El Norte de Castilla celebra con sus lectores y anunciantes su ciento sesenta y cinco aniversario
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Valladolid ciudad de la cultura y el turismo
V Visitas guiadas, guiadas monumentos, monumentos m museos, arte en la calle, cine, tteatro, música, gastronomía, enoturismo, espacios verdes, e ffestivales, eventos deportivos. ¡¡Bienvenidos!
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
ÍNDICE P4
Alejandro Royo-Villanova, presidente de El Norte de Castilla
P5
Artículos de Ángel de las Heras, director general de El Norte de Castilla, y de Ángel Ortiz, director de El Norte de Castilla
P6
Artículo de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León
P8
Artículo de Luis Fuentes, presidente de las Cortes de Castilla y León
P10 P12
P14
P16
Artículo de Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León Artículos de Óscar Puente, alcalde de Valladolid, y de Mario Simón, alcalde de Palencia Artículos de Clara Luquero, alcaldesa de Segovia, y de Carlos García Carbayo, alcalde de Salamanca Artículos de José Antonio Diez, alcalde de León, y de Daniel de la Rosa Villahoz, alcalde de Burgos
P68
1917 Huelga general
P150 1968 La Primavera de Praga
P70
1918 El fin de la Gran Guerra
P152 1968 Incendio en San Pablo
P72
1918 La pandemia de gripe
P154 1969 La llegada del hombre a la Luna
P74
1921 La derrota de Annual
P156 1969 Línea aérea Barcelona-Valladolid
P76
1923 Dictadura de Primo de Rivera
P158 1969 Franco designa sucesor
P78
1924 El desbordamiento del río Esgueva
P160 1973 Atentado contra Carrero Blanco
P80
1925 El desembarco de Alhucemas
P161
P82
1928 La creación del Real Valladolid
P162 1974 El caso Watergate
P84
1929 La crisis bursátil del 29
P164 1974 Paro e incendio en Renault
P86
1931 La II República
P166 1975 El cierre de la Universidad
P88
1933 Comicios generales
P90
1933 Nuevos jardines del Poniente
P168 1975 Fallece Francisco Franco
P91
1934 Fusión de Falange y las JONS
P169 1976 Suárez, presidente del Gobierno
P92
1934 La revolución de Asturias
P170 1976 Referéndum para la Reforma
P93
1935 I Vuelta Ciclista a España
P94
1936 Comienza la Guerra Civil
P230 2000 Explosión de gas en La Victoria P231 2001 Nuevo presidente de la Junta P232 2001 Los atentados del 11-S P233 2002 Salamanca, Capital Europea
de la Cultura
P234 2002 Jiménez Lozano, Premio
Cervantes
P102 1945 Visita de Francisco Franco
P178 1981 El 23-F
1856 El motín del Pan
P98
1940 Inauguración del viejo José Zorrilla
P22
1858 Valladolid recibe a Isabel II
P24
1861 Teatro Lope de Vega
a Valladolid
P104 1947 La primera dama argentina,
y León
P180 1981 La crisis de la colza
de España
el aeropuerto de Madrid
P239 2007 La explosión de gas en Gaspar
Arroyo
P182 1982 La Guerra de las Malvinas
P240 2007 Llegada del AVE a la comunidad
P106 1948 El asesinato de Gandhi
P184 1982 Elecciones generales
P242 2008 Catástrofe aérea en Madrid
P108 1948 El ascenso del Real Valladolid
P186 1983 La expropiación de Rumasa
P243 2008 El primer afroamericano
P188 1983 El Estatuto de Autonomía
en Castilla y León
P31
1872 Visita de Amadeo I a Valladolid
P109 1949 La República Popular China
P32
1873 La I República
P110 1950 La Guerra de Corea
P190 1983 Elecciones autonómicas
P34
1875 Restauración de la Monarquía
P112
P192 1985 La incorporación a la CEE
1879 Derribo de la antigua Casa Consistorial
Calderón
P229 2000 Mayoría absoluta del PP
P238 2006 Bomba terrorista en
P20
P35
P228 1999 Reinauguración del Teatro
P176 1979 Elecciones municipales
1939 La II Guerra Mundial
1870 Atentado contra el presidente del Gobierno Juan Prim
P226 1998 Caso GAL
P100 1945 Las bombas nucleares sobre Japón
P97
P30
en Valladolid
P237 2004 El PSOE recupera el Gobierno
1856 La llegada del ferrocarril
1868 La Gloriosa Revolución
P225 1998 Explosiones de gas butano
P236 2004 El atentado del 11-M
P19
P28
en Valladolid
P175 1978 El Consejo General de Castilla
1939 Finaliza la Guerra Civil
1865 El Puente Colgante
P172 1977 La legalización del PCE
P224 1997 Concierto del Rey del Pop
P235 2003 La Guerra de Irak
P96
1864 Teatro Calderón
Política
P223 1997 Fallece la Princesa de Gales
P174 1978 La aprobación de la Constitución
1854 Nace una cabecera histórica
P26
de Valladolid
de un joven edil
P173 1977 Elecciones generales libres
P18
P25
1974 La Revolución de los Claveles
P222 1997 Chantaje terrorista a cambio
1950 Abren Nicas y Endasa
en la Casa Blanca
P244 2010 Muere Miguel Delibes P246 2010 La Selección, campeona
del mundo
P114 1951 La creación de Fasa
P194 1986 El referéndum de la OTAN
P116
1953 El Concordato con la Santa Sede
P198 1987 Bomba terrorista en Hipercor
P117
1953 El acuerdo con Estados Unidos
P200 1987 Aznar gobierna Castilla y León
P248 2011 El Movimiento 15-M
P247 2011 Las revueltas populares
en los países árabes
P36
1880 Muere el exalcalde que embelleció la ciudad
P38
1884 Inauguración del Teatro Zorrilla
P118
1955 El Barrio Girón
P202 1988 Las Edades del Hombre
P249 2011 Acaban 43 años de terrorismo
P40
1885 Fallece Alfonso XII
P120 1956 El origen de la Seminci
P204 1988 El paro general del 14-D
P250 2011 Rajoy, presidente del Gobierno
P42
1885 La regencia de María Cristina
P121
P206 1989 Cae el Muro de Berlín
P251 2013 Tragedia ferroviaria en Galicia
P44
1886 Inauguración del Pasaje Gutiérrez
P122 1957 La creación de Sava
P208 1990 Atentado del Grapo en Valladolid
P252 2014 El caso Bárcenas
P45
1889 El nuevo Hospital Provincial
P124 1959 La revolución cubana
P210 1991 La Guerra del Golfo
P46
1890 Primer Día del Trabajo
P126 1959 Inauguración del Cuatro de Marzo
P211
P48
1897 Asesinato del presidente Cánovas
P128 1961 Gagarin, en el espacio
P212 1992 Cierre al tráfico del Acueducto
P50
1898 La Guerra de Cuba
P130 1961 La construcción del Muro de Berlín
P213 1992 Juegos Olímpicos y Exposición
P52
1900 La estatua de Zorrilla
P132 1962 La crisis de los misiles
P54
1905 El monumento de Colón
P134 1962 El Concilio Vaticano II
P56
1905 Estallido revolucionario en Rusia
P136 1963 El asesinato de Kennedy
P57
1906 La bomba contra Alfonso XIII
P138 1964 Valladolid, Polo de Desarrollo
P58
1908 El estreno de la Casa Consistorial
P140 1965 La Guerra de Vietnam
P60
1909 La Semana Trágica
P142 1965 La Feria de Muestras
P62
1912 El asesinato de Canalejas
P144 1966 Bomba nuclear en Almería
P63
1914 La I Guerra Mundial
P146 1967 La Guerra de los Seis Días
P64
1915 Fuego en la Academia de Caballería
P147 1967 Teatro Pradera
P220 1996 Vuelco político en La Moncloa
P264 2019 La exhumación de Franco
P66
1917 La Revolución Rusa
P148 1968 El Mayo del 68
P221 1997 El secuestro más largo de ETA
P266 Epílogo. Por José F. Peláez
1957 El lanzamiento del Sputnik
1991 Cambio de ciclo político en la Junta
Universal
P253 2014 Matan a la presidenta
de la Diputación de León
P254 2014 La abdicación real y la sucesión P256 2015 El PP pierde la hegemonía
en la comunidad
P257 2016 Gran Bretaña vota ‘brexit’
P214 1993 Fallece el Conde de Barcelona
P258 2016 Donald Trump, en la Casa Blanca
P215 1993 Delibes, Premio Cervantes
P259 2017 Mañueco, nuevo presidente del PP
P216 1994 La huida de Luis Roldán
P260 2017 La consulta ilegal del 1-O
en Cataluña
P217 1994 V Centenario del Tratado
de Tordesillas
P262 2018 El caso Nóos
P218 1994 Cárcel para Mario Conde P219 1995 Cambio de ciclo político
en Valladolid
P263 2018 La primera moción de censura
que triunfa
P264 2019 Arde Notre Dame de París
Director General:
Ángel de las Heras Gonzalo. Director:
DIARIO INDEPENDIENTE FUNDADO EN 1854 Nacido como El Norte de Castilla en 1856 de la unión de El Correo de Castilla y El Avisador
Ángel Ortiz. Subdirectores:
José Ignacio Foces (Proyectos Editoriales) y Carmen Diez (Edición).
TEXTOS
ENRIQUE BERZAL Profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid y colaborador de El Norte de Castilla
DISEÑO Y MAQUETACIÓN
PEDRO RESINA Y JOSÉ CUENCA
1900 | ESTATUA DE ZORRILLA
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
La efigie y, detrás, la antigua Academia de Caballería de la ciudad.
La estatua del poeta y el Teatro Pradera en los años cuarenta. :: FOTOGRAFÍAS ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
Imagen de J. Thomas que muestra los trabajos para instalar la obra.
José Zorrilla preside Valladolid La efigie del poeta vallisoletano se inauguró el 14 de septiembre de 1900, el primer día de las fiestas de la ciudad, después de salvar ciertas dificultades económicas en su fase final
D
esde la muerte de Zorrilla, ocurrida en enero de 1893, el Ateneo de Madrid había iniciado los trámites, vía suscripción nacional, para erigir un monumento en su Valladolid natal. Fue, de hecho, la institución madrileña la que en 1897 dio nuevos bríos a la empresa conmemorativa, con objeto de que se sumase a ella el Consistorio vallisoletano. Según testigos coetáneos, en la decisión del Ateneo madrileño de ceder el monumento a la ciudad del Pisuerga tuvo mucho que ver la influencia de su cronista local, el también poeta vallisoletano Emilio Ferrari. Lo cierto es que la iniciativa no tardó en surtir el efecto deseado: enseguida comenzaron a llegar propuestas y ofrecimientos de varios escultores. Las bases del concurso público quedaron cerradas en marzo de 1899; el presupuesto ascendía a un total de 23.366 pesetas. De los seis proyectos presentados se eligió por unanimidad el de Aurelio Rodríguez Carretero, célebre escultor nacido en Medina de Rioseco y artífice, entre otras obras, de los monumentos al Conde Ansúrez (Plaza Mayor) y al ex alcal-
de Miguel Íscar (jardines del Campo Grande). Para dejar espacio a la estatua fue necesario derribar previamente la fuente que existía a la entrada del Campo Grande. Rodríguez Carretero comenzó la obra el 14 de julio de 1899 y la finalizó el 1 de noviembre de ese mismo año; iniciada la fundición en enero de 1900, a finales de julio ya estaba lista. La estatua es de bronce fundido y, como informaba El Norte de Castilla en su edición del 15 de septiembre de 1900, el material procedía «de dos antiguos cañones que en tiempos de Carlos III estuvieron en la maestranza de Cartagena». Según parece, dichos cañones eran tan gruesos que no se les pudo trocear a base de dinamita, como solía hacerse, por lo que tuvieron que ser fundidos en un horno de reverbero construido expresamente en los talleres de Ignacio Arias. Junto a él figuraba, como tercer nombre a destacar en la realización del monumento, el «inteligente cantero de esta capital Benito Rodríguez, conocido como ‘El Negris’», señalaba el periódico pues, auxiliado por Mariano de la Cruz, «ha construido toda la parte
de piedra»; además, «todos los trabajos de la elevación de la estatua fueron dirigidos por don Lesmes Fernández». El monumento mide tres metros y representa al poeta en posición de recitar sus com-posiciones, vestido con larga levita abotonada y, sobre ella, un gabán ligeramente desabro-chado. Está situada sobre un pedestal que primitivamente tenía zócalo y dos cuerpos; el tercero se añadió en 1929, según trazas del arquitecto local Juan Agapito y Revilla. En el segundo cuerpo, en forma de pirámide truncada, puede contemplarse el escudo de Valladolid, diversas inscripciones y una estatua de bronce de una doncella sentada, con alas de mariposa, que en una mano lleva una lira y con la otra adelanta el oído en actitud de escuchar al poeta. Es, claro está, la representación de la Poesía. Una vez finalizado el proyecto, ciertos problemas económicos vinieron a dificultar los últimos pasos; y es que la falta de liquidez impedía obtener los materiales con los que montar el andamio necesario para elevar las últimas piezas del pedestal. Finalmente,
BRONCE DE CAÑONES A raíz de la muerte de José Zorrilla, en 1893, el Ateneo de Madrid impulsó una suscripción nacional para erigir un monumento en su honor en Valladolid. Se eligió por unanimidad el proyecto del escultor de Medina de Rioseco Aurelio Rodríguez Carretero, que contó con 23.366 pesetas de presupuesto. Como informó El Norte de Castilla el 15 de septiembre de 1900, era de bronce fundido procedente de dos cañones de los tiempos de Carlos III.
e Ayuntamiento pudo salvar el d dichos inconvenientes y la esta tatua quedó colocada el 18 de ag agosto de 1900; casi un mes d después, el 14 de septiembre, p primer día de las ferias y fiestas d la ciudad, tuvo lugar el sode le lemne acto de inauguración. En ella, como solía ser habitu en la época, se dieron la tual m mano los poderes político y reli ligioso: una multitudinaria misa de diez en la iglesia de San Benito, oficiada por el cardenal de Valladolid, Antonio María Cascajares y Azara, abrió el camino de la comitiva desde el templo, fastuosamente engalanado para la ocasión, hasta el lugar del monumento. Junto al prelado, presidía dicha procesión cívica el ministro de Instrucción Pública, Antonio García Alix, en nombre de la reina regente; el rector de la Universidad; el gobernador civil; el alcalde, y los presidentes de la Diputación y Audiencia, entre otras autoridades. «El gentío en las calles era de tal modo inmenso, que solo a duras penas podía avanzar el cortejo, siéndole a veces materialmente imposible andar», señalaba este periódico.
1905 | MONUMENTO DE COLÓN
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
Colón se queda en Valladolid Destinado inicialmente a La Habana, la pérdida de las colonias en 1898 hizo posible que el conjunto escultórico dedicado al descubridor de América permaneciera desde 1905 en la ciudad del Pisuerga, pese a las presiones de Sevilla
Q
ueda pues decidido que el público en gran mayoría opta porque el monumento se coloque al final del Campo Grande, en la gran plaza de acceso a la Estación del Norte». Era el resultado de una encuesta impulsada por El Norte de Castilla en marzo de 1901. Se trataba de dirimir el lugar idóneo donde ubicar el monumento a Cristóbal Colón, proyectado por el genial escultor sevillano Antonio Susillo para emplazarlo en el Paseo Central de La Habana con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América (1892). La historia de la estatua es también, en parte, la de aquella España finisecular: aunque Susillo falleció trágicamente en 1896 (se suicidó con apenas 39 años), el monumento fue fundido en bronce en París por los hermanos Thiebaut. Pero cuando se procedía a su embarque con destino al Parque Central de La Habana se produjo la rebelión de los independentistas cubanos; este hecho, y la posterior pérdida de la isla, en 1898, truncaron el destino proyectado. El monumento se dividió entonces en dos partes: las figuras de bronce, que quedaron en París y se exhibieron en la Exposición Universal de 1900, y los sillares del basamento, confinados en Pontevedra. Al saber que regresaría a España, el Ayuntamiento de Sevilla no tardó en reivindicarlo. También la ciudad de Madrid, con objeto de ubicarlo en el Paseo de El Retiro. Fue entonces cuando la opinión pública vallisoletana se hizo oír con fuerza en demanda de la estatua. No se trataba, además, de un evento novedoso en la ciudad, puesto que ya en 1864 las autoridades se habían planteado la posibilidad de erigir una lápida o monumento conmemorativo en honor del almirante. El Norte de Castilla ostenta, a este respecto, un puesto de primer orden en la campaña de reivindicación del monumento. «Solo una ciudad cuyo nombre va unido al nombre de Colón, carece de un monumento que perpetúe su memoria en ella. Esta ciudad es Valladolid, donde murió Colón el 21 de mayo de 1506. Ningún sitio mejor para levantar ese monumento»: el artículo del decano de la prensa, que en realidad se hacía eco de otro de ‘El Correo’, apareció publicado el 20 de febrero de 1901.
Postal de principios del siglo XX que muestra la estatua a Colón. :: FOTOGRAFÍAS ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
«Valladolid, cuyo nombre va unido a Colón, carece de un monumento que perpetúe su memoria», afirmó El Norte de Castilla Un «plebiscito popular» abierto en el periódico dio la mayoría de apoyos a su colocación en el final del Campo Grande
No poco empeño puso también el industrial Marcos de la Fuente, entonces concejal del Ayuntamiento vallisoletano y hombre enamorado de todo lo mrelacionado con la gesta colomo bina, pues de su propio bolsillo se costeó numerosos viajes a Sevilla para hablar con la fami-lia del propio Susillo. Los esfuerzos dieron fruto y mientras el Consistorio nombraba una comisión para gestionar todo lo relacionado con este asunto, el 26 de febrero de 1901 se producía la noticia que muchos ansiaban: el Consejo de Ministros, «haciéndose cargo de la justicia de nuestra pretensión», había decidido conceder por unanimidad la estatua a esta ciudad. A pesar de las presiones sevillanas («la Comisión Sevillana que se encuentra en esta corte persiste en reclamar el monumento de Colón concedido a Valladolid, afirmando que ellos son los únicos con derecho a tenerlo», informaba El Norte el 14 de marzo), el ministro de
PIROTECNIA Y MÚSICA El 15 de septiembre de 1905, primer día de las fiestas, se inauguró la estatua de Colón. El día 16 lo contó El Norte, que relató que inicialmente estaba tapada por una «cortina roja gualda» que cayó al tiempo que se disparaban cohetes y sonaba la ‘Marcha Real’.
O Obras Públicas reiteró que m mantendría la decisión a favor d Valladolid. de Enseguida proliferaron las o opiniones con objeto de elegir el emplazamiento más adecu cuado; el «plebiscito popular» ab abierto por El Norte de Castill arrojó 439 votos por «el filla n del Campo Grande», 151 nal p la Plaza Mayor, 110 por el por lu lugar situado frente al temp plete de la música, 30 por la P Plaza de Zorrilla y 83 por «vari sitios». rios La Comisión de Obras del A Ayuntamiento, presidida por Alfredo Queipo de Llano, se pronunció finalmente a favor del «punto de unión de la carretera llamada Filipinos y la prolongación del Paseo Central del Campo Grande». A partir de entonces, como ha escrito María Antonia Virgili, se abre un camino empedrado de dificultades de todo tipo, también económicas, que terminaron por retrasar la inauguración. Entre ellas, el importe a pagar a los herederos de Susillo por los sillares
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del pedestal, que en ese momento se encontraban en Pontevedra y cuyo valor sobrepasaba las 21.400 pesetas. La carencia de fondos por parte del Consistorio explica que se llegara a plantear la necesidad de abrir una suscripción popular, y que incluso se aceptara la propuesta de vender diversos solares para costear la construcción del pedestal. La solución comenzó a vislumbrarse en 1902, año en que pudo sellarse el anhelado acuerdo con los herederos de Susillo, por el que el Ayuntamiento accedía a pagar 15.000 pesetas por los sillares. Un año entero duró el traslado de las diferentes piezas del monumento, tarea de la que se encargó el arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla. El 13 de septiembre de 1903, aprovechando la primera visita oficial de Alfonso XIII a la ciudad, tuvo lugar la ceremonia de colocación de la primera piedra. Ofició el acto el cardenal Cos y recibieron al Rey y a sus hermanos el alcalde, Alfredo Queipo de Llano, y varios concejales. Dos años después, concretamente el 15 de septiembre de 1905, coincidiendo con el primer día de las ferias de Valladolid, se inauguraba definitivamente el monumento al descubridor de América. «En nombre del pueblo,
La plaza antes de ser colocado el monumento al descubridor y, a su lado, el conjunto escultórico en obras.
La inauguración contó con la lectura de una memoria de las obras por parte del arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla
la cortina roja gualda que cubría a Colón y la Fe caía al mismo tiempo que se disparaban cohetes y sonaba la Marcha Real», informaba el decano de la prensa. La solemnidad del acto, que contó con la lectura de una memoria de las obras por parte del arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla, discurso del alcalde Antonio Bujedo y firma del acta por las autoridades que formaban la presidencia, incluyó también la
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actuación del Orfeón Pinciano, que interpretó el himno a Colón, con música de José Aparicio, director de dicha coral, y letra de Santiago Cernuda, redactor de El Norte de Castilla. El monumento, de estructura piramidal, presenta en la base cuatro relieves con escenas de la vida del descubridor: explicando su proyecto a los frailes de la Rábida, la salida de Palos de la Frontera, la llegada a América y la recepción de
los Reyes tras el descubrimiento. El siguiente cuerpo está formado por figuras dedicadas al Estudio, la Náutica, el Valor y la Historia; un globo terráqueo, con la frase «Non Plus Ultra» rota por la zarpa de un león, conduce al conjunto que corona el monumento: Colón, arrodillado y guiado por la Fe. Antes de ello destacan la figura de un águila de San Juan con el escudo de España y medallones con los Reyes Católicos.
1905 | ESTALLIDO REVOLUCIONARIO EN RUSIA
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Imagen de la carga a caballo contra los revolucionarios de San Petersburgo.
Domingo sangriento en Rusia La masacre de los participantes en la manifestación pacífica de San Petersburgo, el 22 de enero de 1905, abrió un ciclo revolucionario que confluiría en 1917
L
os despachos que hoy se reciben de San Petersburgo comunican noticias graves acerca de la situación interior del Im-perio. La agitación revolucionaria aumenta y el conflicto social planteado por la huelga obrera adquiere cada día carac-teres de más aguda gravedad. El estado de Rusia es crítico». La rcrónica de Mariano Martín Ferenández, publicada el 22 de enero de 1905, alertaba al lector sobre el arranque del ciclo revolucionario en Rusia. Era el comienzo de los disturbios que, 12 años después, confluilrían en el triunfo del golpe bolchevique y la instauración de la Rusia soviética. El malestar social de 1905 tenía causas variadas. El deterioro de las circunstancias sociales, económicas y políticas, el empobrecimiento del campesinado, el descontento con la reforma agraria, la rebaja de las condiciones de vida del proletariado, sobre todo en San Petersburgo y Moscú, y el descontento por la derrota de Rusia ante Japón provocaron los primeros movimientos de envergadura contra la autocracia del zar Nicolás II. A ello se sumaba la labor de la oposición política, obrera, liberal y anarquista, así como el cuestionamiento del sistema
MILES DE MUERTOS El Norte de Castilla del 23 de enero de 1905 informó de la «situación gravísima» en Rusia, donde un día antes se habían registrado «millares de muertos y heridos» entre los obreros en huelga que habían intentado llevar sus reivindicaciones al zar.
p político por parte de numeroso intelectuales. sos El primer gran estallido de ra explotó aquel 22 de enero rabia d 1905 en San Petersburgo, de cu cuando una manifestación pací cífica, encabezada por el pope (s (sacerdote) ortodoxo Georgi G Gapon, se dirigió hacia el Palaci de Invierno, que era la resicio d dencia de los zares en los mese más fríos, para presentar a ses N Nicolás II una serie de demand laborales, el reconocimiendas to de ciertos derechos y libertad políticas. des «Los huelguistas se muestr pacíficos. Están dispuestran to a no alterar el orden, pero tos re resistirán hasta el último extr tremo. Se dejarán matar, pero n cederán. (…). Los obreros no ir desarmados y en actitud irán correcta», informaba este periódico, que alertaba de la extensión del conflicto: «Paralelamente a la huelga, se advierte grandísima agitación entre los estudiantes, que forman la vanguardia de los elementos intelectuales rusos mal avenidos con el régimen autocrático. Abríganse serios temores de que surjan desórdenes de carácter revolucionario y que sean arrastrados por ellos los obreros. Anoche se calculaba en 120.000 el número de huelguistas de San Petersburgo».
Las palabras del propio Gapon, reproducidas íntegramente por El Norte de Castilla, daban cuenta del carácter pacífico de la protesta, de su respeto hacia el zar y de las intenciones de los manifestantes: «Mi organización es diferente de la de los socialistas revolucionarios. No quiero la insurrección, sino sencillamente la huelga pacifica para obtener del zar algunas reformas. Mañana marcharemos silenciosos y compactos, sin banderas, sin himnos, hasta el palacio Imperial pidiendo ver al zar. Si esto se nos niega, si se nos cierra al camino correrá la sangre. La burocracia tiene engañado al zar. Queremos abrirle los ojos. Cuando formulamos nuestras peticiones y se las entregamos al prefecto, éste las rechazó. El mundo entero sabrá y apreciará si nosotros somos los culpables de lo que ocurra. Nada temo. Mis amigos han tomado precauciones para defender mi libertad. Mañana iré a la cabeza de todos. En caso de que las tropas disparen sobre nosotros, seré el primero que caiga. «Nuestra sangre será más útil a la causa da la democracia, que toda otra agitación». Pese al carácter pacífico de las protestas, aquello fue una carnicería. La manifestación fue salvajemente reprimida por la guardia
zarista, que acabó con la vida de varios cientos de personas, incluidos mujeres, ancianos y niños. Aquel suceso pasaría a la historia como el Domingo Sangriento. «Apenas amaneció, 15.000 obreros del arsenal se dirigieron en compacta masa hacia la ciudad. Un núcleo de cosacos les cortó el paso, A pesar de haberles echado el alto, los obreros siguieron avanzando en silencio. Los cosacos apuntaron con sus fusiles. Resonó una descarga con pólvora sola, pero en vista de que los obreros no retrocedían, dispararon con bala. Muchos huelguistas cayeron a tierra muertos o heridos». La represión de la revuelta provocó una dura condena internacional y numerosas protestas en el interior del país, que abrieron el camino hacia un estallido revolucionario que en los meses siguientes convulsionó otras ciudades y el campo. Enseguida se crearon los consejos obreros o soviets en diversas ciudades rusas, siendo el más importante el de San Petersburgo, dirigido por Leon Trotsky. A ello se sumó el descontento de otros sectores del ejército, como la marinería del acorazado Potemkin, en el puerto de Odesa, que en el mes de julio se rebeló contra sus oficiales a causa de las deficientes condiciones de vida de la tripulación.
BOMBA CONTRA EL REY | 1906
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
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Atentado anarquista contra Alfonso XIII El histórico intento de regicidio el mismo día de la boda del soberano, el 31 de mayo de 1906, fue obra del anarquista Mateo Morral, que moriría dos días después
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n unánime movimiento, espontáneo y vigoroso, de indignación, ha agitado ayer todos los espíritus españoles; de todos los pechos honrados ha subido a los labios la reprobación airada, la condenación enérgica contra el criminal atentado anarquista que ha manchado con sangre la fiesta nupcial del soberano español». La portada de El Norte de Castilla del 2 de junio de 1906 era fiel reflejo de la angustia que sintió buena parte de la ciudadanía española ante lo ocurrido dos días antes, cuando la boda entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, anunciada y preparada hacía tiempo como auténtico acontecimiento nacional, resultó trágicamente enturbiada por un atentado terrorista que acabó con la vida de 25 personas e hirió a más de un centenar. «Al pasar el coche que conducía al rey y a la reina, una mano criminal ha arrojado una bomba de dinamita. El rey dice el telegrama, cuando la bomba estalló, envolviendo el coche en humo y polvo sanguinolento, abrazó y besó a la joven esposa, en un transporte efusivo y natural», decía la noticia. uEl decano de la prensa españoficó el supuesto suicido del aula no desentonó un ápice de la tor del atentado para informarr protesta generalizada contra de su huida y no omitió n el activismo anarquista, al detalles de la confusión que aplicó calificativos creada en Valladolid, o como «sediento de sanpuesto que el propio igre», «turba de locos» o periódico terminó lio «ralea vil de degenerateralmente asaltado idos», al tiempo que enpor una multitud ávisalzaba la serenidad y forda de información. taleza del monarca, «un Morral era un trabajajoven animoso que es la dor textil de Barcelonaa Alfonso XIII representación más alta que ya en 1905 había de la patria». intentado atentar contra el Un total de 18 «despachos urRey en París. Según parece, la ogentes» desde Madrid permitiebomba le fue entregada por coron al periódico ocupar portada y legas franceses. Después del dos páginas con los detalles más sobresalientes: la bomba oculta en un ramo de flores, lanzada La bomba estaba oculta desde el balcón del segundo piso en un ramo de flores, que de la casa número 88 (hoy 84) de la calle Mayor al paso de la carroel autor del ataque lanzó za real, el estruendo ensordecedesde un balcón de la dor, las escenas de pánico, las pricalle Mayor de Madrid meras víctimas (una niña de corta edad con el cráneo destrozado, una mujer con el vientre abierto por la metralla…), los sospechosos… En una misma página recti-
Famosa instantánea del estudiante Eugenio Mesonero Romanos.
INDIGNACIÓN Y LUTO El 2 de junio de 1906 el decano de la prensa española informó con «indignación» del atentado que habían sufrido los Reyes en Madrid dos días antes, que condenó enérgicamente.
at atentado se refugió en las ofidos, es esa muchedumbre de vícci cinas del periódico ‘El Motín’, timas, que han caído en la calle qu que dirigía José Nakens; Mayor al tremendo impulso lu luego escapó de Madrid de la explosión mortífera. p pero fue sorprendido Muchas mujeres sin esce cerca de la estación poso, muchos hijos sin d de Torrejón de Arpadre, muchos hogares d doz, donde lo detuvo de luto... Esta es la obra u un guarda, Fructuoso de esa ralea vil de degeV Vega. Era el 2 de junio. nerados que viven para el Lo que ocurrió lueodio, mintiendo teorías go aún es objeto de Mateo Morral que se dicen basadas en el d debate, pues Morral amor; de esa turba de loap apareció muerto de un dispacos que hacen pensar en cruentos ro y, junto a él, el guarda que exterminios», condenaba, indiglo había detenido. La teoría nado, este periódico. m más difundida, y que ha estaMención aparte merece la hisd do en vigor hasta hace poco tórica fotografía tomada seguni tiempo, fue que Morral logró dos después del suceso y publicarevolverse y disparar mortalda por ‘ABC’, una auténtica exmente a su captor para, acto seclusiva informativa obra del enguido, suicidarse. Sin embargo, tonces joven estudiante de Medisegún pesquisas recientes, el cina de 17 años Eugenio Mesoneanarquista habría fallecido víctiro Romanos, nieto del escritor ma de un disparo pero no se haRamón Mesonero Romanos. Él bría suicidado. mismo se presentó en el periódi«Lo triste, lo doloroso, lo que co y recibió en gratificación 300 pone estremecimientos de espesetas, una cantidad increíble panto y agitaciones de indignapara la época. La fotografía fue un ción en todos los hombres honra- auténtico éxito informativo.
1908 | ESTRENO DE LA CASA CONSISTORIAL
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Un Ayuntamiento nuevo para las fiestas de la ciudad La actual Casa Consistorial se inauguró el 19 de septiembre de 1908, día que empezaba la feria, después de una década de retrasos y dificultades
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n un capítulo anterior dejamos el edificio consistorial en plena construcción, después de un tortuoso camino plagado de dificultades, una vez efectuado, en 1879, el derribo del vetusto Ayuntamiento del siglo XVI. Desechado el proyecto de Antonio Iturralde, sería el también prestigioso arquitecto Enrique María Repullés, abulense de nacimiento y autor, entre otros, del edificio de la Bolsa de Madrid, el encargado de proyectar el nuevo Consistorio vallisoletano. La primera medida de Repullés era más que previsible: apenas utilizaría unos pocos cimientos de los ya construidos. El proyecto, presentado en agosto de 1898, consistía en un edificio rectangular de corte renacentista con torres en los ángulos y una más alta, en el centro de la fachada principal, donde se colocaría el reloj «como símbolo del orden, el escudo de la ciudad como signo de belleza, y el pabellón nacional, emblema augusto de la patria».
Fotografía del nuevo Ayuntamiento publicada en junio del año 1909. Abajo, desfile con motivo del acto inaugural del flamante inmueble. :: FOTOGRAFÍAS ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
UN MILLÓN DE PESETAS El Norte del 21 de septiembre de 1908 informó de la inauguración del ayuntamiento, que tenía «magnificencia de Palacio». Presidió el acto el alcalde, Eduardo Romero y Fraile, y asistió el arquitecto que lo había diseñado, Enrique Rubio Repullés. Las obras duraron siete años y costaron 1.077.918,40 pesetas.
Dicha fachada principal estaría entonces formada por un cuerpo central con cinco grandes ventanales de arco de medio punto y otros dos en los laterales, correspondientes a las torres; y, en el interior del edificio, una imponente escalera principal y un no menos grandioso salón de sesiones. Según parece, Repullés se había inspirado en el Palacio de Monterrey de Salamanca. Granito, calizas de Campaspero y de Villanubla, ladrillo, hierro, mármol y madera serían los materiales a emplear. El beneplácito de la Comisión de Obras llegó en diciembre, y el día 16 hicieron lo propio los concejales reunidos en la correspondiente sesión. Meses antes, concretamente el 1 de julio de 1898, el Consistorio se trasladó a un edificio de la calle López Góm mez. Aunque los trabajos de desm monte comenzaron de inmed diato, las obras de construcción d nuevo edificio hubieron de del e esperar a celebrar la subasta p pertinente; el 1 de febrero de 19 fueron adjudicadas a Ul1901 p piano Ortega por un montante to de 1.077.918,40 pesetas. total El 20 de marzo comenzaron d definitivamente si bien, como se señalaba el mismo Repullés, «n sin que sufrieran algunos «no re retrasos motivados unos por los te temporales y otros por una h huelga de canteros que tardó e resolverse, teniendo que en ap apelar para ello a traer operari portugueses». Se refería el rios ar arquitecto a los sucesos ocurrid a principios de 1903. dos De manera que siete años d después de comenzadas las o obras, el proyecto de Repullés veía definitivamente la luz. La ornamentación externa, realizada conforme a los perfiles y dibujos de este arquitecto, se llevó a cabo con modelos de Pedro Algueró y por el tallista Manuel Cardenal, quien por cierto, no pudo finalizar los últimos al morir súbitamente a causa de un esfuerzo realizado al mover una piedra. Para la decoración interior se abrió un concurso en 1907 que ganaron «Los señores Gargallo Hermanos», de San Sebastián, encargados de la escalera principal y salón de fiestas; «Algueró e hijo», de Madrid, responsables del salón de
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sesiones, vestíbulos y despachos de los tenientes de alcalde; y el pintor Francisco Prieto, que se hizo cargo del despacho del alcalde. El reloj de la torre, de Moisés Arroyo, quedó instalado en 1909, y la recepción definitiva del mobiliario tuvo lugar en 1912. La inauguración del Ayuntamiento se verificó el 19 de septiembre de 1908, el mismo día en que comenzaba la feria de la ciudad. La fuerte lluvia obligó a las autoridades a resguardarse en el antiguo caserón de la calle Núñez de Arce, desde donde se dirigieron al nuevo edificio. «La genial idea del ilustre arquitecto señor Repullés y Vargas, autor del notable proyecto, ha sido llevada a la práctica y hoy cuenta Valladolid con una Casa Consistorial que honra a su autor y a su pueblo», señalaba El Norte de Castilla. Presidido el acto por el alcalde Eduardo Romero y Fraile; el presidente de la Audiencia, señor Bermejo; el comandante Valenzuela; el arzobispo José María Cos, y el fiscal de Su Majestad, señor Mén-
Los maceros municipales también participaron en el multitudinario acontecimiento en la Plaza Mayor vallisoletana.
«La genial idea del ilustre arquitecto señor Repullés ha sido llevada a la práctica y hoy cuenta Valladolid con una Casa Consistorial que honra a su pueblo»
dez, también estuvieron presentes Enrique Rubio Repullés y el arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla. Este se refirió a la nueva edificación con palabras harto elogiosas, ponderando la suntuosidad, «con magnificencia de Palacio», de la obra de Repullés quien, por su parte, quiso destacar «la elegancia a la vez que la sencillez del nuevo edificio municipal, como asimismo la amplitud de sus dependencias». «Al despedirme del edificio como padre del hijo que se ha emancipado, hago fervientes votos para que sus macizos muros
Celebración, el 2 de mayo de 1908, del Centenario de la Guerra de la Independencia en el balcón del nuevo Ayuntamiento. AMVA sean égida protectora de los intereses de la ciudad, baluarte de las libertades municipales y decoro de este noble pueblo castellano, a quien, orgulloso de que mi nombre quede al suyo unido, con toda la efusión de mi alma dirijo mi cordial saludo sintetizado en este grito: ¡Viva Valladolid!», exclamó Repullés, quien también tuvo palabras de agradecimiento para Moisés Carballo, alcalde cuando le encargaron el proyecto, y a sus sucesores: González Lorenzo, Gavilán, Queipo de Llano, González Calleja, Vaquero Concellón, Bujedo, Semprún y, desde luego, Romero y Fraile.
Por su parte, el alcalde, en el breve uso de la palabra, felicitó a cuantos habían contribuido a las obras del Consistorio y pidió «a Dios que los Ayuntamientos nos hagamos todos dignos de esta ciudad, para quien son nuestros cariños». Pero lo cierto es que no fue este el primer evento oficial que acogió el nuevo edificio. En efecto, meses antes, la celebración del centenario del 2 de mayo de 1808, fecha en la que dio comienzo la mitificada Guerra de la Independencia contra el invasor napoleónico, había tenido como escenario privilegiado el balcón principal del nuevo Ayuntamiento.
1909 | SEMANA TRÁGICA
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Sangre y fuego en la Semana Trágica Recreación del fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia.
La movilización de reservistas para embarcar hacia la ciudad de Melilla desató la furia popular y una huelga general que desbordó las calles de Barcelona el 27 de julio de 1909
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a pasado a la historia como Semana Trágica porque lo que ocurrió aquel mes de julio de 1909 conmovió a la población, sembró de pánico las calles de Barcelona y sacudió los cimientos del sistema político. El Norte de Castilla reprodujo los partes que llegaban de la capital de España el día 27: «Sucesos desarrollados provincia Barcelona revisten tal gravedad, que Gobierno ha acordado suspender garantías constitucionales dicha provincia y limítrofes Gerona y Tarragona. Elementos anárquicos y revolucionarios, que iniciaron huelga general, procurando extenderla a varias poblaciones de provincia, desde primeros momentos, acometieron fuerza pública y realizaron toda clase desmanes y atropellos, cortando todas comunicaciones ferroviarias y líneas telefónicas y telegráficas, para aislar completamente Barcelona e impedir llegada refuerzos que sofocaran Edificios humeantes de Barcelona durante la Semana Trágica. movimiento sedición». Acababa de estrenar Gobierno el conservador Antonio Maura y su decisión de movilizar diversos va que, aun sujetos al servicio midad Obrera, decidieron adenúcleos reservistas para embarcar litar, estaban fuera del periodo de lantarla al 26 de julio aprovea Melilla cayó como un mazazo instrucción e insertos en la vida chando el nuevo embarque dee entre las clases populares, incapacivil, algunos ya casados y con hi- reservistas que se produciría ces de eludir una carga militar jos. Cuando a principios de julio ese día. Los apoyaban catalaque en muchos casos signicomenzaron a marchar alnistas de izquierda y republificaba la muerte. No en gunos reservistas desde canos. n vano, el motivo de la las estaciones de MaEl Gobierno, que no dudó en movilización era, por drid y Barcelona, el declarar la ley marcial, se vio un lado, reforzar las clamor popular fue en rápidamente desbordado por operaciones de policía aumento. Los enemilos acontecimientos. Lo peor tras el acuchillamiento gos del Gobierno y del comenzó el día 27 de julio. Lass de cinco empleados de la sistema, muy especialcalles de Barcelona se convirCompañía Norteafricana mente las fuerzas polítitieron en un auténtico escena-que explotaba las minas Francisco Ferrer cas obreras y republicario de sangre y fuego, proliferade plomo de Beni-bunas, no iban a dejar pasar ron las barricadas y los tiroteos Ifur, pero también la necesidad de la oportunidad. El 2 de julio de contra la fuerza pública desde azohacer frente a los cada vez más re1909 el periódico ‘La Internacioteas y balcones, se cortaron las lícurrentes y peligrosos ataques de nal’, que dirigía el socialista Anneas de telégrafo, el tráfico ferrolas tribus rifeñas, que el 5 de julio tonio Fabra Rivas, publicaba un viario quedó interrumpido, se vohabían declarado la guerra a Espacontundente llamamiento a la laron puentes y la muchedumbre ña desoyendo los mandatos del huelga general. Aunque las fuerasaltó diversos puestos oficiales sultán de Marruecos. zas obreras de Madrid acordaron de consumos y más de 60 iglesias La decisión de Maura fue espeiniciarla el 2 de agosto, ugetistas y conventos, que fueron saqueacialmente torpe e impopular pory libertarios de Barcelona, aglutidos e incendiados total o parcialque recurrió a soldados en la reser- nados estos últimos en Solidarimente. Los 2.000 efectivos de la
QUEMA DE EDIFICIOS El 29 de julio de 1909 El Norte informaba de «disturbios sediciosos en Barcelona». Hubo 78 muertos, más de 150 heridos y 100 edificios incendiados, la mayoría religiosos.
fuerza pública se mostraban impotentes. Los gritos contra el Gobierno de Maura se mezclaban con vivas a la República. «Han incendiado vagones del ferrocarril; incendiaron un puente en Tarrasa, y en la línea de Tarragona han volado otro con dinamita. Han detenido varios trenes, logrando impedir la entrada y salida de los mismos en Barcelona. En Pueblo Nuevo han levantado barricadas y han asaltado un convento de Maristas, resultando un hermano muerto y varios heridos. (…) Han incendiado la iglesia de San Pablo y las Escuelas Pías de San Antonio. En las calles de Nápoles y Roger de F los revolucionarios han Flor d deshecho los puentes, haciend caer escombros sobre zando ja y han atacado la subdelejas, g gación de Pueblo Nuevo, defe fendiendo la guardia civil que e ella se concentró», inforen m maba El Norte de Castilla. A principios de agosto, el Gob bierno incrementó la represión co fuerzas procedentes de Vacon le lencia y Zaragoza. Los revoluci cionarios comenzaron a agotarse sobre todo porque el movise, m miento no se extendía al resto d país. La desmoralización y del la acción contundente de las fu fuerzas de orden público termin naron por imponerse. El recu cuento oficial del desastre elev vaba a 78 el número de muerto más de 150 los heridos y tos, ce de un centenar de edificerca ci incendiados, casi todos recios li ligiosos. Hubo 17 condenas a muerte y 59 a cadena perpetua. Pero el símbolo más célebre y polémico de la represión fue la ejecución del anarquista Francisco Ferrer y Guardia junto a otros cuatro compañeros; las pruebas contra ellos fueron tan endebles, que la sensación de arbitrariedad e injusticia trascendió las fronteras españolas y alentó más si cabe la inquina de republicanos, anarquistas y socialistas.
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1912 | ASESINATO DE CANALEJAS
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A la izquierda, el presidente José Canalejas yace junto a la librería San Martín, en la Puerta del Sol madrileña. A la derecha, el cadáver en el Ministerio de la Gobiernación.
La muerte de José Canalejas deja huérfano al Partido Liberal El presidente del Gobierno, tiroteado por el anarquista Manuel Pardiñas el 12 de noviembre de 1902, inició su carrera política como diputado por Soria, gracias a promesas ferroviarias que nunca se cumplieron
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l 12 de noviembre de 1912 el anarquista Manuel Pardiñas ase-sinaba al presidente del Gobierno, José Canalejas y Méndez, mientras miraba el escaparate de la librería San Martín, en la Puerta del Sol dee Madrid. Su muerte, que yugu-laba la posibilidad de estabilizar el sistema político de la Restauración mediante la creación de un bloque de izquierda liberal presidido por n él, tuvo un eco importante en la sociedad. Curiosamente, su bautizo nen las lides políticas parlamentarias se había producido en tierras de Castilla y León, con-cretamente en Soria. La peripecia, representativa sin duda de los modos y maneras de ha-cer política en aquellas fechas, la han desgranado con detalle autores como Carmelo Romero y Carmelo García Encabo. Nacido en el Ferrol el 31 de julio de 1854, Canalejas era abogado de profesión y durante su juventud simpatizó con el Partido Demócrata Progresista, afín a las ideas republicanas. Más adelante, ya en plena Restauración, se afilió al Partido Liberal. Pocos saben
POR LA ESPALDA El Norte del 13 de noviembre de 1912 informó del atentado, cometido por un anarquista que le disparó dos tiros por la espalda mientras miraba una librería. El terrorista se suicidó.
q que Canalejas se estrenó como d diputado cunero por Soria a co contracorriente, batiendo al eentonces candidato gubernam mental y haciendo gala de una ca capacidad negociadora más q que convincente. Así se ganab ban entonces las elecciones. Eran tiempos en los que las ‘f ‘fuerzas vivas’ de Soria anhela laban la llegada del ferrocarril, p pues en él cifraban un futuro la laboral menos gris para la clase obrera y también, desde lu luego, un maná de prosperid dad, riqueza y bienestar para la provincia. Un deseo soriano que Canale lejas supo explotar de manera in inteligente a favor de sus intere reses. En junio de 1881, el jov ven José Canalejas y Méndez, q que apenas contaba 26 años, actuaba en una reunión convocada en el Instituto de Soria por la Junta Especial de Ferrocarriles proponiendo impulsar la línea ferroviaria de Madrid a Francia, que habría de pasar por el Valle del Roncal. En similares términos habló un mes después en el Teatro de la Capital. Abiertas tales expectativas, el Ayuntamiento no tardó en expresar su apoyo a la candidatura ca-
nalejista. También se entrevistó El presidente del Consejo, don con autoridades políticas y mayoJosé Canalejas, ha caído muerto, res contribuyentes de la provinherido por la espalda, en plena cia, reiterando sus promesas fePuerta del Sol, cuando como un rroviarias y deslizando, de paso, particular, a pie y solo, al dirigirse veladas represalias en caso de no al Consejo, miraba los libros –su resultar elegido. El 29 de junio de afición favorita– en el escaparate 1881, 231 electores de la provincia de una librería. El crimen, que prifirmaban un manifiesto en apoyo va a España de uno de sus hombres de su candidatura. Su triunfo no más ilustres, ha causado en el puetuvo contestación. En 1884 repiblo entero dolor inmenso e indigtió escaño por Ágreda. La nación violenta», lamentaaventura soriana inauguba El Norte de Castilla raba así la dilatada caque, identificado con el rrera política de quien ideario liberal del ferrotiempo después accelano, exaltaba sus virdería a cuatro carteras tudes políticas y humaministeriales (Fomennas: to, Gracia y Justicia, Ha«Era Canalejas, cuya cienda, Agricultura, Inpérdida hoy llora la nadustria, Comercio y José Canalejas ción, hombre bondadoso, Obras Públicas) antes de político demócrata de verpresidir, en 1910, el Consejo de dad, gobernante liberal hasta los Ministros. últimos limites compatibles con Su asesinato, ocurrido el 12 de el orden. (…) Durante su Gobiernoviembre de 1912 de manos del no, la pena de muerte ha estado anarquista Manuel Pardiñas, sorvirtualmente abolida, pues en toprendió incluso a los policías que dos los casos aconsejó al rey el informaban su escolta, que al medulto de los reos». La muerte vionos pudieron acorralar al asesino. lenta de Canalejas abrió una proEste se suicidó al instante. funda crisis de liderazgo en el Par«Un crimen brutal, odioso, sin tido Liberal. El entierro se celebró explicación alguna y cometido de el 14 de noviembre por la tarde, y cobarde modo por un asesino anar- se le tributó honores de capitán quista, ha puesto luto en la nación. general con mando en plaza.
I GUERRA MUNDIAL | 1914
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El atentado que aceleró la Gran Guerra El asesinato del archiduque de Austria en Sarajevo a manos de un joven nacionalista serbio, el 28 de junio de 1914, fue la causa inmediata de la Primera Guerra Mundial, que provocó 10 millones de muertos
El archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía antes del atentado que les mató.
A
caba de recibirse la noticia de haber sido asesinados en las calles de Sarajevo (capital de Bosnia y Herzegovina) el archiduque Francisco-Fernando, heredero del trono austro-húngaro, y su esposa la archiduquesa Sofía. No se conocen pormenores del atentado. Sólo se sabe que, a poco de realizado, fallecieron los augustos esposos». No era un atentado cualquiera el ocurrido el 28 de junio de 1914. La muerte violenta del archiduque Francisco Fernando a manos de un joven nacionalista serbio fue la gota que colmó un vaso repleto de tensiones políticas, económicas, sociales y culturales que convulsionó el panorama político mundial hasta el extremo de provocar la Primera Guerra Mundial. Las causas del conflicto venían de atrás; de las rivalidades económicas entre las potencias y de las políticas de alianzas establecidas desde el último tercio del siglo XIX, que dividieron a las grandes potencias en dos bloques, la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia) y la Triple Entente (Francia, Reino Unido y Rusia); pero también de las rivalidades imperialistas y de la suma de puntos explosivos, como Marruecos o los Balcanes, que calentaron hasta extremos insospechados el sistema de relaciones internacionales. Si en Marruecos entraron en colisión los intereses franceses y alemanes con el arbitrio de Reino Unido, en el avispero de los Balcanes se enmarañaron Austria contra Bosnia-Herzegovina, generando gran malestar en Rusia, comenzó a desmembrarse el Imperio turco y hasta Italia mostró sus afanes imperialistas. Junto a las rivalidades políticas y económicas tuvieron gran impacto lo que los historiadores han denominado causas psicológicas,
Ejército alemán en la Primera Guerra Mundial. :: BIBLIOTECA NACIONAL AL
BOMBA Y PISTOLA El 29 de junio de 1914 El Norte de Castilla dio cuenta del asesinato de los herederos del trono austrohúngaro. «No fué uno; fueron dos los atentados», explicó. El primero, «una bomba de dinamita», de la que salieron ilesos. «Horas después» les dispararon. Artillería francesa en acción durante la contienda. :: BIBLIOTECA NACIONAL en concreto el incremento de un estado de ánimo colectivo que propició el clima de guerra, a lo que hay que sumar la intensa carrera de armamentos y el predominio creciente de los ejércitos. El detonante o causa inmediata fue el asesinato, el 28 de junio de 1914, del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Austria-Hungría, por un joven nacionalista perteneciente a la organización terrorista Mano Negra,
formada por bosnios nacionalistas a los que apoyaban oficiales del ejército serbio. Un mes más tarde, Austria declaraba la guerra a Serbia, como demostró el bombardeo de Belgrado, el 19 de julio de 1914. Rusia, que se consideraba guardián de todos los eslavos, se sumó de inmediato al lado de Serbia, lo que provocó que Alemania le declarara la guerra, lo mismo que a Francia. El 2 de agosto de 1914, El Norte de Castilla daba la noticia: «Se ase-
gura insistentemente que Alemania ha enviado a Francia y Rusia esta madrugada un ultimátum concebido en los términos siguientes: A Rusia le exige que en menos de doce horas cese la movilización de sus tropas. ENnel dirigido a Francia, Alemania exige que en el interés de la seguridad del mundo no intervenga en el conflicto austro-serbio. El plazo para cumplir el ultimátum expira a mediodía de hoy- En este mo-
m mento corre un rumor sensaci cional: se dice que Alemania ha d declarado la guerra Rusia. La n noticia causa inmensa sensaci en todas partes». ción La cadena del desastre com menzó el 4 de agosto, con la inv vasión alemana de la zona neutr de Bélgica con objeto de tral av avanzar hacia Francia; de inmed diato, Inglaterra se sumó al co conflicto, que terminaría escind diéndose en dos bandos, el de la en entente y el de los imperios ce centrales; el primero, liderado p Francia, Reino Unido, Rupor si Serbia y Bélgica, al que luesia, go se incorporaron Grecia, Rum mania e Italia; y el de las potenci centrales encabezado por cias A Alemania y Austria-Hungría, al qu luego se sumarían Bulgaria que y Turquía. Aquella contienda, de gran duración, extensión y de carácter total, se extendió desde agosto de 1914 al noviembre de 1918, y trastocó no solo el sistema de relaciones internacionales y el mapa de Europa tras la derrota de las potencias centrales, poniendo fin a los imperios (ruso, austro-húngaro y turco), sino que produjo una convulsión cultural de enorme alcance, que también incluyó una profunda crisis de conciencia en Europa y el cuestionamiento del propio sistema político y económico. Se estima, además, que murieron en torno a 10 millones de personas y que más de 21 millones sufrieron heridas graves; las consecuencias económicas fueron importantes, y desde el punto de vista social se intensificaron los conflictos como consecuencia del enriquecimiento de una minoría y el empobrecimiento de las clases medias y trabajadoras. Para muchos historiadores, con la Primera Guerra Mundial se abrió una nueva etapa en la Historia Contemporánea.
1915 | FUEGO EN LA ACADEMIA DE CABALLERÍA
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La antigua Academia de Caballería de la capital vallisoletana, antes de sufrir el incendio que la destruyó. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
‘El octógono’ en llamas Un incendio iniciado en el almacén devoró la antigua Academia de Caballería en la madrugada del 26 de octubre de 1915
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Fuego!, ¡Hay fuego!», gritó despavorido uno o de los cadetes en la madrugada del 25 al 26 de octubre de 1915. «Menu-da broma», le contestaron, adormilados y molestos, algunos de sus compañeros. Pero no era chanza ni provocación. Aquel grito de terror estaba más que justificado: la Academia de Caballería, conocida ca-riñosamente en Valladolid como «el octógono» por su singular planta, a punto estaba de ser engullida por una inmensa pira. ‘El Norte de Castilla’ se adelantó a dar la noticia y reservó un hueco de última hora en la página 3 de la edición del 26 de octubre. Calificaba el hecho como «formidable siniestro», y no era para menos: «Cuando comenzamos a escribir estas líneas (tres de la madrugada), el edificio donde se halla instalada la Academia de Caballería, arde casi en su totalidad. Gigantescos penachos de fuego y colosales columnas de humo coronan el antiguo Colegio de cadetes y difunden su luz por la población, que ofrece a estas horas, envuelta en la siniestra luz, un aspecto fantástico». La prosa del plumilla destilaba
IBA A SER UNA CÁRCEL El Norte de Castilla dio la noticia del incendio el 26 de octubre de 1915, el mismo día que ocurrió, puesto que ocurrió de noche. Lo calificó de «formidable siniestro», puesto que a las tres de la madrugada el edificio ardía «casi en su totalidad», coronado por «gigantescos penachos de fuego y colosales columnas de humo». En origen la antigua Academia de Caballería no se concibió como edificio militar, sino como futura Prisión Peninsular.
ti tintes verdaderamente dramáti ticos, no en vano uno de los eedificios más representativos d de Valladolid estaba siendo engu gullido por las llamas. Periódico cos de tirada nacional se hiciero ron eco de la noticia y, al hilo d de su imparable ruina, repasaro ron los hitos fundacionales del ‘o ‘octógono’. Comenzó a constr truirse en agosto de 1847 pero n no como edificio militar, sino co como futura Prisión Peninsullar. Concluido en 1850, las características de su construcción, su ubicación en el centro de la ciudad y su distribución interior desaconsejaron emplearlo como presidio. Fue entonces cuando, aprovechando la precaria situación en que se encontraba el Colegio de Caballería de Alcalá de Henares, el teniente general Ricardo Shelly, director general de dicha Arma, tomó la decisión de trasladarlo a Valladolid. Era 1852. Convertido en 1861 en Colegio Militar de Caballería, el edificio consistía en un doble octógono con pabellones interiores radiales y poseía un patio octogonal y ocho trapezoidales. Lo habían construido presidiarios residentes en el exconvento de San Pablo y
su exterior se caracterizaba por una austeridad extrema. ¿Cómo imaginar lo que habría de ocurrir aquella aciaga noche del 26 de octubre de 1915? Era la una y media de la madrugada cuando el centinela de guardia de la puerta falsa, que comunicaba el patio del picadero con la calle de San Ildefonso, se percataba de la presencia de fuego en el pequeño local destinado a almacén, fatalmente repleto de bancos de madera. Avisado el cabo de guardia, éste se lo comunicó al oficial de servi-
cio, teniente Arcay, quien, a su vez, dio cumplida cuenta al capitán Ibarrola; si en un primer momento no le dieron al suceso la importancia que se merecía, enseguida se percataron de la gravedad del incendio. Rápidamente procedieron a desalojar el dormitorio y amontonar en el patio contiguo toda clase de objetos, camas, colchones, ropa de aseo… La familia del coronel director, Marcelino Asenjo, ausente en esos momentos de Valladolid,
Visita de Alfonso XIII a la Academia de Caballería en 1914
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«El servicio de incendios, como casi siempre, llegó demasiado tarde, a las tres de la madrugada», se quejaba El Norte
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también fue desalojada de sus habitaciones particulares; pese a los denodados esfuerzos del capataz del servicio de bomberos, señor Elósegui, todo fue en vano: una hora más tarde, el fuego ya se había propagado a los tejados de la fachada posterior. «El servicio de incendios, como casi siempre, llegó demasiado o tarde, a las tres de la madrugada», se quejaba ‘El Norte de Castilla’. Los cadetes pusieron a salvo los caballos, que serían trasladados al Cuartel del Conde Ansúrez, mientrass el silbato de alarma de los se-renos y las campanas de la paarroquia de San Ildefonso alerrtaban a la población, que enseseguida se agolpó en torno al edificio. A las cuatro y cuarto de la madrugada, toda la zona que miraba a la calle de San Juan de Dios era ya pasto de las llamas; as; los vecinos de las casas colin-or dantes no ocultaban su temor ante una repentina propagación del fuego y ‘El Norte de sibiCastilla’ alertaba sobre la posibililidad de que éste afectara peliel grosamente al laboratorio del
El famoso f ‘octógono’ a comienzos del siglo XIX. doc Cea. El más que previsidoctor ble desenlace agilizó la puesta a salv de muebles, equipos, cuasalvo dro y demás enseres, con la dros ayu de soldados del Regiayuda mi miento de Isabel II. El Teatro Pra Pradera, el Cuartel de Intende dencia y el Colegio de Santiago fu fueron convertidos en depósito improvisado para los objeto rescatados. Entre ellos, la tos do documentación oficial, la rica bi biblioteca compuesta por cerca de 6.000 volúmenes, el cu cuadro de Morelli ‘La carga de
Treviño’ y, desde luego, el estandarte de la Academia, «heroicamente salvado» por el teniente Balmori. La imagen de la Virgen del Carmen, por su parte, pudo ser sacada de la capilla y depositada en los locales del ‘Diario Regional’ merced al ofrecimiento de su director, Justo Garrán, que hizo otro tanto con los demás objetos del culto. Todo el edificio semejaba una inmensa y rojiza pira. El mismo arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla, que había acudido
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para comprobar los daños, tuvo que ser sacado de urgencia a causa de un «síncope» causado por el asfixiante calor. No fue el único susto: las labores de rescate dejaron cinco heridos y el famoso teniente Clavijo, convaleciente de una enfermedad en su casa de la calle de Miguel Íscar, sufrió un ataque al ver cómo las llamas devoraban la Academia. Y es que del incendio solo se salvaron los dos picaderos; para colmo de males, el seguro del edificio no había sido renovado. Los alumnos tuvieron que ser trasladados al Colegio de Huérfanos de Santiago. Para que el lector tomara conciencia de la inmensa pérdida que significaba, ‘El Norte de Castilla’ hizo repaso escrito de algunas de las instalaciones más sobresalientes de la ya devastada Academia: sus amplias clases, «el gabinete de telegrafía y ferrocarriles, de agricultura e hipología, de topografía, de física y química, de fortificaciones, y de armas portátiles». «Su biblioteca suntuosa (…), su notable guadarnés’, las salas de armas y de esgrima, el internado, el gimnasio, los baños, la enfermería»… Todo ello, desde aquella misma madrugada, había empezado a formar parte del recuerdo y a alimentar la nostalgia. Seis años habrían de esperar los vallisoletanos para ver el comienzo de las obras del magnífico edificio actual, no sin antes haber despejado las dudas sobre la continuidad de la Academia en nuestra ciudad.
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1917 | REVOLUCIÓN RUSA
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
Ocho meses que conmovieron a los periodistas De marzo a noviembre de 1917, las noticias que llegaban de Rusia agitaron la redacción de El Norte de Castilla, que consideró la revolución como el triunfo de la anarquía bolchevique
Vladimir Ilich Ulianov, Lenin
Soldados del Ejército Rojo en los años 20. :: BIBLIOTECA NACIONAL
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
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abían pasado varios días desde la mítica jornada revolucionaria de febrero de 1917, iniciada por las mujeres rusas en protesta contra el hambre, la guerra y la tiranía del zar, cuando en Madrid comenzaron a inquietar las noticias que llegaban de San Petersburgo (entonces Petrogrado). Se trataba de «motines y manifestaciones tumultuosas» protagonizadas por «el pueblo ruso, hambriento», podía leerse en El Norte de Castilla del 13 de marzo (28 de febrero en el calendario ruso). Y es que a la altura de 1917, Rusia, que contaba con 15 millones de hombres movilizados, palidecía por su millón y medio de muertos, sus dos millones de desaparecidos y sus cuatro millones de heridos. La escasez de alimentos y el racionamiento en medio de los rigores del invierno, el despotismo de la autocracia zarista, el escaso prestigio del propio Nicolás II y la labor tenaz de la oposición política, desde los socialrevolucionarios y bolcheviques hasta los kadetes (liberales) y mencheviques, sumaban los ingredientes necesarios para que el sistema saltara por los aires. Las notas de El Norte de Castilla, insertas en la sección dedicada diariamente a ‘La guerra europea’, se nutrían de teletipos procedentes de las naciones en lucha, lo que conllevaba un férreo control de la información por parte del gobierno de turno, a lo que habría que sumar, para dificultar aún más la situación, la rígida cen-
sura impuesta por el Ejecutivo español. Cuando en el marzo ruso los manifestantes, más de 200.000, cruzaron el helado río Neva hasta llegar a la catedral de Kazan sin que las tropas cargasen contra ellos, las redacciones de los periódicos no pudieron por menos que virar la mirada hacia Petrogrado. Era el comienzo de los famosos ‘Diez días de conmovieron al mundo’, en afortunado título de John Reed. El encadenamiento de sucesos se tornó imparable: si el día 10 las temibles tropas cosacas se unían a los manifestantes provocando que buena parte de los soldados se retirara a sus cuarteles, la huida del ministro del Interior facilitaba la toma del poder por los revolucionarios, azuzados de manera incesante por la propaganda bolchevique. «La revolución popular ha triunfado en Rusia, abdicando el zar en su hijo», era la frase que ocupaba toda la portada, a cinco columnas, el 17 de marzo de 1917. Lo cierto es que Nicolás II terminaría cediendo el trono a su hermano Miguel, quien apenas pudo
El periódico publicaba a diario la sección ‘La guerra europea’, que se nutría de teletipos procedentes de las naciones en lucha
mantenerlo un día. La abdicación, firmada a regañadientes por el zar en su propio vagón, bloqueado en Pskov, la interpretaba el decano de la prensa como un acto heroico dirigido a «salvar a su pueblo de los ho-rrores de la guerra civil». aLenin, entre tanto, negocian ba su retorno a Petrogrado con el Alto Mando alemán, primerr interesado en hacer realidad ell propósito del líder bolchevique de sacar a Rusia de la guerra. Apareció en la estación el 16 de abril, en medio de estruendosas ovaciones, y al día siguiente ya hacía públicas suss famosas tesis, resumidas con el eslogan «Pan, Paz y Tierra». A partir de ese momento, la otensión entre el Soviet y el Gobierno irá en aumento. Las d malas noticias que llegaban desde el frente alentaron una nueva crisis social en el mes de junio, azuzada por la propaganda bolchevique y desbordada al sumarse los combativos marineros de Kronstadt a las protestas. El 22 de julio, El Norte de Castilla anunciaba el relevo de Lvov por el socialrevolucionario Kerenski al frente del gobierno provisional. Al clima exaltado de la revolución en ciernes solo le faltaba el acelerón de un golpe militar reaccionario: y este llegó a principios de septiembre (calendario occidental) por parte de Kornilov, comandante en jefe del ejército ruso cuya proclama contra el Gobierno de Kerenski pudo leerse en El Norte de
DE LVOV A LENIN El Norte del 17 de marzo de 1917 informó en portada del triunfo de la Revolución Rusa, que desencadenó la abdicación del zar. El Gobierno comenzó siendo presidido por el príncipe Lvov, a quien sustituyó el socialrevoluciolnario Kerenski, como reflejó el periódico del 22 de julio. El 28 de octubre el diario explicaba que la «Nueva Revolución en Rusia» había supuesto la destitución de Kerenski y que Lenin presidiera el Gobierno.
C Castilla el día 13. El Comité C Central del Soviet no dudó en a apoyar al Gobierno: era la o oportunidad que los bolcheviq ques ansiaban para controlar l soviets y forzar los acontelos c cimientos. Acusado Kornilov d traición y relevado del de m mando, el día 14 Kerenski p proclamaba la República. M Mientras tanto, Lenin, desde s exilio en Finlandia, animasu b a los suyos a tomar el poba d a los más timoratos de su der; p partido los convencerá poco d después, el 23 de octubre, n nada más pisar Petrogrado, d dispuesto a dar el definitivo g golpe revolucionario. La chispa la encendió el p propio Kerenski al decretar el c cierre de la prensa bolcheviq que. Era el 6 de noviembre (24 d octubre en Rusia), y pocos en de el partido osaban cuestionar la tesis leninista de no esperar más para conquistar el poder por la fuerza. Cuatro días más tarde, El Norte de Castilla informaba en portada de la «Nueva Revolución en Rusia» y de la destitución de Kerenski. Todo, en efecto, había ido demasiado rápido y «sin efusión de sangre». Controlados los puntos neurálgicos por el Comité Militar Revolucionario, bastó la amenaza del acorazado Aurora, tomado por marineros pro bolcheviques, apuntando al Palacio de Invierno, para que se materializase el plan de Lenin. «Los maximalistas son dueños de la situación», aclaraba este periódico.
1917 | HUELGA GENERAL
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
Huelga revolucionaria para derribar a la Monarquía El paro ferroviario iniciado el 10 de agosto de 1917 dio pie a un paro general que pretendía cambiar el sistema político; en Valladolid duró 18 días y se saldó con una durísima represión
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La huelga ha abierto un paréntesis de dos días en nuestra comunicación con el público. Ni anteayer ni ayer pudo publicarse EL NORTE DE CASTILLA». Con esta escueta nota, publicada en portada el 16 de agosto de 1917, el decano de la prensa daba cuenta del impacto de la huelga general iniciada tres días antes, secundada por la inmensa mayoría de los tipógrafos. En realidad, los sindicatos de clase abrigaban la esperanza de ultimar un gran movimiento revolucionario cuyo primer episodio, acontecido en esta ciudad en el mes de marzo, se había saldado con más frustración que orgullo; ahora, pensaban los líderes sindicales, no podía suceder lo mismo. La huelga se desarrolló en medio del fervor revolucionario azuzado entre la militancia sindical por los acontecimientos de Rusia y en un contexto de creciente decepción ante el desacreditado sistema político de la Restauración, Fuerzas de Caballería durante su intervención en la Plaza Mayor que en su declive arrastraba al para disolver a los huelguistas. :: MUNDO GRÁFICO mismísimo monarca. Tres frentes, en efecto, se habían abierto aquel año de 1917 contra el modema entre sus bases solián Besteiro y Andrés Saborit, lo vigente: el militar, ciales. El 25 de julio de y el ugetista por Largo Caballe-conjurado en las Jun1917, una semana des- ro y Daniel Anguiano. Aunque tas de Defensa y que pués de que el Gobier- entre los motivos inmediatos sademás de solicitar no suspendiera por la se insistía en el insoportable asaun aumento de salario fuerza la reunión de la censo del coste de la vida, las rapara jefes y oficiales Asamblea de Parlamen- zones de fondo eran básicaprotestaban por los rátarios, PSOE y UGT ya mente políticas: acabar con el pidos ascensos por «mé- Óscar Pérez Solís tenían cerrados sus resanquilosado y corrupto sistemaa ritos de guerra» de sus pectivos comités de de la Restauración, derribar la compañeros destinados en Mahuelga, liderado el primero por Ju- Monarquía, formar un Gobierrruecos; el propiamente político, impulsado por republicanos y catalanistas y explicitado en la Asamblea de Parlamentarios; y el obrero, instigado por UGT y CNT con apoyo expreso del Partido Socialista. De hecho, después de la fallida intentona revolucionaria de marzo-abril en Valladolid, la Unión General de Trabajadores tenía claro que debía plantear el «movimiento irremediable» sin caer en la misma precipitación. Así se lo transmitió Francisco Largo Caballero, en nombre también del PSOE, a los cenetistas Ángel PesPaseo del Campo Grande a principios del siglo XX, donde se taña y Salvador Seguí, incidiendo en la necesidad de preservar la cal- produjeron numerosas detenciones de huelguistas. :: AMVA
DOS DÍAS SIN EL NORTE El 16 de agosto de 1917 El Norte narraba la «historia de tres días de huelga», después de «un paréntesis de dos días en nuestra comunicación con el público», debido a ese paro.
n provisional y convocar no u unas Cortes Constituyentes. En Valladolid, Remigio Cabell Óscar Pérez Solís, Federico llo, L Landrove, Víctor Valseca, Moisé Conde, Luis Gutiérrez y sés ot líderes socialistas ultimaotros ba los preparativos del comité ban re regional de huelga cuando estall el caso valenciano: la Comlló p pañía de Caminos de Hierro del N Norte se negaba a admitir a 36 fe ferroviarios despedidos por habe participado en la huelga del ber 19 de julio. Era el detonante que m muchas bases, convenientem mente radicalizadas, esperaban. A Anguiano, al frente de la Federación Ferroviaria de UGT, lanzó el ultimátum: si la empresa no readmitía a los obreros expulsados, se iría a la huelga. Para desdicha de los líderes ugetistas, sabedores de que a esas alturas un movimiento revolucionario era demasiado precipitado, la Compañía no cedió un ápice. Así que no les quedó más remedio que declarar la huelga ferroviaria para el 10 de agosto, y la general para tres días después.
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Valladolid era clave para UGT, ya que albergaba la dirección del Sindicato del Norte de la Federación Nacional de Ferroviarios
Los detenidos ascendieron a más de medio centenar y a los principales líderes socialistas vallisoletanos se les abrió expediente
La ciudad del Pisuerga constituía, a este respecto, un punto de referencia clave para la UGT, pues en ella residía la dirección del Sindicato del Norte de la Federación Nacional de Ferroviarios. Ya el 2 de agosto, el sindicato vallisoletano había lanzado un manifiesto señalando que «los ferroviarios del Sindicato Norte (…) se ven obligados a declarar la huelga en toda la red, con objeto de evitar las múltiples persecuciones y atropellos de que vienen siendo víctimas por su empresa, que en su loco afán de perjudicar a los compañeros que más se distinguen por su amor a la Organización, no vacilan en los medios a emplear, por indignos y reprobables que sean». Cuando el día 6 la patronal volvió a expresar su negativa a llegar a un acuerdo, el Sindicato ferroviario se ratificó en su decisión de mantener el pulso. Sin embargo, la voluntad de ir a la huelga no era unánime, más bien todo lo contrario: reunida la Federación Nacional Ferroviaria en la Casa del Pueblo de Madrid para adoptar una postura definitiva, la propuesta de paralizar totalmente los
de su parte, y el férreo control por parte del Gobierno restaron eficacia a una huelga que, pese a todo, mantuvo en jaque a la sociedad española –y vallisoletanadurante varios días. Y es que la represión fue implacable: la hilera de detenidos, desde los 18 registrados el 11 de agosto, no cesó un solo día. Cuando en el mes de octubre el Gobierno decidió decretar el fin del estado de guerra, hacía tiempo que la ciudad permanecía en calma. No así el seno de la masa obrera de la Compañía del Norte, golpeada por más de 200 despidos. Los detenidos ascendieron a más de medio centenar y los socialistas, principales alentadores de la protesta, se convirtieron en diana de la acción represora. Si a escala nacional el comité de huelga socialista resultó condenado a cadena perpetua, algunos de los principales líderes del partido y del sindicato en Valladolid, como Remigio Cabello, Federico Landrove, José Garrote, Óscar Pérez Solís, Teodoro García Soria y Trifón Gómez, fueron apresados o sometidos a severos seguimientos, además de abrírseles expediente.
La vallisoletana Estación del Norte de ferrocarril a principios del siglo XX. servicios de las redes nacionales ganó por un solo voto de diferencia. Era el 9 de agosto de 1917, 24 horas antes del inicio de la huelga. Trifón Gómez, representante de los ferroviarios de Valladolid, había votado en contra aduciendo la precipitación del acuerdo y recordando el fracaso del movimiento revolucionario del mes de marzo. Pero ya no había vuelta atrás. El paro dio comienzo a las diez de la noche del día siguiente y los malos presagios de la dirección sindical no tardaron en hacerse realidad: la descoordinación, la falta de previsión, el cálculo erróneo de los convocantes, que creían tener al grueso del Ejército
Fuerzas de Infantería y Caballería vigilan la entrada a los talleres del ferrocarril con motivo de la huelga de 1917. :: MUNDO GRÁFICO
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1918 | FIN DE LA GRAN GUERRA
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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
Alemania acepta las duras cláusulas de Versalles La firma del tratado de paz, el 28 de junio de 1919, era el símbolo del final de la Primera Guerra Mundial y provocó un profundo cambio en el mapa de Europa
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a sido firmada la paz esta tarde a las tres y trece minutos Muller puso la firma en nombre de Alemania. Los delegados alemanes estaban muy pálidos y vestidos de negro. El momento de firmar, después de una corta alocución de Clemenceau, fue un momento de angustia. Se comprometieron a cumplir el tratado leal y fielmente: Wilson, alegre y sonriente; George y Balfour, delegados ingleses, se muestran muy serios. Clemenceau y los delegados franceses muy satisfechosDespués firmaron los delegados italianos y japoneses». La noticia del 29 de junio de 1919, meses después del fin de las hostilidades bélicas, no pudo ser interpretada de otra manera que como una dura claudicación de Alemania a las exigencias de los vencedores. Ya lo había adelantado en portada El Norte de Castilla el 15 de mayo de ese mismo año, al señalar que los alemanes aceptaban todas las condiciones impuestas por aquellos. Un mes y 13 días después, la firma del Tratado de Versalles lo corroboraba. Lo firmado en Versalles escenificaba que el peso de la responsabilidad de la contienda recaía, casi exclusivamente, en el país germano (hoy, sin embargo, se tiende a repartir la ‘culpabilidad’ entre todas las potencias contendientes). Por eso contenía cláusulas especialmente duras, que comprendían aspectos territoriales, militares y económicos. De hecho, Alemania perdió el 15,5% de su territorio y el 10% de su población, el tratado la declaró culpable de haber iniciado la guerra y la obligó a pagar reparaciones por los daños causados, lo que generó un sentimiento de revancha contra los vencedores. En concreto, Versalles fijó que Alsacia y Lorena pasaran a Francia; que El Sarre quedara bajo la administración de la Sociedad de
Firma del Tratado de Versalles, en presencia de numeroso público.
Un momento de las negociaciones previas a la firma del acuerdo de paz.
Tumba de un soldado francés, en lo que parece un campo de labor.
Alemania fue declarada culpable de haber iniciado la contienda y perdió el 15,5% de su territorio y el 10% de su población Efectos de los bombardeos en Reims (Francia). :: BIBLIOTECA NACIONAL
Naciones durante 15 años; que Eupen y Malmedi pasaran a Bélgica; que algunos territorios de la Prusia occidental y del corredor de Danzing fueran asignados a Polonia, al tiempo que Danzing se convertía en una ciudad libre; que Lituania se hiciera con la zona de Memel; que el ducado de Schleswig se dividiese entre Dinamarca y Alemania, mientras que la Alta Silesia lo hacía entre este país y Polonia, y que los alemanes perdieran todas las colonias. El ejército alemán quedó reducido a 100.000 hombres, sin artillería ni aviación, fue suprimido el servicio militar obligatorio y se obligó al país a pagar una fuerte suma en concepto de reparaciones, que ascendía a 132.000 millones de marcos oro. Con el fin de la Primera Guerra Mundial cambió profundamente el mapa de Europa al derrumbarse los imperioss y proceder a un reajuste terrire torial cuyo impacto no siempre trajo consecuencias positivas. Entre los cambios más destacados, contenidos en los otros tratados (Saint-Germain,, Trianon, Neuilly y Sévres), destacan la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Serbia, la cesión a Italiaa de Tirol del Sur, Trieste, Istria, parte de Dalmacia, Ridas y el Dodecaneso, la cesión a Serbiaa de Bosnia-Herzegovina, Esloia venia, gran parte de Macedonia ly Croacia, la entrega de Transilvania a Rumanía y de Tracia Oriental y las dos islas del Marr Egeo a Grecia, y la administración de las colonias alemanas por parte de Francia, Reino Unido y Japón. Esta nueva división del mapa de Europa trajo, no obstante, problemas graves; el más importante, quizás, el de las fronteras difusas dentro de los nuevos estados, pues en todos o casi todos se crearon zonas limítrofes donde se mezclaban poblaciones distintas en cuanto a lengua, religión y tradiciones. Había, en total, entre 25 y 30 millones de personas dentro de las minorías nacionales o naciones en Europa central y oriental. De modo que si en teoría triunfó el principio de las nacionalidades en el sentido de la libertad defendida por Wilson para que un pueblo
pudiera llegar a ser un estado libre y escoger su forma de gobierno –la democracia, según el presidente norteamericano–, contando con la libre elección de los ciudadanos, en función de su raza, su historia y su idiosincrasia, en la práctica se impusieron los planteamientos geoestratégicos y se verificó el dominio de un pueblo sobre los otros en el interior del mismo estado. Al año siguiente se creaba la Sociedad de Naciones, una asociación de y entre estados cuyo objetivo central era garantizar y crear las condiciones para la paz entre las naciones. Promovida por el presidente norteamericano Wilson, comenzó con una lista de 13 estados neutrales –España entre ellos– que también se adherían al pacto y aparecerían como estados fundadores.
ACUERDO EN MAYO El 15 de mayo de 1918 El Norte anunció que Alemania había aceptado las condiciones de los vencedores y «está acordado que se firme el tratado de paz sin hacer nuevas objeciones ni reparos al fondo ni al texto aliado». Con todo, la firma no se poduciría hasta mes y medio después.
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
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1918 | PANDEMIA DE GRIPE
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La ‘gripe española’ se cobra más de 100 vidas en Valladolid La célebre y catastrófica epidemia de 1918 dejó más de 10.000 contagios en la ciudad del Pisuerga, si bien fue una de las capitales menos afectadas de España
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urante casi un mes, en el otoño de 1918, la portada de El Norte de Castilla apareció cubierta de esquelas. Eran las consecuencias más graves de la terrible epidemia de gripe que asoló la humanidad aquel año. Arrancó en primavera y se recrudeció en septiembre. En total, entre 50 y 100 millones de muertos en todo el mundo, un 2,5-5% de la población. El primer brote de gravedad se registró en marzo en Kansas, de donde pasó a Europa. Eran tiempos duros, los de una I Guerra Mundial que aún duraría unos meses más. La firma del armisticio de paz, en noviembre, coincidirá con el final de la epidemia. Ésta pasó de Francia a España y, debido a que nuestro país informó sin cortapisas, libre como estaba, merced a su neutralidad, de las ataduras censoras de los países contendientes, llegó a calificarse como ‘gripe española’. Teorías hay que defienden el contagio de españoles y portugue-
Famosa fotografía de un hospital en Kansas (EEUU), donde arrancó la epidemia de gripe de 1918, con decenas de infectados. :: WORDPRESS.COM
L LLENA DE E ESQUELAS L portada de El La Norte de Castilla N del 11 de octubre d de 1918, repleta d de esquelas, es d fiel reflejo de los fi estragos que ocae ssionó la llamada ‘gripe española’ ‘g en la ciudad del e Pisuerga. P
ses en el país vecino, a donde habían acudido como mano de obra necesaria ante los rigores de la contienda. En Valladolid arrancó, cuentan, en Medina del Campo, precisamente a raíz de un contagio con portugueses recién llegados del país galo. Ya en primavera, informes coetáneos hablan de decenas de muertos. Pero lo peor comenzó a finales de septiembre de 1918. Porque si ya era alarmante contar a diario con un número fijo de siete a nueve fallecimientos a causa de la gripe, el día 26 saltaron las alarmas ciudadanas al tener noticia de que 24 horas antes, la epidemia se había cobrado 13 víctimas. No digamos ya cuando, setenta y dos horas después, esa cifra ascendía a 20. El 27 de septiembre, la Junta provincial de Sanidad declaró oficialmente la epidemia en Valladolid. La prensa se hizo eco el 1 de octubre. La Circular, inserta
en el Boletín Oficial de la Provincia, venía acompañada de instrucciones claras para evitar el contagio: «Siendo un hecho de observación comprobado que el único preservativo de contagio de la gripe depende de la incomunicación de los sanos con los enfermos y mucho más con los convalecientes (…), como asimismo que las reuniones y aglomeraciones públicas son la principal causa de la propagación epidémica de dicha enfermedad, queda terminantemente prohibido en los pueblos contaminados toda clase de fiestas y espectáculos de carácter público en espacios mal ventilados». Por eso en los pueblos quedaban prohibidos las ferias y los mercados, al tiempo que en iglesias, hospitales, casinos, teatros y otros edificios públicos debía acometerse una profunda labor de limpieza, «con arreglo a los consejos de la higiene moderna y a los
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que en cada caso acuerde la Junta local de Sanidad». Tampoco quedaban a salvo las casas con enfermos, pues se estan blecía que «no haya aglomeración de familias o individuos», aconsejando siempre «como medio profi-láctico individual el levado frecuente, especialmente antes de las comidas, de las manos, los lavatorios de boca y los gargarismoss con ligeras soluciones antisépticas, e igualmente de las fosas nasales». El optimismo brillaba por su ausencia. No pocos días, sobre todo a partir de la primera semanaa de octubre, los fallecidos comenzaron a contarse de veinte en veinte. A mediados de mes se llegó, en una ocasión, a 29. r. «Los médicos trabajan sin cesar. Día y noche recorren la ciudad visitando enfermos. (…) En el vecin-dario crece la alarma», señalaba Ell Norte de Castilla. Faltaban feligreses en las iglesias, antaño repletas, pues «los fieles buscan para cumplir sus deberess religiosos y sus devociones los cultos no solemnes y las horas en que suele ser menor la concurrencia», informaba el decano de la prensa; la concurrencia era escasa en cafés, casinos y centros de reunión, ni siquiera el paseo por la calle de Santiago y Recoletos (entonces, paseo de Alfonso XIII), esa costumbre tan arraigada en aquel Valladolid del primer tercio del siglo XX, era frecuentado en días de buen tiempo. La Universidad cerró sus puertas, lo mismo que el Instituto Pro-
La pandemia arrancó en la provincia en Medina del Campo, según parece, a raíz de un contagio con lusos recién llegados de Francia
Cartel de precaución sobre la ‘gripe española’ en una factoría naval de la ciudad estadounidense de Filadelfia, en octubre de 1918. vincial (hoy Instituto Zorrilla), la Escuela Normal (hoy Colegio García Quintana), la Escuela de Comercio e Industrial y de Artes y Oficios. A mediados de octubre, «sólo un teatro, Pradera, y un cine, Novelty, funcionan; los demás están cerrados», destacaba el plumilla de El Norte; «Calderón, Lope y Zorrilla hace días que han sus-
pendido espontáneamente las temporadas que anunciaban»; «la alarma supera a la epidemia», sentenciaba. La situación comenzó a mejorar a finales de mes; el 28 de octubre, por ejemplo, la prensa local daba la noticia, grata noticia, «de que en el Registro Civil se inscribieron solamente 14 defunciones, producidas por toda clase de enfermeda-
des». De hecho, el día anterior, de las 18 muertes sólo 4 habían sido causadas por la gripe. La primera semana de noviembre, la luz se impuso a las tinieblas del virus. Tanto, que el día 12 la prensa publicó, ufana, que «en Valladolid se declara extinguida la epidemia»: y es que el día anterior, de las siete muertes registradas, tres lo habían sido por tuber-
c culosis y el resto, por «enfermedad comunes». La gripe más brutal des d la historia de la humanidad se de h había cobrado en la ciudad del Pis suerga, según recuentos de la époc más de 100 muertos y sobrepaca, s sado los 10.000 afectados; y todo e en una provincia que sumaba, ello e aquel año, algo más de 280.000 en h habitantes. «Hay una gran distancia entre e optimismo oficial y la alarma el d las gentes. Me parece que ni de u ni otro se hallan justificados, uno y que lo razonable es una discreta p preocupación, sin llegar a la alarma», escribía, el 10 de octubre de 1918, un especialista entrevistado por ‘El Norte de Castilla’ que, sin embargo, prefirió ocultar su nombre. «Comparado con el resto de España, Valladolid es una de las capitales que han salido mejor libradas», señalaba el especialista, quien contraponía las 80 defunciones diarias de San Sebastián con las 30 que, como máximo, se habían producido en la ciudad del Pisuerga.
1921 | DERROTA DE ANNUAL
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Dos instantáneas del campamento militar español instalado en Monte Arruit, al noreste de Marruecos.
El Desastre de Annual pone en jaque al Rey y al Gobierno La derrota militar española en Marruecos, en el año 1921, impulsó la solidaridad de los vallisoletanos, que supieron de la muerte en campaña de su paisano Eduardo Guzmán
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La situación era tan delinos. Lo que enseguida pasaría a la cada, tan extremadamen- historia como «Desastre de Ante delicada, que ‘El Norte nual» terminó poniendo en jaque de Castilla’ no pudo por no solo a la estrategia española en menos que hacer un llamamiento el Protectorado de Marruecos, a la serenidad. En portada y en sino también al sistema mismo de texto destacado: «Lo ocurrido en la Restauración canovista. la zona de Melilla es un episodio Lo cierto es que las posesiones doloroso, pero nada más que un españolas en Marruecos cumplían episodio. La empresa que nos está una finalidad que poco tenía que encomendada al otro lado del Esver con el incremento, a todas lutrecho es demasiado grande para ces imposible, del peso de nuestro que pueda pensarse en realizarpaís en el escenario internaciola sin que haya en ella pánal. Se trataba, más bien, ginas tristes junto a páde restañar las heridas ginas afortunadas. ocasionadas por la pérToda campaña tiene dida, en 1898, de sus reveses; y este de Cuba, Puerto Rico y ahora, tan sensible, Filipinas, pero tamva acompañado de bién de dar salida a brillantes éxitos en la una oficialidad que, zona occidental, que precisamente a causa de pueden servirte de ello, se había visto privaManuel Fernández da de 8.000 posibles descompensación». Silvestre Pero el lector que tinos, y acrecentar, en aquel 24 de julio de 1921 se asodefinitiva, las expectativas en un maba a las páginas del periódico, sector del Ejército y de la clase posobre todo el más instruido e inte- lítica en el sentido de recuperar el resado en el devenir de la política prestigio perdido. A todo ello se nacional, sabía que no estaba ante sumará, ya a principios del siglo un asunto menor. Ni mucho meXX, la defensa militar de intereses
económicos españoles en la zona, centrados especialmente en la explotación de yacimientos de hierro y plomo. El reparto territorial de las dos áreas de influencia entre Francia y España, fijado en el Tratado de Algeciras de 1906, se afianzó seis años después con el establecimiento oficial del Protectorado franco-español en Marruecos. Ni que decir tiene que Francia se llevó la parte del León, pues de un total de 340.000 kilómetros cuadrados, a España tan solo le correspondieron 21.000. Era el español, además, un territorio harto complicado: los cerca de 600.000 nativos que lo habitaban, casi todos de linaje bereber, se mostraban extremadamente celosos de su independencia fren-
te a cualquier tipo de dominación o injerencia, mientras que el espacio geográfico, excesivamente abrupto, era de muy difícil acceso y comunicación. Los antecedentes inmediatos del Desastre de Annual podrían situarse en 1913, cuando se produjo la conquista de Tetuán. Posteriormente, durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la situación en la
El Protectorado en Marruecos otorgó a España solo 21.000 kilómetros cuadrados de los 340.000 totales
zona se mantuvo en una relativa inactividad; España se limitó a mantener y consolidar las plazas ocupadas, así como a pactar con determinados jefes nativos. Es en 1919 cuando se dan los primeros pasos militares hacia el «Desastre», al plantear el gobierno de Romanones la reactivación de la campaña de Marruecos coincidiendo con una intensificación de la actividad francesa en su zona. A partir de ese momento se producen los primeros ataques ordenados por el alto comisario, Dámaso Berenguer, contra El-Raisuni, que culminarán en el otoño de 1920 con la toma de Xauén. Ya entonces eran habituales las tiranteces entre Berenguer y el comandante militar de Melilla, Manuel Fernández Silvestre,
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hombre de carácter impetuoso, apoyado y protegido directamente por el rey Alfonso XIII, muy poco dado a acatar órdenes del Estado Mayor. A Fernández Silvestre se han achacado, de hecho, las principales responsabilidades de la durísima derrota infligidaa a las tropas españolas los días 21 y 22 de julio de 1921. Sobre todo por emprender un ataquee hacia la bahía de Alhucemas excesivamente osado y falto de consistencia. Y es que los graves problemas de comunicación hacían imposible abastecer adecuadamente, tanto de material bélico como de agua, a cada uno de los ‘blocaos’ o n nuevas posiciones que se iban estableciendo. Estos, además, se encontraban escasamente dotados en hombres y armamento y precariamente fortificados, lo que facilitó la victoriosa campaña del líder rifeño Abd-el-Krim. Las consecuencias fueron devastadoras: más de 12.000 hombres perdieron la vida, 70 posiciones fueron desmanteladas, se produjo una gran pérdida de armamento y el sector oriental quedó gravemente desmantelado. El impacto social de la derrota fue brutal, a pesar de que a partir del 26 de julio el gobierno decretó la censura previa en la prensa.
EN BUSCA DE NOTICIAS El Norte de Castilla del 24 de julio de 1921 publicó que a las puertas del periódico –entonces en la calle Duque de la Victoria– se agolpaban, en busca de nuevas noticias, «numerosas familias vallisoletanas que tienen deudos en las posiciones de aquella zona de ocupación», en referencia a Alhucemas.
C Como señalaba El Norte de Casti tilla en su edición del día 24, a la las puertas del periódico se fuero ron agolpando, en procura de n nuevas noticias, «numerosas fa familias vallisoletanas que tien nen deudos en las posiciones de aq aquella zona de ocupación». Los telegramas expuestos en la sede del periódico (Calle Duq que de la Victoria) congregaron a una multitud ávida de inform mación, pues lo sucedido en A Annual era tema constante de co conversación en casinos, cafés, te tertulias, círculos y paseos. El decano de la prensa lam mentó especialmente la muerte de Fernández Silvestre, pero ta también la del capitán de Caball llería Eduardo Guzmán Ruiz, nacido en Valladolid en 1885, que dos años antes de lo ocurrido en Annual, y una vez aprobados los cursos de piloto observador, había solicitado ir voluntario a las fuerzas regulares. Nada más conocer la noticia, el alcalde de Valladolid, Federico Santander, dirigió un efusivo saludo al alto comisario ofreciéndole la adhesión fraternal de la ciudad y anunciándole la puesta en marcha de suscripciones ciudadanas para favorecer a los soldados heridos. La situación era tan alarmante y conllevaba tales consecuencias
El general Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos cuando ocurrió el desastre. :: MUNDO GRÁFICO políticas, que ‘El Norte de Castilla’ aconsejaba postergar la depuración de responsabilidades en aras de la unión de todos los españoles: «Ya se depurarán responsabilidades, pero en su hora. Hoy no es momento más que de acudir todos unidos en el amor a España, a remediar el descalabro, poniendo cada cual su esfuerzo y su voluntad al servicio de la Patria y olvidando ante la desgracia común las
diferencias parta dar, especialmente ante los extraños, la sensación de un pueblo unido y fuerte». Consecuencia directa de la derrota fue la dimisión, a principios de agosto, del gobierno presidido por Manuel Allendesalazar: el «Desastre de Annual» había tocado de lleno al sistema político imperante y al mismísimo monarca, al que no pocos hacían corresponsable de lo sucedido.
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1923 | DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
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Un ‘cirujano de hierro’ contra El Norte de Castilla El 13 de septiembre de 1923 el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado con la complicidad del Rey y mandó perseguir con saña a Santiago Alba y a su periódico
Santiago Alba
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ecía que llegaba para regenerar el país y salvarle de su postración, que su movimiento patriótico era «para hombres» y que quien «no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria esperamos»; en septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera daba un golpe de Estado y, con la aquiescencia de la Monarquía, suspendía todas las garantías constitucionales para afrontar, decía, el rescate de España. Aquel Manifiesto, fechado el 13 de septiembre de 1923, repudiaba en el fondo el liberalismo vigente, condenaba a los «políticos profesionales» y reaccionaba contra quienes zaherían al Ejército por el desastre de Annual, ocurrido dos años antes en suelo marroquí. El auge de los nacionalismos periféricos, sobre todo en Cataluña, y la creciente tensión social allanaron el camino al dictador, que además contó con el apoyo implícito del rey Alfonso XIII. Era, para muchos, el ‘cirujano de hierro’ que el país necesitaba para extirpar de raíz todos los males que le aquejaban. Valladolid y ‘El Norte de Castilla’ ocupaban, además, un lugar privilegiado en la inquina del general. Ya en el citado Manifiesto, Primo de Rivera no solamente advertía de que «abriremos proceso que castigue implacablemente a los que delinquieron contra la Patria, corrompiéndola y deshonrándola», sino que apuntaba directamente al propietario del decano de la prensa: «El proceso contra don Santiago Alba queda, desde luego, abierto, que a éste lo denuncia la unánime voz del país». Fundador de la Izquierda Liberal Monárquica, Alba había sido ministro de Estado en el año 1922, en plena crisis marroquí: las negociaciones con el caudillo Abd-elKrim para la liberación de soldados españoles fueron interpretadas por Primo de Rivera como un acto de alta traición. De inmediato, decidió procesarle por tráfico de influencias y por apropiación
23 DÍAS SIN PERIÓDICO El Norte del 14 de septiembre de 1923 informó sobre el levantamiento del general Primo de Rivera contra el Gobierno y la dimisión como ministro de Estado de Santiago Alba, propietario del periódico. El diario padeció la animadversión del dictador y junto a la censura, sufrió varias multas y cierres temporales por publicar artículos no autorizados, llegando a ser suspendida su edición durante 23 días en 1926. El alcalde Arturo Illera con los ministros de Gobernación, Fomento e Instrucción Pública en 1927.
Miguel Primo de Rivera en la Academia de Caballería en octubre de 1925. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
d de fondos públicos, al tiempo q que sus seguidores, los famosos ‘a ‘albistas’ (Enrique Gavilán, F Francisco de Cossío, Leopoldo S Stampa, Emilio Gómez Díez, et etc.), eran perseguidos políticam mente. Evidentemente, El Norte de C Castilla tampoco se vio a salvo d de las acometidas primorriveri ristas: junto a la censura, sufrió varias multas y cierres temporales por la publicación de artículos no autorizados por el régimen, llegando a ser suspendida su publicación durante 23 días en el año 1926. Con Alba exiliado en París y el con el nuevo régimen dictatorial registrándole minuciosamente las cuentas, la vida política tomó un nuevo rumbo. Por Real Decreto de 30 de septiembre de 1923 se procedió a a la disolución de todos los ayuntamiento y a la destitución de los alcaldes, junto a las demás corporaciones municipales existentes. Siguiendo las órdenes del coronel de Artillería Joaquín de Gardoqui, delegado gubernativo del nuevo régimen, la Corporación vallisoletana celebró sesión extraordinaria el 1 de octubre y procedió a relevar a los concejales. El médico José María Morales Moreno sustituyó a Isidoro Villa al frente de un nuevo Ayuntamiento completamente adicto al régimen y a su partido, la Unión Patriótica. Comenzaba lo que el profesor Jesús María Palomares ha denominado un «caciquismo de nuevo cuño» que dejaba la administración de la ciudad bajo el mando de los afectos a la UP, mientras Ayuntamiento y Diputación quedaban a merced de la arbitrariedad de los gobernadores civiles. Es más, el germen del partido político oficial surgió en la provincia vallisoletana a partir de esa Unión Patriótica Castellana auspiciada por influyentes prohombres del catolicismo social y político de la ciudad, liderados por Eduardo Callejo, futuro ministro de Instrucción Pública. Una vez disueltos los ayuntamientos, el régimen dictatorial procedió a a la elaboración de una
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Miembros de la Unión Patriótica de Valladolid. putado provincial y vicepresidente de la Diputación. Su gestión municipal, del 6 de noviembre de 1926 al 26 de febrero de 1930, se caracterizó por la mejora de las condiciones sanitarias de la ciudad a través, por ejemplo, de la puesta en marcha del servicio de recogida de basuras y bomba para el riego de calles; o el impulso a obras públicas tan relevantes como la construcción de la Casa de Socorros, el Colegio Militar de Santiago, las Escuelas Normales de Magisterio, la pasarela del Arco de Ladrillo o el grupo de viviendas militares de la calle de
Las Escuelas Normales de Magisterio, hoy Colegio Antonio García Quintana, se inauguraron durante la Dictadura de Primo de Rivera.
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nueva normativa que cristalizó en el Estatuto Municipal de 1924, defendido por Calvo Sotelo, que si bien decía cifrar en las células locales la regeneración social, en realidad las sometió a un control absorbente. El Estatuto provocó un inestable trasiego de alcaldes, como lo demuestra el caso vallisoletano: entre 1923 y 1930 solo un edil, Arturo Illera, permaneció tres años seguidos en el cargo. Vicente Moliner estuvo casi dos años, Federico Santander uno y los cinco alcaldes restantes, una media de algo más de dos meses. Los más fructíferos fueron los 11 meses de Vicente Moliner Vaquero (de 11 de diciembre de 1924 a 6 de noviembre de 1926), gran activista de la Unión Patriótica cuyos principales afanes se centraron en el trazado, reforma y urbanización de calles, pavimentación de calzadas y aceras y mejora de las comunicaciones con el extrarradio. Asimismo, durante su mandato tuvo lugar la espectacular visita a Valladolid del general Primo de Rivera (octubre de 1925), quien asistió a la jura de bandera de uno de sus hijos en la Academia de Caballería. Pero Arturo Illera fue, sin duda, el alcalde más emblemático de la ciudad durante el régimen primorriverista. Fundador y líder de UP, aunque estudió Derecho se dedicó de lleno a explotar los negocios familiares, ejerció como diputado en la Asamblea Nacional durante dos legislaturas y fue también di-
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María de Molina. Con Illera en la alcaldía se creó la Confederación Sindical Hidrográfica del Duero, se inauguraron las primeras líneas de los autobuses urbanos, se dio impulso al proyecto ferroviario Vigo-Valladolid-Barcelona y, hacia el final de su mandato, se contabilizaron 140 escuelas construidas en la provincia desde el inicio del régimen. Claro que también le tocó lidiar con los primeros síntomas de agotamiento político, que en Valladolid se tradujeron en una creciente oposición estudiantil, con cierre de la Facultad de Medicina incluido (abril-mayo de 1929). En marzo de 1930, después de dos meses de alcaldía interina del conocido industrial Emeterio Guerra, el monárquico Federico Santander tomaba las riendas del Ayuntamiento coincidiendo con la jefatura del Gobierno del general Dámaso Berenguer. Era, de facto, el final del régimen de excepción impuesto en septiembre de 1923. Entretanto, el Tribunal Supremo había decidido archivar el proceso contra Santiago Alba al no encontrar indicio alguno de las acusaciones que se le imputaban. Desde París, el propietario de ‘El Norte de Castilla’ celebraba la decisión y no ocultaba su profunda decepción hacia la monarquía alfonsina. La cultura política republicana ganaba adeptos en las grandes capitales, aupada en buena medida por el descrédito del monarca.
1924 | DESBORDAMIENTO DEL RÍO ESGUEVA
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El Esgueva devora Valladolid Las inundaciones del 28 de marzo de 1924, las mayores en 30 años según informes de la época, anegaron más de 400 casas y dejaron sin vivienda a cientos de familias
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Los rumores, cada vez más alarmantes, comenzaron a difundirse hacia las siete de la mañana: «El Esgueva se está desbordando». Enseguida, la realidad superaba al peor de los presagios y los barrios de Pilarica y Vadillos terminaban completamente inundados. Lo que ocurrió en Valladolid el 28 de marzo de 1924 fue, según informes de ingenieros coetáneos, la mayor inundación sufrida en 30 años. Las intensas lluvias, unidas a las nevadas del invierno, habían terminado por desbordar el cauce del Esgueva, por otro lado pésimamente conservado. No era, ni mucho menos, la primera vez que ocurría. Fue a finales del siglo XIX, en el contexto del plan general de saneamiento diseñado por el ingeniero Uhagón, cuando el del Esgueva irrumpió como uno de los problemas más acuciantes a resolver por la Corporación municipal. Sus dos ramales, en efecto, atravesaban la población al descubierto: uno iba desde Prado de la Magdalena por la calle Esgueva, Paños de la Catedral, Platerías y Val hasta desaguar en el Pisuerga, y el segundo arrancaba de la Puerta de Tudela, atravesaba Panaderos y llegaba a la calle Rastro para desembocar en El Espolón. Las incomodidades y, sobre todo, la grave falta de higiene que suponía este paso del río, en el que los ciudadanos solían desaguar las inmundicias, hizo necesario construir un nuevo cauce y cerrar los ramales; como señala Ma-
ría Antonia Virgili, el impacto de la epidemia del cólera en Francia, en los años 30 del XIX, y su extensión a España aceleraron la voluntad edilicia en este sentido. Iniciado el cubrimiento del ramal norte en noviembre de 1848, 42 años después, el plan diseñado por Uhagón aseguraba que sólo el ramal sur permanecía descubierto en algunos tramos. Las obras de desvío de ambos ramales desde el llamado Puente Encarnado, su primer contacto con la ciudad, las detallaba de esta manera ‘El Norte de Castilla’: «Desde ese punto el brazo Sur es recogido por el nuevo cauce, y poco más abajo el brazo Norte (seco actualmente), lo es también después de llegar y volver de la antigua fábrica de Garaizábal; ambos, por el nuevo cauce, siguen por detrás del Matadero, y cruzando bajo las carreteras del Valle Esgueva y del Cementerio, cerca del Portillo de los Muertos, y más adelante bajo la de Santander, desemboca en el Pisuerga, en Linares, por un rápido salto de algunos metros de altura». Aun así, las obras de cubrimiento y relleno no finalizarían hasta la década de los años 20, y no sin serias deficiencias. Debido en par-
El paso del río por la ciudad era incómodo y suponía una grave falta de higiene, porque los vecinos solían arrojar en él las inmundicias
Vallisoletanos en barca por una calle en las inmediaciones de La Antigua. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID te a estas, pero sobre todo a lass lluvias caídas en marzo de 1924, sobrevino la catástrofe: «Este río inunda a Valladolid por dos puntos distintos, y se extiende tanto como jamás se recuerda, y origina destrozos nunca conocidos antes de ser encauzado. Antes y después inundó el Esgueva algunas ve-ces los Vadillos y hasta parte dee
HOGARES HUNDIDOS El 29 de marzo de 1924 El Norte de Castilla narró las terribles consecuencias del desbordamiento del Esgueva el día antes. «Casas hundidas.-Centenares de edificios en peligro.Muchísimas familias tienen que abandonar sus hogares», entre otras. Numerosos vecinos observan el desbordamiento del Esgueva en Pilarica. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
lo Pajarillos Bajos, pero inunlos d dación como la de ayer ni se recu cuerda, ni parecía posible», reco conocía el periódico aquel 29 d marzo de 1924. de El desastre había tenido lug durante la madrugada. En gar la inmediaciones del Puente las E Encarnado, a izquierda y a dere recha de las calles, el agua aneg parte de las Eras de los Inglegó se llegó hasta la calle de la Sases, lu y rebasó las líneas de ferrolud ca carril; en Pajarillos Bajos y Vad dillos inundó las huertas, ir irrumpió en la calle de la Unión y llegó también a la Plaza Circu cular, que quedó convertida en u amplio y profundo lago; un lu luego pasó por la calles de Cerv vantes y de Tudela, llegó al Pase de San Isidro, entró con fuseo ri en las calles Ruiz Zorrilla y ria P y Margal e invadió totalmenPi te la plaza del Dos de Mayo. En el tercer foco, detrás del Prado de la Magdalena, las aguas inundaron la antigua fábrica de Garaizábal, el Matadero, la huerta de la Casa de Beneficencia, los paseos y viveros de la Magdalena, transitaron por la carretera hasta el paseo de la Facultad, irrumpieron en la iglesia de San Pedro, llegaron a la calle Sanz y Forés y anegaron parte del convento de Jesús y María, el Seminario y sus huertas. Incluso llegaron hasta el pa-
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seo de la Audiencia e inundaron las calles del Paraíso, Marqués del Duero, Esgueva, Solanilla e inmediaciones. «Hemos recorrido los barrios inundados. La zona cubierta por las aguas comprende gran parte de los barrios de San Andrés, San Juan, San Pedro y Santa Clara. La gravedad del daño es mayor en las barriadas de los Vadillos y los Pajarillos, tan castigados en todas las inundaciones», señalaba en un amplio editorial ‘El Norte de Castilla’. Lo cierto es que los destrozos, valorados en más de 40.000 pesetas, sobrecogieron a los vallisoletanos; el periódico calculaba en más de 400 las casas invadidas y en cerca de un millar las familias afectadas, obligadas a buscar un nuevo albergue. Varias viviendas se derrumbaron, sobre todo de «obreros y de otras personas de modesta situación», que en vano habían tapiado puertas y corrales con ladrillos, con piedras y con arcilla, cuando no con «tierra y escoria de la vía». La multitud presenció el estrepitoso desmoronamiento de una casa de dos pisos situada en una huerta de la calle de Villabáñez, pero también de varios edificios en San Andrés, de uno en construcción en la Plaza Circular y de otra casa situada en la plaza de Dos de Mayo, ubicada esta junto al antiguo cauce del Esgueva, detrás de la calle del Doctor Pedro de la Gasca.
La Cruz Roja auxiliando a los afectados. :: AMVA
Inundación del Esgueva en el Prado de la Magdalena. :: AMVA
El espectáculo era desolador; la Plaza Circular aparecía surcada por barcos y camiones de las fuerzas de Intendencia y de Artillería, mientras cientos de vallisoletanos, sobre todo por la noche, vagaban en busca de un hogar: «Es la hora angustiosa en que muchas familias no saben dónde pernoctar, unos por estar aislados de sus viviendas, situadas en los sitios más extremos, a los que el acceso no es fácil: otros finalmente por estar sus domicilios amenazados a poco que suba el nivel de las
que instaló puestos de socorro en La Pilarica, en la calle Ruiz Zorrilla y en la Plaza Circular. Por su parte, el arzobispo Gandásegui se dirigió a los Vadillos y, en compañía de su coadjutor, visitó a pie todos los lugares dañados. Días después, una vez rebajada la intensidad de las lluvias, muchos daban la razón a ‘El Norte de Castilla’ en el sentido de que el cauce del Esgueva era «insuficiente para contener el caudal del río en avenidas extraordinarias». Además, en un informe elaborado
aguas. Aquellos momentos son de angustia para mucha gente», informaba el ‘reporter’ de El Norte. El periódico, que decidió abrir una suscripción popular y encabezarla con 500 pesetas, elogió los trabajos de auxilio de las fuerzas de Intendencia y Artillería, mandadas, respectivamente, por el capitán Mariano Rueda y el teniente coronel Manuel de la Cruz, pero también los ingentes esfuerzos de la Guardia Civil, fuerzas de Seguridad y Vigilancia, bomberos, obreros municipales y Cruz Roja,
para el Ayuntamiento, Virgilio Antón insistía en que no se había ampliado lo suficientemente el cauce ni se atendía convenientemente su conservación. Ante ello, en abril de 1924, el Consistorio aprobó ampliar el cauce y mantenerlo siempre limpio y con sección suficiente, para lo cual solicitó ayuda al Ministerio de Fomento; ésta, sin embargo, no terminaría de llegar, pues en enero de 1936 tendría lugar un nuevo y catastrófico desbordamiento del Esgueva.
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1925 | DESEMBARCO DE ALHUCEMAS
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Los regulares de Melilla camino de Alhucemas. :: MUNDO GRÁFICO
Desembarco militar desde barcazas en la playa de Cebadilla, al oeste de la bahía de Alhucemas.
Llegada de las tropas españolas a la Cala del Quemado.
España se venga en Alhucemas El exitoso desembarco de miles de soldados, en 1925, fue vivido como la justa respuesta a la derrota de 1921 y aportó argumentos a Primo de Rivera para prolongar su dictadura
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engo satisfacción comunicarle que a las doce del día de hoy se ha desembarcado en la playa de Cebadilla (Alhucemas), y media hora después han sido tomados los crestones inmediatos, con escasa resistencia. Cuando tenga más noticias se las comunicaré». El escueto telegrama del subsecretario de la Gobernación, reproducido literalmente por ‘El Norte de Castilla’, alegró el día al gobernador civil de Valladolid. Fechado el 8 de septiembre de 1925, daba cuenta de lo que no tardaría en convertirse en el gran éxito militar de la dictadura impuesta dos años antes. Una situación más que paradójica: el mismo militar que anteriormente había apoyado la retirada de las tropas españolas de Marruecos no solo acababa de ordenar el que sería, en definitiva, el gran ataque que pondría fin al problema marroquí, sino que incluso actuaba como comandante en jefe de las operaciones. Porque el célebre ‘Desembarco de Alhucemas’ terminaría figurando como la gran hazaña de Miguel Primo de Rivera en política exterior, el motivo y la excusa perfecta para la legitimación de la conti-
nuidad de su régimen dictatorial. «A las doce las tropas han puesto pie en la bahía de Cebadilla. A las doce y media han coronado la posición tras breve preparación de fuego y sin gran resistencia»; el autor del telegrama era, en esta ocasión, el mismo Primo de Rivera a bordo del acorazado que llevaba por nombre al destinatario del mismo, el rey Alfonso XIII.
¿Cómo se llegó a ese 8 de septiembre en el que 13.000 os soldados españoles, trasladados desde Ceuta y Melilla, desemn barcaron de manera triunfal en la playa de Cebadilla? La cuestión marroquí escocía a los mi-litares españoles desde el tremendo fracaso de Annual, en 1921; curiosamente, en aquel momento Miguel Primo de Ri--
ULTIMÁTUM AL RIF El 8 de septiembre de 1925, día del Desembarco de Alhucemas, El Norte de Castilla informó de la presencia de España y Francia en Marruecos y del lanzamiento desde aviones de una proclama del general Primo de Rivera dando un ultimátum a todos los habitantes del Rif.
La cuestión marroquí escocía a los militares españoles desde el tremendo fracaso de la batalla de Annual Las tropas españolas en Alhucemas. :: LA ESFERA
v vera se mostraba claramente «a «abandonista», consciente co como era de la pésima imagen qu la empresa marroquí tenía que en las clases populares, pero entre ta también de la escasa capacidad op operativa del Ejército español. Es más, hasta 1924 parecía d dispuesto a seguir una política ac acorde con las tesis favorables al abandono de las tropas españ ñolas de Marruecos, pero fue entonces cuando las circunstancias le empujaron a dar un giro de 180 grados en su posicionamiento: nuevos ataques del caudillo rifeño Abd-el Krim obligaron a otro repliegue español en las zonas de Tetuán, Ceuta y Melilla. En el mes de octubre, Primo de Rivera decidió asumir la Alta Comisaría de Marruecos; entonces ocurrió lo inesperado: errores de cálculo de los rifeños, que consideraban a España un enemigo prácticamente derrotado, les llevaron a avanzar hacia las posiciones francesas. Aquella primavera de 1925 cambió la suerte de Abdel Krim; y de España en Marruecos, por supuesto. La imprudencia del caudillo marroquí posibilitó el entendimiento bélico entre España y Francia, que en junio de 1925, en
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Las tropas españolas en Alhucemas. :: LA ESFERA la llamada Conferencia de Madrid, acordaron el desembarco español en la bahía de Alhucemas con la cooperación y apoyo de una flota combinada, naval y aérea, de ambos países. El mariscal Petáin se encargó de las operaciones francesas y por parte española hicieron otro tanto el propio Primo de Rivera y el general José Sanjurjo en calidad de jefe ejecutivo. Entre los militares españoles destacados en la operación figuraba el mismísimo Francisco Franco, entonces al frente de las tropas de la Legión; de hecho, gracias a su actuación en Alhucemas sería ascendido a general de brigada. Previsto para el 7 de septiembre, el desembarco hubo de retrasarse 24 horas debido al mal tiempo. En total actuaron 75.000 soldados españoles y 160.000 franceses; la flota la formaban dos acorazados, cuatro cruceros, dos destructores, seis cañoneras, otras tantas guardacostas, seis torpede-
ros, cuatro remolcadores, dos aljibes y veinticinco mercancías españoles, a los que se sumó el apoyo francés de veintiocho buques. El desembarco se desarrolló en las playas de Ixdain y La Cebadilla y al final del día ya eran 13.000 los soldados españoles en tierra. El éxito de la operación lo destacó a tres columnas ‘El Norte de Castilla’: «Francia y España en Marruecos. Nuestras tropas ocupan Morro Nuevo y Morro Viejo, en la bahía de Alhucemas», rezaba el titular. Y a continuación reproducía el parte oficial de Miguel Primo de Rivera, dirigido al marqués de Magaz, presidente interino del Directorio Militar: «Desembarcada totalmente columna Saro y firmemente establecida. Bajas no llegan a cincuenta, más de la mitad de la harca. Se han cogido al enemigo dos cañones, siete ametralladoras, bastante material y prisioneros. Todo el mundo ha cumplido con su, de-
‘Nuevo Mundo’ destaca al general Sanjurjo en las operaciones Marroquíes de septiembre de 1925. :: BIBLIOTECA NACIONAL ber; pero debe señalarse la eficaz cooperación de la escuadra francesa, que ha tirado mucho y bien». Según el historiador Miguel Cardona, lo de Alhucemas fue una «acción meritoria para un peque-
ño y pobre ejército como el español», aunque tampoco conviene olvidar que el enemigo carecía de organización, aviación y marina, que sus cañones estaban mal dirigidos y que su gran fuerza era, en
realidad, la guerra de guerrillas. El Ejército español empleó 15 días para ampliar la cabeza de puente y hacer de ella una base ofensiva. Enseguida las tropas españolas pasaron al ataque apoderándose de Axdir, mientras las francesas llevaban a cabo una perfecta maniobra de envolvimiento. A finales de mayo de 1926, Abd-el Krim firmaba la rendición y partía al destierro. La respuesta española no se hizo esperar, y en poco tiempo se procedió al sometimiento y desarme de las tribus rifeñas. Este hecho supuso ahondar en la penetración del territorio, reconquistar posiciones y regresar a la zona abandonada en 1924. El Ejército español debía permanecer en Marruecos y el gobierno continuar con el enorme gasto en hombres y dinero. En 1930, éste ascendía a cerca de 300 millones de pesetas, casi tres veces más del límite que Primo de Rivera se había marcado. Y es que el exitoso ‘Desembarco de Alhucemas’ provocó un espectacular aumento de la popularidad del dictador, además de servirle de eficaz propaganda para prolongar su régimen político. Valladolid celebró con júbilo lo acontecido, el Ayuntamiento felicitó por telegrama al general y los balcones se engalanaron para festejar la rendición del caudillo rifeño. El eslogan no se hizo esperar: gracias a la pericia y determinación de Primo de Rivera se había podido resolver el viejo cáncer de la guerra marroquí.
1928 | CREACIÓN DEL CLUB DE FÚTBOL
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Nacimiento del Real Valladolid La unión de dos equipos de fútbol rivales, el Español y la Real Unión Deportiva, en junio de 1928, posibilitó la creación de un único conjunto o pucelano para competir con mayores garantías
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o quedaba más remedio que unir lo que parecía irreconciliable si de veras se quería contar con un equipo de fútbol digno: Español y Real Unión Deportiva, dos formaciones que mantenían una rivalidad máxima más allá de lo puramente deportivo, estaban abocadas a un ‘matrimonio de conveniencia’. Ocurrió el 20 de junio de 1928 y supuso el nacimiento del entonces denominado Real Deportivo Valladolid.
‘El Norte de Castilla’ acogió con sumo agrado la noticia, pues la consideraba decisiva «para el desenvolvimiento del fútbol local y no de menos transcendencia para el relieve que debe alcanzar esta región». Pedro Zuloaga, primer presidente de la entidad, recogía el testigo de un esfuerzo ingente que venía de atrás. No conviene olvidar que el fútbol, en auge a nivel nacional a partir de los años veinte, contaba en Valladolid con tres
clubes: la Real Unión Deportiva, heredera del equipo formado años atrás al amparo de la Congregación de los Luises y Kostkas; el Club Deportivo Español, creado en la primavera de 1923, y la Sociedad Deportiva Ferroviaria, el más humilde de los tres. Real Unión y Español mantenían una rivalidad feroz. El primero, formado por alumnos de los jesuitas y universitarios, contaba con campo propio junto a la plaza de toros y lo presidieron, consecu-
El equipo de fútbol vallisoletano en enero de 1931.
tivamente, Guillermo Gil de Reboleño y Santos Rodríguez Pardo. Tenía fama de monárquico y derechista, ha escrito José Miguel Ortega, y se puso en marcha con 500 socios. Su eterno rival, el Club Deportivo Español, llegaría a tener 1.600 socios y su campo, situado en el barrio de La Victoria, fue adquirido por la friolera de 56.000 pesetas, enorme desembolso acordado por la Junta Directiva presidida por Victoriano Vázquez de
Prada. Cuando este sea relevado en el cargo por Ángel Cuadrado, el Español hará gala ya de una manifiesta superioridad, pero en modo alguno capaz de competir más allá del estrecho marco regional. Será precisamente esta incapacidad competitiva la que lleve a ambas directivas, presididas por Rodríguez Pardo y Cuadrado, a pergeñar la idea de fusionarse en un único club. Como auténtica espoleta ejerció un acontecimiento futbolístico de enorme impacto
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aquel mes de marzo de 1927: la disputa de dos partidos contra el Español de Barcelona, formación liderada por el guardameta Ricardo Zamora, ídolo de no pocos aficionados. El primer encuentro, jugado contra el Español de Valladolid, se decantó del lado catalán, pero no así el del día 27 contra una selección de los mejores jugadores de la ciudad: la victoria pucelana puso en evidencia la fortaleza de la fusión de ambas canteras.
Claro que la empresa no era fácil: a la durísima pugna entre ambas aficiones se sumaba el ingente déficit acumulado, 28.424,18 pesetas en el caso del Español y 20.601,63 en el de la Real Unión. Pese a ello, la sintonía entre Cuadrado y Rodríguez Pardo se fue acrecentando a base de reuniones discretas y con la inestimable mediación, según José Miguel Ortega, del aficionado Camilo Barcia. Fue así como se llegó a la fecha histórica del 20 de junio de 1928,
en la que socios y directivos, reunidos a las ocho de la tardee en asamblea general en el domicilio de la Real Unión Deportiva (número 4 de la calle Duque de la Victoria), aproba-ron por unanimidad la fusión.. La nueva directiva, elegidaa por aclamación, quedó compuesta de la siguiente forma: ipresidente, Pedro Zuloaga; vicepresidente primero, Santoss Rodríguez Pardo; vicepresidente segundo, Ángel Cua-
NUEVA DIRECTIVA El 21 de junio de 1928 El Norte de Castilla anunció la creación del Real Deportivo Valladolid, fruto del acuerdo alcanzado el día antes en asamblea general. La nueva directiva, elegida por aclamación, estaba presidida por Pedro Zuloaga y tenía como vicepresidente primero a Santos Rodríguez Pardo. Encuentro disputado en el viejo estadio de la Sociedad Taurina. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
FELICIDADES
d drado; secretario, Luis Valdés C Calamita; vicesecretario, Norb berto Sánchez Bastardo; tesore Enrique Gutiérrez; contarero, d Jesús Rivero Meneses; vodor, ca cales, Eduardo López-Pérez, File lemón Arribas, Lucio Benito V Voces, Antonio Igea, Gregorio M Merino y José Cilleruelo. Pero la histórica rivalidad entre amb clubes rebajó con creces el bos e entusiasmo de la afición, pues e recién creado Real Valladoel li arrancó con apenas 500 solid ci y no con los 2.000 que sucios m maban entre Real Unión y Esp pañol. En el mes de julio se eligiero la equipación y el diseño ron d escudo, y se escogió como del ú único campo de juego el de la S Sociedad Taurina, propiedad de la Real Unión Deportiva; aunq el terreno del Español, en que e barrio de La Victoria, dispoel nía de mayores comodidades, en la elección pesó más la afición de aquella sociedad vallisoletana a pasear en dirección a La Rubia, antes que tener que atravesar el Puente Mayor. El estreno del nuevo equipo, en las ferias de la ciudad, se saldó con victoria: 2 a 1 frente al Deportivo Alavés. Cuatro meses después arrancaba la liga española de fútbol, con 10 equipos en Primera División y dos grupos en Segunda: el Real Valladolid, que fichó como entrenador a Esteban Platko, hermano del mítico guardameta azulgrana, quedó incluido en el segundo grupo.
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1929 | CRISIS BURSÁTIL DEL 29
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El Crack del 29 siembra el pánico en Europa
Herbert Clark Hoover
La crisis de la Bolsa en Nueva York abrió un periodo de depresión que se extendió al mundo capitalista y favoreció el apoyo de las clases medias a soluciones autoritarias
El núcleo del distrito financiero de la ciudad de Nueva York, Wall Street, en plena crisis bursátil en octubre del año 1929.
N
umerosos millonarios norteamericanos que venían a bordo de un transatlántico de aquel país recibieron por la radio del buque el desastre en la Bolsa neoyorkina. Todos se dirigieron a la cabina del operador, pretendiendo transmitir órdenes a sus agentes para tratar de evitar la ruina que veían próxima. El pánico en todas las acciones de la Bolsa ha sido indescriptible. Numerosas sociedades y bancos han presentado la quiebra. Las acciones de una fábrica de tabaco se cotizaban a 113 bajaron a 4. El director de la empresa se ha suicidado. Se han reunido los gobernadores de la Bolsa norteamericana, y parece ser que han acordado suspender las sesiones». La noticia, publicada en El Norte de Castilla el 1 de noviembre de 1929, habría sido inconcebible años antes, cuando el aparente dinamismo económico del continente europeo y de Estados Unidos parecía capaz de afianzar una época de prosperidad. Sin embargo, aquella pujanza escondía sombras que se fueron agravando con el paso de los años, hasta que en octubre de 1929 un auténtico crack económico sumergió al mundo capitalista en la más grave
crisis económica conocida hasta ese momento. Confluyeron en aquella dramática coyuntura la crisis permanente de la agricultura, afectada por el continuo descenso del precio de los productos agrarios; las dificultades de sectores tradicionales de la industria, como el textil y la siderurgia, ante el descenso de la demanda, y los graves desequilibrios que azotaban al comercio y a las finanzas internacionales. Los felices años veinte escondían, en efecto, el germen de las terribles sombras de finales de la década. La euforia especulativa que se vivió en Nueva York tras la Primera Guerra Mundial alejaba al país de la economía real, no en vano las acciones en la Bolsa de Wall Street no dejaban de subir, aportando a sus poseedores grandes beneficios. Todos, bancos, empresas y particulares, invertían en Bolsa, llegando a recurrir a los préstamos bancarios, de manera que el aumento del crédito fue espectacular. Ello fue posible gracias al bajo interés del préstamo de la Reserva Federal. La espiral de la especulación crecía sin cesar. Cuando a comienzos de 1929 la economía mostró los primeros
síntomas de agotamiento, pocos hicieron caso. Lo peor ocurrió el 24 de octubre de 1929, el famoso «jueves negro»: ese día salieron a laa venta millones de acciones, lo que desencadenó el pánico. La intervención de los bancos ya no funcionó; la cotización de las acciones en Wall Street se desplomó. La imagen históricaa del crack del 29 se forjó en los días siguientes, con la bolsa ba-jando y millones de inversoress en la ruina. Además, los bancoss no pudieron cobrar los créditoss que se les adeudaban, las empresas dejaron de percibir prés-tamos y tuvieron que cerrar. Ell paro se incrementó, la producción descendió y el crack de la economía estadounidense se expandió a todo el mundo capitalista. La imagen de agentes de bolsa suicidándose se asoció indefectiblemente a la dramática coyuntura, que al menos duró hasta 1933. El presidente norteamericano, el republicano Herbert C. Hoover, se veía impotente. «Después de la conferencia celebrada por el presidente, señor Herbert Hoover, con los principales representantes de la industria y del comercio, todos se han puesto de acuerdo para
MIEDO Y SUICIDIOS El 1 de noviembre de 1929 El Norte de Castilla relató la crisis en el corazón financiero de Nueva York. Explicaba que «el pánico en todas las acciones de la Bolsa ha sido indescriptible» y que en una fábrica de tabaco la cotización había bajado de 113 a 4. «El director de la empresa se ha suicidado». No fue el único.
m mantener los salarios existente e impedir que se produzca tes u disminución del trabajo», una in informaba El Norte de Castilla el 23 de noviembre. Pero era u espejismo. Pese a las espeun ra ranzas que Hoover quería desp pertar en la población, asegura rando que la crisis pasaría en d meses, la situación empeodos ra raba. Por si fuera poco, los vínculo de interdependencia entre los E Estados Unidos y el resto de p países europeos hicieron que la cr crisis se convirtiera en mund De modo que cuando al dial. p poco tiempo se produjo la repatriación de capitales estadounidenses que estaban invertidos en el continente europeo, la crisis bursátil y financiera se trasladó a ellos. Los más afectados fueron Austria y Alemania. La crisis provocó que el paro aumentase, que crecieran las desigualdades sociales y que la tensión provocada en el interior de los países arrojara a buena parte de las clases medias hacia soluciones políticas autoritarias que decían superar las desigualdades del capitalismo: el fascismo y el comunismo. Un nuevo fantasma estaba a punto de recorrer Europa.
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1931 | II REPÚBLICA
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El derrumbe de una Monarquía desprestigiada El Norte de Castilla interpretó la llegada de la República, en abril de 1931, como un signo evidente del desgaste de Alfonso XIII, y aconsejó moderación
Manifestación.
Marcha obrera por las calles de Valladolid durante la II República Española.
A
nte el resultado de ilas elecciones munio, cipales del domingo, el primer comentario que acude a los labios del observador imparcial se puede concretar en estas líneas: los republicanos y socialistas, que fueron vencidos en la revolución, han triunfado en las elec-eciones». El Norte de Castilla resumía así no ya el desenlace dee 2 los comicios municipales del 12 o de abril de 1931, sino el cambio de forma de estado que estaba a punto de producirse en el país.. Y se felicitaba el periódico dee Santiago Alba, que tanto habíaa sufrido durante la dictadura dee mPrimo de Rivera, de que el cambio político se fuera a realizar sin traumas ni violencias: «Estaa experiencia elocuentísima avi-va la fe en los procedimientos legales y aleja el peligro de toda violencia, no podrá menos de felicitarse el español neutral que trabaja y produce, que tiene derecho a la paz y a la tranquilidad y que preferirá que las transformaciones políticas que hayan de realizarse en España se hagan pacíficamente, sin convulsiones revolucionarias, como es uso y práctica corriente en las grandes y cultas democracias de Europa y América». Lo cierto es que las elecciones se habían celebrado, decía el diario, «con una animación y un entusiasmo como no se recuerda desde las épocas en que más enconada era la lucha política en esta ciudad». Dos millares de personas, calculaba el periodista, habían emitido su voto en unas elecciones reñidas. Apenas se registraron sucesos a destacar, más allá de «un beodo que penetró en un colegio en el que no le correspondía votar, y presumiendo el borracho que querían cambiarle la candidatura, sacó una faca y trató de agredir a unos individuos apoderados de candidatos». De ahí que aquella tarde del 14 de abril de 1931, cientos de personas aguardaran frente a la pizarra de los periódicos los resultados oficiales. A las seis y media de la tarde,
ALCALDE SOCIALISTA La II República se estrenó en Valladolid con un regidor del PSOE, Federico Landrove Moiño, que fue elegido el 14 de abril de 1931 por 36 votos a favor y solamente uno en blanco. Siete ediles se ausentaron de aquella sesión.
El Norte de Castilla, cuya sede estaba en la calle Duque de la Victoria, hizo público, a toque de sirena, el triunfo de las candidaturas republicanas en la capital: 26 concejales republicanos frente a 18 monárquicos. Concretamente, 16 republicanos, 10 socialistas, 11 liberales,
Niceto Alcalá Zamora, presidente de la II República, pasa revista a las fuerzas militares de la ciudad en el año 1934.
tres conservadores, tres centristas y uno de derecha regional. Los reunidos prorrumpieron en gritos de «Viva la República» mientras iniciaban una manifestación espontánea. Arrancó de la sede del periódico hacia el Ayuntamiento. Al mismo tiempo, los líderes de las principales formaciones republicanas y socialistas, seis en total, se reunían con celeridad en la sede del Círculo Republicano, en la calle Leopoldo Cano, y en la Casa del Pueblo, en Fray Luis de León. Una vez planificada la acción, y mientras la multitud recorría las calles, los principales dirigentes de los comités republicano y socialista se entrevistaban con el gobernador civil, Alfredo Queipo de Llano, y con el capitán general para asegurarles que todo discurriría en orden y sin alteraciones. Así fue: tanto la manifestación como los conatos de entusiasmo frente al Círculo Republicano y la Casa del Pueblo se desenvolvieron de manera pacífica. Media hora después ondeaba la bandera republicana en el edificio de Correos y Telégrafos. A las ocho de la tarde,
u manifestación imponente, enuna c cabezada por la enseña tricolor, o ocupaba la Plaza Mayor. Algunos lo lograron invadir la sala principal d Ayuntamiento con gritos de del « «Viva la República». El disparo de c cohetes anunció el nuevo régimen; s iluminó la fachada del Consistose r sonó la campana de la torre del rio, r reloj y se izó la bandera tricolor. Solo los rumores de que podía s decretada la Ley Marcial introser d dujeron cierto desasosiego entre lo congregados y provocaron otra los m manifestación, totalmente pacífic desde la Plaza Mayor hasta Caca, p pitanía General, situada frente a la iglesia de San Pablo, al grito de « «Viva la República y el Ejército». A las once y veinte de la noche s celebró sesión extraordinaria de se lo concejales elegidos por sufragio los u universal –37 en total, pues siete s ausentaron– para constituir el se n nuevo Ayuntamiento. Presidida la v votación secreta por el monárquico Manuel Carnicer por ser el concejal de mayor edad, la sesión se abrió con calurosos vivas a España y a la República. Por 36 votos a favor y uno en blanco, los reunidos eligieron nuevo alcalde al socialista Federico Landrove Moiño. La República se estrenaba en Valladolid con un alcalde del PSOE. Entre las opiniones políticas más esperadas figuraba, sin duda, la del ex ministro Santiago Alba, propietario de El Norte y hombre de conocida filiación liberal y monárquica, que sin embargo había sido duramente perseguido por la dictadura tutelada por Alfonso XIII. En un artículo titulado ‘Procurar la paz de España’, Alba acataba la decisión del pueblo expresada en los comicios y, aunque reconocía no haber propugnado la República, descartaba cualquier «solución dinástica intermedia». «Puesto que España así lo quiere, vaya la República, pero sin los estragos de la revolución», era la máxima de Alba, para quien los afanes políticos debían dirigirse, prioritariamente, al mantenimiento de la paz social, «sin otra preocupación que el interés de España».
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1933 | COMICIOS GENERALES
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A la izquierda, mujeres votando en las elecciones de 1933. A la derecha, Alejandro Lerroux después de salir del Palacio Nacional y asumir la Presidencia del Gobierno.
El centro derecha gana para «rectificar» la República Las elecciones generales de 1933 vinieron marcadas por el voto femenino y el triunfo en Valladolid del candidato ‘agrario’, el ex director de El Norte de Castilla Antonio Royo Villanova
Antonio Royo Villanova
Fundada en 1977
La Asociacion Provincial de Empresarios de Hosteleria de Valladolid siempre en defensa del sector y trabajando para fomentar la hosteleria de Valladolid y su provincia Felicita a
por su labor a lo largo de todos estos años.
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spaña carece de matices. Todo lo intermedio pare-ce destruido». Con esta catastrófica sentencia re-sumía El Norte de Castilla la primera vuelta de las elecciones generales de noviembre de 1933, que darían el triunfo al centro derecha y supondrían, de hecho, la rectificación de algunas decisioo. nes del primer bienio republicano. Fue aquella una campaña electoral tan intensa y apasionada como pacífica. La gran novedad era en la participación de las mujeres, muy poco deseada por la izquierda al entender que su voto estaba dirigido por el confesor o, lo que es lo mismo, por las fuerzas políticas de derecha. Y es que el llamado Frente Antimarxista, aglutinador de la derecha política, insistía en la reforma de la Constitución y el programa agrario del primer bienio republicano, así como en la decisión de erradicar las medidas de corte laicista y anticlerical; de igual manera, reclamaba una amplia amnistía para las personas comprometidas en el levantamiento militar de agosto de 1932. Más desunidas se presentaban las izquierdas, con un PSOE lanzado a la revolución y decidido a no pactar con los republicanos progresistas; los anarquistas pedían la abstención, y los comunistas reproducían la consigna de la Internacional soviética de combatir el fascismo. La Falange de José Antonio Primo de Rivera, recién fundida con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, proclamaba la
Indalecio Prieto en el mitin del PSOE en la plaza de toros de la ciudad el 26 de octubre de 1933. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID id d d d totalitario, li i necesidad de un E Estado y los republicanos de centro depositaban su esperanza en el Partido Radical de Alejandro Lerroux. Este último y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) fueron los grandes triunfadores: los radicales de Lerroux con 102 diputados y los derechistas de la CEDA con 115. Los socialistas experimentaron una seria reducción de escaños, Acción Republicana se quedó con 5 y los republicanos en una posición marginal. El triunfo de la CEDA no solo acrecentó las ansias de su líder, José María Gil-Robles, de entrar en el Ejecutivo, sino que alentó las amenazas revolucionarias de los socialistas si se llevaba a efecto. Para Mariano Martín Fernández, redactor de El Norte de Castilla, el voto femenino había sido determinante: «La mujer ha votado con decisión insuperable, como inten-
d resarcirse i de d los l sufrifi tando mientos de dos años y medio de amargura. Su voto ha logrado para las derechas un inesperado triunfo en muchas provincias españolas». Al decano de la prensa le preocupaba, no obstante, el callejón sin salida a que se veían abocados los republicanos de centro, con un Partido Socialista decidido a no apoyar más a los republicanos de izquierda y una «extrema derecha asfixiando» a los de centro derecha. El culpable de esta polarización política no era otro, según El Norte, que Manuel Azaña: «La responsabilidad del señor Azaña queda gravemente al descubierto al ver cómo ha deshecho este frente de opinión en dos años de gobierno. (…) No ha dejado piedra sobre piedra (…), ha cerrado al régimen todas las posibilidades (…), es el más frívolo destructor de
MUJERES A LAS URNAS La edición de El Norte de Castilla del 21 de noviembre de 1933 destacó el hecho de que «la mujer ha votado con decisión insuperable, como intentando resarcirse de los sufrimientos de dos años y medio de amargura».
todas las fuerzas nacionales». Para el diario que dirigía Francisco de Cossío, la clave de tamaño resultado electoral residía en la política religiosa del primer bienio: «La causa más disolvente de la política republicana ha sido la cuestión religiosa (…). Una mayoría de católicos
se ha rebelado contra unas leyes v vejatorias y persecutorias». En Valladolid, el triunfo de la fuerzas de derecha otorgó las m de 66.800 votos y dos dipumás ta tados a la CEDA y otros tantos a lo candidatos agrarios, mienlos tr que el PSOE hubo de contras fo formarse con 38.413 sufragios y d escaños. La tranquilidad que dos re reinó en aquella jornada electora obedecía al «retraimiento» ral ge general de los votantes. Martín F Fernández insistía en ello desde la páginas del periódico: una las v depositado el voto en la vez u urna, los electores partían raud a sus casas. dos Apenas se registraron incid dentes en la provincia, más allá d la rotura de urnas en Cigales de y Castronuño. Destacó el activismo propagandista del PSOE, pues desde primera hora se vio a muchachos de las juventudes socialistas repartiendo panfletos y alentando el voto a viva voz. Algo parecido hicieron militantes de Unión Republicana Femenina, partido fundado en 1931 por Clara Campoamor, en un coche con llamativas banderas, y los comunistas en camioneta. El decano de la prensa destacó la victoria en Valladolid de los candidatos agrarios, liderados por el que fuera director del rotativo, que ya había logrado acta de diputado en junio de 1931: «El agrarismo ha sido el gran remolcador de las derechas españolas, y a la cabeza de este remolcador don Antonio Royo Villanova».
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1933 | NUEVOS JARDINES DEL PONIENTE
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Un parque infantil modélico en España El jardín del Poniente, «sitio delicioso y céntrico» inaugurado el 16 de julio de 1933, fue pionero por su uso para el recreo infantil, y se acometió con un presupuesto muy ajustado
Una de las esculturas que adornaban la entrada del parque en los años sesenta. :: ARCHIVO MUNICIPAL
C
uando el parque del Poniente se inauguró aquel domingo, 16 de julio de 1933, El Norte de Castilla no pudo por menos que saludar con efusividad y orgullo aquel «milagro» concebido con tan pocos recursos. «Hoy los olvidados jardines del Poniente están convertidos en un magnífico parque de recreos infantil», aseguraba el decano de la prensa, que incluso lo calificaba como «sitio delicioso y céntrico». Era una necesidad muy sentida en la ciudad, pero también una de las obsesiones, junto a la enseñanza, de las nuevas autoridades municipales republicanas: incrementar el número de espacios ajardinados y habilitarlos, si fuera posible, para el disfrute de los más pequeños. Ya en octubre de 1931, uno de los concejales republicanos hizo ver la necesidad que tenía Valladolid de contar con zonas lo suficientemente amplias para que los niños pudieran divertirse sin peligro de los viandantes. La única disponible a tal efecto era la plaza de San Miguel. Antonio García Quintana, sucesor de Federico Landrove en la Alcaldía en 1932, compartía esa misma idea. De hecho, su gestión edilicia no tardaría en recibir las alabanzas del Gobierno nacional por el énfasis puesto en la mejora de la enseñanza y demás labores en pro de la infancia; entre ellas, el incremento de zonas ajardinadas y de recreo. Pero la joya de la corona era, desde luego, el parque infantil del Poniente. Y es que los jardines, procedentes de terrenos desamortizados al convento de San Benito, cuya primera actuación urbanística databa de la segunda mitad del siglo XIX, se encontraban prácticamente abandonados. Las obras comenzaron con mayor seriedad a finales de 1932. Cuidadas con mimo por el director general de jardines, Francisco Sabadell, se inauguraron el 16 de julio de 1933, en medio de una inusitada expectación infantil. Pese al parco presupuesto de partida («milagro es hacer tal obra
Aspecto del parque del Poniente el día de su inauguración. ocon pequeñísimas consignaciones», señalaba El Norte) y el li-mitado espacio disponible, los jardines contaban con «plazoletas, paseos, terrazas con vistosas gárgolas», bancos con ca-pacidad para 400 personas, «cuatro pequeños estanques con plantas acuáticas y peces de colores, fuente higiénica para los niños y dos glorietas para recreos» con trampolines,, anillas, toboganes y otros elementos, informaba El Norte. Además, puntualizaba el pe-riodista, se habían talado y podado los «árboles enfermos y muertos» y elaborado «preciosos macizos de flores». Aquel modelo de «modernidad y bello aspecto» se encontraba protegido por una «ingeniosa y sencilla verja», así como por «personal suficiente para evitar desmanes». A los recién estrenados jardines del Poniente podían acceder solo los niños menores de 12 años con sus respectivos acompañantes. El horario de acceso era de ocho de la
ANILLAS Y COLUMPIOS El Norte del 18 de julio de 1933 informó de que los jardines del Poniente tenían «glorietas destinadas a recreos, consistentes en trampolines, columpios, anillas, toboganes, etc.».
m mañana a 11 de la noche en vera y de nueve de la mañana a rano se de la tarde en invierno. Los seis p paseos contaban con iluminaci suficiente y una campanición ta anunciaba el momento de la cl clausura. Entre las principales atraccion para el público infantil desnes ta tacaban las estatuas que circund daban dos de sus plazuelas: ‘La le lechera’, ‘Pinocho’, ‘Pipo y P Pipa’, ‘Lolín’, ‘Bobito’ y ‘Pichi’. «L citados muñecos han sido «Los p pintados con colores llamativ lo que aumenta la alegría vos, d los pequeñuelos, que tienen de antes sus ojos personajes que en su imaginación alguna vez tomaron calor de humanidad», señalaba El Norte de Castilla en septiembre. La inauguración consistió en un sencillo acto, presidido por el alcalde García Quintana, en el que se dispararon «algunas bombas»; lo amenizó la Unión Musical Vallisoletana, que comenzó el concierto, como era preceptivo, con el ‘Himno de Riego’. De inmediato, «una
muchedumbre de niños se adueñó de los recreos infantiles». En aquel momento, solo faltaban por construir dos pequeñas plazoletas, «un aguaducho, unos urinarios, una biblioteca infantil y una caseta para los guardias». Todo ello estaba listo a principios de 1935, incluido un quiosco cuyo arriendo mensual costaba 150 pesetas. También se instaló un bar, alquilado igualmente por el Consistorio. Tras una larga etapa de progresivo abandono, en la que incluso llegaron a desmantelarse aquellas divertidas esculturas infantiles, en 1998, ya con Francisco Javier León de la Riva al frente de la Alcaldía, se acometió una importante remodelación: se estrenaron una nueva plaza, dos pérgolas, un estanque y un grupo escultórico protagonizado por la imagen en bronce de Jorge Guillén. Estos dos últimos elementos fueron desmontados para proceder a la instalación provisional del Mercado del Val.
FUSIÓN DE FALANGE Y LAS JONS | 1934
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Día de luto en la puesta de largo del fascismo español La muerte de Ángel Abella tras la ceremonia de unión de Falange y las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, el 4 de marzo de 1934, incrementó la violencia política en Valladolid
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amentables por todos conceptos los incidentes que de que el domingo fue escenario nuestra ciudad. Ellos indican que las fórmulas de violencia que, desde campos opuestos, se preconizan para la conquista del Estado llegaron ya a nosotros, poniendo sobre nuestras calles, tradicionalmente pacíficas, una nota de barbarie». Fiel a su trayectoria liberal, El Norte de Castilla no ocultaba su repulsa a los tremendos sucesos acontecidos al calor de un evento que marcaría decisivamente el inmediato devenir del fascismo español. Ocurrió el 4 de marzo de 1934, fecha escogida por José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo para oficializar la fusión, acordada un mes antes, entre Falange Española y las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS). En el acto, celebrado en un Teatro Calderón a rebosar –se calcula que asistieron unas 5.000 personas–, hablaron Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos y Emilio Gutiérrez Palma, líder sindicalista de las JONS vallisoletanas. Tanto las intervenciones como, sobre todo, los sucesos que tendrían lugar a la salida demostraron la violenta polarización de las opciones políticas a esas alturas de la Segunda República. Para Ruiz de Alda, el cometido de FE-JONS no era otro que «crear, trabajar y combatir, crear una España nueva», pues la de entonces estaba regida por «un Estado inútil». El vallisoletano Onésimo Redondo, impulsor, en octubre de 1931, de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, cuya fusión con el grupo La Conquista del Estado de Ledesma Ramos dio lugar a las JONS, aseguró que España se encontraba «amenazada por las fieras rojas y el separatismo» y abogó por incorporar a la doctrina fascista «un espíritu hispano, francamente hispano, para no aparecer como imitadores». El combate «por la unidad de España» inspiró el discurso de Ramiro Ledesma Ramos, para quien era necesario «batirse con las or-
ganizaciones marxistas para destruirlas y arrebatarlas las masas». Finalmente, Primo de Rivera dibujó una España partida en tres pedazos: los separatismos locales, los partidos políticos y la lucha de clases. Calificó al socialismo de «tiranía implacable» y se mostró partidario de no tener programa «porque no es preciso».
Pero lo peor estaba por llegar; aunque varios efectivos dee policía a caballo hacían guardiaa por los alrededores del teatro para evitar enfrentamientos, a n la salida del mitin comenzaron los actos violentos. Grupos de militantes socialistas, incitados por un «comando de acción» liderado por Eusebio
MITIN EN EL CALDERÓN El 6 de marzo de 1934 El Norte de Castilla destacó en su portada los «violentos incidentes» registrados «a la salida del mitin celebrado el domingo en el teatro Calderón», mitigados por la «pronta y eficaz intervención de la fuerza pública». El periódico no dudó en calificarlos de «lamentables». Guardia Civil a caballo patrullando el 4 de marzo de 1934. :: AMVA
Instantánea de la ceremonia oficial de fusión entre Falange Española y las JONS en el Teatro Calderón.
G González, Luis Gutiérrez y Vícto Valseca, arremetieron contor tr quienes consideraban fastra ci cistas; ambos bandos se enzarza zaron a golpes y disparos por la ca Angustias y alrededores, calle ll llegando hasta la Acera de San F Francisco, Plaza Mayor y Rinco conada. El Norte de Castilla dio cu cuenta de los heridos más graves, ingresados ese mismo día en la Casa de Socorro: Emilio García, de 20 años; Víctor de la Cruz, de 27, y el capitán de Infantería Emilio Alvargonzález Matalobos, víctimas de disparos; también José Vidal, Ramón Moyano, tres labradores de la provincia, «un individuo apellidado Pineda» y Ángel Abella, todos ellos con fuertes contusiones. Además, un grupo de incontrolados trató de incendiar el domicilio social de Acción Popular Agraria. Pero fue sin duda la muerte del joven Ángel Abella García, estudiante de Medicina de 18 años, la nota más trágica de la jornada, la que marcaría el inmediato devenir de la violencia política en el Valladolid republicano. Tuvo lugar en la calle Zapico, por donde transitaba en compañía de Alejo Rodríguez. Ambos fueron interpelados por un grupo de entre ocho y diez personas, que les preguntaron por su filiación política. Al contestar que no pertenecían a partido alguno, se abalanzaron sobre ellos. Rodríguez pudo huir después de que le propinasen un puñetazo, pero Abella no tuvo escapatoria. Se ensañaron con él golpeándole con porras de hierro, palos y otros instrumentos contundentes, hasta dejarlo en el suelo medio muerto. Fallecería al día siguiente en la Casa de Socorro. Poco después serían detenidos, acusados de la autoría del horrible delito, el maestro nacional Francisco Calle Blanco, condenado a 14 años de cárcel, y Luis Rubio Lentijo, absuelto en el juicio. Calle, que pertenecía a las Juventudes Libertarias, terminaría siendo trasladado a otra prisión fuera de la provincia para evitar posibles represalias falangistas.
1934 | REVOLUCIÓN DE ASTURIAS
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Infantería y Caballería vigilando lugares estratégicos de Valladolid durante la revolución de 1934.
Amenaza revolucionaria contra la República La huelga de octubre de 1934, que en Valladolid capital p registró g un tímido seguimiento, se saldó con un guardia civil muerto y varios heridos en Medina de Rioseco
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n contubernio revolucionario de baja estofa, una afrenta contra la República, una traición contra la integridad de la patria: así interpretó ‘El Norte de Castilla’ los sucesos de octubre de 1934, cuando socialistas y anarquistas se lanzaron a una huelga revolucionaria especialmente intensa en Asturias. Aunque los sucesos de aquella jornada apenas tuvieron eco en la ciudad del Pisuerga, el diario decano de la prensa no dudó en editorializar en contra de la insurrección obrera más anunciada del momento. ‘¡Arriba España!’, se titulaba el batallador alegato antirrevolucionario publicado en portada el 10 de octubre de 1934. Aseguraba que lo ocurrido desde el día 5 no era solo una huelga revolucionaria «promovida por los llamados elementos marxistas», sino «un delito de alta traición perpetrado contra la integridad de la patria», en el que tampoco faltaron «turbias confabulaciones de
elementos que hasta hace poco gobernaron nuestro país». Preparado semanas antes por las fuerzas obreras integradas en la Casa del Pueblo, el movimiento revolucionario fue anunciado por el periódico ‘El Socialista’, órgano de expresión oficial del PSOE, nada más conocerse la composición del nuevo gobierno liderado por Alejandro Lerroux, en el que por primera vez participaban diri-
sgentes de la Confederación Española de Derechas Autónomas; este hecho, la entrada dee la CEDA en el gobierno, fue interpretado por socialistas y anarquistas como una afrenta o de la extrema derecha, un paso adelante en el desmantelamiento de una República que la izquierda consideraba patri-monio exclusivamente suyo. Y se lanzaron a la huelga. En
NO AL SEPARATISMO «El Gobierno español, recientemente constituido bajo la presidencia del ilustre español Alejandro Lerroux, aplasta el movimiento revolucionario y separatista. Autoridad, serenidad y energía». Así fue la portada de El Norte del 10 de octubre de 1934. Líder revolucionario leonés detenido por los sucesos de 1934.
Valladolid arrancó el viernes 5 de octubre de 1934, con especial incidencia en los Talleres del Norte y en determinados servicios municipales con destacada presencia del sindicato socialista. ‘El Norte de Castilla’ aseguraba que aquel día, «los acontecimientos revolucionarios se deslizaron con evidente moderación» y que las masas obreras, poco proclives a la insurrección, fueron llevadas por la fuerza y la coacción de sus dirigentes, entre ellos determinados concejales. Eso sí, ‘El Norte’, lo mismo que ‘Diario Regional’, no volvería a salir a la calle hasta el día 10 a causa de la huelga en los talleres tipográficos. Bares y comercios cerraron pero los servicios públicos apenas se vieron afectados. Tal y como ha escrito el profesor Palomares, entre los servicios municipales donde la huelga tuvo más incidencia figuraron el fielato, el matadero, los servicios de edificaciones y limpieza y algo menos en Vías y Obras. Aquella noche, la Sociedad Eléctrica no pudo disponer de guardias municipales para el encendido de la luz, por lo que las calles permanecieron algunas horas a oscuras. Al día siguiente los comercios decidieron abrir y los trabajadores fueron reintegrándose a sus puestos. El 7 de octubre significó, en la práctica, el canto del cisne de una huelga ya de por sí muy descafeinada: la declaración del Estado de Guerra por parte del capitán general, Nicolás Molero Lobo, puso fin a la experiencia revolucionaria vallisoletana. Era domingo y, a decir de ‘El Norte de Castilla’, por las calles reinaba el optimismo y la seguridad, los obreros volvían al trabajo y solo algunos «exaltados» seguían «en actitud de rebeldía». Pocos días después comenzaro las detenciones y registros ron d domiciliarios. A prisión fueron e enviados, el 26 de octubre, nuev funcionarios municipales, ve ac acusados del delito de «excitaci a la rebelión», mientras las ción fu fuerzas de orden público se ceb baban con el partido y el sindica socialistas. Junto a las dicato re rectivas de la Juventud Socialista y del Sindicato Ferroviario, fu fueron enviados a prisión Luis G Gutiérrez, presidente de la A Agrupación socialista local, y el ex concejal Fernández Cuevas, re responsable del servicio munici cipal de limpieza, entre otros. Más graves fueron los aconte tecimientos en la provincia, esp pecialmente en Tudela de Duero Medina del Campo y Mediro, n de Rioseco, pueblo este últina m donde obreros amotinados mo y fuerzas de la Guardia Civil protagonizaron enfrentamientos que provocaron la muerte de un sargento y heridas a un teniente y cuatro números del cuerpo. Llegaron tropas desde la capital para acabar con la resistencia obrera. La huelga revolucionaria se saldó en Valladolid con 80 detenciones, once absoluciones y dos condenas a muerte (Félix Fernández Donis, como jefe de la rebelión, y Ezequiel Casquete Gutiérrez, como autor de la muerte del sargento Mauro Andrés).
I VUELTA CICLISTA A ESPAÑA I 1935
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Valladolid estrena la Vuelta Ciclista a España El 29 de abril de 1935 arrancó la primera etapa de la ronda entre Madrid y la ciudad del Pisuerga, 185 kilómetros con llegada en la Acera de Recoletos; ganó el belga Dignef
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rancia tiene su vuelta, Italia también, Bélgica y Holanda lo mismo, y hasta Portugal. ¿Cómo no ha de preocuparnos el que nuestro primer ‘tour’ acabe en los mejores auspicios? La Vuelta a España, ya que ha empezado, hay que hacerla todos los años». Así opinaba El Norte de Castilla aquel 30 de abril de 1935, un día después de que echara a rodar la primera etapa de la recién estrenada Vuelta Ciclista a España, disputada entre Madrid y Valladolid. Semanas antes se había puesto en marcha en la ciudad del Pisuerga un Comité de Honor integrado por las principales autoridades del momento –alcalde, gobernador y presidente de la Diputación–, los redactores deportivos de los periódicos El Norte de Castilla, ‘Diario Regional’ y ‘Libertad’ y representantes del club de fútbol blanquivioleta. El ciclismo en España daba un salto cualitativo y escogía Valladolid para la primera gran competición de alcance internacional. A principios de 1935 se anunció a bombo y platillo la ambiciosa prueba española, impulsada por el diario madriáleño ‘Informaciones’, cuyas páginas deportivas dirigía el popular periodista Manuel G. Do-mingo, alias ‘Rienzi’. Con un recorrido total de 3.431 kilómetros, repartidos en 14 etapas, aquel primer certamen ci-oclista conocería solo dos ediciones, siendo interrumpido por ala Guerra Civil; ambas las ganaría un belga. Ya el 28 de febrero El Norte de Castilla saludaba con entua, siasmo el anuncio de la prueba, «la de mayor envergadura y transcendencia que se ha cele-s, brado en nuestra nación» pues, ra decir del rotativo, «ha despertado el máximo entusiasmo entre corredores y aficionados al pedal, que son legión innumerable, y la atención y el elogio del público en general». Ayuntamiento y Diputación contribuyeron con 1.000 pesetas de subvención cada uno. Aquel primer certamen contó con la participación de 50 ciclistas, 17 de ellos extranjeros (cuatro italianos, cinco belgas, cuatro franceses, dos
Los ciclistas se disponen a iniciar la segunda etapa de la Vuelta Ciclista a España desde la vallisoletana Acera de Recoletos.
UN COMPLETO MAPA El 30 de abril de 1935 El Norte de Castilla publicó un completo mapa con todas las etapas de la primera Vuelta Ciclista a España, que incluía las principales localidades de la ruta.
su suizos, un austriaco y un hola landés), a los que se distribuyó een dos equipos, uno azul y otro v verde, patrocinados, respectiv vamente, por Orbea y BH (B (Beistegui Hermanos); el único co corredor que compitió al marggen de ambas marcas fue el fr francés Rochefort, que lo hizo co con Candelas. Nicanor Marcos, p presidente del Valladolid Ciclo E Excursionista y delegado de la V Vuelta en la ciudad, se encargó d de tenerlo todo preparado para eel evento. La primera etapa entre Mad drid y Valladolid cubría un tota tal de 185 kilómetros y discurr rría por Las Rozas, Torrelodon nes, Villalba, Guadarrama, Alto d del León, San Rafael, Segovia, V Villacastín, Labajos, Sanchid drián, Montuenga, Olmedo, M Mojados y Boecillo, hasta la llegada a Valladolid. La meta se encontraba situada en la Acera de Recoletos, denominada entonces avenida de la República, concretamente en el número 11, esquina con la calle de Colmenares. Fuerzas de asalto y agentes de vigilancia se encargaron de mantener el orden. Lejos de trabajar en equipo, entre los españoles dominó el indi-
vidualismo y los extranjeros priel belga aprovechó para sacarle maron la nacionalidad por encima dos minutos de ventaja; ni corto de la pertenencia a alguna de las ni perezoso, el navarro reparó la dos marcas de bicicletas. La salida rueda y se lanzó a la persecución desde Madrid se verificó a las 8:44 de Dignef, alcanzándole en Mojade la mañana y el primer demarra- dos. Ambos corredores entraron je lo protagonizó el suizo Ammuy destacados en Boecillo. El berg a los 16 kilómetros, al navarro, en un alarde de paso por Las Rozas. Al cofuerza, subió el primero menzar la subida del la cuesta de la carretera Alto del León, el escade Madrid. pado aventajaba en La aparición de comás de dos minutos a ches de ‘Blanco y Neun grupo perseguidor gro’, ‘ABC’ y ‘El Diluliderado por Barral, Movio’, entre otros periódilinar y Ezquerra. El suizo, cos, anunció al público que coronó el Alto, fue al- Gustav Deloor expectante la inmediata canzado en la localidad llegada de los ciclistas. segoviana de Villacastín. Cientos de vallisoletanos gritaron El movimiento definitivo tenentusiasmados al verles enfilar los dría lugar a los 95 kilómetros, a últimos metros hasta la meta. punto de entrar el pelotón en LaPero los gritos de ánimo al correbajos, también en la provincia de dor navarro no fueron suficientes: Segovia, cuando el belga Antoine «Pocos metros antes de la meta, el Dignef y el navarro Mariano Cabelga, en una vigorosa y eficaz ñardó lanzaron un nuevo ataque; sprintada, logró adelantar a CaGardier, que trató de seguirles, ñardó, pisando la cinta seguido a rompió un cuadro y tras unos mouna rueda o poco más de Cañardó. mentos de desesperación, con láEl público había estallado en una grimas incluidas, logró repararlo. gran ovación», informaba El NorPero ya era demasiado tarde: el te de Castilla. Otros periódicos senavarro y el belga se jugarían la ñalaban que el navarro se vio perprimera etapa, que aún depararía judicado al tropezar su rueda con otra anécdota para el recuerdo. un raíl del tranvía, lo que le hizo Ocurrió cuando Cañardó pinchó y ceder en el sprint.
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1936 | COMIENZA LA GUERRA CIVIL
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Vallisoletanos en bicicleta y a pie saludan con el brazo en alto en la Plaza Mayor de la ciudad el primer día de la sublevación.
Estalla la Guerra Civil El levantamiento militar de julio de 1936 fue interpretado por El Norte de Castilla como consecuencia lógica, aunque indeseada, de la errónea política republicana
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n el fondo era el fracaso de quienes, como El Norte de Castilla, habían preconizado «una política de moderación y justicia»: el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, que terminaría provocando la Guerra Civil, lo interpretó el decano de la prensa española como una consecuencia lógica, aunque indeseada, de la «alegre inconsciencia» del Gobierno republicano. Un Gobierno que desde febrero de 1936, una vez materializado el triunfo de las izquierdas coaligadas en el Frente Popular, habría «impulsado a muchos españoles ecuánimes a extremos de violencia y rebeldía», según el diario. El 19 de julio, 48 horas después de que una parte del Ejército iniciara en el norte de África la rebelión contra el régimen republicano, Francisco de Cossío, director del periódico, editorializaba lo ocurrido incidiendo en lo que consideraba sus razones de fondo. «Hoy se recogen los frutos sangrientos de ese estado de cosas que el propio gobierno alimentaba con su pasividad y manifiesto maridaje con el internacionalismo revolucionario», podía leerse en la portada de El Norte de Castilla, que a cuatro columnas informaba de la «subversión militar» que se extendía por la Península desde el Protectorado de África. «El movimiento tiene el alcance de una reintegración nacional», rezaba uno de los cuatro titulares. Coherente con su posicionamiento contrario a la política desarrollada por el Frente Popular,
Cossío justificaba el golpe de estado con la esperanza de unaa restauración de la paz social: «Esta hora de rebeldía quiere ser la última hora de violencia na que prepare a los españoles una nvida de paz, de trabajo y de sentido nacional». Al igual que la mayor parte de los españoles, también él era incapaz de preiver los tres años de lucha cainita que se avecinaban. La sublevación de la guarni-ción de Melilla, ocurrida el día 17, alertó a los principales implicados en Valladolid, liderados por el general Andrés Saliquet Zumeta. Como informabaa El Norte de Castilla, el movinmiento vallisoletano «venía incubándose desde hace tiempo», pues «era casi público en su extensión y organización». Lo de Melilla, por tanto, fue «como un aviso que puso en tensión a los hombres de nuestra ciudad que anhelaban cooperar a la acción rescatadora». Saliquet y demás conspiradores (el teniente coronel Uzquiano, los comandantes Anselmo López Maristany y Luis Martín Montalvo, los capitanes Arrieta y Fernando Pardo, y el teniente de Caballería Gonzalo Silvela) aguardaban el momento oportuno en la finca que los hermanos Cuesta tenían en el término de Mucientes. Pensaban actuar el día 19, pero un suceso precipitó los acontecimientos. Lo contaba en portada El Norte de Castilla: eran las siete de la tarde del 18 de julio de 1936
ADHESIÓN UNÁNIME El 19 de julio de 1936 El Norte relató que «en Valladolid todas las fuerzas de Seguridad, Asalto, Guardia civil y Ejército» se sumaron «unánimemente al movimiento» de «reintegración nacional».
cuando los viandantes que paseaban por la plaza de Zorrilla veían llegar a «una camioneta de guardias de Asalto con la tercerola al brazo y dando gritos de ¡Viva España!». No eran más de media do-
ce y habían desobedecido las cena ó órdenes del gobernador civil, L Lavín, de dirigirse a MaLuis d drid; su proceder constituía u «nota de rebeldía que se una ex exteriorizó en vivas a España y br brazos con manos extendidas», ap apuntaba El Norte de Castilla, cu relato reflejaba la práctica cuyo u unanimidad que había concitad la rebelión en la ciudad: «Al do es estupor en los primeras mom mentos siguió inmediatamente una reacción y la gente que se había metido atropelladam mente en los portales saltó de el para corear los gritos de ellos lo guardias. Las fuerzas de los A Asalto regresaron de la plaza de T Tenerías al centro de la poblaci por diversos lugares». ción Lo cierto es que la rebelión h había comenzado antes de lo previsto y Saliquet se vio impelido a actuar. Su cometido no era otro que posesionarse de la División Militar, ubicada en el Palacio Real, frente a San Pablo. Para conseguirlo hubo de doblegar la resistencia del capitán general, Nicolás Molero Lobo, no sin antes asistir a un forcejeo saldado con tres víctimas: el abogado Emeterio Estefanía, por parte de los golpistas, y los comandantes Ruperto Riobóo y Ángel Liberal, que trabajaban con Molero. Poco tardaron los sublevados en hacerse con el control de los principales centros neurálgicos de la ciudad: el Gobierno Civil, del que se posesionó el general Miguel Ponte, el Ayuntamiento, la estación, la radio, Teléfonos
y Telégrafos. «La unanimidad del movimiento en Valladolid fue absoluta, y todas las autoridades, pasada la media noche, fueron sustituidas por los directores del Movimiento», señalaba El Norte, si bien es cierto que aún habrían de salvar un escollo importante: la Casa del Pueblo, rendida a tiros en la mañana del 19 de julio. Para socavar la moral de los activistas republicanos, un grupo de falangistas, una vez tomada la radio, bombardeó a la población con mensajes triunfalistas que inclinaban la balanza del lado de los insurgentes. Desde las 11 de la noche hasta la una menos cuarto de la madrugada radiaron lo acontecido en la capital, haciendo hincapié en la declaración del Estado de Guerra por parte del general Saliquet, cuyo bando publicó íntegramente El Norte de Castilla en la portada del 19 de julio; contenía 15 puntos y finalizaba reclamando «la colaboración activa de todas las personas patrióticas, amantes del orden y de la paz, que suspiraban por este movimiento, sin necesidad de que sean requeridas especialmente para ello». Mientras fuerzas del Regimiento de Farnesio número 10, de Caballería, salían a la calle para proclamar la ley marcial, Onésimo Redondo arengaba a los obreros del campo y de la ciudad desde la radio, animándolos a «que abandonen el marxismo y se sumen a Falange española». Según El Norte de Castilla, desde media noche «la tranquilidad reinó en la ciudad».
1939 | FINALIZA LA GUERRA CIVIL
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Desfile de oficiales nazis por el Campo Grande. :: ARCHIVO MUNICIPAL
Los Regulares a su paso por la Plaza Mayor vallisoletana en 1937.
Andrés Saliquet (derecha), líder de la sublevación en Valladolid, celebra la victoria con Franco en 1939.
La victoria se impone a la paz La caída de Madrid en manos del ejército sublevado, el 28 de marzo de 1939, se celebró en Valladolid con vivas a Franco, manifestaciones y balcones engalanados
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yer quedó deshecho el mito inconsistente y sin fundamento del ‘no pasarán’», se jactaba el editorial publicado por El Norte de Castilla el 29 de marzo de 1939, titulado, expresivamente, ‘Madrid’. Acompañaba a una imponente fotografía de Francisco Franco y venía a celebrar la caída de la capital de España en manos del ejército que tres años antes se había sublevado contra la legalidad republicana. La rendición de Madrid, el 28 de marzo de 1939, suponía el final de la guerra iniciada en julio de 1936, y la victoria definitiva del llamado bando nacional. Precedida de una durísima pugna interna en el seno del ejército republicano, esta se había resuelto finalmente a principios de mes, con el golpe de Estado del general Segismundo Casado; este pretendía, ingenuamente, pactar la rendición «de militar a militar» con el general Franco, y lograr así una salida digna a los combatientes por la República. El líder de la sublevación, sin embargo, no toleraba
otro final que la rendición sin condiciones; y así sucedió. Por si quedara alguna duda, el editorial de El Norte insistía en que en la caída de Madrid no había mediado transacción de ningún tipo ni negociación entre los contendientes, solo había actuado «la fuerza avasalladora de nuestras armas»; y que si dicho final no había llegado mucho antes se debía, únicamente, «a la magnanimidad, al elevado criterio, al temple del alma y la serenidad sorprendente del caudillo». En Valladolid los rumores que comenzaron a circular hacia las 11:00 de la mañana provocaron la reacción espontánea de los viandantes en forma de abrazos, vivas a España y a Franco y sonoros aplausos. De inmediato, algunos balcones lucieron los colores nacionales y de Falange mientras grupos de vallisoletanos organizaban manifestaciones callejeras que coreaban gritos de «Franco, Franco, Franco». Así hicieron, por ejemplo, algunos escolares junto a la Banda de Música de la Guardia Civil, orga-
nizaciones juveniles de Falan-ge y grupos de mujeres por lass calles céntricas. De hecho, a las 12 del mediodía los comercios cerraron y numerosos va-llisoletanos abandonaron el trabajo. Hasta los ferroviarios de la Compañía del Norte decidieron manifestarse a las cuatro de la tarde y marchar desde loss talleres hasta Capitanía para elogiar al ejército; pararon también en la plaza de San Miguel, frente a la sede de la Jefatura Militar de Ferrocarriles, y aplaudieron entusiasmados el discurso exaltado del capitán Navarro. La Plaza Mayor no tardó en abarrotarse de gente y hasta una banda de música alemana, perteneciente a la Legión Cóndor, se acercó para tocar en honor al «Ejército de Franco». Cuatro aviones encandilaron con sus acrobacias al público congregado a las dos de la tarde, 15 minutos antes de hacerse pública la noticia oficial de la caída de Madrid. Esta fue recibida con cohetes, bombas y morteros y, desde lue-
LA ESPADA DE FRANCO El Norte del 29 de marzo de 1939 dedicó su portada íntegra, con un retrato del general a gran tamaño, a glosar que Madrid había sido «reconquistado por la espada de Franco».
go, con una manifestación multitudinaria liderada por las máximas autoridades. La organizó la Jefatura Provincial de Propaganda, que entonces dirigía Demetrio Ramos Pérez, futuro catedrático de Historia de
A América en la Universidad vall llisoletana. Tras pasar por Duque de la V Victoria y Fuente Dorada, la m multitud se dirigió a la plaza de S Pablo apara elogiar al ejérSan ci representado por el genecito, ra jefe de la región, Marcial Baral rr García. rro Los congregados frente al P Palacio de Capitanía asistieron entusiasmados a los discursos de Barro y del gobernador civil, Emilio Aspe, y saludaron con elogios al jefe del Fascio italiano y a los representantes de la Alemania hitleriana (miembro del Consulado, vicecónsul y líder del Partido Nacionalsocialista), el otro gran aliado del ejército franquista. La intrínseca unión entre los sublevados y la Iglesia católica, expresada en el nacional-catolicismo triunfante, tampoco faltó en esta ocasión. Y es que el colofón de los actos por la rendición de Madrid consistió en una ‘Salve’ solemne en la Catedral, a las ocho de la tarde, ante la imagen de Nuestra Señora de San Lorenzo, patrona de la ciudad.
II GUERRA MUNDIAL | 1939
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La invasión alemana de Polonia desata la Segunda Guerra Mundial El 1 de septiembre de 1939, el ejército del Reich tomaba la ciudad de Danzing y anunciaba su imparable expansión territorial; tres años después, la contienda cambiaba de signo
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quel titular, escrito bajo el yugo censor del Franquismo pero también bajo el entusiasmo por la causa de la Alemania en guerra, justificaba la invasión nazi de Polonia al indicar que este país había rechazado «las proposiciones del Reich, y las tropas alemanas se ven obligadas a penetrar en territorio polaco». Era el 2 de septiembre de 1939. Con el ataque alemán a la ciudad portuaria de Danzing, de mayoría alemana pero de administración polaca, daba comienzo la Segunda Guerra Mundial. Las causas que condujeron a Europa a la segunda gran catástrofe bélica después de veinte años de finalizada la Primera Guerra Mundial son variadas. Al enfrentamiento ideológico entre la democracia parlamentaria y el nazifascismo de Alemania e Italia hay que sumar el afán de la Unión Soviética por propagar su ideología y recuperar los territorios perdidos en 1917; la política agresiva y militarista de Alemania, Italia y Japón, especialmente las acometidas nazis tras la anexión de Austria en 1938; el enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón por sus respectivas ambiciones neocolonialistas en el Pacífico y en el Lejano Oriente; y las consecuencias del Tratado de Versalles en términos territoriales y de imposición de restricciones y compensaciones a Alemania. Entre las causas inmediatas no conviene olvidar el pacto de no agresión (Pacto Ribbentrop-Molotov) entre Alemania y la Unión Soviética, el 23 de agosto de 1939 que, en el fondo, establecía el virtual reparto de Polonia y, sobre todo, el ataque alemán al corredor de Danzing el 1 de septiembre de 1939, con lo que Francia y Reino Unido parecían quedar aisladas de la URSS mientras que Alemania se veía con las manos libres para continuar con su expansión territorial. La Segunda Guerra Mundial, que se extendió de septiembre de 1939 a agosto de 1945, enfrentó nuevamente a dos bloques conformados ahora por los países del
Eje (Alemania, Italia, Japón y sus aliados) y los Aliados (URSS, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y China, entre otros). El escenario fue, básicamente, Europa, norte de África y Extremo Oriente. Se trata de la mayor y peor contienda que ha sufrido la humanidad hasta el momento, y entre las peculiaridades que la diferencian de lo
ocurrido entre 1914 y 1918 sobresalen su mayor dimensión y más terribles consecuencias, los combates en tierra, mar y aire en casi todo el mundo y ell hecho de tratarse de una guerra total (afectó tanto a milita-res como a civiles), tecnológicaa ay económica y con una inusitada capacidad destructiva.
INVASIÓN NAZI El 2 de septiembre de 1939 El Norte de Castilla, influido por el yugo censor del Franquismo y el entusiasmo por la causa alemana, justificaba la invasión nazi con el titular «Polonia rechaza las proposiciones del Reich, y las tropas alemanas se ven obligadas a penetrar en territorio polaco». Dos soldados en pleno ataque durante la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad alemana de Colonia, prácticamente destruida en su totalidad debido a los bombardeos.
En sus seis años de duración, la contienda pasó por diversas fa fases, desde las primeras e imp portantes victorias militares d Eje hasta el cambio de signo del d 1942-1943 a favor de los de A Aliados desembocando, en 19 1945, en el triunfo definitivo d estos últimos. Entre los hide to más importantes del inicial tos e empuje del ejército alemán sob bresale la entrada en París, a mediados de junio de 1940, precedida de la destrucción de las fortificaciones francesas de la línea Maginot: «La línea Maginot ha sido rota en una extensión de cien kilómetros, desde el Sur de Maubergge, hasta Carignay, al sureste de Sedán. Las unidades de carros de asalto franceses que se han opuesto a los nuestros fueron rechazadas, y las formaciones alemanas de tierra y aire persiguen al enemigo, que se retira hacia el oeste», explicaba el decano de la prensa española el 18 de mayo de 1940; un mes después, se confirmaba la noticia: «La mayor parte de los franceses que no han evacuado permanecían en sus casas con las persianas cerradas. La capital estaba silenciosa como una tumba. Los edificios y puentes están absolutamente intactos; pero se han hecho volar grandes fábricas en las afueras de la capital». Sin embargo, exitosas operaciones aliadas como la detención, por parte de los británicos, de la ofensiva sobre Egipto del Afrikacorps, el desastre nazi en Stalingrado o el célebre desembarco aliado en Normandía, en junio de 1944, anunciaban el derrumbe del Eje. «Las fuerzas alemanas se retiran de todas las posiciones al oeste de Saint Ló», informaba este periódico el 30 de julio de 1944, para corroborar, 15 días después: «Ha comenzado la retirada alemana de Normandía». Diez días más tarde, este periódico confirmaba la entrada de los Aliados en París y, en abril de 1945, el suicidio de Hitler después de que los tanques soviéticos aislasen Berlín. Cuatro meses después, la bomba atómica sobre Japón sellaba el final del devastador conflicto mundial.
1940 | INAUGURACIÓN DEL VIEJO JOSÉ ZORRILLA
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Un nuevo estadio para los amantes del fútbol El viejo Zorrilla, estrenado en noviembre de 1940 con victoria del Real Valladolid frente al Arenas de Guecho, se inauguró oficialmente dos años después
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l nuevo campo es hermoso y tiene un excelente emplazamiento, con un fondo de bello aspecto que le da el arbolado de la orilla del Pisuerga y las riberas que le enmarcan». De esta manera tan efusiva saludaba El Norte de Castilla el estreno, el 3 de noviembre de 1940, del estadio de fútbol que la ciudad venía demandando desde la década anterior. Para colmo, aquel día los aficionados vallisole-
tanos disfrutaron de una incontestable goleada del equipo local: 4-1 le endosó el Real Valladolid, a las órdenes entonces de Juan Bilbao (’Juanín’) al Arenas de Guecho en el partido correspondiente a la sexta jornada del Campeonato de Segunda División. El nuevo «Stádium Municipal», que aún no había sido bautizado con el nombre del insigne poeta, reemplazaba al vetusto campo de la Sociedad Taurina, situado junto
Un partido en el viejo estadio de fútbol con el edificio de Las Mercedes al fondo, en construcción. ::
AMVA
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a la plaza de toros, y quedaba emplazado «en el paseo de Zorrilla, a la derecha, camino de la Rubia, en terrenos de la », llamada finca de los Ingleses», precisaba el decano de la o prensa española, que tampoco ahorraba elogios hacia la nue-va edificación: «Tiene las dimensiones reglamentarias para jugar parti-dos internacionales y el terre-no de juego, con la alfombra de verde césped, se halla en excelentes condiciones. La y valla que le circunda está muy abien construida y su combinación, de colorido rojo y blanco, le da una agradable visualidad. Con amplio espacio ipara el cómodo paso del público y la debida separación de laa valla del terreno, tiene cuatro filas de amplios y cómodos asientos de cemento, con suficiente separación entre unas y otras». Como ha escrito José Miguel Ortega, desde mediados de los años treinta los aficionados de Valladolid reclamaban la construcción de nuevo estadio para disfrutar en condiciones del ‘deporte rey’. En efecto, ya en tiempos de Mariano Escribano Álvarez, alcalde entre octubre de 1934 y junio de 1935, se había planteado el proyecto con planos redactados por Adolfo Pierrad, artífice de la reconstruida Academia de Caballería. Frustrado por el estallido de la Guerra Civil, fue Jesús Rivero Meneses, antiguo directivo del equipo que en marzo de 1939 había
E antiguo José Zorrilla en el año 1973, en pleno Festival El G Gimnástico de Primavera. :: AMVA-ASOCIACIÓN DE LA PRENSA
UN HERMOSO CAMPO Así definió El Norte del 5 de noviembre de 1940 el estadio de fútbol construido por el Ayuntamiento «en lo que será Stádium Municipal». Alababa su «excelente emplazamiento» en el paseo de Zorrilla, «en terrenos de la llamada finca de los Ingleses», «con un fondo de bello aspecto que le da el arbolado».
sido nombrado jefe provincial del Movimiento y en agosto gobernador civil, el encargado de materia-
li lizarlo. Movió hilos en Madrid y, pese a las estrecheces presupuestarias del momento, convenció al alcalde, Luis Funoll y Mauro, quien a su vez encargó el proyecto al arquitecto municipal, Miguel Baz García. La redacción original incluía pistas de tenis, hockey y ciclismo, piscina y frontón, y detallaba el lugar de emplazamiento en unos terrenos «sitos a un centenar de metros de la tapia de la calle Álvarez Taladriz», que eran propiedad de Norberto Adulce y en los que hoy se levanta El Corte Inglés. Entre el precio desembolsado para comprar los terrenos (386.338,21 pesetas) y el coste de las obras (364.021,77), el montante total del «Nuevo Stadium» ascendió a 750.359,98 pesetas de la época, todo un dineral.
La construcción, que empleó mano de obra presidiaria, se realizó en un tiempo récord de nueve meses. Lo cierto es que no cabía comparación posible con el viejo ‘patatal’ de la Sociedad Taurina: el nuevo estadio tenía capacidad para 10.000 espectadores (ampliada más a delante a 22.000) y sus dimensiones superaban las medidas reglamentarias de 105 por 68 metros. Aun así, aquel 3 de no-
El proyecto original incluía piscina, frontón y pistas de tenis, hockey y ciclismo; fue construido por presos y costó 750.360 pesetas
viembre de 1940 todavía faltaba por levantar la tribuna correspondiente al «lateral de la parte que tiene por fondo la ribera del río (…), que será modernísima y de gran amplitud. Tendrá sesenta metros de línea con doce filas de asientos de cemento, y cuatro palcos centrales, con cabida para cerca de 2.000 espectadores», adelantaba El Norte. El nuevo campo nacía sin más denominación que la de «Estadio Municipal», y no sería hasta octubre de 1951 cuando, tras la pertinente aprobación de la Corporación municipal, adoptó el nombre de José Zorrilla, pues tanto los aficionados como la prensa local se venían refiriendo a él, desde un principio, como «el estadio del Paseo de Zorrilla». El estreno fue coronado con una contundente victoria del equipo local frente al Arenas de Guecho. Lizosoaín en dos ocasiones, Rufo y Las Heras fueron los artífices de los goles del Real Valladolid, entrenado entonces por Juan Bilbao, ‘Juanín’, y presidido por José Cantalapiedra. La inauguración oficial del recinto tendría lugar el 1 de febrero de 1942, nuevamente con victoria: esta vez por uno a cero frente a la Cultural Leonesa en un encuentro de la fase de Clasificación. Demolido definitivamente en julio de 1987, el viejo Zorrilla acogió encuentros del primer equipo de fútbol vallisoletano hasta febrero de 1982, fecha de la inauguración del estadio actual.
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1945 | BOMBAS NUCLEARES SOBRE JAPÓN
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
A la izquierda, la bomba atómica sobre Hiroshima. A la derecha, la que arrasó Nagasaki. El lanzamiento de ambas desencadenó el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Dos bombas atómicas sellan el final de la Segunda Guerra Mundial La tenaz resistencia japonesa llevó al presidente Truman, en agosto de 1945, a lanzar sendos artefactos sobre Hiroshima y Nagasaki, provocando más de 200.000 muertos
T
oda señal de vida ha quedado extinguida en Hiroshima. Hombres y animales, plantas e insectos, han perecido abrasados por el fuego o por el efecto de las horrísonas ondas de aire incendiado». La emisión de Radio Tokio, captada por Nueva York y publicada por El Norte de Castilla el 9 de agosto de 1945, no dejaba lugar a dudas: la bomba nuclear sellaba definitivamente el final de la Segunda Guerra Mundial. Era el último eslabón del conflicto, después de la rendición de Alemania y el suicidio de Hitler. De hecho, desde mediados de 1943 Estados Unidos se lanzó de lleno a combatir contra los japoneses. La producción masiva de aviones y barcos de guerra redobló más si cabe el potencial del ejército estadounidense. Si ya en el Pacífico suroccidental las tropas del general McArthur destruyeron los ejércitos japoneses en Nueva Guinea, en el Pacífico central, el almirante Nimitz los expulsaba de los archipiélagos Gilbert, Marshall y Marianas. Era mediados de 1944. En el mes de octubre, la batalla aeronaval de Leyte destruía a flota japo-
nesa que trataba de detener la invasión de Filipinas. Aun así, la lucha se alargó a causa de la tenaz resistencia nipona, que llegó a utilizar aviones kamikazes contra los barcos de Estados Unidos. Un paso más adelante se dio en 1945, con la conquista de las islas Iwo Jima y Okinawa por Estados Unidos. Pese a la situación desesperada de Japón, completamente cercado, las autoridades se negaban a rendirse. Fue entonces cuando el presidente Harry S. Truman tomó la drástica y polémica decisión de lanzar la bomba atómica. Sostenía Truman que, de no hacerlo, Estados Unidos y el resto de fuerzas aliadas se verían forzadas a realizar una invasión terrestre que costaría medio millón de vidas norteamericanas. También Winston Churchill, primer ministro de Reino Unido, apoyó la decisión. La primera bomba atómica, bautizada como ‘Little Boy’, fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. «El presidente Truman ha anunciado, por mediación de la Casa Blanca, que la bomba atómica ha sido utilizada por primera vez contra el Japón con una potencia igual a veinte
mil toneladas de trinitotolueno. ‘La bomba atómica es la el utilización del poder básico del Universo. La primera bomba ha osido arrojada sobre la base japoanesa de Hiroshima’. La declaraca ción dice que la bomba atómica abre una nueva etapa de revolución en la ciencia de la destrucción. La utilización por loss norteamericanos ha sido ‘una victoria en la carrera emprendida con los hombres de ciencia alemanes, para encontrar laa formar de dominar y poner en acción la energía atómica’». va Tres días después, una nueva bomba atómica, esta vez deno-minada ‘Fat Man’, era lanzada sobre Nagasaki: «Una segunda bomba atómica ha sido arrojada ayer por la aviación norteamericana contra el Japón, según se anuncia oficialmente. Esta vez, el objetivo ha sido la ciudad de Nagasaki. (...) Los resultados del ataque han sido (...) tan devastadores como el de Hiroshima», anunciaba El Norte de Castilla. Se calcula que el número de muertos provocado por ambos artefactos superó los 200.000. Pocos días después, Japón anunciaba su rendición incondicional: «La
FIN DE LA CONTIENDA El 15 de agosto de 1945 El Norte de Castilla informó a toda página del fin de la Segunda Guerra Mundial, tras capitular Japón a raíz de las bombas nucleares.
ag agencia Reuter comunica: ‘El Ja Japón ha aceptado el ofrecim miento de la capitulación’», pod leerse en El Norte de Castidía ll el 15 de agosto de 1945. lla La Segunda Guerra Mundial d un enorme reguero de dedejó sa sastres y víctimas. Cerca de la m mitad de los más de 50 millon de muertos fueron civiles. nes Ju Junto a la destrucción de ciudad e infraestructuras, sobrecodes g gieron los exterminios masivos d población judía y eslava, el de d desplazamiento forzoso de mill llones de personas y el desastroso balance económico. En térm minos territoriales, Japón e Itali vieron desaparecer sus impelia ri Alemania fue duramente rios, d desnazificada, dividida y su terr rritorio reducido en favor de P Polonia y de la URSS, que fue el E Estado más favorecido en este terreno. Estados Unidos se convirtió en una superpotencia, mientras el continente europeo se veía abocado a una pesarosa reconstrucción. El mundo que dejó la Segunda Guerra Mundial estaba fatalmente escindido en dos bloques antagónicos, el capitalista liderado por Estados Unidos y el comunista encabezado por la URSS.
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1945 | VISITA DE FRANCISCO FRANCO
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Franco se da un baño de masas en Valladolid 65.000 vallisoletanos aclamaron al jefe del Estado el 20 de mayo de 1945, en medio de un ambiente internacional hostil a la Dictadura
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alladolid ha tributado a su Caudillo, a su Jefe de Estado, la más soberbia y rotunda demostración de cariño, simpatía y adhesión que nunca otro Jefe de Estado recibiera por parte de sus habitantes». Resumía así El Norte de Castilla la apoteosis ciudadana vivida aquel 20 de mayo de 1945 en las calles de la ciudad. Aunque Francisco Franco había acudido para clausurar el Congreso Regional Agrario, la jornada significó mucho más: fue una afirmación patriótica en toda regla, en un contexto internacional amena-
Franco, en el balcón del Ayuntamiento el 20 de mayo de 1945.
Ayuntamiento de
Paredes dedeNava Paredes Nava en pleno Renacimiento
zante. Acababan de finalizar las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial y la nación española estaba siendo diplomáticamente hostigada por las potencias democráticas. Para el Régimen franquista, la vieja Castilla era el arquetipo de aquella España rural y campesina, austera y pobre que luchaba por la supervivencia, modelo crucial de aquella España unida y sufrida, pero también imperial, que se pretendía reeditar. Así quedó reflejado en 10 días del mes de mayo de 1945, en los que tuvo lugar el Congreso Regional Agrario, y volvería a afirmarse en
APOTEÓSICA ACOGIDA El 22 de mayo de 1945 El Norte de Castilla dedicó su portada íntegra a la visita de Franco dos días antes. Según el periódico, «Valladolid tributó al Caudillo un recibimiento apoteósico», que se manifestó en la «imponente muchedumbre» que se congregó en la Plaza Mayor a «escuchar y aclamar» al dictador.
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la jornada de clausura, presidida por el Jefe del Estado. Su llegada y los actos de aquel 20 de mayo de 1945 habrían de convertirse en un auténtico baño de masas. Franco apareció en Valladolid a las once menos cuarto de la mañana. La multitud congregada desbordó todas las previsiones. A su entrada por el Paseo del Príncipe del Campo Grande desfilaron miembros del cuerpo militar y del Frente de Juventudes. Hasta se edificó un gran arco triunfal adornado con banderas nacionales y de Falange. Frente a la Academia de Caballería se levantó una monumental tribuna desde donde presenciar los actos. Apareció el Caudillo vestido de capitán general, con camisa azul y boina roja. Le acompañaba Miguel Primo de Rivera, ministro de Agricultura y encargado de clausurar oficialmente el Congreso. Un voltear de campanas y la sirena de la Estación del Norte anunciaron su llegada. Miles de vallisoletanos se agolpaban en el paseo de Zorrilla y le seguían en manifestación hasta la tribuna. Los Huérfanos del Colegio de Santiago le saludaron con sus gorras de uniforme mientras el público gritaba «¡Franco, Franco!», «¡Franco, Falange!», «¡Viva el salvador de España!» y «¡Viva nuestro Caudillo!». El primer destino fue el Santuario Nacional de la Gran Promesa, que en esos momentos pretendía ampliar terrenos para construir el imponente «Alcázar de Cristo
La Plaza Mayor de Valladolid, abarrotada de ciudadanos durante el discurso del entonces jefe del Estado.
El general clausuró en la ciudad el Congreso Regional Agrario, y la multitud que acudió a recibirle desbordó todas las previsiones
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Rey». Franco recibió la famosa colección de nombres de los «caídos por Dios y por España» y salió del templo bajo palio. Ya en la Universidad, donde clausuró el Congreso Regional Agrario, fue recibido brazo en alto por el rector y demás autoridades académicas. Pero la apoteosis defi-
nitiva tendría lugar en el Ayuntamiento. En la Plaza Mayor se agolpaban 65.000 personas para asistir al discurso del Caudillo desde el balcón. Como era costumbre, ensalzó sobremanera aquellos valores que, supuestamente, distinguían a Castilla del resto de España, hasta el extremo de presentar-
la como modelo y arquetipo de los principios morales y políticos que el Régimen pretendía imponer: «Su viril firmeza y su ejecutoria de fidelidad», desde luego, pero también su pasado en tiempos «gloriosos». Mas el desafío crucial al que se enfrentaba la Dictadura franquista procedía de la esfera internacional. La conclusión de la Segunda Guerra Mundial, con la victoria de las fuerzas democráticas sobre las potencias fascistas, le ponía en una situación difícil. Era el momento, por tanto, de que España se presentara ante el mundo con otra cara distinta a la del compadreo con nazis y fascistas, la cara de la paz y la serenidad. El discurso del Caudillo en Valladolid obedeció a este guión: «Los sucesos que en el mundo internacional se desarrollan no hacen más que valorar la clarividencia del Movimiento nacional español, que ha permitido a nuestra nación salvarse de la más honda de las crisis por que el mundo ha pasado y le permiten hoy enfrentarse, segura y serena, con el porvenir». El final de la guerra, la creación de las Cortes, la aprobación del Fuero de los Españoles y la preparación de un nuevo código de Administración local fueron algunas de las pruebas aportadas para demostrar la institucionalización de un Régimen llamado, en palabras del Caudillo, a asegurar la paz mundial frente al avance del comunismo.
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1947 | LA PRIMERA DAMA ARGENTINA, EN CASTILLA Y LEÓN
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‘Evita’ Perón levanta pasiones La esposa del presidente de Argentina fue agasajada por miles de ciudadanos en su visita al Castillo de la Mota, en Medina del Campo, el 11 de junio de 1947
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a recibieron como embajadora de «paz y amor del pueblo hermano», la agasajaron con verdadero entusiasmo y su estancia, brevísima, fue suficiente para desatar pasiones. No era para menos: aquel mes de junio de 1947, María Eva Duarte de Perón, esposa del presidente de la República Argentina, refrendaba con su visita el anhelado pacto de su país con el arrinconado régimen del general Franco. Más allá del anecdotario al uso, incluidos los celos de doña Carmen Polo, la llegada de ‘Evita’ simbolizaba un balón de oxígeno para una España empobrecida y una Dictadura aislada en el panorama internacional. La decisión de la ONU de retirar los embajadores aún escocía entre los mandatarios franquistas, mientras que la penuria económica de postguerra demandaba acuerdos comerciales con urgencia. Por eso la visita de Eva Perón semejaba una suerte de pasajera salvación para aquella España en harapos. No conviene olvidar que, si ya en 1939, nada más finalizar la Guerra Civil, Argentina había reconocido oficialmentee al Gobierno de Franco, seis da años después, recién terminada el la Segunda Guerra Mundial, «el país hermano» votaba casi en solitario en contra de la exclusión de España de los foros internacionales. Si la Argentina de Juan Doimingo Perón, que se autocalifiecaba como antiimperialista, decidió apoyar con tanto entusiasmo al Gobierno de Franco fue, desde luego, por intereses políticos de calado. Sus objetivos más inmediatos pasaban por convertir al país en potencia hegemónica del continentee americano, cada vez más dependiente de Estados Unidos, y asegurarle un puesto privilegiado en el escenario internacional. El régimen franquista, por su parte, buscaba obtener legitimación internacional y una mayor presencia en el continente americano, además de conseguir alimentos con los que atenuar la penuria material provocada por la autarquía y el aislamiento internacional. Con tales pretensiones se firmarían, entre 1946 y 1949, tres acuerdos hispano-argentinos: el comercial de pagos (octubre de 1946), el protocolo Franco-Perón (abril de 1948) y el acuerdo complementario de marzo de 1949.
Eva Duarte de Perón, recibida por las autoridades y el propio Franco en junio de 1947.
CON CARMEN POLO El 12 de junio de 1947 El Norte recogió el paso por la provincia de Valladolid de ‘Evita’ Perón, de visita en España en representación del presidente de Argentina para celebrar tres importantes acuerdos bilaterales. La acompañaba Carmen Polo de Franco.
Gracias a ellos, Argentina, d desafiando el boicot de Nacion Unidas, envió a España nes 4 400.000 toneladas de trigo h hasta 1947 y 300.000 en 1948, o otras 120.000 toneladas de m en 1947 y 100.000 más al maíz añ siguiente, además de proaño v visiones de carne congelada, le legumbres, aceite, comestibles y otros productos. Con objeto de celebrar tales ac acuerdos, el Gobierno español cu cursó al general Perón una inv vitación formal para que visitase España pero este, reacio a ap aparecer ante la opinión pública internacional junto a Franco prefirió encomendar la visico, ta a su mujer que, no obstante, re recibió un trato protocolario p propio de un jefe de Estado. La finalidad de la misma era eminentemente propagandística. La esposa de Perón llegó al aeropuerto de Barajas el 8 de junio de 1947; hasta su partida desde Barcelona, el día 26, visitó 16 localidades en 18 días. Su periplo incluyó Ávila, Segovia y Medina del Campo. A esta última llegó a las cuatro menos cuarto de la tarde del 11 de junio. Era miércoles y la localidad no podía estar mejor engalanada para la ocasión: hasta tres arcos de triunfo se levantaron en honor a la esposa de Juan Domingo Perón.
La esposa del presidente de Argentina visitó 16 localidades en 18 días, en un viaje eminentemente propagandístico
‘Evita’ en la plaza del Azoguejo de Segovia. :: FOTO CEDIDA POR J. I. DAVÍA
«Medina saluda a las excelentísimas señoras de Perón y Franco», rezaba el primero, situado justamente a la entrada. Junto al edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca se levantó otro arco adornado con banderas y con el lema «Viva la República Argentina, viva España», mientras que en el tercero, próximo al paseo Nuevo y a la entrada de la carretera que conduce al Castillo de la Mota, podían leerse vivas a Franco y a Perón y un ardoroso «¡Arriba España!». Ni que decir tiene que los balcones y ventanas de Medina del Campo también se habían engalanado con banderas, colgaduras y, según el redactor de El Norte de Castilla, «magníficos tapices». Acompañaban a Eva Perón la esposa del Caudillo, Carmen Polo, el ministro de Agricultura, Carlos Rein, y otras autoridades. Antes de su llegada al Castillo de la Mota ya la habían cumplimentado el capitán general, Vicente Lafuente; el gobernador civil, Tomás Romojaro, y el presidente de la Diputación Provincial, Juan Represa. Lo mismo hizo el alcalde de la localidad, Leonardo de la Peña. Después de pasar revista al batallón número 47 de Artillería, la esposa del presidente argentino se dirigió a la fortaleza medinense, que desde 1942 era sede de la Escuela de Mandos José Antonio, de la Sección Femenina; allí la aguardaba la tercera protagonista del evento, Pilar Primo de Rivera, delegada de la Sección. Para dar mayor majestuosidad al acto, las almenas estaban ocupadas por «flechas de las Falanges Juveniles de Franco». Dos ramos de flores aguardaban a ‘Evita’ y a Carmen Polo a la entrada del castillo, en cuyo patio central un grupo de cursillistas, convenientemente formadas, representaron una curiosa «salutación medieval». Visitaron la capilla antes de almorzar. Según la crónica de aquel día, Eva Perón respondió con sentidos elogios a las explicaciones de Mercedes Sanz Bachiller, «jefa de la Escuela», quien detalló la labor desarrollada por la Sección Femenina No menos laudatorio era el editorial de aquel día, titulado «Medina del Campo por Castilla», pues interpretaba la visita de Eva Perón como un símbolo del «amor sentido por la Argentina a España».
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1948 | ASESINATO DE GANDHI
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El Mahatma Gandhi, líder del Partido del Congreso de la India, durante la famosa Marcha de la Sal de 1930.
Un extremista hindú mata a Gandhi Víctima del odio cruzado entre los radicales de la religión de su asesino y los musulmanes, el Mahatma murió en enero de 1948 tras recibir cuatro disparos cuando se dirigía al rezo comunitario
U
n desconocido ha disparado tres tiros de pistola contra el n mahatma Gandhi en la residencia de éste. Los médi-cos han acudido inmediatamente en auxilio de Gandhi. Gandhi murió a las 5.45 (hora local) en su residencia de Birla House, a consecuencia del atentado. Según nuevos inforo mes, no fueron tres sino cuatro los disparos que se hicieron contra él. Los médicos acudieron muy rápidamente en auxi-lio del mahatma, pero con todo, llegaron tarde». El 31 de enero de 1948, El n Norte de Castilla reproducía en sportada la noticia que dejó consternados a los habitantes de la India y, prácticamente, del mundo entero: Mohandas Karamchand Gandhi, el líder más destacado del movimiento independentista indio contra el dominio británico y ejemplo para millones de pacifistas del mundo por su decidida apuesta por la desobediencia civil no violenta, había sido asesinado.
CONMOCIÓN MUNDIAL El 31 de enero de 1948 El Norte de Castilla destacó en portada la muerte de Gandhi, una noticia que conmocionó al mundo.
Como señalaba este periódico cuando Gandhi «se dispoco, n a subir a un pequeño estranía d para iniciar las oraciones y do d dirigir después la palabra a sus se seguidores, un desconocido de u unos 30 a 35 años, que vestía u uniforme militar Kaki, hizo cu cuatro disparos contra Gandhi. (. Otros seguidores de Gand(...) h se abalanzaron sobre el asehi si que quedó en su poder. sino (. (...)». Lo había asesinado un ex extremista hindú, pues a esas al alturas, Gandhi era también v víctima de los odios exacerbad que tensionaban a la sociedos d india. dad Para comprender bien lo o ocurrido es preciso retrotraerse h hasta 1918, año en que Gandhi asumió el liderazgo del Partido del Congreso Nacional Indio, que desde 1885 luchaba contra el anticolonialismo británico y por la independencia del país. El Mahatma promovía la desobediencia civil apoyada en la no violencia y en la no colaboración, aspecto este último que implicaba la negativa a
pagar impuestos y el boicot a los productos, a la enseñanza y a los tribunales británicos. El éxito y la popularidad de Gandhi, que además abogaba por terminar con el sistema de castas, obligó a la metrópoli británica a conceder una amplia autonomía a la India en el año 1935, que conllevó la creación de un Gobierno y un Parlamento locales; sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió su entrada en vigor.
El líder del movimiento independentista indio era un ejemplo para millones de pacifistas por su rechazo a la violencia
Durante el conflicto, Gandhi se opuso a apoyar al Gobierno británico y redobló sus llamamientos a presionar por la independencia de la India, lo cual le granjeó críticas internas, pues algunos miembros de su partido consideraban moralmente inaceptable no combatir al nazismo. En agosto de 1942, Gandhi fue encarcelado; además, durante la campaña de represión perdió a su esposa, Kasturbá, que llevaba 18 meses encarcelada. En mayo de 1944 el Raj británico, temiendo que el Mahatma corriese la misma suerte, mandó liberarlo. Un año más tarde, el final de la Segunda Guerra Mundial facilitaba la independencia de la India. Esta, sin embargo, se produjo en medio de graves dificultades entre las dos principales comunidades religiosas, la musulmana y la hindú, lo que complicó el acuerdo. Finalmente, en 1947 se optó por el plan de partición (Plan Mountbatten) de la colonia en dos Estados: la Unión India, con mayoría hindú, que se convirtió en un país laico y parlamentario presidido por Nehru, y Pakistán, de mayoría musulmana y gobernado por Ali Jinnah, dirigente de la Liga Musulmana, formación que desde 1906 luchaba también por la independencia. Gandhi se opuso al plan de partición, pero también a todo enfrentamiento entre musulmanes e hindúes. Esta actitud le granjeó la enemistad de los extremistas de ambos lados. El 30 de enero de 1948, cuando se dirigía el rezo comunitario, fue asesinado en Nueva Delhi. Tenía 78 años. «La noticia de la muerte de Gandhi ha conmovido al pueblo entero. Algunos hombres y mujeres lloraban por las calles. El sentimiento invade toda la ciudad», informaba este periódico. Winston Churchill calificó el crimen de abominable y el presidente norteamericano, Harry S. Truman, habló de «pérdida mundial». Miles de personas se apresuraron a rendir homenaje al fallecido en su cuartel general, la Birla House, donde fue depositado el cadáver. El asesino, Nathuram Godse, era un activista partidario de la independencia de la India que, como Gandhi, también se había mostrado opuesto al plan de partición. Aunque en un primer momento se mantuvo fiel a la estrategia de desobediencia civil no violenta de Gandhi, finalmente cambió de opinión al considerarle cómplice de la división de la ex colonia y entender que favorecía a los musulmanes. En el juicio, celebrado en mayo de 1948, Godse reconoció haber asesinado a Gandhi, por lo que fue sentenciado a muerte. Lo ahorcaron en su celda junto a Narayan Apté, otro conspirador en el asesinato, el 15 de noviembre de 1949.
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1948 | ASCENSO DEL CLUB DE FÚTBOL
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El Real Valladolid ya es de Primera La victoria por 5-3 frente al Murcia en el viejo estadio Zorrilla, el 28 de marzo de 1948, le aseguró al equipo blanquivioleta el ascenso a la máxima categoría del fútbol español por primera vez en su historia
Antonio Barrios, entrenador del Real Valladolid cuando ascendió a la división de oro del fútbol español. :: ARCHIVO MUNICIPAL
P
ara los espectadores que esperaban una victoria neta del Valladolid sobre su adversario, con absoluta supremacía, seguramente que la pelea del domingo defraudaría sus esperanzas. A su entender, el Valladolid tenía que arrollar al enemigo que le tocó en suerte en este partido decisivo, no para el ascenso, sino para eludir inquietudes de última hora que pudieran poner en tela de juicio el entorchado». Así comenzaba la crónica de ‘Ceese’ del 30 de marzo de 1948, una noticia histórica para el Real Valladolid ocurrida dos días antes. Y es que si ya en esa temporada, 1947/1948, había regresado a Segunda División, ahora lograba ascender a la máxima categoría del fútbol español por primera vez en su historia. Lo logró tras ganar en el viejo estadio José Zorrilla 5-3 al Murcia, gracias a lo cual quedó campeón de Segunda División y ascendió a Primera junto al Deportivo de La Coruña. El periodista de El Norte no quiso ahorrar mérito alguno al equipo y en su crónica, al contrario de lo que opinaban muchos aficionados, remarcó que «fue un partido como todos o casi todos, con la tónica normal de fútbol. Los exigentes quieren que los 90 minutos sean de jugadas geniales, de dominio completo, sin darse cuenta que a lo largo de un encuentro, lo mismo el Valladolid que los equipos de más campanillas desarrollan un fútbol anodino, vulgar y que los momentos cumbres son los menos. Son precisamente esos pocos momentos lo que dan valor a las jugadas emocionantes y decisivas. (…) Así fue ayer: un primer tiempo de juego insulso, insulso con ráfagas de preocupación ante un posible empate o pérdida de puntos para una segunda parte interesante en extremo, con esa emoción que produce un jugador que bulle, corre, dribla y pasa al compañero en posición medida matemática. Tal hizo Coque dos o tres veces, con una concepción de jugada cerebral que demuestra la capacidad
Alineación blanquivioleta el día que venció al Real Murcia por 5-3.. de un jugador de primera calidad. club vallisoletano corresponEl colofón a una de ellas –gol de den en gran parte el triunfo dee Lasala– elevó el papel de este mulos colores realistas». Junto a chacho a alturas inmarcesibles y ambos, este periódico ensalza-fue premiada con cerrada y justa ba el buen hacer de todos los ovación. Nos gustó este parjugadores y, más aún, del atido por esa alternativa de entrenador, Antonio Bay bueno y malo en el que rrios, «que recoge hoy se pudo valorar esto en el fruto de sus desve-contraste con aquello». los y enseñanzas. ‘El El Norte de Castilla Viejo’ ha navegado dedicó un amplio espapor mares procelosos,, scio a «los forjadores de la con borrascas y tempesn victoria», comenzando tades que se alzaron en por el recientemente faJuan Represa su camino, hasta conllecido José Cantalapieducir a puerto seguro. dra, ex presidente del club «a quien Sólo él sabe de días de amargu-debe la ciudad que el equipo de su ra y sinsabores: justo es que re-nombre pueda hoy ostentar el orciba ahora el estímulo de un gullo de figurar en Primera Divigalardón que personalmente le sión. Su recuerdo irá unido para corresponde. Por ello nos complasiempre a la historia del Real Valla- cemos en expresarle la más efusidolid Deportivo, del que fue duva y cariñosa felicitación». rante tantos años rector moral y Eso sí, como informaba este pesostenedor material y económico». riódico un mes más tarde, el club En segundo lugar, Juan Reprenecesitaba realizar una inversión sa, presidente desde 1946, «a cuya de más de 500.000 pesetas para tenacidad y excelentes condiciomantenerse en la primera categones como deportista y director del ría: «El presidente, señor Represa,
EL MEJOR, COQUE El 30 de marzo de 1948 El Norte relató el ascenso histórico del club de fútbol de la ciudad a Primera tras un partido en el que destacó el juego de Coque.
co comenzó anunciando que el V Valladolid había liquidado tod sus deudas anteriores y endas ju jugado todos los gastos originad en la presente temporada, dos en la que, como se sabe, han si cuantiosos los desembolsido so (…) sos. En orden a la cuestión econ nómica, nervio de la reunión, se explayaron diversas fórmula para la consecución de una las d determinada cantidad (unas 5 500.000 pesetas) necesarias p afrontar los nuevos gastos para qu la situación del Real Vallaque d dolid en Primera División exige (...) Por otro lado se hiciege. ron cálculos sobre el aval de un número de socios en una cierta cantidad, así como otras fórmulas muy atendidas hasta conseguir un capital inicial fácilmente reintegrable». Salvo un efímero paso por Segunda División en la temporada 1958/1959, el Real Valladolid no se apearía de la máxima categoría durante 10 años consecutivos.
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REPÚBLICA POPULAR CHINA | 1949
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Mao impone el comunismo en China El 1 de octubre de 1949 nacía la República Popular del mayor país asiático tras varios años de combate entre comunistas y nacionalistas
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ao Tse Tung ha proclamado el nacimiento de la República Popular China y el establecimiento de su Gobierno central popular. Leyó la proclama ante el micrófono en una gran reunión celebrada en Pekín». Era el 2 de octubre de 1949 cuando El Norte de Castilla daba en portada el hito histórico ocurrido 24 horas antes: la lucha entre nacionalistas y comunistas se había decantado del lado de estos y nacía, por tanto, la República Popular China. El contexto internacional, que no puede obviarse, era el de la Guerra Fría, caracterizado por la lucha sin cuartel entre los dos bloques en los que se dividió el mundo tras la Segunda Guerra Mundial: el capitalista, liderado por Estados Unidos, y el comunista, encabezado por la URSS de Stalin. La tensión internacional se había trasladado rápidamente desde Europa hasta otras partes del mundo, especialmente Asia, pues al intento de las dos superpotencias de ampliar sus zonas de dominio se añadía el desarrollo de fuertes conflictos en la región. Uno de los más significativos e importantes tuvo lugar en China, país que desde antes de la Segunda Guerra Mundial se hallaba inmerso en una dura contienda civil. Nacionalistas y comunistas, que se habían aliado para expulsar al común enemigo japonés, no tardaron en reanudar sus enfrentamientos. De este modo, entre 1945 y 1949 el Partido Comunista Chino, liderado por Mao Tse-tung, luchó por instaurar un régimen socialista inspirado en el soviético, mientras que el Partido Nacionalista del Pueblo o Kuomintang, que dirigía Chiang Kai-shek, se mostraba más próximo a Occidente. A mediados de enero de 1949 la situación era crítica para estos últimos, sobre todo después de la caída de la ciudad de Xuzhou a manos del llamado Ejército Popular de Liberación. Mao no dudó entonces en lanzar unas duras condiciones para poner fin al enfrentamiento, como resaltaba este periódico el día 15: «La radio comunista ha difundido un anuncio sobre la situación actual, por Mao-Tse-Tung, que es
Chiang Kai-shek
principalmente una enumeración de las condiciones que, al parecer, pone el jefe rojo para la paz: castigo de los criminales de guerra –entre los que figura Chang Kaichek–; abolición de la constitución; desaparición del actual gobierno; reorganización del Ejército nacionalista; confiscación del capital burocrático; reforma agraria; derogación de todos los tratados que han vendido China a los países extranjeros. (...) La aceptación se considera aquí como una rendición incondicional». La resistencia de Chang Kaishek, que no tuvo más remedio que trasladarse a Cantón, fue efímera. Los comunistas se fueron haciendo progresivamente con el control de las principales ciudades, incluida Cantón, lo que con-
ANTE UN MICRÓFONO El 2 de octubre de 1949 El Norte de Castilla informaba en portada de que Mao Tse-tung, en una reunión en Pekín, había proclamado «la República Popular China y su Gobierno central». El dirigente «leyó la proclama ante el micrófono», según indicó el decano de la prensa española. El líder comunista chino Mao Tse-tung. :: ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID
fluyó, el 1 de octubre de 1949, en la proclamación de la República Popular desde la puerta de Tiananmen. El establecimiento del comunismo en China significó una gran victoria estratégica para la URSS en aquel contexto de Guerra Fría, por lo que rápidamente estableció relaciones con el nuevo régimen: «Rusia ha roto relaciones diplomáticas con la China nacionalista y ha reconocido a la República Popular China comunista», informaba este periódico el 4 de octubre de 1949;, y añadía que «el texto del telegrama de Gromiko» era el siguiente: «El Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ha recibido la declaración del Gobierno Central Popular de China de fecha 1 de octu tubre del presente año, con la p propuesta para el establecim miento de relaciones diplomáti ticas entre los pueblos de la Rep pública de China y de la Unión S Soviética. Habiendo examinad dicha declaración, el Gobierdo n soviético, guiado por el deno se de mantener relaciones seo am amistosas con el pueblo chino y convencido de que el Gobiern popular chino representa a no la mayoría de la población de d dicho país, ha decidido establece relaciones diplomáticas con cer e Gobierno de la República Poel p pular de China, y en su consecu cuencia, proceder al intercamb de embajadores». bio En poco tiempo, China com menzó a recibir ayuda económ de la URSS para iniciar tomica d los proyectos anunciados dos p Mao, que pasaban por impor p pulsar la colectivización agrai acometer una intensa inria, dustrialización del país y la construcción de las infraestructuras necesarias para llevar a cabo las transformaciones sociales y económicas anunciadas. De hecho, aunque un primer momento Mao estableció un sistema de economía mixto, enseguida transitó hacia un modelo estalinista bajo la asistencia de técnicos de la URSS. De igual manera, concentró todos los poderes del Estado y del partido y estableció el maoísmo como doctrina oficial del Partido Comunista en China.
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1950 | GUERRA DE COREA
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
Corea resucita el miedo a la bomba atómica La invasión del sur del país por tropas del norte comunista, el 25 de junio de 1950, inauguró el primer gran conflicto de la Guerra Fría
C
omo informaba El Norte de Castilla el 27 de junio de 1950, la invasión, dos días antes, del sur de Corea por el Estado del norte, «dominado por los comunistas», hacía que la situación mundial fuera «tensa y delicada». «Informes procedentes de la frontera indican que tropas de la República de Corea del Norte, dominada por los comunistas, han iniciado lo que parece ser una ofensiva en varios lugares de la línea fronteriza que se extiende a lo largo del paralelo 38 (…). De acuerdo con estos informes, las tropas del norte de Corea se apoderaron en las primeras horas de la mañana de una población que se encuentra a 64 kilómetros al noroeste de Seúl. También hay noticias de que las tropas del norte de Corea usaban tanques en la zona de Chunchun, a 80 kilómetros al norte de Seúl». Era la primera gran contienda de la Guerra Fría. Para entenderla, es preciso reparar en la situación de la zona tras el final de la Segunda Guerra Mundial, pues la península de Corea quedó dividida en dos zonas separadas por el paralelo 38: la zona norte, controlada por los comunistas y de influencia soviética, y la meridional, controlada por los estadounidenses. A pesar de los intentos de
ambas potencias, de la ONU y de otras iniciativas internacionales por unificar ambas zonas, no fue posible. Fue así como, a pesar de la retirada de los ejércitos de ocupación de la URSS y de Estados Unidos, laa división persistió: el norte, de gran riqueza industrial, quedaba dirigido por el Gobierno comunis-ta de Kim Il Sung, y el sur, de basee agraria, administrado por una dic-tadura militar, liderada por Syngman Rhee, favorable a Occidente.. El 25 de junio de 1950, tropas del norte comunista invadieron ell sur y conquistaron rápidamente buena parte del territorio. De inmediato, la ONU condenó la agresión y autorizó la intervención militar. Estados Unidos se encargó de dirigir la ofensiva al mando del general MacArthur, que consiguió llegar hasta las proximidades de la frontera china. La maquinaria de la Guerra Fría era un hecho. Los acontecimientos hicieron que reaccionase el Gobierno de Mao Tse Tung y que, junto con ayuda procedente de la URSS, interviniese en el conflicto del lado norcoreano. Cuando, por su parte, MacArthur exigió que le dieran plenos poderes para actuar, incluido el uso de bombas atómicas, el Gobierno estadounidense lo destituyó. Como señalaba El Norte de Castilla el 12 de abril de 1951, «el
Soldados estadounidenses en pleno combate en la Guerra de Corea. :: REUTERS
presidente Truman especifica-aba que los comandantes militares en ultramar debían ejercer suma prudencia en las declara-ciones públicas (…) y abstener-se de comunicaciones directas sobre política militar». Al final, los enfrentamientos entre el norte y el sur se es-o tabilizaron en torno al paralelo 38. El 27 de julio de 1953, después de tres años de lucha y desgaste, ambos bandos decidieron cesar las hostilidades con la firma del Armisticio de Panmunjong, mediante el quee nse restablecían las fronteras anteriores a la guerra: «Las armas de fuego han ca-llado al iniciarse oficialmente el armisticio y alto el fuego a
EEUU ENVIÓ ARMAS El 27 de junio de 1950 El Norte de Castilla dedicó el principal titular de su primera página a la Guerra de Corea, provocada por la invasión del sur del país por parte de sus vecinos comunistas del norte. El periódico alertaba de que la situación mundial era «tensa y delicada» y recogía que Estados Unidos había enviado armas y aviones al país atacado. Fosa común en la prisión de Taejon con 400 ciudadanos surcoreanos, asesinados por tropas de Pyongyang.
la dos de la tarde (hora espalas ñ ñola). Así ha terminado una «a «acción de policía» que se conv virtió en una de las guerras más la largas y costosas de la historia n norteamericana. Comenzó con e compromiso de las Naciones el U Unidas de rechazar la agresión y ha terminado casi donde emp pezó en una ‘pagoda de paz’ esp pecialmente construida en P Panmunjon, muy cerca del para ralelo 38. (…) El comandante del VIII ejérci general Taylor, dio la orcito, d de «alto el fuego» a las diez den d la noche dos de la tarde, de h hora española). La orden fue ra radiada en nueve idiomas por la estación emisora de las fuerza armadas». zas La Guerra de Corea supuso la m muerte de cerca de millón y medio de personas y la entrada de China como nuevo actor político en la Guerra Fría. También supuso el refuerzo del papel de Estados Unidos en la zona, pues estableció una serie de bases militares con objeto de frenar la expansión del comunismo. Además el conflicto coreano aceleró la carrera de armamentos, que sería una de las principales características de este periodo histórico, subrayó el papel estratégico de Japón como aliado de Estados Unidos, refrendó el miedo a la bomba atómica como unas de las características de la Guerra Fría y fue, en definitiva, la primera ‘guerra limitada’ del periodo.
Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
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