HALL LA VENTANA
LA MADERA ES ORO
Ilustración: Mary Dhianna/Freepik.
¿Qué tiene la madera que nunca pasa de moda? El mueble de madera es serio, natural y agradable, no es ostentoso, ni extravagante, ni inmaduro. En los últimos años hemos visto como evolucionaba el gusto hacia diferentes acabados de madera, desde los frontales de fresno y arce hacia los wengués y zebranos para acabar calmándose en las chapas de los robles lisos y canaletos. La madera es tradición puesta al día, pero, curiosamente, también resulta moderna y sofisticada. Hace una década, incluso se intentó resucitar la madera recubierta de poliéster de los años sesenta y la combinación con frontales lacados de colores. Era como asomarse a otros mundos, pero de la mano segura y firme de un material que nunca fallaba. Ahora, con la crisis sanitaria y la preocupación renovada por lo sostenible y el futuro del planeta, la madera se ha convertido en la
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opción que mejor se adapta a nuestra sensibilidad. El mueble de toda la vida, con pocas florituras estéticas, es el más demandado en un mercado que busca bienes duraderos y compras de largo recorrido. Los valores eternos de la madera vuelven a mostrarse capaces de dar la cara en circunstancias adversas sin flaquear. Las cocinas más vendidas en la gama alta son de este material combinado con acero y cuarzo. Lo mismo ocurre en los cuartos de baño reconvertidos en espacios para el relax y la intimidad, donde la madera muestra sus encantos en contacto directo con la piel. Un experto en finanzas diría que la madera es un valor refugio. ¿Qué tiene la madera que nos tranquiliza cuando la encontramos en nuestro entorno? Su uso en bares y restaurantes a la moda ha crecido en los últimos años hasta convertirse en material preferido por interioristas de todo el mundo. Parece obvio que, a pesar de todos los adelantos científicos, de la introducción de nuevos materiales y la conquista de los metales, las materias que entroncan con la naturaleza nos siguen proporcionando tranquilidad. Tocar la madera es una forma de sentirse en contacto con algo que, por su propia autenticidad, no puede defraudarnos. La madera es una materia que no se puede sintetizar, posee unas cualidades técnicas que la hacen idónea como aislante térmico y acústico, es agradable al tacto y se ha demostrado que contribuye al bienestar de la salud de las personas que viven rodeadas de ella ya que induce una serie de efectos emocionales muy beneficiosos que se inscriben en lo que se conoce como psicología de la biofilia. Todo lo relacionado con la naturaleza nos beneficia psicológicamente. La madera, además, envejece con nobleza y se hace más bella. La madera procedente de silvicultura de los bosques no sólo no consume árboles, sino que asegura su repoblación y aumento. Hablar de las cualidades de la madera es obvio cuando podemos apreciarlas al tacto, la prueba definitiva de un material destinado a convivir con nosotros y, tal vez, a sobrevivir a nuestra especie.