Fernando iwasaki

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Ajuar Funerario, Fernando Iwasaki

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FERNANDO IWASAKI Nació en una familia de múltiples raíces (Japón, Ecuador e Italia). Realizó sus estudios escolares con los Hermanos Maristas en el Colegio Champagnat de Miraflores (1966-1977) y los superiores en la Pontificia Universidad Católica del Perú (1978-1982), donde fue profesor titular de Historia desde 1983 hasta 1989. De 1985 a 1986 fue becario de investigación en el Archivo General de Indias de Sevilla, gracias a una beca del Instituto Riva-Agüero de Lima y del Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid. De vuelta al Perú continuó dictando sus clases en la Pontificia Universidad Católica y se incorporó al claustro de profesores de la Universidad del Pacífico, donde impartió la asignatura de Ciencias Políticas. En 1989 regresó definitivamente a Sevilla, donde reside desde entonces. Es Doctor en Historia de América por la (Universidad Pablo de Olavide) de Sevilla y candidato al doctorado en Literatura Española e Hispan por la (Universidad de Salamanca). Como especialista en gestión cultural ha dirigido el área de cultura de la Fundación San Telmo de Sevilla (1991-1994), fue director de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el Terrorismo (1998-2001) y director del Aula de Cultura de ABC de Sevilla (2003-2010). Desde 1995 dirige la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco. Como escritor en periódicos ha sido columnista de Diario 16 (1989-1996), El País (1997-1998), La Razón (1999-2000), Diario de Sevilla (2000), El Mercurio de Chile (2005-2014) y del suplemento literario Laberinto del diario mexicano Milenio (2006-2010).Desde el año 2000 hasta la actualidad, es columnista del diario español ABC, para sus ediciones de Sevilla y Madrid. De 1996 a 2010 dirigió la revista literaria Renacimiento de Sevilla y es socio de honor de Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. Actualmente, imparte clases de Retórica y Comunicación Argumentativa en la Universidad Loyola Andalucia en los campus de Córdoba y Sevilla. Características de la obra literaria de Iwasaki Ésta presenta características que la convierten en una obra literaria bastante peculiar, comenzando por el hecho de que siendo originalmente historiador, Iwasaki escribiera un libro en el que habla detalladamente y sin tapujos, pero en forma novelada y algo sarcástica, de sus continuos y numerosos fracasos amorosos. Sin embargo, el texto ha sido todo un éxito de ventas y la aceptación de parte del público merece, sin discusión alguna, el calificativo de sobresaliente. No obstante, también es necesario recalcar que la obra de Iwasaki constantemente deja entrever una notoria habilidad en el lenguaje escrito, particularmente en el uso y asignación de títulos a cada libro, con un tinte a ratos marcadamente irónico. Iwasaki es multifacético y, capaz de pasar de un tema a otro como si nada. De esa forma, se desliza de un texto sobre su mala suerte en el amor a otro relacionado con lo que vendría a ser su fuerte: la historia. Así se gestó Neguijón, donde además hay una crítica muy potente a la Inquisición y a los poderosos tentáculos que ésta tuvo y desplegó en la Lima colonial. El libro nos habla de una ciudad en la que impera el oscurantismo y gira más que nada en torno a un personaje: Gregorio de Utrilla, un sacamuelas sevillano que vive obsesionado con atrapar al neguijón, un gusano misterioso que supuestamente es el responsable de los males bucales. Iwasaki reconoce ciertos referentes literarios importantes, entre los que está el cubano Guillermo Cabrera Infante. También admitió otros referentes relevantes en su obra como son Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Si se hace un análisis en profundidad de la creación literaria de Fernando Iwasaki, es fácil llegar a la conclusión de que en sus escritos prima fundamentalmente lo histórico, siendo eso hasta cierto punto algo lógico, pues se trata de la especialidad de este autor. Pese a lo anterior, Iwasaki dice sentirse más novelista que historiador y, más escritor que novelista. El motivo para llegar a tal conclusión es, que un escritor puede escribir en muchos tipos de género literario, sin limitarse a uno en particular. Fernando 1


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Iwasaki es, aparte de lo anteriormente expuesto, un lector voraz, un comelibros, siendo dicha vocación la que contribuyó a convertirlo paulatinamente en un escritor. Así lo consigna en sus declaraciones a la prensa. Fuente: wikipedia

Un encuentro con Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki Cauti Por Luis Pedro Villagrán Ruiz Resulta sorprendente descubrir la literatura del peruano Fernando Iwasaki, pues es una suerte de amalgama entre la tradición latinoamericana y la influencia directa de la literatura española contemporánea. No cabe duda que este autor se instaurará como uno de los más influyentes, trascendentales y originales de su época y de sus coetáneos. Recién cumplió 52 años y ha presentado obras en las ramas de la historia, el cuento y la novela, entre muchos otros subgéneros de estas mismas. Ha recibido varios premios, como el Premio de Ensayo Alberto Ulloa (1987), Premio Copé de Narrativa (1998) y Premio Algaba (2008), entre muchos otros. Fernando Iwasaki Cauti nació en Lima, Perú, el 5 de junio de 1961. Reside en Sevilla, España, desde hace varios años; específicamente, desde 1989. En la red se le ha clasificado como escritor, investigador, docente, filólogo e historiador. Sin embargo, desde mi punto de vista, destinar a un intelectual que danza entre tantas disciplinas es una limitante. Ya Iwasaki ha dado muestras en áreas ajenas al campo meramente literario o histórico; es así como destaca también su trabajo como ensayista, columnista de opinión, editor y crítico literario. Como dato curioso, el mismo autor declaró en entrevista con Roger González: “Yo solo sé escribir mezclando los géneros, porque los géneros están para degenerarlos”. También es valioso hacer hincapié en que el peruano es académico. Actualmente es candidato al doctorado en Historia de América, por la Universidad de Sevilla, y candidato al doctorado en Literatura Hispanoamericana, por la Universidad de Salamanca. Por tanto, no resulta sorprendente encontrar en sus textos diferentes lecturas “de cajón”, lugares comunes o renovaciones estilísticas y formales fáciles de identificar. Lo que es sorprendente de su obra, es cómo tantas lecturas, lugares comunes y renovaciones toman un nuevo significado. Conocerlo un poco a través de entrevistas lo hace notar como una persona un tanto hermética, con el tradicional ego del buen escritor, pero conocedor de la literatura de su tiempo. De esta manera, sus respuestas a preguntas de temas de literatura hacen, por lo general, referencia a autores contemporáneos en lengua española. De esta forma, Iwasaki se posiciona como un crítico e intelectual que no añora el pasado como un tiempo dorado, sino que ve en el presente el futuro próximo, y en el futuro, la mejor versión literaria del presente. Su obra es reconocida a nivel internacional. Especialmente en España, donde ha echado raíces. Entre sus novelas más reconocidas destacan Libro de mal amor (2001), Mírame cuando te ame (2005) y Neguijón (2005). Como ensayista, sobresalen sus textos Mi poncho es un kimono flamenco (2005), Nabokovia Peruviana (2011) y Arte de introducir (2011). En la historia y la crónica resaltan obras como Nación peruana: Entelequia o utopía (1988), Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI (1992), El sentimiento trágico de la liga (1995) y Una declaración de humor (2012). Asimismo, ha participado como editor de diferentes antologías en varios géneros a nivel internacional. Sin embargo, en este ensayo trabajaremos la labor cuentística del peruano. Desde 1987, con Tres noches de corbata, hasta España, aparta de mí estos premios (2009), los cuentos de Iwasaki se han caracterizado con su sagacidad, inteligencia, acidez y genialidad. Vale la pena reconocer lo buena recepción crítica (y comercial) de sus libros de relatos, como Inquisiciones peruanas (1997), Helarte de amar (2006) y, la colección de cuentos de que versamos, Ajuar funerario (2004). De esta última compilación, la crítica ha versado: Lo más insolente de estos relatos, desde el más breve al más extenso, es que todo lo que cuentan es verdad y este hecho se convierte en esa cualidad que autentifica la literatura. (Pedro Domene, Cuadernos del Sur) 2


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Ajuar funerario es una obra impregnada de humor negro, con un no sé qué de juego macabro que pretende divertir la inteligencia del lector, para que tolere así la carga tenebrosa de las historias referidas desde los pantanos de la aberración y la patología. (Ricardo González Vigil, El Comercio); trabaja el concepto del cuento de terror desde una perspectiva contemporánea, pero sobre todo real. Todos los relatos son muy breves; no hay ninguno que sobrepase dos páginas diagramadas. Y en esos sucintos instantes, el peruano nos traslada a ambientes tenebrosos, llenos de misterio y de horror. Las palabras son cotidianas, el lenguaje es asequible. De la misma forma, el autor utiliza la estructura del cuento de terror para lanzar críticas sociales, disfrazadas de fantasmas o aparecidos. La técnica es variada: los cuentos no se parecen entre ellos, y solo se relacionan por el concepto que los une. Todos los relatos comienzan dando por sentado que el lector conoce esa parte recusada del cuento. Tienen “principio abierto”. Luego, de manera sagaz, intuitiva y magistral, Iwasaki contextualiza todo un relato en dos o tres líneas (a veces, incluso, con dos o tres palabras). Los ambientes son oscuros y lóbregos, por lo general. Los cuentos tienen su propia vibra. Los relatos son puros cúlmenes: esos espacios entre la presentación e introducción, y el desenlace final. De esta manera, surgen relatos tan grandiosos como La casa de reposo, en el cual una pareja de monjas conversan sobre el comportamiento profano y herético de un viejo profesor que está a su cargo, es nomás un diálogo: – ¿Y dice usted que el viejo profesor se niega a ir a misa, hermana? – Así es, reverenda. Y maldice y ofende a María Santísima. – No importa, hermana. Llévelo entonces a dar un paseo por el huerto. – Sí, reverenda. – Hermana… – ¿Sí, reverenda? – Que parezca un accidente. El autor juega con los elementos cotidianos, sobre todo con alegorías religiosas, en este caso, las monjas. Sin embargo, Iwasaki también trabaja con otros espacios y escenarios. De esta forma, presenta también el terror de la modernidad, de la contemporaneidad y los delirios que nos produce la tecnología. En el caso del cuento A Mail In The Life, Iwasaki da un claro ejemplo de lo que puede producir la enajenación, la alienación por la tecnología y sus trampas. En este relato narra sucintamente cómo un hombre comienza a escribirle correos electrónicos a su esposa haciéndose pasar por otro. Ella, al principio, se muestra reticente, pero poco a poco comienza a confesarle cosas inimaginables, hasta que el protagonista se frustra por la doble vida de su mujer y decide suicidarse, “para que nos pierda a los dos”. Por otro lado, el relato La ouija narra la historia de un espíritu fantasmal niño al que le gustaba que los vivos jugaran ouija para poder comunicarse con ellos y divertirse, hasta que un día decidió romper la copa que lee las letras y cundió el pánico entre todos. Para él, en su inocencia, era nomás diversión y termina echando de menos a esas personas. El remate es genial: “Los nuevos inquilinos nunca juegan con el tablero, y a mí me da vergüenza mover las cosas sin que me llamen”. En Juicio final, el terror se convierte en ironía y chiste. Un alma llega al cielo y el ángel le condena. El alma pregunta por qué, si ha sido bueno durante toda su vida y ha seguido los mandamientos. Así, “el ángel levantó la cabeza, y bajo sus rizos dorados descubrí el rostro enfurecido y congestionado de mi madre”.¡Qué fantástica forma de describir las relaciones familiares! Finalmente, en El pasajero, Iwasaki construye una leyenda contemporánea sobre un pasajero que se sube al asiento trasero de un automóvil y que se deja ver como una silueta oscura en el retrovisor, así como por su maloliente niebla y olor. 3


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Estos son únicamente algunos ejemplos de los relatos que contiene Ajuar funerario. Una compilación de historias de terror cotidiano, real y existente. Desde lo más extraordinario hasta lo más corriente puede ser fuente de pavor y ansiedad. En sí, cada uno de estos relatos es una suerte de amalgama entre los mejores cuentos de terror de Edgar Allan Poe, los mejores cuentos metafísicos de Jorge Luis Borges y la voz única que conforma a Fernando Iwasaki. Fuente: EsQuisses (Un grupo de periodistas independientes que, si bien han estado involucrados en medios de comunicación, aportado y trabajado bajo varias temáticas, responden a la problemática de la ausencia de un medio adecuado para la difusión, promoción y análisis de todo el movimiento artístico y cultural de Guatemala. Ofrecemos además, una plataforma de expresión para personajes y creativos importantes del arte guatemalteco y un medio para documentar los rincones y tradiciones del país. A través de nuestro ojo y narrativa Esquisses evidencia los bocetos culturales de la época. La página toma su nombre de Esquisses (siluetas de escritores y artistas), primera publicación del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo en 1892, publicado en Madrid en donde comentaba la obra de autores como Ruben Darío, Paul Verlaine y Oscar Wilde)

MINIENTREVISTA A FERNANDO IWASAKI POR REVISTA MICRORRELATOS IM: Como escritor, ¿qué elementos consideras que debe tener un microrrelato para ser eficaz? FI: Para que no sea un chiste, ni un aforismo alargado, ni un poema en prosa, el microrrelato tiene que contar una historia y ser una mezcla de haiku, horóscopo y videoclip. IM: ¿Cómo y desde cuándo nació tu pasión por el microrrelato? FI: La verdad es que yo no quería escribir "microrrelatos", sino cuentos brevísimos como los de Arreola, Denevi, Cortázar y Borges. Ahora me veo conminado a formular teorías sobre el microrrelato, pero me salen cortitas. IM: ¿Por qué crees que se ha producido el auge reciente de la microficción? FI: Como nadie se ha hecho millonario escribiendo microrrelatos, descartemos los móviles económicos. Para mí, el auge se reduce a una intensa dedicación de ciertos editores, críticos, lectores y escritores. IM: Como lector, ¿qué autores y/o libros nos recomendarías? FI: Arreola, Denevi, Cortázar y Borges, por supuesto. Y Ana María Shua, Pedro Ugarte, Andrés Neuman y José María Merino. IM: ¿Qué consejo le darías a los microrrelatistas que recién comienzan? FI: Si recién han comenzado, que terminen rápido. No sea que les salga una novela. IM: ¿Quiénes son en tu opinión los principales referentes del género en tu país? FI: Julio Ramón Ribeyro en las "Prosas apátridas" y Ricardo Sumalavia con "Enciclopedia Mínima". Un cuento: "El espejo y la máscara" de Borges. Una película: "Sueños de un seductor" de Woody Allen Una canción: "A Day in the Life" de los Beatles Una comida: Cebiche mixto Una frase: "Toda regla tiene una excepción. Esta es una regla" (Bertrand Russell) Una ciudad: Nueva York Una alegría: Los hijos Un equipo de fútbol: La U de Lima, el Betis de Sevilla y el Newell's de Rosario.

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