GeometrĂa del espacio Herminio
GeometrĂa del espacio Herminio
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GeometrĂa del espacio Herminio
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de la edición, © Herminio Álvarez, 2012 avenida del Zinc, s/n 33402 - Avilés, Asturias teléf.: (34) 902 306 600
producción: Gestión de Infraestructuras Culturales, Turísticas y Deportivas del Principado de Asturias comisariado: Adolfo Cayón edita: Gestión de Infraestructuras Culturales, Turísticas y Deportivas del Principado de Asturias textos: Emilio Marcos Vallaure, Rubén Suárez y Juan Manuel Bonet fotografías: Marcos Morrillas diseño gráfico: Eliasdg.com traducción: Mariel Álvarez Fernández Alejandro Jiménez Merino Barbara Carrol (revisión)
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imprime: Imprenta Mercantil Asturias ISBN: 978-84-615-9714-7 depósito legal: AS-1.290/12 transportes: ISTISUA montaje: Jani, Ramón Isidoro, Ketu, Eduardo, Alex y Marcos agradecimientos: Ramón Méndez
índice introducción: 7
Emilio Marcos Vallaure
textos: 11
Rubén Suárez
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Juan Manuel Bonet
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obra
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exposición
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curriculum
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traducciones
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Marie Lise Champagne Š
Herminio
En raras ocasiones se nos ofrecen posibilidades de reafirmar el valor de la modernidad artística como una contribución irrenunciable a la sensibilidad y la identidad del espíritu contemporáneo como ocurre con esta exposición de Herminio.
Emilio Marcos Vallaure
Exconsejero de Cultura y Deporte del Gobierno del Principado de Asturias
El primigenio hermanamiento de la arquitectura y la escultura tuvo con el Movimiento Moderno una amplitud hasta entonces desconocida, desde la singularidad de un horizonte nuevo en el que la forma se depuraba hasta los límites de la materia para crear un lenguaje afín a las inquietudes de los que indagaban las esencias de la línea. La creación artística fue reformulando tras este logro los usos inéditos de una geometría que representaba la expresión última de la naturaleza convulsa del lenguaje del arte hasta alcanzar la abstracción como último estadio de lo posible. De estos planteamientos nació un concepto de libertad que desbarató filiaciones y escuelas para ofrecer campos abiertos al valor de lo experimental y ofrecer categoría inequívoca de aportación a cualquier expresión que sintetizase una comunicación con su tiempo desde presupuestos artísticos. Esa libertad aligeró los procesos de fusión y los hizo naturales con el diálogo fluido entre las artes.
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Es tópico referirse a la obra arquitectónica de Oscar Niemeyer como uno de los ejemplos más diáfanos de integración de las artes, pero su Centro en Avilés, una de sus últimos proyectos, viene a materializar ese presupuesto teórico desde el diálogo que establece con las formas del paisaje circundante y con los volúmenes y decoraciones de los distintos edificios que conforman el conjunto. Esos volúmenes son los que propician espacios privilegiados para custodiar y establecer un diálogo de expresa complicidad con la obra de Herminio, en esta muestra que de modo excepcional reúne un gran número de piezas de alta calidad. Desde sus orígenes como escultor, Herminio ha transitado desde el dominio de la materia hasta un poco común registro de la forma y los volúmenes en el dominio del espacio por éstos. Esta ocupación espacial, ese abrazar el espacio, se convierte en lección magistral en la relación que se establece en este ámbito expositivo entre contenedor y contenido. Esta producción del artista difícilmente encontrará un lugar más propicio para tender puentes de comunicación con el observador al ser un
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entorno en el que la geometría envuelve con misterio lumínico a la propia geometría, tensando la rotundidad de los volúmenes, sosteniendo los equilibrios de la materia, y aligerando el duelo cromático, para concluir en la naturalidad de un todo, casi en una obra conjunta en la que se fusionan dos modos de entender las propiedades de la geometría. Herminio ha alcanzado su madurez como artista desde esos orígenes artesanales que le brindaron el dominio de las propiedades de la materia escultórica, persiguiendo desde su querencia por la geometría una elaboración propia de las cualidades generadoras del volumen de un modo escueto, aparentemente sencillo, pero que encierra la compleja cohesión del sentido de ese universo de formas que se funden y repelen como alegorías de lo sólido y de lo liviano siempre en persecución de un fugaz equilibrio. La singular contribución a la escena artística asturiana y española de Herminio a través de esta exposición, con una producción escultórica de gran calidad, lo convierte en uno de los referentes de la creación última y en uno de los primeros escultores de este tiempo.
la extraordinaria y aventurada aventura de Herminio en el mundo del arte Rubén Suárez
Herminio habla rara vez de cuando tomó la decisión de ser artista, lo que por cierto supuso el comienzo de lo que seguramente habrá sido una de las aventuras más sorprendentes y fascinantes que se hayan podido conocer en el arte español contemporáneo. Se han sucedido tantos y tan importantes acontecimientos en su vida desde entonces, lo que por cierto nunca ha dejado de sorprenderle, que no es de extrañar que el recuerdo de aquel momento de decisión tan difícil y arriesgada se le antoje como casi perdido en un pasado ya muy lejano. Y sin embargo se trata de un pasado bien reciente, porque tan solo han pasado poco más de veinte años desde que Herminio, que entonces contaba ya cuarenta y seis años y entre otras cosas había sido tejedor, estudioso de la física, miniaturista capaz de pintar la Santa Cena de Leonardo en un grano de arroz, pintor aficionado también, y a la sazón propietario de un pequeño negocio de la alimentación, casado y con dos hijas, por una de esas cosas inexplicables que nos suceden en la vida, sintió la necesidad de cambiar de profesión. Si eso es algo difícil de entender a dicha edad, no digamos si la nueva profesión elegida es la de artista y uno vive en un hermoso pero lejano rincón de la costa asturiana y nadie en su sano juicio le hubiera podido aventurar razonablemente un futuro de éxitos.
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1991. La Caridad. El influyente crítico de arte asturiano Jesús Villa Pastur prolonga un poco su viaje de Oviedo a Luarca, donde residió hasta su fallecimiento, para ir a visitar, acompañado del director de una sucursal bancaria local y a ruego suyo, el modesto taller de un peculiar artista que pintaba relieves abstractos, hacía grabados con una técnica de su invención que aplicaba a la madera procedimientos de aguafuerte, y elaboraba ingeniosos artilugios. Algo debió ver Villa Pastur en aquel ya talludo autodidacta de entusiasmo juvenil porque le animó a seguir trabajando y le recomendó que acudiera a aprender más en el taller de Humberto, artista y maestro de reconocida solvencia en cuanto a enseñar técnicas y conceptos del arte contemporáneo. Fue entonces cuando sucedió la epifanía y a la pasión larvada sucedió la sublime decisión, la suerte echada. Herminio traspasó su negocio y emprendió un aprendizaje que se concretaba en un día de clase a la semana, para asistir a cuya clase debía de realizar un viaje de casi tres horas desde La Caridad a Oviedo por las carreteras de entonces. El estímulo de un crítico era cuanto necesitaba para dedicarse su vida al arte, con una total entrega y un entusiasmo que con el paso de los años no dejaría de crecer. La decisión de ser artista estaba tomada, la elección de la escultura llegaría no mucho después.
1993. Oviedo. Herminio celebra su primera exposición individual en Benedet, pequeña pero céntrica y acreditada galería dirigida por Carmen Benedet por la que había pasado la obra de numerosos destacados artistas, asturianos y españoles, contemporáneos. Herminio, que había ido a Oviedo a aprender a pintar, se había hecho escultor y, sorprendentemente, el aficionado se presentaba con una obra inequívocamente personal, moderna y radicalmente innovadora. Aquellas esculturas tempranas, aún son hoy admiradas y elogiadas por críticos y artistas que las desconocían, y puedo dar fe de ello. Eran piezas abstractas, de notable invención en sus morfologías, y creadas
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S/T (1998) Madera 175 x 175 x 100 cm. Colección Dove. New York, EEUU.
S/T (1999) Madera 170 x 150 x 80 cm. Colección particular. Carolina del Sur, EEUU.
con una materia de elaboración personal: papel teñido y prensado que les daban apariencia de madera, añadiendo la rareza de la contradicción entre su ligereza y el peso fingido por el volumen, una extensión del minimalismo de sugestiva y
sobria elegancia en el diseño y la calidad de las texturas. Al año siguiente, Herminio expondría en la galería Cornión de Gijón, y antes y después de estas dos muestras en diferentes lugares de Asturias, Galicia y Santander, renovando su producción, incorporando los colores blanco y rojo y manteniendo la misma materia, aunque asomando ya los primeros ingenios de lo que iba a ser la característica más singular de su lenguaje escultórico. 1998. Tensiones y equilibrios. Vértice. Habría que esperar un poco más para que adquirieran protagonismo en la obra de Herminio los elementos que iban a convertirse en el hilo conductor y, por decirlo así, el alma de su estética, el alimento de la forma en acción, con independencia de sus valores como pura escultura. Me refiero a las relaciones entre tensiones y equilibrios, estabilidad, movimiento y gravidez, cuyo planteamiento hay que situar en la afición del artista por la física y que están motivadas por la acción de imanes y contrapesos, invisibles para el espectador. Sobre esta cuestión cité en su día un texto del constructivista ruso Naum Gabo, uno de los artistas más interesados en el movimiento en la escultura, escrito a principios del siglo veinte. En ese texto, lamentaba que la mecánica aún no hubiera alcanzado la perfección necesaria para producir movimiento real sin destruir, por medio precisamente de los elementos mecánicos, el puro contenido escultórico. Su texto expresaba la confianza en que esto se consiguiera en futuras generaciones. Esta posibilidad de una nueva dimensión escultórica, que pone en cuestión la centralidad, la estabilidad y el apoyo de la escultura, haciendo realidad el movimiento de la manera que Naum Gabo decía debía ser, anónimo y silencioso es lo que Herminio ha conseguido con su obra, algo que sería reconocido y elogiado por algunos de los más destacados maestros del arte cinético internacional, con motivo de una exposición del artista asturiano en París como luego veremos. Alguna vez he pensado que precisamente el hecho de que Herminio careciera de formación
escultórica previa le permitió entregarse con total libertad e independencia a una idea, sin condicionamientos. Algo parecido se ha dicho de otros dos artistas con los que su obra guarda relación: Calder, por el movimiento de sus móviles y Julio González, por la fantasía de sus líneas construidas en el aire, expresión que bien se podría ajustar a aquellas mínimas esculturas, orfebrerías de hilo de alambre en insólito malabarismo plástico que, a menudo instaladas en vitrinas, causaban admiración por su frágil belleza y el tenso equilibrio de su animación suspendida en el espacio y fueron el primer producto de su innovador concepto de escultura. En 1998, celebra Herminio la exposición de mayor empeño y extensión hasta entonces, en la galería Vértice, el espacio más amplio y moderno en su clase existente en Oviedo, un acontecimiento importante no sólo por alcanzar así un nuevo nivel de calidad en las muestras individuales sino porque iba a ser el comienzo de una colaboración con la que se iniciaría la proyección nacional del artista. Con la galería Vértice fueron sus primeras participaciones en ARCO, comenzó a darse a conocer su obra en Madrid y con ella participó en numerosas ferias nacionales e internacionales. Además, en aquella exposición y junto a las pequeñas esculturas anteriores aparecían por primera vez tres grandes piezas de madera, con toda la física rotundidad de los grandes volúmenes, pesadas e irregulares geometrías que sin embargo seguían obedientes a la fantasía de la misteriosa ingravidez del resto de la obra. 2000. Museo Barjola. Gijón. Con aquellas piezas comenzaba un repertorio inagotable de nuevas propuestas escultóricas, formas, materias, relaciones entre figuras geométricas y con el espacio, fruto de un lenguaje de notable versatilidad e inventiva. Y recorriéndolo todo, silencioso e invisible, ese misterio que las acerca o aleja, las inclina sin caer o las mantiene en el aire. En el verano del año 2000, lleva a cabo Herminio su apuesta hasta entonces más espectacular y arriesgada: la instalación de dos grandes piezas cilíndricas, de más de
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trescientos kilos cada una, en la capilla de la Trinidad del Museo Barjola de Gijón, en precario equilibrio, inquietantemente inestables, contradiciendo la verticalidad e independizadas del suelo. Una instalación que tuvo luego su prolongación en la colocación permanente de una pieza monumental en el auditorio de Oviedo. Meses después, celebra una nueva exposición en la galería Vértice, presentada en el catálogo con un texto de Fernando Castro Flórez titulado Equilibrios mágicos de Herminio, en el que se puede leer: –La magia, valga esa palabra tan imprecisa, de las esculturas de Herminio está sustentada tanto en una dicción lúdica, y por supuesto onírica, cuanto en la voluntad constructiva de establecer un vínculo dinámico entre magnitudes-. Una última exposición que tuvo lugar en el año 2005 supondría el final de una etapa en la trayectoria de Herminio como artista de esta galería. Una etapa importante por cuanto en ella se inició su proyección nacional e internacional, consecuencia en buena parte de su participación en la feria ARCO de Madrid en siete ediciones consecutivas, además de la presencia en otras ferias de arte nacionales y
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extranjeras, como Nueva York o Lisboa, presencia internacional que en esos años ampliaría de la mano de la galería “El Museo” de Colombia, en las de San Francisco, Bruselas, Toronto, Bolonia y Palm Beach. 2006. La aventura de Tokio. Japoneses en La Caridad. Para entonces, la escultura de Herminio ya había comenzado a expresarse en un nuevo contexto creativo, un proceso con el que por otra parte nunca pretendió que la aportación a la obra de equilibrios, tensiones o movimiento fueran más allá de recursos que en ningún caso sustituyeran el desarrollo de un lenguaje propio, basado en el orden, el rigor geométrico y la pureza de la forma, aportaciones que de hecho no incluiría en bastantes piezas de su creación artística. En ese proceso, fue incorporando nuevos materiales, nuevos planteamientos y nuevos procedimientos que, por sus posibilidades expresivas, completasen la rigurosa perfección de la geometría con una experiencia estética sensorial en la contemplación: cristal, madera, metal, aluminio
lacado, pinturas industriales, efectos cálidos y pictóricos en el cromatismo de las superficies, reflejos, combinaciones de ángulos, planos y curvas y, en las figuras, cubos enfrentados, formas rectangulares o circulares, piezas macizas o traspasadas por el espacio… Obras en definitiva de abstracción geométrica, en el amplio espectro del postminimalismo, con afinidades con respecto al constructivismo o el neoplasticismo, que lo eran más por intuición que por el conocimiento previo de estas tendencias. Un creciente cuerpo de obra de poderosas sugestiones visuales y tensiones rítmicas, subrayadas por la magia del equilibrio y el movimiento. En el año 2006 establece Herminio un acuerdo de colaboración con un empresario y coleccionista de Toledo que trae como consecuencia la celebración de una exposición del escultor en Tokio, en la galería Sudoh Art Museum. La singularidad, el refinamiento y sutileza de la obra conectaron intensamente con la sensibilidad japonesa, hasta el punto de que la muestra no fue sólo un éxito artístico sino que trajo una secuela de carácter humano. Meses después, nueve artistas de la galería Sudoh devolvían la visita a Herminio y exponían en la Casa de la Cultura de la Caridad, un lugar del que difícilmente hubieran podido oír hablar a lo largo de sus vidas, aprovechando la participación de la galería en la Feria Internacional de Vigo. Asistieron a la inauguración siete de los nueve artistas representadas, encabezados por Toshiro Yamaguchi, coordinador de la iniciativa y que había sido intérprete de Herminio en Japón. 2007. París. Con Julio Le Parc y otros maestros del cinetismo. En el año siguiente, con motivo de la participación en la Feria Art Miami, entra en contacto con Fernando Uría, marchante de origen asturiano que reside en aquella ciudad, reconocido especialista en arte cinético. Uría adquiere una de las obras expuestas en la Feria y se convierte por un tiempo en su representante a nivel internacional. Esta relación iba a ser importante motivo de satisfacción artística y humana para Herminio,
sobre todo en función de la exposición que el asturiano de Miami le promovió en París, en la galería Mariño. Porque a la inauguración asistieron un buen número de maestros del arte cinético internacional, entre ellos Carlos Cruz-Díez y Horacio García Rossi, fundadores del Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV), en 1960, cuya exposición fundacional tuvo lugar con el título Le Mouvement en la galería Denisse René. Asistió asimismo el argentino Julio Le Parc, Gran Premio de la Bienal de Venecia en 1966. Todos elogiaron la obra del escultor asturiano, que mantiene contacto con Le Parc y CruzDíez, entre otros, desde entonces. 2008. En el Museo de Bellas Artes de Asturias. Galería Gema Llamazares. Para un artista asturiano pocas cosas pueden resultar más gratificantes que exponer en su museo, el Museo de Bellas Artes de Asturias. El trabajo de Herminio y su trayectoria artística hicieron esa exposición posible en 2008 y con ello el artista de La Caridad veía realizada una de las mayores ilusiones que pudo concebir en sus años difíciles. Además, llevar su obra al museo venía a compensarle de la frustración –aunque nunca hizo mención a ello- de una fallida muestra en el Palacio de Revillagigedo de Gijón, que había sido comprometida de palabra pero luego no fue ratificada, sin ninguna explicación, debido al cambio producido en la dirección de la Obra Social y Cultural de Cajastur años antes. También en ese año tuvo lugar la primera de sus exposiciones en la galería gijonesa Gema Llamazares, a partir de entonces su galería en Asturias. La exposición en el Museo de Bellas Artes tuvo como era de esperar un éxito notable entre el público aficionado y la crítica y también eco abundante en los medios de comunicación. Para muchos asturianos constituyó una revelación, especialmente los menos relacionados con el mundo del arte, y para todos fue todo un espectáculo aquella exposición que recibía al espectador a la entrada, en el patio central del museo con una gran pieza en aluminio lacado, dos metros y medio en ingrávido equilibrio.
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En un texto del catálogo, Alfonso Palacio se refería a la exposición –como una muestra más de la constante evolución que desde comienzos de la década de 1990 viene experimentado el trabajo de Herminio, que ha pasado de reflexionar acerca de la levedad y la fragilidad, a explorar un registro más rotundo y específico-, y concluía su escrito: –…ha hecho de su taller de La Caridad una especie de laboratorio en el que se ha asistido al desarrollo en estos últimos quince años de una de las trayectorias más interesantes del panorama artístico actual-. Por su parte, Cruz-Díez escribía desde París: –Herminio nos asombra con sus estructuras de sobrio rigor formal, dotadas de un misterioso movimiento. Movimiento animado por una fuerza invisible que nos sorprende y nos deja el regusto de haber contemplado un acontecimiento inexplicable-. 2009-10. Incorporación a la galería Cayón. Espectacular presentación de su obra en Madrid. La inauguración de la exposición del Museo de Bellas Artes contó con la presencia de un personaje de especial relieve, Adolfo Cayón, director de la galería Cayón de Madrid, especializada en las tendencias geométricas y constructivas del arte, que había incluido una obra de Herminio en la muestra colectiva que tenía lugar por aquellos días, integrada por una veintena de artistas de la importancia de Albers, Chillida, Donald Judd, Soto, Palazuelo o Kenneth Noland… Sin duda las expectativas que el galerista madrileño tenía al desplazarse a Asturias se vieron confirmadas, puesto que a partir de entonces Herminio se incorporó al conjunto de artistas de su galería. Con este motivo, programó para el siguiente año 2010 una espectacular presentación de la obra del escultor asturiano en Madrid que tuvo lugar en un triple escenario: el stand de la galería Cayón en la feria de ARCO y, simultáneamente, una exposición en la propia galería de Madrid, en la calle Orfila y una monumental muestra de grandes piezas en un espacio de quinientos metros cuadrados en la calle Castelló.
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2012. En el Centro Cultural Avilés. Edificio Niemeyer. Y ahora de nuevo tenemos una gran exposición de Herminio en Asturias, en el Centro Cultural Avilés, el edificio de Oscar Niemeyer. Todo un reto, porque si una de las cosas que resultan más problemáticas para la escultura es siempre su relación con el espacio, más puede llegar a serlo la exigencia que plantea la instalación de un conjunto de esculturas en un espacio tan singular, compitiendo inevitablemente con una arquitectura concebida también en cierta manera como de vocación escultórica. Todo pasa, y Herminio lo sabe, porque ambas propuestas, el espacio y la obra, se enriquezcan mutuamente, con percibir la arquitectura como un lenguaje que hay que escuchar, no como un mero contenedor del que haya que considerar únicamente sus características físicas para instalar las obras. Atender su discurso aunque sin mimetizarse con él, incluso dando protagonismo a las diferencias. Piezas, la mayoría de gran formato, de notable potencia plástica desde una abstracción geométrica sin asociaciones temáticas, desde el despojamiento y la solemnidad del minimalismo y las tensiones estéticas de la levedad, el equilibrio, el movimiento quizá, que vivifican la forma.
L.101 (2009) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 200 x 30 x 20 cm. ColecciĂłn particular.
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Geometría en el espacio Juan Manuel Bonet
Herminio Álvarez (La Caridad, Asturias, 1945), más conocido como Herminio, a secas, es un escultor autodidacta, frecuentador en sus inicios como artista del Taller Experimental ovetense de Humberto (Humberto García del Villar), y cuya primera individual tuvo lugar en 1992 en la Casa de Cultura de su pueblo natal. Atrás empezaba a quedar entonces su larga prehistoria, en la cual contó el ejemplo para él de su tío Ángel Fernández, un herrero que le enseñó a soñar el espacio. Lenta y calladamente, Herminio fue ganando visibilidad y reconocimiento, con su mundo tridimensional, hoy inscrito en coordenadas geométricas. Su tierra natal es la de Luis Fernández –circa 1930, el primer constructivista español y uno de los animadores, en París, de Abstraction-Création-, y la de otros cultivadores más recientes de esa línea, muy distintos entre sí, como pueden ser Amador y Joaquín Rubio Camín primero, y después Isabel Cuadrado, Ángel Guache, Eugenio López, Lisardo, Javier Victorero… Han enseñado su trabajo galerías ovetenses como la pionera y desaparecida Benedet o como Vértice, y Cornión y Gema Llamazares en Gijón, habiendo sido además objeto de exposiciones en el Museo Barjola de Gijón (2000) y en el de Bellas Artes de Asturias (2008). En la programación de esta última pinacoteca, su muestra La levedad de la forma coincidió precisamente con una de Luis Fernández. Sobre Herminio han escrito críticos asturianos tan solventes como Javier Barón, Juan Carlos Gea, Luis Feás, Jaime Luis Martín, Alfonso Palacio, Rubén Suárez y Ángel Antonio Rodríguez, el último de los cuales contempla el estudio del artista en su localidad natal del Extremo Occidente asturiano, como el “templo del sosiego” de un creador total, en el sentido renacentista del término.
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Si en Oviedo, Vértice ha sido un lugar donde Herminio ha coincidido con otros geómetras como los citados Isabel Cuadrado, Lisardo y Eugenio López, o como Imanol Marrodán o el austríaco Leo Zogmayer, en Madrid de cuatro o cinco años a esta parte ha encontrado su sitio en la escudería de Cayón, galería que está haciendo mucho por dar a conocer entre nosotros el arte de raíz geométrica, y en la cual además de una (en realidad, dos) del asturiano (Ingravidez, en 2010, repartida entre la propia galería, y el Espacio Goya que durante un tiempo la complementaba en Castelló), se han celebrado individuales del alemán Knopp Ferro, del brasileño Macaparana o del uruguayo Marco Maggi, y de clásicos del género como Carl Andre, Manuel Barbadillo, Carlos Cruz-Díez, Ángel Luque, Pablo Palazuelo, Jesús Rafael Soto y Victor Vasarely, además de algún excurso: Mark Tobey, Eduardo Chillida, Yves Klein… En 2007, Herminio expuso en París, en la Galerie Mariño, en la cual se han visto obras de los citados Cruz-Díez y Soto, y de Carmelo Arden Quin, Antonio Asís, Geneviève Claisse, Hugo Demarco, Julio Le Parc, Jean Legros, François Morellet, Aurélie Nemours, Nicolas Schöffer, Michel Seuphor, Francisco Sobrino, Luis Tomasello, Joaquín Torres-García, Gregorio Vardanega, Victor Vasarely… Tanto Cruz-Díez como Le Parc acudieron a la inauguración del asturiano. En el catálogo de la muestra en el Museo Barjola, figura un breve texto del primero sobre Herminio, que permite hacerse una idea del aprecio que el maestro venezolano siente por el benjamín, aprecio similar al que siente Le Parc, que tal como lo recogió en su momento Rubén Suárez, dijo de Herminio esto, en plan grito de guerra: “¡es uno de los nuestros!”. Pero hay que empezar por el principio. Durante la primera mitad de los años noventa, época en que andaba ya por la cuarentena y, sintiendo la llamada de la vocación, estaba dejando atrás su otra vida, durante la cual había sido empresario (dueño, concretamente, de un supermercado), y
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también pintor miniaturista, Herminio trabajó con cartón. Relieves, y piezas exentas. Una de estas últimas lleva un título que encuentro ya muy suyo: Tensiones y equilibrios; en una entrevista de 2006, diría, en admirable ejercicio de continuidad: “Sigo buscando tensiones, equilibrios, armonías y emociones”. Luego se puso a construir cajas, dioramas en cierto modo, en los cuales, tras un cristal, coexisten hilos, alambres, trocitos de madera o de espejo, infantiles barquitos de papel, lápices con su goma de borrar en el extremo, compases, hasta flores secas… Arquitecturas aéreas, leve dibujo en el espacio, un autorretrato filiforme, ruedas de bibicleta o de carro, una casa, una escalera por la cual baja una figura asimismo casi reducida a garabato… Piezas que alían rigor y subjetividad, traen a nuestra memoria a un cierto Alexander Calder –el del Circo de alambre-, a un cierto Leandre Cristòfol, al Moisés Villèlia de los móviles de bambú, a un cierto Riera i Aragó, a un cierto Alberto Giacometti incluso… Aire de familia, no tanto en lo formal, que a veces también, como en lo conceptual. Bricolaje mágico, podríamos decir, y a esa magia contribuye ciertamente la presencia, invisible por definición, de imanes, que le otorgan a muchas de las piezas el carácter de móviles. “La imperceptible presencia” tituló Jaime Luis Martín su texto para el catálogo de otra individual que no he mencionado antes, la que organizada por el Ayuntamiento de Gijón, tuvo lugar en 1999 en el antiguo Instituto. Texto en el cual el poeta habla de filamentos, de despojamiento, y de la mística de San Juan de la Cruz, subrayando por lo demás que esa fragilidad cede ya el paso, en otros casos, a la monumentalidad. Texto acompañado de otro de Javier Barón, en el cual propone la antes aludida referencia giacomettiana –especialmente, ante el autorretrato-, y el contemplar las cajas como teatrinos, del tipo de los que construía el maravilloso Fausto Melotti. Los imanes, el campo magnético. Con Les champs magnétiques, 1920, André Breton y Philippe Soupault fundaron la escritura
automática y en consecuencia el surrealismo. Herminio ha recurrido a menudo a este tipo de mecanismos. En su prólogo al catálogo de E pur si muove, la segunda individual del escultor en Gema Llamazares (2011), Rubén Suárez cita muy pertinentemente, a propósito de este paisano suyo al cual de siempre atrajo la física, el nombre del belga Pol Bury, el más inquietante y casi podría decirse que el más surrealista, precisamente, de los cinéticos, del cual recuerdo, de mi adolescencia, una individual verdaderamente especial, envolvente, poblada de enigmas, en la Galerie Maeght de París, me parece que la de 1971… En un texto anterior, el del catálogo de La levedad de la forma, el mismo crítico había traído a colación otro nombre que también “makes sense” en el contexto que nos ocupa: el griego Takis, otro que también estaba muy en el candelero en aquella ciudad y en aquel tiempo, y del cual recuerdo con agrado sus memorias, Estafilades (1961). Algunas de las muy buenas fotografías de Marcos Morilla de las obras de nuestro escultor, especialmente las de detalles de cables y pesas, resultan, sí, muy Takis. Herminio no ha abandonado nunca esa dimensión “campos magnéticos” de su trabajo, pero en alguna entrevista reciente ha manifestado un cierto temor de que la gente se interese más por el “truco”, por cómo funciona ese tipo de mecanismo, que por la esencia de su quehacer. La primera exposición de Herminio significativa por el lado de lo monumental –aunque también se mostraban en ella algunas piezas de la vertiente “frágil”- fue la de 2000 en la capilla del Museo Barjola. Tanto en las grandes maderas ahí mostradas, troncos y columnas, como en otras piezas de ese mismo momento, el aro, ¿o letra o?, ¿o cero?, ese otro tronco en el aire en equilibrio imposible muy herminiano, o la silla –un icono recurrente en el arte moderno-, se apunta en una dirección que será la que luego tome el escultor. Una exposición de transición fue la que bajo el hermoso título Varado en el aire, presentó Herminio en 2008, en Gema Llamazares.
Juntas, por una parte las que a mi modo de ver son las esculturas más calderianas de Herminio, como Orinque y Arboladura, y por otra, otras decididamente geométricas, de metal policromado. La primera zona, Orinque y Arboladura, pero también Barlovento, Botavara, Cabrestante, Patache, Petifoque: un idioma explícitamente náutico, un arte del nudo, del anclaje, de la precisión puesta al servicio de algo siempre tan poético, pero a la vez necesariamente tan exacto, como es la navegación a vela. Pasión, muy de Herminio –y muy de otros artistas asturianos de hoy: pensemos en cierta zona del trabajo de Guache, pero también en figurativos como Melquíades Álvarez, Hugo Fontela, Miguel Galano o Pelayo Ortega, o en un constructor, él también, de teatrinos, como Santiago Mayo-, por el Cantábrico. “Cada día –leemos en la citada entrevista de 2006-, en mis paseos por La Caridad y Viavélez, me inspira esa quietud que transmite el mar”. Sin embargo esa zona de la exposición, con ser preciosa, en cierto modo era un “adiós a todo eso”, ya que es en la segunda dirección que estaba empezando a ahondar el escultor. Lo nuevo eran la asunción de un idioma geométrico y post-minimalista, y la revisión de los viejos constructivismos: todo lo que apuntan las últimas páginas del catálogo de esa exposición, en que las obras son designadas –a partir de entonces será su costumbre- por combinaciones de letras y números. Procedente del filamento y del temblor, estos últimos años Herminio ha ido cada vez más hacia el orden, la claridad, la limpieza de forma y concepto. Geometría, estructuras primarias, minimalismo… Una referencia importante, sobre todo en sus piezas monumentales: Richard Serra. Otra: Tony Smith. Otra más: Sol LeWitt. Más atrás en el tiempo, mirada, sí, hacia los viejos constructivismos. Este Herminio segunda manera se caracteriza por un abandono del lirismo y de la efusión, por una mayor contención formal que se traduce en una factura pulquérrima, por un gran deseo de inelocuencia y neutralidad, por una tendencia a la máxima economía de medios, del “less is
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more” miesiano. Tanto las obras reunidas en 2008 en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en La levedad de la forma, como las reunidas por Cayón en la doble exposición madrileña de 2010, Ingravidez, van por ahí. Formas elementales. Estructuras primarias. Cromatismo intenso: dominan, como en el constructivismo ruso –y ciertamente hay aquí resonancias lissitzkyanas y rodchenkianas-, el rojo, el blanco, el negro. Más tarde aparecen el amarillo, el azul, el gris. Las obras de pared, suelen ser de absoluta ortogonalidad, remitiendo a la tradición neoplasticista holandesa, de la cual revelan una inteligente relectura, como lo ha subrayado pertinentemente Alfonso Palacio, que tan bien conoce las geometrías del siglo XX. Líneas horizontales, en algún caso tan alargadas que parecen sugerir… el mar. Líneas verticales. Cuadrados. Cubos. Paralelepípedos. Unas veces estas formas se inscriben en un plano, configurándose como cuadros, o como bajorrelieves. Otras veces en cambio, las formas funcionan libremente sobre la pared, activándola. Hay también algún relieve sencillísimo, con curvas, con ese lado un tanto caprichoso y barroco que tenía a menudo César Domela, el más heterodoxo, precisamente, de los neoplasticistas. En muchas de las piezas exentas, los imanes juegan un papel clave. Un ángulo recto en negro, como sugiriendo dos de los cuatro lados de un marco. Dos paralelepípedos asimismo negros, bailando una extraña danza inestable en el espacio. Un ángulo amarillo, y al lado un círculo del mismo color. Una suerte de teatrino, de nuevo, sobre el cual actúan –siempre los campos magnéticos- un cuadrado y un rectángulo rojo, nuevamente con Lissiztky (sus historias de cuadrados) en la memoria. Al feliz desarrollo de todas estas propuestas contribuye decisivamente un acabado perfecto: por lo general madera lacada, a veces combinada con el aluminio también lacado, mientras otras piezas son de aluminio sólo, y otras de acero cortén, por ejemplo Rotura en el espacio (2006), de cuatro metros de alto, su contribución a un programa
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de arte público del Ayuntamiento de Vegadeo, programa de nombre casi japonés, en plan Matsuo Basho: La senda de los doce puentes. En el Centro Cultural Internacional Avilés, especialísimo “espèce d’espace” –no lo conozco todavía en directo, pero sí otros, todos ellos deslumbrantes, de su arquitecto, el gran Oscar Niemeyer, en Sâo Paulo, en Rio de Janeiro, y en Niterói-, Herminio ha echado el resto, pues para él obviamente era un reto. Por una parte ha elegido varias piezas de su trabajo de los últimos años, algunas de ellas aludidas a lo largo de las líneas precedentes. Por otra ha creado otras específicas, de carácter monumental, y muy pensadas para el lugar donde van a poder ser contempladas por vez primera. Serán una treintena de piezas, en diálogo con el propio espacio niemeyeriano. Entre lo más reciente, dibujos metálicos con ecos por momentos de Paul Klee o de Joseph Albers, volúmenes virtuales en el espacio –a veces enmarcados en puertas- casi al borde de la invisibilidad, de la disolución en el aire. Vitrinas con volúmenes similares, en ese equilibrio inestable del cual Herminio tiene el secreto. Perfiles cúbicos imbricándose los unos en los otros, algunos sobre el suelo, y otros colgando, a modo de móviles. Una línea roja monumental, desplegándose, dinámica, rampante, y que en el espacio se topa con otras formas geométricas, una de ellas de cristal: como una nueva aventura lissitzkyana. Y hasta una preciosa pieza cinética –lo más cinético que le conozco por el momento a su autor-, diálogo entre el hierro y el agua… La aventura continúa.
obra
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N.43 (2O12) Aluminio. 600 x 240 x 250 cm.
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L.30 (2008) Motor, aluminio, campos magnĂŠticos. 150 x 80 x 20 cm.
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N.44 (2012) Motor, aluminio, campos magnĂŠticos. 350 x 100 x 100 cm.
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M.30 (2010) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 130 x 70 x 35 cm. ColecciĂłn particular.
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M.85 (2010) Aluminio pintado, campos magnĂŠticos. 110 x 225 x 80 cm.
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M.55 (2O10) / Aluminio, cristal, campos magnĂŠticos / 38 x 201 x 31 cm
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N.11 (2O11) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 130 x 70 x 35 cm. ColecciĂłn particular. 33
N.41 (2012) Aluminio lacado. 900 x 245 x 245 cm.
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N.10 (2011) Madera, metal, hilo, campos magnéticos. 110 x 53 x 36 cm. Colección particular, cortesía galería Cayón. 36
L.59 (2008) Aluminio, hilo, campos magnĂŠticos. 100 x 62 x 11 cm. 37
N.49 (2012) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 200 x 220 x 65 cm.
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M.38 (2010) Aluminio, madera, cristal, cable de acero, campos magnĂŠticos. 120 x 134 x 16 cm.
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N.42 (2012) Aluminio y cable de acero. 380 x 380 x 210 cm. 40
M.46 (2010) / Aluminio lacado, campos magnĂŠticos / 153 x 127 x 28 cm
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N.16 (2011) / Aluminio, cristal, campos magnĂŠticos / 115 x 240 x 96 cm
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K.99 (2007) Motor, metal, cristal, hilo, campos magnĂŠticos. 200 x 152 x 152 cm.
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L.102 (2009) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 260 x 80 x 130 cm.
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M.31 (2010) Aluminio lacado, campos magnéticos. 135 x 230 x 28 cm. Colección particular. Bogotá, Colombia.
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M.82 (2010) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 128 x 85 x 20 cm. 48
N.11 (2011) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 130 x 70 x 35 cm. 49
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L.71 (2009) Aluminio, cristal, campos magnéticos. 12 x 118 x 44 cm. Colección particular. Miami, Florida. EEUU.
L.31 (2008) Aluminio lacado, cable de acero, campos magnéticos. 200 x 230 x 28 cm. Colección particular, cortesía galería Cayón.
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N.39(2012) Aluminio lacado. 250 x 600 x 200 cm. 54
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L.97 (2009) Aluminio, cable acero, campos magnĂŠticos. 275 x 300 x 15 cm.
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L.28 (2008) Aluminio lacado, cable de acero, campos magnĂŠticos. 360 x 295 x 12 cm. Museo de Bellas Artes, Oviedo. Asturias.
M.81 (2010) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 138 x 75 x 20 cm.
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L.26 (2008) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 150 x 156 x 20 cm.
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N.48 (2012) Motor, metal, cristal, metacrilato, campos magnĂŠticos. 10 x 4 x 4 cm. 60
N.47 (2012) Motor, metal, cristal, metacrilato, campos magnĂŠticos. 10 x 4 x 4 cm.
N.46 (2012) Motor, metal, cristal, metacrilato, campos magnĂŠticos. 10 x 4 x 4 cm.
N.17 (2012) / Metal, cristal, campos magnĂŠticos / 204 x 104 x 72 cm 61
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L.29 (2008) Madera, aluminio, cable de acero, campos magnĂŠticos. 180 x 180 x 20 cm. 63
N.37 (2011) Madera, meta, hilo, campos magnĂŠticos. 70 x 86 x 7 cm.
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M.84 (2010) Aluminio, cable de acero. 200 x 60 x 100 cm.
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N.36 (2012) Madera, metal, hilo, campos magnĂŠticos. 240 x 100 x 25 cm. 66
K.98 (2007) Motor, madera, metal, hilo, campos magnĂŠticos. 205 x 80 x 80 cm. 67
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M.43 (2010) Aluminio pintado, cristal, campos magnĂŠticos. 245 x 290 x 105 cm. 69
N.40 (2012) Acero, cristal. 292 x 380 x 45 cm.
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M.42 (2010) Madera, cristal, auminio, cable, campos magnĂŠticos. 215 x 45 x 30 cm. 72
M.51 (2010) Aluminio pintado, cristal, campos magnĂŠticos. 137 x 140 x 100 cm. 73
I.62 (2003) Acero, campos magnĂŠticos. 142 x 210 x 100 cm.
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M.28 (2010) Aluminio lacado, campos magnéticos. 275 x 240 x 160 cm. Colección particular, cortesía galería Cayón. 77
K.50 (2007) Aluminio, campos magnĂŠticos. 130 x 20 x 53 cm.
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L.70 (2009) Aluminio pintado, cristal, campos magnĂŠticos. 245 x 100 x 100 cm.
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J.82 (2005) Madera, cristal. 285 x 50 x 30 cm.
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M.83 (2010) Aluminio lacado, campos magnĂŠticos. 240 x 25 x 30 cm.
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K.52 (2007) Madera lacada, campos magnéticos. 230 x 80 x 102 cm. Colección Fundación Privada Allegro.
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Herminio
1945 - La Caridad, Asturias. España
EXPOSICIONES INDIVIDUALES España
1998 • Galería Vértice. Oviedo. • Museo de La Rioja. Logroño.
1992 • Casas de Cultura. La Caridad, Navia, Tapia de Casariego, Castrillón y Castillo de Valdés, Salas.
1999 • Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular. Gijón.
1993 • Galería Benedet. Oviedo. • Galería Amaga. Avilés.
2000 • Museo Barjola. Gijón. • Galería Vértice. Oviedo.
1994 • Galería Cornión. Gijón.
2002 • Casa de Cultura. Vegadeo. • Instituto Marqués de Casariego. Tapia de Casariego.
1995 • Hospital de Jarrio. Navia. • Galería José Cataluña. Santander. 1996 • Casa de Cultura. La Caridad. • Liceo. Betanzos. 1997 • Galería Benedet. Oviedo. • Galería Amaga. Avilés. • Galería José Cataluña. Santander.
2003 • Galería Vértice. Oviedo. • Casa de Cultura. La Caridad. • Galería Caracol. Valladolid. 2004 • Pedro Peña Art Gallery. Marbella. 2005 • Galería Vértice. Oviedo.
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2006 • Escultura pública para La senda de los 12 puentes. Vegadeo. • Galería Toro. Granada. • Galería Pedro Torres. Logroño.
EXPOSICIONES COLECTIVAS:
2008 • Galería Gema Llamazares. Gijón. • Retrospectiva. Museo de Bellas Artes de Asturias. Oviedo.
1993 • Galería Benedet. Oviedo, Asturias. España. • 40 propuestas para el 94. Museo Diocesano Santa Clara. Moguer, Huelva. España.
2010 • Ingravidez. Galeria Cayón. Madrid.
1994 • Universidad de Oviedo. Asturias. España. • Centro Asturiano. Oviedo, Asturias. España.
2011 • Gema Llamazares. Gijón. 2012 • Geometría del espacio. Centro Niemeyer. Avilés.
Japón 2006 • Galería Sudoh Museum. Tokio.
Estados Unidos 2007 • Art Miami. Miami.
Francia 2007 • Galería Nmariño. París.
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1992 • Encuentros 92. Instalaciones de Peugeot. Cerdeño, Oviedo. Asturias. España.
1995 • Galería Amaga. Avilés, Asturias. España. • Galería Benedet. Oviedo, Asturias. España. 1997 • Grupo “Panta Rei”. Galería José Cataluña. Santander, Cantabria. España. • Grupo “Panta Rei”. Universidad de Oviedo. Asturias. España. • Escultores asturianos de la década de los 40 y 50 (itinerante). • Feria Internacional de Arte de Gante. Bélgica. • Galería Vértice. Oviedo, Asturias. España. • Museo Barjola. Gijón, Asturias. España. 1998 • Galería Vértice. Oviedo, Asturias. España. • Sala Faovedic Lorian. Francia. • Museo de Antropología (antiguo Meac), Sala Millares. Madrid. España. • Feria Art Internacional NY98. New York. EE UU. • Grupo “Panta Rei”. Centro Cultural “Torre Vella”. Salou, Tarragona. España.
1999 • Arco. Madrid. España. • IV Foro Atlántico de Arte Contemporáneo. Pontevedra. España. 2000 • Arco. Madrid. España. • Art Bruselas. Bélgica. • Art Fia. Caracas. Venezuela. • VII Certamen San Agustín de Cerámica. Pintar con tierra y fuego. Casa de Cultura. Avilés, Asturias. España. • Art San Francisco. Estados Unidos. 2001 • Feria de Arte. Lisboa. Portugal. • Feria de Arte Toronto. Canadá. • Feria de Arte Bolonia. Alemania. • Feria de Arte Palm Beach. Estados Unidos. • Galería Vértice. Oviedo, Asturias. España. • Arco. Madrid. España. • Occidente próximo. Cajastur (itinerante). • Galería Fernando Pradilla. Madrid. España. 2002 • Arco. Madrid. España. • Arte Santander. Cantabria. España. • Feria de Arte Fil 02. Lisboa. Portugal. • Galería Fernando Pradilla. Madrid. España. • Galería Vértice. Oviedo, Asturias. España. • Edificio Histórico. Universidad de Oviedo. Asturias. España. 2003 • Arco. Madrid. España. • Arte Santander. Cantabria. España. • Feria de Arte Fil 03. Lisboa. Portugal.
2004 • Arco. Madrid. España. 2005 • Arco. Madrid. España. 2008 • Diagonal. Galería Cayón. Madrid. • Galería Gema Llamazares. Gijón. • Galería Guillermina Caicoya. Oviedo. • Arte Santander. Cantabria. 2009 • Materia Gris. Galería Cayón. Madrid 2010 • Arco. Madrid. España. 2011 • Arco. Madrid. España. 2012 • Arco. Madrid. España.
PRINCIPALES COLECCIONES PÚBLICAS: • Museo de La Rioja. Logroño. España. • Museo de Bellas Artes de Asturias. Oviedo. España. • Fundación Príncipe de Asturias. Oviedo. España. • Ayuntamiento de Oviedo. Asturias. España. • Ayuntamiento de Gijón. Asturias. España. • Ayuntamiento de Vegadeo. Asturias. España.
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traducciones
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Herminio We are rarely offered the opportunity of reaffirming the value of artistic moderness as an inalienable contribution to sensitivity and to the identity of a contemporary nature as it occurs with this exhibition by Herminio. The first partnering of architecture with sculpture had new life with the Modern Movement. It ranged from the singularity of a new horizon where the shape was purified up to the limits of matter to create a language related to the interests of those who investigated the essence of this line of thought. After this achievement, artistic creation reformulated the unknown uses of Geometry which represented the last expression of the convulsed nature of the language of art till reaching abstraction as the last possible stage. A concept of freedom grew from these approaches. It spoiled affiliations and theories in order to offer open fields about the experimental and offer an unmistakeable category of contribution to any expression which synchronized a connection with its time from artistic assumptions. This freedom lightened the merger processes and made them natural within the fluent dialogue between arts. It is a well-worn topic to refer to the architectural work by Oscar Niemeyer as one of the most impeccable examples of integration of arts. But in his Centre in Aviles, one of his last projects, he brings this
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theoretical assumption to fruition from the dialogue with its surrounding landscape and with the volumes and decorations of the different buildings which form the centre. Those volumes create a favourable and privileged space to care for these exhibits and establish a dialogue in complicity with Herminio’s work, in this exhibition which gathers a great deal of high quality works. From his beginnings as a sculptor, Herminio has moved from the grasp of matter to an unusual register of shapes and volumes in their control of space. This spatial activity, that space embracing, turns into a brilliant lesson in the relation established in this exhibiting field between container and content. These works by the artist will hardly find a better place to build bridges of communication with the observer because it is an environment where Geometry envelopes itself with a bright mystery. Tightening the vigour of the volumes, keeping the balances of matter and lightening the chromatic duel, it concludes naturally in an almost coordinated work where two ways of understanding the properties of geometry merge. Herminio has reached his maturity as an artist from his handmade origins which provided him with the command of the properties of the sculptoric matter. From his taste for geometry he pursued a self-made production of the creative qualities of volume in an easy and apparently simple way. Nevertheless it involves the complex cohesion of the sense of this universe of shapes
which melt and repeal like allegories of the solid and of the lightweight but always pursuing a fleeting balance. The singular contribution of Herminio to the asturian and spanish artistic scene through this exhibition with a high quality sculptoric production turns him into one of the references of the latest art creation and one of the best current sculptors. Emilio Marcos Vallaure Ex-minister of Culture and Sport of the Government of Principado de Asturias.
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The extraordinary and adventurous adventure of Herminio in the world of art Herminio seldom talks about his decision of becoming an artist. Undoubtedly, that decision meant the beginning of what has been one of the most amazing and fascinating adventures known in spanish contemporary art. There have been so many important events in Herminio’s life since then that his memories from such difficult and risky decisions now seem almost lost in a really distant past. However it is a fresh past because it is just over twenty years since Herminio felt the need to find another job, because of those inexplicable events which happen to us in life. He was 46. He was married and had two daughters. Among other things he had been a weaver, a student of Physics, a miniaturist with the ability to paint Leonardo’s Last Supper on a grain of rice. He was fond of painting and at that time he was also the owner of a small food business. If this change is difficult to understand at that age, it is even harder if the chosen job is becoming an artist and you live in a beautiful and distant part of the asturian coast. Nobody in his right mind would have guessed the successful future he had in store.
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1991, La Caridad. A local bank director urged the influential art critic Jesús Villa Pastur to extend his trip from Oviedo to Luarca, where he lived until his death, to visit a modest studio of a peculiar artist who painted abstract relieves and made engravings with his own technique. He used to apply etching on wood and developed ingenious devices. Villa Pastur must have seen something in that mature self-taught artist of youthful enthusiasm, because he encouraged him to keep on working. He also recommended him to go on to improve his learning at Humberto’s studio, a well-known artist and master of teaching techniques and concepts of Contemporary art. It was then when the epiphany took place and that sublime decision followed passion. The die was cast. Herminio transferred his business and started an apprenticeship based on a weekly lesson. To attend those lessons he had to drive for almost tree hours on those old tortuous roads. An art critic’s encouragement was all he needed to devote his life to art, with a complete dedication and enthusiasm which would continue to grow with time. His decision to become an artist had been made. The choice of sculpture would happen a bit later. 1993, Oviedo. Herminio was holding his first single exhibition in Benedet, a small but famous citycentre art gallery run by Carmen Benedet. The works of many distinguished asturian, spanish and contemporary artists had been exhibited there.
Herminio, who had gone to Oviedo to learn how to paint, had become a sculptor. Surprisingly, this amateur showed personal, modern and absolutely innovative pieces of art. Those early sculptures are now admired and praised by art critics who did not know about them. I bear witness. They were pieces of art with an outstanding creative morphology and made of a matter worked by himself: pressed and died paper which gave the pieces a wooden appearance, adding the rarity of the contradiction between their lightness and their false weight of their volume. It was an extension of minimalism with a suggestive and sober elegance in the design and the quality of textures. The following year, Herminio exhibited in Corneon gallery, in Gijón, as well as in different places in Asturias, Galicia and Santander. He renewed his production, adding white and red colours but keeping the same matter, although he was already showing the inventiveness of what was going to be the most singular characteristic of his sculptural language. 1998, Tensions and balances. Vertice gallery. We would have to wait a bit longer to see how Herminio’s techniques became more prominent. They were going to turn into his train of work, and so to speak, into his aesthetic soul, into the food of shape put into action, independently of their value as pure sculpture. I am referring to the relations between tension and balance, stability, movement and gravity, whose planning must be set in the artist’s love of
physics. These relations are brought about by the action of magnets and counterweights, hidden to the spectator. With regards to this matter I once mentioned a text by the Russian constructivist Naum Gabo, one of the artist more interested in movement within art. It was written at the beginning of the 20th century. In that text, he regretted that Mechanics had not yet reached absolute perfection so as to be able to produce real movement in a work of sculpture without destroying precisely “by means of the mechanical elements” the pure sculptural content. His text expressed his confidence in future generations to solve this problem. With his works Herminio has achieved this possibility of a new sculptural dimension, which questions the notion of centre, stability and the support of sculpture, making movement come true in the way Naum Gabo said it should be: “anonymous and silent”. This achievement has been accredited and praised by some of the most outstanding masters of international kinetic art, on the occasion of an exhibition of this asturian artist in Paris, as we will see later. I sometimes think that the fact that Herminio lacked previous training in sculpture, allowed him to devote himself to an idea freely and independently, without any conditioning factors. A similar thing happened to two artist he is related to: Calder, because of the movement in his mobile works and Julio González due to his images of lines built on air. This artistic expression could fit in those minimum sculptures which aroused admiration because of their fragile beauty and tense balance of a grounded-on-air animation.
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They were wire works held in an unusual plastic juggling, often enclosed in glass cases. They were the first product of his innovative concept of sculpture. In 1998 Herminio did his best in his largest exhibition in Vertice gallery, the biggest and most modern space in Oviedo. It was an important event not only because he achieved a higher level in quality but also because it was going to be the beginning of a collaboration which would boost the national projection of the artist. His first exhibitions in ARCO fair were with Vertice gallery and there his work began to be known. Thus, he took part in several national and international fairs. Moreover, in that exhibition, together with his small sculptures, three big wooden pieces of art were first exhibited. They appeared with all the physical vigour of heavy and big volumes and with irregular geometries which nevertheless were obedient to the fantasy of the mysterious weightlessness of his work. 2000. Barjola museum. Gijón. With those works Herminio started a list of endless new sculptoric proposals, shapes, materials, relations between geometric figures and space. It was the result of a language of an outstanding versatility and inventiveness. And over these works there is a silent, invisible mystery which brings works closer or moves them away, bends them without falling or keeps them grounded on air. In summer 2000, Herminio carried out his most spectacular and risky challenge: the installation of two enormous
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cylindrical pieces of art, which weighted more that three hundred kilos each (661 lb, 6.18 oz) in the Trinity Chapel of the Museo Barjola. They were hanged in a precarious balance, ominously unstable, contradicting verticality and not touching the ground. This installation was extended by placing one of these pieces in the public Auditorium in Oviedo permanently. Months later, he held an exhibition in Vertice gallery, introduced by a catalogue with a text by Fernando Castro Flórez titled “Herminio’s magic balances”. There, we can read: “the magic of Herminio’s works, if you’ll accept such imprecise words, is maintained not only in a ludic and oneiric diction but also in a constructive will of establishing a dynamic link between magnitudes”. The last exhibition in 2005 meant the end of a stage in Herminio’s carrier as an artist for this gallery. It was an important stage. It was then that he started his national and international renown, as a result of his presence in ARCO fair in Madrid seven consecutive times, as well as in other international fairs such as New York, Lisbon. With the gallery “Museo” de Colombia, he broadens his international presence in San Francisco, Brussels Toronto, Bologna and Palm Beach. 2006. Tokio’s adventure. The japanesse in La Caridad. At that point, Herminio’s sculpture had already started to express itself in a new creative context. A process in which the artist never meant that the balance, tension or movement replaced the personal language based on order and the
purity of shapes. Those elements were meant as mere resources which were not actually used in many works of his artistic creation. In this process, he began adding new materials, new approaches and new procedures which, thanks to their expressive possibilities could fulfil the strict perfection of geometry with an aesthetic experience which made contemplation sensorial. Glass, wood, metal, lacquered aluminium, industrial paints, warm picturesque effects in the chromatism of surfaces, highlights, combinations of angles, planes and bends on figures, confronted cubes, rectangular or circular shapes, solid works or pieces pierced by the space… All in all, works of geometric abstraction in the broad spectrum of postminimalism, close to constructivism or neoplasticism. A stage that the artist reached out of intuition rather than a previous knowledge of those tendencies. A growing corpus of works with powerful visual charms and rhythmic tensions, emphasized by the magic of balance and movement. In 2006 Herminio establishes an agreement to cooperate with Rafael Bartolomé, a businessman and collector from Toledo, which brings about an exhibition in Tokio in Sudoh Art Museum. The uniqueness, refinement and subtlety of his works went along immediately with the Japanese sensibility, so much so that the exhibition was not only an artistic success, but also a personal one. Some months later, nine Japanese artits from Sudoh gallery gave back the visit and exhibited their works in the Casa de Cultura in La Caridad. A place that, otherwise, they could hardly have heard of through-
out their lives. Taking the opportunity of the gallery’s involvement in the International Fair of Vigo, seven out of the nine participant artists attended the opening of the exhibition in La Caridad. They were led by Toshiro Yamaguchi, coordinator of the project and Herminio’s interpreter back in Japan. 2007. Paris. with Julio Le Parc and some other masters of kinetism. In the following year, on the occasion of his participation in Miami’s Art Fair, the artist meets Fernando Uría, an art dealer of asturian origin, who lives in that city and is a wellknown expert in kinetic art. Uría buys one of the works on display at the fair and becomes his international dealer for a while. This relationship would turn out to be an important source of artistic and human satisfaction for Herminio. Particularly so because of the exhibition Uría promoted in Paris at Mariño gallery. A good number of masters of the international kinetic art attended the opening exhibition. Among them were Carlos CruzDíez and Horacio García Rossi, founders of the “Groupe de Recherde d’Art Visuel” (GRAV), in 1960 in Paris whose foundational exhibition took place under the title of “Le Mouvement” in Denisse René gallery. Another artist at Herminio’s exhibition was the Argentinian Julio Le Parc, winner of the Biennal Exhibition of Venice in 1966. All the attending artists praised the work of the asturian sculptor, who, from then on, has kept in touch with Le Parc and Cruz-Díez among others.
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2008. Fine arts museum of Asturias. Gema Llamazares gallery. Few things can be more rewarding for an asturian artist than exhibiting his work in his museum, the Fine Arts Museum of Asturias. Herminio’s hard work and his artistic carrier make that exhibition possible in 2008. Thus, the artist from La Caridad fulfilled one of his dearest wishes, long-awaited in his hard years. Moreover, seeing his works in the museum, made up, somehow, for the frustration –although he never mentioned it- of a failed exhibition in Revillagigedo Palace in Gijón. It had been fixed some years before but was never ratified due to a change in the board of directors of the Social and Cultural Work of Cajastur and no explanation was given to the artist. The first of his exhibition in Gema Llamazares gallery, which would become the sculptor’s gallery in Asturias from then on, took place in this year too. The exhibition at the museum was a big success with audience and critics, as it was expected, and was also successful with the media. For many asturian people, particularly those not connected with art, the event was a sensation. It was a real sight for everybody. It welcomed the spectator in the entrance, the inner courtyard of the Museum, with a big work made of lacquered aluminium, a two and a half metre sculpture in weightless balance. Alfonso Palacio referred to the exhibition in the catalogue as –one more sign of the constant evolution which Herminio’s work has gone through from the early 90’s. He’s gone from reflecting on lightness
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and delicacy to exploring a more categorical specific register-, and he concluded: –…he’s turned his studio into a kind of laboratory in which, over the last fifteen years, we have seen the development of one of the most interesting paths in the current artistic scene-. As far as Cruz-Díez is concerned, he wrote from Paris: –We are amazed by Herminio’s structures, of such a sober formal rigor and gifted with a mysterious movement. Movement which is implied by an invisible force which amazes us and leaves us with the feeling of having contemplated an inexplicable event-. 2009-10. He joins Cayón gallery. Amazing introduction of his work in Madrid. The opening of the exhibition in the Museum of Fine Arts was attended by an outstanding figure: Adolfo Cayón, the director of Cayón gallery in Madrid who had included one of Herminio’s works in a collective exhibition which was taking place at that moment. It was formed by important artist such as Albers, Soto, Chillida, Donald Judd, Palazuelo, Kenneth Noland. Undoubtedly the gallerist expectations were fulfilled since from then on, Herminio joined the group of artist in his gallery. On this occasion, he set a spectacular introduction of the asturian artist in Madrid for 2010. The exhibition took place in three simultaneous settings: the stand of the gallery at Arco Fair, an exhibition at the gallery itself in Orfila street and finally a huge show of big pieces in a 500 m2 space in Castelló street.
2012. At the Avilés Cultural Centre. Niemeyer building. And now, once again a big exhibition by Herminio in Asturias at the Avilés Cultural Centre in the Niemeyer building. A big challenge. One of the most difficult things for sculpture is its relation with the setting. In this particular case, it is a harder task because it means the installation of a group of sculptures in such a singular place that they compete with an architecture which was conceived with a sculptural vocation. Everything goes by, and Herminio knows it, because both proposals, setting and works, enrich each other by perceiving architecture as a language we have to listen to, not as a mere container to place the works just considering its physical characteristics. We have to pay attention to the discourse without blending with it, even highlighting the differences. Most of the works are big, with an outstanding plastic strength from a geometric abstraction, from the bareness and solemnity of minimalism and the aesthetic tensions of lightness, balance and maybe movement which revitalize shapes.
Rubén Suárez
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Geometry in space Herminio Álvarez, known as Herminio, is a self-taught sculptor from La Caridad, a county in Asturias. At the beginning of his career he attended the Taller Experimental studio of Humberto (Humberto García del Villar). His first solo exhibition took place in 1992 in La Casa de Cultura in his home town. His initial influences were his uncle, Ángel Fernández and a blacksmith, Ángel, who taught him to dream of space. Gradually Herminio started to gain recognition and acknowledgment thanks to his three-dimensional world inscribed within geometric coordinates. Herminio shared the same hometown as Luis Fernandez, the first spanish constructivist and a follower of the AbstractCréationist movement in Paris, this region has also given us such contemporary visionaries as Amador and Joaquín Rubio Camín, Lisardo, Isabel Cuadrado, Ángel Guache, Eugenio López and Javier Victorero. All of these artists have exhibited their works in Oviedo in galleries such as the now defunct Benedet, Vertice and in Gijón at Cornión and Gema Llamazares. They have also exhibited in the Museo de Bellas Artes de Asturias (2008) and in the Museo Barjola in Gijón (2000). The programme of the Museo de Bellas Artes de Asturias exhibition noted that Herminio’s “The lightness of the form” coincided with Luis Fernández exhibition. Herminio has been acclaimed by critics
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such as Javier Barón, Luis Feás, Juan Carlos Gea, Jaime Luis Martín, Alfonso Palacio, Rubén Suárez and Ángel Antonio Rodríguez. Rodríguez called the artist’s Studio in the westernmost corner of Asturias “a temple of peace” a workplace fit for a Renaissance master. If the Vertice gallery in Oviedo was the place where Herminio’s work coincided with the aforementioned geometrists as well as Imanol Marrodán and the Austrian Leo Zogmayer, in the past few years it is in the in the Cayón gallery in Madrid that Herminio has found his home. In recent years the gallery has been endeavouring to bring his geometric art to a wider audience. Herminio has exhibited there twice; Ingravidez – Weightlessness in 2010 within the gallery and in the Espacio Goya which complemented the exhibition in Castelló for some time. In addition to Herminio, the gallery has held individual exhibitions by artists such as the German Knopp Ferro, the Brazilian Macapara and the Uruguayan Marco Maggi, as well giants of the genre such as Carl Andre, Manuel Barbadillo, Carlos Cruz-Díez, Ángel Luque, Pablo Palazuelos, Jesús Rafael Soto and Victor Vasarely, in addition to works by Mark Tobey, Eduardo Chillida and Yves Klein. In 2007 Herminio exhibited in the Mariño gallery Paris, where the works of artists such as Carlos Cruz-Díez, Jesús Rafael Soto, Carmelo Arden Quin, Antonio Asís, Geneviève Claisse, Hugo Demarco, Julio Le Parc, Jean Legros, François Morellet, Aurélie Nemours, Nicolas Schöffer, Michel Seuphor, Francisco Sobrino, Luis Tomasello, Joaquín Torres-García,
Gregorio Vardanega and Victor Vasarely have been shown. Incidentally, both Cruz-Díez and Le Parc were present at the inauguration of Herminio. Indeed, to demonstrate the respect he had for his peer, Carlos Cruz-Díez contributed a text to the catalogue for Herminio’s exhibition in the Museo Barjola. According to Rubén Suárez, at this moment, Le Parc exclaimed of Herminio, “He is one of us”. But let us look again at the beginning. During the early nineties, a fortysomething Herminio found himself at a crossroads in his life. Forsaking a secure, easy life he decided to quit his job as a supermarket owner and resolved to dedicate his life to sculpture. At first he worked with card, reliefs and free pieces. One of those works has a title which is typical of him: Tensions and Balances. In an interview in 2006 he said, in an admirable exercise in continuity, “I keep on searching for tensions, balances, harmonies and emotions”. Next, he started to make landscapes out of boxes within which there could be thread, barbed wire, pieces of wood or mirror, childlike paper boats, pencils, compasses and even dry flowers… Aerial architecture, light drawn in space, a filiform self-portrait, cart or bicycle wheels, a house, a figure strolling down a staircase. These pieces combine severity and subjectivity and are reminiscent of Alexander Calder’s wire circus, the work of Leandre Cristófol, Moisés Villélia’s bamboo mobiles and even Riera i Aragó, and Alberto Giacometti’s work. The forms and materials are familiar, everyday objects; the same can also be said of its concep-
tual aspect; these pieces could be seen as “Magical DIY”. The invisible influence of magnets adds motion to these structures and creates a whole new level of wonder and mystery. Jaime Luís Martín chose the particularly apt title “The imperceptible presence” for a text from a catalogue of an individual exhibition organised by the Gijón town hall which took place in The Old Institute in 1999. In the text the poet talks about threads, divestments and about mysticism in San Juan de la Cruz, underlying the idea that fragility can sometimes transform itself into monumentality. Javier Barón also contributed to the catalogue and suggested a Giacomettian character, especially in the self-portrait. He saw the boxes as small theatres, similar to those built by the ingenious Fausto Melotti. With Les champs magnétiques, 1920, André Breton and Philippe Soupault wrote the first ever literary surrealist book using the automatic writing technique. Herminio has often this technique in his own work. In his prologue of the catalogue “e pur si mouve” for the second individual exhibition in Gema Llamazares gallery, Rubén Suárez aptly notes the name of the belgian Pol Bury, the disquieting and surrealist artist of kinetics. I remember an exhibition of Bury’s work, in the Galerie Maeght in Paris in 1979. It was an unforgettably strange, wonderful and ultimately enigmatic experience. In another text in the catalogue La levedad de la forma (the lightness of the shape), Rubén Suárez brings up another name which makes sense when talking about Herminio: the Greek Takis, another
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artist from that era, I still have warm memories of Estafilades (1961). The photographer Morilla has taken some particularly interesting photos of Herminio’s work, specifically those detailing wires and counterweights, which have echoes of Takin’s style. Although Herminio has never abandoned the magnetic dimension in his work he has expressed his fear of people being more interested in the trick of “how it works” rather than the deeper essence of his work. The first truly great exhibition of Herminio’s was in 2000 in the chapel of the Barjola Museum. There are hints of the sculptor’s later path in the large pieces of wood shown there. We have prototypical trunks and columns, pieces such as the ring and the chair, and indeed, the trunk perched at a gravity defying angle. These pieces stand like echoes of the future, foreshadowing Herminio’s later direction. The beautifully titled Grounded on Air exhibition in Gema Llamazares gallery in 2008, showed an artist in transition. On the one hand there were Calderian sculptures like “Orinque” and “Arboladura” and on the other hand, distinctly geometric ones made from polychromed metal. The first area Orinque and Arboladura, and also Barlovento, Botavara, Cabrestante, Patache, Petifoque was infused with an explicitly nautical theme, the art of the knot, the anchorage and the poetic precision of sailing. In this we see the passion for the Cantabrian sea which Herminio shares with other contemporary asturian artists such as Guache, figurative artists such as Miguel Galano, Melquíades Álvarez, Hugo Fontela and Pelayo Ortega and in the work of Santiago Mayo,
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another builder of small theatres. In the aforementioned magazine interview in 2006 Herminio reveals “Every day in my walks around La Caridad and Viavélez, I feel inspired by the calmness of the sea”. Nevertheless, that part of the exhibition, although precious, felt like a good-bye, the sculptor was beginning to explore a new direction. Moving away from intricacy and movement, Herminio has moved towards order, clarity and a cleanliness of concept and shape. His new style employs geometry, primary structures and minimalism. Important influences, particularly in his larger works, were Richard Serra, Toni Smith and Sol LeWitt; like a step back in time or a Constructivist loop. This second phase of Herminio’s work can be characterised by a number of tenets; the abandoning of lyricism and effusiveness, a greater degree of self-control, a shift towards neutrality and away from self-indulgence and an economy of purpose in the vein of a Miensian “less is more” paradigm. Both the work gathered in La levedad de la forma in 2000 in the Museum of Fine Arts in Asturias, and those collected by Cayón in Madrid in 2011 follow this path. Elementary shapes, primary structures, intense chromatic reds and stark black and white colours in a russian constructivist style, here are the echoes of lissitzkyan and rodchenkian. Yellow, blue and grey colours appear later on. Works mounted on the wall are usually orthogonal, evoking Hollish Neo-Plasticist tradition. They reveal an intelligent re-reading, as noted by Alfonso Palacio, a man who knows 20th
century geometries. We see horizontal lines, sometimes so long that they seem to evoke… the sea, vertical lines, squares, cubes, parallelepipeds. Sometimes these shapes coalesce into a plane, taking shapes like squares or low reliefs. However, on other occasions, the shapes seem to come alive on the wall, activating the plane. There are also some simple reliefs, curved, with a changeable baroque style reminiscent of early César Domela, the most unorthodox of Neo-Plasticist artists. Magnets still play a key role in much of his work. We can see a right angle in black, suggesting two sides of a frame, two black parallelepipeds dancing a strange hypnotic dance, a yellow angle beside a circle in the same colour. We also see echoes of his earlier small theatres with magnetic fields giving life to a red square and rectangle, reminding us of Lissiztky’s “about two squares”. Wood is rarely used in the construction and many of the pieces are aluminium or steel giving a fresh sheer quality to the work like Rotura en el espacio (2006), a four metre high sculpture for Vegadeo’s townhall named in an pseudo japanese style La senda de los doce puentes –the path of the twelve bridges-. Herminio has done arguably his best work in the Oscar Niemeyer designed Centro Cultural Internacional Avilés, a real “espèce d’espace”. I am familiar with much of Niemeyer’s architectural work in Brazil; Sâo Paulo, Rio de Janeiro and the spectacular Niterói Contemporary Art Museum. Working within Niemeyers’ unique and distinctive surroundings is a daunting task for any sculptor, but the challenge brought out
the best in Herminio. There are two strains to this thirty piece exhibition; on the one hand, he chose some out of his previous years’ work, some of which are referred to in this text, whilst on the other he created specific, monumental works, specifically for the Centro Cultural Internacional Avilés where they would be seen for the first time. Among the more recent works are metallic drawings influenced by Paul Klee and Joseph Albers, virtual spaces within space –sometimes framed in doorsalmost invisible, almost vanishing in the air. There are glass cabinets composed of similar spaces, in that unstable balance of which only Herminio knows the secret. We also have cubic outlines leaning on each other; some placed on the ground, others hanging from the ceiling like mobiles. There is a piece composed of a rampant, dynamic red line spreading through space and touching other geometric shapes including one made of crystal: it is as if the artist was taking us on a new lissitzkyan an voyage. And then there is a gorgeous kinetic piece, the most kinetic work I know by this artist, a dialogue between steel and water… The adventure continues. Juan Manuel Bonet
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