La intemperie - Jorge Alegret

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la intemperie Jorge Alegret

El MensĂş Ediciones poesĂ­a





Colección

Ediciones Virtuales

3

. poesía .

El Mensú Ediciones

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LA INTEMPERIE Jorge Alegret



LA INTEMPERIE SUR PROFUNDO...................................................11 1...............................................................................13 2...............................................................................14 3 ..............................................................................15 4 ..............................................................................16 5 ..............................................................................17 6 ..............................................................................18 7 ..............................................................................19 8 ..............................................................................20 9 ..............................................................................21 10 .............................................................................22 11 .............................................................................23 12 .............................................................................24 13 .............................................................................25 14 .............................................................................26 15 .............................................................................27 16 .............................................................................28 17 .............................................................................29 18 .............................................................................30 19 .............................................................................31 LAS CASAS..............................................................33 El umbral..................................................................35 Primera casa ...........................................................36 Segunda casa ...........................................................37 Tercera casa ............................................................38


Cuarta casa ..............................................................39 LA INTEMPERIE ....................................................41 1 ..............................................................................43 2 ..............................................................................44 3 ..............................................................................45 4 ..............................................................................46 5 ..............................................................................47 6 ..............................................................................48 7 ..............................................................................49 8 ..............................................................................50 9 ..............................................................................51 VAPORES MODERNOS ..........................................53 1 ..............................................................................55 2 ..............................................................................56 3 ..............................................................................57 4 ..............................................................................58 5 ..............................................................................59 Datos bio-bibliogrรกficos .........................................58


SUR PROFUNDO

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1 Tengo ratas de amor viejo en el cuerpo. Hay otros animales, pero no alcanzan para una lengua.

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2 Por la noche, en los ñires, reposan cosas que se resisten a ser nombradas. Sé que arañan, y podrían besar, y a veces se desprenden y flotan como grumos de brea en la noche del bosque. Se posan en los vidrios y entonan apenas susurradas, frases del arte de la fuga. Algún día, presumo, entrarán al dormitorio y aprenderé a nombrarlas, desnombrándome.

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3 El verano me deja los huesos con un humor de vidrio molido. Soy un muñeco sin brazos en la colección de una vieja yanqui con trastornos de acumulación. El verano me serializa, me eviscera, me arroja a las brisas hirvientes de los puestos de salchichas fritas. Cuando agonizo así, todos envidian mi levedad de pájaro en la plaza.

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ยกay del manjar marino que negรกndose horada el paladar y libera las anguilas del amor y de la guerra, los humedales solitarios del morir mal dicho en otro!

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a L. A. S.


5 Son los poemas del tejido roto. CarbĂłn de telar mĂĄs vieja en un revuelto de lanas y falanges y fĂŠmures como cuchillos clavados en el viento. De eso habla mi artista, el mamarracho idiota de cenizas entre las brasas que arden para siempre.

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6 nacer cesar todo eso indecible de sangre y gusano y en el breve ahogo una guerra civil de las meninges en llamas del sur circular y el poeta maldito de mi pueblo bebiĂŠndose la leche del hijo no nacido. que es nacer que es cesar mientras los espasmos de lo que fui yĂŠndose en tu carne.

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7 La ventana hace la película para el ojo dañado de gente rodando en intemperie y secos fondos marinos, una farsa de marionetas entre supermercados y estaciones de servicio; ¿qué es un puente, padre? Yo tenía pesadillas con la palabra orilla, con mis injertos de botes de pesca y camión de desparafinado, pesadillas de ventana por donde mirar el futuro en miniaturas de tornado con centros de cartón que pasan oliendo a mariscos.

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8 Sé que no digo nada. Sé un poco Sade y de tu raquitismo en mi boca, apenas una asfixia en las habitaciones que el Estado olvida junto con las necrológicas y el secreto de una enfermera del campo de Auschwitz. Para decir nada es esta lengua.

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9 Con las patas el perro escribe un caligrama para el hombre de los amores contrariados. Trabajo de escritura en el salitral bajo la luna llena. En esa ret贸rica te pierdo.

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10 Abuela vivía en un tiempo que era una sartén llena de aceite de oliva al fuego. Padre llevaba el desempleo en el rostro como una gracia divina. Yo era un perro que meaba las casitas de la Difunta Correa con devoción. No recuerdo un afuera del invierno, nada fuera de los blancos y negros intensos que se metían en los libros y en los ojos que las mujeres llevaban en la nuca. Abuela me decía que todos moriríamos antes del verano. Había golpes de estado, y los árboles no nos daban sombra.

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11 Ella se replica, es jugo de higo en un espejo que habla palabras como erizos que se hunden amorosos en mis vísceras, que me hacen días de óxido y gambas en los ojos. Ella envejece en algún rincón de la casa paterna, luego me muere discreto y, cuando ceso, escupe mi tumba.

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12 Para hablar en el viento hay que saber temblar de zinc, y en la raz贸n del arenal ser el ni帽o con su collar de orejas.

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13 Es una escritura de sumidero, me voy en bajamar y me hago algas con las letras grabadas en los huesos. Retorno en blanco, listo para ser escrito de nuevo en tu tedio, mientras sube la marea.

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14 El olvido, mi amor, no es el reflejo de la ausencia, lo supe una vez desmetaforizado una vez alojada como vĂ­scera la colecciĂłn de tus avatares una vez hecha la rutina de castigar al ĂĄngel con vestiduras de ciruja al alba.

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15 Mi nombre es de piedra pre単ada de agua que se hace a単icos de madrugada cuando cae la helada.

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16 Leía en las gaviotas el relato del vertedero. Leía el hambre, el vuelo, y las calenturas que mi madre quemaba sola en el dormitorio. Esperaba mis branquias, y a la mujer que soñaría toda la vida. Eran escenas pedagógicas: aprendía la peste del desamparo. Había que hablar de las alas y la bruma como quien habla basura. Regresaba a la tardecita y traducía mis lecturas para el espectro de mi abuela que era como humito de sardinas asadas.

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17 qué pena esta versión de mundo con sus lobas viejas en las bolsas de valores, qué pena el sujeto iluminado de luces negras, el cráneo quemado por los soles microscópicos del amor serial, y qué pena la cosmética de estepa donde soy invisible.

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18 Estoy haciĂŠndome horizonte estoy todo afuera pensĂĄndome nadie ruta y garayalde en febrero el rostro pulido de monstruo sin rasgos al fin oleaje de ripio arrastrando trenes al sur con los restos de tu nombre.

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19 No iba a ninguna parte y la difunta se velaba a sí misma en el umbral del bar. Enumeraba los muebles de su casa natal, y a veces decía un nombre que sonaba como agua y se frotaba la entrepierna. La difunta camina por el pedregal y me mira con los ojos de no estar haciéndome de cera el corazón y los intestinos. Me gustaría seducirla con algunos versos de una poeta rusa, pero apenas alcanzo a mostrarle mis dientes arruinados mis labios cubiertos de sal. Quisiera regresarla, traerla hasta mi cama y volverla a nombrar para que sea mi animal más amado junto a la máquina de escribir. “No tenés manos para este río” dice la difunta con un vapor de lavandas y corderos muertos en el aliento. Me digo que es cierto: tengo el deseo escaso y no me alcanza para que la difunta 31


se vacĂ­e en mĂ­, para que se mire como yo la miro.

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las casas

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El umbral Miro mi reflejo en la ventana del bar. En el origen hay memorias rotas, permutables según fluye la serie de los eventos. En la calma desolación del yo, se me esfumanlas habitaciones. Algo calla en los pasillos, y es una criatura sin miembros, ciega, que es pura boca, que se ahoga. Esa marca es un dolor sin territorio que, en cuanto se dice, se solapa. Nada dona el vacío, madre: siempre es alguien. El ciruja nada espera: es una estasis crepuscular, un fragmento de hombre que declina junto a la fogata y el hielo. Hay una hemofilia que lo funda. Lo que se abre: una celda, un sentido que se pliega en cuanto emerge, la máscara de los días, del trabajo asalariado. La escritura es una araña de brea viajando por tu vientre. La ausencia es lo que asecha entre las vagas emergencias, y es un cuerpo que traiciona y es traicionado; un cuerpo vacío que se finge en una oleada de mierda solar. Eso, y la ventana del bar donde duro un rato, donde me fijo escribiendo. Por allí hay un mundo, con playas de arsénico por las que corre Pierrot Lunaire.

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Primera casa Hay palabras que son huesos desaparecidos, que suenan como Satoko Fuyi. Son los huesos alfabéticos, una lengua subterránea, una gusanera de signos, lo que se dice bajo lo que se dice, lo que se pudre bajo la cara de Boris Karloff. Un sentido de la carroña. Los territorios errantes que serán la primera negación. También: lo que hay tras los malabarismos de la Forma.. ¡Ay de toda esa risa que espuma negra al final del día! La casa estaba llena de ojos dentados, de cópulas mudas. Arde el nombre de bautismo en amores de dragón, volutas de santo lujurioso en el bosque de eucaliptus. Plutón tiene una órbita excéntrica, lo supe después, pero ya era tarde. Cada imagen, en cada rincón, es una pieza del quebrantacráneos infinito (o indefinido?) Si escribiera una novela policial (mis antepasados en los armarios) sabría a quién le escribo, pero no llego a esa analgesia. El niño se hace Lo arrojado, se hace el Durmiente en mi hígado, se hace ciego a la relevancia. Es lo sesgado, no lo relevante. En la casa se desvían las presencias en payasos, en ruinas de flamenco, en un puente romano cerca de los Pirineos. Hay un asco donado. Lo supe: la herencia es un revólver de hielo. Ni destino, ni azar, ni necesidad: sólo un hipotálamo arruinado.

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Segunda casa La intemperie se finge hospedaje. El temblor canónico de mi madre, las manos quemadas por la escarcha de mi padre. Más al sur, los perros escribían en la sal. Ella teñía de rojo los espejos. En ese espacio se disolvieron los personajes de la ley, y nunca más fue la carne el velo. Digo la parodia rilkeana: Casa, jirón de estepa, lucero que abrasa las almas y lo que te marca escindiendo escindido. ¿Es allí el grano de verdad del autoexilio?. La empatía es un disciplinamiento, vas a vomitar según lo enseñe el amo, y a eso vas a llamar ciudadanía. Eso, y la confusión de los subjuntivos y el potencial (esa fue mi primera operación política). Era una habitación perdida en la noche polar, y en los rincones las lagartijas bebían hilachas de sol, y yo quería ser como ellas: vacías de tiempo. El día tenía sabores metálicos (el mismo que años después encontré en el río de Milanta).

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Tercera casa El tiempo es gas mal quemado, que enseña el idioma secreto de lo inerte. El idioma en el origen de los sueños, que es un poco sapo a la duchamp, o perros de dios royendo los huesos del abuelo. Aprender que la estepa es tiempo disuelto. La máquina de símbolos funciona a sangre y vírgenes de yeso. Me hacen una noche con cielos de plástico, en una pieza pintada de verde al aceite. Debo comer la carne divina. En esa noche esperaba que mi padre me entregara a las tropas imperiales, pero yo me perdía en los callejones de Ciudad Gótica. El mar se llevaba la memoria de los carnavales, los deformaba hasta hacerlos ceremonias para ahogar gatos. Mientras, se aprendía la mecánica de la culpa. Nacer condenado. Sólo serás salvo por los sagrados cuerpos priápicos que se montan gemelas en la sacristía, que almacenan cadáveres de pumas y armadillos en los armarios escolares, que. No llamarás a las cosas por su nombre. Los objetos tienen un nombre secreto, y no estás hecho para ellos. La manos se hacen de alambre cuando la ropa colgada afuera se hace de madera. Aprender que cada objeto debe encajar en la luz en coma de mayo. Madre era el orden, y bailaba boleros con Lucifer en la cocina. Yo era la morada de los escarabajos rojos, ¡y tan complejo fingir una gramática, o alinear los músculos faciales!. La cláusula lógica era simple: Sin Itaca, no hay odisea.

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Cuarta casa El suelo electrificado nos hacía monjes budistas buscando un amante. Grafías de sal en las paredes: era la lista de todos los desencuentros. Las máscaras de porcelana se amontonaban entre los muebles de hierro robados en las gamelas de los yacimientos petrolíferos fiscales. En las lluvias cortas te esperé, pero a la Bestia no le gustabas: demasiado azul para el rigor de la arena voladora y los servicios de inteligencia. En el borde no hay trayectorias; hay puntos que giran sobre sí mismos, hay veneno de peluquería, abogados zombis babeando sobre los muslos de una monja canadiense. El niño mira el florecer de asfalto que traen las dictaduras. Cuando te movés sólo hay redundancias, gestos que simulan historia, máquinas-novela (en esa revelación decidí hacerte escritura). La secuencia se torna confusa en los juegos de espejos paralelos que llevo dentro. La expulsión es al interior, a un lugar de desvío permanente. Un no saber en acequias de wiski y baladas de Miles. Y no tienen nada de románticos los colapsos de lo imaginario. Lo que sucede es un monólogo colectivo mientras los lobos en la boya duermen al sol. Yo hablo en ese lugar. Por eso, el retorno y la fuga son imposturas.

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LA INTEMPERIE

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1 Hacer la intemperie es cosa de animales sin suelo que el viento desteje en el lugar de la palabra muda. No queda historia para más otoños que te preñen con alguna densidad, y se brota de cielos en tránsito la nada que te vacía los huesos en un sentido inverso a la ley. Los cuerpos que amaste se visten de noche griega: la justa memoria disuelve el paisaje en monólogos que las esquinas del pueblo se tragan y digieren en viejitas católicas calientes como soles negros. En lo abierto se excusa lo humano.

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2 La cosa velada que guía tus muslos por las costas del sueño apenas es por resistida, es lo que desvía y se hunde entre malabares en las casitas de chapa en el rostro de un soldadito de plomo hecho el velo con polvo de alma hecho con pólvora y metal en la carne fresca, ahora del ciego alumbrado de heroicos cadáveres es presente drenado donde la razón se muerde la cola, ¿vas a negarme el agua del tabú, el oro amargo de los temblores cuando te vas adentro? siniestro en el derrame se alza lo sagrado.

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3 Lo que se ha sellado lo perverso en los párpados quemados del siervo, yo de santa muerte en la escena, que está de retornos cretinos y se disgrega en hedonismo de bar y misas negras, yo luciferino burócrata babas de deseo sobre los muebles monoambiente y abyecto de lo que material me vende la sangre y la letra, microscópico yo que acaracola el miedo y en ahogos gongorinos se pierde en el ripio, hecho el desorden sintáctico en los delirios de una araña.

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del


4 Tanto redundo lengua que ni siquiera queda sujeto para el humo de un insomnio. Escasa, la luz se hace en un pómulo y se pudre en los labios, iteración que relata cómo se caen en tu rostro todos los rostros, cómo el verdugo conoce el músculo donde gozo la amnesia y el nombre muerto del padre. Regreso oral, tanto payaso vigilado y castigado, ejemplar en el museo de lo humano, en el aplauso de chapas al viento razono el hambre y se asoma el Señor en tu cuerpo mojado que se acaba la noche en tus uñas y no es lo que semeja y no es nada que hable.

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5 En el relato de las casas hay resacas de espacio, tango pozo ciego y aunque, en lo real, niño que se enquista en el paisaje de acontecimientos, murmullo carcoma, nunca lo cierto de alguna forma nunca la rabia encarnada, más bien un animal con vicios de desamparo, ay de lo narrado ay de los objetos despertando lugares y trenes, o sea, indendios y descarrilamientos, depresiones estándar en la serie de las moradas que son una y en los andenes de las estaciones clausuradas revelando tarde lo que ha de operarnos ya sea de mesías o anomalía en el argumento de la lluvia en novelas negras.

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6 No creo en el encadenamiento sin el patio trasero, sin los muertos que espejan el linaje y hasta los perros diría los perros de la letra histéricos de lejana luna puta -la luna bisturí en las tripas democráticasno, no creo en la pausa hasta que de no saber se iluminen los híbridos de monitor y comida basura, no que el hueso roto replica y deja en evidencia, no que se fosiliza mientras se enamora y es juicio de lo que habilita al ser -lo que desgarrándose lo habilitaen las migrañas del domingo por la tarde tu estar de no en la lógica del lunes, lo que aún negado me disciplina.

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7 Roe en viento la caleta y roe toda la carne y todo el verbo, tanto se repite en la indefinida desmesura tanto lo interrumpido en el mirar y en lo respirado, lo que se escucha en aires de salamanca y escombros de plaza de toros, mixturas que velan el sol que todo lo desvirgan y arrojan a las lagunas de ácidos esmeraldas, no se dirá suficiente la herida ni la gangrena del día en las retinas, ni el dolor de las retamas en el aire marino, y es como si nos supiéramos perpetuos infinitivos, amándonos en suplencias yéndonos como pasajeros en el colectivo fantasma que pasa cada día a la siete siempre a las siete siempre a las siete rumbo a la meseta.

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8 Pienso la materia oscura, pienso en el acto de vaciar antes que en la nada, de modo tal que pensarse es ser deshabitado ser la pura actitud del reptil que todo lo devela por inútil, porque lo presente es lo ya sido. Adentro, noche que se retuerce en solas cabezas de negras lenguas en destellos de madre caníbal, y eso con sólo recordar el sabor de tus pupilas en algún desayuno de esos con cualquiera mirando mi ausencia.

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9 Lo espiritual en los rastros húmedos de tu cuerpo en el piso de madera al ángel envidias de caída le arrancan, y suena un blues de nubes bajas sobre los notros, ¿cómo ser dicho el acto que tan poca espesura deja, casi una dramaturgia en los escenarios de luces tenues donde se pierden las llaves de la casa y las cartas del amor prohibido? acaso, al fin, sólo vapores de goce un tajo imaginario en la continuidad de las apariciones, mientras se van los rastros en estiletes de luz, lo espiritual regresa a la indeterminación del deseo.

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VAPORES MODERNOS

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1 Amy OTRA SUPERSTAR actúa la neurosis en do mayor que es merca + alcohol de quemar con frutillas, un clon de Ted Hughes le cose el alma al cuerpo puntual 00:00 en la garúa de rimmel una niña eslovena hace de su propia histeria supernova en cielorrasos cubiertos de ojos en blanco la cocción masiva de lóbulos frontales, los FANS sueñan con el Final: lápida de poliuretano funerales de neón piel huesos reflejos de succión y cuando el acrílico se triza en el orgasmo frío de un led se recicla en un relámpago de siliconas y emerge otra voz de gas nitroso.

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2 Era invierno en Pekín. Pekín todavía era Pekín. Las mujeres me bebían y escribían ideogramas en los muros que decían: este hombre está para beberse. Después hubo Pekín líquido que se nos metió en la sangre y caminé tu cuerpo hasta un bar donde me perdí siete años. Después yo es Pekín y pienso urinarios y hablo limoneros con pajaritos de madera, y otra vez el invierno otra vez quiero darme a las bocas y escribir los muros con mi cuerpo. Retorno hecho Pekín, pero ya no te camino.

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3 Sabemos que forma y contenido no. Sabemos que el texto tutecabrero no. Sabemos que epifanía de hombros desnudos y monogamia en celofán no. Sabemos que ojo mudo en momia de Lenin no. Sabemos que masturbatio teológica no. Sabemos que tersos muslos virtuales al paraíso no. Sabemos que mesías en pantimedias de seda lila no. Todo eso sabemos que no pero seguimos escribiendo pequeñas muertas canónicas.

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4 El guerrero tarado el de modos judeocristianos o warholianos o de ingeniero sufĂ­ o el bardo pastoril con una bola de pelos de la amada en la boca o la solitaria desnudez bajo un cielo de estrellas digitales, se inventa otra guerra y dura.

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5 Este sujeto es una falla en el juego del tigre -que es una ratay el dragón, un muñeco de látex que se pudre en el moma.

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Jorge Alegret

Nació en Mar del Plata, Argentina, en 1957. A los seis años su familia se radica en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz. Ha residido en diversos lugares de la Patagonia desarrollando actividades docentes y periodísticas. En 1973 comienza a publicar en diarios y revistas de la zona (Recienvenido, Viento, Ventana al Sur, de Caleta Olivia, diario Crónica de Comodoro Rivadavia) relatos y ensayos sobre literatura patagónica. En esos años participa en la fundación del diario “El Faro”, de Caleta Olivia, clausurado por la dictadura militar. En 1981 recibe la mención en el concurso Roberto Arlt de Comodoro Rivadavia por la novela corta “Fragmentos del última día en la vida de Mateo Arancivia”. Entre 1987 y 1989 desarrolla tareas de investigación sobre textualidad y computadoras en el Centro de Informática y Teleinformática Educativa de San Carlos de Bariloche. El Certamen Patagónico de Puerto Madryn le concede la Mención de Poesía en 1994. En 1995 recibe el premio Nueva Generación de poesía en Capital Federal. En 1997 es incluido en la III colección de 60


Autores Contemporáneos de la editorial Embajada de las Letras, Capital Federal. “Papeles de Finibusterre”, es editado en el N° 86 de la revista electrónica Letralia (www.letralia.com) en el año 2000. En setiembre de 2.004 se editan fragmentos de “Lenguas de sobremesa” en la revista portorriqueña “Desde el límite”, en la sección Poeta Invitado (www.geocities. com/poeta_invitado) En 2005 es invitado al Festival Internacional de Poesía Bariloche para una lectura de su obra. El Proyecto Biblioteca Patagónica edita en 2009 fragmentos del poema “Ángel come ángel”. En el año 2010 la Gaceta Virtual (apatomoi.blogspot.com), de Santa Fé, dirigida por Norma Segades, publica “Ángel come ángel”, en el marco de la Antología Poética Argentina – tomo primero, y edita algunos de sus trabajos en el número 6 de su publicación periódica. En este año la revista Avatares, de Perú, edita sus “Haikus de la Laguna Fantasma”, y el blog Fondo oscuro ( poesiafondooscuro.blogspot.com ), de Mónica Angelino (Argentina), fragmentos de su libro “Existenciarios”. En el año 2011 es editado por el Centre d´estudis Agora, de Madrid, España, que premia su trabajo “Poetiqa” y lo edita en el marco del I Premio Internacional de Poesía Asociación Ágora Castellón ( www.agoraestudios.com ). El mismo trabajo es editado en Revista de Poesía Digital (www.poeticadigital.com), Madrid, España, y la La Avispa Nº 52, de Mar del Plata. La Editorial De Los Cuatro Vientos (Buenos Aires) publica su libro “Poetiqa” en junio de 2011 (reseñado en El Vernáculo, Córdoba, 2012). En 2012 publica en Revista La Avispa (Nº 52), Revista la Urraka (Colombia), Gaceta Virtual, y conduce el programa “El perro malo” en FM Gente de Radio, 90.3, de Bariloche. 61


Contacto con el Autor: Jalegret1@uvq.edu.ar

Diseños . Darío Falconi © 2013 Jorge Alegret © 2013 El Mensú Ediciones

EL MENSÚ EDICIONES San Juan 2415 - Dpto. “3” X5900ECE - Villa María - Córdoba - ARGENTINA mensu.ediciones@gmail.com (0353) 4523355

1ra. edición - Febrero de 2013 Hecho en Argentina - Made in Argentine

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