Cempasúchil
El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida. Octavio Paz
La muerte es un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre a través de la historia.
Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, ahuyentarla e incluso para burlarse de ella.
En nuestro país, uno de los principales aspectos que conforman nuestra identidad es la concepción que se tiene sobre la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ella. Esta tradición, en la que los mexicanos celebramos la vida y recordamos con cariño a nuestros seres queridos que han muerto, es recono cida en el mundo como algo único y especial.
En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino un símbolo de la vida que se hace presente; pues la muerte, no necesariamente remite a la ausencia de quienes ya no están sino que evoca la presencia viva simbolizada a través de creen cias y prácticas que suceden durante dicha festividad, como una metáfora de la vida para el recuerdo de los seres queridos que partieron al más allá.
Noviembre es época de muertos, de reencuentros con el pasado que llegan de madrugada: los grandes primero y luego los chicos. Los muertos exigen, quieren satisfacer los apetitos de cuando eran vivos, aque llos que los embelesaban o los llevaron a la tumba. Entonces, las flores de cempasúchil llenan nuestros mercados para poder celebrarlos: hay amarillas y rojas,
PARA SABER MÁS
1La experien cia está abier ta de lunes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas, en el Monumento a la Madre. Victoria Cempasúchil: La Experien cia, Explanada del Monu mento a la Madre, Ciudad de México, México. Octu bre a diciem bre, 2022. Foto cortesía Must Wanted Group.
y por estas fechas estos tonos pintan sublimemente nuestros campos.
Todos estos elementos se conjugan en la experien cia multisensorial Victoria Cempasúchil, la cual busca generar emociones alrededor de las costumbres que nos han acompañado a los mexicanos a lo largo de los siglos: nuestra festividad de Día de Muertos, Patrimo nio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La experiencia hace honor a nuestra herencia cul tural y sobre todo a la memoria de los seres queridos que ya no están, bajo el concepto de “somos ofrendas vivas” y teniendo presente que su legado siempre per manecerá entre nosotros. El recorrido se integra por espacios de memoria e introspección. Inicia a través de diferentes túneles que llevan al visitante al mundo de los muertos, al recuerdo, a la añoranza; comen zando en un espacio diáfano donde se llevan a cabo rituales milenarios y el olor a copal, la espiritualidad y lo etéreo conducen a un camino guiado por la flor de cempasúchil y velas, ese trayecto desemboca en una galería “viva”, engalanada por los retratos de aquellos que nos han abandonado.
En la sala principal, la hermosa y colorida flor de cempasúchil, y el colibrí, son los principales protago nistas del espacio, donde el visitante accede, a través de campos de esta flor amarilla en los que aletean las diminutas aves, a una proyección inmersiva que narra la leyenda de amor mexicana detrás de la creación de esta enigmática flor. Producida por Must Wanted Group, diseñada con un grupo de creativos, artesanos y artistas, y presentada por Grupo Modelo, Victoria Cempasúchil, en la Explanada del Monumento a la Ma dre, tiene como propósito ofrecer una mirada actual a una de nuestras milenarias tradiciones, con formatos amigables a las grandes audiencias, donde los sentidos se detonan a través de elementos intrínsecamente relacionados con la festividad del Día de Muertos, para hacer de este recorrido algo memorable y recordarnos que la muerte forma parte de la vida.
María DE TODOS LOS SANTOS
Amí los hombres me han servido para dos cosas: para dar dinero y para dar placer. Y tú, ni lo uno, ni lo otro. Lo único que has sabido dar es lástima, y de esa ya hay mucha en este mundo. Siempre fuiste un avaro y hasta para esto escogiste algo común. Los hombres como tú deberían estar prohibidos, porque ser un ordinario ha de ser lo peor de este mundo. ¿No te da vergüen za cuando me miras? Debo ser como un espejo en donde se reflejan todas tus carencias, porque yo no soy culpable de ser quien soy, simplemente existo. Me hubiera gustado ser fea como las demás, ser una tonta agachona o una crédula cualquiera, pero no, la misma vida se encandiló conmigo y mira lo que me hizo: la mujer más bella de este chiquero, más viva que cualquier politiquillo sindicalero e incrédula hasta cuando rezo. Por eso te digo lo que te digo, porque tampoco he sido muda, tengo boca y la sé utilizar; de ella no salen más que besos para el que me conviene o gritos para el que se me pegue la gana. La abro cuando quiero y la cierro cuando digo hasta aquí. Y tú, hasta aquí llegaste, ni tus flores coloradas, ni tus poemas rimosos, ni tus cancionci tas melosas que ya las canta cualquier merolico van a convencerme. Para tenerme hace falta mucho más que amor, ese se consigue en cualquier esquina y yo lo último que tengo es vocación de mujer del pueblo. Si a mí no me concibieron los ángeles fue porque no dejé que me tocaran con sus manitas puercas, a mí me hizo mi madre en un día de tantos que se quiso dar el lujo de parir una reina. Ese día me hizo a mí, la única entre las únicas, la irrepetible, a la que le pu sieron nombre de virgen y el corazón de un macho. Lo imperdonable fue no haberme dado un reino, porque lo único que me heredó fue un par de ojos hermosos que nunca miran para abajo y hoy no me sirven más que para ver el suelo, porque después de esto ya no hay más abajo, ni tampoco a quien mirar. Mejor vete, déjame en paz, si es que aquí se puede estar en paz, con tanto grito y tanta chilladera. ¡Pues no que muy valientes! Porque no les dices que se callen, que cuando yo hablo todos me escuchan, así fue, así es y así será. Tanto estuviste friegue y friegue con que me querías y ahora que ya estoy aquí te arrinconas como apestado. Ándale pues, ven, siéntate donde puedas, tráete un trago para que te pongas suavecito, que no vine aquí para sufrir, eso es lo único que no me he permitido y aquí no va a ser la primera vez. Te quiero confesar algo, y te lo cuento porque en el fondo tú y yo nos entendemos bien, a los dos nos cortaron con la misma tijera, a mí me gusta tu fama de cabrón y a ti te gusta mi pinta de guerrera, porque esto soy yo, una guerrera que libra mil batallas, aunque esta de la vida me la ganaste tú. Sí, estoy muerta, pero te advierto que nomás se me murió el cuerpo, el espíritu sigue y seguirá dando guerra, aquí mismo, en el infierno, sentada frente a ti, mirando que resultaste como todos, serás muy el diablo o lo que quieras, pero te gana lo macho, no pudiste con lo que se te remueve ahí dentro, ahora resulta que también me quieres, pinche diablo enamorado, si te vieran allá arriba, ya te hubieran hecho santo.
FIESTAEl Día de Muertos mexi cano se originó del sincretis mo entre las celebraciones católicas y las indígenas.
El 7 de noviembre de 2003, la Unes co distinguió a la festividad en su lista del Patrimonio Oral e Intangible. Entre las costumbres de la fiesta está la instalación de ofrendas, la elaboración de calaveritas y el pan de muerto.
“Para la que se murió el mismo día que nació”DIVA. Ofrenda de Día de Muertos dedicada a María Félix, Centro de Iztapalapa, Ciudad de México. Foto: Ivelitas. Creative Commons. Wikimedia Commons.
Sí, estoy muerta, pero te advierto que nomás se me murió el cuerpo, el espíritu sigue y seguirá dando gue rra, aquí mismo, en el infierno.
Día de MÁS VIVO QUE NUNCA
Por Betsabeé Romero IG: @betsabee_romeroExisten muchas interpretaciones genuinas de día de muerto. Cada familia y región las crea con sus recuerdos, a partir de sus cultivos y flores, de los ingredientes y espe cies que los han acompañado toda la vida, y, en cada casa y en cada cementerio, se encienden veladoras y se adorna con flores para inundar todos los sentidos en este gran encuentro. La razón es el gran encuentro humano, pues no sólo abarca múltiples regiones, momentos históricos, culturas y tradiciones, sino también variadas dimensiones: la real y la imagina ria; la racional y la lúdica; es el único encuentro entre la vida y el más allá incluido.
Un encuentro permisivo, participativo, abierto a todas las culturas y a todas las personas y regiones del mundo Un encuentro que es un juego en el que todos pueden tener un lugar, una vela, un canto y una flor.
Un juego en el que nadie pierde, nadie se pierde. Todo se encuentra.
Una celebración que ha sido punto de apoyo indispensable para poder seguir la ruta. Que ha sa bido acompañar los peores duelos colectivos de una nación que, para empezar, perdió 90 por ciento de su población en los primeros años de la conquista, no por una guerra, sino por enfermedades insospecha das e incurables. Se trató de un momento histórico en que la iglesia y los ritos indígenas tuvieron que echar mano de todos sus recursos simbólicos para apoyar las innumerables pérdidas, creando un ritual mestizo, sincrético, complejo y maravilloso como es la celebración de Día de Muertos.
EN UN SITIO REAL
21La última instalación de la artista se ubicó en los Jardines Botánicos Reales de Kew, en Londres. Romero colocó un candil de 10 metros de alto, en forma del quincunce mesoame ricano, uti lizado para designar los rumbos del universo.
La Revolución mexicana fue otro periodo históri co en el que también se perdieron millones de vidas tristemente y en el cual la celebración se enriqueció por lo mismo. En esta época se generó un tipo de gráfica y caricatura política que tuvo en José Guada lupe Posada a un gran artista, quien con su humor, crítica y arte creó y recreó el acontecer histórico con todo tipo de calaveras. Los esqueletos y cráneos han sido ese icono que, desde los códices y los templos
EDIFICIO. Royal Botanic Gardens de Kew, Lon dres, octubre 2022. Foto: es tudio Betsabeé Romero.
LA FESTIVIDAD, AFIRMA LA AUTORA, HA SERVIDO PARA ACOMPAÑAR LOS PEORES DUELOS COLECTIVOS DE UNA NACIÓN
prehispánicos, han atravesado la historia de México hasta el siglo XXI. El Día de Muertos vuelve cada año y se refuerza más allá de las fronteras por esa profun da necesidad de compartir, acompañar, dignificar y memorar a quienes se nos han ido.
A nivel nacional es un ritual que hasta nuestros días permite hacer frente a múltiples duelos, colecti vos e históricos, y desde el punto de vista internacio nal siempre ha causado curiosidad y asombro debido
al enorme tabú que existe sobre el tema de la muerte en el mundo occidental; sin embargo, ahora con un duelo global y simultáneo como el causado por todas las pérdidas vividas durante la pandemia, el interés y la aportación de esta tradición puede ser aún mayor.
La celebración de Día de Muertos es en sí, una ma ravillosa propuesta cultural que busca contrarrestar el aislamiento y el dolor a través del encuentro colec tivo; es una tradición que, tendiendo como puente la memoria de los que se nos han ido, trae a la mesa los sabores, los aromas, las luces, los cantos y el calor de un ritual abierto para compartir y acompañar el duelo que todos estamos viviendo.
Es una celebración que se mestiza desde hace mu chos años en múltiples géneros artísticos e idiomas sin perder su esencia más tradicional.
¿Por qué la celebración continúa? A mayor can tidad de muertes, pérdidas y duelos inconclusos e inexplicables, es mayor la necesidad de sanar y sobre llevar las penas con los demás. Los duelos no paran, la enfermedad y la muerte amenazan al mundo entero y no hay medicina que cure todo eso; por el contrario, todo nos invita a encontrar nuevas formas para acom pañarnos en este periodo tan complicado.
El Día de Muertos no sólo se dedica a nuestras muertes próximas, también a las distantes y anó nimas, a los que no hemos encontrado y merecen nuestro canto.
Para todos ellos, siempre hay algo que ofrendar y compartir desde cualquier lugar. Una alfombra cálida de pétalos se abre para todos los que quieran entrar. A una ofrenda, a un tzompantli mínimo o monumental que recuerde los templos y su fuerza de piedra y hueso, desde una o múltiples imágenes ascen dentes del rico mosaico de color, aroma, luces y sabores que conforman el festín.
El altar es una fiesta en sí misma, una retícula donde al acercarnos, podemos saborear y acariciar con la mirada cada uno de los platillos rodeados de su sensual indumentaria. De aromas, cera, papel picado, especies e innumerables flores.
Las fiestas del mundo occidental empiezan y terminan en el supermercado mientras que la de Día de Muertos está 'todavía' en los mercados locales de flores, en las cocinas tradicionales...
Betsabeé RomeroTRADICIÓN. Betsabeé Romero. Instalación Flores de luz y canto en Royal Botanic Gardens de Kew, Londres, octubre 2022. Fotos: estudio Betsabeé Romero. OFRENDA. Betsabeé Romero. Instalación Flores de luz y canto en Royal Botanic Gardens de Kew, Londres, octubre 2022. Foto: estudio Betsabeé Romero.
COLOR. Betsabeé Romero. Instalación Flores de luz y canto en Royal Botanic Gardens de Kew, Londres, octubre 2022. Fo tos: estudio Betsabeé Romero.
Fiesta colectiva
Un paisaje de motivos cíclicos que van glosan do el poema de una gran celebración. El Día de Muertos es una narrativa que constituye un poema con infinidad de estrofas tradicio nales, es parte de un lenguaje cuyos vocablos son los colores y texturas del papel, el azúcar, los recipientes y platillos más genuinos que se colocan en cada altar.
Celebración colectiva. La memoria como la capacidad humana por excelencia, la memoria como el motor de la cultura y el tejido histórico de un pueblo, la memoria como el instrumento de sanación de los duelos muy profundos. La memoria como raíz de todas nues tras fiestas.
Una ofrenda es un camino, un mosaico de aromas y pan. Compartir el pan, las flores y nuestra mesa es compartir la fe, la capacidad de resiliencia y la esperanza de nuestra especie.
Celebrar es una capacidad humana por antonomasia. Es la certeza de estar vivos y, por lo tanto, la celebración de Día de Muertos es una celebración de la vida, de su ciclo, que incluye la muerte. Desde la capacidad de traer a la memoria la vida de los que se fueron: sus gustos, sus recuerdos, sus imágenes.
Celebrar es una capacidad colectiva fundamental que en muchos lugares ha ido perdiendo sus motivaciones más genuinas y sus rituales más profundos, en pos de un individualismo competitivo y voraz. El don de celebrar es comunitario y no responde al individualismo que ha dado excesiva valo ración al dinero y a la mercancía como los
DETALLES. Betsabeé Romero. Insta lación Flores de luz y canto en Royal Bo tanic Gardens de Kew, Londres, octubre 2022. Fotos: estudio Betsabeé Romero.
medios de intercambio fundamental entre las personas, culturas y naciones. Todas las fiestas del mundo occidental empiezan y terminan en el supermercado mientras que la de Día de Muertos está “todavía” en los mercados locales de flores, en las cocinas tradicionales, en los talleres de dulces de antaño, en las panaderías de pueblo, en los ingredientes sembrados para la temporada.
Celebrar el fuego, la caza, la siembra, la lluvia, la unión, el nacimiento y las despedidas, significa la posibilidad de marcar y valorar los momentos fundamentales en la vida de las personas y de las comunidades a las que pertenecemos. Celebrar es hacer y preservar la cultura de nuestros símbolos y rituales, volviéndolos parte de nuestras historias perso nales y colectivas. Celebrar la vida y la muerte es abonar a la memoria de los que se han ido, de los que se quedan y de los que vendrán. De ahí que considero la posibilidad de celebrar —igual de importante que la razón—.
Si en el mundo occidental y cartesiano lo fundamental es “pienso, luego existo”, en México, donde celebramos hasta la muerte, nuestro lema es “celebro, luego existo”. Pero lo más importante es que es un verbo que no se conjuga en singular, que no tiene sentido, como no lo tiene el hecho de existir en soledad.
Nuestro lema entonces sería: “Celebramos, luego existimos”.
BIANCA, LA PRIMERA HEROÍNA DE TALLA GRANDE DE DISNEY, PROTAGONIZA UNA PELÍCULA SOBRE LA DISMORFIA CORPORAL
n los últimos años, Disney ha ampliado su abanico de persona jes en sus producciones: su más reciente cortometraje, Reflect, está en línea con esta iniciativa y presenta a una protagonista que lucha contra la dismorfia corporal, un trastorno mental caracterizado por la preocupación obsesiva por un defecto percibido en las características físicas.
Bianca es una bailarina de talla grande que se enfrenta con su imagen física y vive inten tando separar su talento de las expectativas sociales puestas en los bailarines para tener el cuerpo ideal: delgado, estético, ágil y flexible.
En la historia vemos a una chica practi cando frente a un espejo, mientras la imagen reflejada se rompe. Bianca logra canalizar su fuerza interior, se arroja a su confianza y “eventualmente encuentra sus pies”, para seguir bailando hasta que el espejo desaparece.
EL CORTO DE SEIS MINUTOS FORMA PARTE DE LAS PELÍCULAS
EXPERIMENTALES SHORT CIRCUIT
Este personaje es histórico para Disney y para el mundo del cine: es el primero de talla grande en un papel principal y no como un antagonista, por lo que muchos espectadores se han pronun ciado a favor de él. Otros, sin embargo, expre saron sus dudas: "No está bien normalizar la obesidad en los niños”, dijeron.
La positivi dad corporal es algo en lo que la directora, Hillary Bradfield, cree firmemente. Declaró que espera que las personas se sientan anima das acerca de cómo ven y sienten sus cuerpos.
En redes sociales, usuarios expresaron la necesidad de esta representación: “Yo, de 16 años, requería este corto antes de dejar el ballet porque ya no quería ser la chica gorda de la clase” o “No creo que comprendan, esta es mi Ariel”, mencionó una tiktokera.
Reflect es parte de Stories Matter, iniciativa con la que la compañía pretende erradicar los estereotipos del pasado y hacer frente a los problemas de racismo y discriminación que le han perseguido a lo largo de su historia.
EL TIEMPO evanescente
ste libro no es una filosofía del tiempo en Occidente, ni una historia del tiempo desde la Antigüedad hasta nuestros días, ni un inventario de las técnicas cada vez más precisas para su medición; semejante labor, suponiendo que nos arriesgára mos a emprenderla, sería, probable mente interminable. Además, pienso, no sería necesariamente esclarecedor: sabríamos más, pero ¿comprende ríamos mejor? Se trata, aquí, de una travesía por Cronos, de un ensayo que inicia con una pregunta y organiza un hilo conductor. Como en mis libros anteriores, que se pueden leer como tantas otras paradas sobre las crisis del tiempo, la cuestión, repito, es la de una interrogante siempre abierta sobre el tiempo presente. ¿Qué es? ¿Dónde es tamos con respecto al tiempo? Nuestro presente, que muy pocos describirían espontáneamente como “hermosa actualidad”, ¿de qué está hecho? El hilo conductor de este ensayo de historia conceptual es el operador del régimen de historicidad, cuyo objetivo siempre ha sido arrojar luz sobre las crisis del tiempo, esos momentos en que los puntos de referencia se tambalean y gana la desorientación, cuando las formas de articular pasado, presente y futuro se nublan.
Como siempre, es el viaje lo que me interesa: las crisis del tiempo, o esas “brechas”, como las llamó Han nah Arendt. Esos momentos en que aquello que ayer todavía estaba allí, en la evidencia, llega a oscurecerse y a desintegrarse, mientras que, en ese mismo movimiento, lo nuevo, lo inédito, busca ser dicho, aun sin tener (todavía) las palabras para poder formularlo. Durante mucho tiempo me acompañó esta frase de Michel de Certeau: “parece que toda una sociedad dice lo que está en proceso de construir con las representaciones de lo que está en proceso de perder”. Tocamos aquí el inevitable desfase o retraso entre lo que sabemos y lo que vemos. ¿Cómo ver lo que nunca antes hemos visto y
cómo decir lo que nunca se ha dicho? ¿Cómo dar a las palabras de la tribu no un sentido “más puro”, como buscaba Stéphane Mallarmé, sino un sentido capaz de significar lo inédito? A su manera, Valéry planteó la misma pre gunta. Pero ¿acaso hoy la brecha entre aquello que nuestras sociedades están “en proceso de perder” y aquello que está aconteciendo se ha vuelto tan pro funda que las sociedades ya ni siquiera saben qué “construir”, antes incluso de saber cómo construirlo? O, más grave aún, ya no sería posible construir, a no ser algo completamente diferente. Lo “indeducible” de Valéry se habría vuelto aún peor. Esta cuestión tan actual no dejará de acompañarnos a lo largo de nuestra investigación, abierta con la crisis cristiana del tiempo y su resolución, continuando con las crisis del tiempo moderno, y terminando con la crisis contemporánea del tiempo, la del Antropoceno.
Por lo tanto, las siguientes páginas no son todo sobre el tiempo ni el todo del tiempo, sino un ensayo sobre el orden de los tiempos y las épocas del tiempo en aquello que ha llegado a ser el mundo occidental. A semejanza de Buffon reconociendo las “Épocas” de la Naturaleza, podemos distinguir épocas del tiempo. Atentos al paso de una a la otra, nuestro viaje marcará su sucesión. Pasaremos así de las formas griegas de aprehender a Cronos, al Antropoceno (un tiempo que, en esta ocasión o por ahora, se nos escapa), deteniéndonos largamente en el tiempo de los cristia nos, un nuevo orden de tiempo con cebido e implementado por la Iglesia naciente. Porque con el cristianismo ciertamente se abre una nueva época del tiempo que, para los creyentes (in cluso sin que ellos lo sepan realmente), aún continúa. Este tiempo cristiano puede ser reconocido como un régimen de historicidad específico, una forma sin precedentes de articular pasado, presente y futuro. Para decirlo desde el principio, por régimen cristiano de historicidad entiendo un presentismo: el presente es la categoría dominante, pero, en este caso, se trata de un pre sentismo de tipo apocalíptico.
AUTORIZACIÓN DE SIGLO XXI, OFRECEMOS UN ADELANTO DE “CRONOS. CÓMO OCCIDENTE HA PENSADO EL TIEMPO” D EL HISTORIADOR FRANCÉS FRANÇOIS HARTOG