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LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN LA ESTRATÉGICA ÁREA DEL DIAGNÓSTICO MÉDICO

LA SUSTITUCIÓN

DE IMPORTACIONES EN LA ESTRATÉGICA ÁREA DEL DIAGNÓSTICO MÉDICO

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Más allá del modelo económico del momento, la disponibilidad de insumos y productos que no son fabricados en el país y que cubren necesidades básicas en la población son suficiente justificativo para que se implemente una política de sustitución de importaciones de los mismos. En este sentido el sector productivo a ser llamado a cumplir un rol protagónico en el desarrollo de una tecnología crítica con sello nacional, son las pequeñas y medianas empresas -Pyme- por las características de su dinamismo, capacidad emprendedora y su tendencia a la innovación. Uno de los sectores estratégicos que requerirán un proceso industrial de sustitución de importaciones es el de los insumos y productos destinados al diagnóstico y tratamiento médico. En un país emergente como el nuestro, con recursos técnicos y científicos de prestigio internacional, no puede tener cabida la dependencia tecnológica y el gasto innecesario de insumos y productos que pueden tener fabricación nacional a calidad internacional. Hoy nadie discute que una salud de prevención es el mejor camino social para enfrentar las potenciales enfermedades que pueden ocurrir. Estimaciones internacionales señalan que por cada un 1% que se invierte en diagnóstico

clínico se reduce en un 5% el gasto global para combatir las enfermedades en el sector salud.

Vivimos un mundo de cambios y de desafíos constantes y la Argentina, no escapa del problema mundial que acusa un gasto creciente en el sector salud. La respuesta a este dilema es gastar en lo que realmente se necesita. El mercado argentino de reactivos de diagnóstico clínico (DIV) ronda los 150 millones de dólares anuales. Argentina importa alrededor del 65% del mercado total (más de 100 millones de dólares anuales), donde cerca del 70% de los productos son importados por unas pocas empresas de origen multinacional. Los productos que se importan son en su mayoría los reactivos de diagnóstico para la mediana y alta complejidad de los análisis clínicos. Considerando que el 64% de la información relacionada con un paciente proviene de tests diagnósticos y más del 75% de las decisiones en el diagnóstico y el tratamiento de un paciente se toman en base a resultados de laboratorio, los reactivos de diagnóstico “in vitro” (DIV) para análisis clínicos requiere una mención especial. Creemos que lo relevante es que estos productos que no se fabrican en la República Argentina, señalan una explícita problemática de dependencia tecnológica y un mayor gasto en manos de pocos proveedores importadores. (es destacable que la demanda mundial de productos para diagnóstico clínico crece en forma constante desde hace varios años a un ritmo que se mueve entre el 5% al 8% anual). El 80% de la industria mundial de los reactivos DIV se halla concentrada en 15 compañías líder. El crecimiento anual de estas empresas pueden llegar a un 12% promedio. En sintonía con la reciente Ley 26.688 que declara de interés nacional la investigación y producción pública de productos médicos entre otros, entendiendo a los mismos como bienes sociales, el Sr. Guillermo Gómez Galizia, Presidente de “GEPROC SA.”, empresa de “Gestión en la Producción del Conocimiento”, considera que el proceso de sustitución de importaciones

cumple un rol estratégico en insumos y productos que son críticos para la salud pública y propone a todos los actores competentes, impulsar un “polo de desarrollo y fabricación nacional de reactivos de diagnóstico clínico” que libere el empleo de todas nuestras fuerzas científicas, tecnológicas y productivas focalizados a este sector.

La Argentina tiene el potencial para implementar estos emprendimientos con una integración pública – privada, donde unan recursos la Universidad, las organizaciones intermedias, el sector público y el sector empresarial productivo. Bajo este marco, se propicia superar una asignatura pendiente de los proveedores argentinos de salud: fomentar e implementar la fabricación nacional de Reactivos de Diagnóstico DIV pertenecientes a la mediana y alta complejidad de los análisis clínicos, críticos y necesarios para el diagnóstico de enfermedades que son prioritarias en la Argentina, incluyendo aquellos que puedan incorporarse desde el exterior por asociación o transferencia tecnológica. Hoy, la ejecución nacional de proyectos biotecnológicos para uso clínico es una potencial realidad para toda una línea de reactivos para la mediana y alta complejidad de los análisis clínicos que son útiles en el campo de la endocrinología, la oncohematología y el control terapéutico de los pacientes con HIV/Sida. Ejemplo de ello es el convenio firmado entre GEPROC con las unidades de investigación y desarrollo de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional del Litoral, para emprender el “Desarrollo de Productos para la Detección Inmunométrica de Hormonas y otros biomarcadores presentes en la sangre humana”. Este programa se ha iniciado en el año 2011 para el desarrollo de un kit reactivo para determinar la hormona madre de la glándula tiroides o la hormona tirotrofina -TSH-, examen incluido en el Programa Médico Obligatorio (P.M.O.) y que no se fabrica en el país como el resto de las otras determinaciones hormonales incluidas en el programa. Este proyecto, que fue beneficiado con un subsidio ANR600 del FONTAR-ANPCyT constituirá la base de una plataforma biotecnológica que impulsará el desarrollo de todo el perfil bioquímico de la tiroides y un listado de productos de importancia para la endocrinología clínica. En el país, este estudio es de útilidad diagnóstica y monitoreo terapéutico para dos milllones de argentinos que están afectados por hipotiroidismo clínicos y subclínicos así como en menor grado de hipertiroidoismos y de tiroidectomías. Se hallan en etapa de desarrollo inicial reactivos similares para leucemias y otros de importancia en salud pública, que nos permitirían disponer de reactivos nacionales de vanguardia en biología molecular y nanotecnología clínica. Asimismo y a través de un Convenio con la empresa CIMAB SA. de la República de Cuba, se esta avanzando en un Consorcio para la fabricación nacional de anticuerpos monoclonales conjugados anti CD3, CD4, CD8 y CD45, que mediante el método de la citometría de flujo son de importancia para la detección de marcadores leucocitarios de pacientes con HIV/Sida y otras inmunodeficiencias. Es para destacar que según los organismos internacionales, la Argentina posee una población potencial calculada en 130.000 pacientes que debería ser controlada y tratada por HIV/Sida. Hoy los equipos y reactivos para ello son todos importados. En este marco y con la herencia que nos ha legado nuestro premio Nobel, el Dr. César Milstein y de los muchos científicos que siguen desarrollando nuevas técnicas para aplicaciones clínicas, no hay excusas para focalizar los emprendimientos que se requieran en el sector de reactivos con mayor crecimiento, que es el diagnóstico por biología molecular y la nanotecnología para uso clínico. Por ello nada justifica que este tipo de proyectos permanezcan como una asignatura pendiente. Sustituir la importación de los reactivos biotecnológicos DIV de importancia diagnóstica para nuestro sector salud, no solo significan un ahorro importante en costos comerciales innecesarios, sino que agregan valor a nuestra ciencia y tecnología, es un proceso promotor en la generación de empleos y cumplen un rol estratégico en las acciones de prevención al permitirnos ver más allá de la punta del iceberg de la enfermedad, evitando la gran masa de gastos que implican su tratamiento tardío. Son tiempos de integración y de unir recursos con todas nuestras fuerzas científicas, técnicas y empresariales. Sabemos que la Argentina puede y debe impulsar un polo de desarrollo para la fabricación nacional de reactivos biotecnológicos para diagnóstico clínico. Es nuestra visión. Es nuestra responsabilidad social con la salud pública. el proceso de sustitución de importaciones cumple un rol estratégico en insumos y productos que son críticos para la salud pública y propone a todos los actores competentes, impulsar un “polo de desarrollo y fabricación nacional de reactivos de diagnóstico clínico” que libere el empleo de todas nuestras fuerzas científicas, tecnológicas y productivas focalizados a este sector.

Comentario de libros

Encuentros con Mario Bunge

Raúl Serroni Copello, Buenos Aires, Adip, 2011 (2º edición)

No conocí personalmente a Mario Bunge. Pero las casualidades si las hay, las hay. Terminaba de leer Provocaciones, el último de sus libros en editarse en Buenos Aires, aunque se trata de un decir ya que es una compilación de sus habitualmente artículos CRÍTICOS (así, con mayúsculas), cuando tuve el placer de conocer a Serroni Copello. Huelga decir que quedé deslumbrado por su cultura y su humildad. Y más aún, cuando leí el libro que comento y que generosamente me obsequió, me llamó la atención su diálogo mano a mano, sin relación asimétrica como diría Foucault, con un interlocutor que no parece fácil. Este libro es un gustoso paseo por la elite intelectual argentina: Houssay, Gaviola, Sadovsky, Sábato, entre muchos otros que se entremezclan con figuras mundiales. En cuanto a lo que atañe a los historiadores de la ciencia existe un pasaje al que no puedo abstenerme de transcribirlo: “Después conocía a los historiadores de la ciencia Aldo Mieli y José Babini. En el 42, antes de que llegara mi maestro Guido Beck, Mieli me mandó llamar y fui a Santa Fe varias veces; tanto él como Babini pensaban que me tenía que dedicar a la historia de la ciencia, creo porque yo había escrito unas cositas miserables para la revista de la Academia Internacional de Historia de la Ciencia. A Mieli no le gustaba dar clases y se resistía a aprender castellano porque no quería perder tiempo, y Babini era profesor de matemática; entonces necesitaban un profesor de historia de la ciencia y alguien que lo sucediera a Mieli, por lo que pensaron en mí. En esos viajes empezaron a formarme y a decirme que tenía que leer esto o aquello para discutirlo con ellos. Me hicieron dar mi primera conferencia universitaria en la Universidad del Litoral, cuando yo todavía era estudiante” (página 90). Para luego agregar: “Bueno, ya era bastante viejito: tenía 24 años. Yo era una especie de estudiante crónico…, estaba metido en muchas cosas. En esa época tenía una empresa de construcciones, todavía estaba en la Universidad Obrera Argentina…” Serroni Copello tampoco fue un entrevistador fácil. Ha

bía leído y analizado profundamente los escritos de Bunge y, en algunas oportunidades el diálogo alcanzó momentos elevados de tensión intelectual. Ante una pregunta incisiva, Bunge hace una defensa (levemente apasionada) de la epistemología (página 129) y, más adelante, expresará; “La epistemología hace de puente entre las ciencias y las humanidades. Otro puente es la historia de la ciencia”. Estaba aseverando aquello de Snow, de mediados del siglo XX, que abogaba por un “casamiento” entre las ciencias duras y las disciplinas blandas. Ciencia y humanidades. En todo el “encuentro” se advierte un fuerte entusiasmo por la epistemología y, por parte de Bunge, un evidente desagrado por el psicoanálisis. En un pasaje de la entrevista sostiene que debería excluirse la enseñanza de la his

toria, que tomo como una boutade. El libro finaliza con una breve nota de Mario Bunge que titula “Lo que no llegó a la grabadora” donde, además de elogiar a Serroni Copello, recrea su adolescencia. Recuerda a sus amigos, “muchachos de la calle” (no con la connotación actual), trabajadores y buenas personas. Antes del “Índice de nombres”, se incluye la lista de los 138 libros que tenía publicados hasta 2010. Creo que es un libro imperdible, de alto vuelo, interesante y muy bien escrito. El mérito es de ambos y a mi juicio en el dibujo de la tapa la lámpara de la inteligencia debería estar en las dos cabezas porque bien lo dice el título, es un encuentro pero entre dos intelectuales.

Norma Isabel Sánchez y Federico Pérgola, Buenos Aires, Sociedad Científica Argentina, 2011.

Sarmiento, el quijote de la pampa argentina

Las obras completas de Sarmiento abarcan 52 o 53 tomos según la edición; estamos hablando de miles de páginas a las que se deben sumar los cientos de miles escritas en su homenaje, no solo en nuestro país sino también en el exterior. Ante tal monumental obra es preciso encontrar un resquicio por donde penetrar en ese frondoso bosque y algún sitio no mencionado. Creemos que es una tarea imposible y ante tamaña empresa, los autores inteligentemente decidieron encarar la vida de este genio desde un ángulo que representa un verdadero aporte para los interesados en su obra: un resumen histórico-bibliográfico. Lograr, en 171 páginas, sintetizar de manera amena y profunda la vida y obra de Sarmiento exigía una mirada inteligente y muy versada en el tema y, para ello, nadie mejor que dos historiadores, autores de numerosos libros, con una trayectoria jalonada de premios, uno de ellos, este libro. La licenciada Sánchez, además de su condición de historiadorta y profesora Regular Adjunta del Departamento de Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y el profesor doctor Pérgola, director del mismo, han logrado su objetivo. Sarmiento fue muy riguroso con un tema que ocupó prácticamente toda su vida: la educación. En un pasaje de Educar al soberano, escribió: “La República de las mayorías ignorantes es el espectáculo con se propone dejar pasmado al mundo”. Hoy, considerando la escasa cantidad de lectores en nuestro continente –nos referimos a la lectura que instruye y no los pasatiempos– tal cual se puede apreciar por la cantidad de libros editados y vendidos, comprenderemos sus proféticas afirmaciones basadas en la realidad de su momento histórico. El prólogo del doctor Jorge Reinaldo Vanossi corrobora estos conceptos y el tratamiento del tema por los autores permanentemente hace hincapié en el gran mal de nuestra época, la incultura. La descripción del hombre, del político y realizador, del educador y escritor, del defensor de la enseñanza gratuita y laica, del presidente, de su política exterior, de su preocupación por la salud de la población, su intimidad y recuerdos, la austeridad de sus viviendas, sus enfermedades, su muerte, su iconografía, títulos de los capítulos

Federico Pérgola

que integran este volumen, son una clara y exhaustiva exégesis que representa una ayuda invalorable como material de consulta. Como dicen los autores en el epílogo: “Extraño personaje: un quijote de la pampa argentina. Adoptó los ideales que consideraba justos y avanzó, con la palabra escrita, el ejemplo, hacia los molinos de viento que, más de una vez, lo dejaron maltrecho; sin que, por la adversidad y la dureza de la oposición, desistiera del propósito prístino: ayudar a construir una nueva Nación”.

Agustín F. García Puga

Federico A. Marongiu, Buenos Aires, Edimed, 2011

Federico Marongiu ha abordado una tarea difícil por lo intrincada y la gran cantidad de protagonistas pero tengo que adelantar que ha salido airoso, es más, se ha lucido introduciendo capítulos que después describiré. Resuenan en mi mente las palabras de Letamendi: “quien solo medicina sabe ni medicina sabe”. Marongiu ha demostrado que no le es ajena la evolución de nuestra ciencia y, sobre todo, aclara conceptos que muchos que la ejercen no tienen en claro. Los capítulos de la primera parte de la obra (dividida en dos) tienen la clásica división histórica en edades antigua, Media, moderna y contemporánea con un tratamiento formal pero con una cuidadosa mención de la mayor parte de los médicos que hicieron su aporte para el avance de la medicina. La segunda parte, a mi juicio, es más jugosa y elaborada. Demuestra que al autor le sobran lecturas. Así acomete con teorías, concepciones y sistemas (hace un repaso de las hipótesis sobre las enfermedades a través de los años); hospitales y universidades; historia del estudio clínico del paciente; historia de los elementos auxiliares del diagnóstico; historia de las especialidades de la Clínica Médica; historia de la Medicina Interna y cronología de la Medicina Interna. Resulta interesante apreciar la diferencia que Marongiu establece entre la Clínica Médica y la Medicina Interna que, a mi entender, resulta endeble en su concepción. No

obstante, es su opinión y merece el mayor respeto. Algo más que habla bien de Federico Marongiu: el reconocimiento y el cariño hacia el recordado clínico Carlos Reussi. En época de desagradecidos es una actitud loable.

Federico Pérgola

Historia de la fiebre hemorrágica argentina. Imaginario y espacio rural (1963-1990)

Graciela Agnese. Rosario, protohistoria Ediciones, 2011.

Este libro es el resultado de la tesis doctoral de la autora, presentada en la FM/UBA. Desde el título se advierte la presencia del método histórico (nos ubica en tiempo y espacio) y continúa en la equilibrada organización de los capítulos. En el prólogo delinea las dos etapas de la enfermedad: entre 1943 y 1962 (temática objeto de la tesis) y entre 1963 y 1990, cuando tiene lugar la extensión geográfica de la dolencia. Hace una primera presentación de dos investigadores claves, Julio Maiztegui y Armando Parodi. En el capítulo I, El Mal de O´Higgins, con un buen aparato erudito (que continúa en los siguientes), mapa regional y cuadro de morbiletalidad por edad, pasa revista a los primeros médicos que dieron cuenta sobre la novedad e investigadores (en gran medida representantes de la Facultad de Medicina, de la UBA), sin olvidar a ciertos políticos del área de salud que no permanecieron indiferentes. En el II, identificado: Como una mancha de aceite… Extensión de la virosis y surgimiento del Centro de Estudios, se aboca a lo anunciado y enumera el accionar de Maiztegui, Julio Barrera Oro y algunos más. El III, Entre controversias científico-medicas y movilizaciones populares, señala los pasos de Parodi y su equipo, los nuevos conocimientos científicos (hasta el proyecto y desarrollo de la vacuna XJ Clon 3 -1968-75-) y las publicaciones específicas que dieron espacio a sus trabajos. El IV, titulado: Maiztegui, Barrera Oro y una vacuna…, aporta nuevos testimonios de la labor de un grupo de investigadores (a lo que agrega la colaboración de unos cuantos profesionales locales y de centros de estudios extranacionales), hasta la vacuna Candid (1976-90). Detalla las ciudades donde funcionaban centros de información, diagnóstico, tratamiento y bancos de plasma. El V, El Mal de los Rastrojos…, obviamente, ahonda en información y concluye: “a fines de 1990, se puso corroborar la validez de la vacuna al conocerse los resultados del estudio a

campo abierto”. Incorpora apropiados anexos. El VI, De peones, médicos, investigadores y vacunas. Análisis del rol de la prensa escrita…, ilustra sobre los periódicos zonales que daban cabida a la problemática, sin olvidar a los de alcance nacional (o, por lo menos, capitalinos) y, otros provinciales; detalla algunas otras publicaciones menores (folletos, notas de difusión, etc) y revistas. Llegamos a las conclusiones: es una justa síntesis de lo expresado en las anteriores 152 páginas. Incorpora unos anexos complementarios. El relato es claro, sin elogios y/o adjetivaciones innecesarias. Recomendamos su lectura, en particular entre los cautivados por este tipo de asuntos (no de enfoque médico, sino histórico/social). Norma Isabel Sánchez

El hijo de la epidemia

A. J. S. Rodríguez, Buenos Aires, edición del autor, 2011

No hubiera comentado este libro si se tratara simplemente de una novela. Es, desde ya, una historia novelada pero es tan jugosa en componentes históricos de esa tan importante epidemia de fiebre amarilla que cambió las características de nuestro Buenos Aires que, esta obra del profesor Solari, que se oculta bajo el seudónimo de A. J. S. Rodríguez –su nombre y su segundo apellido– tiene dos elementos que la hacen única: una lectura agradable y datos históricos que escapan pocas veces de la realidad. Las características de un libro de esta naturaleza pueden ser útiles para la historia de la medicina o constituirse en un pasatiempo donde la ficción supere y oculte la realidad. Aquí no ha pasado esto último; es un relato novelado pero ajustado a lo sucedido históricamente que deberían conocer muchos argentinos porque esta epidemia y la visión de los gobernantes iniciaron lo que podríamos llamar la sanidad en el país que solamente conocía la sanidad militar de las luchas por la Independencia, de las guerras intestinas y de las depredaciones que nos llegaban del exterior. La obra consta de dos partes y cada una de ellas en distintas fechas correlativas. La primera, desde que arriba a nuestro país una pareja de inmigrantes italianos, el 20 de octubre de 1870; la segunda –más breve–, narra la vida del descendiente de estos en la década del 30 del siglo pasado. Sin embargo, se enlaza con figuras de nuestra facultad (obviamente, la única de medicina que existía en Buenos Aires) y así aparecen los nombres

de Rodolfo Kraus, Cirio, Chistofredo Jakob, Eduardo Wilde, entre otros y el sabio naturalista italiano Clemente Onelli. Se lee con placer y, además, enseña.

Alfredo Buzzi y Federico Pérgola. Bs As, Ediciones Médicas del Sur, 2011

El propósito del pequeño impreso está dicho en el título y sus responsables son el Decano y Secretario de Desarrollo Docente de la FM/UBA. Está pensado para los alumnos que ingresan a la casa de estudios que, en ocasiones, tienen más vocación que conocimiento sobre el pasado de la institución que los cobija y prepara para el futuro profesional. A la introducción (con ciertos antecedentes hasta la instalación del Protomedicato), sigue un relato que va desde el Instituto Médico Militar a la actual Facultad de Medicina, con alusiones a los cambios de denominaciones y un listado de sus decanos. Agregan otras notas y una buena bibliografía básica. Continúa con las autoridades de la facultad y algunos datos de interés, así como una enumeración de las secretarias y dependencias. Avanza sobre el plan de estudios de medicina y referencias útiles (como las unidades docentes hospitalarias, los hospitales asociados, las cátedras libres). Detalla las siete licenciaturas que allí funcionan (en Kinesiología, Enfermería, Fonoaudiología, Nutrición, Radiología, Producción de Bioimágenes y Obstetricia). Casi al finalizar, una breve biografía de 26 figuras relevantes de la medicina argentina. Por último, un comentario sobre los servicios de la Bi

Medicina y arte

Florentino Sanguinetti, Buenos Aires, Universidad Abierta Interamericana. 2011.

Ha sido prolífica la actividad artística y literaria de Florentino Sanguinetti en el bienio 2011/12 puesto que, además del libro de este comentario, publicó una esmerada obra de sus trabajos pictóricos con textos propios y de críticos de arte o artistas (el caso de Guillermo Roux). No han sido ajenos a esta labor artículos donde Sanguinetti, eximio pintor argentino, enlazaba el arte con la medicina porque también se trata –por todos conocido– de un excelente cirujano. En realidad, en esta obra de más de 200 páginas, están recreados diversos escritos, conferencias, homenajes, que Florentino realizó a lo largo de su prolongada carrera como médico y director del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, escuela de nuestra Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Tal es así que agrupó su labor en estos tres ítems: Pensamiento médico, En torno a las artes y Homenajes. Empiezo por el final. El último de los capítulos nos pinta (valga el verbo en este caso) la calidad humana de Sanguinetti. El agradecimiento de los profesionales de la medicina por sus maestros no es moneda corriente, pues bien,

blioteca Central Juan José Montes de Oca y un detalle sobre la planta principal y el subsuelo del edificio.

Norma Isabel Sánchez

aquí se ocupa generosamente de dos de ellos: Mario Brea y Andrés Santas; su cercanía con Alemania (donde además estudió arte pictórico) se ve reflejada por sus homenajes a Johannes Franze y a Juan Probst. Y qué decir del recuerdo emocionado de quien fuera el profesor de Lenguas en el Colegio Nacional Buenos Aires, José María Monner Sans. La evocación de todos ellos no hace nada más que enaltecer su figura. En su conferencia “Reflexiones en torno a la historia de la medicina” Sanguinetti dice: “Esa historia tan particular de la medicina también presenta en su idiosincrasia divergencias con la historia de otras ciencias naturales. Muchos progresos de las ciencias exactas nos han llevado en la actualidad a preocupaciones y riesgos hasta ahora inéditos. Los trastornos de la ecología y los daños de la polución, los peligros de poderosas armas nucleares, el dominio del espacio, el agotamiento de la energía, son solamente alguna de las consecuencias del desarrollo moderno de las ciencias tecnológicas. La medicina en cambio no ofrece ninguna alternativa semejante a lo largo de su evolución. Tal vez la ciencia ficción podrá atemorizarnos con monstruos de probeta o con multitudes genéticamente alteradas. Pero la medicina no ha mostrado tales claudicaciones en su única voluntad de dignificar la vida humana. En cambio, muchas veces cumplió el milagro de transformar lo negativo en positivo, como lo prueban los notables progresos de la cirugía y la traumatología nacidos en los campos de batalla o en las grandes hecatombes”. Florentino no podía con su genio de cirujano pero, a sus exactas palabras, le agregaré que la clínica médica y sus especialidades no se quedaron atrás en los avances que lograron. Lo dice un clínico. Paradigma de lo que debe ser un gran médico: amplia cultura, habilidad manual y, fundamentalmente lo que nos diferencia del resto de los homínidos, gran creatividad.

Federico Pavlovsky, Buenos Aires, Topia, 2011

Te tengo bajo mi piel / Psiquiatría y salud mental

Ya desde los agradecimientos del autor es un libro que cae bien, porque lo dice con todas las letras: “a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires”. Frente a tanta falta de reconocimiento para la casa de estudios donde los médicos (o futuros médicos) se preparan para la lucha diaria (o se desasnan, queda mal ¿no?), encontramos un agradecido. Es un homenaje inigualable. El prólogo de Juan Carlos Stagnaro tiene una gran virtud: no solamente se refiere a la obra sino que ejemplifica la figura del autor de una manera tal que abre una puerta para el conocimiento cabal del mismo. No haré un comentario detallado de los distintos capítulos del libro (no están numerados como tales) porque excede mis posibilidades de conocimientos médicos por el solo hecho de que no soy psiquiatra pero, uno de ellos, considero que es de gran utilidad para la lectura de todo aquel que inicie su residencia médica. Sería tema obligatorio para quien lo haga en salud mental y facultativa para el resto de las especialidades médicas porque todos conocemos (aun los que no tuvimos la posibilidad de ese entrenamiento porque no existía) los momentos que deben pasar los jóvenes médicos. Delirios, bipolaridad, psicosis, etc., pasan por los capítulos donde no deja de observarse la influencia del psicodrama como medio terapéutico y la influencia de Eduardo (Tato) Pavlosvky, su padre, dramaturgo y médico reconocido mundialmente. Es indudable que la vocación por la salud mental y por el teatro muestra la admiración de Federico por su progenitor, valor agregado que no siempre resulta de ese modo. Y una joyita. El capítulo denominado “La tentación”, en realidad un trabajo ya publicado en la revista Topia muestra el coraje de Pavlosvky sobre aquello que todos los mé

Federico Pérgola

dicos conocemos de la industria farmacológica pero que él se anima a dejarlo en letra de molde. Los clínicos y las especialidades de ella derivadas deberían agregar algo: los placebos. Un escritor famoso, creo que Marcuse, dijo que vivir es recrear la infancia y en este punto, el autor, con solo tres años de edad tuvo su vivencia: la nefasta irrupción en su domicilio de la cruel dictadura de Videla que lo dejó marcado. Tengo la suerte de que con esos mismos años –en una lejana época– pude ver una manifestación de la tecnología humana: el Graf Zeppelín. En definitiva: excelente obra de un joven médico.

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE MEDICINA

VIII° CONGRESO NACIONAL DE HISTORIA DE LA MEDICINA

ADHESIÓN AL NONAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL INSTITUTO DE MEDICINA EXPERIMENTAL PARA EL ESTUDIO Y TRATAMIENTO DEL CÁNCER POR EL DOCTOR ÁNGEL HONORIO ROFFO

Viernes 9 y sábado 10 de noviembre de 2012

Comité Ejecutivo

Presidentes: Prof Lic Norma Isabel Sánchez Prof Méd Carlos C Castrillón

Presidente Honorario del Congreso:

Prof Consulto Dr Federico Pérgola

Comité de Honor

Prof Emérito Dr Alfredo P Buzzi Prof Dr Ángel Alonso Prof Dr Francisco Azzato Dr Juan José Cresto Prof Dra Christiane Dosne-Pasqualini Prof Dr Jorge Lemus Prof Dr Manuel Luis Martí Prof Dr José Milei Prof Dr Alejandro Paladini Prof Dr Florentino Sanguinetti Prof Dr Juan Carlos Stagnaro

Comité Ejecutivo

Prof Dra Norma Acerbi Cremades Prof Dr Alfredo E Buzzi Prof Dr Alberto J Carli Prof Teresa Castressana de Herrera Lic María Teresa Di Vietro Dr Rafael Mora Dr Adolfo Venturini

Comité Asesor

Prof Dr Ricardo Kirchuk Médico Julio Muniagurria Sr Agustín García Puga Prof Dra Delia Outomuro Prof Dr Roberto Soto

Programa Tema central: Noventa años de la creación del Instituto de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer (primer establecimiento oncológico de América) por el Doctor Ángel H Roffo

9 hrs: acreditación 9,30 hrs: palabras de bienvenida 10 a 12: actividades de las mesas de trabajo Mesa nº 1: Las instituciones sanitarias oficiales 14 a 17: actividades de las mesas de trabajo Mesa nº 2: La mujer en las ciencias de la salud 17,30 a 19: actividades de las mesas de trabajo Mesa nº 3: Temas libres Viernes 9 de noviembre

9 a 11,30: actividades de las mesas de trabajo Mesa nº 4: Temas libres Mesa nº 5: Historia de las enfermedades endémicas de nuestro país 11,30 Presentación de libros 12 hrs Entrega de premios 12,30 hrs Palabras de cierre Sábado 10 de noviembre

Lugar del encuentro: Escuela de Salud Pública Facultad de Medicina - UBA Marcelo T de Alvear 2202 CABA Aula Central E-mail: conhisme@fmed.uba.ar

El legado del Dr. Cesar Milstein

Una realidad productiva con desarrollo argentino

Quiso quedarse en el país, pero las circunstancias políticas de aquella época lo obligaron a volver nuevamente a Cambridge. Se lo recibió como titular docente e investigador del laboratorio de biología molecular del Medical Research Council y en 1984 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus trabajos en el desarrollo de los anticuerpos monoclonales. Su hallazgo abrió las puertas de la ciencia médica a un nuevo universo de aplicaciones. Diría Milstein, con la humildad que siempre lo caracterizó: “...el anticuerpo monoclonal es como una aguja en un pajar. Si tenemos un anticuerpo específico contra una sustancia, ese anticuerpo puede funcionar como un imán capaz de ignorar la existencia del pajar y reconocer exclusivamente la aguja. A los ojos de un anticuerpo, el pajar no existe...”. Este descubrimiento no solo abrió un nuevo camino para diversas aplicaciones en diagnóstico y tratamiento médico, sino que fue la piedra fundamental para avanzar en las nuevas técnicas de biología molecular y de la nanotecnología para uso clínico y productivo que hoy es vanguardia en la ciencia médica.

La reciente Ley 26.688 declara de interés nacional la investigación y producción pública de productos médicos entre otros, entendiendo a los mismos como bienes sociales y donde el proceso de sustitución de importaciones cumple un rol estratégico en la salud pública e implica un polo de desarrollo en el empleo de todas

nuestras fuerzas científicas, tecnológicas y productivas pertenecientes a este sector. Argentina tiene el potencial para implementar estos empren dimientos con una integración pública - privada, dond e unan recursos la Universidad, las organizaciones intermedias, el sector público y el sector empresarial productivo.

En un país emergente como el nuestro, con recursos técnicos y científicos de prestigio internacional, no puede tener cabida la dependencia tecnológica y el gasto innecesario. Hoy, la ejecución de proyectos biotecnólogicos para uso clínico es una realidad para toda la línea de reactivos con sello nacional, estratégicos par el diagnóstico y tratamiento en endocrinología, HIV/SIDA y el cáncer.

Como en muchos campos de la ciencia, Argentina ha contado con mujeres y hombres prominentes que han dejado un legado a la posteridad. El Dr. Cesar Milstein no abrió una puerta y está en nosotros el transitarlo y convertirlo en bandera.

Son tiempos de integración y de unir recursos. Son tiempos para comprender que la salud es un compromiso de todos. Es tiempo de iniciar una nueva era diagnóstica en productos biotecnológicos argentinos.

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