en relación de dependencia a los 5 años Médico laboral en relación de dependencia a los 15 años Desempeño en Dispensarios/Centros de Salud a los 5 años Desempeño en Dispensarios/Centros de Salud a los 15 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 5 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 15 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 30 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 5 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 15 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 30 años Se dedicó exclusivamente a su especialidad? Especialidad Revistas de laboratorios Se actualizaba con los visitadores médicos

Modalidad No No No Si Si Si Si Si Si No No No Si No No No No No No No No No No No Si Pediatría No No

% 73,20 95,88 96,91 77,32 98,97 94,85 84,54 81,44 73,20 100,00 75,26 79,38 20,62 96,91 96,91 96,91 95,88 96,91 78,35 69,07 68,04 100,00 97,94 96,91 63,92 27,84 47,42 59,79

Tamaño del grupo: 97 personas (36,60 % del Total)

Tabla 6

Porcentaje de personas del Grupo 6 – Especialista diversificado- con las modalidades más características en el agrupamiento Variable Liberal como médico general en consultorio a los 15 años Liberal como médico general en consultorio a los 30 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 15 años Liberal en clínicas o sanatorios privados a los 30 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 5 años Médico de la Seguridad Social en consultorio a los 15 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 5 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 15 años Médico de la Seguridad Social en la Institución a los 30 años Suscripto a revistas extranjeras

Modalidad No No Si Si Si Si Si Si Si Si

% 81,82 84,85 60,61 63,64 60,61 63,64 75,76 96,97 90,91 63,64

Tamaño del grupo: 33 personas (12,45 % del Total)

Referencias bibliográficas 1 Greenacre, M. Theory and applications of correspondence analysis, London: Academic Press, 1984. 2 Lebart, L., Molineau, A., Warwick, K. Multivariate descriptive statistical analysis. Correspondence analysis and related techniques for large matrices, New York: John Wiley and sons, 1984. 3 Greenacre, M., 1984, op.cit.

4 Lebart, L., Molineau, A., Warwick, K., 1984, op.cit. 5 Herzlich, C., Bungener, M., Paicheler, G., Roussin, P., Zuber, M.C. Cinquante ans d’exercice de la médicine en France: Carrières et pratiques des médecins français 19391980, Paris: Éditions INSERM, 1993, p. 99. 6 Herzlich, C. et al., 1993, op.cit.

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epistemología de la historia de la medicina Federico Pérgola

Tal vez el título del trabajo resulte extraño. ¿Por qué referirme a la antigua gnoseología? ¿Por qué a los fundamentos y a los métodos del conocimiento científico? ¿Por qué relacionar la epistemología con la historia de la medicina?

Desde ya que nos apartamos totalmente del campo epistemológico, a lo que Michel Foucault llamó episteme que no constituye de por si una historia sino su arqueología, no es dinámica y actúa como estructura subyacente. El concepto que caería perfectamente en lo que quiero demostrar sobre la historia de la medicina es el de la epistemología evolutiva que nace –en la ciencia– con la teoría de la evolución de Darwin y, sobre todo, con el evolucionismo de Spencer. Pero no me meteré en aguas profundas. Solamente deseo demostrar que una historia menor como es la de la medicina puede reflejar –con sus aciertos y sus errores– una historia mayor. Como la filogenia puede estar representada por las etapas antogénicas. Además permitirá aportar más luz sobre una circunstancia que en ciertas oportunidades he escuchado argumentar: ¿cabe a un médico la historia de la medicina o debe ser obra de un licenciado en historia? Juan Ramón Beltrán

Desde ya que debemos comprender que la introducción de la epistemología evolutiva dentro de la historia de la medicina es a título metafórico, casi en sentido lato y no estrictamente biológico como amerita a su definición.

que “el gran peligro de la historia es la especialización”. No se cómo entender estas palabras pero si nos atenemos a una simple definición del término es indudable que roza a la historia de la medicina.

Otras voces también crean incertidumbre para la historia de la medicina. En un reportaje realizado a Eric Hobsbaum, el afamado historiador persistentemente marxista, durante este año y con motivo de cumplir 90 años, expresó

Retomando el concepto esbozado anteriormente digamos que la historia de la medicina no nació, como necesidad, de un gajo desmembrado del tronco común de la 17


historia. Formó parte, obviamente, del tronco común en la prehistoria del hombre y aún de las civilizaciones más antiguas como la de la Mesopotamia, la egipcia y la grecorromana, constituyendo parte de los rituales religiosos, con la medicina sacerdotal y la de los asclepiades más cercanas a las prácticas mágicas, pero en algún momento –tal vez pronto– debió ser colocada en un anaquel aparte. Sin embargo, en un aspecto global todavía formaría parte del tronco común, de la historia del hombre sin aditamentos. Arnold Hauser tiene esta concepción: no puede desgarrar la historia del arte del camino común que transita con la sociología. De la misma manera la historia de la medicina participa de todos los acontecimientos sociales y saca partido de los avances de la tecnología y aún de los avances psicológicos –si los hay– y de las modificaciones estructurales del hombre social, con diferentes necesidades a través del tiempo, con otras formas de tratar e incluso confortar al doliente. Juan Ramón Beltrán quien fue, por iniciativa de José Arce, el primer profesor titular de la cátedra de Historia de la Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, dijo en su clase inaugural que “la Historia narra la vida de la humanidad. La Medicina es el arte de curar los dolores físicos del hombre. La Historia de la Medicina es la descripción analítica de la lucha del hombre contra el dolor y contra la muerte. “La evolución de los conocimientos médicos pueden dividirse en cinco épocas diferentes: la del instinto, la teúrgica, la filosófica, la supersticiosa y la científica”. Dos aspectos primordiales, uno humanístico y otro técnico, pueden obtenerse del estudio y análisis de la historia de la medicina. El primero de ellos es la perfección de la relación médico paciente. La representación humana de la enfermedad tuvo amplia importancia en este aspecto. Es probable que en sus orígenes haya primado –en una etapa oscura y ahistórica– la confusión, la alarma ante lo ignoto. Luego sobrevendrá una causa extra corporal donde la magia, el mito y la religión buscaron su origen en creaciones ideales: espíritus maléficos o dioses benevolentes. Magia, medicina y religión, alterando y alternando las prioridades constituían la misma lumbre que iluminaba la mente humana. Llegaría posteriormente la etapa fenomenológica: el problema era el órgano enfermo, con su química y su física, con sus células y sus tejidos, que quitaban el sueño al médico, que pensaba poco en el enfermo, en quien portaba el mal en sus vísceras. Ya en nuestro tiempo, el hombre enfermo cobra protagonismo, es cuerpo y es alma. El destello de la psiquiatría que se inicia en el centro de Europa, pronto se expande. El hombre es un todo. Adquiere aún más protagonismo después de Nuremberg, cuando la medicina cobra un sentido ético que, si bien lo tenía tácitamente, en los libros se aupaba aquello que ocurría entre los médicos y no lo que pasaba entre el médico y el enfermo. El primer tratado de ética médica publicado en Inglaterra a inicios

del siglo XIX se refería específicamente a los litigios entre los médicos. En Nuremberg el paciente se adueña de su cuerpo y de su problema: es su autonomía. Mientras tanto la historia de la medicina, impávida, registra los cambios que son los de la sociedad. Por eso es que disentimos con Beltrán: la historia de la medicina no es solamente la lucha del hombre contra el dolor y contra la muerte. Rudolph Virchow, eminente patólogo, dijo que la medicina era política, era política sanitaria. A ese concepto abarcador nos adherimos. En segundo término debo ocuparme del aspecto técnico de la cuestión. Los últimos cincuenta años han aportado tantos avances médicos como tal vez no lo haya visto toda la historia de la medicina anterior. Los métodos de investigación han permitido indagar el interior del organismo sin técnicas cruentas que lo invadan, se han descubierto los últimos procesos de un sinnúmero de afecciones y se ha podido descifrar el genoma humano que quizá abrirá perspectivas impensadas de tratamiento. Así podría citar cientos de adelantos realmente extraordinarios. No obstante, la técnica ha producido un fenómeno nuevo que atañe a la relación médico paciente. Ha puesto una distancia –a veces apreciable– entre el enfermo y la tecnociencia, representada en este último caso por el médico. Vuelve a ser el órgano el objeto de estudio y se relega el hombre in toto. La historia de la medicina ha seguido un camino similar a la(al de) de la historia en su más pura expresión. Al ser una creación puramente humana se introduce –en sus orígenes– en una zona oscura, poco indagada, donde la carencia de testimonios válidos la hace presa fácil de la fantasía. Miles de años posteriores –por su lejanía– generan dudas de interpretación que, por apresuramiento o intereses espurios, derivan en nuevas fantasías. Los documentos posteriores y luego la imprenta, disminuyen la aparición del error histórico. Y digo disminuyen y no finalizan porque la interpretación del historiador –otro complejo mecanismo a considerar– aporta un nuevo elemento de discusión. El historiador de la medicina deberá resolver cuál será su método, su criterio, la manera, que ya sujeto o cognoscente deberá proponer para que su análisis sea valedero. Será indudablemente el método histórico. Y aquí viene la crítica al médico puesto a navegar por la historia sin la brújula de su método. Si decide reflexionar sobre cuál es el hecho y cuándo ocurrió, tendrá un cariz fenomenológico que Walsh denomina relato “sencillo”. Para esta historia cronológica Ranke reservará la frase “exactamente lo que ocurrió”. Si lo hace pensando no sólo cómo ocurrió sino, cómo y por qué ocurrió, el relato será “significativo”, al decir también de Walsh. Puede suceder que el análisis, en este último caso, lo haga un observador participante que, para la sociología, es quien vive esos mismos hechos en ese mismo momento. Nada más peligroso, aún para la historia de la medicina es probable que sus intereses, sus emociones

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o su filiación se sumen al análisis y los hechos se deformen. Quienes hemos transitado más de medio siglo ejerciendo la medicina no podemos dejar de considerar que se han establecido modas, muchas de ellas acicateadas por la industria farmacéutica o de diversas otras entidades a las que Arnold Relman denominó el “complejo médico-industrial”, que no pudieron soportar el paso del tiempo y la llegada de otras verdades mucho más sólidas. Sin embargo, como hemos podido apreciar en la lectura y en la dirección de tesis de nuestra Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, las entrevistas –otro método de la Sociología– pueden dejar testimonios que el futuro se encargue de otorgarle el verdadero valor histórico, sin dejar de comprender que la historia de la medicina y, sobre todo, de sus instituciones es, en realidad, una historia menor. La suma de esas historias menores hace al acervo cultural de un pueblo. Para obtener ese conocimiento y lograr que sea verdadero, el historiador moderno tiene una fuente inacabable en la biblioteca, especialmente de una gran Universidad. Relatos, trabajos científicos, tesis de doctorado, documentos, libros, constituyen la base de los datos y criterios para consulta. La bibliografía médica está apabullada por la intensidad de la producción que debe ser desbrozada para extirparle lo inútil y lo poco seguro. Lo irracional del conocimiento médico sucede aisladamente, en forma esporádica. A veces, el logro lo obtiene un médico que trabaja alejado de su cauce natural que es la Facultad de Medicina. Otras veces ese conocimiento se encuentra en el folklore de un pueblo. Algunos pueblos con una cultura popular que supera a la intelectualizada cultura universitaria en cuanto a cantidad, de ninguna forma podemos pensar que lo haga en calidad, mantiene elementos testimoniales de utilidad para nociones sobre las prácticas mágicas, ritos, hechicerías, etc. que ayudan a comprender fenómenos posteriores.

Alfredo Kohn Loncarica a reunir pruebas testimoniales exactas para aventar la improvisación, la fabulación y el fraude. Tal vez en nuestra disciplina un engaño o una equivocación no tengan los alcances del mismo hecho efectuado en la historia política –por ejemplo–, donde se pueden deformar las apreciaciones y desviar grupos importantes de personas sea de la verdad o sea de la democracia. En medicina, los países que han sido rectores de ella, tanto por sus escuelas como por su desarrollo tecnológico, ignoraron –en la búsqueda de esos testimonios– a los grupos de médicos que trabajaron en distintos lugares. Merlo, un gran clínico argentino, describió mucho antes que los sajones el síndrome del músculo papilar (un evento cardiológico no frecuente) y, sin embargo, este descubrimiento ni siquiera alcanzó el nivel del consumo interno. Algo parecido pasó con Pedro Cossio y el cateterismo cardíaco. La bibliografía de los trabajos extranjeros (especialmente franceses y estadounidenses) carece casi absolutamente de bibliografía foránea. El testimonio, en estos casos, cae en el error de la desinformación interesada.

La real valoración del testimonio es la base de la adecuada apreciación del hecho, es la base del método científico. Grandes historiadores del pasado, como así también destacados científicos de antaño (aun el padre de la Medicina o el padre de la Botánica) son superados hoy por simples eruditos que permanecen fieles a la metodología. Ese método puede abarcar dos grandes tópicos: a) la cronología de los hechos médicos y b) la explicación y consecuencia de esos hechos que comprenden generalmente períodos mayores en la historia.

“El conocimiento científico –dice Pi-Sunyer– no puede admitir azar ni contingencia.” Y aunque el autor español relaciona esto con la medicina, la historia de ésta también es una ciencia y sus leyes son las mismas. Contingencia es aquello que omite las fuentes originales. Al azar lo veremos multiplicado en los hallazgos de la ciencia.

La epistemología es la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico. Es, por decirlo en forma simple, la filosofía de la historia. Es así que todo aquello que se relaciona con la historia de la medicina desde un punto de vista metodológico –o incrementando su alcance semántico: epistemológico– concierne a la historia misma, por ser aquella una división del todo general.

Finalmente, queda por reflexionar sobre dos puntos agonales. Agonales en el sentido que han sido debatidos en algunas oportunidades con el aspecto de una lucha.

El método requiere una minuciosa pesquisa destinada 19


La historia es tarea del historiador, de ahí –por poner un ejemplo– los inconvenientes del género periodístico para trascender como tal y no quedar en la anécdota, la noticia pueblerina o el simple chisme. Surge entonces nuevamente la pregunta: ¿pueden los médicos ser historiadores? Historiadores de la medicina si dominan la técnica historiográfica, creemos que sin ningún inconveniente. Ejemplos al canto, en nuestro país hemos tenido gran número de ellos que, con mayor o menor producción, mayor o menor rigidez histórica se han dedicado exitosamente a la historia de la medicina. De esa larga lista podemos nombrar a Nicanor Albarellos, Pedro Mallo, Eliseo Cantón, Félix Garzón Maceda, Daniel J. Cranwell, Ricardo Caballero, Rómulo D’Onofrio, Juan Ramón Beltrán, Andrés Cornejo, Osvaldo Loudet, Nerio Rojas, Gumersindo M. Sánchez Guisande, Juan Dalma, Ramón Pardal, Orestes di Lullo, José Luis Molinari, Enrique P. Aznarez, Emilio Corbière, Alfonso Díaz Trigo, Carlos Federico Guillot, Argentino Jorge Landaburu, Carlos Gregorio Ursi, César Augusto de la Vega, Julio Lardies González, Humberto Argentino Pérez, Miguel Ángel Scenna, Alfredo G. Kohn Loncarica, Horacio Herman Hernández. Pero a pesar de esta larga lista no podemos dejar de mencionar a los que, sin tener su título de médico, describieron la vida de los médicos, las instituciones de la sanidad, entre muchos otros temas. Con la seguridad de olvidos no queridos, mencionemos a Juan Túmburus, Víctor Delfino, Guillermo Furlong, Vicente Aníbal Risolía, Alberto Palcos, Milcíades Alejo Vignati, José Babini, Desiderio Papp, Aldo Mieli, Diego Abad de Santillán, Francisco Cignoli, Carlos Gregorio Romero Sosa. Todos ellos respetaron el género histórico y su metodología. El segundo punto esta íntimamente relacionado con el primero. Si bien la historia compara las diversas épocas de la historia de la humanidad, no debemos olvidar una regla de oro de la crítica histórica, aquella que amamos los historiadores y a veces no aprecian los periodistas que incursionan en nuestro terreno. Nos referimos a la crítica efectuada en el contexto histórico de la época analizada. Qué podríamos decir de la práctica de la sangría, que llegó hasta el siglo pasado y acabó con tantas vidas, si la tomáramos en el contexto actual: que era un horror. O bien, qué pensar del médico medieval, durante la Peste Negra, examinando a su enfermo en una cama elevada y observando la orina en lo alto para evitar que los miasmas lo contagiaran –pensando que escapaban hacia arriba– sin conocer que las pulgas, con su alto de 90 cm., lo acosaban por debajo. Tendría que llegar ese genial, bioquímico y excelente pintor que fuera Luis Pasteur para cambiar el mundo con su teoría microbiana para que la idea de Immanuel Kant, que no admitía el suicidio pero que lo justificaba –y hasta lo aplaudía para evitar males mayores– en un hombre mordido por un perro rabioso, quedara en el olvido.

liza. La medicina es una ciencia difícil. Pasaron muchos siglos de historia para que, recién hace aproximadamente ochenta años, el hombre aumentara la expectativa de vida que hoy hace que la mayoría de nosotros estemos aquí. Debemos perdonarle no haberlo hecho antes, porque fue su obra. Cerrando con Foucault, a quien nombramos al comienzo, cuando el entrevistador le pregunta: “¿Cuál es el papel del intelectual en la práctica militante?” El filósofo responde: “El intelectual no puede seguir desempeñando el papel de dar consejos. El proceso, las tácticas, los objetivos deben proporcionárselos aquellos que luchan y forcejean por encontrarlos. Lo que el intelectual puede hacer es dar instrumentos de análisis, y en la actualidad este es esencialmente el papel del historiador. Se trata en efecto de tener del presente una percepción espesa, amplia, que permita percibir dónde están las líneas de fragilidad, dónde los puntos fuertes a los que se han aferrado los poderes –según una organización que cumple ahora 150 años–, dónde estos poderes se han implantado. Dicho de otro modo, hacer un croquis topográfico y geológico de la batalla… Ahí está el papel del intelectual. Y ciertamente no en decir: esto es lo que debéis hacer”. (M.F., Microfísica del poder, Buenos Aires, Planeta Agostini, 1995). Aunque la historia de la medicina sea un capítulo menor de la ciencia madre, debe adoptar una actitud rectora y no puede permanecer impasible. Sus conocimientos cambiantes a través de la evolución científica, acorde con los que sufre la medicina, nos está indicando lo efímero de nuestras prácticas y nuestros conocimientos que, sin duda alguna, serán reemplazados por otros más eficaces en el corto o en el largo tiempo. Empaparse de esa historia lenta y penosa, hará hombres menos petulantes y más humanos.

La crítica histórica nunca puede ser ligera e, insistimos, debe realizarse poniéndose el traje de la época que se anaMédicos & Medicinas


Breve Reseña Histórica de cirujanos e instituciones de

Corrientes Eduardo N. Saad

Cuando hablamos de Corrientes, hablamos de una provincia que fue cuna de excelentes médicos cirujanos entre los que podemos destacar a:

rrientes y en el año 1983, candidato a Gobernador de la misma. Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Corrientes. Miembro Nacional correspondiente de la Academia Nacional de Cirugía. Su gestión universitaria fue vasta. Fue Decano de la Facultad de Medicina. Cuando culminó su mandato como Profesor Titular de la Universidad Nacional del Nordeste, la misma lo designó Profesor Emérito y la Facultad de Medicina como Director de la Cátedra de Cirugía de Postgrado. En 1983, designado Rector Normalizador de la Universidad del Nordeste. Durante su actividad profesional y académica, estimuló la formación científica y la educación médica continua de su equipo de trabajo. Su concurrencia a eventos científicos como así también su actualización en temas médicos, sociales y políticos fue permanente y sus aportes reconocidos y apreciados en todos los ambientes en que frecuentó. Tal vez su mayor mérito haya sido el haber fundado una

Armando C. Romero, nació en 1916. Priorizó la excelencia humana de la atención médica insistiendo en el respeto a la persona y dignidad de los enfermos, especialmente en los de escaso recursos. Estudió en la Universidad Nacional de Nordeste. Se formó en el Hospital Clemente Álvarez de Rosario (Santa Fe) y desarrolló su actividad asistencial en el Hospital “Dr. José R. Vidal” de Corrientes; como médico de planta, médico de guardia, Cirujano de Urgencia, Jefe de Servicio, Jefe de Departamento y Director del mismo. Su maestro fue Bernardo Dell’Oro. Romero fue el primer cirujano que realizó una prostatectomía en Corrientes. Fue pionero en esta provincia en cirugía urológica, vascular, infantil y oncológica. Fue Secretario de Salud Pública de la Provincia de Co21


Escuela Quirúrgica en Corrientes, muchos de sus discípulos llegaron a ocupar Jefaturas de servicio y cátedra universitarias guiados siempre por su espíritu amplio y generoso y su infatigable afán de enseñanza. Fallece en 1999. Manuel A. González, nacido en 1940. Realizó sus estudios de la carrera de medicina en la Universidad Nacional del Nordeste. Tuvo como maestro Armando C. Romero. Su actividad asistencial la realizó en el Hospital “Dr. José R. Vidal” y en el Hospital Escuela “José Francisco de San Martín” de la ciudad de Corrientes. Fue Profesor Adjunto de Anatomía Humana y Titular de la IV Cátedra de Cirugía de la Facultad de Medicina. Fue un excelente anatomista y un eximio cirujano general. Como anatomista merece destacarse el trabajo realizado en la Cátedra de Anatomía de la Facultad de Medicina de París, de André Delmas en el año 1970, sobre “Las arterias del Esófago”. Según Juan José Boretti “fue un trabajo muy consultado” y a partir del cual, Pearson instauró la Esofagectomía sin toracotomía. Como cirujano general realizó intervenciones quirúrgicas de las distintas regiones y órganos. Fue uno de los primeros en la práctica sistemática de la cirugía vascular periférica y de la aorta abdominal y sus ramas. En su actividad profesional fue Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Escuela de Corrientes, durante su gestión fue creado el Servicio de Cirugía experimental y la Residencia de Cirugía de dicho hospital en la que se formaron muchos de los cirujanos actuales. Fue Miembro Nacional Correspondiente de la Academia Nacional de Cirugía. Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Corrientes. Fallece en 1990. Oscar Pirchi, nació en el año 1935. Se recibió de Médico Cirujano en la Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Litoral en 1962, y posteriormente obtiene el título de Especialista en Cirugía General y Gastroenterología. Continuó sus estudios de postgrado en Buenos Aires en los Hospitales Rawson, “Dr. Bonorino Udaondo” y Alvear. En el extranjero realizó estudios de postgrado en New England Deaconess, Hospital de Harvard Medical School, Boston y Massachussets, USA. Dentro de su actividad asistencial fue Jefe del Servicio de Cirugía General Nº3 y Gastroenterología del Hospital “José R. Vidal” de Corrientes, Ex Jefe del Departamento de Cirugía del Hospital de esa misma institución y actualmente ocupa el cargo de Médico Consultor. Pirchi forma parte del Hospital “J.R. Vidal” desde su egreso de la Universidad en el año 1962, en el área quirúrgica, alcanzando todas las categorías de la carrera hospitalaria hasta alcanzar el cargo de Jefe del Servicio de Cirugía General. Obtiene el cargo de Jefe del Departamento de Cirugía en 1985, haciendo un total de 40 años de labor hospitalaria continua.

Pertenece a la Sociedad de Gastroenterología de Corrientes, como Miembro Fundador, a la Sociedad de Oncología de Corrientes, a la Asociación de Cirugía del Litoral, Asociación Médica Argentina, Asociación Argentina de Cirugía, Asociación Argentina de Gastroenterología y American College of Surgeons. Publicó 80 trabajos como autor y comunicaciones científicas y de investigación. Recibió Premios y Distinciones como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Corrientes otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes. Recibió la Placa-Homenaje descubierta en el Servicio de Cirugía General y Gastroenterología como Docente y perteneciente al Sector 99 del Hospital “J.R. Vidal” de la Ciudad de Corrientes. La Sociedad Científica le otorgó la Distinción de Maestro de la Cirugía de Corrientes. En su actividad de Pre-Grado se desempeñó como Profesor Titular de la Cátedra V de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNNE hasta el año 2000. Actualmente continúa como Profesor Libre. Se inicia en la docencia universitaria en el año 1966, continuando ininterrumpidamente hasta la fecha. Primero en la Cátedra de Técnica Quirúrgica a cargo de Romilio Monzón, como Sub Jefe de Trabajos Prácticos, luego prosigue su carrera docente en la Cátedra de Cirugía “A”, a cargo de César Armando Galvaliz, de quien se considera uno de sus discípulos. Dicha Cátedra pasa a llamarse luego “Cirugía V”. Realiza toda la carrera docente como Jefe de Trabajos Prácticos, Instructor del Internado Rotatorio en Cirugía, Profesor Adjunto, Profesor Asociado a cargo de la Cátedra y Profesor Titular desde 1992 al 2000 en que se jubila. Ha descollado como docente excepcional a tal punto que continúa dando clases de apoyo, las cuales son muy demandadas, aún estando jubilado. Ha formado un gran número de discípulos. En su carrera de Postgrado es Ex Docente de la Carrera para Especialista en Gastroenterología, Ex Director y Co creador del Primer Curso de Postgrado en Cirugía Torácica y Laparoscópica de la Facultad de Medicina de la UNNE. Co-fundador del Centro Universitario de Entrenamiento e Investigación en Cirugía Laparoscópica de la UNNE. “Profesor Titular Patrocinante” de la puesta en marcha en ejecución de la Residencia de Terapia Intensiva y de la Residencia de Anstesiología del Hospital “J.R. Vidal”, dependiente del Departamento de Docencia e Investigación de dicho Hospital. Fue pionero en la región del NE en Gastroscopía en el año 1967, Hospital “Dr. J. R. Vidal”, y en Técnicas y Tácticas quirúrgicas para efectuar la Diálisis Renal y posteriormente la Intraperitoneal como Cirujano Vascular del Servicio de Nefrología, Medio Interno y Riñón Artificial, en los años 1966 a 1974 de ese centro asistencial. Participó en el Comité Científico de Publicaciones Médicas como editor de la Revista de la Facultad de Medicina de la UNNE, y la Revista Digital “Doc Medical”. Estuvo a cargo de la Jefatura de la División Médica de la Dirección de Bienestar Social de la Municipalidad de Co-

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rrientes, desde el 8 de febrero de 1977 hasta 1983. Culmina su excelente trayectoria como Subsecretario ejecutivo y como ministro, de Salud Pública en el Ministerio de Salud Pública de su provincia en el año 1991.

la de la Facultad de Medicina de Corrientes, logrando en los años de su desempeño la organización institucional departamentalizada de la Institución, modelo en nuestro medio. Monzón es Miembro Titular de numerosas Asociaciones Científicas locales, nacionales e internacionales, destacándose como fundador de las Sociedades de Cirugía de Corrientes y del Colegio Médico, también de esta ciudad. Presidió por varios períodos la Sociedad de Cirugía de Corrientes. Monzón es autor de numerosos trabajos científicos en el área quirúrgica. En su actividad médico científica, fue honrado innumerables veces con representaciones tanto de la Universidad como del Área de Salud Pública de la provincia. La Facultad de Medicina contó con Monzón desde antes de su creación, ya que, como Presidente de la Sociedad de Cirugía de Corrientes, ingresó a la docencia en 1954, al crearse la Cátedra de Fisiología Humana colaborando con Aldo Rigazzi en su organización. Este hecho marcó el primer paso de una trayectoria docente que finaliza en 1994 cuando presenta su renuncia definitiva. A partir de 1957, tuvo a su cargo la organización y dirección de la Cátedra de Técnica Quirúrgica, obteniendo el cargo de Profesor Titular. Su actividad docente fue fructífera ya que además del dictado de sus cursos normales organizó y dirigió numerosos cursos de postgrado de Cirugía, participando también activamente en las Comisiones de planes de estudios, departamentalización y modificaciones curriculares. La actividad de Monzón se extendió a partir de 1968 a la enseñanza de la Clínica Quirúrgica en su cátedra, denominada a partir de esa fecha Cirugía. El cargo como Titular adquirió estabilidad definitiva en 1973 y luego fue confirmado en 1977. Sus actividades extracurriculares en la Universidad y en la Facultad de Medicina comprenden el trabajo en múltiples comisiones Asesoras, cargos electivos en Consejo Superior y Consejo Directivo y representante de la Facultad de Medicina ante Congresos, Jornadas y Cursos, nacionales e internacionales, así como en los Tribunales para docencia y para especialistas dentro y fuera de nuestra provincia. Fallece en el año 2000.

Raúl Orban, nació en la provincia de Chaco en el año 1954, se recibió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Nordeste en 1978, durante 1979-1980 fue Director de los Hospitales “General Mosconi” y “Colonia Villafañe” en Formosa. Durante los años 1980 y 1983 fue médico residente de Cirugía general en el Hospital “Alejandro Posadas” en Buenos Aires. Además trabajó como médico en el Servicio de Cirugía Torácica del Hospital “Cetrangolo” de Vicente López, en el Hospital Civils de Estrasburgo, Francia y en el Hospital Escuela “General San Martín” de Corrientes, donde actuó como médico cirujano del servicio de emergencia, médico del sector de Cirugía experimental y actualmente, se desempeña como Jefe del Sector de Cirugía Torácica y Vascular del mismo hospital. Excelente médico cirujano general y laparoscópico. Fue profesor en las cátedras de anatomía y actualmente se desempeña como profesor adjunto de la IV Cátedra de Cirugía de la Universidad Nacional del Nordeste. Miembro Titular de la Sociedad de Cirugía de Corrientes, de la Asociación Argentina de Cirugía, Socio adherente de la Sociedad Panamericana de Trauma, Miembro adherente de la Sociedad Argentina de Cirugía Torácica y Cardiovascular, Socio fundador de la Sociedad Interamericana de Cirugía Laparoscópica, Miembro adherente del Capítulo Argentino del American College of Surgeons en 1991. Publicó varios artículos en revistas nacionales e internacionales y fue becario académico de pre-grado de la Cátedra I de Anatomía Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad del Nordeste. Romilio P. Monzón, egresó de la Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores de Rosario en 1944, con el Título de Médico Cirujano, incorporándose ese mismo año a la actividad profesional en Corrientes, desempeñando diversos cargos hasta obtener la Jefatura de la Sala 1º del Hospital “Juana Francisca Cabral” en 1951, donde a través de largos años practicó la cirugía con alto nivel perfeccionista y dando origen a la formación de recursos humanos en la especialidad y conformando una Escuela Quirúrgica, que se plasmó más tarde en su Cátedra de Técnica Quirúrgica. Monzón realizó estudios de post grado en Buenos Aires, concurriendo a poco de obtener su Diploma como Becario en el Instituto de Perfeccionamiento Médico Quirúrgico de “Carlos P. De Nicola”, en el Servicio de Cirugía General de Ricardo Finocchietto y luego en Cirugía Torácica con Mario Brea. En la Universidad de Santiago de Chile trabajó con Gustavo Hoechker y A. Alonso Vial, realizando con este último su perfeccionamiento en Cirugía Torácica. En 1976, ocupó el cargo de Director del Hospital Escue-

Ricardo A. Torres, nació en 1951. Se recibió de médico cirujano con Diploma de Honor en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste en 1975. Tuvo como gran maestro en esta etapa formativa a Oscar Pirchi. Realizó la residencia en Cirugía General en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, 1ª Cátedra de Cirugía de la Universidad de Buenos Aires bajo la titularidad de Andrés Santas y la gran influencia de Vicente Gutiérrez. En 1979 fue jefe de Residentes de Cirugía en el mismo Hospital. En 1980 ganó la beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), en el Hospital Grosshadern de Munich, sub-especializándose en Cirugía Digestiva y rea23


lizando al mismo tiempo investigación en Cirugía Experimental. A su regreso en 1982, se incorporó al Servicio de Cirugía del Hospital Escuela “José F. de San Martín” con el cargo de Instructor de Residentes y a la Cátedra IV de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste en calidad de Jefe de Trabajos Prácticos. En 1984 fue designado Organizador y Jefe del Servicio de Cirugía Experimental del Hospital Escuela de Corrientes, tarea que fue concretada ese mismo año. En 1986, fue becado por la Universidad Nacional del Nordeste en el Hospital Mount Sinaí de Nueva York, en el tema de Cirugía Gastroenterológica. En 1988, por sus trabajos de investigación sobre “Colostomía perineal continente”, el American College of Surgeons le otorgó uno de los 7 International Guest Scholarship, que desarrolló en cinco hospitales universitarios de los Estados Unidos: Mayo Clinic, Massachussets General Hospital, Lahey Clinic, New England Deaconess y John Hopkins. En 1992 becado nuevamente por el Servicio Alemán de Intercambio Académico, trabajó durante tres meses en el Hospital Universitario de Augsburg en el desarrollo de técnicas en Cirugía Laparoscópica. Desde el segundo año de su Carrera como estudiante de Medicina estuvo ligado a la docencia universitaria. En 1997 presentó al Consejo de la Facultad de Medicina el proyecto de creación de un Centro de Entrenamiento e Investigación en Cirugía Laparoscópica y Mini invasiva. Aprobado dicho proyecto, el mismo se concretó e inauguró el 12 de diciembre de 1998. Desde esa fecha se desempeña como Director del mismo, en el que dirigió 354 cursos intensivos de capacitación en cirugía laparoscópica y miniinvasiva y 3 postgrados en Cirugía Laparoscópica de 2 años de duración cada uno, habiendo participado hasta la fecha, en estos cursos, un total de 1035 médicos, de los cuales 187 son extranjeros. Fue secretario del Departamento de Graduados de la Facultad de Medicina, Miembro Titular del Departamento de Educación Médica y Miembro de varias Comisiones Examinadoras para el Concurso de Residencias Médicas del Nordeste y la obtención del Título de Especialista en Cirugía General. Ha formado parte de numerosas comisiones de trabajo de la Facultad de Medicina, entre ellas la Comisión de Expertos para el cambio Curricular y la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Planes de Estudio de la Facultad de Medicina, en la actualidad integra la Secretaría de Ciencia y Tecnología. En cuanto a su actividad societaria es miembro de varias sociedades científicas entre las que se destacan: Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía, Miembro Nacional Correspondiente de la Academia Argentina de Cirugía, Es Miembro Fundador de la Sociedad Latinoamericana de Cirugía Laparoscópica, Fellow del American College of Surgeons, Miembro Correspondiente Extranjero de la Sociedad Peruana de Coloproctología, Miembro Correspondiente Extranjero de la Sociedad Paraguaya de Coloproctología, Miembro Correspondiente Extranjero de la

Sociedad Boliviana de Cirugía, Miembro Correspondiente Extranjero de la Sociedad Paraguaya de Cirugía, Miembro de la Society for Surgery of the Alimentary Tract, Miembro de la Society of American Gastrointestinal Endoscopio Surgeons, Miembro de la European Association for Endoscopic Surgery, Miembro de ALACE (Asociación Latinoamericana de Cirugía Endoscópica). Ha ocupado diversos cargos en las sociedades científicas de su provincia, Presidente de la Sociedad de Gastroenterología y de la Asociación de Cirugía de Corrientes. Actualmente se desempeña como Profesor Titular de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste, Director del Centro de Entrenamiento e Investigación en cirugía Laparoscópica y Mini Invasiva y Director de los Cursos de Laparoscópica de esa facultad. En Miembro Nacional Correspondiente de la Academia Argentina de Cirugía, Vicepresidente del Comité de Cirugía Video Endoscópica de la Asociación Argentina de Cirugía, Delegado Regional del Capítulo Argentino del American College of Surgeons y actual Vicepresidente del Comité de Cirugía Video Endoscópica y Miniinvasiva de la Asociación Argentina de Cirugía. Desde octubre de 1998, ocupa el cargo de Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Escuela “José F. de San Martín” y actualmente es Jefe del Departamento y del Servicio de Cirugía de dicho Hospital, el cual incluye formación de Médicos Residentes en Cirugía General y 2 Fellow en Cirugía Laparoscópica para extranjeros. En su actividad docente de pre y postgrado dirigió 58 Cursos y Jornadas, fue Secretario y Coordinador de otras. Ha sido relator de 89 conferencias en Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Venezuela, Estados Unidos, España y Alemania. Participó en numerosos congresos de médicos nacionales y extranjeros, habiendo presentado trabajos, videos, integrado Mesas Redondas, Coloquios, Comentario de Temas Libres y Cursos. Es autor de 77 trabajos científicos, 56 publicados en revistas nacionales y 9 en revistas extranjeras. Ha colaborado en capítulos en 4 libros de la especialidad. Ha obtenido doce Premios Nacionales y seis Internacionales por trabajos de investigación o videos científicos. He conocido personalmente su actividad académica y educativa en su provincia y es ejemplo para los cirujanos jóvenes de la nueva generación en su provincia.

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APRENDER Y ENSEÑAR A PENSAR ESTRATEGIA PARA OPTIMIZAR LA COMUNICACIÓN Lic. Obstétrica Karina Beatriz Aranzana

INTRODUCCION

APRENDIENDO Y ENSEÑANDO A PENSAR

Las personas captan el mundo y los fenómenos que en él acontecen en forma diferente y particular. Pero además forman hipótesis, se implican emocionalmente e interactúan con otras personas, es decir, se comunican. La importancia de la comunicación interpersonal reside en la capacidad de poder intercambiar interpretaciones diferentes de la realidad, que como podemos ver, no es absoluta, sino producto del análisis de las percepciones subjetivas de cada uno de los integrantes del acto comunicacional. Los resultados de esta interacción, la manera de cómo se analizan y cómo las conclusiones se incorporan al ámbito de lo cognitivo (del conocimiento), constituyen parte de los procesos de aprendizaje de la persona. El propósito de esta nota es mejorar la comunicación dando herramientas a los docentes para aprender a pensar ellos y para enseñar a pensar a sus alumnos. Aprender y enseñar que el pensamiento lógico es necesario para desarrollar, seleccionar y usar ideas y que el pensamiento lateral es necesario para crearlas; es la forma de escapar de las ideas fijas que atan las alas de la creación. Aprender y enseñar que hay normalmente otros enfoques o formas de valorar una misma situación o problema, aún cuando se crea lo contrario, ya que habitualmente cuando se ha elegido una alternativa las otras se ignoran. Aprendamos y enseñemos a pensar.

El término aprendizaje se usa para referirnos no sólo a lo que el estudiante realmente adquiere de la instrucción, sino también para referirnos a los procesos que el estudiante usa para adquirir el contenido. A medida que se vuelve capaz de hacerlo, aprende. Para que pueda lograrlo habrá que adaptar el material adecuándolo al nivel del estudiante, controlar y evaluar su progreso y ser para él una de las principales fuentes de conocimientos y habilidades; habrá que estimularlo y darle la oportunidad de ejercitar, ya que según Jean Piaget:

“…como si se aprendiese a nadar mirando a los bañistas desde el banco del muelle”.(1) Conviene no proporcionarle el conocimiento sino más bien, los medios para lograr el acceso al mismo y su comprensión, ya que si el alumno no comprende y reflexiona, no ejercita la inteligencia sino la memoria.

“Comprender significa mucho más que repetir las explicaciones que se encuentran en los libros”. (2) Hay que abrir espacios de reflexión, estimular el diálogo y permitir el intercambio entre estudiantes y con el docente, ya que enseñar no se limita a emitir, sino también a recibir 25


a su vez un mensaje relativo a la buena o mala recepción para luego adaptar el mensaje ulterior, pues transmitir un mensaje no garantiza que sea recibido exactamente en el sentido en que se emitió. Pero además implica para el docente, como proceso que se retroalimenta, aprender de los frutos de la enseñanza.

“Aprender es modificar el comportamiento con miras a lograr una respuesta mejor y más adecuada a las distintas situaciones que se nos presentan. Esas modificaciones comprenden alteraciones en la manera de pensar, sentir y actuar”. (3) El aprendizaje será significativo para el alumno cuando el nuevo material se relacione con lo que él ya sabe. Supone siempre, además, una revisión, modificación y enriquecimiento de conocimientos previos estableciendo relaciones entre ellos. Permitirá al alumno rectificar o ratificar los propios fundamentos teóricos, pautas de conducta e interpretaciones de la realidad, que tienen que ver con lo que Pichón Riviere llamó esquema referencial: conjunto de ideas, actitudes, conocimientos y experiencias con las que los individuos piensan y actúan; refleja una cierta estructura del mundo externo. La comunicación es una constante confrontación de esquemas de referencia y ésta se logra cuando se ha aprendido a escuchar y a escucharse, a pensar sin hablar y a pensar para hablar.

“… pensar equivale a abandonar un marco de seguridad y verse lanzado a una corriente de posibilidades. En el pensamiento coinciden siempre el sujeto con el objeto y no se puede remover el objeto sin removerse y problematizarse uno mismo; en el miedo a pensar está incluido el temor a pasar ansiedades y confusiones y quedar encerrado en ellas sin poder salir. Ansiedad y confusión son, por otra parte, ineludibles en el proceso de pensar y, por lo tanto, del aprendizaje”. (4) En el proceso del aprendizaje a medida que entra información a la mente del estudiante ésta se incorpora a los distintos modelos existente. Pero llega un momento en que no le es posible continuar admitiendo información si no se reestructura el modelo en cuestión; tendrá que modificar el modelo antiguo no obstante su demostrada efectividad y proceder a una nueva ordenación. Para poder reestructurarlo y transformarlo en más eficaz, el

alumno deberá utilizar la creatividad. Uno de los objetivos del docente debe estribar en provocar inquietudes creadoras en los alumnos para que se tienda a buscar otras alternativas en vez de aceptar, simplemente, el enfoque más obvio y fácil y demostrarles que cualquier supuesto puede ser revisado.Útil en la fase creadora de ideas y de los nuevos enfoques de problemas y situaciones es el “Pensamiento Lateral” (diferente al pensamiento lógico-vertical). Este tipo de pensamiento no enjuicia ni calcula la validez o efectividad de los modelos existentes, intenta sólo contrarrestar la rigidez con que se han formado, reconoce la posibilidad de perfeccionamiento y explora lo que parece completamente ajeno al tema (si sólo se exploran ideas relacionadas a un modelo se tenderá a perpetuar el mismo en su configuración original).

“La aceptación general de que una idea sea correcta no garantiza su corrección. Es la continuidad histórica o historicismo lo que mantiene la mayor parte de los supuestos, no una periódica revisión de su validez”. (5) Es importante saber y transmitir al estudiante que hay distintos lugares desde los cuales puede verse una misma situación o problema. Por lo tanto, otro de los objetivos del docente deberá ser ayudar al alumno a enfocar y a enmarcar con claridad el pensamiento para mejorar la comunicación y la toma de decisiones. Estos distintos enfoques se expondrán a continuación permitiéndonos con cada uno de ellos redirigir el pensamiento: • Separando en la mente con toda claridad el hecho de la interpretación; exponiendo hechos creídos pero verificables; no admitiendo la propia opinión; expresando la información neutral y objetiva. • Parándose en el lugar de las emociones, de la intuición, de la sensación y el presentimiento; reaccionando y sientiendo antes que proceder racionalmente. Las emociones como miedo, ira, odio, sospecha, celos, amor, colorean toda percepción y pueden dominar el pensamiento.

“De vez en cuando es útil imaginar un trasfondo emocional distinto y ver cuán diferente serían las cosas”. (6) Se nos educa para justificar las emociones, por eso tendemos a tratarlas como una prolongación de la lógica.

“Pueden ser más peligrosos los prejuicios fundamentados aparentemente en la lógica que aquellos reconocidos como emociones”. (7)

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• El enfoque lógico-negativo mirando el lado oscuro de las

Citas Bibliograficas

cosas; señalando los hechos erróneos o posiblemente inaplicables en forma objetiva, los riesgos, peligros, déficit y problemas potenciales que podrían surgir en el futuro. • Pensando en positivo, mezclando curiosidad, placer, codicia y deseo de que las cosas ocurran; con razones de fondo para el optimismo; con empeño en discutir los posibles beneficios; pensando constructivamente; proponiendo para que algo mejore; tomando una idea y haciéndola funcionar en otro contexto. • Ocupándonos de ideas nuevas, desechando ideas viejas para encontrar otras mejores; explorando y arriesgando; dedicando tiempo para intentar tener una idea nueva u otras alternativas; relacionando la creatividad con el pensamiento lateral; yendo más allá de lo conocido, lo obvio y lo satisfactorio. • Indicando cuando cambiar de enfoque; organizando; evaluando prioridades; definiendo problemas y elaborando preguntas; controlando cualquier desviación del foco; diseñando pasos; observando lo que acontece; sintetizando lo obtenido y exponiendo conclusiones. Se ha comprobado que el pensamiento en foco resulta mucho más potente. Es una eficaz forma de tratar ideas opuestas y suponer que cada una es válida en determinadas circunstancias. No se pretende afirmar a los alumnos que estos seis enfoques abarquen todos los aspectos posibles del pensamiento, pero sí los modos principales.

(1) Asociación amigos de la Facultad de Medicina.

Programa de formación de formadores en ciencias de la salud, La Prensa Médica Argentina, Buenos Aires, 1999, Vol II, Módulo IV, pag. 132. (2) Perkins, David. “La enseñanza y el aprendizaje”, La escuela inteligente – Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente, Edisa, Cap. 3, pag.58. (3) Asociación amigos de la Facultad de Medicina. Programa de formación de formadores en ciencias de la salud, La Prensa Médica Argentina, Buenos Aires, 1999, Vol.I, Módulo I, pag.16. (4) Asociación amigos de la Facultad de Medicina. Programa de formación de formadores en ciencias de la salud, La Prensa Médica Argentina, Buenos Aires, 1999, Vol.II, Anexo III, pag.171. (5) De Bono, Edward. El pensamiento lateral – Manual de Creatividad, Paidós, Buenos Aires, 2005, Capítulo 8, pag.103. (6) De Bono, Edward. Seis sombreros para pensar – Una guía de pensamiento para gente de acción, Granica, Buenos Aires, 2005, Capítulo 18, pag. 77. (7) De Bono, Edward. Seis sombreros para pensar – Una guía de pensamiento para gente de acción, Granica, Buenos Aires, 2005, Capítulo 19, pag. 81.

Como podemos observar, el rol del docente va mucho más allá que el de transmitir una información y esperar que el alumno la repita tal cual se la emitió. No se deben probar memorias si no formar inteligencias. Se debe enseñar a los alumnos con el fin de aumentar su capacidad creadora buscando nuevas alternativas a una situación o problema y aumentar su capacidad de comprender el mundo e influir sobre él. Se los debe ayudar a optimizar la comunicación interpersonal partiendo de la base de una “realidad no absoluta”, realidad que dependerá de la historia de cada ser, de la interpretación de los hechos vividos y de la forma en que dicha historia repercutió en su personalidad. Por tal motivo podrá tomarse en cuenta otros enfoques distintos al que uno ha elegido por haberlo considerado como el mejor o más apropiado.

Bibliografia

1.- Asociación amigos de la Facultad de Medicina.

Programa de formación de formadores en ciencias de la salud, Vol .I, II y III, , La Prensa Médica Argentina, Buenos Aires, 1999. 2.- Cleries, X., Kronfly, E. ”El aprendizaje de habilidades de comunicación por parte de profesionales sanitarios: Reflexiones a partir de diversas experiencias”, Aprender y enseñar en las profesiones sanitarias - Educación Médica, Vol. 3, Nro. 1, Barcelona, Doyma, Enero-marzo 2000. 3.- De Bono, Edward. El pensamiento lateral - Manual de creatividad, Paidos, Buenos Aires, 2005. 4.- De Bono, Edward. Seis sombreros para pensar Guía de pensamiento para gente acción, Granica, Buenos Aires, Argentina, 2005. 5.- Fenstermacher, Gary: ”Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza”, Cap. III, Universidad de Arizona. 6.- Perkins, David. “La enseñanza y el aprendizaje”, La escuela inteligente – Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente, Cap. 3, Edisa.

… Y para que todo esto ocurra se debe APRENDER Y ENSEÑAR A PENSAR.

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Comentario de libros La tuberculosis en la historia de la medicina Alfonso R. Fiorino y Adolfo S. Yunis, Buenos Aires, Dunken, 2008 Hay ciertas enfermedades que, con su sola mención, sacuden o contorsionan; una es la tuberculosis y, en parte, se debe a que el imaginario colectivo la asocia a pacientes sufridos, lánguidos, abatidos, resignados. De ahí que su referencia esté muy presente en la literatura, el teatro, la ópera, la pintura, los guiones de radioteatros y teleteatros. Tal vez, en los tiempos presente lo más próximo por su impacto sea el sida, pero aquélla sigue siendo “más romántica” (y, sólo para sustentar esta afirmación remitimos, a modo comparativo, a dos famosos filmes: La dama de las camelias, de 1936 y Philadelphia, 1993). Recientemente ha aparecido un volumen que por su tamaño ya causa asombro, responsabilidad de dos médicos tisiólogos en quienes valoramos el esfuerzo de compendiar información y adentrarse en un terreno histórico que no es de su dominio. Aún así la honestidad manda y nos vemos obligados a destacar sus aspectos negativos y, por otro, los positivos. Vamos con los primeros: el capítulo I (La Prehistoria), plasma detalles en exceso, innecesarios; donde las referencias concretas a la enfermedad de análisis insumen unos pocos párrafos. Con bibliografía intercalada entre múltiples datos o subtítulos, alguna menor, precaria, sintética o superada. Capítulo II (La Antigüedad), acá se puede reiterar lo dicho antes e interpola, un tanto caprichosamente, a la América Precolombina donde, con sorpresa, leemos esta afirmación: “El poblamiento de América del Sur ha tenido cuatro vías de acceso, una terrestre por el Istmo de Panamá (12.000 años a.C.) y tres marítimas, por el Pacífico, el Atlántico y el Antártico” (cfr. p. 125). Además, menciona las enfermedades transportadas por los europeos a América y elude tratar el asunto al reverso. Capítulo III (La Edad Media), presenta algunos anacronismos o bien, reclama del lector una buena formación histórica para comprender que se retrocede/avanza en los tiempos. Damos un ejemplo que, por otra parte, nos moviliza a reflexionar si esta afirmación es posible de aceptar: “El período griego es la fase de brillo de la medicina antigua. La tisis está completamente individualizada y definida como una enfermedad grave causada por una úlcera del pulmón y se manifiesta con tos, fiebre y adelgazamiento. El tratamiento ya tiene una base científica, la higiene y la

medicación” (cfr.: p. 201). Capítulo IV (Humanismo y Renacimiento), repite las generalidades anteriores y aún más, resultaría conveniente repensar algunos contenidos. Ponemos un ejemplo (en p. 247): 3. Los anatomistas pos-vesalianos y, a continuación, Nicolás Copérnico, insignificante pues el Copérnico-médico no reclama un espacio en la historia de la medicina. Cuando llega la tisis renacentista, acá, como en múltiples otras ocasiones, serían apropiadas algunas entradas de pie de página para no interrumpir el relato con datos que distraen del sentido general del apartado. Capítulo V (Siglo XVII. El Barroco), en medio de abrumadores datos, casi nada se dice de la dolencia que nos concentra. Capítulo VI (Siglo XVIII …), al aludir a la tuberculosis, hay una omisión casi imperdonable: la falta de relación entre su notable crecimiento y expansión con los cambios en los hábitos y costumbres de la población urbana europea, por la irrupción del primer momento de la revolución industrial y sus colaterales negativos, como puede ser el hacinamiento humano en habitaciones precarias. Además, con afirmaciones históricas no posibles

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menores. Tampoco hay referencia al caso argentino o a situaciones de la América postcolonial (a excepción de la p. 529). El resumen resulta superficial Recomendamos, en los aspectos formales: evitar el uso múltiple de negrillas, subrayados, las afirmaciones contundentes, el uso indiscrecional de mayúsculas/minúsculas, etc. No se hay espacio para la Liga Internacional de Lucha contra la Tuberculosis, las conferencias o congresos, la labor de la OPS y la OMS en este sentido, pues si bien los autores tiene libertad para elegir uno y no otro tema no pueden reiterar información suficientemente conocida o casi anecdótica y olvidar otra de gran valor. Aspectos positivos: el libro es un gran compendio que aborda un tema histórico/médico, concretamente la tuberculosis, en un largo y ancho espacio y en una dilatada temporalidad. Con buenas imágenes y un apéndice (o síntesis cronológica) aceptable y útil. Aún así, nos permitimos recomendar a los autores trabajar con mayor rigor el método histórico o pedir asesoramiento al respecto (si bien aclaran en la Presentación: “no somos historiadores”), desprenderse del anecdotismo o datismo, buscar explicaciones generales, reflexiones profundas, análisis comparativos y de interpretación y, para que resulte de estímulo a un lector argentino, no olvidar qué se ha hecho en este sentido en nuestro país. Inclinarse más hacia interpretaciones económicas, sociales, antropológicas, culturales. Hay cuestiones imposibles de omitir: las terapias en los sanatorios de montaña, los tratamientos con “baños de sol”, las hidroterapias, etc. También hay una bibliografía clásica (Coni, Gache, Bunge, Lozano, además de Vaccarezza, etc.) y otra más reciente, como la de Armus, que puede servir para encumbrar tanto esfuerzo.

de aceptar y a tal fin remitimos a la p. 351, sólo tomada a modo de ejemplo, La Revolución (francesa) logró: abolir la esclavitud en las colonias. Capítulo VII (Siglo XIX…), crónica con nula elaboración, más inserción permanente de detalles de escasa significación. Seleccionamos: El 25 de Mayo de 1810 la República Argentina rompe vínculos con España. El 9 de Julio de 1816 la República Argentina declaró la independencia en el Congreso de Tucumán; sólo desmerecen el trabajo central, en lugar de enriquecerlo. Capitulo VIII (El siglo XX…), reitera los detalles menores. Sólo elegimos uno al azar: “P.e. Yuri Gagarin -1961 y finalmente aterrizar en la luna/Armstrong, Aldrin y Collins- 1969-Apolo XI Se continuó…” (p. 438). Absurdo: ¿aterrizar en la luna? y de redacción confusa. Quien lee este tipo de libros, evita distraerse con minucias prescindibles. Otro anacronismo es referenciar a Juan Mendel en este segmento (p. 446). También leemos: “Antes de comenzar a describir la evolución de la enfermedad tuberculosa se debe aclarar que éste no es un libro de texto ni un tratado de tisiología, sino la evolución que ha seguido la tuberculosis a través de la historia de la medicina con sus fechas y los nombres de aquellos hombres que la estudiaron y la fueron desentrañando” (p. 457); se equivocan los autores, ya que no hacen una evolución de la tuberculosis, sino un intento de puntualizar a todos aquellos que de alguna manera o indirecta estuvieron próximos a su estudio y a desentrañar su origen y posible cura. Hay trazas no tratadas (y superabundancia de otras apostillas): como los niveles socio-económicos de la población que la padece, las políticas de Estado, las razones culturales y sociales, el imaginario occidental frente a esta enfermedad, el pasaje del concepto de no contagio a contagio y una multiplicidad de otros aspectos que deberían haber ocupado el espacio que se dio a crónicas

Norma Isabel Sánchez

Mis diversas existencias, Apuntes para una autobiografía Gregorio Klimovsky, Buenos Aires, a-Z, 2008. su lucha por los derechos humanos en la CONADEP. Hitler y el antisemitismo es un tema que no omite. Una buena parte de la historia universitaria argentina, como he dicho, sobre todo los avatares de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la que fue decano quedan plasmadas en estas páginas. Si queremos asegurar que se escribe la historia argentina en este texto, podemos mencionar el capítulo “La Argentina y el mundo que viví”, donde no trata muy bien a José Evaristo Uriburu quien, a mi juicio, inició los problemas que tuvo nuestro país. Para quienes hemos vivido los problemas universitarios

Aunque no muy adicto a las autobiografías, como confiesa Klimovsky en el prólogo de su mismo libro, este repaso de más de 50 años de la ciencia en la Argentina, con jugosas anécdotas sobre la política universitaria –con la respetuosa amistad después de las peleas en el Consejo Universitario con mi amigo Osvaldo Fustinoni– y la semblanza de figuras como Vicente Fatone, José Babini (mi maestro de historia de la ciencia), Risieri Frondizi, Manuel Sadosky (a quien, junto a su mujer Cora Ratto, dedica la obra), Rolando García, Jorge Alberto Sabato, entre muchos otros. No deja de glosar su pasado marxista, ni “la noche de los bastones largos” ni 29


desde la época de los rectorados de Olivera y Frondizi, la lectura de la autobiografía de Klimovsky nos trae recuerdos gratos y otros que, por la intolerancia y el dogmatismo, otros que lo no son. Como humilde reflexión le diría a Gregorio Klimovsky que no debería haber titubeado ni un solo minuto en escribir esta obra que queda como testimonio de un observador participante y agregaría, un observador de lujo. (Nota del Director: cuando este número se hallaba en preparación Gregorio Klimovsky, quien fuera en largo tiempo miembro del Comité de Honor de Médicos y Medicinas en la historia, falleció. Desde estas páginas queremos destacar nuestras condolencias por tan lamentable pérdida). Federico Pérgola

La revolución de las madres. El desafío de nutrir a nuestros hijos Laura Gutman, Buenos Aires, Del Nuevo Extremo, 2008 A poco de avanzar en la lectura de la obra, la autora nos dice: “nos nutrimos de pan y de amor”, concepto que atraviesa de manera permanente el sentido de los 11 apartados. Otro ítem que la define es su interés por hacer trizas el pre-concepto del valor “fundamental” de la leche de vaca para la alimentación humana (y compara esta afirmación occidental con la realidad, tan diferente, de las culturas asiáticas y africanas). Es bueno el contenido de la 2ª división: (Las improntas básicas nutritivas), que aborda a modo de sondeo, si bien por momentos reclama mayor hondura reflexiva. En la 3ª (El hambre emocional), presenta afirmaciones para meditar: “Hay familias en las que el afecto circula sólo a través de la enfermedad” (cfr. p. 86). Conoce bien los intersticios familiares y llega finalmente al hambre emocional en la infancia y la importancia de la nutrición sentimental en la adultez. (p. 107). En la 5ª (Sobre la leche de vaca) destaca aspectos negativos de su ingesta y afirma: (hay) “una cultura fuertemente instalada de que la leche de vaca es un excelente alimento para los niños. Sin embargo, es posible que esta creencia sea totalmente falsa” (p. 146) y completa con su aseveración de que es un paradigma de la cultura occidental, una cuestión –continua– de marketing, de publicidad, de comercialización y de imposición y la asociamos a los beneficios del calcio. La división 8ª (Bulimia y anorexia), la lleva a asegurar que el problema no es la comida sino el vínculo. La 9ª (El sobrepeso…) la autoriza a establecer un paralelismo entre llenarse de comida y la falta de presencia materna y, entre otros párrafos intere-

santes, leemos. “Las fiestas de cumpleaños de los niños tal como culturalmente se festejan hoy, son el indicador fehaciente del lugar que le otorgamos a la comida de plástico” (p. 254), dado que allí los pequeños se llenan de lo peor de la oferta gastronómica. Agrega sus consideraciones sobre el sedentarismo, la obesidad, la comida en la escuela. La división 11ª (La revolución de las madres), cierra este ensayo, bien escrito, donde la autora parece hablar desde su experiencia y mira al mundo desde su yo/nosotras. Un yo

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sensible que dice cosas que muchas mujeres hemos meditado y que ella lo expresa con buena pluma y un saber sobre lo que escribe, que le da autoridad. En resumen: no dice mucho más que lo que toda mujer -de un cierto

nivel cultural, esposa, madre y sujeto social- sabe; pero lo expresa de manera agradable. Norma Isabel Sánchez

Autobombo Hersch Coco Gerschenfeld, Buenos Aires, Zorzal, 2009. Esta es una de las autobiografías de los cerebros perdidos para el país por el golpe de Onganía de 1966. Marcelino Cereijido dice del autor, como aparece en su “Prólogo” del libro: “Estoy seguro que hasta el argentino que jamás ha oído mencionar su nombre una vez se pondrá orgulloso al enterarse que un paisano suyo ha sido uno de los científicos más brillantes del siglo XX”. Nacido en Rusia, desde los seis meses de edad Gerschenfeld fue argentino, visitó París y, desde la fecha citada al inicio y hasta su muerte ocurrida el 3 de julio de 2004, permaneció en Francia. Es un libro extraño. Aparenta ser divertido por su anecdotario jocoso pero, en el fondo, muestra con crudeza las mayores miserias humanas: petulancia, discriminación, avaricia, traición, engaño, etc., y lo hace sin eufemismos. Si se quiere refrendar esta especie sugiero que se lean las páginas de la Morgue del Hospital Fiorito. Puedo señalar cuatro partes perfectamente delimitadas: la primera de ellas, la de la integración de una familia judía en la sociedad argentina y la descripción detallada de rituales que me interiorizaron en muchos aspectos de sus costumbres; una segunda parte, donde Gerschenfeld se afilia al PC, actúa en la FUBA , es detenido y torturado durante el gobierno de Farrell y su posterior desencanto de cómo Rusia y Cuba ponen en práctica el marxismo; la tercera, un trozo de la historia de nuestra medicina, los estudios en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, el amor por las vitaminas de Pedro Barlaro y las reuniones musicales con los ampulosos discursos de Atilio J. Costa, la década del ejercicio médico en el Hospital Fiorito de Avellaneda y, la cuarta, un viaje a París con un año de permanencia, el regreso, la pelea

con Polak y la pasantía con Eduardo De Robertis, quien le consigue nuevamente trabajo en París. Gerschenfeld regresó nuevamente a la Argentina con su familia –Cuca, su mujer médica, y sus hijos Ana y Abel– pero las circunstancias que describo al inicio lo obligaron a retornar a París. Aquí termina su jugosa autobiografía. No continúa con el relato posterior pero prosiguió con sus investigaciones en neurobiología y fundó el Laboratorio de Neurobiología de la École Normale Supérieure. Federico Pérgola

Viva mejor su vejez Alberto E. Laurence, Buenos Aires, Dunken, 2008. las calorías en la alimentación prolonga la existencia tanto del hombre como de los animales sobre los que se experimentó. Aclara también que es el estado de nuestras arterias las que, en el fondo, mandan sobre nuestra calidad de vida a edades avanzadas. En uno de sus capítulos se mencionan las comunidades

El Dr. Alberto E. Laurence, miembro Emérito de la Academia Nacional de Medicina, ha publicado esta obra pequeña pero significativa sobre ciertos aspectos del envejecimiento del hombre. En ella resume, porque el mismo aclara que no participó en las investigaciones, observaciones tales como que la reducción de 31


con mayor número de longevos, y nombra tres: los japoneses de Okinawa, los Adventistas del Séptimo Día de California y los habitantes de Cerdeña (hace años publiqué en Geriatría Práctica un trabajo referido al síndrome de Cerdeña). Además de las conclusiones finales, Laurence se ocupa del matrimonio en la vejez. Fueron muchos los libros publicados por Alberto E. Laurence pero, omitiendo los estrictamente médicos, siempre recordaré Grandes figuras de la cirugía argentina. Federico Pérgola

Antropología médica, Teorías sobre la cultura, el poder y la enfermedad Ángel Martínez Hernáez, Barcelona, Anthropos, 2008. No hubiera necesitado Martínez Hernáez de que es doctor en Antropología de la Universidad de Barcelona, además de su importante currículum, porque este libro sería un perfecto indicador del excelente científico que es y que no solamente domina la materia que dicta sino también la filosofía y las ciencias sociales. En poco más de 200 apretadas páginas desarrolló un sinfín de ideas que, a mi entender, culminan en la Addenda que titula “Etnografía y promoción de la salud”, donde propone un modelo dialógico de intervención. Aboga por un enfoque etnográfico, utilizado en Brasil y Bolivia para mejorar la atención primaria con la participación activa de la comunidad. Apunta contra el modelo monológico, con información sobre la prevención de graves enfermedades no adaptada a las costumbres de las diversas etnias. También lo hace contra la unidireccionalidad de la información, que raramente llega a los marginales. “Toda relación de saber es una relación de poder”. Incluso reflexiona en forma inquietante: “En todos los casos, la orientación verticalista emerge como un invariable que mantiene su vigencia en el periodo colonial y que incluso se ha visto potenciada en nuestra época postcolonial por la progresiva delegación o <confianza> que las poblaciones han establecido con sus sistemas expertos”. Yo agregaría, hasta con la prédica de los medios de comunicación. Y el autor agrega un ejemplo que podría hasta denominarlo semántico en las favelas de Brasil que indicaría también el fracaso del modelo monológico. De ahí que proponga el modelo dialógico, bidireccional, en cierto modo algo parecido a la relación simétrica entre profesionales y los

grupos sociales, es decir con participación activa. Los capítulos, que no menciono deliberadamente para no extenderme más, se ocupan de la ciencia y las creencias, genes y enfermedades, símbolos y teorías culturales de las afecciones, salud y capitalismo, etc. Reflexiones que, en virtud e la explosión demográfica, las dificultades de la tecnomedicina para generalizarse y llegar a los más pobres, como la extensión de las endemias a que nos somete el cambio climático, deben ser tenidas en cuenta. Texto recomendable. Federico Pérgola

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Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX

Laura Pérgola y Federico Pérgola

Fabricio D’Acquapendente Jerónimo: Acquapendente 1533 o 1537 - Padua 1619. En 1562 reemplazó a su maestro Falopio como demostrador de anatomía y en 1565 tuvo a su cargo la cátedra afín en la ciudad de Venecia donde conoció a William Harvey. Se le atribuye el descubrimiento de las válvulas venosas aunque no precisó su significado y fue justamente Harvey quien desentrañó su naturaleza. Sus estudios sobre embriología fueron notables para la época: analizó los órganos animales que no se habían estudiado en los humanos y fue un adelantado en la anatomía comparada. Aplicó a la fibra muscular el concepto de movimiento local, que luego fue ampliado por los yatromecánicos. Obra: Pentateuchos chirurgicum (Francfort, 1592); De visione, voce, auditu, tractatus (Venecia, 1600); De formetu foetu (Padua, 1600); De venarum ostiolis (Padua, 1603); De muscoli artificio, de ossium articulationibus (Vicenza, 1614); De respirationis et ejes instrumentis (Padua, 1615); De gula, ventrículo, intestinis (Padua, 1618); De formatione on et pulli (Padua, 1618). Falopio Gabriel: Módena 1523 - Padua 1562. Estudió en Módena pero la abandonó por la carrera médica. A los 22 años fue maestro de medicina en Ferrara. En 1548 ocupó una cátedra en Pisa y en 1551 fue profesor de cirugía, anatomía y botánica en Padua, donde lo hizo en la misma cátedra que Vesalio honrara una década antes. Falopio efectuó demostraciones anatómicas públicas. A pesar de las críticas respetuosas a su maestro, siempre habló de Vesalio con gran admiración. Realizó innumerables descubrimientos, sobre todo, en el aparato auditivo humano: descubrió el acueducto vestibular, el caracol óseo y la cuerda del tímpano y dio a la membrana timpánica la denominación que tiene en la actualidad. También describió algunos detalles de los músculos palatinos y del nervio glosofaríngeo. Como mejora a los aportes vesalianos pueden citarse la demostración de que las arterias cerebrales no desembocan en el seno y la observación del engrosamiento cervical y dorsal de la médula espinal. Mostró superioridad a Vesalio en la descripción de los órganos sexuales femeninos las trompas uterinas aún hoy llevan 33

Falopio Gabriel su nombre. Homologó al clítoris con el pene. Fue un hábil cirujano y un excelente botánico. Obra: Oservationes anatomicae (Venecia, 1561); De metabillus et fossilibus liber (Venecia, 1564); De morbo gallicotractatus (Venecia, 1564); De simplicibus medicamentis purgantibus (Venecia, 1566); Opucula varia (Venecia, 1566); Expositio in librum Galeni de ossibus (Venecia, 1570); De compositione medicamentorum (Venecia, 1570); De humani corporis anatome compendium (Venecia, 1571); Lectines de partibus similaribus humani corporis (Nuremberg, 1575); Opera omnia (Francfort, 1600); Opera genuina omnia (Venecia, 1606). Fantoni Juan: Turín 1675 - ? 1758. Protegido de Victorio Amadeo II, asistió y aconsejó al duque Carlos Emmanuel. Gran anatomista que adquirió experiencia recorriendo las universidades más famosas de Europa para luego volcar sus conocimientos en la cátedra de anatomía de Turín. Obra: Anatomia del corpo umano. Fanzago Luis: ? 1764 - ? 1836. Se dedicó a la anatomía patológica. Fedeli Fortunato: Sicilia 1550 - ? 1630. Se lo recuerda como uno de los fundadores de la medicina legal por su libro De relationibus medicorum libri quator, in


quibus ea omnia quae in forensibus ac pubblicis causis medici referre solent plenissime traduntur.

Flarer Francisco: ? 1791 - ? 1850. Cirujano y profesor en Pavía.

Feliciani Alceo: ? 1810 - ? 1879. Profesor de cirugía, legó una importante colección de instrumentos quirúrgicos de la época. Entre sus opúsculos y monografías se destaca una sobre cirugía plástica.

Forlanini Carlos: Milán 1847 - Pavía 1918. En época previa a la antibioticoterapia, combinada luego con quinioterápicos, Forlanini introdujo el uso del neumotórax artificial para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar. Este método se usó durante el primer medio siglo XX con buenos resultados.

Feliciano Juan Bernardino: Venecia circa 1490 - ? 1551. Conoció las lenguas antiguas. Enseñó retórica en su ciudad natal, luego se doctoró en medicina y se volcó al estudio de la anatomía. Obra: Liber sextus de Chirurgia, De anatomia matricis, De foetum formatione. Ferrara Camilo o Gabriel: ? Siglo XVI - ?. Cirujano que ejerció en Milán y abrazó la orden monástica, de ahí que cambiara su nombre Camilo por el de Gabriel. Fue uno de los primeros en aconsejar abrir la duramadre para permitir la salida del líquido cefalorraquídeo a presión. Obra: Nuova selva di chirurgia. Ferrari Juan Mateo: Grado ? - Pavía 1480. Se inició en Milán y luego fue profesor en Pavía donde fundó su hospital. Además donó su casa para que fuera utilizada como colegio. Recibió una gran influencia árabe y es probable que haya sifo el primero en describir anatómicamente a los genitales femeninos. Se dedicó a la dietética y a la higiene. Obra: Practicae pars prima et secunda, vel Comentarius textuales cum ampliationibus et additionibus materiarum in nonum Rhaziz ad Almanzorem (Pavía, 1497); Exposiciones supra vigesiman secundam sententiae Canonis Avicennae (Milán, 1494); Consiliorum secundum vias Avicennae ordinatorum utile repertoriorum, additis antiquissimi medici Rabbi Moysis de regimine vital quinque tractatibus (Venecia, 1514). Filone: Tarso de Cilicia - inicios de la era cristiana. Inventor del célebre antídoto denominado Filonio, electuario compuesto de miel, opio y otros ingredientes calmantes y aromáticos. Filone: Siglo II. Lo nombra Plutarco. Fioravanti Leonardo: Bolonia, siglo XVI - Bolonia 1588. Ejerció en Palermo y en otras ciudades del sur de Italia. En 1546 se trasladó a África y obtuvo un gran prestigio, por lo cual Bolonia le otorgó los títulos de doctor, caballero y conde. Inventó el bálsamo denominado “trementina”, al que le atribuía propiedades milagrosas. Obra: Del regimentó della peste (Venecia, 1565); Li capricci medicinali (Venecia, 1570); Il tesoro della vita umana (Venecia, 1570); Il compendio dei secreti razionali intorno alla medicina, cirugia et alchimia (Venecia, 1571); La fisica divisa in quatro libri (Venecia, 1582). Fiorito Agustín: Mazzara, Sicilia ? - ? 1590. Autor de Topografia di Mazzara.

Foscarini Jaime: Dolo 1810 - ? 1880. Durante 20 años fue inspector-médico de las Termas Eugenias. Se ocupó y dejó obras sobre la fiebre miliar y la eficacia (?) del tratamiento de la hidropesía. Trabajó en el Hospital de las Termas de Abano. Fossati Juan: Milán o Novara 1786 - París 1874 o 1876. Cursó sus estudios médicos en Pavía y adquirió prestigio durante la epidemia tífica de 1817. En 1820, debió abandonar Italia a causa de sus ideas políticas y se estableció en París, donde estaban en pleno auge las teorías del frenólogo Gall, de quien fue partidario. Al morir éste –en 1823– Fossati realizó la autopsia y pesó su cerebro. Donó sus colecciones médicas al Museo Cívico de Milán. Fue presidente de la Facultad Frenológica de París. Obra: Dell’epilepsia (1826); De l’influence de la physiologie sur les sciences, la littérature et les arts (París, 1828); Manuel pratique de phrénologie (París, 1845). Fracanzano o Francanciano Antonio: Vicenza siglo XV - Padua 1569. Cursó sus estudios médicos en Padua, donde fue –desde 1529– profesor de Lógica y, desde 1539 hasta 1546, de Medicina Teórica y, posteriormente, de Medicina Práctica. Abandonó una cátedra en Bolonia para regresar a Padua donde finalmente murió. Se dedicó a las enfermedades venéreas. Obra: Concilia medica (Francfort, 1598): Lectiones practicae (Ulm, 1676). Fracassati o Fracassato Carlos: Bolonia siglo XVII. Anatomista. Profesor de las Universidades de Bolonia y Pisa. Junto con Malpighi realizó investigaciones sobre la inyección de sustancias medicamentosas en las venas de los animales, con resultados negativos. Obra: Prolectio medica in aphorismos Hippocratis (Bolonia, 1569); Dissertatio epistolita responsoria de cerebro ad Marcellum Malpighium in Malpighi et Fracassati letras anatomicarum epist (Bolonia, 1565). Fracassini Antonio: Verona 1709 - ? 1777. Discípulo de Hoffman. Integró varias academias. Obra: Tractatus teorético-practicus de febribus (Venecia, 1750); Natura morbi hypochondriaci ejusque curationis mecánica investigatio (Verona, 1756).

Médicos & Medicinas


UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE MEDICINA DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES MÉDICAS XIXª JORNADAS DE HISTORIA DE LA MEDICINA Viernes 30 y sábado 31 de octubre de 2009 Organizadas por el Ateneo e Instituto de Historia de la Medicina Director: Prof Consulto Adj Dr Federico Miguel Pérgola

A NOVENTA AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL INSTITUTO DE FISIOLOGÍA (FM, UBA) POR EL PROF DR BERNARDO A HOUSSAY Comité de Honor Prof Emérito Dr Alfredo P Buzzi (Decano de la Facultad de Medicina) Académica Dra Christiane Dosne Pasqualini (Miembro de la Academia Nacional de Medicina) Académico Prof Dr Manuel Luis Martí (Miembro de la Academia Nacional de Medicina) Prof Dr Ángel Alonso (Presidente de la Sociedad Científica Argentina) Académico Dr Juan José Cresto (Presidente de la Academia Argentina de la Historia) Prof Dr Florentino Sanguinetti (Dir. del Museo del Hospital de Clínicas de Bs As) Prof Dr Orestes Siutti (Dir. del Museo de la Facultad de Odontología de la UBA)

PROGRAMA Tema central: Los discípulos y la ‘Escuela’ de Bernardo A Houssay Plan de actividades Viernes 30 de octubre de 2009 9:30 hrs. Acreditación de los participantes 10 hrs. Bienvenida Palabras inaugurales: Dr Luciano Di Cesare (Director Ejecutivo del INSSJyP), Prof Dr Alfredo P Buzzi (Decano FM, UBA), Prof Dr Federico M Pérgola (Director del Ateneo e Instituto de Historia de la Medicina)

Comité Ejecutivo Presidente: Prof Consulto Adj Dr Federico M Pérgola (Dir. del Ateneo e Instituto de Historia de la Medicina) Vicepresidenta: Prof Dra Delia Outomuro (Dir.a del Departamento de Humanidades Médicas) Secretarios Prof Lic Norma Isabel Sánchez (Jefa de Investigaciones del DHM) Médico Carlos C Castrillón (Sec. de Educación Médica) Vocales Dra Norma Acerbi Cremades (Dir.a del Museo de Historia de la Medicina, UNC) Dra Andrea Actis (JTP, Cátedra de Bioética, FM)

10:30 hrs. Mesa redonda Historia de la Enseñanza Médica Presidente: Prof Dr Juan Carlos Stagnaro. Secretaria: Médica Amalia Bores. Panelistas: Prof Dr Antonio de los Santos, Médica Laura Moratal Ibáñez, Prof Dr Abel L Agüero 11:30 hrs. Mesa de temas libres Presidente: Dr. Juan A Seda Secretaria: Marina Soto 12:30 a 14 hrs Receso 14 hrs. Mesa redonda Historia de la Bioética Presidente: Prof Dr Delia Outomuro Secretaria: Lic Lorena M. Mirabile Panelistas: Prof Dr José A. Mainetti

Médica Amalia Bores (Sec. Sociedad Argentina de Historia de la Medicina) Médica Inés Bores (Sec. Sociedad Argentina de Humanismo Médico) Prof Dr Alfredo Eugenio Buzzi (Presidente de la Sociedad Argentina de Humanismo Médico) Lic María Teresa Di Vietro (Dir.a de la Biblioteca, FM) Agustín García Puga (Miembro de Honor de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico) Prof Lic Laura Pérgola (Editora de la revista Médicos & Medicinas en la Historia) Dr Adolfo Héctor Venturini (Asociación de Anestesia, A y R de Bs As)

Dr Pedro Saracho Cornet Prof Dra Marta Fracapani Prof Dra Alcira Bonilla 15 hrs. Mesa de temas libres Presidente: Dr Leopoldo Acuña Secretario: Médico Alejandro Rodríguez 16 hrs. Mesa redonda Los discípulos y la ‘Escuela’ de Bernardo A. Houssay Coordinador: Prof Dr José Milei Panelistas: Dra Christiane Dosne Pasqualini, Prof Dr Ricardo R Rodríguez, Prof Dr Paladini, Prof Dr Alberto Solari 17 hrs. Mesa de temas libres Presidente: Dra Norma Acerbi Cre-

mades. Secretario: Lic María Luisa López Sábado 31 de octubre de 2009 10 hrs. Mesa de temas libres Presidente: Dr Adolfo Venturini Secretario: Sr Agustín García Puga 11 hrs. Mesa redonda Historia de la Investigación Médica Presidente: Prof Dr Alfredo Eugenio Buzzi, Secretaria: Lic Beatriz Kennel Panelistas: Prof Dr Alberto José Carli, Prof Dr Roberto Sica, Prof Dr Daniel Sordelli 12 hrs. Entrega de Premios Palabras de cierre Médico Carlos C. Castrillón

Lugar del encuentro: Unidad Asistencial Por Más Salud Dr César Milstein (INSSJyP). Aula Central. La Rioja 951 - CABA - e-mail: jor.hist.medicina@fmed.uba.ar


E

n 1537 apareció la obra –cuya tapa reproducimos– Anatomía de Johannes Dryander. Es de hacer notar que, en el siglo XVI, se introduce el estilo renacimiento en el arte tipográfico alemán que no fue adoptado fielmente en el sentido estético sino que tuvo características góticas. La fuerte personalidad de este autor queda reflejada en la fuerza de su obra y tuvo el privilegio de haber sido el primero en enseñar anatomía en Marburgo. La ilustración tiene una condición común en esa época: la representación simultánea de Eros con

Tanatos (la mujer desnuda junto con el cadáver). “Contiene gran cantidad de elementos italianos, columnas corintias, guirnaldas de acanto y representaciones mitológicas, como Hércules que mata al león y vence al caco, y la historia de Píramo y Tisbe, pero todo ello está traducido a la ampulosidad alemana de formas. Por lo demás es muy posible que la orla de esta portada estuviera destinada en un principio para otro libro y el editor echó mano de ella, cosa que ocurría frecuentemente” (Antiguas obras ilustradas de medicina, Buenos Aires, Actas Ciba, 10/1948).


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