Patrimonio y Municipalismo - Jesús García Gallo

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106 El patrimonio de Castilla y León

MUNICIPALISMO 2020 EL NORTE DE CASTILLA

VALLADOLID

Jesús García Gallo. Delegado de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid

PUERTA DE PASO PARA VALORAR Y APRECIAR, PERO TAMBIÉN PARA SENTIR Y VIVIR

L

a Iglesia en Castilla y León pone a disposición de la sociedad civil su amplio patrimonio cultural, histórico y artístico, y lo hace a través de sus catorce diócesis, que atienden a los católicos en las nueve provincias de nuestra comunidad. Lo ha venido haciendo y lo hace con gozo y generosidad, sabiendo que es un patrimonio legado de las generaciones precedentes y que ha de pasar, custodiado, conservado y acrecentado, a las generaciones venideras. En la mayoría de casos, lo que hoy conceptuamos como bienes patrimoniales, tuvieron su origen en la fe cristiana católica. Fueron, y en la mayoría de casos lo siguen siendo, objetos o lugares de culto; instrumentos de devoción, que expresaban y alimentaban la fe y que en algunos casos se prolongan en el hoy. En la vivencia y tradición católica, las obras de arte tienen su origen en lo que las personas sienten y viven en cada momento. Por eso, en el orden conceptual, primero devoción y luego arte. Un patrimonio cuidado en primer lugar por el cariño de los que durante siglos lo han usado para la expresión cristiana de su vida y de su fe. El uso ininterrumpido del lugar secular con sus objetos sagrados, el cariño de las personas, han hecho posible que tanto esfuerzo se mantenga en el tiempo. Es cierto que en algunos casos hubo, y tristemente hay, incuria y despreocupación, mala administración, excesiva dejadez, incluso engaños. Pero con estos barcos hemos allegado a puerto. También podríamos preguntarnos por extensión comparativa: ¿qué fue de los castillos y palacios, de las casas solariegas y mansiones, parafraseando la copla XIX de Jorge Manrique. Un patrimonio cuidado por aquellos que lo usan y también por aquellos que son sus custodios. Es de agradecer el esfuerzo hecho por los diversos niveles de las administraciones públicas en la conservación y mantenimiento del patrimonio. A cuatro décadas de competencias transferidas y de auto-

Santa María de Wamba. nomismo, la valoración no puede ser sino positiva. Intervenciones hechas con acierto y puesta en valor y promoción de lugares emblemáticos que expresan la identidad de nuestra tierra, hacen realidad una evidencia: que los temas relacionados con la cultura se gestionan mejor desde cerca. Lo mismo se puede decir de las actuaciones realizadas a través de los diversos convenios con Diputaciones y Ayuntamientos, con frecuencia para conservar y mantener. La colaboración pública es totalmente necesaria para tener en condiciones dignas lugares que recogen la historia y la trayectoria de las generaciones precedentes. Un patrimonio que es de todos y que es usado por muchos para el ejercicio del derecho a la libertad de conciencia y religiosa. Un patrimonio hoy amenazado, no por la incuria o la ignorancia como en el pasado, sino por la despoblación y el secularismo. La despoblación implica el no uso, y como consecuencia el abandono y la dejación. Es preciso que los monumentos tengan su utilidad pro-

pia o accesoria para que puedan servir y mantenerse con vida, a veces simplemente en pie. El vaciamiento de muchas zonas geográficas en nuestra tierra amenaza y supone un riesgo para nuestro patrimonio. Por otro lado, la secularización progresiva y el abandono de las prácticas cristianas vinculadas a este patrimonio de la Iglesia Católica supone un riesgo real, y ya concreto en especial para los edificios de vida comunitaria, como son los conventos de clausura y los monasterios. Por ello, ni desamortización ni exclaustración sino simple vaciamiento por falta de ocupantes. En amplias zonas rurales, los pequeños pueblos se han convertido en reducto de fin de semana o de época estival…, segundas residencias, simples lugares de ocio y relajo. Las parroquias con sus edificios, ¿qué será de ellos? ¿Tiene sentido mantener el edificio por el edificio sin ningún uso vinculado a personas? Un riesgo, pero no el único. Otro reto, no menor, es como integrar «lo viejo en lo nuevo», o mejor, «cómo expresar la experiencia cristiana en la cultura de hoy». Cada generación tiene derecho a expresar sus propios sentimientos, también los religiosos, en las formas y maneras del momento cultural que vive. Por eso las tendencias del ‘neo arte’, no son apropiadas. ¿Cómo hacer convivir los viejos edificios con las nuevas tendencias, las nuevas tecnologías con las viejas tradiciones, la domótica y la innovación con el lugar de siempre,… ¿Qué hacemos con las nuevas expresiones culturales? ¿Cómo integrar dando paso y siendo creativos? La Iglesia Católica en Castilla y León, a través de sus múltiples instituciones, pone a disposición, abre la puerta e invita a entrar, para contemplar una parte de lo que fue la experiencia creyente y ha quedado plasmado en la materia como arte y cultura. Una puerta de paso que quiere sea de todos y sirva para valorar y apreciar, pero también para sentir y vivir.


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