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Reflexiones sobre libros
«La brevedad de la vida»
Lucio Anneo Séneca
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Fernando Celli
Seguro que alguna vez has tenido la sensación de que la vida se te escapa de las manos, que el tiempo pasa y los días se hacen cortos para todo lo que te gustaría hacer y has sentido esa inevitable angustia por no poder detener el tic tac del reloj.
Lo más probable es que en algún momento te hayas dicho la frase «si el día tuviera más horas, haría esto o aquello» pero desmoralizado, finalmente compruebas que terminó el día y no has hecho nada. Puede que hayas pensado alguna vez que ya es tarde, demasiado tarde para vivir y que tu momento ya ha pasado; o tienes la esperanza de que en un futuro tendrás tiempo y todo será mejor y podrás hacer realmente aquello que te gusta, pero el tiempo de espera se te hace muy largo.
Muchos seres humanos, sienten o han sentido lo mismo y se plantearon estas cuestiones. Algunas de las conclusiones a las que llegaron fueron escritas en forma de claves para que reflexionemos y comprendamos lo que significa «estar vivo» y sobre eso que nosotros denominamos «tiempo».
Si eres de los que cree que la vida aún no está perdida, que hoy es un buen día para comenzar a estar al mando de tu tiempo, y que empezar a vivir de verdad solo depende de ti…, en este artículo encontrarás herramientas que te pueden ayudar en tu búsqueda.
Abrir las páginas de un buen libro, es adentrarte en la mente y las ideas de otro ser humano que como tú, tuvieron las mismas inquietudes. En los autores clásicos y en muchos otros también actuales, podrás encontrar un amigo, un compañero de viaje o un maestro que te puede inspirar o alentar a ser mejor. Lo que dejaron como legado en un libro es de incalculable valor, solo hay que atreverse a abrirlo y como el mismo autor nos recomienda, hay que probar a iniciar un diálogo. Los filósofos y sabios están ahí esperándote para enriquecer tu vida, así es como la sabiduría se hace viva, comprensible y práctica.
En este pequeño libro de 21 capítulos titulado «La brevedad de la vida», el autor y gran filósofo romano, Lucio Anneo Séneca, reflexiona con su cuñado Paulino sobre cómo apreciar la vida, cómo aprender a vivir y evitar las distracciones que nos roban lo esencial, que es la vida misma.
Séneca nació en Hispania en el año 4 a.C. Fue un personaje muy influyente dentro de la corte del imperio romano ocupando altos cargos, incluso llegó a ser el preceptor del emperador Nerón durante cinco años en el llamado quinquennium Neronis (5459). Estudió y practicó el estoicismo, una filosofía moral cuyo concepto de felicidad y plenitud es el bien supremo a alcanzar, asociada con la virtud y la capacidad de vivir acorde a nuestra propia naturaleza esencial. Por tanto, él entendía la filosofía como una forma de vida, una práctica para el arte de vivir más que una especulación teórica. De hecho, este libro es una manifestación
de su pensamiento, una invitación a vivir y hacer de nuestra vida una obra de arte.
Al inicio del libro, el autor nos dice que «la mayor parte de los hombres y mujeres, se queja de la naturaleza, culpándola de que nos haya engendrado para una edad corta y que el espacio que se nos ha concedido de vida va muy deprisa» Si te das cuenta, ya los antiguos romanos se quejaban de esto y también en nuestra sociedad actual. Casi todo el mundo está siempre quejándose de no tener tiempo, de ir acelerado, estresado y justo de tiempo. Es como si fuera un bien escaso, pero sin embargo, estamos ocupados con cientos de cosas…; parece ser una adicción eso de estar ocupado. Si tuviera más horas el día, lo llenaríamos de más y más cosas por hacer.
Y lo que nos plantea el autor, es que en realidad, no es que tengamos un tiempo corto para vivir, sino que perdemos mucho y la mayoría en cosas innecesarias. «La vida es lo bastante larga como para realizar lo más importante» nos dice. Hacer aquellas cosas grandes que vinimos a hacer, a dedicarlo a lo que más amamos. En realidad, el tiempo se nos ha dado con generosidad para hacer aquello esencial en la vida. El problema está en que derrochamos el tiempo, y cuando llega el final de los días, nos damos cuenta de que ha pasado una vida sin saber que estaba pasando. La clave está en reconocer que «el tiempo siempre será corto y breve para los que no lo saben usar y largo para los que se organizan y lo saben administrar». Muchos son los motivos que nos hacen desperdiciarlo sin sentido. Séneca nos recuerda que hay vicios, falsas ideas y malos hábitos por todas partes en nuestra vida y jamás hay descanso de nuestras ansias de hacer, de tener, de demostrar, pero casi nunca encontramos tiempo para ser y vivir.
Esto me recuerda una frase que escuché alguna vez, que decía que la gente inteligente dedica su tiempo solo a lo que es importante. Ser inteligente sería plantearse ¿qué cosas innecesarias me roban mi tiempo?, porque a todos se nos esfuma por algún lugar. Nos da un consejo: escribe en un papel cuánto tiempo te lleva cada cosa superflua que haces y saca tus propias conclusiones. «Si la vida se contara por los años vividos de verdad, muchos seríamos jóvenes todavía pero con cuerpo de viejos» ¿Dónde están las grandes razones de que perdamos tanto tiempo? Vivimos como si fuéramos a vivir siempre. Hay gente que hace planes de vida a largo plazo: «cuando me retire o me jubile hare esto…, o viajaré…, o me dedicare tiempo a mí mismo…,» pero nadie nos garantiza que la vida vaya a ser tan larga.
Hay muchos que echan la culpa a los demás de su pérdida de tiempo, a su jefe, a su trabajo, a sus ocupaciones, etc.; y justifican que son ellos los que no les permiten vivir. Hay otros que andan empeñados y ocupados pensando que
algún día podrán vivir mejor y equipan la vida futura en base de gastar vida presente. Para otros tantos, el tiempo libre es simplemente un sueño a alcanzar que nunca llega. Si escuchamos las palabras del filósofo «el desperdicio mayor de vida es la dilación» dejar las cosas para más adelante, perseguir promesas de futuro que no sabemos si llegarán. El mayor estorbo para vivir el hoy, es la expectativa del mañana. Si no tienes tiempo libre, hay muchas cosas importantes que no podrás hacer y a las cuales no te podrás dedicar por falta de tiempo. Por eso «saber vivir es muy difícil y hay que estar aprendiendo toda la vida, al igual que el morir»
Pero hay esperanzas. Dice que hay muchos que han aprendido, que han sabido apreciar esto y han abandonado cargos, placeres, persecución de objetivos, lujos… y buscaron una vida más sosegada dedicándose a practicar hasta el final de sus días el saber vivir y no solo sobrevivir.
Él considera sabias las personas que valoran su tiempo, que cuidan de que nada se lo robe; y sus vidas se hacen largas justamente porque se las dedican, sin depender de que nadie les dé permiso. Si has vivido bien, si has aprovechado el tiempo de vida que te tocó vivir «llegarás al fin de tus días con paso decidido al encuentro de la muerte». Para que no tengas que arrepentirte de haber desperdiciado los mejores años de tu vida, nos deja estos consejos: Retírate a un tiempo más tranquilo, a una vida más sencilla, dedícale un tiempo preciado no solo a tus tareas y trabajo, sino también a tí mismo. Ten la muerte a la vista y vive hoy como si fuera el último día de tu vida. No sientas envidia por los que hayan alcanzado grandes logros, ni los persigas como si fuera eso para tí lo importante, porque eso se cuenta en tiempo de vida, en los años que tuvieron que dedicarle a conseguirlo. En definitiva, no desprecies el bien más preciado y valioso que tienes, tu vida.
Espero que todas estas claves te sirvan para reflexionar, que sepas seleccionar lo que sea valioso para ti y que encuentres ese tiempo que tanto anhelas. Te dejo con este poema de la escritora alemana Elli Michler titulado «Te deseo tiempo». No te deseo un regalo cualquiera, te deseo aquello que la mayoría no tiene: te deseo tiempo, para reír y divertirte. Si lo usas adecuadamente, podrás obtener de él lo que quieras. Te deseo tiempo para tu quehacer y tu pensar no sólo para tí mismo, sino también para dedicárselo a los demás. Te deseo tiempo, no para apurarte y andar con prisas, sino para que siempre estés contento. Te deseo tiempo, no sólo para que transcurra, sino para que te quede: tiempo para asombrarte y tiempo para tener confianza y no sólo para que lo veas en el reloj. Te deseo tiempo para que toques las estrellas y tiempo para crecer, para madurar. Para ser tú. Te deseo tiempo para tener esperanza otra vez y para amar, no tiene sentido añorar. Te deseo tiempo para que te encuentres contigo mismo, para vivir cada día, cada hora, cada minuto, como un regalo. También te deseo tiempo para perdonar y aceptar. Te deseo de corazón que tengas tiempo, tiempo para la Vida y para tu Vida.